Julio, el más carmelita de
los meses
El Profeta San Elías en el Monte Carmelo. Templo del Carmen
de Celaya
http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/15209
Se podría decir que julio es el más
carmelita de los meses, porque el 16 de ese mes la Iglesia celebra la fiesta de
la Virgen del Carmen y el 20 la de San Elías, profeta y fundador de la orden
carmelita.
El monte Carmelo está en Palestina y
domina la amplia bahía de San Juan de Acre, en el mar Mediterráneo. Allí vivió
san Elías, el gran profeta del Antiguo Testamento que bajo el reinado de Acab
(873-854 a.C.) realizó su misión combatiendo el sincretismo y la
idolatría que se habían propagado en medio del pueblo hebreo. San Elías tuvo
por sucesor a Eliseo, y fundó una orden para combatir a Baal y sus falsos
sacerdotes y profetas. Elías es recordado en particular por su desafío a los
sacerdotes de Baal, que terminó con la muerte de 450 de ellos a manos del
propio profeta.
Elías no murió, sino que como está
escrito en el Eclesiástico (48,1-16), fue arrebatado en un torbellino de fuego,
en carro tirado por caballos ígneos, en preparación para amonestar en tiempos
venideros.
Es un santo que pertenece a los siglos
futuros. No sólo por su profetismo, sino porque no murió y está destinado a
cumplir una misión al final de los tiempos junto con el también profeta Enoc.
Inspirado por el Espíritu Santo, Elías
contempló proféticamente en una pequeña nube la grandeza futura de la Santísima
Virgen María y puso con esa misteriosa visión los cimientos de la orden que
fundó. Todos los exegetas concuerdan en que dicha nube era figura de María
Santísima, que traería una lluvia de gracias sobre el mundo. Por eso, se afirma
que Elías fue el primer devoto de María, que transmitió esa devoción a sus
discípulos.
San Elías no sólo es modelo de devoción
mariana, sino también del combate cristiano por su lucha contra el politeísmo y
la inmoralidad que se propagaba por el pueblo de Israel. Según Cornelio a
Lapide, también es «símbolo de todos los profetas. No sólo por su perfección,
libertad y eficacia en la predicación, sino por la gloria de sus hazañas. Es
centinela, profeta, maestro, protector y apóstol del pueblo elegido y espejo de
los predicadores de la divina Palabra, porque su espíritu, lengua y gestos
forman una misma llama encaminada a convertir a los pueblos».
Nueve siglos más tarde, con la llegada
del cristianismo, muchos discípulos de San Elías –conocidos como hijos
del profeta– fueron bautizados por San Juan Bautista y se
distinguieron por su devoción a la Virgen, cuya Nazaret natal se encuentra a
pocos kilómetros del monte Carmelo.
Tras la diáspora del pueblo hebreo, los
eremitas de San Elías pasaron a constituir los hermanos de la Santísima Virgen
del monte Carmelo. La institución por él fundada sobrevivió porque los propios
musulmanes veneraban al profeta Elías, y en tiempos de las Cruzadas ese culto
se fue incrementando con la afluencia de peregrinos occidentales y caballeros.
Entre fines del siglo XII y principios
del XIII un grupo de peregrinos a Tierra Santa decidieron retirarse como
ermitaños para llevar una vida de oración en la cima del monte Carmelo. Eran ex
combatientes de las Cruzadas, y fueron conocidos como ermitaños del Carmelo.
San Alberto, patriarca de Jerusalén, restableció en 1208-1209 las austeras
costumbres de la Orden según la regla que todavía observan los carmelitas. Poco
antes de 1240, los monjes del monte Carmelo se trasladaron a Europa, llevando
consigo como precioso patrimonio una ternísima devoción a la Santísima Virgen.
A partir de 1726, la fiesta de la Virgen del Carmen entró en la liturgia de la
Iglesia universal mediante una bula de Benedicto XIII por la el 16 de julio de
cada años se celebra la manifestación más significativa de la materna
predilección de la Santísima Virgen por el Carmelo: su obsequio del santo
escapulario.
Los santos carmelitas, como san Elías,
son guías para nosotros. Y los profetas Elías y Enoc son testigos de la
Tradición de la Iglesia. Ninguno de estos profetas murió. Según la tradición,
viven en el Paraíso Terrenal, donde contemplan las cosas del Cielo pero están
atentos a cuanto sucede en la Tierra. «Esperan –escribe Plinio Correa de Oliveira–
que el reloj de la historia marque la hora de su regreso. Entonces los ángeles
los traerán a la Tierra para combatir al Anticristo. Vendrán para librar la
última batalla de la historia. Es un futuro maravilloso. Después de haber
vivido en la Tierra en el albor de los tiempos volverán para enlazar el
principio y el fin de la historia en un vínculo vivo que conecta y une la
totalidad de los tiempos».
Quien desee rezar y combatir por la
Iglesia, rece el Rosario, porte el escapulario y venere con la Virgen a los
ángeles y los santos, reservando entre estos un puesto de honor, sobre todo en
este mes de julio, al profeta Elías. San Elías, protege a la Iglesia y ruega
por nosotros.
https://adelantelafe.com/julio-el-mas-carmelita-de-los-meses/
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