ISABEL ZENDAL
LA PRIMERA ENFERMERA
ESPAÑOLA
EN MISIÓN
INTERNACIONAL
A finales del siglo XVIII, esta joven
gallega de origen humilde superó las barreras de clase y género para formarse
como auxiliar de medicina y enfermería trabajando en el Hospital de A Coruña.
El doctor Balmis quiso incorporarla a su histórica expedición y grabó así su
nombre en la historia.
Fotograma
de la película 22
ángeles dirigida por Miguel Bardem en la que María Castro
interpreta a Isabel Zendal, la enfermera que participó en la histórica
Expedición Balmis que llevó la vacuna de la viruela a la colonias españolas del
Imperio de ultramar a principios del siglo XIX.
Foto: RTVE
El origen humilde
de esta mujer nacida en un pequeño pueblo de A Coruña no hacía presagiar el
papel fundamental que iba a desempeñar como enfermera para la salud comunitaria
en la España de principios del siglo XIX. Sus padres eran agricultores e
Isabel fue la segunda de los nueve hijos que tuvieron, aunque tres de sus
hermanos no consiguieron superar el primer año de vida.
Isabel Zendal, o
Sendalla o Zendalla -pues existen más de 35 versiones de registro de su
nombre- fue la única de la familia que asistió a clases particulares
con el cura de la parroquia. Una formación temprana y poco común para una
mujer joven de su clase social que posiblemente influyó de manera determinante
en su trayectoria posterior. De igual manera, tuvo un fuerte impacto en la vida
de la joven Isabel la prematura muerte de su madre a causa de la viruela cuando
ella solo tenía 13 años de edad.
EL VIRUS MÁS MORTÍFERO
Desde al menos dos
milenios atrás la viruela atacaba al ser humano, pero Isabel Zendal vivió una
época de especial virulencia. Durante el siglo XVIII y principios del XIX Europa
estaba viviendo un agresivo brote de esta enfermedad que
presentaba una mortalidad especialmente elevada. Se calcula que en aquel
momento podía llegar a matar a 400.000 personas al año. Y los que sobrevivían
sufrían importantes discapacidades de por vida.
A principios del
siglo XVIII se habían empezado a desarrollar algunos mecanismos de prevención e
incluso tratamientos que mitigaban sus efectos, pero nada comparable a la gran
aportación de Edward Jenner. Este
médico inglés consiguió probar la eficacia de una vacuna contra la viruela en
1796, tras lo cual empezó a cambiar la manera de enfrentarse a
los mortíferos brotes de esta enfermedad, que también había causado estragos y
lo seguía haciendo en las colonias de ultramar del Imperio español.
En mayo de 1786,
Edward Jenner inoculó la primera vacuna en un niño de ocho años llamado James
Phipps.
Foto: CC
El médico de la
corte de Carlos IV, Francisco Javier Balmis, estaba al tanto de los éxitos
obtenidos por su colega inglés y persuadió al rey, cuya hija había muerto a los
tres años víctima de la viruela, para que financiara una
expedición con el objetivo de distribuir la vacuna en el Nuevo Mundo: la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.
Para entonces,
Isabel Zendal ya había comenzado su trayectoria profesional. Había trabajado
como ayudante y como rectora en el Hospital de la Caridad de A Coruña, y más
tarde se convirtió en la rectora de la Inclusa o Casa de Expósitos, donde
se recogía y criaba a los niños huérfanos. Además, se había
convertido en madre soltera de un niño llamado Benito.
ENCARGADA DE LAS VACUNAS VIVIENTES
Fue en este
momento cuando el doctor Balmis pidió permiso al rey para incorporar a Isabel
Zendal a la expedición en calidad de enfermera. Puesto que la vacuna no podía
mantenerse a una temperatura adecuada durante todo el trayecto transatlántico
que debía realizar el barco, se decidió inocular a un grupo de niños y llevarlos
al viaje como recipientes vivos de la vacuna. E Isabel Zendal
sería la encargada de asegurar la salud y el bienestar de estos preciados
integrantes de la expedición.
La nave bautizada
como María Pita partió de las costas gallegas en 1803 con toda la tripulación
que participaba en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna. Grabado de
Francisco Pérez.
Foto: CC
La propuesta de
Balmis supuso para Zendal un reconocimiento social, ya que percibió el mismo sueldo que los demás
enfermeros hombres, y la posibilidad de salir de su reducida realidad del
pueblo que, junto con sus circunstancias, la condenaban como a muchas otras
mujeres, a una existencia limitada al trabajo y al cuidado de los hijos.
Así fue como
Zendal se convirtió en la primera enfermera de la historia en
participar en una misión sanitaria internacional. Además, una misión que
cosechó grandes éxitos. Cuando el navío María Pita alcanzó la costa de Puerto
Rico en febrero de 1804 todos menos uno de los niños habían llegado vivos y con
buena salud, incluido su hijo Benito, que también participaba en la misión.
Era una auténtica proeza considerando los peligros y la dureza que
suponía un viaje como ese a principios del siglo XIX. Balmis describió así
la labor de una enfermera que “con el excesivo trabajo y rigor de los
diferentes climas que hemos recorrido, perdió enteramente su salud, infatigable
noche y día ha derramado todas las ternuras de la más sensible Madre sobre los
26 angelitos. […] Los ha asistido enteramente en sus continuadas enfermedades.”
Fueron 23 niños de
entre 3 y 9 años procedentes de la Casa de Expósitos de A Coruña los que
viajaron a América, y otros 26 a Filipinas durante los 10 años que se alargó la
expedición. Gracias a los médicos, enfermeras y el grupo de niños se
calcula que se vacunaron unas 250.000 personas, contribuyendo así a la
inmunización de la comunidad.
Este cuadro de
Vicente Borrás Abellá conservado en el Museo del Prado muestra una escena de
vacunación hacia 1900.
Foto: Museo del Prado
Se sabe muy poco
de los últimos años de la vida de Isabel Zendal. Igual que todos los niños que
viajaron, ella tampoco regresó a España, pues sí se sabe con certeza
que murió en Puebla de los Ángeles, México. A pesar de la escasa
información, afortunadamente la memoria ha sido un poco más benevolente con su
figura. Existen premios, escuelas y calles con su nombre, y numerosos autores
le han dedicado novelas, cuentos o películas, pues desde 1950 esta mujer
pionera está reconocida por la OMS como la primera enfermera de la historia en
misión internacional.
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