miércoles, 25 de marzo de 2020


LA EXPANSION VIKINGA





Los vikingos

Durante más de 400 años, los vikingos lanzaron una continua sucesión de violentas incursiones contra las ciudades y poblados costeros de Europa, ganándose una terrible reputación que han conservado hasta la actualidad.

Los vikingos eran descendientes de los pueblos germánicos que comenzaron a desplazarse hasta la región europea hace 4.000 años. Se asentaron en Escandinavia, una región que incluye Dinamarca, Noruega y Suecia. A finales del siglo VIII d.C. su población estaba creciendo rápidamente y puede que no hubiera suficientes tierras de calidad en sus territorios como para mantenerla. Quizá por esa razón se dedicaron al saqueo, pero también es probable que muchos vikingos jóvenes vieran en ello un modo rápido y fácil de conseguir riqueza y honores.

Invasiones vikingas

Los vikingos noruegos comenzaron sus incursiones en la década de 790, atacando las costas de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Los guerreros solían aparecer de repente, en pequeños grupos de barcos, saltando a tierra con sus lanzas, espadas y hachas. Saqueaban poblados, iglesias y monasterios para, seguidamente, tan deprisa como habían venido, hacerse de nuevo a la mar. Pronto se les unieron los vikingos daneses, que invadieron Inglaterra en el año 865. Conquistaron gran parte del país, pero fueron obligados por el rey Alfredo el Grande a asentarse en la región este, que pasó a conocerse como Danelaw.

Por esas fechas, los noruegos y daneses habían saqueado y quemado ciudades en Francia, Bélgica, Holanda, Italia y España, aunque no se asentaron permanentemente en estos países en grandes cantidades, como había sucedido en Gran Bretaña.

No obstante, los vikingos suecos viajaron a lo largo de los ríos del este de Europa para establecer centros comerciales y, a finales del año 800, las ciudades eslavas de Novgorod y Kiev eran fortalezas vikingas. El principal grupo vikingo implicado en esa exploración fueron los rus y de ellos recibe su nombre la moderna Rusia.

Mapa de las invasiones vikingas

Los Drakkars


Para poder llevar a cabo sus incursiones, los vikingos desarrollaron unos robustos y rápidos barcos de guerra. En la antigüedad, los escandinavos utilizaban frágiles canoas y barcas, hechas de piel de animal tensada sobre un armazón de madera. Ahora, sin embargo, los vikingos construían los poderosos barcos por los que se hicieron famosos, los drakkars. Estos estrechos navíos realizados con planchas de roble, en vez de piel de animal, poseían una quilla continua y una gran vela central. Para construir cada barco se necesitaba un equipo especializado.
Los drakkars vikingos tenían hasta 30 remos, cada uno manejado por un remero, en cada borda del navío. Los remos eran utilizados cerca de la costa, cuando se necesitaba una punta de velocidad o cuando había poco viento. Cada drakkar poseía una única vela, hecha de basta tela de lana reforzada con tiras de cuero, utilizada por lo general en mar abierto. Los barcos vikingos podían navegar en aguas poco profundas, lo que los hacía muy prácticos para remontar ríos o navegar cerca de la costa. Eran lo bastante ligeros como para ser cargados o arrastrados por tierra cuando ello era necesario. Los arqueólogos modernos saben mucho sobre drakkars porque en ocasiones los vikingos los enterraban con famosos guerreros.

Drakkars: barco vikingo

Sociedad de los vikingos

La mayoría de los vikingos eran hombres libres y muchos de ellos campesinos, que cultivaban cereales, fruta y verduras, además de criar reses, cerdos, ovejas y cabras. Los mercaderes creaban asentamientos cerca de la costa, tanto en Escandinavia como cuando viajaban. Las casas de madera tenían techos cubiertos de turba. Las primeras ciudades tenían mercados, en donde la gente comerciaba con pieles, hierro y telas. Los hombres libres también comerciaban con esclavos, que por lo general eran prisioneros que habían sido capturados en incursiones. Los esclavos trabajaban a menudo como peones o sirvientes en las granjas y talleres. Tenían pocos derechos y sus hijos nacían esclavos. Por encima de los hombres libres y los oprimidos esclavos estaban los vikingos nobles. Entre ellos se contaban quienes tenían una gran riqueza o quienes descendían de renombrados guerreros. Los más poderosos eran jefes que controlaban grandes zonas de la región. En torno al año 890, Haroldo Pelobonito se convirtió en el rey de Noruega tras haber derrotado a muchos reyes y jefes locales.

En el siglo IX, los vikingos noruegos habían comenzado a asentarse en Islandia, donde llevaban una vida más independiente y podían escapar del creciente poder del rey. La Islandia vikinga era una especie de república, donde las leyes eran aprobadas por una asamblea, llamada althing, que se reunía en una rocosa llanura cada solsticio de verano. En otros lugares del mundo vikingo, las comunidades contaban con un consejo de gobierno llamado thing. Estaba compuesto únicamente por hombres libres; ni las mujeres ni los esclavos tenían derecho a hablar en él. El thing tenía tanto poder que podía decidir, incluso, quién debería ser el rey. Hacía las leyes, organizaba juicios para juzgar a los criminales y decidía si la comunidad debía ir a la guerra.

Las casas vikingas


Casa vikinga

Los vikingos construían diferentes tipos de casas, dependiendo de los materiales disponibles en la región. La mayoría de ellas eran estructuras de una sola planta y una sola habitación. Los muros eran por lo general de madera, con una única puerta y sin ventanas, para mantener el calor del hogar. El tejado de doble vertiente podía tener tejas de madera o de paja. Las casas de Islandia y otros lugares tenían los tejados formados por una gruesa capa de turba.
En los asentamientos agrícolas había a menudo una gran casa en el centro, en donde la familia y sus trabajadores vivían juntos. Dentro de la oscura y ahumada casa había bancos de madera a lo largo de los muros, donde la gente se sentaba durante el día y dormía durante la noche. Las mujeres eran las encargadas de la casa y también de la granja, si sus esposos estaban participando en una incursión o comerciando.

Durante más de 300 años, los vikingos tuvieron una gran influencia en toda Europa, sobre todo en Inglaterra y Francia. Su última invasión de Inglaterra tuvo lugar en 1066, justo unas semanas antes de que fuera conquistada por los normandos, que eran descendientes de colonos vikingos asentados en el norte de Francia. Guillermo el Conquistador, que se convirtió en rey de Inglaterra tras derrotar al rey Haroldo en la batalla de Hastings, era descendiente del jefe vikingo Rollo, que había realizado incursiones por Francia y fundado el ducado de Normadía en el año 911.
Los asentamientos vikingos también tuvieron una influencia duradera en Islandia y en la actualidad esta septentrional isla todavía conserva algunos elementos de cultura vikinga. En Escandinavia, los tres reinos vikingos acabaron por convertirse en las actuales naciones de Dinamarca, Noruega y Suecia.

El número de naves aumenta; la muchedumbre innumerable de los normandos sigue creciendo; los cristianos son en todas partes víctimas de sus ataques, pillajes, devastaciones e incendios;(…)  casi se cumple así la amenaza que profirió en Señor por boca del profeta: Desde el norte se desencadenará el mal sobre todos los habitantes de la Tierra” nos cuenta el aterrorizado monje Ermentaire en su obra Milagros de San Filiberto.

El denominador común de las incursiones vikingas es su rapidez, lo que se va a traducir en la incapacidad absoluta para poder rechazar los ataques vikingos, que habían adaptado la quilla y el mástil central con vela cuadrada a los barcos, que además se impulsaban por remos, veinte pares por término medio. El resultado fue un navío insuperable hasta el siglo XIII.
Para explicar la expansión vikinga se ha hablado de causas climáticas, de superpoblación, de un aumento del número de descontentos y de aventureros que buscaban prestigio y riqueza. Otra posible razón sería la posibilidad de que la expansión de los ejércitos francos en Sajonia provocara una respuesta defensiva. De ser así, los carolingios habrían provocado, irónicamente, su propio fin.

También hay que valorar la falta de capacidad de respuesta de los países cristianos. En cuanto se difundieron lo sencillas que eran las rutas, y lo débiles que eran las víctimas, los ataques se empezaron a incrementar cada vez más.

La expansión vikinga es el fenómeno más impresionante de lo que se han llamado Las segundas invasiones o en palabras del historiador Musset El segundo asalto contra la Europa cristiana: a los ataques normandos se le unieron, aunque no había ninguna coordinación entre ellos, incursiones de sarracenos y de los llamados magiares o húngaros.

Una Europa que todavía no se había recuperado de los efectos de las primeras invasiones y de la caída de Roma cuando se vio atacada desde todos los frentes.

La primera

Fue inaugurada en el 793, con el asalto al monasterio inglés de Lindisfarne. A largo plazo, los vikingos llegarán a integrarse en la civilización cristiana, lo que era imposible con los sarracenos, pero en la época fueron los más temidos (Del furor de los normandos, líbranos, Señor rezaban los cristianos).

Los noruegos se dirigieron sobre todo hacia el Atlántico norte. Llegan a las islas Shetland, a las Orcadas, al norte de Escocia y las Hébridas y luego a Irlanda. Desde Irlanda llegan a tierras hispanas y en el 844 atacan Asturias, donde la Crónica de Alfonso III insiste en su crueldad. Desde allí se dirigen hacia Al-Andalus y en octubre se presentan ante Sevilla.

Unos años después, cruzan el estrecho de Gibraltar y atacan la desembocadura del Ródano e Italia, causando un gran terror e incluso llegarán a las islas Feroe e Islandia.

Pero los protagonistas de los ataques a la Europa cristiana fueron, sobre todo, los daneses, que empiezan a lanzar incursiones remontando el curso de los ríos y saqueando con casi absoluta impunidad, pues no había ninguna política de defensa: después del ataque de Ragnar Lodbrok a París en el 845, el rey Carlos el Calvo mandó destruir todas las fortificaciones alzadas sin su permiso.
Las entidades territoriales de la época eran completamente incapaces por su tamaño de dar una respuesta adecuada a unos ataques localizados y rápidos, así que la defensa no empezó a ser efectiva hasta que se encargaron de ella los poderes locales, lo que acentuó la feudalización de la sociedad.
Tomaron  buena parte de Inglaterra e incluso Londres en varias ocasiones entre el 865 y 876. Poco a poco, la actitud de los vikingos va cambiando y van cambiando los pillajes por el cobro de tributos a cambio de treguas, los llamados danegelds y conquistan un territorio enorme, el Danelag, con capital en York y colonizado por oleadas de daneses. Todavía hoy en día el antiguo reino de York conserva usos dialectales propios.

En Francia también van a tener un éxito notable. Tras los grandes saqueos del 878 al 892, el jefe normando Rollón obtiene del rey de Francia toda una región, Normandía, en el año 911.
Pero estos éxitos tuvieron un coste: El rey inglés de Wessex, Alfredo el Grande venció en el año 878 a los daneses de York y su jefe Guthrum tuvo que aceptar el bautismo. Obtuvieron Normandía, pero a cambio de su conversión al cristianismo y un juramento de fidelidad al rey de los francos. El precio de su triunfo fue la integración completa a la Cristiandad y al sistema feudal.

La segunda Edad Vikinga


En torno al año 930, su expansión aparentemente, cesa. Durante 50 años, los vikingos parecen dormidos hasta que a partir del 980 empieza otra etapa expansiva, la “Segunda Edad Vikinga”.  Los descendientes de los vikingos suecos, más dedicados al comercio que al saqueo, los llamados varegos, consolidaron su presencia en Rusia, pero fueron eslavizados.

Los vikingos eran expertos navegantes y marineros, por lo que no es sorprendente que fueran responsables de algunos de los mayores logros exploratorios del mundo antiguo.
Uno de los grandes exploradores vikingos fue Erik el Rojo. En torno al año 980 fue exiliado de su hogar en Islandia y decidió navegar hacia el oeste. Tomó tierra en un lugar helado e inhóspito al que llamo Groenlandia («Tierra verde», con la esperanza de alentar a otros a seguirlo). Se asentó en ella y, cuando terminó su exilio, regresó a Islandia y convenció a un grupo de aventureros para que volvieran con él y crearan una gran colonia. Los asentamientos vikingos en Groenlandia duraron varios siglos
.
Quizá el mayor explorador vikingo sea el segundo hijo de Erik, Leif Eriksson, conocido también como Erik el Afortunado. Algún tiempo después del año 1000 partió desde Groenlandia hacia el oeste, cruzando el océano Atlántico. Desembarcó en un lugar al que llamó Helluland, que significa «tierra de piedras planas». Probablemente fuera la isla de Baffin, en el actual Canadá. Los exploradores navegaron seguidamente hasta Markland («tierra de bosques»), que probablemente fuera El Labrador, en la zona continental del Canadá.

Finamente, los vikingos alcanzaron Vinland («tierra de vino»), en donde crecían uvas silvestres. Puede que se tratara de la isla de Terranova, donde se han encontrado restos vikingos, aunque algunos historiadores creen que Vinland era la actual Maine. Este gran viaje de descubrimiento tuvo lugar 400 años antes de que Cristóbal Colón cruzara el Atlántico.

Es en esta Segunda Edad Vikinga cuando se produce la colonización de Groenlandia, por parte de los noruegos y la llegada a América algo después del año 1000.
Los descendientes de aquellos vikingos que consiguieron Normandía, pero ahora plenamente cristianos y franceses, a las órdenes del duque Guillermo, llegarán incluso a conquistar Inglaterra en el año 1066.
Su expansión continuaría con el nuevo milenio, con la toma de Sicilia a los musulmanes en el siglo XI e incluso con la actuación de la nobleza de origen normando en la Primera Cruzada pero ahora como brazo armado del orden religioso y feudal que antes amenazaban.

La incorporación de tantos pueblos antes paganos al cristianismo y el fin del peligro de las Segundas Invasiones junto con la llegada del orden feudal, es la señal de la recuperación de Europa. Aparece un optimismo encarnado en la frase del monje Raúl Glaber en la que cuenta como la Cristiandad “se llenó del blanco manto de las iglesias”. Ha pasado el peligro, sorteado el año milentramos en la Plena Edad Media.

Los dioses vikingos


Odín

Los vikingos creían en un gran número de dioses. El más importante de ellos era Odín. Era el rey de todos los dioses escandinavos y se creía que vivía en un lugar llamado Asgard, la casa de los dioses. Era el dios de la guerra y la muerte, además de inspiración para los feroces guerreros vikingos conocidos como bersekers, que se juntaban para generar juntos una frenética rabia antes de lanzarse al combate desprovistos de armadura.

El hijo mayor y más poderoso de Odín era Thor, de barba pelirroja, el dios del trueno, los rayos y el viento. Era el dios vikingo más popular debido a su supuesto poder sobre el clima, que tenía un importante efecto en la vida diaria de las personas. En inglés el jueves, «Thursday», se llama así en honor de Thor, mientras que el viernes, «Friday», recibe su nombre de Frigg, su madre.
A finales del siglo X el contacto con los cristianos europeos había terminado con la mayoría de las creencias escandinavas. En torno al año 960, el rey Haroldo Dienteazul se había convertido al cristianismo y los colonos de Islandia no tardaron en votar a favor de hacer lo mismo.











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