¿Qué y cómo se comía en la Edad Media?
Los alimentos y platillos que día
a día consumimos, así como las costumbres tienen un profundo trasfondo
histórico y antropológico. Un platillo tradicional
cualquiera es el resultado de una serie de encuentros (o choques) culturales. Y de
esto damos cuenta si nos detenemos a apreciar la mesa medieval.
La Edad
Media comprende desde el siglo V (a la caída del Imperio
Romano) y hasta el siglo XV, en el año 1492 cuando fue descubierto el
continente americano, otros autores indican el año 1453, cuando cayó el Imperio
Bizantino.
Cómo se comía en la Edad Media y
sobre todo qué se comía en esa época dependía completamente de la posición
social a la que se pertenecía, esto no parece una gran noticia o diferencia a
la actualidad, pero sí encontraremos peculiaridades muy interesantes sobre este
aspecto y otros como el que muchos alimentos que son
comunes en las actuales cocinas de los países europeos fueron introducidos
hasta después del descubrimiento de América o
que los abusos y escasez de algunos alimentos influyeron directamente en
padecimientos comunes de la época.
Pan, vino y cerveza
Si algo se comía en grandes
cantidades era el pan. El pan podía constituir
hasta el 70% de la ración diaria de alimento de las personas de la época. Las
clases bajas comían pan de centeno, cebada, alforfón, mijo y avena. Las harinas
refinadas como la de trigo con el que se fabricaba el pan blanco las consumían
principalmente las clases altas.
El pan podía constituir hasta el
70% de la ración diaria de alimento de las personas de la época
El pan se acompañaba con otros
alimentos, se les denominaba "companagium". Una costumbre ampliamente
presente en las mesas medievales eran los sops,
que consistía en pequeños pedazos de pan con vino, sopa, caldo o incluso una
salsa. De este platillo se derivan varias preparaciones en forma de sopas de la
cocina europea actual como las sopas de ajo castellanas o las panzanellas
italianas. Otros potajes preparados para acompañar el pan son precursores
de platillos tradicionales actuales, como la adafina, popular entre los sefardíes presentes en
España medieval, que bien puede ser el antecesor del cocido madrileño, la olla podrida de Castilla y León y el pote gallego asturiano. También de platillos
como el Pot au feu tradicional de Francia y otros de
Alemania y Marruecos.
Para acompañar el pan nada de agua
sino vino, cerveza o sidra. Recordemos que en esa época las medidas higiénicas
eran más bien precarias y el agua en general era un
foco de transmisión de enfermedades. Por esto la presencia de bebidas
fermentadas como la sidra, el vino, el aguamiel y, por supuesto la cerveza.
El consumo de cerveza era
impresionante. Fuentes sugieren
que en los países escandinavos se bebía hasta 6 litros diarios por persona. Si
bien es cierto que era muy ligera en cuanto a los grados de alcohol que
presentaba, la cantidad consumida por los escandinavos raya en el abuso. Sin
embargo, debemos tomar en cuenta que la
cerveza y el vino eran preciados también por su contenido alimenticio y de
esto, sobre todo en las clases bajas, no había muchas opciones para hacerse de
proteínas e hidratos de carbono como las presentes en la cerveza.
Las bebidas más comunes eran la
cerveza, el vino, el aguamiel y la sidra
En países mediterráneos se
acostumbraba mucho más el vino. Se bebía de distintas formas: solo, con
agua o especiado con jengibre, cardamomo, pimienta, granos de paraíso, nuez
moscada, clavos y azúcar. La distribución de los vinos, y en general de todos
los alimentos, se dificultaba por la ausencia de métodos de conservación, así
que los viñedos que subsistieron fueron aquellos a orillas de ríos importantes.
Dos vinos medievales muy populares fueron el hipócrás o ypocrás usado más que
nada con fines medicinales; se elaboraba con vino tinto y blanco al que se le
añadía miel o azúcar y especias. El otro vino fue el claurell que data del
siglo XIV, presente solo en mesas de las clases altas. De su nombre se deriva
el clarete.
La leche en cambio no formaba
parte de la dieta común, ni se producían muchos derivados de la misma, sobre
todo, y una vez más, porque las técnicas de conservación eran muy limitadas.
Carne y caza
Común
comida medieval - arenques picados, pasteles de higos fritos, puerros y sops,
pan de trigo o de cebada, nueces
La carne no era, como podemos
suponer, un alimento que consumieran con frecuencia las clases bajas. El
consumo de cerdo era lo más común, no así la vaca o la ternera. La carne
era abundante en las comidas de las clases altas, se les
consideraba de mayor alcurnia que los platillos a base de cereales o verduras.
En cuanto a las aves, de estas se
consumían diversos tipos: cisne, codorniz, perdiz, cigüeña, alondra y patos
salvajes. La caza se reservaba a las clases altas y la nobleza, siervos
y campesinos tenían prohibido cazar. Era signo de poder y dominación de los
territorios ofrecer en los banquetes animales de la caza. Los animales eran
troceados y cocinados para luego ser presentados "armados" y
adornados, si eran aves, con sus propios plumajes.
Las clases bajas comían los
hígados, vísceras, patas, orejas y la sangre de los cerdos. En España ya era
común la morcilla con piñones y pasas. El
pescado se comía aunque en muchos casos en salazón, sobre todo en lugares
lejanos a los mares. En países mediterráneos se acostumbraba
comer moluscos como ostras y mejillones.
Vegetales y ricas especias
Clavos
Los vegetales y
otros productos del campo como las leguminosas estaban presentes en los
platillos medievales. Sin embargo, cabe recordar que varios vegetales muy
comunes en la actualidad no existían en la Europa medieval, tales como las
patatas, las judías verdes, cacao, tomates, pimientos, fresas y el maíz. Su
introducción al continente europeo después del descubrimiento de América transformaron las cocinas del mundo.
Por otro lado,
las especias eran consideradas un lujo, algunas sólo podían ser consumidas por
las clases altas como el azafrán. La pimienta y la canela eran especias muy
populares. Eran usadas para casi todas las comidas y, como mencionábamos líneas
arriba, para especiar el vino.
Etiqueta y costumbres
La práctica medieval más común era
comer dos veces al día: un almuerzo cercano al
mediodía que consistía la comida fuerte y una merienda más ligera. La
iglesia católica y ortodoxa tuvo una gran influencia en los hábitos
alimenticios. Se consideraba, por ejemplo, que los banquetes nocturnos
propiciaban el juego, la lujuria y demás actividades no bien vistas.
La práctica medieval más común era
comer dos veces al día
En los banquetes reales o nobles
se disponían amplios tablones con manteles los cuales eran usados para
limpiarse. No se usaban las servilletas, ni los juegos de cubiertos, sólo
las cucharas y solo para algunos platillos. En
cuanto a los cuchillos se esperaba que los comensales hicieran uso del propio,
era común portarlos para usos múltiples. La etiqueta también marcaba que se
podían usar hasta tres dedos para comer y era común compartir la escudilla y
vasos con los comensales. Eso sí, antes de la comida se acostumbraba a ofrecer aguamaniles
y paños para lavarse las manos y la cara.
El anfitrión de la casa, sobre
todo si era de la nobleza, usaban sus propias copas, muchas veces de oro y con
joyas. Repartir el ejemplar que había cazado era un gran honor y usaba su
propia espada para partir la carne. Se invitado a pinchar era un privilegio
para los invitados.
Comilonas y hambrunas
El consumo
elevado de carne en las clases altas causó enfermedades muy comunes en ella
como la gota, propiciada por los elevados niveles de ácido úrico que producía
la ingesta abundante de carne. Por otro lado, las clases bajas se enfrentaron a enfermedades diversas por la falta de
variedad en sus platillos o ausencia de ciertos nutrientes, como el caso de la vitamina C, por lo que era muy común el escorbuto.
También se enfrentaban a diversas enfermedades por la falta de higiene y
productos de baja calidad o en mal estado como el denominado "Fuego de San
Antón" o ergotismo,
una enfermedad producida por un hongo que se cría en el centeno en mal estado.
Los efectos de ingerir las micotoxinas de esos hongos van desde alucinaciones,
convulsiones y contracción arterial, que puede conducir a la necrosis de los
tejidos y la aparición de gangrena en las extremidades principalmente.
Las poblaciones
de la edad media se enfrentaron a diversas hambrunas, devastaciones por la
guerra y un enemigo terrible: la peste negra o peste bubónica, la
cual afectó a Europa durante el siglo XIV y se cobró la vida de al menos un
tercio de la población continental. Algunos autores refieren que incluso fue
hasta el 60% de los europeos de la época. Es considerada una de las las 10 pandemias más letales en la historia de la humanidad.
Recetarios
Llibre
de Sent Soví
El Llibre de Sent Soví fechado
en torno al año 1324 es un libro vital para conocer la historia de la
alimentación europea en la Edad Media y particularmente los orígenes de la
cocina catalana.
Otro interesante libro sobre este
tema es 'The Mediveal Cookbook'
de Maggie Black en donde se realiza un recorrido por la época a través de
recetas y más que nada un análisis de las historias y costumbres de distintas
regiones europeas. El recetario presenta las recetas
originales así como sus adaptaciones modernas para prepararlas
en la comodidad de nuestro hogar y época.
https://hipertextual.com/2017/04/edad-media-gastronomia
APÉNDICE
Adafina
La adafina es un cocido de garbanzos elaborado con carne de cordero. Es un plato muy popular entre
los judíos sefarditas debido a que por tradición se
elabora en una olla de barro durante la noche del viernes y se
come durante el Shabat (Sábado en el judaísmo). Figura en algunas referencias antiguas[1] también denominado como Adefina, la palabra tiene como
origen la palabra árabe dafīnah (الدفينة) que significa tesoro, enterrado escondido.[2] Se trata de un cocido que forma parte de un único plato que se
sirve caliente.
Historia y literatura
La
adefina era un cocido muy popular a comienzos
del siglo XV en la cocina sefardí,
y de esta forma se pueden encontrar numerosas referencias literarias españolas
de la época como en la "Crónica de los Reyes Católicos"
que Andrés
Bernaldez[3]menciona que: "Nunca perdieron en el
comer la costumbre juadica de manjares y olleta adefina" en el que
aparece una clara relación entre este plato y la cultura culinaria sefardí, en
el Cancionero General en el que motejando de judío a Juan
Poeta se dice:
El ara que es
consagrada
Y de piedra dura y fina
De vuestra mano tocada,
En un punto fue tornada
Ataifor con Adafina.
La adefina se registra en
los Cantares (copla 755) del Arcipreste de Hita mostrando el carácter sefardí:
Algunos en sus
casas pasan dos sardinas,
En agenas posadas demandan
gollerías,
Desechan el carnero, piden las adefinas,
Desían que non
combrian tosino sin gallinas.
Existen referencias en
la La Lozana andaluza[4] de Francisco Delicado y en el Libro de buen amor.[5]
Características y servir
Los
ingredientes de la adafina deben ser kosher de acuerdo con las normas judaicas y por
esta razón se incluyen los garbanzos acompañados
de otros ingredientes como las alubias, arroz y la carne de cordero (tratada
convenientemente a la manera kosher[6]). Según receta
puede contener cebollas, nabos y otras verduras[7] que se suele condimentar con diversas
especias: generalmente canela y clavo de olor. El recipiente
empleado para la realización del potaje suele ser una olla de barro que antiguamente
se dejaba junto al fogón mientras se cocinaba lentamente toda la noche del
viernes (antes del Sabat[8]) y parte del día
siguiente.
La
adafina se sirve caliente y tiene el denominado rito de los tres vuelcos (similar en
otros cocidos) en el que primero se toma
la sopa y posteriormente la carne y la verdura.
Variantes en otras gastronomías
Existen
variantes en otras gastronomías, de las cuales posiblemente los cocidos judíos de cada país fueran una influencia.
No obstante muchos de ellos contienen elementos no kosher y hace pensar que son variantes
posteriores. Todos ellos tienen en común ser tradicionales en sus respectivas
comunidades:
·
España - En la cocina madrileña uno de los herederos de este
plato es el Cocido madrileño, de
la misma forma el puchero andaluz, la Olla podrida, Cocido morañego oCocido maragato de Castilla y León, el pote gallego y asturiano, etc.
·
Francia - El
tradicional Pot au feu
·
Alemania - En la cocina de Baja Sajonia el tradicional Steckrübeneintopf
·
Marruecos - Se
sigue preparando una variante del mismo nombre, y con seguridad herencia de los
españoles expulsados y refugiados allí.
https://www.wikiwand.com/es/Adafina

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