Culturas americanas y europeas
PAQUIMÉ
(Casas Grandes)
Casas Grandes, Matt Peeples (CC BY-NC SA)
Casas Grandes o Paquimé fue una
importante ciudad precolombina que floreció debido a sus extensas redes
comerciales entre c. 1150/1200 - 1450 EC en el noroeste del actual
Chihuahua, México. Paquimé es uno de los sitios arqueológicos más grandes e importantes
de la región de Oasisamérica, y la ciudad jugó un papel clave en la transmisión
de bienes y conocimiento entre las culturas del suroeste del desierto
precolombino y aquellas de Mesoamérica. La construcción de Paquimé se atribuye
ampliamente a personas que demostraron las marcadas características de la
cultura mogollón, que existió desde el c. 200 - 1450 EC en lo que es el sur de
Nuevo México y Arizona, así como el norte de México, pero continúa un animado
debate académico sobre las etnias exactas y los orígenes de los pueblos que
vivieron y fundaron Paquimé. Aunque solo el 20% del sitio ha sido excavado y
examinado, la UNESCO designó a Paquimé como Patrimonio de la Humanidad en 1998
EC.
Geografía
y Orígenes
Situada al pie de la Sierra Madre Occidental
y la cabecera del río Casas Grandes, Paquimé se encuentra en lo que hoy es el
estado mexicano de Chihuahua. Bendecida en términos de hidrología, Paquimé se
ubica entre muchos ríos: el río Bavispe y el río Yaqui se encuentran al oeste
de la Sierra Madre, y el río Bravo y río Carmen al este. La ciudad está a 56 km
al sur de la ciudad de Janos y 240 km al noroeste de la ciudad de Chihuahua. La
zona arqueológica de Paquimé abarca 146 hectáreas, y la ciudad cubrió más de
750,000 m2 en su apogeo (27 veces más grandes que Pueblo Bonito en el Cañón del
Chaco). La periferia de Paquimé incluía aproximadamente 10,000 habitantes
adicionales. Cercas de Paquimé existían alrededor de 350 asentamientos de
diversos tamaños, pero eruditos y arqueólogos creen que la zona de influencia
política de Paquimé solo se extendía unos 30 kilómetros del centro de la
ciudad.
La región había estado habitada por pueblos
indígenas por miles de años antes de que la comunidad de Paquimé empezara a
fusionarse en una comunidad organizaba de tamaño considerable en la segunda
mitad del siglo XII EC. Los primeros habitantes eran agricultores sedentarios
que construyeron chozas alrededor de plazas abiertas, cazando animales salvajes
por comida. El maíz era el cultivo básico, pero también se cultivaban agave,
mezquite, piñón, calabaza y nueces.
Muchos eruditos y arqueólogos caracterizan a
Paquimé como el sitio prehistórico más grande y complejo en el suroeste del
desierto con un alto grado de complejidad sociopolítica. Sin embargo, el
génesis exacto de Paquimé alrededor del c. 1200 EC sigue siendo un tema de
mucha especulación y debate feroz. Paquimé surge como centro político y
cultural en un periodo inmediatamente posterior a un declive y dispersión
masivos de las poblaciones de los anasazi, mogollón y hohokam entre el 1150 -
1300 EC. Mientras algunos eruditos explican el rápido ascenso a la prominencia
de Paquimé a través de una serie de migraciones hacia el sur por habitantes
pertenecientes a aquellas culturas, otros ven un origen más localizado para el
espectacular ascenso de Paquimé
Auge y
Caída de Paquimé
Las excavaciones por arqueólogos atestiguan
que Paquimé mantenía vínculos mucho más fuertes con Mesoamérica que las
culturas anasazi o hohokam: campanas de cobre, collares, conchas de moluscos marinos
y esqueletos y plumas de guacamayos rojos y verdes apuntan a una red de
comercio cercano entre los habitantes de Paquimé y las grandes ciudades de
Mesoamérica. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los habitantes de Paquimé,
en formas que recuerdan a la cultura hohokam que floreció en lo que es hoy el
estado americano de Arizona, utilizaron técnicas avanzadas de irrigación y
reservorios subterráneos para asegurar el flujo de agua dulce a los habitantes
de la ciudad. También se emplearon frecuentemente adornos arquitectónicos y
artísticos que recuerdan a las culturas anasazi y mogollón.
Paquimé, en su apogeo, era una ciudad
rica y probablemente cosmopolita gobernada por una élite sacerdotal en la que
se puede presumir que muchos habitantes hablaban varios idiomas, adorando a su
vez deidades mesoamericanas como Tláloc, Xipe Tótec y Quetzalcóatl, además de deidades locales. Se estima
que Paquimé atendió una población de alrededor 2,000 - 4,000 habitantes, muchos
de los cuales construyeron su sustento en el intercambio, comercio y producción
artesanal. Mientras que otras culturas, como la anasazi, sufrieron sequías,
hambrunas y violencia generalizada en los siglos XII y XIII EC, el área
alrededor de Paquimé permaneció rica en recursos naturales, en virtud de estar
posicionada en un valle fértil rodeado de ríos, y en una ubicación estratégica
en el cruce del comercio entre Mesoamérica y Oasisamérica.
Se cree que alrededor del año 1340 EC,
Paquimé fue incendiada y posteriormente reconstruida. El periodo entre el 1350
- 1450 EC fue un periodo de declive social y estructural, a pesar del continuo
crecimiento poblacional. Evidencia de este declive se encuentra en la
apresurada alteración de los antiguos espacios públicos en espacios habitables
para nuevas residencias y el entierro de los muertos en los sistemas de
irrigación. El colapso definitivo de Paquimé es tan misterioso como su
fundación. Hace algunas décadas, algunos eruditos teorizaron que la
interrupción en las rutas comerciales por el belicoso Imperio purépecha podría
haber precipitado el declive de Paquimé. Si bien es posible que una sequía
prolongada, o incluso un terremoto, hayan contribuido a su abandono, los
arqueólogos ven signos de violencia humana en las ruinas de Paquimé. El yeso
quemado a lo largo de los muros de Paquimé y el descubrimiento de cientos de
esqueletos alrededor de la ciudad apuntan a algo completamente más macabro. Los
artículos rituales y las plazas públicas parecen haber sido profanados, y los
animales aparentemente murieron de hambre dentro de sus propios corrales.
Cuando los españoles llegaron a la región un siglo después del abandono de
Paquimé, se preguntaron por el destino de los habitantes de la ciudad. De
acuerdo a Baltasar de Obregón (b. 1534 EC), el primer español en visitar
Paquimé después de la conquista de los mexicas en 1521 EC, los indígenas
locales le contaron que los antiguos habitantes habían viajado por seis días
hacia el norte después de una brutal guerra,
para no volver nunca más a la región.
Arquitectura
y Arte
Los arqueólogos creen que Paquimé fue construido
sobre estructuras anteriores diseñadas por el pueblo mogollón entre el 700 -
1200 EC, quizás casas excavadas en una formación de aldea. Paquimé, en su
apogeo, contenía 2000 habitaciones, lo que la convierte en uno de los
asentamientos pueblo más grande. Sus enormes bloques de habitaciones todavía se
elevan a unos 10 - 12 metros de altura, y varias estructuras tienen varios
pisos de altura. Más tarde, los habitantes erigieron estructuras cuidadosamente
planificadas pero sofisticadas en un diseño complejo construido en adobe; la
mampostería también es evidente en el revestimiento de los pozos, el cual pudo
haber sido introducido a Paquimé por los mesoamericanos.
Cuenco de Cerámica de Casas Grandes (Paquimé)
México
James Blake Wiener
(CC BY-NC SA)
La ciudad incluye montículos de plataforma,
vastas plazas para uso público y mercantil, corrales especializados para la
cría de guacamayos y pavos, y dos campos, para el juego de pelota, en forma de
I construidos en un estilo similar a aquellos encontrados en Mesoamérica.
También hay montículos de efigie y montículos ceremoniales en Paquimé. Un
montículo ceremonial tiene la forma de serpiente emplumada, el cual podría
haber estado dedicado al dios mesoamericano Quetzalcóatl. Otro montículo tiene forma de pavo o alguna
especie de ave. También se pueden encontrar un baño de sudor, patios privados,
cementerios y varios espacios de almacenamiento ceremonial a través de Paquimé.
El sitio tiene puertas en forma de T y columnatas cuadradas al igual que los
sitios anasazi en el Cañón del Chaco. Sin embargo, a diferencia de otros sitios
en el desierto, Paquimé no tiene kivas (cámaras
ceremoniales subterráneas).
Paquimé es conocida por un tipo particular de
estilo cerámico utilizado en alfarería, cuencos y efigies: Ramos Polícromo.
Este estilo está definido por una pasta de color blanco a gris claro y una
superficie de trabajo con líneas finas de color rojo y negro. Los adornos
llamativos, a menudo triangulares, se combinan con otras formas como círculos y
rectángulos, que se representan en un estilo geométrico con diseño negro. Los
artesanos de Paquimé regularmente usaban formas de vida como guacamayos,
serpientes y humanos usando el tipo Ramos Polícromo, dando a muchas vasijas una
apariencia escultural impresionante.
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CULTURA
SALADO
Monumento Nacional
Tonto. Al… Hikes AZ (CC BY-NC SA)
La cultura salado es un término utilizado por
historiadores y arqueólogos para describir una cultura precolombina del
suroeste que floreció entre 1200 y 1450 en la cuenca del Tonto, en lo que
hoy es el sur de los actuales estados de Arizona y Nuevo México. Aunque los
estudiosos siguen debatiendo sobre los orígenes exactos de la cultura salado y
sobre su desaparición, existe cierto consenso entre ellos y los arqueólogos en
que la cultura salado tenía un arte, tradiciones arquitectónicas y prácticas
funerarias distintivas que la diferenciaban de sus vecinos anasazi, mogollón y
hohokam. Entre las antiguas culturas del suroeste de Estados Unidos, la cultura
salado destaca especialmente por sus impresionantes diseños iconográficos y su
producción de cerámica. El arqueólogo estadounidense Harold Gladwin (1883-1983)
fue el primero en analizar estos rasgos culturales y un estilo artístico
compartido en la década de 1920, y se refirió a esta cultura indígena como el
"salado". El nombre proviene del río Salado, que fluye a través del
valle de su génesis cultural.
Prehistoria
y geografía
La zona de Tonto Basin y sus alrededores
forma parte de una gran cuenca intermontañosa, que facilitó el asentamiento
humano al ser rica en recursos naturales. El río Salado atraviesa el este de
Arizona, cortando las Montañas Blancas hasta cruzarse con el río Gila en lo que
hoy es el centro de Arizona. La tierra es sorprendentemente fértil y en ella
crece una variada flora en una serie de microambientes interrelacionados:
nogales, sicomoros, mezquites, cactus saguaro y jojoba. Incluso hay pinares y
enebros a mayor altitud, además de otras plantas con flores que producen frutos
secos. También abunda la caza salvaje: ciervos, conejos y codornices frecuentan
la zona.
Las tierras que llegó a ocupar la cultura
salado ya estaban habitadas mucho antes de la aparición de los salado. (Los
académicos suelen hacer referencia a su espectacular aparición como el
"fenómeno salado"). El trabajo de los arqueólogos en los últimos años
ha demostrado que los humanos han habitado la cuenca del Tonto desde c. 5000
a.C. En lo que en su día se consideró el corazón del Salado se localizan varios
yacimientos paleoindios de mamuts muertos, y hay indicios de que los indígenas
construyeron pequeñas viviendas en los acantilados en una fecha tan temprana como
el 3500 a.C. La ocupación permanente, sin embargo, data de c. 100-600 a.C.,
cuando los pueblos pertenecientes a los mogollones se asentaron en las partes
orientales de esta región y dejaron fragmentos de cerámica como prueba de su
presencia. Entre 600 y 750 d.C., los hohokam se trasladaron a la cuenca del
Tonto desde las proximidades de la actual ciudad de Phoenix (Arizona). Los
hohokam construyeron sus omnipresentes casas-pozo, complejos canales de
irrigación y cultivaron maíz, calabaza, judías y algodón. A pesar de la
presencia de restos de cerámica que atestiguan que los Hohokam ocuparon la
cuenca del Tonto durante al menos 300 años, los arqueólogos e historiadores no
se ponen de acuerdo sobre si los Hohokam acabaron abandonando la región para
regresar a la cuenca del Phoenix alrededor del año 1150 d.C.
Entrada, Monumento nacional
Tonto
Muchos restos arqueológicos y artefactos
pertenecientes a los mogollones y los hohokam fueron destruidos debido a la
construcción del embalse del lago Theodore Roosevelt y de una presa de
mampostería en 1911. (Desgraciadamente, la construcción de este mismo lago destruyó
también innumerables restos arqueológicos de la cultura salado). En general, se
cree que en la región se produjo un alto nivel de intercambio cultural entre
los pueblos mogollón y hohokam antes de la llegada de los recién llegados.
Formación
de la cultura salado
Los siglos XII y XIII fueron cruciales en la
formación y posterior desarrollo cultural de los pueblos indígenas del antiguo
suroeste. Los datos medioambientales muestran que a años de sequía les
siguieron años de lluvias torrenciales e inundaciones en la región de lo que
hoy es Arizona, Nuevo México, Colorado y Utah. La privación causada por las
tensiones medioambientales, combinada con el caos social y el desorden
político, probablemente provocó la migración de muchos pueblos, pero
especialmente de los anasazis, en busca de tierras fértiles cerca del río
Pequeño Colorado (en Arizona), el río Grande (en Nuevo México) y la Cuenca del
Tonto (en Arizona).
Entre 1200 y 1300, los anasazis (y
probablemente también algunos mogollones) entraron en la cuenca del Tonto y se
encontraron con otras comunidades mogollón y hohokam. Aquí, las tres culturas
se mezclaron socialmente y se casaron entre sí, adoptando o adaptando nuevas
prácticas culturales en función de la utilidad y la necesidad. Los arqueólogos
han debatido la génesis de la cultura salado desde la década de 1920. Algunos
explicaron y teorizaron el surgimiento de la cultura salado como una mezcla de
poblaciones mogollón y hohokam, hohokam y anasazis, o incluso como un
subconjunto de la tradición cultural hohokam. En las últimas dos décadas, los
arqueólogos han llegado a considerar el surgimiento de la cultura salado de
manera similar a la perspectiva propuesta por primera vez por Harold Gladwin.
Es probable que la cultura salado sea realmente el resultado final de una
amalgama de las culturas mogollón, hohokam y anasazis y sus respectivas
poblaciones, un verdadero crisol cultural en el antiguo suroeste. El desarrollo
de la cultura salado puede entenderse entonces mejor como el resultado de la
migración y la evolución cultural localizada in situ.
Cultura e
historia de los salado
Los miembros de la cultura salado
construyeron pequeñas aldeas o caseríos, así como estructuras de fosa poco
profundas. También construyeron pequeñas plataformas ceremoniales, canales de
irrigación, pueblos de varios pisos hechos de adobe y viviendas en acantilados
hacia el año 1300. Se encuentran puertas en forma de T como las del Cañón
Chaco, Mesa Verde, Wupatki y Casas Grandes, lo que sugiere una fuerte
influencia de los anasazis y mogollón en la arquitectura de los salado.
Curiosamente, sin embargo, no se encuentran kivas en los sitios asociados con
la cultura salado, y las estructuras salado a menudo estaban rodeadas de muros
de piedra, que ocupan un lugar destacado en las tradiciones arquitectónicas
hohokam. (Cabe señalar también que muchas construcciones salado se asientan
sobre antiguas residencias hohokam en la Cuenca del Tonto). Los espacios de
almacenamiento se reservaban para los bienes agrícolas y artesanales, y el espacio
se asignaba generalmente según su finalidad.
Vasija policroma de los salado
US-NPS (Punlic Domain)
Los pueblos salado más grandes llegaron
a albergar hasta 1500 personas, y otros asentamientos contaban con
impresionantes recintos de entre 30 y 100 habitaciones. En el Monumento
Nacional de Tonto, en Arizona, todavía se pueden ver las viviendas Upper y
Lower Cliff Dwelling, que abarcaban más de 50 habitaciones en complejos de dos
plantas. Ocupado originalmente entre 1225 y 1400 y situado cerca de lo que hoy
es Globe (Arizona), Besh-Ba-Gowah contaba con un pueblo de varios pisos con 200
habitaciones. Besh-Ba-Gowah fue uno de los mayores asentamientos de los salado
que han encontrado los arqueólogos. La Cuenca del Tonto puede haber albergado
hasta 10.000 personas durante su ocupación por la cultura salado, aunque es
difícil estimar una cifra más precisa.
Quienes pertenecían al grupo cultural salado
cultivaban maíz, algodón, calabaza y amaranto, así como frijol. También
cultivaban agave y utilizaban la yuca para tejer sandalias, esteras y cestas.
El grupo cultural salado comerciaba extensamente con sus vecinos del suroeste,
y su cerámica - comúnmente conocida como "loza roja Roosevelt",
"loza roja salado" o "salado policromo" - se ha encontrado
en lugares tan lejanos como Casas Grandes, en lo que hoy es Chihuahua, México,
donde era muy apreciada. La cerámica salado muestra una llamativa combinación
de colores blanco, negro y rojo en formas y líneas geométricas con
características compositivas adicionales. Muchos arqueólogos concluyen que,
entre las tradiciones cerámicas del antiguo suroeste, la del salado era la que
más se comercializaba.
Al principio, el grupo cultural salado
enterraba e incineraba a sus muertos. (Los anasazis y mogollón enterraban a sus
muertos, mientras que los hohokam incineraban a los suyos). Los arqueólogos han
desenterrado los restos de muchos individuos que fueron enterrados en posición
supina. Los muertos salado se depositaban en plazas o patios; en Besh-Ba-Gowah,
los arqueólogos han descubierto 150 esqueletos de su plaza central. Algunas
tumbas están llenas de lo que parecen ser ofrendas rituales, como vasijas,
piedras preciosas o minerales, e incluso muebles. Esto ha llevado a algunos
arqueólogos a teorizar que la colocación de los muertos reflejaba la jerarquía
social indígena de una comunidad salada. Poco se sabe sobre las costumbres o
prácticas religiosas del grupo cultural salado, ya que a los investigadores les
resulta difícil diferenciar los objetos religiosos de otros artefactos.
Colapso de la cultura
salado
La desaparición de la cultura salado sigue
siendo otro misterio para muchos en el suroeste antiguo. Se sabe que después
del año 1350, los cambios climáticos afectaron negativamente a los
asentamientos de los salado en Arizona y Nuevo México. La zona de la cuenca del
Tonto y sus alrededores se volvió más seca en el siglo XIV, pero también hubo
períodos de inundaciones devastadoras y hambrunas. Es creíble que algunos
habitantes comenzaran a trasladarse a asentamientos más grandes del Salado o a
otros lugares a partir de finales del siglo XIV, y este patrón de emigración
continuó o incluso se aceleró en el siglo XV. Algunos arqueólogos han
especulado que muchas comunidades se derrumbaron cuando los campos de regadío
fueron destruidos por las inundaciones y la salinización, lo que dificultó la
producción agrícola en las granjas salado. Esto es exactamente lo que ocurrió
en Pillar Mound, en Arizona, que quedó desierto después de que una inundación
torrencial destruyera sus canales de riego. Hay indicios de luchas entre
comunidades en Besh-Ba-Gowah, y es posible que la violencia también fomentara
la migración en masa. Las tradiciones orales de los nativos americanos cuentan
que algunos miembros del grupo cultural salado emigraron hacia el norte y el
noreste para unirse a las comunidades hopi y zuni, otros se unieron a los
pueblos a lo largo del río Grande, en lo que hoy es Nuevo México, y otros se
desplazaron hacia el sur, hacia Casas Grandes.
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CULTURA
DE HALLSTATT
Reconstrucciones de
edificios de Hallstatt
S. Lizenz (Public
Domain)
La cultura de Hallstatt floreció en Europa central entre los siglos VIII y VI
a.C. y debe su nombre al yacimiento austriaco homónimo. El periodo
completo de su presencia abarca desde el 1200 hasta el 450 a.C., es decir,
desde finales de la Edad del Bronce hasta principios de la Edad del Hierro.
Debido a sus similitudes culturales con los pueblos
que vivieron en la Europa de la Edad de Hierro tardía, la cultura de Hallstatt
se considera frecuentemente como protocelta. Esta cultura comenzó a declinar
alrededor del año 500 a.C., cuando se agotaron los recursos naturales locales,
especialmente la sal, y surgieron centros comerciales rivales en otras
regiones. La cultura de La Tène (que existió entre los años 450 y 50
a.C. aprox.), formada por pueblos del norte, oeste y este, reemplazó a la de
Hallstatt en términos de dominio regional, a medida que las rutas comerciales
transeuropeas se desplazaban de la zona de Hallstatt.
Época y
geografía
La cultura de Hallstatt debe su nombre al
yacimiento situado en la orilla occidental del lago de Hallstatt, en Alta
Austria, donde se descubrieron los primeros objetos en 1846. Tradicionalmente,
la cultura de Hallstatt se ha dividido en dos periodos aproximados, que abarcan
del 750 al 600 a.C. y del 650 al 450 a.C. Sin embargo, recientes hallazgos
arqueológicos han demostrado que esta cultura comenzó antes de lo que se creía,
lo que ha llevado a dividir su periodo completo en cuatro fases (A, B, C y D),
que van desde alrededor del 1200 a.C. hasta aproximadamente el 450 a.C. No obstante,
estas fechas representan un marco temporal amplio, y no todos los estudiosos
están de acuerdo con ellas, ni se pueden aplicar uniformemente a todas las
regiones donde la cultura de Hallstatt estuvo presente.
Lo más seguro es que, con el tiempo, la
cultura se extendió desde Hallstatt hacia el este y el oeste, abarcando
territorio en lo que hoy es Austria occidental, el sur de Alemania, Suiza y el
este de Francia, por un lado, y Austria oriental, Bohemia y partes de los
Balcanes, por otro. De esta expansión, fue la región occidental la que
eventualmente daría lugar a lo que hoy conocemos como los antiguos celtas. Cómo se produjo
esta expansión es un tema que aún genera incertidumbre: tradicionalmente, se ha
sugerido la migración como la causa principal; sin embargo, los historiadores
modernos prefieren una explicación más matizada, que incluye factores como el
comercio, las alianzas tribales, los matrimonios mixtos y la imitación
cultural, todos ellos difíciles de rastrear en el registro arqueológico.
Mapa de la cultura de
Hallstatt
Simeon
Netchev (CC BY-NC SA)
Hierro y
sal
Dos acontecimientos clave impulsaron el éxito
de la cultura de Hallstatt. El primero ocurrió a principios del primer milenio
a.C. y se extendió durante los dos o tres siglos siguientes, en lo que a veces
se denomina el periodo de los campos de urnas (1300-800 a.C., correspondiente a
Hallstatt A y B), caracterizado por la práctica de enterrar los restos incinerados
en urnas. Durante este tiempo, la tecnología y los conocimientos sobre la
fundición del hierro permitieron a la cultura de Hallstatt avanzar
significativamente en la fabricación de objetos metálicos más resistentes. El
hierro se utilizó para crear mejores herramientas, equipos agrícolas más
duraderos, ruedas con bordes metálicos más fuertes y armas más afiladas y
resistentes, como espadas de hierro, que superaban a las de la anterior Edad
del Bronce. La abundancia de hierro local también permitió su comercio como
materia prima, generalmente en forma de lingotes piramidales o barras simples
de hasta 9 kg cada una.
El segundo factor que contribuyó a la
prosperidad de la cultura de Hallstatt fue la explotación de los yacimientos
locales de sal gema. La sal, esencial para la conservación de la carne, se
comerciaba ampliamente con las culturas vecinas. Inicialmente, se extraía de
manantiales salobres mediante evaporación, pero a partir del siglo VIII a.C. se
adoptó el método más eficaz de la minería de sal. Las minas de sal de Hallstatt
cuentan con pasadizos que se extienden a lo largo de 3750 metros, alcanzan una
profundidad de 215 metros y cubren una superficie de 30.000 metros cuadrados.
Los artefactos relacionados con la extracción
de sal se han conservado gracias al alto contenido de sal en el suelo de los
alrededores de Hallstatt. Entre estos objetos se encuentran picos, sacos de
cuero para transportar rocas, y antorchas resinosas. Además de la sal, la
región también contaba con depósitos de cobre, otra materia prima valiosa que
se exportaba.
Carro
de Strettweg
Thilo
Parg (CC BY-SA)
Con sal y hierro para comerciar, la
cultura de Hallstatt estaba estratégicamente ubicada para transportar estos
materiales a otras regiones. Estaba situada en el corazón de las rutas
comerciales establecidas, que ya se utilizaban desde la Edad de Bronce para el
transporte de mercancías a lo largo de las vías fluviales, las cuales
conectaban con algunos de los principales ríos de Europa. Además, la cultura de
Hallstatt se benefició de la expansión de los estados mediterráneos del sur,
especialmente de las colonias griegas en el sur de Francia y los etruscos en el
centro-norte de Italia, quienes mostraron un creciente interés
por los contactos comerciales con los pueblos de Europa central.
Cultura
material
Los principales restos arqueológicos de la
cultura de Hallstatt son los edificios fortificados y las tumbas de la élite de
la sociedad. Ambos tipos de estructuras se construyeron en lo que los
historiadores suelen denominar «sedes principescas», lo que indica la creencia
de que las comunidades de Hallstatt giraban en torno a príncipes y
aristocracias locales que gobernaban y controlaban los recursos económicos de
su tribu. Estos emplazamientos suelen encontrarse en las cimas de colinas y
presentan evidencias de calles estrechas flanqueadas por pequeñas residencias,
así como de viviendas más grandes de madera y zonas concentradas de talleres.
La prosperidad del comercio queda reflejada en la variedad de productos
extranjeros encontrados durante las excavaciones, como cuernos para beber
orientales, vasijas de bronce etruscas, cerámica griega de alta calidad y seda
del Mediterráneo oriental.
La cerámica se fabricaba localmente en toda
la región, y la producción de vajillas para banquetes indica que esta era una
parte importante de la cultura. Las jarras, platos y recipientes para beber
estaban decorados con motivos geométricos a menudo severos, ya sea incisos, estampados
o pintados con ocre o grafito. Dentro de la región de Hallstatt también se
observan diferencias en la cerámica, con estilos más sencillos en el este y más
decorativos en el norte. Los broches son otro hallazgo común, y también
ilustran las variaciones regionales, probablemente reflejo de los distintos
tipos de vestimenta. Las aves, especialmente las acuáticas como patos y cisnes,
y los toros ocupan un lugar destacado en el arte de Hallstatt, sobre todo en
pequeñas esculturas de bronce o hierro, que probablemente se hacían como
ofrendas votivas. Estos objetos, y otros como, por ejemplo, cuencos de bronce
para cocinar, demuestran un alto nivel de habilidad técnica en su fabricación.
Enterramientos
Aunque hay pruebas de incineraciones
depositadas en tumbas modestas, las tumbas de la élite de Hallstatt ilustran
que tenían la capacidad de emplear una gran cantidad de mano de obra organizada
en su construcción. Una tumba típica
se compone de una cámara interior revestida de madera encerrada en un enorme
montículo de tierra. Un ejemplo excelente es la tumba de Horchdorf, cerca de
Baden-Württemberg, en el suroeste de Alemania, que data de la segunda mitad del
siglo VI a.C. La tumba, que formaba parte de un túmulo funerario que fue
nivelado y reconstruido, estaba intacta cuando se excavó. Las paredes de madera
de la cámara eran de troncos de roble y cada una medía unos 4,7 metros de
longitud. En su interior había un único ocupante masculino, de unos 40 años de
edad, colocado sobre un diván de bronce.
En la tumba también se encontraron un carro
de cuatro ruedas con arreos de caballo, un sombrero cónico de corteza de
abedul, un carcaj de flechas y anzuelos para pescar. Entre los objetos valiosos
estaban complementos de oro para la ropa del difunto y botas de cuero, un
brazalete y un collar de oro, un collar de ámbar, finos recipientes para beber
(algunos de los cuales contenían hidromiel), platos y un enorme caldero de
bronce decorado con leones. Este caldero, de origen mediterráneo, ilustra el
comercio existente entre los pueblos de Hallstatt y las culturas vecinas. La
única arma en la tumba era un cuchillo, lo que la diferencia de las tumbas
celtas de épocas posteriores. Curiosamente, cerca de la tumba se encontró una
escultura de piedra arenisca de tamaño natural que representa a un guerrero y
lleva el mismo tipo de sombrero que el del difunto. Es posible que esta figura
de piedra hubiera estado en guardia sobre la tumba principesca o incluso que
representara al ocupante.
Otro yacimiento bien documentado es el
asentamiento fortificado de Heuneburg, situado en la orilla occidental del
Danubio, al sureste de Alemania. En el siglo VI a.C., el lugar fue rodeado por
una muralla de adobe de 600 metros de largo, asentada sobre una base de piedra
y reforzada con torres cuadradas. En algunos tramos, la muralla alcanza una
altura de 4 metros. La piedra necesaria para esta construcción a gran escala se
extrajo de un yacimiento de piedra caliza ubicado a 6,5 km de distancia. Los
hallazgos arqueológicos y las técnicas de construcción indican que hubo
contactos con los etruscos. Alrededor de la zona fortificada se encuentran 11
túmulos que contienen una amplia variedad de objetos.
Reconstrucción de un túmulo sepulcral celta, Hallstatt
Wolfgang Sauber (CC BY-SA)
La tumba de Vix data de la última etapa del
periodo de Hallstatt, posiblemente a principios del siglo V a.C. Situada cerca
de Châtillon-sur-Seine, en el noreste de Francia, esta sepultura contenía los
restos de una mujer y sugiere que las mujeres podían recibir honores similares
a los hombres en cuanto a la calidad y el costo de sus enterramientos. Dentro
del túmulo se encontraba una cámara revestida de madera, que albergaba un carro
de cuatro ruedas, una enorme antorcha de oro, numerosos objetos de joyería y la
famosa crátera de Vix. Esta crátera, de bronce, mide 1,64 metros de altura y
tiene una capacidad de 1.100 litros, lo que la convierte en el mayor ejemplar
de este tipo que se conserva de la Antigüedad.
Decadencia y cultura de La
Tène
A partir del año 600 a.C. aproximadamente, se
observa un notable aumento en el uso de fortificaciones tanto en asentamientos
aldeanos como en algunos grupos de residencias individuales. Además, se produce
una concentración de poder y riqueza en un menor número de asentamientos, lo
que sugiere una mayor competencia por los recursos y la riqueza, especialmente
debido a las crecientes oportunidades comerciales ofrecidas por las culturas
mediterráneas. Hacia el final del periodo Hallstatt, el número de grandes
enterramientos con bienes preciosos aumenta, indicando que la cultura seguía
prosperando. Sin embargo, algo provocó su declive. Se sabe que la producción de
sal en Hallstatt cesó alrededor del 400 a.C. Es posible que la élite local,
acostumbrada a los lujos proporcionados por el comercio, se trasladara a otras
regiones para mantener su estilo de vida. Otra hipótesis es que los pueblos de
Europa occidental establecieron sus propias redes comerciales con las culturas
mediterráneas, sustituyendo a Hallstatt como el principal centro de comercio
para los etruscos y las colonias griegas del sur de Francia.
En términos de dominio regional más amplio,
la cultura de Hallstatt fue sustituida por la cultura de La Tène, llamada así
por el emplazamiento de ese nombre en la orilla norte del lago Neuchâtel, en
Suiza. Es muy posible que ambas culturas se superpusieran durante una
generación (hacia los años 460-440 a.C.). Hay muy pocos yacimientos que
muestren una continuidad entre las culturas de Hallstatt y La Tène; un
yacimiento notable donde ambas están vinculadas es Hohenasperg, en el sur de
Alemania. Parece, pues, que las rutas comerciales de Europa central cambiaron a
medida que se descubrían nuevos recursos en otros lugares, los nuevos
asentamientos prosperaron junto a estas rutas y los yacimientos de Hallstatt se
deslizaron silenciosamente hacia la oscuridad histórica, sin que su historia
fuera redescubierta durante veintirés siglos.
Bibliografía
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https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10978/cultura-de-hallstatt/
EL PERIODO DE LAS
GRANDES MIGRACIONES
Periodo migratorio en
Europa durante los siglos IV y V
Simeon
Netchev (CC BY-NC ND)
El período de las grandes
migraciones, también llamado Invasiones bárbaras o en el Alemán,
'Völkerwanderung' ("el vagabundeo de los pueblos"), fue un período de
migración humana que ocurrió aproximadamente entre los años 300 y 500 EC
en Europa,
el cual marcó el paso de la Antigüedad tardía a la alta Edad Media. Estos
movimientos fueron catalizados por profundos cambios en el Imperio romano y
la llamada "frontera bárbara". Los pueblos migratorios durante este
período incluyeron los hunos,
godos, vándalos, búlgaros,
alanos, suevos, frisios y francos, entre
otras tribus germánicas y eslavas.
El movimiento migratorio se puede dividir en
dos etapas: la primera transcurrió entre los años 300 y 500 EC cuando los
pueblos germánicos tenían bajo control la mayoría de las regiones del
antiguo Imperio romano de Occidente. El
primer pueblo en entrar formalmente en el territorio romano fueron los
visigodos huyendo de los hunos en el año 376. Las autoridades romanas les
admitieron en su territorio a condición de que defendieran la frontera del río
Danubio, aunque poco después se rebelaron, invadiendo Italia y
saqueando Roma mismo en el año 410 EC; terminaron estableciéndose en Iberia y
fundando un reino que perduraría 300 años. Luego llegaron los ostrogodos que
se establecieron en Italia mismo, dirigidos por Teodorico el Grande. En el
siglo V en Galia los
francos, quienes fueron una mezcla de tribus germánicas occidentales cuyos
líderes estaban fuertemente vinculados con el gobierno romano,
se introdujeron en las tierras romanas de manera más lenta y pacífica y en general
fueron aprobados como gobernantes por la población galorromana. Repelando
desafíos de los alemanes, borgoñones y visigodos, el reino franco llegó a ser
el núcleo de los estados futuros Francia y Alemania. Mientras tanto, Bretaña
romana se vio cada vez más invadida y establecida por los anglos y los sajones.
La segunda etapa transcurrió entre los años
500 y 700 EC y fue caracterizada por el establecimiento de tribus eslavas en Europa
central y oriental, sobre todo en Germania Magnia; a lo largo del tiempo esta
migración terminó teniendo un profundo impacto que dejó en éstas regiones un
legado cultural predominantemente eslávico. Los búlgaros fueron un pueblo de
posible proveniencia túrquica que había existido en Europa oriental lejana
desde el siglo II EC antes de finalmente volverse eslávicos y en el siglo VII
EC conquistaron el territorio balcánico oriental del Imperio bizantio.
Los lombardos fueron un pueblo germánico que se estableció en el norte de
Italia en una región ahora conocida como Lombardia. Aunque no se clasifican
como una parte del 'Período de las grandes migraciones', las migraciones de los
pueblos prosiguieron más allá del año 1000 EC y fueron caracterizadas por
invasiones vikingas, magiares, moriscas, túrquicas y mogólicas, las cuales
también tuvieron efectos significativos en Europa, sobre todo en la región
central y oriental.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-683/el-periodo-de-las-grandes-migraciones/
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