El Lienzo de
Tlaxcala, la obra que el virrey mandó a hacer para honrar a sus aliados
indígenas
El Lienzo de Tlaxcala fue
mandado a hacer para honrar a los aliados de los colonizadores durante la
Conquista. Hoy se trabaja en su reconstrucción.
Gracias a su alianza con los
conquistadores españoles, en 1522 el virrey Luis de Velasco mandó a realizar un
lienzo en el que se honrara al pueblo tlaxcalteca. La obra
fue conocida como Lienzo de Tlaxcala y
se elaboró a finales de XVI a modo de códice por cuatro de los linajes
tlaxcaltecas que acompañaron a los españoles. Actualmente, un grupo de
investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) intenta
hacer una recuperación digital de la obra.
De acuerdo con el diario El País, se
trata de una de la obra más antigua que relata la alianza entre el pueblo
originario y los españoles para combatir a los mexicas. El lienzo relata de
forma sistematizada la alianza y también permite entrever cómo los españoles
participaron en otras incursiones militares. De acuerdo con el historiador e
investigador Federico Navarrete.
“Los tlaxcaltecas pudieron asimilar la cultura española y negociar con los
españoles desde muy pronto, no en una posición de debilidad, sino en una
posición de alianza, de fuerza y casi como iguales”.
El Lienzo de Tlaxcala, una visión inédita de la historia
Navarrete es quien encabeza al grupo de
investigadores de la UNAM para reconstruir el códice. El proyecto inició en
2017 y se ha realizado un rastreo en las distintas copias, ya que la obra se
reprodujo numerosas veces a lo largo de los siglos. Ahora la tarea es
reconstruir el Lienzo de Tlaxcala original con ayuda de las copias y de las
copias de las copias.
Hasta el momento, se desconoce dónde se
encuentran las 87 láminas que conforman al lienzo original. Sin
embargo, en los siglos XVI y XIX se hicieron tres copias: una de ellas se
encuentra en España, la segunda en la Ciudad de México y la tercera en el
ayuntamiento de Tlaxcala. Lamentablemente, la mayor parte de estas copias se
encuentra dispersa. Sin embargo, la última copia sirvió como base para la copia
de Juan Manuel Yllanes del
Huerto en 1773. De esta última obra se hicieron otras tres
copias: una fue enviada a París en 1889 y está desaparecida; otra está fechada
en 1933 y yace en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de México;
y la última copia se encuentra en la Universidad de Tulane,
en Luisiana, Estados Unidos.
Sin embargo, y pese a la dispersión de
la obra, los investigadores auguran que lograrán hacer la reconstrucción. Con
ello, no sólo se logrará recuperar una obra de arte, también se obtendrá un
contrapeso a las narraciones hispanas de la conquista de México, incluyéndose
la visión indígena de grupos antagónicos a México-Tenochtitlan. El Lienzo de Tlaxcala se
trata de una visión inédita de la Conquista, fuera del
nacionalismo mexicano y de las narraciones de los españoles.
La
historia militar que trajo a la Virgen de Los Remedios a México
Según la leyenda, en una aparición la Virgen
de Los Remedios indicó el pueblo y el maguey donde se le hallaría. (Especial)
Cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla decidió tomar el estandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera de la lucha que emprendía en septiembre de 1810, le dio un sentido religioso a la guerra de independencia. El cura fue visto entonces como un hombre ungido por la divinidad para liberar al pueblo oprimido. Durante los once años que duró la guerra, la Guadalupana ocupó un lugar fundamental para la causa insurgente. Al tomar este estandarte, Hidalgo le otorgó a la lucha un carácter sagrado. La respuesta española fue inmediata. De poder a poder, el virrey Francisco Xavier Venegas mandó traer la imagen de la Virgen de los Remedios para enarbolarla como bandera de los ejércitos realistas y resguardarla de los insurgentes. Pero llegó más lejos: se le dio grado militar y desde entonces se le conoce como “La Generala”, consta en documentos de la Basílica de Los Remedios, ubicada, en el municipio de Naucalpan. Siglos atrás, la Virgen de los Remedios había acompañado al conquistador Hernán Cortés hasta el triunfo. Años atrás, el soldado Juan Rodríguez de Villafuerte antes de partir a tierras americanas recibió de su hermano, un fraile agustino, --quien acompañaba a soldados españoles en sus campañas-- la pequeña imagen de apenas 27 centímetros de altura labrada en madera española y en sus brazos, el Niño Jesús, que trajo a México en el año 1519, que en la actualidad. Se conserva en el altar principal de la Basílica que lleva su nombre, relata Jaime Pérez Guajardo, secretario ejecutivo de la Dimensión de Bienes Eclesiásticos y Arte Sacro (Dibeas) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Con la consumación de la independencia, en 1821, llegó la reconciliación de ambas advocaciones a los ojos de los mexicanos.
https://fatimazoporlapaz.org/1-septiembre-virgen-de-los-remedios-mexico/
En la actualidad “La Morena y la Generala”, identificadas, en
ese entonces como una mexicana y segunda gachupina, comparten la devoción del
pueblo de México. Desde que llegó a estas tierras, hace más de 500 años, su
culto ha sido un alivio espiritual. La virgen, en su advocación de Los
Remedios, es invocada para que ponga “remedios” a los grandes males, describe
el docente de la Universidad Anáhuac. La Virgen Conquistadora. Estas pequeñas
imágenes de madera eran utilizadas por los sacerdotes que acompañaban a los a
los soldados españoles cuando realizaban ceremonias religiosas durante las
campañas militares. Los soldados transportaban las imágenes atada a la cabeza
de una silla de montar o la colgaban de su cuello.
El culto a Nuestra Señora de Los Remedios era habitual en la
España de los siglos XV y XVI, refiere el filósofo. Para algunos estudiosos de
la Conquista de México, no fue una, sino al menos dos las imágenes castrenses
que acompañaron la expedición de Hernán Cortés desde su salida de Cuba en 1519;
esculturas talladas en madera similares que han llegado hasta nuestros días:
una es la Virgen Conquistadora que se venera en el templo
conventual de San Francisco en la ciudad de Puebla y la que alberga la Basílica
de Nuestra Señora de Los Remedios en Naucalpan, según refiere Ismael Arturo
Montero García en su investigación Cocotzin: Nuestra Señora de Los Remedios,
cita Pérez Guajardo. Durante las primeras décadas del virreinato, los indígenas
de Naucalpan describían a la imagen de Los Remedios como Cocotzin, también como
la Señora Niña o la Pequeñita, por las reducidas dimensiones de la imagen que
veneraban, refriere. Juan Rodríguez de Villafuerte, quien fue capitán de uno de
los bergantines que vinieron con Hernán Cortés, después de la caída del Imperio
Azteca, colocó en el Templo Mayor, la primera imagen de la Virgen de los
Remedios en lugar de un monolito a Huitzilopochtli, de acuerdo a la literatura
documentada históricamente, dice. “Durante la derrota de la Noche Triste el 30
de junio de 1520, Cortés y sus soldados llegaron a un pequeño monte delante del
pueblo de Tlacopan, donde la virgen se apareció acompañada por Santiago Patrón
de España.” Un año después caída México Tenochtitlan, así se narra la leyenda
de las apariciones de la madre de Dios, refiere Pérez Guajardo.
Y asienta: Dos décadas después Juan de Águila encontró la
vieja estatuilla de madera que había desaparecido desde 1520. Según la leyenda
una aparición de la Virgen Los Remedios le indicó el pueblo y el maguey, donde
la hallaría. Pero desde que llegó a estas tierras, hace 500 años, su culto ha
sido un alivio espiritual. La virgen, en su advocación de Los Remedios, es
invocada para que ponga “remedios” a los grandes males. La devoción del soldado
Juan Rodríguez de Villafuerte, este soldado español quien se sumó a las huestes
de Hernán Cortés, recibió importantes encomiendas y fue fundador de la que hoy
es la Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios.
En 1523, descubrió la bahía de Acapulco y fue su encomendero.
Durante esos años hubo una repartición de la población indígena y de las
tierras de Acapulco, siendo Juan Rodríguez el propietario del Acapulco. Se casó
con una princesa de Texcoco, bautizada como Juana, quien le dio un hijo y una
hija, pero lo dejó viudo pronto, teniendo segundas nupcias, con doña Juana de
Zúñiga, parienta de la esposa de Hernán Cortés, relata Pérez Guajardo. Según
los datos encontrados y documentados históricamente fue Juan Rodríguez de
Villafuerte quien descubrió el puerto de Acapulco al que llamó bahía de Santa
Lucía, dice el filósofo de profesión y secretario ejecutivo de la Dimensión de
Bienes Eclesiásticos y Arte Sacro (Dibeas). Pérez Guajardo considera que de
raíces profundamente religiosas surgió la nación mexicana. Diversos pueblos
teocéntricos se encontraron en esta tierra, bajo el mismo cielo, iluminados por
el único sol, entre las mismas aguas que enmarcaron sus templos entre “brumas y
nubes”.
Y describe: “Peregrinos de desiertos, mares y montes. Celosos
guardianes de ancestrales principios. Pueblos originarios como los toltecas con
el tesoro cultural de los mayas, tribus nahuas base para el mestizaje con
hispanos enriquecidos por la sangre semita, de Abraham y Moisés, poco más tarde
los del África. Cada raza y cultura procede cargando el amor a “su” Dios hasta
el desprecio de sí y el amor a sí hasta el desprecio de Dios. Aquella
descripción agustiniana es el testimonio de la conciencia humana en su relación
con Dios. En fin, todos los hombres que “en esta tierra están en uno”, como
describe el Nican Mopohua”, (documento histórico con el que se conoce
universalmente el relato en Náhuatl de las apariciones de Nuestra Señora de
Guadalupe a Juan Diego en el cerro del Tepeyac al norte de la actual Ciudad de
México en torno a 1531).
https://www.milenio.com/cultura/la-virgen-de-los-remedios-una-imagen-con-grado-militar
No hay comentarios:
Publicar un comentario