Jesús de la
Helguera, el olvidado pintor que nos regaló un México idílico
Jesús de la Helguera se dedicó a
pintar un México idílico y romántico. Su obra fue acusada de mostrar un país
que no existía, pues la miseria y el dolor eran la constante.
Jesús
de la Helguera nació
el 28 de mayo de 1910 en Chihuahua. Su
infancia temprana la vivió en la Ciudad de México y, posteriormente, en
Córdoba, Veracruz. Debido a la Revolución Mexicana, se vio obligado a migrar a
Madrid, España, junto a su familia. A la edad de 12 años ingresó a la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, donde
estudió bajo la tutela del pintor y muralista Hipólito Hidalgo de Caviedes y Gómez.
Dos años más tarde estudió en la prestigiosa Academia de San Fernando,
donde estudió con grandes pintores como Cecilio Plá, Mario Carbonero, Manuel
Benedito, entre otros.
Sus obras y estudios en el
Museo del Prado lo hicieron acreedor a un galardón por parte del Círculo de
Bellas Artes. Gracias a ello, se convirtió en el ilustrador de diversas
editoriales.
A los 19 años, Jesús de la Helguera se
convirtió en maestro de dibujo en una primaria. Posteriormente, ganó una plaza
como maestro de arte en la Universidad de Bilbao, con lo cual su carrera
comenzó su ascenso.
Como si fuera
un juego del destino, al comenzar la Guerra Civil Española,
Jesús de Helguera se vio en la necesidad de regresar a México, pues no podía la
crisis económica ya no le permitía mantener a su esposa y sus dos hijos. Su
primer trabajo en México lo tuvo como ilustrador en la revista Sucesos para todos. A fin de poder pintar para la
revista, recorrió toda la República
Entre 1954 y 1970 trabajó para la editorial Galas de
México, la cual reprodujo su obra como producto publicitario para la tabacalera
La Moderna. Su obra exalta mayoritariamente aspectos folklóricos y
nacionalistas de México bajo la corriente de la modernización y el
desarrollismo. Debido a ello, una gran parte de su obra ilustra un México
idílico, lejano a la cruda realidad de la época posrevolucionario. Sus obras
cobran un aura mitológica y romántica, cuya meta era la comercialización.
Sus cuadros se reprodujeron en formato de calendarios,
mismos que eran distribuidos en la compra de cigarros. Las obras se volvieron
sumamente populares, pues se convirtieron en una forma económica de poseer arte
en los hogares mexicanos y exaltaban la identidad y las raíces.
Debido al éxito de
su obra, en Estados Unidos fue tomada durante mucho tiempo como el modelo de la
vida de México, lo cual estaba completamente alejado de la realidad. Sobre este
fenómeno, el escritor Carlos Monsiváis escribió que era “estética de la
mitomanía nacionalista”.
Jesús de la
Helguera falleció el 5 de diciembre de 1971 a causa de una hernia de intestino.
Se han realizado diversos homenajes en su honor.
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