sábado, 7 de diciembre de 2024

 

Culturas americanas y europeas

PAQUIMÉ

(Casas Grandes)

Casas Grandes, Matt Peeples (CC BY-NC SA)

Casas Grandes o Paquimé fue una importante ciudad precolombina que floreció debido a sus extensas redes comerciales entre c. 1150/1200 - 1450 EC en el noroeste del actual Chihuahua, México. Paquimé es uno de los sitios arqueológicos más grandes e importantes de la región de Oasisamérica, y la ciudad jugó un papel clave en la transmisión de bienes y conocimiento entre las culturas del suroeste del desierto precolombino y aquellas de Mesoamérica. La construcción de Paquimé se atribuye ampliamente a personas que demostraron las marcadas características de la cultura mogollón, que existió desde el c. 200 - 1450 EC en lo que es el sur de Nuevo México y Arizona, así como el norte de México, pero continúa un animado debate académico sobre las etnias exactas y los orígenes de los pueblos que vivieron y fundaron Paquimé. Aunque solo el 20% del sitio ha sido excavado y examinado, la UNESCO designó a Paquimé como Patrimonio de la Humanidad en 1998 EC.

Geografía y Orígenes

Situada al pie de la Sierra Madre Occidental y la cabecera del río Casas Grandes, Paquimé se encuentra en lo que hoy es el estado mexicano de Chihuahua. Bendecida en términos de hidrología, Paquimé se ubica entre muchos ríos: el río Bavispe y el río Yaqui se encuentran al oeste de la Sierra Madre, y el río Bravo y río Carmen al este. La ciudad está a 56 km al sur de la ciudad de Janos y 240 km al noroeste de la ciudad de Chihuahua. La zona arqueológica de Paquimé abarca 146 hectáreas, y la ciudad cubrió más de 750,000 m2 en su apogeo (27 veces más grandes que Pueblo Bonito en el Cañón del Chaco). La periferia de Paquimé incluía aproximadamente 10,000 habitantes adicionales. Cercas de Paquimé existían alrededor de 350 asentamientos de diversos tamaños, pero eruditos y arqueólogos creen que la zona de influencia política de Paquimé solo se extendía unos 30 kilómetros del centro de la ciudad.

La región había estado habitada por pueblos indígenas por miles de años antes de que la comunidad de Paquimé empezara a fusionarse en una comunidad organizaba de tamaño considerable en la segunda mitad del siglo XII EC. Los primeros habitantes eran agricultores sedentarios que construyeron chozas alrededor de plazas abiertas, cazando animales salvajes por comida. El maíz era el cultivo básico, pero también se cultivaban agave, mezquite, piñón, calabaza y nueces.

Muchos eruditos y arqueólogos caracterizan a Paquimé como el sitio prehistórico más grande y complejo en el suroeste del desierto con un alto grado de complejidad sociopolítica. Sin embargo, el génesis exacto de Paquimé alrededor del c. 1200 EC sigue siendo un tema de mucha especulación y debate feroz. Paquimé surge como centro político y cultural en un periodo inmediatamente posterior a un declive y dispersión masivos de las poblaciones de los anasazi, mogollón y hohokam entre el 1150 - 1300 EC. Mientras algunos eruditos explican el rápido ascenso a la prominencia de Paquimé a través de una serie de migraciones hacia el sur por habitantes pertenecientes a aquellas culturas, otros ven un origen más localizado para el espectacular ascenso de Paquimé

Auge y Caída de Paquimé

Las excavaciones por arqueólogos atestiguan que Paquimé mantenía vínculos mucho más fuertes con Mesoamérica que las culturas anasazi o hohokam: campanas de cobre, collares, conchas de moluscos marinos y esqueletos y plumas de guacamayos rojos y verdes apuntan a una red de comercio cercano entre los habitantes de Paquimé y las grandes ciudades de Mesoamérica. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los habitantes de Paquimé, en formas que recuerdan a la cultura hohokam que floreció en lo que es hoy el estado americano de Arizona, utilizaron técnicas avanzadas de irrigación y reservorios subterráneos para asegurar el flujo de agua dulce a los habitantes de la ciudad. También se emplearon frecuentemente adornos arquitectónicos y artísticos que recuerdan a las culturas anasazi y mogollón.

Paquimé, en su apogeo, era una ciudad rica y probablemente cosmopolita gobernada por una élite sacerdotal en la que se puede presumir que muchos habitantes hablaban varios idiomas, adorando a su vez deidades mesoamericanas como Tláloc, Xipe Tótec y Quetzalcóatl, además de deidades locales. Se estima que Paquimé atendió una población de alrededor 2,000 - 4,000 habitantes, muchos de los cuales construyeron su sustento en el intercambio, comercio y producción artesanal. Mientras que otras culturas, como la anasazi, sufrieron sequías, hambrunas y violencia generalizada en los siglos XII y XIII EC, el área alrededor de Paquimé permaneció rica en recursos naturales, en virtud de estar posicionada en un valle fértil rodeado de ríos, y en una ubicación estratégica en el cruce del comercio entre Mesoamérica y Oasisamérica.

Se cree que alrededor del año 1340 EC, Paquimé fue incendiada y posteriormente reconstruida. El periodo entre el 1350 - 1450 EC fue un periodo de declive social y estructural, a pesar del continuo crecimiento poblacional. Evidencia de este declive se encuentra en la apresurada alteración de los antiguos espacios públicos en espacios habitables para nuevas residencias y el entierro de los muertos en los sistemas de irrigación. El colapso definitivo de Paquimé es tan misterioso como su fundación. Hace algunas décadas, algunos eruditos teorizaron que la interrupción en las rutas comerciales por el belicoso Imperio purépecha podría haber precipitado el declive de Paquimé. Si bien es posible que una sequía prolongada, o incluso un terremoto, hayan contribuido a su abandono, los arqueólogos ven signos de violencia humana en las ruinas de Paquimé. El yeso quemado a lo largo de los muros de Paquimé y el descubrimiento de cientos de esqueletos alrededor de la ciudad apuntan a algo completamente más macabro. Los artículos rituales y las plazas públicas parecen haber sido profanados, y los animales aparentemente murieron de hambre dentro de sus propios corrales. Cuando los españoles llegaron a la región un siglo después del abandono de Paquimé, se preguntaron por el destino de los habitantes de la ciudad. De acuerdo a Baltasar de Obregón (b. 1534 EC), el primer español en visitar Paquimé después de la conquista de los mexicas en 1521 EC, los indígenas locales le contaron que los antiguos habitantes habían viajado por seis días hacia el norte después de una brutal guerra, para no volver nunca más a la región.

Arquitectura y Arte

Los arqueólogos creen que Paquimé fue construido sobre estructuras anteriores diseñadas por el pueblo mogollón entre el 700 - 1200 EC, quizás casas excavadas en una formación de aldea. Paquimé, en su apogeo, contenía 2000 habitaciones, lo que la convierte en uno de los asentamientos pueblo más grande. Sus enormes bloques de habitaciones todavía se elevan a unos 10 - 12 metros de altura, y varias estructuras tienen varios pisos de altura. Más tarde, los habitantes erigieron estructuras cuidadosamente planificadas pero sofisticadas en un diseño complejo construido en adobe; la mampostería también es evidente en el revestimiento de los pozos, el cual pudo haber sido introducido a Paquimé por los mesoamericanos.

Cuenco de Cerámica de Casas Grandes (Paquimé) México

James Blake Wiener (CC BY-NC SA)

La ciudad incluye montículos de plataforma, vastas plazas para uso público y mercantil, corrales especializados para la cría de guacamayos y pavos, y dos campos, para el juego de pelota, en forma de I construidos en un estilo similar a aquellos encontrados en Mesoamérica. También hay montículos de efigie y montículos ceremoniales en Paquimé. Un montículo ceremonial tiene la forma de serpiente emplumada, el cual podría haber estado dedicado al dios mesoamericano Quetzalcóatl. Otro montículo tiene forma de pavo o alguna especie de ave. También se pueden encontrar un baño de sudor, patios privados, cementerios y varios espacios de almacenamiento ceremonial a través de Paquimé. El sitio tiene puertas en forma de T y columnatas cuadradas al igual que los sitios anasazi en el Cañón del Chaco. Sin embargo, a diferencia de otros sitios en el desierto, Paquimé no tiene kivas (cámaras ceremoniales subterráneas).

Paquimé es conocida por un tipo particular de estilo cerámico utilizado en alfarería, cuencos y efigies: Ramos Polícromo. Este estilo está definido por una pasta de color blanco a gris claro y una superficie de trabajo con líneas finas de color rojo y negro. Los adornos llamativos, a menudo triangulares, se combinan con otras formas como círculos y rectángulos, que se representan en un estilo geométrico con diseño negro. Los artesanos de Paquimé regularmente usaban formas de vida como guacamayos, serpientes y humanos usando el tipo Ramos Polícromo, dando a muchas vasijas una apariencia escultural impresionante.

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CULTURA SALADO

Monumento Nacional Tonto. Al… Hikes AZ (CC BY-NC SA)

La cultura salado es un término utilizado por historiadores y arqueólogos para describir una cultura precolombina del suroeste que floreció entre 1200 y 1450 en la cuenca del Tonto, en lo que hoy es el sur de los actuales estados de Arizona y Nuevo México. Aunque los estudiosos siguen debatiendo sobre los orígenes exactos de la cultura salado y sobre su desaparición, existe cierto consenso entre ellos y los arqueólogos en que la cultura salado tenía un arte, tradiciones arquitectónicas y prácticas funerarias distintivas que la diferenciaban de sus vecinos anasazi, mogollón y hohokam. Entre las antiguas culturas del suroeste de Estados Unidos, la cultura salado destaca especialmente por sus impresionantes diseños iconográficos y su producción de cerámica. El arqueólogo estadounidense Harold Gladwin (1883-1983) fue el primero en analizar estos rasgos culturales y un estilo artístico compartido en la década de 1920, y se refirió a esta cultura indígena como el "salado". El nombre proviene del río Salado, que fluye a través del valle de su génesis cultural.

Prehistoria y geografía

La zona de Tonto Basin y sus alrededores forma parte de una gran cuenca intermontañosa, que facilitó el asentamiento humano al ser rica en recursos naturales. El río Salado atraviesa el este de Arizona, cortando las Montañas Blancas hasta cruzarse con el río Gila en lo que hoy es el centro de Arizona. La tierra es sorprendentemente fértil y en ella crece una variada flora en una serie de microambientes interrelacionados: nogales, sicomoros, mezquites, cactus saguaro y jojoba. Incluso hay pinares y enebros a mayor altitud, además de otras plantas con flores que producen frutos secos. También abunda la caza salvaje: ciervos, conejos y codornices frecuentan la zona.

Las tierras que llegó a ocupar la cultura salado ya estaban habitadas mucho antes de la aparición de los salado. (Los académicos suelen hacer referencia a su espectacular aparición como el "fenómeno salado"). El trabajo de los arqueólogos en los últimos años ha demostrado que los humanos han habitado la cuenca del Tonto desde c. 5000 a.C. En lo que en su día se consideró el corazón del Salado se localizan varios yacimientos paleoindios de mamuts muertos, y hay indicios de que los indígenas construyeron pequeñas viviendas en los acantilados en una fecha tan temprana como el 3500 a.C. La ocupación permanente, sin embargo, data de c. 100-600 a.C., cuando los pueblos pertenecientes a los mogollones se asentaron en las partes orientales de esta región y dejaron fragmentos de cerámica como prueba de su presencia. Entre 600 y 750 d.C., los hohokam se trasladaron a la cuenca del Tonto desde las proximidades de la actual ciudad de Phoenix (Arizona). Los hohokam construyeron sus omnipresentes casas-pozo, complejos canales de irrigación y cultivaron maíz, calabaza, judías y algodón. A pesar de la presencia de restos de cerámica que atestiguan que los Hohokam ocuparon la cuenca del Tonto durante al menos 300 años, los arqueólogos e historiadores no se ponen de acuerdo sobre si los Hohokam acabaron abandonando la región para regresar a la cuenca del Phoenix alrededor del año 1150 d.C.

Entrada, Monumento nacional Tonto

Trevor Huxam (CC BY-NC-ND)

 

Muchos restos arqueológicos y artefactos pertenecientes a los mogollones y los hohokam fueron destruidos debido a la construcción del embalse del lago Theodore Roosevelt y de una presa de mampostería en 1911. (Desgraciadamente, la construcción de este mismo lago destruyó también innumerables restos arqueológicos de la cultura salado). En general, se cree que en la región se produjo un alto nivel de intercambio cultural entre los pueblos mogollón y hohokam antes de la llegada de los recién llegados.

Formación de la cultura salado

Los siglos XII y XIII fueron cruciales en la formación y posterior desarrollo cultural de los pueblos indígenas del antiguo suroeste. Los datos medioambientales muestran que a años de sequía les siguieron años de lluvias torrenciales e inundaciones en la región de lo que hoy es Arizona, Nuevo México, Colorado y Utah. La privación causada por las tensiones medioambientales, combinada con el caos social y el desorden político, probablemente provocó la migración de muchos pueblos, pero especialmente de los anasazis, en busca de tierras fértiles cerca del río Pequeño Colorado (en Arizona), el río Grande (en Nuevo México) y la Cuenca del Tonto (en Arizona).

Entre 1200 y 1300, los anasazis (y probablemente también algunos mogollones) entraron en la cuenca del Tonto y se encontraron con otras comunidades mogollón y hohokam. Aquí, las tres culturas se mezclaron socialmente y se casaron entre sí, adoptando o adaptando nuevas prácticas culturales en función de la utilidad y la necesidad. Los arqueólogos han debatido la génesis de la cultura salado desde la década de 1920. Algunos explicaron y teorizaron el surgimiento de la cultura salado como una mezcla de poblaciones mogollón y hohokam, hohokam y anasazis, o incluso como un subconjunto de la tradición cultural hohokam. En las últimas dos décadas, los arqueólogos han llegado a considerar el surgimiento de la cultura salado de manera similar a la perspectiva propuesta por primera vez por Harold Gladwin. Es probable que la cultura salado sea realmente el resultado final de una amalgama de las culturas mogollón, hohokam y anasazis y sus respectivas poblaciones, un verdadero crisol cultural en el antiguo suroeste. El desarrollo de la cultura salado puede entenderse entonces mejor como el resultado de la migración y la evolución cultural localizada in situ.

Cultura e historia de los salado

Los miembros de la cultura salado construyeron pequeñas aldeas o caseríos, así como estructuras de fosa poco profundas. También construyeron pequeñas plataformas ceremoniales, canales de irrigación, pueblos de varios pisos hechos de adobe y viviendas en acantilados hacia el año 1300. Se encuentran puertas en forma de T como las del Cañón Chaco, Mesa Verde, Wupatki y Casas Grandes, lo que sugiere una fuerte influencia de los anasazis y mogollón en la arquitectura de los salado. Curiosamente, sin embargo, no se encuentran kivas en los sitios asociados con la cultura salado, y las estructuras salado a menudo estaban rodeadas de muros de piedra, que ocupan un lugar destacado en las tradiciones arquitectónicas hohokam. (Cabe señalar también que muchas construcciones salado se asientan sobre antiguas residencias hohokam en la Cuenca del Tonto). Los espacios de almacenamiento se reservaban para los bienes agrícolas y artesanales, y el espacio se asignaba generalmente según su finalidad.

Vasija policroma de los salado

US-NPS (Punlic Domain)

Los pueblos salado más grandes llegaron a albergar hasta 1500 personas, y otros asentamientos contaban con impresionantes recintos de entre 30 y 100 habitaciones. En el Monumento Nacional de Tonto, en Arizona, todavía se pueden ver las viviendas Upper y Lower Cliff Dwelling, que abarcaban más de 50 habitaciones en complejos de dos plantas. Ocupado originalmente entre 1225 y 1400 y situado cerca de lo que hoy es Globe (Arizona), Besh-Ba-Gowah contaba con un pueblo de varios pisos con 200 habitaciones. Besh-Ba-Gowah fue uno de los mayores asentamientos de los salado que han encontrado los arqueólogos. La Cuenca del Tonto puede haber albergado hasta 10.000 personas durante su ocupación por la cultura salado, aunque es difícil estimar una cifra más precisa.

Quienes pertenecían al grupo cultural salado cultivaban maíz, algodón, calabaza y amaranto, así como frijol. También cultivaban agave y utilizaban la yuca para tejer sandalias, esteras y cestas. El grupo cultural salado comerciaba extensamente con sus vecinos del suroeste, y su cerámica - comúnmente conocida como "loza roja Roosevelt", "loza roja salado" o "salado policromo" - se ha encontrado en lugares tan lejanos como Casas Grandes, en lo que hoy es Chihuahua, México, donde era muy apreciada. La cerámica salado muestra una llamativa combinación de colores blanco, negro y rojo en formas y líneas geométricas con características compositivas adicionales. Muchos arqueólogos concluyen que, entre las tradiciones cerámicas del antiguo suroeste, la del salado era la que más se comercializaba.

Al principio, el grupo cultural salado enterraba e incineraba a sus muertos. (Los anasazis y mogollón enterraban a sus muertos, mientras que los hohokam incineraban a los suyos). Los arqueólogos han desenterrado los restos de muchos individuos que fueron enterrados en posición supina. Los muertos salado se depositaban en plazas o patios; en Besh-Ba-Gowah, los arqueólogos han descubierto 150 esqueletos de su plaza central. Algunas tumbas están llenas de lo que parecen ser ofrendas rituales, como vasijas, piedras preciosas o minerales, e incluso muebles. Esto ha llevado a algunos arqueólogos a teorizar que la colocación de los muertos reflejaba la jerarquía social indígena de una comunidad salada. Poco se sabe sobre las costumbres o prácticas religiosas del grupo cultural salado, ya que a los investigadores les resulta difícil diferenciar los objetos religiosos de otros artefactos.

Colapso de la cultura salado

La desaparición de la cultura salado sigue siendo otro misterio para muchos en el suroeste antiguo. Se sabe que después del año 1350, los cambios climáticos afectaron negativamente a los asentamientos de los salado en Arizona y Nuevo México. La zona de la cuenca del Tonto y sus alrededores se volvió más seca en el siglo XIV, pero también hubo períodos de inundaciones devastadoras y hambrunas. Es creíble que algunos habitantes comenzaran a trasladarse a asentamientos más grandes del Salado o a otros lugares a partir de finales del siglo XIV, y este patrón de emigración continuó o incluso se aceleró en el siglo XV. Algunos arqueólogos han especulado que muchas comunidades se derrumbaron cuando los campos de regadío fueron destruidos por las inundaciones y la salinización, lo que dificultó la producción agrícola en las granjas salado. Esto es exactamente lo que ocurrió en Pillar Mound, en Arizona, que quedó desierto después de que una inundación torrencial destruyera sus canales de riego. Hay indicios de luchas entre comunidades en Besh-Ba-Gowah, y es posible que la violencia también fomentara la migración en masa. Las tradiciones orales de los nativos americanos cuentan que algunos miembros del grupo cultural salado emigraron hacia el norte y el noreste para unirse a las comunidades hopi y zuni, otros se unieron a los pueblos a lo largo del río Grande, en lo que hoy es Nuevo México, y otros se desplazaron hacia el sur, hacia Casas Grandes.

Bibliografía

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https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17430/cultura-salado/

 

CULTURA DE HALLSTATT

Reconstrucciones de edificios de Hallstatt

S. Lizenz (Public Domain)

La cultura de Hallstatt floreció en Europa central entre los siglos VIII y VI a.C. y debe su nombre al yacimiento austriaco homónimo. El periodo completo de su presencia abarca desde el 1200 hasta el 450 a.C., es decir, desde finales de la Edad del Bronce hasta principios de la Edad del Hierro.

Debido a sus similitudes culturales con los pueblos que vivieron en la Europa de la Edad de Hierro tardía, la cultura de Hallstatt se considera frecuentemente como protocelta. Esta cultura comenzó a declinar alrededor del año 500 a.C., cuando se agotaron los recursos naturales locales, especialmente la sal, y surgieron centros comerciales rivales en otras regiones. La cultura de La Tène (que existió entre los años 450 y 50 a.C. aprox.), formada por pueblos del norte, oeste y este, reemplazó a la de Hallstatt en términos de dominio regional, a medida que las rutas comerciales transeuropeas se desplazaban de la zona de Hallstatt.

Época y geografía

La cultura de Hallstatt debe su nombre al yacimiento situado en la orilla occidental del lago de Hallstatt, en Alta Austria, donde se descubrieron los primeros objetos en 1846. Tradicionalmente, la cultura de Hallstatt se ha dividido en dos periodos aproximados, que abarcan del 750 al 600 a.C. y del 650 al 450 a.C. Sin embargo, recientes hallazgos arqueológicos han demostrado que esta cultura comenzó antes de lo que se creía, lo que ha llevado a dividir su periodo completo en cuatro fases (A, B, C y D), que van desde alrededor del 1200 a.C. hasta aproximadamente el 450 a.C. No obstante, estas fechas representan un marco temporal amplio, y no todos los estudiosos están de acuerdo con ellas, ni se pueden aplicar uniformemente a todas las regiones donde la cultura de Hallstatt estuvo presente.

Lo más seguro es que, con el tiempo, la cultura se extendió desde Hallstatt hacia el este y el oeste, abarcando territorio en lo que hoy es Austria occidental, el sur de Alemania, Suiza y el este de Francia, por un lado, y Austria oriental, Bohemia y partes de los Balcanes, por otro. De esta expansión, fue la región occidental la que eventualmente daría lugar a lo que hoy conocemos como los antiguos celtas. Cómo se produjo esta expansión es un tema que aún genera incertidumbre: tradicionalmente, se ha sugerido la migración como la causa principal; sin embargo, los historiadores modernos prefieren una explicación más matizada, que incluye factores como el comercio, las alianzas tribales, los matrimonios mixtos y la imitación cultural, todos ellos difíciles de rastrear en el registro arqueológico.

Mapa de la cultura de Hallstatt

Simeon Netchev (CC BY-NC SA)

Hierro y sal

Dos acontecimientos clave impulsaron el éxito de la cultura de Hallstatt. El primero ocurrió a principios del primer milenio a.C. y se extendió durante los dos o tres siglos siguientes, en lo que a veces se denomina el periodo de los campos de urnas (1300-800 a.C., correspondiente a Hallstatt A y B), caracterizado por la práctica de enterrar los restos incinerados en urnas. Durante este tiempo, la tecnología y los conocimientos sobre la fundición del hierro permitieron a la cultura de Hallstatt avanzar significativamente en la fabricación de objetos metálicos más resistentes. El hierro se utilizó para crear mejores herramientas, equipos agrícolas más duraderos, ruedas con bordes metálicos más fuertes y armas más afiladas y resistentes, como espadas de hierro, que superaban a las de la anterior Edad del Bronce. La abundancia de hierro local también permitió su comercio como materia prima, generalmente en forma de lingotes piramidales o barras simples de hasta 9 kg cada una.

El segundo factor que contribuyó a la prosperidad de la cultura de Hallstatt fue la explotación de los yacimientos locales de sal gema. La sal, esencial para la conservación de la carne, se comerciaba ampliamente con las culturas vecinas. Inicialmente, se extraía de manantiales salobres mediante evaporación, pero a partir del siglo VIII a.C. se adoptó el método más eficaz de la minería de sal. Las minas de sal de Hallstatt cuentan con pasadizos que se extienden a lo largo de 3750 metros, alcanzan una profundidad de 215 metros y cubren una superficie de 30.000 metros cuadrados.

Los artefactos relacionados con la extracción de sal se han conservado gracias al alto contenido de sal en el suelo de los alrededores de Hallstatt. Entre estos objetos se encuentran picos, sacos de cuero para transportar rocas, y antorchas resinosas. Además de la sal, la región también contaba con depósitos de cobre, otra materia prima valiosa que se exportaba.

Carro de Strettweg

Thilo Parg (CC BY-SA)

Con sal y hierro para comerciar, la cultura de Hallstatt estaba estratégicamente ubicada para transportar estos materiales a otras regiones. Estaba situada en el corazón de las rutas comerciales establecidas, que ya se utilizaban desde la Edad de Bronce para el transporte de mercancías a lo largo de las vías fluviales, las cuales conectaban con algunos de los principales ríos de Europa. Además, la cultura de Hallstatt se benefició de la expansión de los estados mediterráneos del sur, especialmente de las colonias griegas en el sur de Francia y los etruscos en el centro-norte de Italia, quienes mostraron un creciente interés por los contactos comerciales con los pueblos de Europa central.

Cultura material

Los principales restos arqueológicos de la cultura de Hallstatt son los edificios fortificados y las tumbas de la élite de la sociedad. Ambos tipos de estructuras se construyeron en lo que los historiadores suelen denominar «sedes principescas», lo que indica la creencia de que las comunidades de Hallstatt giraban en torno a príncipes y aristocracias locales que gobernaban y controlaban los recursos económicos de su tribu. Estos emplazamientos suelen encontrarse en las cimas de colinas y presentan evidencias de calles estrechas flanqueadas por pequeñas residencias, así como de viviendas más grandes de madera y zonas concentradas de talleres. La prosperidad del comercio queda reflejada en la variedad de productos extranjeros encontrados durante las excavaciones, como cuernos para beber orientales, vasijas de bronce etruscas, cerámica griega de alta calidad y seda del Mediterráneo oriental.

La cerámica se fabricaba localmente en toda la región, y la producción de vajillas para banquetes indica que esta era una parte importante de la cultura. Las jarras, platos y recipientes para beber estaban decorados con motivos geométricos a menudo severos, ya sea incisos, estampados o pintados con ocre o grafito. Dentro de la región de Hallstatt también se observan diferencias en la cerámica, con estilos más sencillos en el este y más decorativos en el norte. Los broches son otro hallazgo común, y también ilustran las variaciones regionales, probablemente reflejo de los distintos tipos de vestimenta. Las aves, especialmente las acuáticas como patos y cisnes, y los toros ocupan un lugar destacado en el arte de Hallstatt, sobre todo en pequeñas esculturas de bronce o hierro, que probablemente se hacían como ofrendas votivas. Estos objetos, y otros como, por ejemplo, cuencos de bronce para cocinar, demuestran un alto nivel de habilidad técnica en su fabricación.

Espadas de antena celtas

Laténium (CC BY-SA)

 

Enterramientos

Aunque hay pruebas de incineraciones depositadas en tumbas modestas, las tumbas de la élite de Hallstatt ilustran que tenían la capacidad de emplear una gran cantidad de mano de obra organizada en su construcción. Una tumba típica se compone de una cámara interior revestida de madera encerrada en un enorme montículo de tierra. Un ejemplo excelente es la tumba de Horchdorf, cerca de Baden-Württemberg, en el suroeste de Alemania, que data de la segunda mitad del siglo VI a.C. La tumba, que formaba parte de un túmulo funerario que fue nivelado y reconstruido, estaba intacta cuando se excavó. Las paredes de madera de la cámara eran de troncos de roble y cada una medía unos 4,7 metros de longitud. En su interior había un único ocupante masculino, de unos 40 años de edad, colocado sobre un diván de bronce.

En la tumba también se encontraron un carro de cuatro ruedas con arreos de caballo, un sombrero cónico de corteza de abedul, un carcaj de flechas y anzuelos para pescar. Entre los objetos valiosos estaban complementos de oro para la ropa del difunto y botas de cuero, un brazalete y un collar de oro, un collar de ámbar, finos recipientes para beber (algunos de los cuales contenían hidromiel), platos y un enorme caldero de bronce decorado con leones. Este caldero, de origen mediterráneo, ilustra el comercio existente entre los pueblos de Hallstatt y las culturas vecinas. La única arma en la tumba era un cuchillo, lo que la diferencia de las tumbas celtas de épocas posteriores. Curiosamente, cerca de la tumba se encontró una escultura de piedra arenisca de tamaño natural que representa a un guerrero y lleva el mismo tipo de sombrero que el del difunto. Es posible que esta figura de piedra hubiera estado en guardia sobre la tumba principesca o incluso que representara al ocupante.

Otro yacimiento bien documentado es el asentamiento fortificado de Heuneburg, situado en la orilla occidental del Danubio, al sureste de Alemania. En el siglo VI a.C., el lugar fue rodeado por una muralla de adobe de 600 metros de largo, asentada sobre una base de piedra y reforzada con torres cuadradas. En algunos tramos, la muralla alcanza una altura de 4 metros. La piedra necesaria para esta construcción a gran escala se extrajo de un yacimiento de piedra caliza ubicado a 6,5 km de distancia. Los hallazgos arqueológicos y las técnicas de construcción indican que hubo contactos con los etruscos. Alrededor de la zona fortificada se encuentran 11 túmulos que contienen una amplia variedad de objetos.

Reconstrucción de un túmulo sepulcral celta, Hallstatt

Wolfgang Sauber (CC BY-SA)

La tumba de Vix data de la última etapa del periodo de Hallstatt, posiblemente a principios del siglo V a.C. Situada cerca de Châtillon-sur-Seine, en el noreste de Francia, esta sepultura contenía los restos de una mujer y sugiere que las mujeres podían recibir honores similares a los hombres en cuanto a la calidad y el costo de sus enterramientos. Dentro del túmulo se encontraba una cámara revestida de madera, que albergaba un carro de cuatro ruedas, una enorme antorcha de oro, numerosos objetos de joyería y la famosa crátera de Vix. Esta crátera, de bronce, mide 1,64 metros de altura y tiene una capacidad de 1.100 litros, lo que la convierte en el mayor ejemplar de este tipo que se conserva de la Antigüedad.

Decadencia y cultura de La Tène

A partir del año 600 a.C. aproximadamente, se observa un notable aumento en el uso de fortificaciones tanto en asentamientos aldeanos como en algunos grupos de residencias individuales. Además, se produce una concentración de poder y riqueza en un menor número de asentamientos, lo que sugiere una mayor competencia por los recursos y la riqueza, especialmente debido a las crecientes oportunidades comerciales ofrecidas por las culturas mediterráneas. Hacia el final del periodo Hallstatt, el número de grandes enterramientos con bienes preciosos aumenta, indicando que la cultura seguía prosperando. Sin embargo, algo provocó su declive. Se sabe que la producción de sal en Hallstatt cesó alrededor del 400 a.C. Es posible que la élite local, acostumbrada a los lujos proporcionados por el comercio, se trasladara a otras regiones para mantener su estilo de vida. Otra hipótesis es que los pueblos de Europa occidental establecieron sus propias redes comerciales con las culturas mediterráneas, sustituyendo a Hallstatt como el principal centro de comercio para los etruscos y las colonias griegas del sur de Francia.

En términos de dominio regional más amplio, la cultura de Hallstatt fue sustituida por la cultura de La Tène, llamada así por el emplazamiento de ese nombre en la orilla norte del lago Neuchâtel, en Suiza. Es muy posible que ambas culturas se superpusieran durante una generación (hacia los años 460-440 a.C.). Hay muy pocos yacimientos que muestren una continuidad entre las culturas de Hallstatt y La Tène; un yacimiento notable donde ambas están vinculadas es Hohenasperg, en el sur de Alemania. Parece, pues, que las rutas comerciales de Europa central cambiaron a medida que se descubrían nuevos recursos en otros lugares, los nuevos asentamientos prosperaron junto a estas rutas y los yacimientos de Hallstatt se deslizaron silenciosamente hacia la oscuridad histórica, sin que su historia fuera redescubierta durante veintirés siglos.

Bibliografía

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https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10978/cultura-de-hallstatt/

 

EL PERIODO DE LAS

GRANDES MIGRACIONES


Periodo migratorio en Europa durante los siglos IV y V

Simeon Netchev (CC BY-NC ND)

El período de las grandes migraciones, también llamado Invasiones bárbaras o en el Alemán, 'Völkerwanderung' ("el vagabundeo de los pueblos"), fue un período de migración humana que ocurrió aproximadamente entre los años 300 y 500 EC en Europa, el cual marcó el paso de la Antigüedad tardía a la alta Edad Media. Estos movimientos fueron catalizados por profundos cambios en el Imperio romano y la llamada "frontera bárbara". Los pueblos migratorios durante este período incluyeron los hunos, godos, vándalos, búlgaros, alanos, suevos, frisios y francos, entre otras tribus germánicas y eslavas.

El movimiento migratorio se puede dividir en dos etapas: la primera transcurrió entre los años 300 y 500 EC cuando los pueblos germánicos tenían bajo control la mayoría de las regiones del antiguo Imperio romano de Occidente. El primer pueblo en entrar formalmente en el territorio romano fueron los visigodos huyendo de los hunos en el año 376. Las autoridades romanas les admitieron en su territorio a condición de que defendieran la frontera del río Danubio, aunque poco después se rebelaron, invadiendo Italia y saqueando Roma mismo en el año 410 EC; terminaron estableciéndose en Iberia y fundando un reino que perduraría 300 años. Luego llegaron los ostrogodos que se establecieron en Italia mismo, dirigidos por Teodorico el Grande. En el siglo V en Galia los francos, quienes fueron una mezcla de tribus germánicas occidentales cuyos líderes estaban fuertemente vinculados con el gobierno romano, se introdujeron en las tierras romanas de manera más lenta y pacífica y en general fueron aprobados como gobernantes por la población galorromana. Repelando desafíos de los alemanes, borgoñones y visigodos, el reino franco llegó a ser el núcleo de los estados futuros Francia y Alemania. Mientras tanto, Bretaña romana se vio cada vez más invadida y establecida por los anglos y los sajones.

La segunda etapa transcurrió entre los años 500 y 700 EC y fue caracterizada por el establecimiento de tribus eslavas en Europa central y oriental, sobre todo en Germania Magnia; a lo largo del tiempo esta migración terminó teniendo un profundo impacto que dejó en éstas regiones un legado cultural predominantemente eslávico. Los búlgaros fueron un pueblo de posible proveniencia túrquica que había existido en Europa oriental lejana desde el siglo II EC antes de finalmente volverse eslávicos y en el siglo VII EC conquistaron el territorio balcánico oriental del Imperio bizantio. Los lombardos fueron un pueblo germánico que se estableció en el norte de Italia en una región ahora conocida como Lombardia. Aunque no se clasifican como una parte del 'Período de las grandes migraciones', las migraciones de los pueblos prosiguieron más allá del año 1000 EC y fueron caracterizadas por invasiones vikingas, magiares, moriscas, túrquicas y mogólicas, las cuales también tuvieron efectos significativos en Europa, sobre todo en la región central y oriental.

https://www.worldhistory.org/trans/es/1-683/el-periodo-de-las-grandes-migraciones/
























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