LIBRO
DE LOS JUBILEOS
Traducción de la versión etiópica
INTRODUCCION
El
Libro de los Jubileos es una de las más importantes obras pseudoepigráficas del
Antiguo Testamento, tanto por su extensión relativa como por su coherente
contenido.
El
rasgo, muy propio de esta obra, de presentarse como una revelación efectuada
por encargo divino y en primera persona por un ángel «de la faz», o «divina
presencia»- a Moisés en el monte Sinaí. Aquél le hace depositario de las tablas
de la Ley y, a la vez, de profecías completas sobre las gracias y desgracias
que alcanzarían a Israel.
El
Libro de los Jubileos ha recibido también otras denominaciones, fácilmente
explicables por su contenido, como la de «Pequeño Génesis» «Apocalipsis de
Moisés», «Testamento de Moisés», «Libro de las Hijas de Adán» y «Vida de Adán»,
a las que hay que añadir, por supuesto, la de la versión etiópica, Mashafa
Kufale, «Libro de la distribución (de los días de la ley..., etc.)>>, Que
podría muy bien ser la original.
Su
autor es anónimo como en todo este tipo de obras.
Entre
los manuscritos del Mar Muerto se han encontrado catorce fragmentos hebreos de
varias copias de Jub. Jub refleja el ideario básico de la comunidad Esenia en
el puesto supremo y validez eterna de la ley, en el afán por mantener a Israel
apartado de la impureza e idolatría gentiles e incluso en la adopción del
calendario solar. Hay que reconocer, sin embargo, que otras ideas básicas de la
comunidad de Qumrán no aparecen en Jub, quizá debido a su propósito de insistir
sólo en los dos primeros libros del Pentateuco.
En
resumen, pues, el autor de Jub es probablemente un sacerdote, anónimo, con un
ideario básicamente esenio, pero que no forma parte estrictamente de esa
comunidad, por ser un «protoesenio» o un miembro independiente de ella.
Esto
nos lleva de la mano a la cuestión de la fecha de redacción y unidad de
composición de Jub.
Davenport,
quien, basándose en un minucioso análisis del carácter escatológico central de
la obra, concluye que no pertenece a un solo autor, sino a varios,
-considerando en su composición tres fases sucesivas: a) el discurso del ángel,
orientado a la enseñanza y legitimación de la Torá, que debe proceder del
período inicial macabeo anterior a las guerras (finales del siglo III o
comienzos del II a. C.); b) segunda edición escatológica, que refleja las
tribulaciones de la lucha contra los monarcas seléucidas originadas por las
culpas de Israel, pero mitigadas por la fe y esperanza en el triunfo final,
cuyo contexto más apropiado son las guerras macabeas (166- 160 a. C.), y c)
redacción final, inspirada en la temática del santuario como centro de Israel,
que se inclina a situar en Qumrán durante los reinados de Simón y Juan Hircano
(140- 104 a. C.). Debemos señalar, sin embargo, que el conjunto del libro
ofrece una robusta impresión de unidad, sin fisuras ni soluciones de
continuidad. El último editor, por tanto, debió de elaborar y remodelar el
conjunto de la obra.
EL
LIBRO DE LOS JUBILEOS
(MASHAFA
KUFALE)
Estas
son las palabras de la distribución de los días de la ley y el testimonio de
los hechos en los años, sus septenarios y sus jubileos, en todos los años del
mundo, tal como lo comunicó el Señor a Moisés en el monte Sinaí, cuando subió a
recibir las tablas de piedra de la ley y los mandamientos por orden del Señor,
según le dijo: «Sube a la cima del monte».
Capítulo
1
1
En el año primero del éxodo de los hijos de Israel de Egipto, en el tercer mes,
el dieciséis de este mes, habló el Señor a Moisés: -Sube al monte, donde yo
estoy, y te daré dos tablas de piedra con la ley y los mandamientos, que
enseñarás tal como los he escrito.
2
Subió Moisés al monte del Señor, y su gloria se asentó sobre el Sinaí, y una
nube lo cubrió por seis días. 3 Al séptimo día, el Señor llamó desde la nube a
Moisés, que vio la gloria del Señor como fuego ardiente en la cima del monte. 4
Moisés permaneció en el monte cuarenta días y cuarenta noches, y el Señor le
mostró lo pasado y lo futuro de la distribución de todos los días de la ley y
la revelación. 5 Dijo:
APOSTASÍA
DE ISRAEL –
Presta
atención a todo lo que voy a decirte en este monte y escríbelo en un libro,
para que vean sus generaciones que no les perdonaré el mal que hicieren,
descuidando la norma que establezco hoy entre tú y yo, por siempre, en el monte
Sinaí. 6 Ocurrirá, cuando les llegue cualquier castigo, que estas palabras
darán testimonio contra ellos, y caerán en la cuenta de que yo soy más justo
que ellos en todas sus leyes y acciones, y que he sido con ellos fiel. 7 Tú
copia estas palabras que hoy te comunico, pues conozco su contumacia y dura
cerviz desde antes de traerlos a la tierra que prometí a sus padres, Abrahán,
Isaac y Jacob, cuando dije:
«A vuestra descendencia daré
una tierra que mana leche y miel; comerán, se hartarán», 8 y se volverán a
dioses falsos, que no los salvarán de ninguna tribulación: óigase esta
revelación como testimonio contra ellos.
9
Olvidarán todos mis mandamientos, todo lo que les ordeno; se irán tras los
gentiles, sus abominaciones e ignominias, darán culto a sus dioses que les
servirán de escándalo, tribulación, dolor y añagaza. 10 Muchos perecerán, serán
cogidos y caerán en manos del enemigo, pues abandonaron mi ley y mis
mandamientos, las festividades de mi alianza, mis sábados, mis santuarios, que
me consagré entre ellos, mi tabernáculo y mi templo, el que me santifiqué en la
tierra para poner mi nombre sobre él permanentemente. 11 Se harán túmulos,
bosques sagrados e ídolos, adorando vanamente cada cual al suyo, sacrificando
sus hijos a los demonios y a todas las falsas obras de sus corazones.
12
Enviare a ellos testigos para exhortarlos, pero no escucharán e incluso los
matarán. Perseguirán a los que estudien la ley, la abolirán toda y pasarán a obrar
mal ante mis ojos. 13 Yo les ocultaré mi rostro, entregándolos a manos de los
gentiles para ser esclavizados, presos y devorados, y los echaré de la tierra
de Israel, dispersándolos entre las naciones. 14 Olvidarán toda mi ley, mis
mandamientos y mi legislación, equivocando el novilunio, el sábado, la
festividad, el jubileo y la norma. 15 Entonces se volverán a mí de entre las
naciones con todo su corazón, todo su espíritu y toda su fuerza; los congregaré
de entre todas ellas, y me rogarán que vaya a su encuentro. Cuando me busquen
con todo su corazón y todo su espíritu, yo les mostraré una salvación plena en
la justicia. 16 Los convertiré en vástago recto con todo mi corazón y todo mi
espíritu, y vendrán a ser bendición y no maldición, cabeza y no cola. 17
Construiré mi templo, y moraré entre ellos; seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo verdadera y justamente. 18 No los abandonaré ni repudiaré, pues yo soy
el Señor, su Dios.
INTERCESIÓN DE
MOISÉS
19
Entonces Moisés cayó de bruces y oró así:
-Señor
y Dios mío, no dejes a tu pueblo y heredad seguir el extravío de sus corazones,
ni los entregues a manos de sus enemigos gentiles, que los sojuzguen y hagan
pecar contra ti. 20 Álcese, Señor, tu misericordia sobre tu pueblo, y créales
un espíritu recto; no los rija el espíritu de Beliar, para acusarlos luego ante
ti, apartándolos de todo sendero justo de modo que perezcan ante tu faz. 21
Ellos son tu pueblo y heredad que has librado con tu gran poder de manos de los
egipcios. Créales un corazón puro y un espíritu santo, para que no tropiecen en
sus pecados desde ahora por siempre.
22
Respondió el Señor a Moisés: -
Yo
conozco la terquedad de su pensamiento y su dura cerviz: no escucharán para
conocer su pecado y los de sus padres. 23 Pero luego se volverán a mí con toda
rectitud, todo corazón y todo espíritu. Cortaré el prepucio de sus corazones y
los de su descendencia, y les crearé un espíritu santo, purificándolos para que
no se aparten de mí desde ese día por siempre. 24 Su alma me seguirá a mí y
todos mis mandamientos, que serán restaurados entre ellos: yo seré su padre, y
ellos, mis hijos. 25 Serán llamados todos hijos de Dios vivo, y sabrán todos
los ángeles y espíritus que ellos son mis hijos, y yo, su padre recto y justo y
que los amó. 26 Tú escribe todas las palabras que hoy te comunico en este
monte, lo pasado y lo venidero, con la distribución de los días de la ley y la
revelación y de los septenarios de los jubileos hasta siempre, hasta que yo
descienda y more con ellos por todos los siglos de los siglos.
EL ÁNGEL ESCRIBE
LA LEY PARA MOISÉS
27
Dijo entonces al ángel de la faz: -
Escribe
a Moisés (lo ocurrido) desde el principio de la creación hasta que me
construyan mi templo entre ellos por los siglos de los siglos y se muestre el
Señor a los ojos de todos y sepan que yo soy el Dios de Israel, padre de todos
los hijos de Jacob, rey eterno en el monte Sión y sean Sión y Jerusalén santos.
29
Y el ángel de la faz, que marchaba ante los tabernáculos de Israel tomó las
tablas de la distribución de los años desde la creación las de la ley y la
revelación por septenarios y jubileos, según cada año, en todo el cómputo anual
de los jubileos, desde el día de la creación hasta que se renueven los cielos y
la tierra y toda su estructura de acuerdo con las potencias celestiales, hasta
que se cree el templo del Señor en Jerusalén, en el monte Sion, y todas las
luminarias se renueven para remedio, salvación y bendición de todos los
elegidos de Israel, y sea así desde ese día por siempre en la tierra.
Capítulo
2
LA CREACIÓN
1
Dijo el ángel de la faz a Moisés, por orden del Señor: -Escribe toda la
narración de la creación: cómo en seis días terminó el Señor Dios toda su obra
y lo que había creado, cómo descansó el día séptimo, santificándolo por toda la
eternidad y estableciéndolo como señal de toda su obra.
2
En el primer día creó el cielo superior, la tierra, las aguas, todos los
espíritus que ante el sirven, los ángeles de la faz, los ángeles santos, los
del viento de fuego, los ángeles de la atmósfera respirable, los ángeles del
viento de niebla, de tiniebla, granizo, nieve y escarcha, los ángeles del
trueno y los relámpagos, los ángeles de los vientos de hielo y calor, de
invierno, primavera, verano y otoño, y todos los vientos de la obra de cielos y
tierra, los abismos, la
3
Entonces vimos su obra, y lo bendijimos y alabamos en su presencia a causa de
toda ella, pues había hecho siete grandes obras en el primer día.
4
En el segundo día hizo el firmamento entre aguas, dividiéndose éstas en aquel
día: la mitad subió a lo alto, y la otra mitad descendió bajo el firmamento,
sobre la superficie de la tierra. Sólo esta obra hizo en el segundo día.
5
En el tercer día dijo a las aguas: -
Trasládense
de la superficie de toda la tierra a un lugar, y muéstrese la tierra firme.
6
Así lo hicieron, tal como les ordenó. Se retiraron de la faz de la tierra a un
lugar, fuera de este firmamento, de modo que apareció la tierra firme.
7
En aquel día creó todos los mares en cada lugar de confluencia, todos los ríos
y cursos de agua en los montes y en toda la tierra, todos los estanques y todo
el rocío, las semillas para la siembra y todo lo que germina, los árboles
frutales, los bosques y el Jardín del Edén de las delicias y todo: estas cuatro
grandes obras hizo en el día tercero.
8
En el cuarto día hizo el sol, la luna y las estrellas. Los colocó en la bóveda
celeste para que iluminaran toda la tierra, gobernaran el día y la noche, y
separaran la tiniebla y la luz.
9
El Señor puso el sol sobre la tierra como gran señal de días, semanas, meses,
festividades, años, septenarios, jubileos y todas las estaciones. 10 Separa la
luz de la tiniebla y es la salud por la que prospera cuanto germina y crece
sobre la tierra. Estas tres especies hizo en el día cuarto.
11
En el día quinto creó los grandes cetáceos en los abismos acuáticos, pues éstos
fueron los primeros seres carnales hechos por sus manos, los peces y cuanto se
mueve en el agua y todo lo que vuela: las aves y todas sus especies.
12
El sol salió sobre ellos para su salud y sobre cuanto había en la tierra,
cuanto de ella germinaba, todos los árboles frutales y todo ser carnal. Estas
tres especies hizo el quinto día.
13
El día sexto hizo todas las bestias terrestres, todos los animales y reptiles
14 y, después de todo esto, hizo al hombre. Varón y mujer los hizo, dándoles
poder sobre cuánto hay en la tierra y en los mares, sobre los volátiles, sobre
toda bestia, animal y reptil: sobre toda la tierra y sobre todos éstos le dio
poder. Estas cuatro especies hizo en el día sexto, 15 alcanzando un total de
veintidós especies. 16 Acabó su obra el día sexto, todo lo que hay en los
cielos y la tierra, en los mares y los abismos, en la luz y la tiniebla y en
todo.
Institución del
Shabat
17
El Señor nos dio como gran señal el día del shabat, para que trabajemos durante
seis días y descansemos el séptimo de todo trabajo. 18 A todos los ángeles de
la faz y a todos los ángeles santos, estas dos grandes clases, nos ordenó que
descansáramos con él en el cielo y la tierra, 19 y nos dijo: -
Me escogeré un pueblo entre
todos los pueblos. También ellos observarán el shabat, los consagraré como mi
pueblo y los bendeciré. Como santifiqué el día del shabat, así me los
santificaré y bendeciré; serán mi pueblo, y yo seré su Dios. 20 He escogido a
la estirpe de Jacob de cuantos he visto, y me lo he designado como hijo
primogénito, santificándomelo por toda la eternidad: les enseñaré el shabat,
para que en él descansen de todo trabajo.
21
Ese día lo creó el Señor como señal para que también ellos descansen con
nosotros en el día séptimo. Que coman, beban y bendigan al que creó todo, así
como bendijo y santificó para sí a un pueblo que sobresale por encima de todos
los pueblos, para que observe el shabat juntamente con nosotros. 22 y su
voluntad dispuso que ascendiera buen aroma aceptable ante él siempre.
23
Veintidós patriarcas hay de Adán a Jacob, y veintidós especies de obras fueron
hechas hasta el día séptimo: éste es bendito y santo, y aquél también es
bendito y santo. Uno y otro existen para santidad y bendición, 24 y a éste le
fue dado ser santificado y bendito como lo fue el séptimo día en todos los días
benditos y santos de la revelación y ley primera.
25
El Señor creó los cielos y la tierra, y todo lo que creó lo realizó en seis
días, e hizo el día séptimo santo para toda su obra. Por eso ordenó que todo el
que en él haga cualquier trabajo muera, y quien lo profane muera ciertamente.
26 Ordena tú a los hijos de Israel que guarden este día, santificándolo y no
haciendo en él ningún trabajo; que no lo profanen, pues es más santo que todos
los demás días. 27 Todo el que lo mancille muera sin remedio. Quien haga en él
cualquier trabajo muera por siempre, de modo que los hijos de Israel guarden
este día por todas sus generaciones y no sean desarraigados de la tierra, pues
es un día santo y bendito. 28 Todo hombre que lo guarde y descanse en él de
todo trabajo será siempre santo y bendito como nosotros. 29 Comunica a los
hijos de Israel la sentencia sobre este día: que descansen en él y no lo
descuiden por error de sus corazones no sea que se hagan en él acciones que no
deban ser, obrando en él conforme a su propia voluntad. Que no preparen en él
nada que vayan a comer o beber, ni saquen agua, ni metan o saquen cualquier
objeto transportable por sus puertas que ellos no hubiesen dejado preparado
para hacer en sus moradas el día sexto. 30 No metan ni saquen nada de casa a
casa en ese día, pues es más santo y bendito que todos los días jubilares.
En
él descansamos en los cielos desde antes de que se enseñara a todo mortal en la
tierra a descansar en él. 31 El Creador de todo bendijo el shabat, pero no
santificó a todo pueblo y nación con su observancia, sino sólo a Israel: sólo a
él lo dio para que coman, beban y descansen sobre la tierra. 32 El Creador de
todo dispuso este día para bendición, santidad y gloria, entre todos los días.
33 Esta ley y revelación fue dada a los hijos de Israel como ley eterna para
todas sus generaciones.
Capítulo
3
1
En los seis días de la segunda semana llevamos a Adán, por orden del Señor,
todas las bestias, animales, aves, reptiles y seres acuáticos, según sus
especies y formas. En el primer día, a las bestias; a los animales, en el
segundo; a las aves, en el tercero; a todos los reptiles, en el cuarto a los
seres acuáticos, en el quinto. 2 Adán dio nombre a cada uno: tal como los
llamó, así fue su nombre. 3 En estos cinco días estuvo viendo Adán que todos
ellos, toda especie de la tierra, eran macho y hembra, mientras él estaba solo
y no hallaba compañero semejante a él que le ayudase. 4 El Señor nos dijo:
CREACIÓN DE EVA.
PURIFICACIONES DE LA MUJER
-No
es bueno que esté el hombre solo: hagámosle un auxiliar como él.
5
Y el Señor nuestro Dios, le infundió un sopor, de manera que se durmió. Tomó
para formar a la mujer uno de sus huesos. Y así lo hizo: aquella costilla es el
origen de la mujer. Y arregló con carne su lugar tras formar a la mujer.
6
El Señor despertó a Adán de su sueño. Este se levantó, en el día sexto, y Dios
le trajo su mujer. Adán la vio y exclamó: -Esto es, pues, hueso de mi hueso y
carne de mi carne: ésta será llamada hembra, pues de hombre fue tomada. 7 Por
esto serán el hombre y la mujer uno; por esto dejará el hombre a su padre y a
su madre, se unirá a la mujer, y serán una sola carne.
8
En la primera semana fue creado Adán y la costilla que habría de ser su mujer;
en la segunda semana se la mostró: por eso se dio orden de guardar una semana
por varón, y dos por hembra, en la impureza de ellas.
9
Cuando Adán hubo pasado cuarenta días en la tierra donde fue creado, lo llevamos
al Jardín del Edén, para que lo labrara y guardara, y a su mujer, a los ochenta
días, tras los cuales entró en el Jardín del Edén.
Por
esto se escribió un mandamiento en las tablas celestiales sobre la parturienta:
«Si da a luz un varón, permanecerá en su impureza una semana, los siete días
primeros, y treinta y tres días luego en sangre de purificación, sin tocar nada
sagrado, ni entrar en el templo, hasta que se cumplan estos días por varón. 11
Y por hembra, permanecerá en su impureza dos semanas, los catorce primeros
días, y sesenta y seis días luego en sangre de purificación, siendo el total
ochenta días». 12 Tras cumplir estos ochenta días la hicimos entrar en el
Jardín del Edén, pues es más santo que toda la tierra, y todos los árboles en
él plantados son santos.
13
Por eso se fijó a la que pare varón y hembra su norma de estos días:
-«No
toque nada sagrado ni entre en el templo hasta cumplirse estos días por el
varón y por la hembra». 14 Esta es la ley y revelación que fue escrita a los
hijos de Israel: guárdenla perpetuamente.
EL PARAÍSO
15
Durante el primer septenario del primer jubileo estuvieron Adán y su mujer en
el Jardín del Edén, labrando y guardándolo, pues le dimos labor y le
enseñábamos a hacer cuanto es propio del trabajo. 16 Estuvo trabajando desnudo,
sin darse cuenta ni avergonzarse, guardando el jardín de las aves, las bestias
y los animales, recogiendo sus frutos, comiendo y dejando un resto para él y su
mujer: dejaba lo que había de guardarse.
LA TENTACIÓN
17
Al final de los siete años que pasó allí, siete años exactos, el diecisiete del
segundo mes, llegó la serpiente, se acercó a la mujer y le dijo: -¿El Señor os
ha ordenado no comer ningún fruto de los árboles del jardín?
18
Ella respondió: -De todos los frutos de los árboles del jardín nos ha dicho el
Señor: «Comed»; pero del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha
dicho: «No comáis, ni lo toquéis, no sea que muráis».
19
Dijo la serpiente a la mujer:
-No es que vayáis a morir,
sino que sabe el Señor que, el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos
y seréis como dioses, conociendo el bien y el mal.
20
Viendo la mujer que el árbol era placentero y agradable a la vista, y sus
frutos buenos de comer, tomó de ellos y comió. 21 Luego cubrió sus partes
verendas con hojas tempranas de higuera y dio a Adán, que comió, abriéndosele
los ojos y viendo que estaba desnudo. 22 Cogió, entonces, hojas de higuera y,
cosiéndoselas, se hizo un ceñidor y cubrió sus vergüenzas.
23
El Señor maldijo a la serpiente y se enojó con ella perpetuamente.
También
se enojó contra la mujer, pues había escuchado la voz de la serpiente y comido.
Le dijo:
24
-Ciertamente multiplicaré tus dolores y congojas: con dolor parirás hijos, de
tu marido dependerás, y él te gobernará.
25
y a Adán le dijo:
-Porque
has escuchado la voz de tu mujer y has comido de este árbol, del que te ordené
no comer, será maldita la tierra por tu causa, produciéndote espinas y abrojos.
Y comerás tu pan con el sudor de tu rostro, hasta que vuelvas a la tierra de
donde fuiste tomado, pues tierra eres y a la tierra volverás.
EXPULSIÓN DEL
EDÉN
26
Luego les hizo vestidos de piel, se los puso y los echó del Jardín del Edén. 27
Y el día en que salió del Jardín, ofreció Adán un buen aroma, aroma de
incienso, gálbano, mirra y nardo, por la mañana cuando salía el sol, el día en
que cubrió sus vergüenzas. 28 En aquel día quedaron mudas las bocas de todas
las bestias, animales, pájaros, sabandijas y reptiles, pues hablaban todos,
unos con otros, en un mismo lenguaje e idioma.
29
Dios expulsó del Jardín del Edén a todo mortal que allí había: todos fueron
dispersados, según sus especies y naturaleza, hacia e11ugar que se les había
creado. 30 Pero sólo a Adán permitió cubrir sus vergüenzas entre todas las
bestias y animales. 31 Por eso fue ordenado en las tablas celestiales a cuantos
conocen el temor de la ley que cubran sus vergüenzas y no se descubran, como
hacen los gentiles. 32 A primeros del cuarto mes salieron Adán y su mujer del
Jardín del Edén y moraron en la tierra de Elda, su país de origen. 33 Adán puso
a su mujer el nombre de Eva. 34 No tuvieron hijos durante el primer jubileo,
tras el cua1 1a conoció. 35 Y él trabajaba la tierra como había aprendido en el
Jardín del Edén.
CAÍN Y ABEL
Capítulo
4
1
En el tercer septenario del segundo jubileo, parió Eva a Caín, y en el cuarto a
Abel, y en el quinto a su hija Awan. 2 A comienzos del tercer jubileo, Caín
mató a Abel, porque Dios aceptaba la ofrenda de sus manos, pero no su
sacrificio. 3 Lo mató en el campo, y su sangre clamó de la tierra al cielo,
quejándose por el muerto. 4 El Señor reprendió a Caín a causa de Abel, por
haberlo matado. Lo hizo errante sobre la tierra a causa de la sangre de su
hermano y lo maldijo. 5 Por eso se escribió en las tablas celestiales: «Maldito
sea quien hiera a otro con maldad». Y dijeron cuantos lo vieron y oyeron: «Así
sea; y el hombre que lo vea y no lo diga, sea también maldito». 6 Por eso vamos
a comunicar al Señor, nuestro Dios, todo pecado que haya en el cielo y la
tierra, en luz y tiniebla, y en todo. 7 Adán y su mujer estuvieron en duelo por
Abel cuatro septenarios. Pero al cuarto año del quinto septenario se alegraron,
y conoció nuevamente a su mujer, que le parió un hijo al que puso de nombre
Set, pues dijo: «Nos ha suscitado el Señor otra semilla sobre la tierra, en
lugar de Abel, ya que lo mató Caín». 8 En el sexto septenario engendro a su
hija Azura. 9 Caín tomó por mujer a su hermana Awan, que le parió a Henoc al
final del cuarto jubileo. En el año primero del primer septenario del quinto jubileo
se construyeron casas en la tierra, y Caín construyó una ciudad a la que dio el
nombre de su hijo Henoc.
OTROS HIJOS DE
ADÁN Y EVA
10
Adán conoció a Eva, su mujer, que le parió todavía nueve hijos.
11
En el quinto septenario del quinto jubileo tomó Set a su hermana Azura como
mujer, y en el cuarto le parió a Enós. 12 Este fue el primero en invocar el
nombre de Dios sobre la tierra. 13 En el séptimo jubileo, en el tercer
septenario, tomó Enós a su hermana Noam por mujer, la cual le parió un hijo en el
año tercero del quinto septenario, al que llamó Cainán. 14 Al concluir el
octavo jubileo, Cainán tomó por mujer a su hermana Mualet, que le parió un hijo
en el noveno jubileo, en el primer septenario, en el tercer año, al cual llamó
Malaleel. 15 En el segundo septenario décimo jubileo, Malaleel tomó por mujer
suya a Dina, hija de Baraquiel, prima suya. Esta le parió un hijo en el tercer
septenario, en el año sexto, al que llamó de nombre Jared, pues en sus días
bajaron los ángeles del Señor a la tierra, los llamados «custodios», a enseñar
al género humano a hacer leyes y justicia sobre la tierra.
16
En el jubileo undécimo, en el cuarto septenario, Jared tomó por esposa a una
mujer llamada Baraca, hija de Rasuel, prima suya, quien le parió un hijo en el
quinto septenario, en el año cuarto, del jubileo, al que puso de nombre Henoc.
17 Este fue el primero del género humano nacido sobre la tierra que aprendió la
escritura, la doctrina y la sabiduría, y escribió en un libro las señales del
cielo, según el orden de sus meses, para que conocieran los hombres las
estaciones de los años, según su orden, por sus meses. 18 Él fue el primero que
escribió una revelación y dio testimonio al género humano en la estirpe
terrenal. Narró los septenarios de los jubileos, dio a conocer los días de los
años, estableció los meses y refirió las semanas de años, como le mostramos. 19
Vio en visión nocturna, en sueño, lo acontecido y lo que sucederá, y qué
ocurrirá al género humano en sus generaciones hasta el día del juicio. Vio y
conoció todo, y escribió su testimonio, dejándolo como tal sobre la tierra para
todo el género humano y sus generaciones. 20 Y en el duodécimo jubileo, en su
séptimo septenario, tomó por esposa a una mujer llamada Edni, hija de Daniel,
su prima, que en el año sexto, en este septenario, le parió un hijo, al que
llamó Matusalén.
HENOC
21
Henoc estuvo con los ángeles del Señor seis años jubilares. Ellos le mostraron
cuanto hay en la tierra, en los cielos y el poder del sol, y lo escribió todo.
22 Exhortó a los «custodios» que habían prevaricado con las hijas de los
hombres, pues habían comenzado a unirse con las hijas de la tierra, cometiendo
abominación, y dio testimonio contra todos ellos.
23
Fue elevado de entre los hijos del género humano, y lo enviamos al Jardín del
Edén para gloria y honor. Y allí esta, escribiendo sentencia y juicio eternos y
toda la maldad de los hijos de los hombres.24 Por ello hizo el Señor llegar el
agua del diluvio sobre toda la tierra del Edén, pues allí fue puesto él como
señal y para que diera testimonio contra todos los hijos de los hombres,
narrando todas sus acciones hasta el día del juicio.
25
Y él quemó aromas del templo, agradables al Señor, en el monte meridional.
26
Pues cuatro sitios en la tierra son del Señor: el Jardín del Edén, el monte
oriental, este monte en que estás hoy, el monte Sinaí, y el monte Sión, que
será santificado en la nueva creación para santidad de la tierra. A causa de
éste será santificada la tierra de toda iniquidad e Impureza para siempre.
MUERTE DE ADÁN Y
CAÍN
27
En el jubileo decimocuarto tomó Matusalén por esposa a Edna, hija de Ezrael, su
prima, en el tercer septenario, en el año primero de aquél, y engendró un hijo
al que llamó Lamec. 28 En el Jubileo decimoquinto, en el tercer septenario, tomó
por esposa Lamec, a una mujer llamada Betenos, hija de Baraquiel, su prima.
Esta le parió un hijo en este septenario, al que llamó Noé, pues se dijo: «Este
me consolará de todo mi pesar y todo mi trabajo, así como de la tierra que
maldijo el Señor.
29
Al concluir el jubileo decimonono, en el séptimo septenario, en el año sexto,
murió Adán y lo sepultaron todos sus hijos en la tierra de su origen.
Él
fue el primero que recibió sepultura en la tierra, 30 faltándole setenta años
para los mil, pues mil años son como un día en la revelación celestial. Por eso
se escribió acerca del árbol de la ciencia: «En el día en que comáis de él,
moriréis»; por eso no cumplió los años de este día, pues en él murió.
31
Un año tras él, al concluir este jubileo, murió Caín. Le cayó su casa encima, y
pereció en ella muerto por sus piedras, pues con piedra había asesinado a Abel,
y con piedra fue muerto en justa sentencia. 32 Por eso se legisló en las tablas
celestiales: «Con el instrumento con que matare un hombre a otro, seamuerto, y
como lo hubiere herido, así harán con él». 33 Y en el jubileo vigésimo quinto,
tomó Noé por esposa a una mujer de nombre Emzara, hija de Baraquiel, su prima,
en el año primero del quinto septenario. En el año tercero le parió a Sem, en
el quinto a Cam y en el año primero del sexto septenario le parió a Jafet.
CORRUPCIÓN DE LA
CREACIÓN Y ANUNCIO DEL CASTIGO
Capítulo
5
1
Cuando los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la
tierra y tuvieron hijas, vieron los ángeles del Señor, en un año de este
jubileo, que eran hermosas de aspecto. Tomaron por mujeres a las que eligieron
entre ellas, y les parieron hijos, que fueron los gigantes.
2
Creció entonces la iniquidad sobre la tierra, y todos los mortales corrompieron
su conducta, desde los hombres hasta los animales, bestias, aves y reptiles.
Todos corrompieron su conducta y norma, empezaron a devorarse mutuamente,
creció la iniquidad sobre la tierra y los pensamientos conscientes de todos los
hijos de los hombres eran malvados siempre.
3
Miró entonces el Señor a la tierra, y he aquí que todo estaba corrompido, que
todo mortal había desviado su norma, y que todos cuantos había en la tierra
hacían mal ante sus ojos. 4 Y dijo:
-Destruiré
al hombre y a todos los mortales sobre la faz de la tierra que creé.
5
Sólo Noé halló gracia ante los ojos del Señor. 6 Se enojó sobremanera con los
ángeles que había enviado a la tierra, despojándolos de todo su poder, y nos
ordenó atarlos en los abismos de la tierra, donde están presos y abandonados. 7
Y contra sus hijos emanó sentencia de herirlos con espada y hacerlos
desaparecer de bajo el cielo. 8 Dijo:
-No
permanecerá mi espíritu sobre los hombres eternamente, pues carne son: sean sus
días ciento veinte años. 9 y envió entre ellos su espada para que se matasen
unos a otros.
Este
comenzó a matar a aquél, hasta que todos cayeron por la espada y desaparecieron
de la tierra 10 a la vista de sus padres, quienes fueron encarcelados luego en
los abismos de la tierra hasta el gran día del juicio, para que sea firme la
sentencia contra todos los que corrompieron su conducta y sus acciones ante el
Señor. 11 A todos los barrió de su lugar, y no quedó uno de ellos a quien no
condenara por su maldad. 12 Hizo para toda su obra una nueva y justa creación, para
que no prevaricaran nunca y fueran justos, cada uno en su especie, por siempre.
13 El juicio de todos quedó establecido y escrito en las tablas celestiales,
sin injusticia: a cuantos transgredieran la conducta que les había sido
asignado seguir les quedó escrita la sentencia, a cada naturaleza y a cada
especie. 14 Nada hay en los cielos y en la tierra, en la luz y en las
tinieblas, en el seol, el abismo y lo oscuro, cuyo juicio no esté establecido,
escrito y grabado.
15
Hay sentencia acerca de todo, pequeño y grande; lo grande según su magnitud, y
lo pequeño según su pequeñez: juzgará a cada uno según su conducta. 16 No es él
aceptador de personas ni ansioso de regalos: si falla, ejecuta la sentencia a
cualquiera. Aunque le ofrezcan cuanto hay en la tierra, no aceptará cohecho, ni
hará acepción de personas, ni recibirá nada de su mano, pues es justo juez. 17
A los hijos de Israel les ha sido escrito y establecido que, si vuelven a él
con justicia, les perdonará toda su culpa y absolverá de todos sus pecados; 18
escrito y establecido está que tendrá misericordia de cuantos se arrepientan de
todos sus errores una vez al año.
EL DILUVIO
19
De cuantos habían corrompido su conducta y juicio antes del diluvio no aceptó
más que a Noé. Lo aceptó por sus hijos, a los que salvó de las aguas del
diluvio por él; justo era aquel corazón en todo su proceder respecto a lo que
le fue ordenado, y nada transgredió que le estuviera establecido. 20 Dijo el
Señor que destruiría cuanto había sobre el suelo, desde el hombre hasta los
animales y bestias, aves del cielo y reptiles, 21 y mandó a Noé que se hiciera
un arca para salvarlo de las aguas del diluvio. 22 Noé la construyó según le
ordenó, en el jubileo vigésimo séptimo, en el quinto septenario, en el quinto
año. 23 Y entró en ella en el año sexto, en el segundo mes, a primeros de este
mes: hasta el dieciséis estuvieron entrando él y cuanto le hicimos meter en el
arca, y el Señor la cerró por fuera el diecisiete por la tarde. 24 Abrió el
Señor las siete cataratas del cielo y las bocas de las fuentes del gran abismo
en número de siete bocas. 25 Comenzaron las cataratas a soltar agua desde el
cielo, cuarenta días y cuarenta noches, y también las fuentes del abismo
hicieron subir agua desde abajo, hasta llenarse todo el mundo de líquido. 26 El
agua creció sobre la tierra, elevándose quince codos por encima de todos los
altos montes. El arca se elevó también sobre la tierra y flotaba sobre la faz
de las aguas.
27
El agua permaneció sobre la faz de la tierra cinco meses, que son ciento
cincuenta días, 28 y el arca fue a parar sobre la cima del Lubar, uno de los
montes Ararat. 29 En el cuarto mes se cerraron las fuentes del gran abismo, y
las cataratas del cielo quedaron retenidas; a comienzos del séptimo mes, se
abrieron todas las bocas de las simas de la tierra, y el agua comenzó a
descender al abismo inferior. 30 A primeros del décimo mes aparecieron las
cimas de los montes, y a primeros del primer mes apareció la tierra. 31 Las
aguas se secaron sobre la tierra en el quinto septenario, en su año séptimo; el
diecisiete del segundo mes se secó la tierra, 32 y en el veintisiete, abrió el
arca y sacó de su interior a las bestias, animales, pájaros y reptiles.
ALIANZA DE DIOS
CON NOÉ
Capítulo
6
1
A primeros del tercer mes, salió del arca y construyó un altar en aquel monte.
2 Mostrándose sobre la tierra, tomó un cabrito y expió con su sangre todo el
pecado de la tierra, pues había perecido cuanto en ella hubo, salvo lo que
estaba en el arca con Noé. 3 Ofreció la grasa sobre el altar y, tomando un
buey, un cordero, una oveja, cabritos, sal, tórtolas y palominos, ofreció un
holocausto en el altar. Echó sobre ello una ofrenda de masa de harina con
aceite, hizo una libación de vino y derramó encima de todo incienso, haciendo
elevarse un buen aroma, grato ante el Señor. 4 Aspiró el Señor el buen aroma e
hizo con él un pacto para que no hubiera sobre la tierra diluvio que la
destruyese:
-En todos los días de la tierra no
faltará sementera y mies, frío y calor, verano e invierno; el día y la noche no
cambiarán su norma ni faltarán jamás. 5 Creced y multiplicaos en la tierra,
aumentad en número y servidle de bendición. Os haré temidos y terribles a
cuantos hay en ella y en el mar. 6 Os otorgo todas las bestias, los animales
volátiles, réptiles de la tierra y los peces en las aguas, todos, como
alimento. También os concedo las verduras: comed de todo. 7 Pero no comáis
carne con espíritu, con sangre, pues la vida de todo ser carnal está en la
sangre, no sea que se os demande vuestra sangre con vuestra vida. De mano de
cualquier hombre, de mano de todos reclamaré la sangre humana. 8 Todo el que
derrame sangre de hombre, por mano de hombre será su sangre derramada, pues a
su imagen hizo el Señor a Adán. 9 Creced vosotros y multiplicaos sobre la
tierra.
10
Noé y sus hijos juraron no comer sangre alguna de ningún ser carnal, e hizo
pacto eterno ante el Señor Dios para siempre en este mes. 11 Por eso te ha
dicho: «Harás tú también un pacto con los hijos de Israel este mes en el monte,
con juramento, y derramarás sobre ellos sangre por todas las palabras de la
alianza que ha concluido el Señor con ellos para siempre. 12 Escrito os queda
este testimonio, para que lo guardéis siempre:
No comáis nunca sangre de bestia,
animal o ave en todos los días de la tierra. Quien comiere sangre de bestia,
animal o ave en todos los días de la tierra será arrancado de ella, él y su
descendencia. 13 Ordena tú a los hijos de Israel que no coman sangre, para que
permanezca siempre su nombre y descendencia ante el Señor vuestro Dios. 14 Esta
ley no tiene término de días, pues es perpetua: guárdenla por todas las
generaciones, para que rueguen por sí con sangre, ante el altar, cada día; al
tiempo del amanecer y del atardecer implorarán siempre ante el Señor que la
observen y no sean desarraigados».
FIESTA DE LAS
SEMANAS
15
Dio a Noé y sus hijos una señal de que no habría otro diluvio sobre la tierra:
16 puso un arco en las nubes como señal de pacto eterno de que no habría ya
nunca más diluvio sobre la tierra para destruirla. 17 Por eso quedó establecido
y escrito en las tablas celestiales que celebrarían la festividad de las
Semanas en este mes, una vez al año, para renovar la alianza todos los años. 18
Toda esta festividad se venía celebrando en los cielos desde el día de la creación
hasta los días de Noé, durante veintiséis jubileos y cinco septenarios, y Noé y
sus hijos la guardaron por siete jubileos y un septenario. Cuando murió Noé,
sus hijos la violaron, hasta los días de Abrahán, y comían sangre. 19 Pero
Abrahán la guardó, al igual que Isaac y Jacob y sus hijos hasta tus días, en
los cuales la descuidaron los hijos de Israel hasta que se la renové en este
monte. 20 Ordena tú también a los hijos de Israel que guarden esta festividad
en todas sus generaciones.
Es
un mandamiento para ellos: un día al año en este mes celebrarán esta fiesta. 21
Es festividad de semanas y de primicias. Es doble y de dos clases esta fiesta,
cuya celebración ha de realizarse según está escrito y grabado. 22 Pues he
dispuesto en el libro de la ley primera que te escribí que la celebres en su
fecha, un día al año. También te especifiqué su ofrenda, para que los hijos de
Israel recuerden esta fiesta y la guarden siempre en este mes, un día cada año.
NOVILUNIOS Y
DIVISIÓN DEL AÑO
23
El primero del primer mes, del cuarto, del séptimo y del décimo son días
memorables, días de estación en las cuatro partes del año: escritos y regulados
están para testimonio eterno. 24 Noé los adoptó como fiestas para las
generaciones futuras, pues ellos le sirvieron de memorial. 25 A primeros del
primer mes, le fue ordenado que hiciera el arca; en él se secó la tierra, abrió
el arca y vio tierra. 26 A primeros del cuarto mes se cerró la boca de las
profundidades del abismo inferior; a primeros del séptimo se abrieron todas las
bocas de las profundidades de la tierra y comenzaron las aguas a bajar a su
interior, 27 y a primeros del décimo se vieron las cimas de los montes, y se
alegró Noé. 28 Por eso se los instituyó como fiestas memorables para siempre, y
así están establecidas 29 y las registran en las tablas celestiales. Cada trece
semanas, una fiesta, y su conmemoración pasa de unas semanas a otras, de las
primeras a las segundas, de las segundas a las terceras y de las terceras a las
cuartas; 30 el total de los días de esta regla son cincuenta y dos semanas,
todas las cuales hacen un año completo. 31 Así se inscribió y fijó en las
tablas celestiales, sin pasarse de un año a otro. 32 Ordena tú a los hijos de
Israel que guarden los años por este cómputo: 364 días el año completo, y que
no alteren las fechas de sus días y sus festividades, pues todo les acontece
según su testimonio: no pasen un día ni alteren festividad. 33 Si infringen
esto y no las celebran según23 El primero del primer mes, del cuarto, del
séptimo y del décimo son días memorables, días de estación en las cuatro partes
del año: escritos y regulados están para testimonio eterno. 24 Noé los adoptó
como fiestas para las generaciones futuras, pues ellos le sirvieron de
memorial.
25
A primeros del primer mes, le fue ordenado que hiciera el arca; en él se secó
la tierra, abrió el arca y vio tierra. 26 A primeros del cuarto mes se cerró la
boca de las profundidades del abismo inferior; a primeros del séptimo se
abrieron todas las bocas de las profundidades de la tierra y comenzaron las
aguas a bajar a su interior, 27 y a primeros del décimo se vieron las cimas de
los montes, y se alegró Noé. 28 Por eso se los instituyó como fiestas
memorables para siempre, y así están establecidas 29 y las registran en las
tablas celestiales. Cada trece semanas, una fiesta, y su conmemoración pasa de
unas semanas a otras, de las primeras a las segundas, de las segundas a las
terceras y de las terceras a las cuartas; 30 el total de los días de esta regla
son cincuenta y dos semanas, todas las cuales hacen un año completo. 31 Así se
inscribió y fijó en las tablas celestiales, sin pasarse de un año a otro. 32
Ordena tú a los hijos de Israel que guarden los años por este cómputo: 364 días
el año completo, y que no alteren las fechas de sus días y sus festividades,
pues todo les acontece según su testimonio: no pasen un día ni alteren
festividad. 33 Si infringen esto y no las celebran según se les ordenó,
alterarán todas las fechas, y los años quedarán también desajustados: tanto
estaciones como años se alterarán y transgredirán su norma. 34 Entonces todos
los hijos de Israel errarán y no hallarán el curso de los años, descuidarán el
novilunio, la estación y el sábado, y equivocarán la norma de los años.
35
Pues yo sé, y desde ahora te lo hago saber, y no por cuenta propia, pues ante
mí está el libro escrito y establecida está en las tablas celestiales la
distribución de los días, que olvidarán las festividades de la alianza y
seguirán, con las fiestas de los gentiles, sus errores y su insipiencia.
36
Habrá quienes observen el aspecto de la luna; pero ésta varía las estaciones y
se adelanta a los años, en cada uno diez días. 37 Por eso tendrán años que
estarán alterados y harán infausto el día de revelación e inmundo el de
festividad, y los confundirán todos, los días santos como impuros, y los
impuros como santos, pues equivocarán los meses, las semanas, las festividades
y los jubileos. 38 Por eso yo te ordeno y te conjuro que los exhortes, pues
tras tu muerte tus hijos se corromperán, no computando años de sólo 364 días,
con lo que equivocarán el novilunio, la estación, las semanas y las
festividades, y comerán la sangre de toda carne.
NOÉ Y LA VID.
HIJOS DE NOÉ
Capítulo 7
1
En el séptimo septenario de este jubileo, en su primer año, plantó Noé una vid
en el monte donde se había posado el arca, llamado Lubar, uno de los montes
Ararat. Dio fruto al cuarto año, lo vendimió ese año en el mes séptimo y lo
guardó. 2 Hizo de ello mosto, lo puso en una vasija y lo conservó hasta el
quinto año, hasta el primero del primer mes.
3
Celebró ese día de festividad con regocijo e hizo un holocausto al Señor de una
ternera, un carnero, siete ovejas añales y un cabrito en expiación por sí y por
sus hijos. 4 Primero aparejó el cabrito, echando parte de su sangre sobre la
carne del altar que había levantado. Colocó toda la grasa en el altar en el que
ofrecía el holocausto al Señor y añadió la carne de la ternera, el carnero y
las ovejas. 5 Puso encima masa con aceite, luego derramó vino en el fuego que
había encendido sobre el altar y echó incienso encima, levantando un buen aroma
agradable ante el Señor, su Dios. 6 Se regocijo y bebió de este vino él y sus
hijos con gozo.
7
Era por la tarde; entró embriagado en su tienda, se acostó y se durmió,
mostrando su desnudez mientras estaba dormido. 8 Cam vio a su padre, Noé,
desnudo y, saliendo, se lo dijo a sus hermanos. 9 Entonces Sem tomó su vestido.
Se levantaron él y Jafet, se pusieron el vestido sobre los hombros, se dieron
la vuelta y cubrieron las vergüenzas de su padre, con el rostro hacia atrás. 10
Noé se despertó del vino, se enteró de cuanto había hecho su hijo menor y lo
maldijo así:
-Maldito Canaán, siervo sea, sujeto a sus
hermanos.
11
y bendijo a Sem:
-Sea
bendito el Señor, Dios de Sem, y sea Canaán su siervo. 12 Dé holgura el Señor a
Jafet; more el Señor en la morada de Sem, y sea Canaán su siervo.
13
Supo Cam que su padre había maldecido a su hijo menor y se ofendió con él, pues
había maldecido a su hijo. Se separaron de su padre él y sus hijos -Cus, Misraim,
Fut y Canaán-, 14 y se construyó una ciudad a la que dio el nombre de su mujer,
Nahlatmehoc. 15 Jafet, al verlo, tuvo celos de su hermano y construyó él
también una ciudad a la que dio el nombre de su mujer, Adatnese. 16 Pero Sem se
quedó con su padre, Noé, junto al cual construyó una ciudad en el monte, a la
que dio asimismo el nombre de su mujer, Sedacatlebab. 17 Estas tres ciudades
estaban cerca del monte Lubar: Sedacatlebab, ante la falda oriental;
Nahlatmehoc, al sur, y Adatnese, al oeste.
18
Estos son los hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, que nació dos años después del
diluvio, Lud y Aram. 19 Y los hijos de Jafet son: Gomer, Magog, Madai, Javán,
Tubal, Mosoc y Tirás. Estos son los hijos de Noé.
PRECEPTOS DE NOÉ
20
En el jubileo vigésimo octavo, Noé comenzó a dar a los hijos de sus hijos
normas y mandamientos y toda la legislación que conocía, exhortando a sus hijos
a hacer justicia, cubrir las vergüenzas de su carne, bendecir a su Creador,
honrar padre y madre, amarse unos a otros y preservarse de fornicación,
impureza y toda iniquidad.
21
-Por estas tres causas ha ocurrido el diluvio sobre la tierra, por la
fornicación que cometieron los custodios con las hijas de los hombres, contra
lo que se les había ordenado. Tomaron por mujeres a cuantas escogieron entre
ellas, cometiendo la primera impureza, 22 y tuvieron hijos gigantes, todos
ellos descomunales, que se devoraban unos a otros: un titán mataba a un
gigante, un gigante mataba a un jayán, éste al género humano, y los hombres,
unos a otros. 23 Todos pasaron a cometer iniquidad y derramar mucha sangre,
llenándose la tierra de maldad. 24 Luego pecaron con todas las bestias, aves,
reptiles y sabandijas, derramándose mucha sangre sobre la tierra, pues el
pensamiento y la voluntad de los hombres concebían error y maldad
constantemente. 25 El Señor destruyó todo de la faz de la tierra a causa de sus
malas acciones y por la sangre derramada en ella, 26 y quedamos nosotros, mis
hijos, yo y cuantos entraron con nosotros en el arca. Mas he aquí que veo ante mí
vuestras acciones, que no os conducís justamente, pues habéis comenzado a
seguir camino de corrupción, apartándoos uno del otro teniendo celos mutuos, y
que no vais a estar juntos, hijos míos, cada uno con su hermano. 27 Veo que los
demonios han comenzado a seduciros, a vosotros y a vuestros hijos, y temo por
vosotros que, tras mi muerte, derraméis sangre humana en la tierra y
desaparezcáis también de su faz. 28 Pues todo el que derrame sangre de
cualquier hombre y todo el que coma sangre de cualquier carne, desaparecerá de
la tierra. 29 No quedará ningún hombre que coma sangre o la derrame sobre la
tierra, ni permanecerá su descendencia y posteridad viva bajo el cielo, sino
que irá al seol y bajará al lugar de castigo; a la tiniebla del abismo serán relegados
todos con mala muerte. 30 No aparezca sobre vosotros nada de sangre en el día
que degolléis cualquier bestia, animal o volátil sobre la tierra; haced
expiación por vuestro espíritu cubriendo la sangre derramada sobre la faz de la
tierra. 31 No seáis como los que comen con sangre; evitad que se coma sangre en
vuestra presencia. Cubrid la sangre, pues así me ha sido ordenado exhortaros, a
vosotros, a vuestros hijos y a todos los hombres. 32 No comáis el espíritu con
la carne, no sea que sea reclamada la sangre de vuestra vida y la derrame
cualquier ser carnal sobre la tierra. 33 La tierra no se ha de purificar de la
sangre que se derrame sobre ella; sólo se purificará para siempre con la sangre
del que la derramó.
34
Así, pues, hijos míos, oíd y cumplid la ley y la justicia, para que con
justicia seáis implantados en toda la tierra y se eleve vuestra gloria ante mi
Dios, que me salvó de las aguas del diluvio. 3S Os iréis y construiréis
ciudades, y en ellas cultivaréis toda clase de plantas sobre la tierra y
árboles frutales. 36 Los tres primeros años será tal el fruto, que no se
cosechará nada comestible. En el cuarto será sagrado el fruto y ofreceréis sus
primicias, agradables al Señor Altísimo, que creó los cielos, la tierra y todo.
Haréis igualmente ofrenda generosa de las primicias de la uva y el olivo, que
se recibirán en el altar del Señor. El resto de lo que se reciba, cómanlo los
servidores del templo del Señor ante el altar. 37 En el quinto año, permitidlo
en justicia y rectitud, siendo vosotros justos y recto todo vuestro cultivo. 38
Así lo ordenó Henoc, su padre, a nuestro padre Matusalén, su hijo, y éste al
suyo, Lamec, quien me transmitió cuanto a su vez le ordenaron sus padres. 39 Y
yo os ordeno, hijos míos, como ordenó Henoc a su hijo en los primeros jubileos,
cuando él vivía en la séptima generación: ordenó y exhortó a su hijo y a los
hijos de sus hijos hasta el día de su muerte.
DESCENDIENTES DE
SEM
Capítulo 8
1
En el jubileo vigésimo nono, en el primer septenario, a su comienzo, tomó
Arfaxad por esposa una mujer llamada Rasuaya, hija de Susán, hija de Elam, y le
parió un hijo en el tercer año de este septenario, al que puso por nombre
Cainán. 2 El niño creció, su padre le enseñó la escritura, y fue a buscarse
lugar donde hacerse una ciudad. 3 Halló antiguas escrituras grabadas en la
roca, cuyo contenido leyó y tradujo, y con ellas se extravió, porque allí
estaban las enseñanzas de los custodios, en las que explicaban la adivinación
por el sol, la luna y las estrellas de todas las constelaciones del cielo. 4 Y
lo escribió, pero no habló de ello, pues temió mencionarlo a Noé, no se enojara
con él por este motivo. 5 En el jubileo trigésimo, en el segundo septenario, en
su primer año, tomó una mujer llamada Melca, hija de Madai, hijo de Jafet, quien
en el año cuarto le parió un hijo al que llamó Sela, pues se dijo: «Ciertamente
he sido enviado ». 6 Creció Sela y tomó por esposa una mujer de nombre Muak,
hija de Kesed, hermano de su padre, en el jubileo trigésimo primero, en el
quinto septenario, en su primer año. 7 Le parió un hijo en el quinto año, al
que puso de nombre Héber, el cual tomó una mujer de nombre Azura, hija de
Nemrod, en el jubileo trigésimo segundo, en el séptimo septenario, en su año
tercero. 8 En el sexto año le parió un hijo, al que llamó Fáleg, pues en la
época en que nació comenzaron los hijos de Noé a repartirse la tierra, por lo
que le llamó de nombre Fáleg.
NOÉ DIVIDE LA
TIERRA
9
Se dividieron la tierra malamente entre ellos y se lo dijeron a Noé.
10
Esto fue a comienzos del jubileo trigésimo tercero. Dividieron la tierra en
tres partes, para Sem, Cam y Jafet, a cada uno su heredad, en el año primero
del primer septenario, estando presente uno de nosotros, enviado para ello. 11
Llamó Noé a sus hijos, y ellos se le acercaron con los suyos. Distribuyó la
tierra a suertes, que sacaron sus tres hijos; tendieron sus manos y tomaron los
escritos del seno de su padre, Noé.
HERENCIA DE SEM
12
Salió en el escrito de la suerte de Sem el centro de la tierra -- que habría de
tomar como heredad suya y de sus hijos por siempre-, desde la mitad del monte
Rafa, desde la desembocadura del río Tanais, siguiendo su lote por el occidente
por la mitad de este río, hasta acercarse a las aguas del abismo por donde
fluye su caudal, el cual vierte sus aguas en la laguna Meótica, y de ahí al
océano: todo lo que quedaba al norte era de Jafet, y lo que quedaba hacia el
sur, de Sem. 13 Continuaba luego hasta acercarse a Cerasus, que está en la
orilla del golfo que mira al sur, 14 y seguía su lote por el océano, en línea
recta hasta acercarse al occidente del golfo que mira al sur, llamado golfo del
Mar de Egipto. 15 Desde aquí se desvía hacia el sur, hacia la boca del océano,
en las orillas de sus aguas.
De
allí procede hacia occidente, a Afara, y sigue hasta acercarse a las aguas del
río Gihón, hasta la ribera sur de este río. 16 Y sigue hacia oriente, hasta
acercarse al Jardín del Edén por su parte meridional. Continúa por el este de
toda la tierra del Edén, abarcando todo el oriente, volviéndose luego a occidente
y llegando a acercarse al oriente del monte llamado Rafa, y descendiendo hacia
las márgenes de la desembocadura del río Tanais.
17
Este fue el lote que salió en suerte a Sem y sus hijos como propiedad perpetua
por generaciones hasta siempre. 18 Y Noé se alegró por haberle tocado este lote
a Sem y sus hijos, recordando las palabras proféticas que él mismo había
pronunciado: «Bendito sea el Señor, Dios de Sem, y more el Señor en la morada
de Sem». 19 Pues sabía que el Jardín del Edén, santo de los santos y morada del
Señor, el monte Sinaí en el desierto y el monte Sión en el ombligo de la
tierra, los tres uno frente al otro, habían sido creados santos. 20 Bendijo al
Dios supremo, que había puesto en su boca las palabras del Señor, 21 y supo que
le había tocado un lote bendito a Sem y a sus hijos por siempre: toda la tierra
del Edén, del mar Eritreo, todas las regiones de oriente, la India, Bactria y
sus montes, toda la tierra de Basor, la del Líbano, las islas de Caftor, todo
el monte de Sennaar, Armenia, el monte Asur septentrional, toda la tierra de
Elam, Asur, Babel, Susiana, Media, todos los montes Ararat, todo el litoral
marino al otro lado del monte Asur, hacia el norte: una tierra bendita y
extensa, donde todo es óptimo.
HERENCIA DE CAM
22
A Cam salió el segundo lote, más allá del Gihón hacia el sur, a la derecha del
Paraíso. Va al sur, por todos los montes de fuego, y se dirige a occidente,
hacia el mar Atel, y sigue hacia occidente hasta acercarse al mar de Mauk,
adonde baja todo lo que no perece. 23 Alcanza al norte la orilla de Gádir y
llega a las orillas del mar, en la ribera del océano, hasta acercarse al río
Gihón, y sigue el río hasta acercarse a la derecha del Jardín del Edén. 24 Esta
fue la tierra que salió a Cam en suerte, para poseerla permanentemente él y sus
hijos por sus generaciones hasta siempre.
HERENCIA DE
JAFETHERENCIA DE JAFET
25
A Jafet le tocó el tercer lote: más allá del río Tanais hacia el norte de su
desembocadura y, yendo hacia el nordeste, toda la región de Gog y toda la región
al este. 26 Yendo hacia el norte, se extiende hasta los montes de Qilt y hasta
el mar de Mauk y llega, por el oriente de Gádir, hasta el lado de las aguas del
mar. 27 Continúa hasta acercarse al occidente de Fara, vuelve hacia Aferag, y
se dirige a oriente hacia las aguas de la laguna Meótica. 28 Procede luego
hacia el lado del río Tanais por el nordeste, hasta acercarse a la orilla de
sus aguas, hacia el monte Rafa, y tuerce al norte. 29 Esta es la tierra que
salió en suerte a Jafet y sus hijos como heredad perpetua para él y sus hijos
por sus generaciones hasta siempre: cinco grandes islas y gran tierra en el
norte, 30 aunque fría, mientras que la tierra de Cam es tórrida. La de Sem, por
el contrario, no es ni tórrida ni gélida, sino templada en el calor y el frío.
SUBDIVISIÓN DE
LA TIERRA ENTRE LOS DESCENDIENTES DE SEM, CAM Y JAFET
Capítulo 9
1
Cam repartió la tierra entre sus hijos, saliendo el primer lote a Cus en
oriente, su occidente a Misraim, el occidente de éste a Fut, y el de éste a
Canaán, al oeste del mar.
2
También Sem repartió entre sus hijos, saliendo el primer lote a Elam y sus
hijos, al oriente del río Tigris, hasta acercarse por el este a toda la tierra
de la India y Bactria, las aguas de Dedán, todos los montes de Mabri y Elam,
toda la tierra de Susiana, y todo lo que está en manos de Farnacio hasta el mar
Eritreo, y el río Tanais. 3 A Asur le salió el segundo lote: toda la tierra de
Asur y Nínive, Sennaar, hasta cerca de la India, subiendo por el Tigris. 4 A
Arfaxad le tocó el tercer lote: toda la tierra de la región de los caldeos, al
oriente del Éufrates, cerca del mar Eritreo, y todas las aguas del desierto
hasta cerca del golfo que mira a Egipto, toda la tierra del Líbano, Saner y
Armenia, hasta cerca del Éufrates.
5
A Aram le tocó en suerte el cuarto lote: toda la tierra de Mesopotamia, entre
el Tigris y el Eufrates, al norte de los caldeos, hasta cerca del monte de Asur
y la tierra de Ararat. 6 Ya Lud le salió el quinto lote: el monte de Asur y
todo lo suyo, hasta acercarse al océano y aproximarse al oriente de su hermano
Asur.
7
Y también Jafet dividió la tierra de su heredad entre sus hijos, 8 saliendo el
primer lote a Gomer, hacia el nordeste hasta el río Tanais. En el norte
correspondió a Magog toda la tierra interior septentrional hasta acercarse a la
laguna Meótica. 9 A Madai le salió en suerte poseer desde el occidente de sus
dos hermanos hasta las islas y sus orillas. 10 A Javán le tocó el cuarto lote:
toda la isla y las islas que hay hacia la parte de Lud.
11
A Tubal salió el quinto lote: desde el entrante que se aproxima a la parte del
lote de Lud, hasta otro entrante que está al lado de un tercero.
12
A Mosoc le tocó el sexto lote: toda la orilla del tercer entrante hasta
acercarse al oriente de Gádir. 13 Y a Tirás le salió el séptimo lote: cuatro
grandes islas en medio del mar, que se acercan al lote de Cam y a las islas de
Kamaturi de los hijos de Arfaxad; esto fue lo que el sorteo le deparó como
heredad.
14
Así repartieron su tierra los hijos de Noé a sus hijos, ante su padre, Noé, que
los conjuró a todos con una maldición; maldijo a cualquiera de ellos que
quisiera poseer lote que no le hubiese salido en el sorteo. 15 Y todos dijeron:
«Amén». Sea para ellos y sus hijos en perpetuidad hasta el día del juicio, en
que los juzgará el Señor Dios con espada y fuego por toda su impureza, por los
yerros con los que llenaron la tierra de prevaricación, impureza, fornicación y
pecado.
LOS DEMONIOS
SEDUCEN A LOS DESCENDIENTES DE NOÉ
Capítulo 10
1
En el tercer septenario de este jubileo comenzaron los demonios impuros a
seducir a los nietos de Noé, haciéndolos enloquecer y perderse. 2 Se llegaron
los hijos a su padre, Noé, y le hablaron de los demonios que seducían,
extraviaban y mataban a sus nietos. 3 Oró así Noé ante el Señor, su Dios:
-Dios
de los espíritus que están en toda carne, que tuviste misericordia de mí, me
salvaste con mis hijos de las aguas del diluvio sin permitir que pereciera,
como ocurrió con los hijos de perdición. Grande es tu compasión por mí, y
magnífica tu misericordia sobre mi persona; elévese tu compasión sobre tus
hijos, no tengan potestad sobre ellos los malos espíritus, para que no los
extirpen de la tierra. 4 Tú me has bendecido a mí y a mis hijos, para que
crezcamos, nos multipliquemos y llenemos la tierra; 5 tú sabes cómo obraron en
mis días tus custodios, padres de estos espíritus. A estos espíritus que están
ahora en vida enciérralos también y sujétalos en lugar de suplicio; no
destruyan a los hijos de tu siervo, Dios mío, pues son perversos y para
destruir fueron creados; 6 no tengan poder sobre el espíritu de los vivos, pues
sólo tú conoces su sentencia, y no tengan licencia contra los hijos de los
justos, desde ahora para siempre.
7
Entonces el Señor, nuestro Dios, nos ordenó apresar a todos. 8 Pero llegó
Mastema, príncipe de los espíritus, y dijo:
-Señor
Creador, déjame algunos de ellos que me obedezcan y hagan cuanto les mande,
pues si no me quedan algunos de ellos no podré ejercer la autoridad que quiera
en los hijos de los hombres, pues dignos son de destrucción y ruina, a mi
arbitrio, ya que es grande su maldad.
9
Ordenó Dios entonces que quedara con Mastema una décima parte, y que las otras
nueve descendieran al lugar de suplicio. 10 A uno de nosotros dijo que
enseñáramos a Noé toda su medicina, pues sabía que no se conducirían rectamente
ni procurarían justicia. 11 Obramos según su palabra: a todos los malos que
hacían daño los encarcelamos en el lugar de suplicio, pero dejamos a una décima
parte para que sirvieran a Satanás sobre la tierra. 12 Y comunicamos a Noé los
remedios de las enfermedades, juntamente con sus engaños, para que curase con
las plantas de la tierra. 13 Noé escribió todo como se lo enseñamos en un
libro, con todas las clases de medicina, y los malos espíritus quedaron sin
acceso a los hijos de Noé. 14 Este dio todo lo que había escrito a su hijo
mayor, Sem, pues lo amaba más que a todos sus hijos.
MUERTE DE NOÉ
15
Noé se durmió con sus padres y fue sepultado en el monte Lubar, en tierra de
Ararat. 16 Había cumplido en su vida novecientos cincuenta años, es decir,
diecinueve jubileos, dos septenarios y cinco años. 17 Excedió en vida sobre la
tierra, a causa de la plenitud de su justicia, a todos los hijos de los
hombres, salvo Henoc, pues su cometido es dar testimonio a las generaciones del
mundo para relatar todas las acciones de cada generación hasta el día del
juicio.
LA TORRE DE
BABEL
18
En el primer año del segundo septenario del jubileo trigésimo tercero, Fáleg
tomó una mujer, llamada Lebana, hija de Sennaar. Esta le parió un hijo, en el
año cuarto de este jubileo, al que puso de nombre Reu, pues se dijo: «Los hijos
de los hombres han sido malos: han concebido el perverso pensamiento de
construirse una ciudad y una torre en .la tierra de Sennaar». 19 En efecto,
habían emigrado de la tierra de Ararat a oriente, a Sennaar, y por aquel tiempo
construyeron la ciudad y la torre, mientras decían: «Subamos por ella al
cielo». 20 Comenzaron a construir y, en el cuarto septenario, cocían al fuego
ladrillos que luego utilizaban como piedras. El cemento con que las unían era
asfalto que brotaba del mar y de unos pozos de agua en la tierra de Sennaar. 21
Los constructores tardaron unos cuarenta y tres años: la altura fue de 5.433
codos y dos palmos; la anchura, unos doscientos tres ladrillos, cada uno de una
altura de un tercio de sí propio, la extensión de un muro, trece estadios, y la
del otro, treinta. 22 y nos dijo el Señor, nuestro Dios:
-He
aquí que son un solo pueblo y han comenzado a trabajar a una, y ya no cesarán.
Ea, bajemos y confundamos sus lenguas, que no se entiendan unos a otros, y se
dispersen por ciudades y naciones, de manera que no tengan plan común hasta el
día del juicio.
23
Descendió el Señor, y nosotros con él, a ver la ciudad y la torre que habían
construido los hijos de los hombres. 24 Mezcló todas las voces de su lengua, no
entendiéndose ya unos con otros y dejando la construcción de la ciudad y la
torre. 25 Por eso se llamó Babel toda la tierra de Sennaar, pues allí confundió
el Señor todas las lenguas de los hijos de los hombres, y desde allí se
dispersaron por todas sus ciudades, según sus lenguas y naciones. 16 El Señor
envió un gran viento a la torre, que la tiró por tierra; su emplazamiento
estaba entre Asur y Babel, en el país de Sennaar, al que dio el nombre de
«ruina».
CANAÁN EN
PALESTINA
27
En el cuarto septenario, en el primer año, a su comienzo, en el jubileo
trigésimo cuarto, se dispersaron desde el país de Sennaar. 2ll Cam y sus hijos
se fueron a la tierra que tenían asignada, que les había tocado como lote la
tierra del sur. 29 Vio Canaán que la tierra desde el Líbano hasta la
desembocadura del Nilo era muy buena y no se fue a la tierra de su heredad, al
occidente del mar, sino que permaneció en la franja costera al mar limitada por
el Líbano al oriente y al occidente por el Jordán.
30
Le dijeron Cam, su padre, y sus hermanos, Cus y Misraim:
-¿Te
quedas en una tierra que no es tuya, que no nos salió en suerte? No hagas tal,
pues si lo haces tú y tus hijos caeréis por tierra, seréis malditos por esta
sedición. Por medio de una sedición os quedasteis, y en una sedición caerán tus
hijos: serás desarraigado por siempre.
31
No te quedes en la morada de Sem, pues a él y a sus hijos les tocó en suerte.
32 Maldito eres y serás entre todos los hijos de Noé por la maldición que
establecimos con juramento ante el juez santo y ante Noé, nuestro padre.
33
Pero no los escuchó, y se quedaron en la tierra del Líbano, desde Emat hasta la
entrada a Egipto, él y sus hijos hasta este día. 34 Por eso se llamó esa tierra
Canaán. 35 En cambio, ]afet y sus hijos fueron hacia occidente y moraron en la
tierra de su lote. Y vio Madai la tierra del mar y no le agradó. Tras rogar a
Elam, Asur y Arfaxad, hermanos de su mujer, se quedó en la tierra de los medos,
cerca de sus cuñados, hasta este día.
Llamó
a su residencia y a la de sus hijos Media, por el nombre de Madai padre de
éstos.
NUEVA CORRUPCIÓN
DEL GÉNERO HUMANO
Capítulo 11
1
En el jubileo trigésimo quinto, en el tercer septenario, en el primer año, Reu
tomó una mujer de nombre Ora, hija de Ur, hijo de Kesed, que le parió un hijo,
al que llamó Sarug, en el séptimo año de este septenario de este jubileo. 2 Los
hijos de Noé comenzaron a combatirse, hacerse prisioneros, matarse entre
hermanos y derramar sangre humana sobre la tierra; a comer sangre, construir
ciudades fortificadas, murallas y torres y a erigir a un hombre al frente de la
nación. Instituyeron así la primera monarquía y promovieron la guerra de una
nación contra otra, de pueblos contra pueblos y de ciudad contra ciudad. Todos
hacían mal, poseían armas y enseñaban a sus hijos la guerra, comenzaron a
someter ciudades y comerciar con esclavos.
3
Ur, hijo de Kesed, construyó Ur de los caldeos, a la que dio su nombre y el de
su padre. 4 Se fabricaron estatuas de fundición, y adoraba cada uno a sus
ídolos metálicos. Comenzaron a hacer esculturas e imágenes Impuras, y los malos
espíritus los ayudaban induciéndoles a cometer pecado e impureza. 5 El príncipe
Mastema se esforzaba en hacer todo esto y enviaba a los otros espíritus que
habían sido puestos bajo su mano para cometer toda clase de extravío, pecado e
iniquidad: destruir, arruinar y derramar sangre sobre la tierra. 6 Por eso se
dio a Sarug su nombre, pues todos se habían puesto a cometer toda clase de
pecado. 7 Creció y moró en Ur de los caldeos, cerca del padre de la madre de su
mujer, y adoraba ídolos. Tomó una mujer para sí en el jubileo trigésimo sexto,
en el quinto septenario, en su primer año, de nombre Melka, hija de Kaber,
hermano de su padre. 8 Esta le parió a Nacor en el primer año de este
septenario, quien creció y moró en Ur de los caldeos, enseñándole su padre los
estudios de los caldeos sobre augurios y adivinación por las constelaciones
celestiales. 9 Luego, en el jubileo trigésimo séptimo, en el sexto septenario,
en su primer año, tomó para sí una mujer llamada Jescá, hija de Nestag, caldea,
10 que le parió a Tare en el año séptimo de este septenario.
11
El príncipe Mastema envió cuervos y aves a comerse la semilla que se plantaba
en la tierra, para destruirla, para robar al género humano su esfuerzo: sin
cultivar semilla, la cosechaban los cuervos de la faz de la tierra. 12 Por eso
le puso su padre el nombre de Tare, pues los cuervos y las aves los reducían a
la miseria, comiéndose su sementera. 13 Los años comenzaron a ser infructíferos
a causa de las aves, que se comían incluso todos los frutos de los árboles en
los bosques: a duras penas pudieron salvar un poco de todo el producto de la
tierra en aquel tiempo. 14 En el jubileo trigésimo nono, en el
segundoseptenario, en su primer año, tomó Tare por esposa a una mujer, de
nombre Edna, hija de Abrán y de su tía.
15
Y en el año séptimo de este septenario, le parió un hijo, al que puso de nombre
Abrán, como el padre de su madre, pues había muerto antes de que concibiese su
hija.
HISTORIA DE
ABRAHÁN
16
El niño comenzó a conocer el error de la tierra, cómo todos erraban tras
esculturas y abominación. Su padre le enseñó la escritura cuando tenía dos
septenarios, y se separó de su padre para no adorar ídolos con él. 17 Comenzó a
orar al Creador de todo, para que lo salvase del error de los hombres y no le
tocase en suerte errar tras impureza y abominación.
18
Llegó la época de la sementera en el país, y salieron todos juntos a guardar
sus simientes de los cuervos. Abrán salió con los demás, siendo entonces un
niño de catorce años. 19 Una nube de cuervos vino a comerse la simiente, y
Abrán corrió hacia ellos, antes de que bajaran a tierra. Les gritó así antes de
que se posaran a comerse la simiente:
-No bajéis, volveos al sitio
de donde salisteis. y dieron la vuelta. 20 Aquel día se volvieron setenta nubes
de cuervos, no quedando ni uno en todos los campos donde estuvo Abrán. 21
Cuantos estaban con él en los campos, veían que gritaba y que los cuervos se volvían,
por lo cual adquirió gran fama en toda la tierra de Caldea. 22 Fueron a él en
este año todos los que sembraban, y los estuvo acompañando hasta terminar la
sementera. Sembraron sus tierras, cosecharon aquel año alimento suficiente y
comieron hasta hartarse.
23
En el año primero del quinto septenario, Abrán enseñó a los carpinteros que
hacían aperos para el ganado a hacer un instrumento delante del bastidor sobre
la tierra, para echar por él la semilla. Esta bajaba dentro de él a su surco y
se ocultaba en tierra, no teniendo ya que temer a los cuervos. 24 Hicieron así
en todos los bastidores de arado por encima de la tierra; sembraron y labraron
los campos como les ordenó Abrán y ya no tuvieron que temer a las aves.
ABRAHÁN LUCHA
CONTRA LA IDOLATRÍA
Capítulo 12
1
En el sexto septenario, en su séptimo año, dijo Abrán a Tare:
-Padre.
Este respondió: -Heme aquí, hijo mío.
2
Prosiguió Abrán:
-¿Qué
auxilio y utilidad nos reportan estos ídolos que adoras y ante los que te
prosternas? 3 No tienen espíritu, ya que son mudez y extravío de la mente. No
los adores. 4 Adora al Dios del cielo, que hace bajar el rocío y la lluvia
sobre la tierra. El hace todo en ella, ha creado todo con su voz, y de él
procede toda vida. 5 ¿Por qué adoráis a quienes carecen de espíritu y son obra
de manos? ¡Los lleváis sobre vuestros hombros, sin que os proporcionen más
ayuda que la gran pérdida de los que los hacen y el extravío de las mentes de
los que los adoran! No los adoréis.
6
Respondió su padre:
-Yo
también lo sé, hijo mío; pero ¿qué puedo hacer con este pueblo que me ordena
servirlos? 7 Si les digo la verdad, me matarán, pues sus espíritus están
apegados a su adoración y alabanza. Cállate, hijo mío, no sea que te maten.
8
Abrán dijo lo mismo a sus dos hermanos, que se enojaron con él y se calló.
9
En el jubileo cuadragésimo, en el segundo septenario, en el séptimo año, tomó
Abrán por esposa a una mujer llamada Sora, hija de su padre. 10 Su hermano Arán
tomó también mujer en el año tercero del tercer septenario, que le parió un
hijo en el año séptimo de este septenario, al que llamó Lot. 11 También su
hermano Nacor tomó mujer. 12 En el año treinta y dos de la vida de Abrán, es
decir, a sus cuatro septenarios y cuatro años fue de noche y quemó el templo de
los ídolos con cuanto había dentro, sin que nadie lo supiera. 13 Fueron ellos
de noche y quisieron salvar a sus dioses del fuego. 14 Arán se lanzó a
salvarlos: se prendió fuego y ardió en el incendio, muriendo en Ur de los
caldeos ante su padre, Tare, y allí lo sepultaron. 15 Entonces Tare salió de Ur
de los caldeos con sus hijos para ir a la tierra del Líbano y al país de Canaán
y se estableció en Harrán. Abrán moró con su padre, Tare, en Harrán durante dos
septenarios.
DIOS SE REVELA A
ABRAHÁN
16
En el sexto septenario, en su año quinto, Abrán se quedó de noche, a comienzos
del séptimo mes, a observar los astros desde la tarde a la mañana y ver cuál
sería el curso del año con respecto a lluvias. Estaba él solo, sentado,
observando, 17 cuando sintió en su corazón una voz que le dijo: «Todas las
constelaciones de los astros, del sol y la luna están en manos del Señor, ¿por
qué las he de estudiar? 18 Si quiere, hará llover mañana y tarde, y si lo
desea, no dejará caer nada: todo está en su mano». 19 y oró aquella noche así:
-Dios mío, Dios Altísimo, sólo tú eres Dios para mí. Tú has creado todo, y obra
de tus manos es cuanto existe. Yo te he elegido a ti como mi divinidad. 20
Sálvame de los malos espíritus que dominan los pensamientos de los hombres; no
me descarríen de ti, Dios mío, y haz que mi descendencia y yo no erremos nunca
desde ahora por siempre.
21
Añadió:
-¿Debo
volver a Ur de los caldeos, quienes me buscan para que vuelva a ellos, o bien
permanecer aquí, en este lugar? Indica el camino recto a tu siervo, para que lo
siga y no camine en el extravío de mi mente, Dios mío.
22
Al terminar de hablar y de orar, Dios le envió su palabra por medio de mí:
-Ven
de tu tierra, de tu linaje y de la casa de tu padre a la tierra que te
mostraré, y te haré un pueblo grande y numeroso. 23 Te bendeciré y engrandeceré
tu nombre; serás bendito en la tierra, y por ti serán benditos todos los
pueblos de la tierra. A los que te bendigan, bendeciré; a los que te maldigan,
maldeciré. 24 Seré tu Dios y el de tus hijos, nietos y toda tu descendencia. No
temas desde ahora en adelante para siempre: yo soy tu Dios.
25
y me dijo el Señor Dios: «Ábrele la boca y los oídos, que entienda y hable la
lengua clara», pues había cesado de ser la lengua de los hombres desde el día
de la confusión. 26 Le abrí la boca, los oídos y los labios y comencé a hablar
con él en hebreo, la lengua de la creación. 27 Tomó Abrán los libros de sus
padres, que estaban escritos en hebreo, los recopiló y comenzó a aprenderlos
desde entonces. Yo le explicaba todo lo que le era inaccesible, y los aprendió
en los seis meses invernales.
28
En el año séptimo del sexto septenario habló Abrán con su padre y le comunicó
que se iba de Harrán para ir a la tierra de Canaán, a verla y volver a él. 29
Le dijo su padre, Tare:
-Ve
en paz. Que el Dios eterno guíe tu camino; el Señor esté contigo, te guarde de
todo mal y te conceda compasión, misericordia y gracia ante quienes te vean; no
te sojuzguen todos los hombres haciéndote mal.
Ve
en paz, 30 y si ves una tierra grata a tus ojos para morar en ella, ven y
llévame a tu lado. Llévate contigo a Lot, hijo de tu hermano Arán, como hijo
tuyo, y que el Señor esté contigo. 31 Deja a tu hermano Nacor conmigo, hasta
que vuelvas con bien y vayamos todos juntos contigo.
VIAJE DE
ABRAHÁN: CANAÁN Y EGIPTO
Capítulo 13
1
Abrán partió de Harrán hacia la tierra de Canaán, llevándose a su mujer, Sara,
y a Lot, hijo de su hermano Arán. Llegó al país de Siria, marcho hasta Siquén y
se detuvo junto a una alta encina. 2 Observó que la tierra era agradable sobremanera,
desde la entrada de Emat hasta donde está la alta encina. 3 Le dijo el Señor:
-A
ti y a tu descendencia daré esta tierra. 4 Construyó un altar allí y ofreció en
él un holocausto al Señor, que se le había revelado. 5 Luego partió al monte
que tiene Betel a occidente y Hai a oriente, y plantó allí su tienda. 6 Vio que
la tierra era muy extensa y buena; brotaba en ella de todo: vides, higueras,
granados, robles, encinas, terebintos, olivos, cedros, cipreses y palmeras;
había toda clase de árboles silvestres y agua en los montes. 7 Bendijo a Dios,
que lo había sacado de Ur de los caldeos y traído a esta tierra. 8 Fue el año
primero del séptimo septenario, al comienzo del primer mes, cuando construyó
por primera vez el altar en este monte e invocó el nombre de Dios con estas
palabras: «Tú eres mi Dios, Dios eterno». 9 Y ofreció sobre el altar un
holocausto al Señor, para que estuviese con él y no lo abandonase en todos los
días de su vida.
10
Partiendo de allí fue al sur y llegó a Hebrón, que habia sido construido
entonces, y allí permaneció dos años. Fue luego a tierras del sur, a Balot, y
hubo hambre en la tierra. 11 Entonces Abrán fue a Egipto, en el año tercero del
septenario, y vivió allí cinco años antes de que le fuese arrebatada su mujer.
12 Tanis de Egipto había sido construida entonces, siete años después de
Hebrón. 13 Luego, cuando el faraón arrebató su mujer, Sora, a Abrán, el Señor
lanzó sobre aquél y toda su casa un castigo terrible, a causa de Sora, mujer de
Abrán. 14 Este fue honrado con la posesión de muchas ovejas, vacas, asnos,
caballos, camellos, siervos y esclavas, mucha plata y mucho oro, y también su
sobrino Lot tuvo posesiones. 15 El faraón devolvió a Abrán su mujer, Sora, y lo
hizo salir de suelo egipcio. Se fue Abrán al lugar donde había plantado antes
su tienda, al lugar del altar que tiene Hai a oriente y Betel a occidente, y
bendijo al Señor, su Dios, que lo hizo volver con bien.
ATAQUE DE
CODORLAHOMOR A SODOMA. CAUTIVIDAD DE LOT
16
En el jubileo cuadragésimo primero, en el tercer año del primer septenario,
volvió Abrán a este lugar y ofreció en él un holocausto, invocando el nombre
del Señor: «Tú, Señor, Dios Altísimo, eres mi Dios por los siglos de los
siglos». 17 Luego, en el año cuarto de este septenario, se separó de él Lot, y
moró en Sodoma. Los hombres de esta ciudad eran muy pecadores, 18 y Abrán se
dolió de corazón, porque se había separado de él su sobrino, ya que no tenía
hijos. 19 Fue este año cuando Lot fue hecho cautivo. El Señor dijo a Abrán,
después de separarse de él su sobrino, en el año cuarto de este septenario:
-Alza
tus ojos, desde donde estás hacia el norte, sur, este y oeste 20 pues toda la
tierra que veas te la daré a ti y a tu posteridad perpetuamente y haré tu
descendencia como las arenas del mar. Aunque alguien pudiera contar sus arenas,
no así tu descendencia. 21 Levántate, camina por la tierra a lo largo y a lo
ancho y mírala toda, pues a tu descendencia la daré.
Abrán
fue a Hebrón y moró allí. 22 Ese año llegaron Codorlahomor, rey de Elam;
Amrafel, rey de Sennaar; Arioc, rey de Larsa, y Tadal, rey de gentiles, y
mataron al rey de Gomorra. El rey de Sodoma se dio a la fuga, cayendo muchos
heridos en el valle de Siddim, en el Mar Muerto.
21
Capturaron Sodoma, Adma y Seboím, apoderándose también de Lot sobrino de Abrán,
con todas sus posesiones, y fueron hasta Dan. 24 Llegó un fugitivo y contó a
Abrán que su sobrino había sido tomado cautivo. 25 Entonces movilizó a los
siervos de su casa... [sobre Abrán y su descendencia los diezmos de las
primicias del Señor, pues el Señor había establecido como norma perpetua que lo
dieran a los sacerdotes que le servían, para que lo poseyeran perpetuamente. 26
Esta ley no tiene límite de tiempo, pues está establecido para siempre que den
al Señor los diezmos de todo: cereales, vino, aceite, bovinos y ovinos; 27 todo
esto fue concedido a sus sacerdotes para comer y beber en regocijo ante él]. 28
Llegó a él el rey de Sodoma y, prosternándose, dijo:
-Señor
nuestro, Abrán, haznos gracia de las personas que has liberado, mas sea tuyo el
botín.
29
Le respondió Abrán: -Ante Dios Altísimo juro no tomar ni un cardel, ni una
correa de zapato de cuanto es tuyo, no vayas a decir: «Yo enriquecí a Abrán»
sino sólo el sustento de los siervos y la parte de los hombres que fueron
conmigo, Aner, Escol y Mambré: ellos tomarán su parte.
PROMESA DE DIOS
A ABRAHÁN
Capítulo 14
1
Después de esto, en el año cuarto de este septenario, al comienzo del tercer
mes, habló el Señor a Abrán en sueños:
-No temas, Abrán, porque yo soy tu protector;
tu recompensa será muy grande.
2
Respondió:
-Señor,
Señor, ¿qué me vas a dar, cuando sigo sin hijos? El hijo de Maseq, el hijo de
mi esclava, Damasco Eliezer, me heredará, pues a mí no me has dado
descendencia.
3
El Señor añadió:
-No
te heredará éste, sino que de tus entrañas saldrá el que te herede.
4
Lo sacó afuera y le dijo:
-Mira
al cielo y contempla las estrellas, si puedes contarlas.
5
Miró al cielo y contempló las estrellas. Le dijo Dios:
-Así
será tu descendencia.
6
Confió Abrán en Dios, y se le reputó en su haber como acto de justicia.
7
Le habló otra vez:
-Yo
soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte la tierra de Canaán
en posesión perpetua; yo seré tu Dios y el de tu descendencia.
8
Respondió Abrán:
-Señor,
Señor, ¿cómo sabré que heredaré?
9
Le dijo:
-Toma
un becerro de tres años, un cabrito de tres, una oveja de tres, una tórtola y
una paloma.. .
-Yo
soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte la tierra de Canaán
en posesión perpetua; yo seré tu Dios y el de tu descendencia. 8 Respondió
Abrán: -Señor, Señor, ¿cómo sabré que heredaré? 9 Le dijo: -Toma un becerro de
tres años, un cabrito de tres, una oveja de tres, una tórtola y una paloma.. .
10
Tomó todo esto a mediados de mes, mientras estaba en la encina de Mambré que
está cerca de Hebrón. 11 Construyó allí un altar y degolló todo aquello
derramando la sangre sobre el altar. Dividió todo en mitades, que colocó unas
frente a otras, pero sin despedazar las aves. 12 Descendían aves a las presas,
pero Abrán las repelía y no les dejaba tocar nada. 13 Cuando se puso el sol,
invadió a Abrán un gran estupor, y lo sobrecogió un oscuro terror. Una voz le
dijo:
-Has
de saber que tu descendencia emigrará a tierra extraña, y los sojuzgarán y
atormentarán cuatrocientos años. 14 Pero yo castigaré al pueblo al que sirvan,
y después saldrán de allí con muchas posesiones; 15 tú irás en paz adonde están
tus padres y serás sepultado con buena vejez. 16 En la cuarta generación
volverán aquí, pues no habrá acabado el pecado de los amorreos hasta entonces.
17
Se despertó de su sueño y se levantó cuando se había puesto ya el sol.
Aparecieron entonces una llamarada y un horno humeante, y una llama de fuego
pasó por las presas.
ALIANZA DE DIOS
CON ABRAHÁN
18
En aquel día hizo el Señor la alianza con Abrán. Le dijo:
-Daré
a tu descendencia esta tierra, desde el Nilo hasta el gran río Éufrates, el
cineo, el ceneceo, el cadmoneo, el fereceo, Rafaím, el heveo, el amorreo, el
cananeo, el gergeseo y el jebuseo.
19
Terminó aquel día, y Abrán hizo el holocausto de las presas, las aves, su
ofrenda de frutos y libación, y lo consumió todo el fuego. 20 En aquel día
hicimos alianza con Abrán, como la que habíamos hecho en este mes con Noé:
Abrán renovó su festividad y norma perpetuamente.
21
Abrán se alegró y comunicó esto a su mujer, Sora, confiando en que tendría
descendencia; pero ella no paría.
NACIMIENTO DE
ISMAEL
22
Sora aconsejó a su marido, Abrán:
-Ve
a Agar, mi sierva egipcia, tal vez pueda darte descendencia de ella.
23
Abrán escuchó las palabras de su mujer, Sora, que le dijo:
-Hazlo.
Tomó,
pues, Sora a Agar, su sierva egipcia, y se la dio como mujer a su marido,
Abrán. 24 Él fue a ella, que concibió y le parió un hijo, al que llamó Ismael,
en el año quinto de este septenario, que era el año ochenta y seis de la vida
de Abrán.
LA FIESTA DE LAS
PRIMICIAS. LA CIRCUNCISIÓN
Capítulo 15
1
En el año quinto del cuarto septenario de este jubileo, a mediados del tercer
mes, hizo Abrán la fiesta de las primicias de la recolección del trigo. 2 Hizo
una nueva ofrenda además de la ofrenda del grano a1 Señor: un novillo, un
carnero y una oveja en el altar como holocaustos del Señor, e hizo holocausto
de la ofrenda y libación sobre el altar, junto con incienso. 3 El Señor se
apareció a Abrán y le dijo:
-Yo
soy Dios omnipotente, seme agradable y sé perfecto; 4 estableceré mi alianza
entre tú y yo y te haré crecer mucho.
5
Abrán cayó de bruces, y el Señor le habló:
-He
aquí mi norma contigo: te haré padre de muchos pueblos, 7 y ya no te llamarás
Abrán. Desde ahora y por siempre tu nombre será Abrahán, pues te he constituido
padre de muchas naciones, 8 engrandeciéndote mucho y dándote naciones: de ti
saldrán reyes. 9 Otorgo ml alianza a ti y a tu posteridad por siempre, como
norma perpetua, para ser tu Dios y el de tu descendencia; 10 (a ti y a tu
descendencia daré) la tierra a la que emigraste, el suelo de Canaán, que
poseerás perpetuamente, y yo seré vuestro Dios.
11
Añadió el Señor a Abrahán:
-Guardad
mi alianza, tú y tu descendencia. Circuncidad a todos vuestros varones cortando
vuestros prepucios; sea señal perpetua de mi ley entre vosotros y yo. 12 A los
ocho días de nacido, circuncidad a .todo varón en vuestra estirpe, hijo de la
casa o comprado por oro, también a los hijos de extranjeros que adquiráis que
no sean de vuestra descendencia:
13 sea circuncidado el hijo de tu
casa y el adquirido por oro. Quede mi alianza en vuestra carne como norma
eterna. 14 Todo varón incircunciso, cuyo prepucio no sea circuncidado al octavo
día, sea persona excluida de su estirpe, pues habrá quebrantado mi alianza.
15
Volvió a hablar el Señor a Abrahán:
No llames ya a tu mujer Sora,
pues su nombre será Sara. 16 La bendeciré y te daré de ella un hijo, al que
bendeciré. Se convertirá en pueblo, del que saldrán reyes de naciones.
DIOS ANUNCIA EL
NACIMIENTO DE ISAAC
17
Abrahán cayó de bruces, se regocijó y dijo en su corazón:
«¿Podrá
un centenario engendrar un hijo, y Sara, que tiene noventa años, parir?».
18
Dijo Abrahán al Señor:
-Bueno
sería que viviese Ismael ante ti.
19
Respondió el Señor:
-Sea; pero también Sara te parirá un hijo, al
que llamarás Isaac: con él y con su descendencia haré mi alianza perpetua. 20
En cuanto a Ismael, también te he escuchado. Lo bendeciré, haré crecer y
multiplicaré mucho: engendrará doce príncipes, y lo pondré al frente de un gran
pueblo.
21
Pero haré mi alianza con Isaac, que te parirá Sara por estos días el próximo
año. 22 El Señor terminó de hablar con él, y ascendió de su lado. 23 Abrahán
hizo como le dijo el Señor: tomó a su hijo Ismael y a todos los nacidos en su
casa, así como a los adquiridos por oro, y circuncidó la carne de los miembros
de todos los varones que había en su casa. 24 En aquel mismo día fue
circuncidado Abrahán; todos los hombres de su casa tanto los nacidos en ella
como los adquiridos por oro, hijos de extraños fueron circuncidados con él. 25
Esta es ley perpetua para todas las generaciones; no hay circuncisión temporal,
ni cabe pasar un solo día de los ocho, pues es norma establecida eternamente y
escrita en las tablas celestiales. 26 Todo nacido a quien no se corte la carne
del miembro en el octavo día no será hijo de la ley que el Señor pactó con
Abrahán, sino hijo de corrupción; en él no estará la señal de pertenencia al
Señor. Está destinado a la ruina y a desaparecer de la tierra y a ser
desarraigado de ella, pues habrá violado la alianza con el Señor. 27 Todos los
ángeles de la faz y todos los ángeles santos tienen esta naturaleza desde el
día de su creación; a la vista de los ángeles de la faz y de los ángeles santos
santificó a Israel para que estuviera con él y con sus santos ángeles. 28
Ordena tú a los hijos de Israel que guarden la señal de esta alianza para
siempre como norma perpetua, para que no sean desarraigados de la tierra. 29
Este mandato queda establecido como señal de alianza para que lo observen
perpetuamente todos los hijos de Israel. 30 El Señor no ha acercado a sí a
Ismael, sus hijos y hermanos, ni a Esaú, ni los ha elegido por ser hijos de
Abrahán; los conoció, pero ha elegido a Israel para que sea su pueblo, 31 lo ha
santificado y congregado entre todos los humanos. Muchos son los gentiles y
muchas naciones hay, todas suyas, sobre las cuales dio poder a los espíritus
para apartarlas de él, 32 pero sobre Israel no dio poder a ningún ángel ni
espíritu, pues él solo es su soberano. El los guarda y reclama de manos de sus
ángeles y sus espíritus y de manos de cualquier súbdito suyo; él los guarda y
los bendice para que sean suyos y él sea suyo desde ahora y por siempre. 33
Ahora te diré que los hijos de Israel renegarán de esta norma y sus hijos no se
circuncidarán según esta ley. Dejarán parte de la carne de la circuncisión al
circuncidar a sus hijos, y los hijos de Beliar dejarán a sus hijos sin
circuncidar, como nacieron. 34 Gran cólera del Señor habrá contra los hijos de
Israel, porque dejaron su alianza y se apartaron de su mandato. Le han
irritado, han blasfemado contra él al no cumplir la norma de esta señal, pues
se hicieron como gentiles; dignos de ser apartados y desarraigados de la
tierra. No tendrán, pues, perdón ni remisión de este pecado y error
eternamente.
TEOFANÍA DE
MAMBRÉ
Capítulo 16
1
Al principio del cuarto mes nos aparecimos a Abrahán en la encina de Mambré;
hablamos con él y le hicimos saber que se le daría un hijo de su mujer, Sara. 2
Esta se rió, pues oyó que hablábamos de eso con Abrahán y la reprendimos.
Entonces, temerosa, negó que se hubiera reído de tales palabras. 3 Le
adelantamos el nombre de su hijo, según lo establecido y escrito en las tablas
celestiales, Isaac, y que, cuando volviéramos a ella en el espacio de algún
tiempo habría ya concebido.
CASTIGO DE
SODOMA Y GOMORRA
5
En este mes ejecutó el Señor su sentencia contra Sodoma, Gomorra, Seboím y
todos los confines del Jordán. Los quemó con fuego y azufre y los exterminó
hasta este día. Ya te he relatado todas sus acciones, propias de perversos
pecadores: mutuamente se profanaban, cometiendo fornicación e impureza en su
carne sobre la tierra. El mismo castigo que a Sodoma dará el Señor a todo lugar
donde se cometa Impureza como la de Sodoma: castigará igual que condenó a ésta.
7 Pero a Lot lo salvo, pues el Señor recordó a Abrahán, y lo sacó del
cataclismo. Él y sus hijas, sin embargo cometieron tal pecado sobre la tierra
como no lo había habido desde los días de Adán hasta entonces, pues aquel
hombre yació con sus hijas. 9 Y quedó ordenado y grabado en las tablas
celestiales contra toda su descendencia que fueran apartados y desarraigados,
dándoles el castigo de Sodoma y no dejándole en la tierra semilla humana alguna
en el día del juicio.
NACIMIENTO DE
ISAAC
10
En este mes emigró Abrahán de Hebrón y fue a morar entre Cades y Sur, en los
montes de Gerara. 11 A mediados del quinto mes, partió de allí y moró en
Bersabee. 12 A mediados del sexto mes, visitó el Señor a Sara, cumpliéndole lo
que le había dicho. 13 Ella concibió y parió un hijo en el tercer mes, a
mediados del mismo; por los días en que le había dicho el Señor a Abrahán en la
festividad de las primicias de la mies nació Isaac. 14 Abrahán circuncidó a su
hijo al octavo día, siendo el primero en ser circuncidado según la alianza que
se había establecido para siempre. 15 En el año sexto del cuarto septenario
llegamos junto a Abrahán en Bersabee y nos aparecimos a él, según habíamos
dicho a Sara que volveríamos a ella cuando ya hubiera concebido un hijo. 16
Volvimos el séptimo mes y la hallamos encinta. Bendijimos a Abrahán y le
dijimos cuanto le había sido ordenado: que no moriría hasta engendrar todavía
seis hijos propios y que los vería antes de morir, pero que en Isaac alcanzaría
nombre y descendencia. 17 Toda la descendencia de sus hijos serían naciones,
contadas como tales, pero de los hijos de Isaac habría uno que sería
descendencia santa y no sería contado entre las naciones. 18 Suya sería la suerte
del Altísimo, habiéndole correspondido estar entre los poseídos por Dios, para
que toda su descendencia sea del Señor, pueblo heredero entre todos los
pueblos, reino sacerdotal y pueblo santo. 19 Y continuamos nuestro camino,
informando a Sara de cuanto le habíamos dicho a él: ambos se regocijaron mucho.
INSTITUCIÓN DE
LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
20
Levantó allí un altar al Señor, que lo había liberado y lo consolaba en su
tierra de inmigración, e hizo una gran fiesta de regocijo en este mes durante siete
días cerca del altar que había construido en Bersabee.
21
Levantó chozas para él y sus siervos en esta festividad, siendo el primero que
celebró la fiesta de los Tabernáculos sobre la tierra. 22 En estos siete días,
Abrahán ofreció diariamente en el altar un holocausto al Señor de dos bueyes,
dos carneros, siete ovejas y un cabrito, para hacer con ello expiación de sus
pecados por sí y por su descendencia. 23 Como ofrenda saludable sacrificó siete
carneros, siete cabritos, siete ovejas y siete machos cabríos, con sus ofrendas
de frutos y libaciones, produciendo con toda su grasa en el altar un holocausto
selecto de agradable aroma al Señor. 24 Mañana y tarde hacía quemar aromas de
incienso, gálbano, estoraque, nardo, mirra, espiga y costo; los ofrecía,
machacados puros, juntos, en partes iguales. 25 Celebró la fiesta durante siete
días, regocijándose con todo su corazón y toda su alma, él y todos los de su
casa, sin que hubiese con él ningún extraño ni incircunciso. 26 Bendijo al
Creador, que lo había hecho de su estirpe, pues lo había creado según su divina
complacencia. Abrahán supo con certeza que de él saldría un vástago de justicia
para las generaciones del mundo, y santa semilla que sería como el que todo lo
creó. 27 Bendijo a su Creador con alegría, y llamó a esta fiesta, fiesta del
SEÑOR, REGOCIJO
ACEPTABLE A DIOS ALTÍSIMO.
28 Lo bendijimos eternamente con
toda su descendencia por siempre, pues hizo esta fiesta en su momento, según el
testimonio de las tablas celestiales. 29 Por eso se estableció en ellas para
Israel que celebrasen con regocijo la fiesta de los Tabernáculos durante siete
días, en el séptimo mes, como festividad agradable al Señor por ley perpetua
para siempre, en todos los años. 30 Este precepto no tiene límite de días, pues
quedó establecido perpetuamente para Israel que la celebren y permanezcan en
chozas, colocándose guirnaldas en la cabeza y recogiendo palmas y ramas de
sauce del río. 31. Abrahán cogió ramos de palmera y frutos de buenos árboles; y
cada uno de los días ceñía el altar con ramas, siete veces por la mañana,
alabando y dando gracias a su Dios en este regocijo.
primer mes, en este jubileo, el
doce de este mes, se dijo en los cielos de Abrahán que era fiel en todo lo que
se le ordenaba. Dios lo amaba, pues había sido fiel en la adversidad. 16 Llegó
el príncipe Mastema y dijo ante Dios:
-Abrahán ama a
su hijo Isaac y lo prefiere a todo. Dile que lo ofrezca en holocausto sobre el
altar y verás si cumple esta orden. Entonces sabrás si es fiel en todo tipo de
pruebas.
17 Sabía el Señor que Abrahán era
fiel en las tribulaciones, pues lo había probado en su tierra con la miseria,
lo había probado con riqueza de reyes, con su mujer, cuando le fue arrebatada,
con la circuncisión y con Ismael y su esclava Agar, cuando los despidió. 18 En
todo cuanto lo probó lo halló fiel, sin que su espíritu se impacientara ni
retrasara el cumplimiento de nada, pues era fiel y amante de Dios. EXPULSIÓN DE AGAR E ISMAEL
Capítulo 17
1
En el año primero del quinto septenario de este jubileo fue destetado Isaac.
Abrahán preparó un gran convite en el tercer mes, el día en que fue destetado
su hijo Isaac. 2 Ismael, hijo de Agar la egipcia, estaba en su sitio ante su
padre, Abrahán, que se alegró y bendijo al Señor porque veía a sus hijos y no
había muerto sin ellos. 3 Se acordó de las palabras que le había dicho Dios el
día en que Lot se separó de él. Se alegró mucho, pues el Señor le había dado
descendencia sobre la tierra para heredarla y bendijo a boca llena al Creador
de todo.
4
Sara vio a Ismael, que jugaba y bailaba, mientras su padre experimentaba gran
regocijo. Tuvo celos de aquél y dijo a Abrahán:
-Echa
a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de ésa no ha de heredar con mi hijo
Isaac.
5
Estas palabras sobre su esclava y su hijo, para que los apartara de sí, fueron
penosas para Abrahán. 6 Pero el Señor le dijo:
-No
tengas pesar por el niño y la esclava. Obedece y obra conforme te ha dicho
Sara, pues en Isaac te daré nombre y descendencia. 7 Al hijo de esta esclava lo
pondré al frente de un gran pueblo, pues es de tu linaje.
8
Abrahán se levantó de mañana, tomó unos panes y un odre de agua, se los cargó a
Agar y al niño, y los despidió. 9 Anduvieron errantes por el desierto de
Bersabee; el agua del odre se terminó, el niño tuvo sed y cayó sin fuerzas para
andar. 10 Su madre lo cogió entonces, lo tendió bajo un olivo y fue a sentarse
frente a él como a un tiro de flecha. Se dijo: «No he de ver la muerte de mi
hijo», y sentándose se echó a llorar. 11 Entonces le dijo el ángel de Dios, uno
de los santos:
-¿Por
qué lloras, Agar? Levántate, toma al niño y llévalo de la mano, pues el Señor
ha escuchado tu palabra y ha mirado al niño.
12
Le abrió los ojos, y vio un pozo. Fue, llenó el odre de agua, dio de beber a su
niño y, poniéndose en marcha, anduvo por el desierto de Farán.
13
El niño creció y se hizo arquero, y el Señor estuvo con él. Su madre le tomó
por esposa a una muchacha de Egipto, 14 que le parió un hijo, al que llamó
Nebayot, pues se dijo: «Cerca estuvo el Señor de mí cuando lo invoqué».
EL DIABLO TIENTA
A ABRAHÁN
15
En el séptimo septenario, en su primer año, en el
SACRIFICIO DE ISAAC. BENDICIÓN DE ABRAHÁN
Capítulo 18
1
Dijo el Señor a Abrahán:
-Abrahán,
Abrahán.
El
respondió:
-Aquí
estoy.
2
Dios le dijo:
-Toma
a tu hijo amado, Isaac, vete a la tierra alta y ofrécelo en sacrificio en un
monte que te indicaré.
3
Levantándose de mañana, cargó su asno, tomó consigo a dos siervos y a su hijo
Isaac, partió leña para el sacrificio y llegó al sitio en tres días,
divisándolo en lontananza.
4
Llegó a un pozo y dijo a sus siervos:
-Quedaos
aquí con el asno. El niño y yo seguiremos y, cuando hayamos terminado la
adoración, volveremos a vosotros.
5
Reuniendo la leña del sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, tomó él mismo el
fuego y el cuchillo, y fueron ambos juntos hasta aquel lugar.
O
Dijo Isaac a su padre:
-Padre.
Respondió
éste:
-Aquí
estoy, hijo mío.
Añadió
Isaac:
-Aquí
hay fuego, cuchillo y leña; pero ¿dónde está la oveja para el holocausto,
padre?
7
Respondió Abrahán:
-El
Señor proveerá la oveja del holocausto, hijo mío.
Se
acercó al lugar en el monte del Señor, 8 levantó el altar, puso la leña sobre
él, ató a su hijo Isaac, lo colocó sobre la leña, encima del altar, y tendió la
mano hacia el cuchillo para degollar a Isaac.
9
Entonces yo me puse ante él y ante el príncipe Mastema. Dijo el Señor:
-Dile
que no abata su mano contra el niño ni le haga nada, pues ya veo que es
temeroso de Dios.
10
Lo llamó el Señor desde el cielo:
-¡Abrahán!
¡Abrahán!
El
respondió turbado:
-Heme
aquí.
11
Añadió Dios:
12
El príncipe Mastema quedó confundido. Abrahán alzó sus ojos y vio un carnero
enredado por sus cuernos en la espesura. Fue Abrahán, lo cogió y lo ofreció en
holocausto, en lugar de su hijo. 13 Y Abrahán llamó a aquel lugar «Dios ha
visto», como se dice ahora, «Dios ha visto (en el monte), que es el monte Sión.
14 El Señor llamó a Abrahán nuevamente por su nombre, desde el cielo, del mismo
modo que había hecho que nos apareciéramos a él para hablarle en nombre del
Señor. 15 Le dijo:
-Por
mí mismo juro, pues has cumplido esta orden y por mi causa no has compadecido a
tu hijo primogénito, al que amas, que te bendeciré y multiplicaré tu
descendencia como los astros del cielo y las arenas de la orilla del mar. Tu
descendencia heredará las ciudades de tus enemigos
16
y por ella serán benditos todos los pueblos de la tierra, por cuanto escuchaste
mi voz. He hecho saber a todos que me eres fiel en cuanto te ordeno. Ve en paz.
17
Abrahán volvió junto a sus esclavos. Se marcharon y fueron juntos a Bersabee,
donde moró Abrahán. 18 Celebraba él esta fiesta todos los años siete días, con
regocijo, llamándola fiesta del Señor, por los siete días en que había ido y
vuelto con bien. -No pongas tu mano sobre el niño ni le hagas nada; ahora sé que
eres temeroso del Señor, pues no me has negado a tu hijo primogénito.
19
Así está escrito y establecido para Israel y su descendencia en las tablas
celestiales: que celebren esta fiesta siete días con regocijo festivo.
MUERTE DE SARA
Capítulo 19
1
En el año primero del primer septenario del jubileo cuadragésimo segundo volvió
Abrahán a morar frente a Hebrón, que es Cariat Arbé, durante dos septenarios. 2
En el primer año del tercer septenario de este jubileo se cumplieron los días
de vida de Sara, que murió en Hebrón, 3 y Abrahán fue a llorarla y sepultarla.
Lo probábamos para ver si se resignaba su espíritu y no se impacientaba con
palabras. Fue hallado paciente también en esto y no se alborotó, 4 pues con
resignación de espíritu habló a los heteos, para que le diesen un lugar donde
sepultar a su difunta. 5 El Señor le concedió gracia ante todos los que
le vieron. Abrahán suplicó con mansedumbre a los heteos, que le dieron el campo
de la cueva de Macfela, frente a Mambré ---que es Hebrón-, por cuatrocientas
monedas de plata. 6 Aunque ellos le insistían con ruegos: «Te lo damos gratis»,
él no lo aceptó, sino que pagó el precio íntegro del lugar en plata.
Se prosternó nuevamente ante
ellos, fue y enterró a su difunta en la cueva de Macfela. 7 Los días de vida de
Sara totalizaron ciento veintisiete años, o sea, dos jubileos, cuatro
septenarios y un año: ésta fue toda la vida de Sara. 8 Y ésta fue la décima
prueba que pasó Abrahán, siendo hallado fiel y de paciente espíritu. 9 No dijo
una palabra acerca de lo que le había dicho el Señor sobre aquella tierra, que
se le daría a él y su descendencia, sino que pidió un lugar donde poder
enterrar a su difunta, pues fue hallado fiel y fue inscrito como el amigo del
Señor en las tablas celestiales.
NACIMIENTO DE ESAÚ Y JACOB
10 En el cuarto año tomó para su
hijo Isaac una mujer llamada Rebeca, hija de Batuel, hijo de Nacor, hermano de
Abrahán. 11 Él tomó una tercera mujer, llamada Cetura, de las nacidas en su
casa, pues Agar había muerto antes que Sara. 12 Le parió seis hijos: Zamrán,
Jesán, Madián, Madán, Jesboc y Sué, en dos septenarios.
13 En el sexto septenario, en el
año segundo, Rebeca parió a Isaac dos hijos: Jacob y Esaú. Jacob era
barbilampiño y hombre recto, mientras que Esaú era áspero, hirsuto y montaraz;
Jacob, por el contrario, solía quedarse en las tiendas. 14 Crecieron los
muchachos, y Jacob aprendió a escribir; no así Esaú, pues era hombre montaraz,
cazador, que aprendió a luchar y cuyas ocupaciones eran todas recias. 15
Abrahán prefería a Jacob, e Isaac a Esaú. 16 Abrahán vio las obras de Esaú y
supo que en Jacob tendría nombre y descendencia. Llamó a Rebeca y le mandó
acerca de Jacob, al ver que también ella lo prefería a Esaú, 17 lo siguiente:
-Hija mía, guarda a mi nieto
Jacob, pues él ocupará mi lugar en la tierra como bendición para la humanidad y
orgullo para toda la descendencia de Sem. 18 Sé que el Señor lo elegirá como
pueblo escogido de cuantos hay sobre la faz de la tierra. 19 Pero mi hijo Isaac
prefiere a Esaú, aunque yo veo que tú amas verdaderamente a Jacob. 20 Auméntale
aún más tu favor, y estén tus ojos en él amándole, pues será nuestra bendición
sobre la tierra desde ahora y por todas las generaciones del mundo. 21 Ten
valor y regocíjate por tu hijo Jacob, pues lo amo más que a todos mis hijos.
Eternamente será bendito, y será tal su descendencia que llene toda la tierra:
22 si alguien pudiera contar la arena del suelo, podría contar también su
descendencia. 23 Cualquier bendición que me haya concedido el Señor a mí y a mi
descendencia, sea para Jacob y la suya perpetuamente.
24 Sea bendito en su descendencia
mi nombre y el de mis padres, Sem, Noé, Henoc, Malaleel, Enós, Set y Adán, 25
los cuales sirven de cimiento al cielo, de apoyo a la tierra y de renovación a
todas las luminarias sobre el firmamento.
ABRAHÁN BENDICE A JACOB
26 Luego llamó a Jacob, a la
vista de su madre, Rebeca, lo besó y bendijo:
27 -Hijo mío, Jacob, amado,
preferido de mi alma, Dios te bendiga desde lo alto del firmamento y te dé
todas las bendiciones que otorgó a Adán, Henoc, Noé y Sem, y que todo cuanto me
ha enumerado y dicho que me daría lo haga inherente a ti y a tu descendencia
por siempre, mientras siga el cielo sobre la tierra. 28 No tengan poder sobre
ti ni tu descendencia los espíritus de Mastema para alejarte del Señor, tu
Dios, desde ahora y por siempre. 29 Que el Señor Dios sea tu padre, y tú, su
hijo primogénito y su pueblo perpetuamente. Ve, hijo mío, en paz. 30 Y ambos se
alejaron juntos de Abrahán. 31 Rebeca amó a Jacob con todo su corazón y toda su
alma, mucho más que a Esaú; pero Isaac amaba a Esaú más que a Jacob.
RECOMENDACIONES DE ABRAHÁN A SUS DESCENDIENTES
Capítulo 20
1 En el jubileo cuadragésimo
segundo, en el primer año del séptimo septenario, llamó Abrahán a Ismael y sus
doce hijos, a Isaac y sus dos hijos y a los seis hijos de Cetura y sus
descendientes. 2 Les ordeno guardar el camino del Señor, haciendo Justicia,
amandose los unos a los otros y siendo tales entre los hombres que se condujese
cada uno de ellos con justicia y rectitud sobre la tierra. 3 Que circuncidasen
a sus hijos, según la alianza hecha con ellos, no apartándose a derecha ni
izquierda de los caminos que nos ordenó el Señor. Que os guardéis de toda
fornicación e impureza del mismo modo que dejamos entre nosotros toda impureza
y fornicación. 4 Si comete fornicación una mujer o hija vuestra, quemadla al
fuego; así no fornicarán siguiendo sus ojos y sus corazones. Y les ordenó que
no tomasen mujer de las hijas de Canaan, pues su descendencia sería
desarraigada de la tierra.
5 Les contó el castigo de los
gigantes y el de Sodoma, el que sufrieron por su maldad, fornicación, impureza
y corrupción mutua. 6 Guardaos también vosotros de toda fornicación e impureza
y de toda contaminación de pecado, para que no deis vuestro nombre a maldición,
vuestras vidas a escarnio, ni vuestros hijos a destrucción por la espada; para
que no seáis malditos como Sodoma ni sea vuestro resto como el de los hijos de
Gomorra.
7 Yo os exhorto, hijos míos: amad
al Dios del cielo y seguid todos sus mandamientos; no vayáis tras sus ídolos ni
sus impurezas; 8 no os hagáis ídolos de fundición ni esculpidos, pues son vanos
y no tienen ningún espíritu; son obra de sus manos, y en nada confían los que a
ellos se encomiendan: no los adoréis ni os prosternéis ante ellos. Adorad al
Dios Altísimo, prosternados ante él siempre y esperad de él en todo momento.
Obrad recta y justamente ante él,
para que os dirija, os conceda su misericordia y os haga bajar la lluvia mañana
y tarde. Bendiga el todas las obras que hagáis en la tierra bendiga tu alimento
y tus aguas, el fruto de tu vientre y de tu tierra, tus rebaños de bueyes y de
ovejas. 10 Y seréis bendición sobre la tierra; se deleitarán en vosotros todos
los pueblos y bendecirán a vuestros hijos en mi nombre, para que sean benditos
como yo. 11 Repartió dones a Ismael y a sus hijos y a los hijos de Cetura, y
los apartó de su hijo Isaac, al que dio todo. 12 Se fueron juntos Ismael, sus
hijos, y los hijos de Cetura y sus hijos, y habitaron desde Farán hasta la
entrada de Babilonia, en toda la tierra de la parte oriental, frente al
desierto. 13 Se mezclaron unos con otros, quedándo1es el nombre de árabes e
ismaelitas (hasta este día).
ULTIMAS PRESCRIPCIONES DE ABRAHÁN A ISAAC
Capítulo 21
1 En el año sexto del séptimo
septenario de este jubileo llamó Abrahán a su hijo Isaac y le dio órdenes y
recomendaciones: -He envejecido, no sé qué día voy a morir y estoy harto de
días.
2 Tengo ya ciento setenta y cinco
años. Durante todos los días de mi vida he recordado al Señor y he procurado
con todo mi corazón hacer su voluntad y seguir rectamente todos sus caminos. 3
Mi alma aborreció los ídolos, (desprecié a los que los servían y puse todo mi
empeño) en guardar y poner por obra la voluntad del que me creó. 4 Él es un
Dios vivo y santo, más fiel y justo que todos, en quien no cabe acepción de
persona ni cohecho, pues es un Dios justo que hace justicia en todos los que
violan sus mandamientos y rechazan su alianza. 5 Tú, hijo mío, guarda sus
mandamientos, ley y gobierno; no vayas tras las abominaciones ni tras ídolos
esculpidos o de fundición. 6 No comáis ninguna sangre de animal, bestia o
volátil sobre la tierra. 7 Si sacrificas una víctima para holocausto saludable
y aceptable, degollad1a derramando su sangre sobre el altar.
Haz holocausto de toda la grasa
de la ofrenda en el altar, añade harina amasada con aceite y una libación de
vino; harás holocausto de todo junto sobre el altar de ofrendas, como aroma
grato al Señor. 8 Colocarás la grasa de la ofrenda saludable sobre el fuego en
el altar; la grasa de encima del vientre y la de los intestinos y los dos
riñones. Apartarás toda la grasa que hay sobre ellos y sobre los lomos junto
con el hígado y los riñones.
9 De todo ello harás holocausto
de grato aroma, aceptable ante el Señor, con su ofrenda de frutos y libación,
en grato aroma, como alimento que se ofrece en holocausto al Señor. 10 Comerás
la carne ese día y el siguiente antes del atardecer del segundo día. Que todo
sea comido y no quede nada para el tercero, pues Dios no lo aceptará, ya que no
es selecto ni se debe comer. Cuantos lo coman, echan sobre sí una culpa, pues
así lo hallé escrito en el libro de mis primeros padres, en las palabras de
Henoc y en las palabras de Noé. 11 En todas las ofrendas pondrás sal: no se
omita la sal de alianza en ninguna de tus ofrendas al Señor.
LA LEÑA DEL SACRIFICIO
12 Observarás, en la leña de la
ofrenda, no introducir otra madera que no sea ésta: ciprés, abeto, almendro,
pino, pino piñonero, cedro, sabina, palmera, olivo, mirto, laurel, el cedro
llamado enebro y bálsamo. 13 Utiliza sólo esta leña bajo el holocausto, sobre
el altar, una vez examinado su aspecto: no pongas madera rajada o ennegrecida,
sino sólida y limpia, sin ningún defecto, perfecta y de planta joven; no pongas
madera vieja que haya perdido su olor, pues ya no tiene olor como antes. 14
Fuera de estas maderas no pongas ninguna atra, pues su olor es distinto, y el
olor de su aroma no sube al cielo. 15 Guarda este mandamiento y cúmplelo, hijo
mío, para que seas recto en todas tus obras.
PUREZA RITUAL Y GENERAL
16 En todo momento sé puro en tu
carne: lávate con agua antes de ir a hacer la ofrenda al altar; lávate las
manos y los pies antes de acercarte al altar y, cuando termines la ofrenda,
vuelve a lavarte las manos y los pies. 17 No aparezca sobre vosotros ninguna
sangre en vuestras ropas: guárdate, hijo mío, de la sangre, guárdate mucho,
cúbrela con tierra. 18 No comas sangre, pues es espíritu: no comas sangre. 19
No aceptes dádiva alguna por sangre humana; no se derrame en vano, sin juicio,
pues aquella sangre que se derrama culpa a la tierra, y ésta no puede
purificarse de sangre humana sino con la sangre del que la derramó. 20 No
aceptes dádiva ni regalo por sangre humana: sangre por sangre; así serás acepto
al Señor Dios Altísimo, pues él es protector del bueno: te guardará de todo mal
y te salvará de toda muerte. 21 Hijo mío: veo que las obras del género humano
son malas y pecaminosas, que todos sus actos son impureza, abominación e
inmundicia, pues no hay justicia entre ellos. 22 Guárdate de seguir sus caminos
y pisar sus huellas; no caigas en mortal perdición ante Dios Altísimo, no sea
que te oculte su rostro, te haga caer en manos de tu culpa y te extermine a ti
de la tierra y a tu descendencia de bajo el cielo, desapareciendo tu nombre y
tu posteridad de toda la tierra. 23 Abstente de todas sus acciones y de toda su
impureza, guarda la norma del Dios Altísimo, haz su voluntad y sé recto en
todo. 24 Él te bendecirá en todas tus obras, hará brotar de ti un retoño justo
en la tierra por todas sus generaciones, y mi nombre y el tuyo no serán
silenciados nunca bajo el cielo. 25 Ve, hijo mío, en paz; que el Dios Altísimo,
Dios mío y tuyo, te fortifique para hacer su voluntad, bendiga a toda tu
descendencia y su posteridad por todas las generaciones con toda bendición
justa, para que seas bendición en toda la tierra. 26 y salió de su presencia
gozoso.
LA FIESTA DE LAS PRIMICIAS O SEMANAS
Capítulo 22
1 En el primer septenario del
jubileo cuadragésimo cuarto, en el segundo año, el año en que moriría Abrahán,
salieron Isaac e Ismael de Bersabee a celebrar la festividad de las Semanas, la
fiesta de las primicias, con su padre, Abrahán, quien se regocijó porque
llegaron sus dos hijos.
2 Las propiedades de Isaac en
Bersabee eran muchas; iba, examinaba su hacienda y volvía junto a su padre. 3
En aquellos días fue Ismael a ver a su padre, y llegaron ambos juntos. Isaac
degolló una víctima para holocausto y la ofreció en el altar levantado por su
padre en Hebrón. 4 Ofreció un sacrificio saludable y preparó un convite gozoso
ante su hermano Ismael. Rebeca hizo una oblea fresca de trigo nuevo de las
primicias de los frutos de la tierra y se la dio a su hijo Jacob, para que la
ofreciera a su abuelo, Abrahán, y éste la comiese y bendijera al Creador de
todo antes de morir. 5 Isaac mismo mandó también por mano de Jacob la ofrenda
saludable a Abrahán, para que comiese y bebiese.
6 Comió Abrahán, bebió y bendijo al Dios Altísimo, que creó los cielos y la tierra, que hizo toda sustancia de la tierra y la concedió a los hombres para comer, beber y bendecir a su Creador:
7 -Gracias te doy ahora, Dios
mío, porque me has mostrado este día: tengo ya ciento setenta y cinco años,
viejo de cumplidos días, todos los cuales fueron para mí de salud. 8 La espada
del enemigo no prevaleció contra mí en nada de lo que diste a mí y a mis hijos
en todos los días de mi vida hasta hoy. 9 Dios mío, sean tu misericordia y tu
paz sobre tu siervo y la descendencia de sus hijos, para que sean tu pueblo
elegido, tu herencia entre todos los pueblos de la tierra, desde ahora por
siempre perpetuamente.
ABRAHÁN BENDICE A JACOB
10 Llamó a Jacob y le dijo:
-Jacob, hijo mío, el Dios de todo
te bendiga y fortifique para obrar justicia y hacer su voluntad ante él.
Escójate a ti y a tu descendencia para que seáis el pueblo de su herencia según
su voluntad, perpetuamente. Tú, hijo mío, Jacob, acércate y bésame.
11 Acercándose, lo besó y le
dijo:
de su heredad eternamente, y sea
él Dios tuyo y de tu descendencia en verdad y justicia por todos los días de la
tierra. -Bendito es mi hijo Jacob y todos sus hijos en el Señor Altísimo por
todos los siglos. El Señor te dé una descendencia justa y santifique hijos
tuyos por toda la tierra: sírvante las naciones y póstrense ante tu descendencia
todos los gentiles. 12 Sé fuerte ante los hombres: cuando domines a toda la
descendencia de Set, serán justos tus caminos y los de tus hijos; seréis un
pueblo santo. 13 El Dios Altísimo te dé todas las bendiciones con que me
bendijo a mí, a Noé y a Adán: que reposen tales bendiciones en el santo vértice
de tu descendencia por todos los siglos de los siglos hasta la eternidad. 14
Purifíquete de toda mancha e impureza, pero donando todas tus culpas y
extravíos inconscientes; fortifíquete, bendígate y concédate heredar toda la
tierra. 15 Renueve su alianza contigo, para que seas el pueblo de su heredad
eternamente, y sea él Dios tuyo y de tu descendencia en verdad y justicia por
todos los días de la tierra.
16 Hijo mío, Jacob, recuerda mis
palabras y guarda los mandamientos de tu padre, Abrahán. Apártate de los
gentiles, no comas con ellos,. No hagas como ellos, ni les sirvas de compañero,
pues sus acciones son impuras, y todos sus caminos inmundicia, abominación y
horror: 17 sacrifican víctimas a los muertos, adoran a los demonios, comen en
los cementerios; todas sus acciones son vanas y falsas. 18 No tienen mente con
qué pensar ni ojos con qué ver lo que hacen: ¡Cómo yerran cuando dicen a la
madera: «Tú eres mi dios», y a la piedra: «Tú eres mi señor y liberador»,
siendo así que no tienen mente! 19 Hijo mío, Jacob, que el Dios Altísimo te
ayude, que el Dios de los cielos te bendiga y te aparte de su impureza y de
todos sus yerros. 20 Guárdate, hijo mío, Jacob, de tomar mujer entre las hijas
de Canaán, pues toda su descendencia está destinada a exterminio en la tierra.
21 Por culpa de Cam erró Canaán, y toda su descendencia y posteridad
desaparecerán de la tierra; no habrá de ella quien sea salvo el día del juicio.
22 Todos los que adoran ídolos e incurren en maldición no tendrán ninguna
esperanza en la tierra de los vivos, pues descenderán al seol e irán a lugar de
suplicio. No quedará de ellos recuerdo sobre la tierra; tal como fueron
arrebatados de la tierra los hijos de Sodoma, así lo serán cuantos adoran ídolos.
23 No temas, hijo mío, Jacob, ni
te turbes, hijo de Abrahán: el Dios Altísimo te guardará de la ruina y te
salvará de todo camino equivocado. 24 Esta casa que me construí para poner
sobre ella mi nombre en la tierra te ha sido dada a ti y a tu descendencia
perpetuamente. Se llamará casa de Abrahán, dada a ti y a tu linaje
perpetuamente, pues tú construirás mi casa y alzarás mi nombre ante Dios:
perpetuamente se mantendrá firme tu linaje y tu nombre en todas las
generaciones de la tierra. 25 Terminó así de darle órdenes y bendecirle, 26 y
se echaron ambos juntos en el mismo lecho, durmiéndose Jacob en el seno de su
abuelo Abrahán, que lo besó siete veces, regocijándose en él sus entrañas y su
corazón. 27 Lo bendijo con todo su corazón, añadiendo:
-El Dios Altísimo, Dios y Creador
de todo, fue el que me sacó de Ur de los caldeos para darme esta tierra en
heredad perpetua y para que estableciera el santo linaje. Sea bendito el
Altísimo perpetuamente.
28 Y bendijo así a Jacob:
-Sean sobre mi hijo, en el que se
regocijan todo mi corazón y todas mis entrañas, tu clemencia y abundante
gracia, así como sobre su descendencia perpetuamente. 29 No lo dejes, ni lo
descuides desde ahora hasta siempre; estén tus ojos abiertos sobre él y su
descendencia, guardándolo, bendiciéndolo y santificándolo como pueblo de tu
heredad. 30 Bendícelo con todas tus bendiciones desde ahora por todos los días
de la eternidad y renueva tu alianza y compasión con él y su linaje con toda tu
voluntad por todas las generaciones de la tierra.
MUERTE DE ABRAHÁN
Capítulo 23
1 Y colocó dos dedos de Jacob
sobre sus ojos, bendijo al Dios supremo, se cubrió el rostro, estiró los pies y
se durmió en sueño eterno, reuniéndose con sus padres. 2 A todo esto, Jacob
yacía en su seno, sin advertir que su abuelo Abrahán había muerto. 3 Despertó
Jacob de su sueño cuando Abrahán estaba ya frío como el granizo.
Le dijo: -Padre, padre.
Pero él no replicó; entonces se
dio cuenta Jacob de que había muerto.
4 Levantándose de su seno, corrió
a decírselo a su madre Rebeca. Esta fue a Isaac todavía de noche y se lo dijo.
Ambos fueron juntamente con Jacob, que llevaba una lámpara eh la mano, y
encontraron a Abrahán, que yacía muerto.5 Isaac cayó sobre el rostro de su
padre y lo besó entre lágrimas. 6 Cuando corrió la voz por la casa de Abrahán,
su hijo Ismael se puso en marcha, y llegó junto a su padre, Abrahán. Lloraron
por él Ismael y toda la casa de Abrahán con grandes gemidos. 7 Sus hijos, Isaac
e Ismael, lo sepultaron en la cueva de Macfela, junto a su mujer, Sara,
haciendo duelo por él cuarenta días todos los hombres de su casa, Isaac,
Ismael, todos sus hijos y todos los hijos de Cetura en sus lugares, hasta
cumplirse los días de luto por Abrahán.
LA EDAD DE LOS HOMBRES Y LA
FIDELIDAD A DIOS
8 Había vivido tres jubileos y
cuatro septenarios: ciento setenta y cinco años, terminando sus días como
anciano de cumplida edad. 9 Las vidas de los antiguos habían sido de diecinueve
jubileos, pero después del diluvio comenzaron a menguar de esta cifra,
envejeciendo rápidamente y acortándose sus vidas a causa de las muchas
enfermedades y su mala conducta.
Abrahán constituyó una excepción.
10 El, por el contrario, fue perfecto en toda su conducta para con el Señor y
grato por su justicia todos los días de su vida, pero no cumplió cuatro
jubileos de vida, hasta el punto de que envejeció a la vista de tanta maldad y
se hartó de sus propios días. 11 Todas las generaciones que surjan desde este
momento hasta el día del gran juicio envejecerán rápidamente, antes de cumplir
dos jubileos, y ocurrirá que el discernimiento abandonará sus espíritus y se
disipará todo su saber. 12 En esos días, si un hombre vive un jubileo y medio,
dirán de él que vivió mucho, siendo la mayor parte de sus días de dolor,
aflicción y tribulación, no de salud. 13 Azote tras azote, herida tras herida,
tribulación tras tribulación, malas noticias tras malas noticias, enfermedad
tras enfermedad y todo tipo de castigos: enfermedad, cataclismo, nieve,
granizo, hielo, fiebre, frío, espasmos, hambres, muerte, espada, cautiverio y
toda penalidad y dolor. 14 Alcanzarán a la mala generación que peca en la
tierra, cuyas obras son impuras, fornicación, abominación y horror. 15 Dirán
entonces: «Los antiguos fueron longevos hasta los mil años, y éstos buenos,
mientras que nuestra vida, cuando se vive mucho, es de setenta o a lo sumo
ochenta, y éstos malos, sin gozar de ninguna salud la vida de esta generación».
RENOVACIÓN DE ISRAEL
16 En esa generación habrá hijos
que reprendan a sus padres y mayores por pecados, iniquidades, palabras y
grandes faltas. Les recriminarán por haber abandonado la ley que el Señor pactó
con ellos y que habrían de guardar, cumpliendo todos sus mandamientos, su norma
y preceptos, sin apartarse a derecha ni izquierda. 17 Pues todos han obrado mal,
toda boca habla iniquidad, todas sus acciones son inmundas y nefandas, todos
sus caminos abominación, impureza y ruina. 18 La tierra perecerá a causa de
todas sus acciones; no habrá simiente, vino ni aceite, pues todo será negado a
causa de sus obras, y todos perecerán juntos: animales, bestias, aves y todos
los peces del mar a causa de la malicia de los hijos de los hombres. 19
Lucharán unos contra otros, el joven contra el viejo, el viejo contra el joven,
el pobre contra el rico, el humilde contra el poderoso, el vasallo contra el
señor, a causa de la ley y la alianza, pues habrán olvidado los mandamientos,
la alianza, la festividad, el mes, el sábado, el jubileo y todo juicio. 20 Se
alzarán en combate con arco y espadas para hacerlos volver al camino, y no
volverán hasta derramarse mucha sangre de unos y otros por tierra. 21 Los que
escapen no volverán desde su maldad al camino de la justicia, pues son todos
movidos por la avaricia y la riqueza, se quitan todo mutuamente. Invocan el
nombre grande, pero no con verdad y justicia, y profanan el santo de los santos
con su impureza y con la desolación de su abominación.
22 Gran castigo habrá contra las
obras de esa generación de parte del Señor, que los entregará a la espada, a
juicio, cautiverio, rapiña y consunción. 23 Suscitará contra ellos a los
pecadores de los gentiles, que no les tendrán piedad ni misericordia, ni
respetarán a nadie, ni anciano ni joven, pues son peores y capaces de más
maldad que todos los hijos de los hombres. Causarán turbación en Israel e
iniquidad contra Jacob; mucha sangre será derramada sobre la tierra, sin que
haya quien recoja los cadáveres ni los sepulte. 24 En esos días gritarán,
clamarán y orarán para salvarse de manos de los pecadores gentiles, pero no
habrá salvador. 25 Las cabezas de los niños se blanquearán de canas, el niño de
tres semanas parecerá anciano de cien años y se arruinará su constitución con
tribulación y dolor.
BENDICIONES
MESIÁNICAS
26
En esos días, los niños comenzarán a examinar las leyes y a estudiar los mandamientos,
volviendo al camino de la justicia. 27 Irán multiplicándose y creciendo las
vidas de esos hombres, generación tras generación y día tras día, hasta que se
acerquen sus vidas a los mil años y a muchos años de muchos días. 28 No habrá
anciano ni quien se canse de vivir, pues todos serán niños e infantes; 29
pasarán todos sus días en salud y gozo, y vivirán sin que haya ningún demonio
ni ningún mal destructor, pues todos sus días serán de bendición y salud. 30
Entonces curará el Señor a sus siervos, que se alzarán y verán gran paz. Se
dispersarán sus enemigos, y los justos verán y darán gracias, regocijándose por
los siglos de los siglos viendo en el enemigo todo su castigo y maldición. 31
Sus huesos descansarán en la tierra, su espíritu se alegrará sobremanera, y
sabrán que existe un Señor que cumple sentencia y otorga clemencia a los
centenares y miríadas que lo aman. 32 Y tú, Moisés, escribe estas palabras,
pues así está escrito y registrado en las tablas celestiales como testimonio de
perpetuas generaciones.
ESAÚ VENDE SU
PRIMOGENITURA
Capítulo 24
1
Tras la muerte de Abrahán, el Señor bendijo a su hijo Isaac, que partió de
Hebr6n y fue a morar junto al pozo de Agar durante siete años, en el año
primero del tercer septenario de este jubileo. 2 En el primer año del cuarto
septenario comenzó a extenderse un hambre por el país distinta de aquella
primera que hubo en época de Abrahán. 3 Jacob había preparado un plato de
lentejas. Llegó Esaú hambriento del campo y le dijo:
-Hermano,
dame de ese plato rojizo.
Jacob
le respondió:
-Entrégame
tu primogenitura, y te daré pan y este plato de lentejas.
4
Esaú pensó para sus adentros: «Muriendo estoy: ¿de qué me sirve esta
primogenitura?».
Dijo
a Jacob: -Te la doy.
Añadió
Jacob:
-Júramelo.
Se
lo juró,
6
y Jacob dio a su hermano Esaú pan y el plato. Comió hasta hartarse, renunciando
Esaú a su primogenitura, por lo cual recibió el nombre de Edom, a causa del
plato rojizo que Jacob le dio por su primogenitura.
7
Y Jacob crecía mientras Esaú menguaba en grandeza.
ISAAC Y LOS
FILISTEOS
8
Hubo hambre en el país, e Isaac se aprestó a bajar a Egipto en el segundo año
de este septenario, y llegó a Gerara, junto a Abimelec, rey de los filisteos. 9
Pero el Señor se le apareció y le dijo:
-No
bajes a Egipto, quédate en la tierra que te digo, emigra a esa tierra, y yo
estaré contigo bendiciéndote. 10 A ti y a tu descendencia daré toda esta tierra
y mantendré el juramento que hice a tu padre, Abrahán, multiplicando tu
descendencia como los astros del cielo y dándole toda esta tierra. 11 En tu
descendencia serán benditos todos los pueblos de la tierra, por cuanto tu padre
escuchó mis palabras y guardó mi observancia, mis mandamientos, leyes, norma y
alianza. Escúchame, pues: permanece en esta tierra. 12 y moró en Gerara tres
septenarios de años. 13 Abimelec ordenó respecto a él y todo lo suyo que
cualquier persona que lo tocara a él y a lo suyo muriera sin remedio.
14
Isaac creció entre los filisteos y adquirió grandes posesiones de ganado vacuno
y lanar, camellos, asnos y otras propiedades. 15 Sembró en el país de los
filisteos y cosechó cien espigas [por grano], haciéndose tan poderoso que le
tuvieron envidia los filisteos. 16 Estos ordenaron que todos los pozos que
habían perforado los siervos de Abrahán en vida de éste fueran cegados con
tierra tras su muerte.
17
Dijo Abimelec a Isaac: -Vete de nuestro lado, pues te has hecho mayor que
nosotros.
Isaac
se fue de allí en el año primero del séptimo septenario y emigró a los valles
de Gerara. 18 Volvieron a excavar los pozos que habían perforado los siervos de
su padre, Abrahán, y que los filisteos habían cegado tras su muerte, dándoles
los mismos nombres que él les había dado. 19 Los siervos de Isaac cavaron pozos
en el valle y encontraron agua viva. Pero disputaron los pastores de Gerara con
los de Isaac, diciendo: «Nuestra es el agua», e Isaac dio a este pozo el nombre
de Dificultad, pues «fueron difíciles con nosotros». 20 Cavaron luego otro
pozo, y también por él pelearon, por lo que le dio el nombre de Enemistad. Se
fue de allí y cavaron otro pozo, por el cual no disputaron, al que dio el
nombre de Holgura, pues dijo Isaac: «Ahora nos ha dado el Señor holgura, y
hemos crecido sobre la tierra».
21
De allí subió a Bersabee en el año primero del primer septenario del jubileo
cuadragésimo cuarto, 22 y el Señor se le apareció aquella noche, a primeros del
primer mes. Le dijo:
23
Volvió a levantar allí el altar que primeramente había erigido su padre,
Abrahán, invocó el nombre del Señor e hizo un sacrificio al Dios de su padre,
Abrahán. 24 Cavaron un pozo y hallaron agua viva. 25 Los siervos de Isaac
cavaron otro pozo, pero no hallaron agua. Fueron y contaron a Isaac que no
habían encontrado agua, e Isaac dijo: «En este día juré a los filisteos, y nos
ha ocurrido esto». 26 Y dio a aquel lugar el nombre de Pozo del Juramento, pues
allí había jurado a Abimelec, a su compañero Ocozat y a Ficol, jefe de su
ejército. 27 En aquel día se dio cuenta Isaac de que había jurado bajo presión
hacer con ellos la paz. -Yo soy el Dios de tu padre, Abrahán; no temas, pues
estoy contigo, te bendeciré y multiplicaré ciertamente tu descendencia como la
arena de la tierra, a causa de mi siervo Abrahán.
MALDICIÓN SOBRE
LOS FILISTEOS
28
En aquel día maldijo Isaac a los filisteos:
-¡Maldito
sea el filisteo en el día de ira e indignación entre todas las naciones!
¡Entréguela el Señor a escarnio, maldición, ira e indignación en manos de
pecadores gentiles y en manos del heteo! 29 Y quien escape de la espada del
enemigo y de los heteos sea desarraigado de bajo el cielo en juicio por el
pueblo justo, pues serán enemigos y rivales de mis hijos en sus generaciones
sobre la tierra. 30 No les quede posteridad ni superviviente en el día del
airado juicio; a destrucción, exterminio y erradicación de la tierra sea
destinada toda la semilla de los filisteos; no tengan, pues, los de Caftor
ningún nombre de posteridad, ni semilla sobre la tierra. 31 Aunque suba hasta
el cielo, de allí bajará; aunque huya bajo tierra, de allí será sacada; aunque
se oculte entre las naciones, también de allí será extirpada, y aunque baje al
seol, también allí se multiplicará su castigo y no tendrá tampoco paz. 32 Aun
cuando partan en cautiverio, a manos de los que desean sus vidas serán muertos
por el camino, sin dejarles nombre ni descendencia en toda la tierra, pues
desaparecerán en maldición eterna.
33
Así está escrito y grabado en las tablas celestiales que se les haga en el día
de castigo, para que sean desarraigados de la tierra.
PROHIBICIÓN DE
MATRIMONIOS CON GENTILES
Capítulo 25
1
En el año segundo de este septenario, en este jubileo, llamó Rebeca a su hijo
Jacob, y le dijo:
-Hijo
mío, no tomes mujer de las hijas de Canaán, como tu hermano Esaú, que ha tomado
dos mujeres cananeas que han amargado mi espíritu con sus actos impuros. Todas
sus acciones son fornicación y lascivia; no hay en los cananeos ninguna
justicia, pues son malos. 2 Yo, hijo mío, te amo muchísimo; mi corazón y mis
entrañas te bendicen a cada momento del día y en cada vigilia de la noche. 3
Así, pues, hijo mío, obedéceme y haz la voluntad de tu madre: no tomes mujer de
las hijas de esta tierra, sino de la casa de mi padre, y el Dios Altísimo te
bendecirá, y tus hijos serán generación justa y santa semilla.
4
Respondió Jacob a su madre, Rebeca:
-Aquí
me tienes, madre, con nueve septenarios, y no conozco ni he tocado ninguna
mujer, ni me he desposado, ni pienso tomar mujer de las hijas de Canaán. 5
Recuerdo, madre, las palabras de nuestro padre, Abrahán, que me ordenó no tomar
mujer de las hijas de Canaán, ya que de la descendencia de la casa de mi padre
y de mi linaje debo tomar mujer. 6 Hace tiempo he oído que tu hermano Labán
había tenido hijas, y en ellas he puesto mi corazón para tomar mujer. 7 Por eso
me he guardado en mi espíritu de pecar y corromperme en mi conducta todos los
días de mi vida, pues mi padre, Abrahán, me dio muchos mandamientos acerca de
la lascivia y la fornicación. 8 Y, con todo lo que me mandó, hace veintidós
años que mi hermano discute conmigo e insiste en decirme: «Hermano, toma una
mujer, hermana de mis dos mujeres», pero yo no quiero actuar como él. 9 Te
juro, madre, no tomar en todos los días de mi vida mujer del linaje de Canaán,
ni obrar mal como ha hecho mi hermano.
10
No temas, madre, confía en que haré tu voluntad y procederé rectamente, sin
corromper nunca mi conducta.
REBECA BENDICE A
JACOB
11
Alzó ella entonces el rostro al cielo, extendió los dedos de las manos, abrió
la boca y bendijo al Dios Altísimo, que ha creado el cielo y la tierra, dándole
gracias y alabándole:
12
-Bendito sea el Señor Dios, bendito sea su santo nombre por los siglos de los
siglos, que me ha dado a Jacob, hijo puro y santa semilla, pues tuyo es y tuya
será su descendencia, por todos los días y todas las generaciones hasta la
eternidad. 13 Bendícelo, Señor, y pon en mi boca bendición justa para que lo
bendiga.
15
-Bendito eres, Señor justo y Dios eterno; y a ti, hijo mío, te bendiga él entre
todos los linajes humanos, dándote recto proceder y revelando justicia a tu
descendencia. 16 Multiplique tus hijos en tu vida, surgiendo en el número de
los meses del año; multiplíquense y engrandézcanse sus hijos, y sea su número
mayor que el de los astros del cielo y las arenas del mar. 17 Él les conceda
esta tierra amena, según dijo que la daría a Abrahán y su descendencia por
siempre, en posesión perpetua. 18 Pueda yo ver en vida, hijo mío, tus hijos
benditos y tu descendencia bendita, y sea toda tu descendencia santa. 19 Así
como has dado reposo al espíritu de tu madre en vida, así también te bendicen
mis entrañas y mis pechos; y mi boca y mi lengua te alaban sobremanera. 20
Crece y extiéndete por la tierra, sea tu semilla perfecta por siempre con el
gozo de cielos y tierra: alégrese tu simiente y tenga salvación en el día de la
gran salvación. 21 Alcense por toda la eternidad tu nombre y descendencia; que
el Dios Altísimo sea tu Dios, more con ellos el Dios justo, y con ellos sea
construido su templo para toda la eternidad. 22 Quien te bendiga, sea bendito,
y todo mortal que falsamente te maldiga, sea maldito.
23
Y lo besó, añadiendo:
-Amete
el Señor eterno como el corazón y las entrañas de tu madre se regocijan contigo
y te bendicen. y calló tras bendecirlo.
JACOB SUPLANTA A
ESAÚ
Capítulo 26
1
En el año séptimo de este septenario llamó Isaac a su hijo mayor, Esaú, y le
dijo:
-Hijo
mío, ya estoy viejo, me falla la vista, y no sé cuándo moriré.
2
Coge tus armas de caza, tu aljaba y tu arco; sal al campo, cázame alguna presa,
hijo mío, hazme una comida como me gusta y tráemela, para que coma y te bendiga
antes de morir.
3
Y Rebeca estaba oyendo lo que decía Isaac a Esaú, 4 quien salió de mañana al
campo para cazar una presa y traerla a su padre. 5 Entonces Rebeca llamó a su
hijo Jacob y le dijo:
-He
oído a tu padre, Isaac, hablar así con tu hermano Esaú: «Cázame algo, prepárame
una comida y tráemela, para que coma y te bendiga ante el Señor antes de
morir». 6 Ahora, pues, escucha mis palabras, hijo mío, y mis órdenes: ve a tu
rebaño, cógeme dos buenos cabritos, y yo los prepararé en guiso para tu padre,
como le gusta, y se lo llevarás; que coma y te bendiga ante el Señor antes de
morir, y quedes bendito.
7
Respondió Jacob a su madre, Rebeca:
-Madre,
no he de escatimar cualquier cosa que coma mi padre y le agrade; pero temo,
madre, que reconozca mi voz y quiera tocarme. 8 Tú sabes que soy lampiño,
mientras que mi hermano Esaú es velludo: quedaré ante sus ojos como malvado y
desobediente, se indignará conmigo,
y
me atraeré maldición en vez de bendición.
9
Pero su madre, Rebeca, le replicó:
-Sea
sobre mí tu maldición, hijo mío; pero hazme caso. 10 Jacob escuchó a su madre,
Rebeca. Fue, tomó dos buenos cabritos gordos y los llevó a su madre, que los
preparó en guiso al modo que le gustaba a Isaac. II Rebeca tomó los vestidos
preferidos de su hijo mayor, Esaú, que tenía consigo en casa, se los puso a su
hijo menor, Jacob, y le colocó la piel de los cabritos sobre las manos y el
cuello desnudo. 12 Puso el plato y el pan que había hecho en manos de su hijo
Jacob, 13 quien fue a su padre y le habló así:
-Soy
tu hijo, que he hecho según me ordenaste: levántate, siéntate y come de lo que
te he cazado, padre, para que tu alma me bendiga.
14
Respondió Isaac a su hijo:
-¿Cómo
lo hallaste tan pronto, hijo mío?
15
Dijo Jacob:
-Tu
Dios dirigió mis pasos.
16
Añadió Isaac:
-Acércate
que te toque, hijo mío, a ver si eres o no mi hijo Esaú.
17
Se acercó Jacob a su padre, Isaac, que lo tocó y dijo:
18
-La voz es de Jacob, pero las manos son de Esaú. y no lo conoció, pues la
alteración venía del cielo, para distraer su espíritu; Isaac no advirtió que lo
bendecía, pues sus manos eran como las de su velludo hermano Esaú.
19
Volvió a decir:
-¿Eres
tú mi hijo Esaú?
Replicó:
-Soy
tu hijo.
Continuó:
-Acércame,
que coma de tu caza, hijo mío, para que mi alma te bendiga.
20
Le acercó, y comió; le trajo vino, y bebió.
21
Dijo su padre, Isaac:
-Acércate
y bésame, hijo mío. Se acercó y lo besó, 22 y olió el olor de sus vestidos. Lo
bendijo con estas palabras: -
Es
el olor de mi hijo, olor de campo repleto que ha bendecido el Señor. 23 El
Señor te dé rocío del cielo y bendición de la tierra; multiplíquete abundancia
de trigo y aceite, sírvante las naciones y póstrense ante ti los pueblos. 24 Sé
señor de tus hermanos, póstrense ante ti los hijos de tu madre; cuantas
bendiciones me concedió el Señor a mí y a mi padre, Abrahán, sean tuyas y de tu
descendencia perpetuamente; quien te maldiga, sea maldito, y quien te bendiga,
bendito.
BENDICIÓN
DE JACOB
25
Al terminar de bendecir Isaac a su hijo Jacob, salió éste de la presencia de su
padre y se ocultó, mientras llegaba su hermano Esaú de la cacería. 26 También
él preparó un guiso, lo llevó a su padre y le dijo:
-Levántate,
padre mío, y come mi caza, para que tu alma mebendiga.
27
Díjole su padre, Isaac:
-¿Quién
eres?
Respondió:
-Soy
tu hijo primogénito, Esaú: he hecho como me ordenaste.
28
Isaac se quedó atónito en extremo y añadió:
-¿Quién
era, pues, el que cazó una presa, me la trajo y comí antes de llegar tú? A ése
le he bendecido, de manera que él y su descendencia serán eternamente benditos.
29
Al oír Esaú las palabras de su padre, Isaac, gritó con voz tremenda y
amarguísima y suplicó a su padre: -
¡Bendíceme
a mí también, padre!
30
Le replicó:
-Tu
hermano vino con fraude, y se ha llevado tus bendiciones.
Dijo:
-Ahora
sé por qué se le llamó Jacob, pues dos veces me ha suplantado: primero me quitó
la primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición.
ISAAC REPLICÓ A ESAÚ:
32
Dijo Esaú a su padre, Isaac: 31
Esaú
levantó la voz llorando, 33 pero Isaac le respondió:
-Del
rocío de la tierra será tu morada, y del rocío del cielo por arriba. 34 Vivirás
de tu espada, sirviendo a tu hermano, y si te niegas y apartas su yugo de tu
cuello, cometerás entonces una falta capital, y será desarraigada tu semilla
bajo el cielo.
35
Esaú amenazaba a Jacob a causa de la bendición que su padre le había dado,
pensando en su corazón: «Ya vienen los días de luto por mi padre, y yo mataré a
mi hermano Jacob.
JACOB ENVIADO A
CASA DE LABÁN
Capítulo 27
1
Le fueron reveladas a Rebeca en sueños las palabras de su hijo mayor, Esaú.
Mandó entonces llamar a su hijo menor, Jacob, y le dijo:
2
-Esaú proyecta vengarse matándote. 3 Así, pues, hijo mío, escucha mis palabras:
ponte en marcha, huye a casa de mi hermano Labán, en Harrán, y quédate con él
algún tiempo, hasta que ceda la cólera de tu hermano, deje su ira contigo y
olvide cuanto le hiciste. 4 Entonces mandaré a buscarte allí.
Respondió
Jacob:
-No
tengo miedo: si quiere matarme, lo mataré yo.
5
Ella replicó:
-No
quiero perder mis dos hijos en un día.
6
Objetó entonces Jacob a su madre, Rebeca:
-Ya
sabes que mi padre ha envejecido y no ve, pues sus ojos están embotados. Si lo
dejo, le parecerá mal que lo abandone y me marche de vuestro lado; se enojará y
me maldecirá. No he de ir: sólo si él me manda, entonces iré.
7
Dijo Rebeca a Jacob:
-Yo
entraré a hablarle, y te mandará.
8
Entró Rebeca y dijo a Isaac:
-Estoy
harta de vivir a causa de las dos heteas que Esaú tomó por mujeres. Si Jacob
toma mujer de entre las hijas del país, que son como ésas, entonces ¿para qué
he de vivir? Pues son malas las hijas de Canaán.
9
Isaac llamó entonces a Jacob, lo bendijo y lo amonestó:
10-No
tomes por mujer ninguna hija de Canaán: ponte en camino y ve a Mesopotamia, a
casa de Batuel, tu abuelo materno, y toma mujer allí de entre las hijas de
Labán, hermano de tu madre. 11 Dios Todopoderoso te bendiga, acreciente y
multiplique; congréguense en torno a ti los pueblos, y él te dé, a ti y a tu
descendencia, las bendiciones de mi padre, Abrahán, para que heredes la tierra
a que emigres y toda la tierra que dio el Señor a Abrahán. Ve, hijo mío, en
paz.
12
Isaac, pues, envió a Jacob, que fue a Mesopotamia, a casa de Labán, hijo del
sirio Batuel y hermano de Rebeca, madre de Jacob. 13 Al disponerse Jacob a ir a
Mesopotamia, se contristó el ánimo de Rebeca por su hijo y lloró. 14 Dijo
entonces Isaac a Rebeca:
-Hermana,
no llores por mi hijo Jacob, pues en paz va y en paz volverá.
15
El Dios Altísimo lo guardará de todo mal y estará con él, pues no lo dejará
nunca. 16 Sé que sus caminos serán prósperos adondequiera que vaya, hasta que en
paz vuelva a nosotros y lo veamos con bien. 17 No temas por él, hermana, pues
recto es en su proceder, hombre perfecto y fiel, que no se perderá: no llores.
18
E Isaac consolaba a Rebeca por su hijo Jacob y lo bendijo.
JACOB EN BETEL:
SUEÑO Y VOTO
19
Jacob salió de Bersabee para ir a Harrán el año primero del segundo septenario
del jubileo cuadragésimo cuarto y llegó a Lidia, en el monte que es Betel, a
primeros del primer mes de este septenario. Llegó allí al atardecer, se apartó
del camino aquella noche a poniente del sendero y durmió allí, pues se había
puesto el sol. 20 Tomó una piedra de aquel lugar, la puso (bajo su cabeza),
bajo un árbol, y se durmió, solo como iba.
Aquella
noche tuvo un sueño. Había una escalera puesta en el suelo, cuyo extremo tocaba
el cielo, y los ángeles del Señor subían y bajaban por ella, y en ella se
alzaba el Señor, 22 quien habló a Jacob:
-Yo
soy el Señor, Dios de tu padre Abrahán y Dios de Isaac. La tierra sobre la que
duermes te la daré a ti y a tu descendencia. 23 Tu descendencia será como la
arena de la tierra, extendiéndose a occidente, oriente, sur y norte. Por ti y
tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra. 24 Yo estaré
contigo, te guardaré adondequiera que vayas y te haré volver con bien a esta
tierra, pues no te dejaré hasta cumplir cuanto te digo.
25
Despertándose Jacob de su sueño, se dijo: «De seguro que este lugar es casa del
Señor, y yo no lo sabía». Y añadió temeroso: «Imponente es este lugar: es casa
del Señor y puerta del cielo». 26 Levantándose de mañana, tomó la piedra que
había puesto bajo su cabeza, la colocó erecta como señal y derramó aceite
encima, dando a aquel lugar el nombre de Betel, aunque anteriormente esta
tierra se llamaba Luza. 27 Y Jacob oró así al Señor:
-Si
el Señor está conmigo y me guarda en este camino por el que voy, me da pan que
comer y vestido que ponerme, y vuelvo con bien a casa de mi padre, sea el Señor
mi Dios, y esta piedra que he colocado erecta como señal en este lugar sea casa
del Señor y de cuanto me des Dios mío, te daré diezmo.
JACOB SE CASA
CON LÍA Y RAQUEL
Capítulo 28
1
Emprendió su viaje y llegó a tierra de oriente, donde estaba Labán, hermano de
Rebeca. Se quedó con él y lo sirvió por Raquel, su hija, durante un septenario.
2 En el año primero del tercer septenario le dijo:
-Dame
mi mujer, por la que te he servido siete años.
Respondió
Labán a Jacob:
-Te
daré tu mujer.
3
Labán preparó un convite, tomó a su hija mayor, Lía, y se la dio a Jacob por
mujer, otorgando a Lía su esclava Zelfa como sirvienta -sin que Jacob lo
advirtiera, pues imaginó que era Raquel-. 4 Jacob fue a ella, y resultó que era
Lía. Jacob se enojó con Labán y le increpó:
-¿Por
qué has obrado así conmigo? ¿Acaso no te serví por Raquel y no por Lía? ¿Por
qué me has defraudado? Toma tu hija, que yo me voy, pues has obrado mal
conmigo.
5
Jacob prefería Raquel a Lía, cuyos ojos estaban enfermos, aunque era muy
hermosa, al tiempo que Raquel tenía bellos ojos, buen aspecto y era muy
hermosa. 6 Respondió Labán a Jacob:
-No
puede ser así en nuestra tierra, casar a la menor antes que a la mayor. No
estaría bien hacerlo, pues está establecido y escrito en las tablas celestiales
que «no se dará la hija menor antes que la mayor, sino a ésta primero y luego a
la menor. Al hombre que hiciere tal, le anotarán a su cuenta la falta en el
cielo, no siendo justo el que hace tal cosa, pues es mala acción ante el
Señor». 7 Y tú ordena a los hijos de Israel que no hagan eso, y no tomen ni den
a la hija menor sin anteponer la mayor, pues es muy malo.
8
Dijo Labán a Jacob:
-Que
pasen los siete días de la boda de ésta, y yo te daré a Raquel, para que me
sirvas otros siete años apacentando mis ovejas como hiciste el primer
septenario.
9
Cuando pasaron siete días de la boda de Lía, Labán dio a Raquel a Jacob, para
que le sirviese otros siete años, otorgando a Raquel como sirvienta a Bala,
hermana de Zelfa. 10 y sirvió de nuevo siete años por Raquel, pues Lía le fue
dada sin más.
HIJOS DE JACOB
11
El Señor abrió el seno de Lía, que concibió y parió a Jacob un hijo, al que
llamó Rubén, el catorce del mes noveno del tercer septenario.
12
Pero el seno de Raquel estaba cerrado, pues el Señor vio que aborrecía a Lía,
mientras que ella era amada. 13 Jacob fue de nuevo a Lía que concibió y le
parió otro hijo, al que puso de nombre Simeón, el veintiuno del mes décimo del
año tercero de este septenario. 14 Jacob fue de nuevo a Lía, .que concibió y le
parió un tercer hijo, al que puso por nombre Leví, a primeros del primer mes
del año sexto de este septenario.
15
Volvió Jacob a ir a ella, y concibió y le parió un cuarto hijo, al que puso de
nombre Judá, el quince del tercer mes del año primero del cuarto septenario.
15
A todo esto, Raquel tenía celos de Lía porque no paría, y decía a Jacob:
-Dame
hijos. Jacob le respondía:
-¿Soy
yo quien te priva del fruto de tu vientre? ¿Soy yo quien te ha abandonado?
17
Cuando vio Raquel que Lía había parido cuatro hijos a Jacob: Rubén, Simeón,
Leví y Judá, le dijo:
-Ve
a mi esclava Bala, que conciba y me para un hijo. 18 (Y le dio a su esclava
Bala como mujer). Fue a ella, concibió y le parió un hijo, al que llamó Dan, el
nueve del mes sexto del año sexto del tercer septenario. 19 Jacob volvió a ir a
Bala, que concibió y parió otro hijo a Jacob, al que Raquel dio el nombre de
Neftalí el cinco del mes séptimo del año segundo del cuarto septenario.
20
Cuando vio Lía que ya no paría, tomó a su esclava Zelfa y se la dio a Jacob por
mujer. Esta concibió y parió un hijo, al que Lía puso el nombre de Gad, el doce
del mes octavo del año tercero del cuarto septenario. 21 El volvió a Ze1fa,
quien concibió y le parió un segundo hijo, al que Lia llamó Aser, el dos del
mes once del quinto año del cuarto septenario.
22
Jacob fue a Lía, que concibió y le parió un hijo, al que llamó Isacar, el
cuatro del mes quinto del año cuarto del cuarto septenario y lo dio a una
nodriza. 23.Fue Jacob de nuevo a ella, que concibió y parió a dos, hijo. e
hija, poniendo al hijo Zabulón y a la hija Dina, el siete del mes séptimo del
año sexto del cuarto septenario. 24 Y el Señor se compadeció de Raquel y le
abrió el seno. Concibió y parió un hijo, al que llamó José, a primeros del
cuarto mes del año sexto de este cuarto septenario.
25
Por los días en que nació José, dijo Jacob a Labán:
-Dame
mis mujeres e hijos para ir con mi padre, Isaac, a hacermeuna casa. He cumplido
los años en que te he servido por tus dos hijas y me voy a casa de mi padre.
26
Respondió Labán a Jacob:
-Quédate
conmigo por tu salario; sigue apacentando mi rebaño y toma tu salario.
27
Pactaron entre ellos que le daría como paga tanto los corderos como los
cabritos moteados o manchados que nacieran, sirviéndole esto de recompensa. 28
Todas las ovejas parían crías moteadas, o con marcas o manchas abigarradas, y
volvían a parir de la misma forma, siendo toda cría señalada de Jacob y las no
señaladas de Labán. 29 Se multiplicó sobremanera la propiedad de Jacob, que
adquirió vacas, ovejas, asnos, camellos, siervos y siervas. 30 Labán y sus
hijos tuvieron envidia de Jacob y, quitando sus propias ovejas de su cuidado,
lo acechaban con mal propósito.
HUIDA DE JACOB
Capítulo 29
1
Cuando Raquel parió a José, Labán fue a esquilar sus ovejas, que estaban lejos
de él, a una distancia de tres jornadas. 2 Viendo Jacob que Labán se iba a
esquilar sus ovejas, llamó a Lía y Raquel y les dijo sinceramente que se fueran
con él a la tierra de Canaán. 3 Les contó todo lo que había visto en sueños y
todo lo que le había dicho el Señor de que volvería a casa de su padre. Ellas
le dijeron:
-Iremos
contigo adondequiera que vayas.
4
Entonces Jacob bendijo al Dios de su padre, Isaac, y de su abuelo Abrahán y se
puso en marcha llevando sus mujeres e hijos y toda su propiedad. Cruzó el río y
llegó a la tierra de Galaad, habiendo ocultado sus intenciones a Labán, a quien
nada dijo. 5 Era el año séptimo del cuarto septenario cuando volvió Jacob a
Galaad, el veintiuno del primer mes. Labán corrió tras él y lo encontró en el
monte Galaad, el trece del tercer mes, 6 pero el Señor no permitió que
ofendiera a Jacob, pues se le apareció de noche en sueños. Labán habló a Jacob,
7 y éste preparó el día quince un convite para Labán y todos los que habían
venido con él. Jacob y Labán se juraron mutuamente aquel día no pasar ninguno
de los dos con mal fin el monte Galaad. 8 Hicieron allí un monumento como
testimonio, por lo que se dio a este lugar el nombre de Galaad, como este
monumento.
9
Antiguamente llamaban Refaím al país de Galaad, pues es la tierra de los
gigantes, que produjo titanes de diez, nueve, ocho y hasta siete codos de
talla: 10 habitaban desde la tierra de los hijos de Amón hasta el monte Hermón,
y su sede real era Carnaim, Astarot, Dara, Maser y Beón. 11 Pero el Señor los
exterminó por la maldad de sus acciones, pues eran sobremanera perversos. Puso
en su lugar a los amorreos, pecadores y malvados cual no hay ahora pueblo en la
tierra que alcance todos sus pecados, por lo que no han de ser longevos sobre
la tierra.
RECONCILIACIÓN
CON ESAÚ. PIEDAD FILIAL DE JACOB
12
Jacob despidió a Labán, que se fue a Mesopotamia, la tierra de oriente, y él se
volvió al país de Galaad, 13 pasando Jacob el once del mes noveno. En ese día
llegó a él su hermano Esaú, que se reconcilió con él y partió de su lado hacia
la tierra de Seír, mientras Jacob estuvo acampando en tiendas. 14 El año
primero del quinto septenario de este jubileo pasó Jacob el Jordán y moró al
otro lado, apacentando sus ovejas desde el Mar Muerto hasta Betsán, Dotaín y el
bosque de Acrabim. 15 De todas sus propiedades enviaba a su padre, Isaac,
vestido, alimento, carne, bebida, leche, manteca, queso y dátiles del valle, 16
así como a su madre, Rebeca. Lo enviaba a la torre de Abrahán cuatro veces al
año entre las estaciones: entre las épocas de arar y cosechar, el otoño y las
lluvias, y el invierno y la primavera. 17 Isaac había vuelto de Bersabee y
subió a la torre de su padre, morando allí, lejos de su hijo Esaú. 18 Cuando
Jacob marchó a Mesopotamia, Esaú tomó por mujer a Maelet, hija de Ismael,
recogió todo el ganado de su padre y sus mujeres y subió a morar al monte Seír
dejando a su padre, Isaac, solo en Bersabee. 19 Este subió entonces de Bersabee
y habitó en la torre de su padre, Abrahán en el monte Hebrón ~ 20 Allí enviaba
Jacob cuanto mandaba a su padre y su madre, todo lo que necesitaban según cada
estación, y bendecían a Jacob con todo su corazón y toda su alma.
RAPTO DE DINA Y
VENGANZA DE SUS HERMANOS
Capítulo 30
1
En el año primero del sexto septenario subió Jacob pacíficamente a Salén, que
está al oriente de Siquén, en el cuarto mes. 2 Allí raptaron a Dina, hija de
Jacob. La llevaron a casa de Siquén, hijo de Emor, el heveo, señor del país, el
cual yació con ella, profanándola, siendo ella una niña pequeña de doce años. 3
Suplicó Siquén a su padre y hermanos que le fuese dada por mujer, pero Jacob y
sus hijos se indignaron con los hombres de Siquén, que habían profanado a su
hermana Dina, y hablando con ellos con malicia, los engañaron y burlaron. 4
Entraron Simeón y Leví repentinamente en Siquén y castigaron a todos sus
hombres. Mataron a todo varón que hallaron allí, sin dejar uno: ejecutaron a
todos legítimamente, pues habían mancillado a su hermana Dina.
PROHIBICIÓN DE
MATRIMONIOS CON GENTILES
5
Tal cosa no se hará ya a una hija de Israel, pues establecido está en el cielo
el castigo de exterminio por la espada de todos los hombres de Siquén, porque
hicieron oprobio a Israel. 6 El Señor los puso en manos de los hijos de Jacob,
para aniquilarlos por la espada y hacer en ellos justicia, para que no ocurra
en Israel que se viole a doncella israelita. 7 Sí algún hombre en Israel
quisiera dar a su hija o hermana a otro hombre de linaje gentil, muera sin
remisión apedreado, pues habrá traído oprobio a Israel; a la mujer quémenla con
fuego, pues habrá mancillado el nombre de la casa de su padre: sea exterminada de
Israel. 8 No haya nunca jamás fornicación ni impureza en Israel, pues santo es
Israel para el Señor: todo hombre que lo profane muera apedreado sin remisión.
9 Así está establecido y escrito en las tablas celestiales acerca de la
descendencia de Israel: quien la profane, muera apedreado. 10 Esta ley no tiene
término de días, ni perdón ni remisión, sino que se extermine al hombre que
hubiera profanado a su hija en Israel, pues dio su linaje a extranjero y pecó,
contaminándolo. 11 Y tú, Moisés, ordena y exhorta a los hijos de Israel que no
den sus hijas a los gentiles ni tomen para sus hijos las hijas de aquéllos,
pues es algo abominable ante el Señor. 12 Por eso te escribí en las palabras de
la ley toda la acción de Siquén cometida contra Dina y lo que dijeron los hijos
de Jacob: «No daremos nuestra hija a hombre con prepucio, pues es vergüenza
para nosotros».
13
Vergüenza son para Israel los que dan sus hijas a los gentiles o las toman de
ellos, pues es cosa impura y abominable para Israel. 14 No será limpio de esta
impureza si tiene mujer de las hijas de los gentiles o si hay quien dé una de
sus hijas a un hombre de cualquier nación. 15 Plaga tras plaga, maldición tras
maldición, todo castigo, plaga y maldición alcanzaran al que haga .tal cosa. Si
se tolerase a los que cometen impureza, profanan el santuario del Señor y
manchan su santo nombre, será castigado todo el pueblo por esta impureza y
abominación. 16 No se hará acepción de su persona ni se aceptará de su mano
fruto, sacrificio, holocausto, grasa ni sahumerio agradable. Así ocurrirá a
todo hombre y mujer en Israel que mancille su santuario. 17 Por eso te ordené
así: «Haz oír este testimonio a Israel, mira lo que ocurrió a Siquén y sus
hijos, cómo fueron puestos. en manos de los dos hijos de Jacob, que los mataron
legítimamente, acción Justa y que como talles fue inscrita».
18
La descendencia de Leví fue escogida para el sacerdocio, y los levitas para
servir ante el Señor como nosotros perpetuamente. Sean benditos Leví y sus
hijos eternamente, pues fue celoso de hacer justicia, castigo y venganza contra
cuantos se alzaron frente a Israel. 19 Tal testimonio lo asientan en las tablas
celestiales: bendición y justicia ante el Dios de todo. 20 Nosotros recordamos
la justicia que obró tal hombre en su vida, en todos los momentos del año:
hasta mil generaciones la registran, alcanzándole a él y a su linaje tras él,
pues inscrito fue como amigo y justo en las tablas del cielo. 21 Te escribí
todas estas cosas y te ordené contarlas a los hijos de Israel para que no
cometan culpa ni violen la ley ni rompan la alianza establecida con ellos, de
manera que la cumplan y sean inscritos como amigos.22 Pero si la violaran,
cometiendo impureza en todos sus caminos, seran inscritos en las tablas
celestiales como enemigos. Quedarán, borrados del libro de la vida e inscritos
en el de los que perecerán y seran desarraigados de la tierra. 23 El día en que
mataron los hijos de Jacob a Slquen, les fue registrado en el cielo el haber
obrado justicia, rectitud y venganza contra los pecadores, siéndoles inscrito
este acto como bendición. 24 Sacaron a su hermana Dina de casa de Siquén,
hicieron cautivos a cuantos hablan en Siquén, se apoderaron de sus ovejas,
vacas, asnos, de todos sus rebaños y posesiones, y llevaron todo a su padre, Jacob:
Pero éste les reprocho haber exterminado a la ciudad, pues temió a los que
moraban en, el país, cananeos y fereceos. 26 Sin embargo, el terror del Señor
sobrecogió a todas las ciudades en torno a Siquén y no se levantaron para
perseguir a los hijos de Jacob, pues quedaron turbados.
JACOB EN BETEL
Capítulo 31
1
A primeros de mes ordenó Jacob a todos los hombres de su casa:
-Vestíos
ropas limpias; poneos en marcha y subamos a Betel, donde hice al Señor voto
cuando hui de Esaú, mi hermano: si estaba conmigo y me hacía regresar a esta
tierra con bien. Suprimid los dioses extranjeros que hay entre vosotros. 2
Entregaron los dioses falsos, los que llevaban en las orejas y al cuello, y los
ídolos que había robado Raquel a su padre, Labán. Dieron todo a Jacob, que lo
quemó, rompió, destruyó y enterróbajo la encina que había en la tierra de
Siquén.
3
A primeros del mes séptimo subió a Betel, construyó un altar en el lugar donde
había dormido y donde había erigido la piedra y mandó recado a su padre, Isaac,
para que viniera adonde estaba él con su ofrenda y a su madre, Rebeca. 4 Pero
dijo Isaac:
-Venga
aquí mi hijo Jacob, que yo lo vea antes de morir.
5
Jacob se encaminó adonde estaban su padre, Isaac, y su madre, Rebeca,hacia la
casa de su abuelo Abrahán, llevando consigo a dos de sus hijos: Leví y Judá, y
llegó a casa de su padre, Isaac, y su madre, Rebeca. 6 Esta salió a la puerta
de la torre para besar y abrazar a Jacob, pues su espíritu revivió cuando oyó:
«Mira, tu hijo Jacob ha llegado», y lo besó.
7
Vio a sus hijos, los conoció, y dijo a Jacob:
-¿Son
éstos tus hijos, hijo mío?
Los
abrazó, besó y bendijo: -Con vosotros crecerá la semilla de Abrahán; vosotros
seréis bendición sobre la tierra.
ISAAC BENDICE A
LEVÍ Y A JUDÁ
8
Jacob entró a ver a su padre, Isaac, a la cámara donde yacía, con sus dos
hijos. Tomó la mano de su padre e, inclinándose, la besó. Isaac se colgó del
cuello de su hijo Jacob y lloró sobre él. 9 Desapareció entonces la ceguera de
los ojos de Isaac, vio a los dos hijos de Jacob: Leví y Judá, y dijo:
-¿Son
éstos tus hijos, hijo mío? Se te parecen.
10
Le respondió que, efectivamente, eran sus hijos:
-Bien
has visto, que en verdad son mis hijos.
11
Se acercaron a él y, volviéndose, besó y abrazó a los dos juntos.
12
Descendió a su boca el espíritu profético y tomó a Leví en su mano diestra y a
Judá en la siniestra. 13 Se dirigió primero a Leví y comenzó a bendecirle:
-El
Dios de todos, Señor de toda la eternidad, te bendiga a ti y a tus hijos por
toda la eternidad. 14 El Señor te dé, a ti y tu descendencia, gran inteligencia
de su gloria y te acerque, a ti y a tu posteridad entre todos los mortales,
para servir en su templo. Como los ángeles de la faz y como los santos, tal
será la descendencia de tus hijos, para gloria, grandeza y santidad;
engrandézcalos por toda la eternidad. 15 Serán jueces príncipes y señores de
toda la descendencia de los hijos de Jacob; dirán con justicia la palabra del
Señor, juzgarán justamente todos sus juicios, expondrán mis caminos a Jacob y
mi senda a Israel; la bendición del Señor será puesta en su boca para bendecir
a toda la descendencia del amado. 16 Tu madre te dio el nombre de Leví, y con
verdad te puso este nombre, pues próximo al Señor estarás y serás socio de
todos los hijos de Jacob. Su mesa sea la tuya. Comed de ella tú y tus hijos;
por todas las generaciones esté tu mesa llena y no falte tu sustento
eternamente. 17 Caigan ante ti cuantos te odien; sean desarraigados todos tus
enemigos y perezcan: bendito sea quien te bendiga, y todo pueblo que te
maldiga, maldito sea.
18
y a Judá le dijo:
-El
Señor te dé fuerza y reciedumbre para hollar a cuantos te odien; sé tú
soberano, y uno de tus descendientes de los hijos de Jacob. Que tu nombre y el
de tus hijos se extienda por toda la tierra y sus ciudades. Entonces temerán
los gentiles ante tu faz, se turbarán todas las naciones, y todo pueblo se
conmoverá. 19 Por ti será socorrido Jacob, y en ti se hallará la redención de
Israel. 20 El día en que te sientes en tu trono justo y glorioso, tendrá gran
salvación toda la descendencia de los hijos del amado. Bendito quien te
bendiga, y todos los que te odien, atormenten y maldigan, sean desarraigados,
perezcan de la tierra y sean malditos. 21 Volviéndose, lo besó nuevamente y
abrazó, y se regocijó grandemente, pues había visto a los hijos de Jacob, sus
hijos verdaderos. 22 Saliendo Judá de su regazo, cayó postrándose ante él, y
los bendijo otra vez. Su padre descansó allí aquella noche, cerca de Isaac, y
comieron y bebieron con gozo. 23 Hizo dormir Isaac a los dos hijos de Jacob,
uno a su diestra y otro a su siniestra, lo que le fue computado como acto
justo.
24
Jacob contó a su padre por la noche cómo el Señor había obrado con él gran
misericordia, cómo había hecho prosperar todos sus caminos y lo había protegido
de todo mal, 25 e Isaac bendijo al Dios de su padre Abrahán, que no había
apartado su clemencia y justicia del hijo de su siervo Isaac. 26 Por la mañana,
habló Jacob a su padre del voto que había hecho al Señor y de la visión que
tuvo: cómo había construido un altar y estaba todo dispuesto para hacer la
ofrenda ante el Señor, según el voto que había hecho, y que había venido a
llevarlo sobre un asno. 27 Dijo Isaac a su hijo Jacob:
-No
puedo ir contigo, pues estoy viejo y no puedo soportar la marcha: ve en paz,
hijo mío. Ya tengo ciento sesenta y cinco años y no puedo caminar; pero lleva a
tu madre, que vaya contigo. 28 Sé, hijo mío, .que has venido por mi causa: sea
bendito este día en que me has visto vivo y yo también te he visto, hijo mío.
29 Que tengas éxito y cumple el voto que hiciste, no retrases tu voto, pues
éste es reclamado. Apresúrate a cumplirlo y sea grato el voto que hiciste al
Creador de todo.
30
Dijo a Rebeca:
Ve
con tu hijo Jacob.
REBECA FUE CON
SU HIJO JACOB JUNTO CON DÉBORA, Y LLEGARON A BETEL.
31
Jacob recordó la bendición que su padre le había dado a él y a sus dos hijos:
Leví y Judá; se alegró y bendijo al Dios de sus padres, Abrahán e Isaac. 32
Dijo así:
-Ahora
he conocido que yo y mis hijos tenemos esperanza eterna ante el Dios de todo.
Y
así está establecido para los dos y quedó anotado como testimonio eterno en las
tablas celestiales, tal como los bendijo Isaac.
LEVÍ ESCOGIDO
PARA EL SACERDOCIO
Capítulo 32
1
Aquella noche se quedaron en Betel, y Leví soñó que lo habían instituido y
hecho sacerdote del Dios Altísimo, a él y a sus hijos perpetuamente. Se
despertó de su sueño y bendijo al Señor. 2 El catorce de este mes, Jacob se
levantó de mañana, tomó el diezmo de cuanto había traído, desde hombres a
animales, tanto oro como especie y vestidos: de todo hizo el diezmo.
LA FIESTA DE LOS
TABERNÁCULOS
3
En aquellos días había concebido Raquel a su hijo Benjamín, con el que Jacob
cerró el cómputo de sus hijos. Subió Jacob, y tocó a Leví la suerte del Señor:
su padre lo invistió con la vestimenta del sacerdocio y le llenó las manos. 4
El quince de este mes llevó al altar catorce toros, veintiocho carneros,
cuarenta y nueve ovejas, siete corderos y veintiún cabritos como holocausto en
el altar de sacrificios agradables a Dios por su buen aroma. 5 Este fue su
cumplimiento del voto que había hecho de dar diezmo con su ofrenda de frutos y
libación. 6 Cuando lo consumió el fuego, puso incienso en él por encima del
fuego. Hizo .además una ofrenda pacífica de dos toros, cuatro carneros, cuatro
ovejas, cuatro machos cabríos, dos corderos añojos y dos cabritos: así estuvo
haciendo a diario siete días. 7 Comían él, todos sus hijos y sus hombres con
gozo los siete días; bendecía y alababa al Señor al que había cumplido su voto,
que lo había salvado de todas sus tribulaciones. 8 Tomó el diezmo de todos los
animales puros e hizo un holocausto; animales impuros no dio a su hijo Leví,
pero le dio todos los esclavos.
LOS DIEZMOS
9
Leví fue ordenado sacerdote en Betel ante su padre, Jacob, entre sus diez
hermanos. Allí ofició como sacerdote, y Jacob cumplió su voto así: nuevamente
tomó los diezmos del Señor y lo santificó y fue santo. 10 Por eso está
establecido en las tablas celestiales la ley de dar diezmos doblemente, para
comer ante el Señor en el lugar escogido a fin de que permanezca allí su nombre
año tras año; esta ley no tiene termino de días: es perpetua. 11 Está escrito
de esta ley que se cumpla año tras año, comiendo los diezmos segundos ante el
Señor, en el lugar elegido, sin dejar nada de este año para el próximo. 12 En
su año debe comerse la semilla, hasta cumplir los días de la siguiente
recolección, y el vino hasta los días del vino, y el aceite hasta los días de
su época. 13 Lo que de ello quede y se ponga viejo considérese contaminado y
quémese al fuego, pues es impuro.
14
Coman así juntos en la casa santa y no lo dejen envejecer. 15 Todos los diezmos
de vacuno y ovino sean santos para el Señor y sus sacerdotes; cómanlos ante él
año tras año, pues así está establecido y grabado acerca de los diezmos en las
tablas celestiales.
VISIÓN DE JACOB
16
A la noche siguiente, el veintidós de este mes, resolvió Jacob construir aquel
lugar, vallar una finca y consagrarla, haciéndola perpetuamente santa para él y
sus hijos. 17 Pero el Señor se le apareció de noche, lo bendijo y le dijo: -
No
te llamarán Jacob, sino que te darán por nombre Israel.
18
Añadió luego:
-Yo
soy el Señor que creó cielos y tierra; te haré crecer y multiplicarte
muchísimo; de ti saldrán reyes que regirán cualquier lugar que haya hollado
planta humana. 19 Daré a tu descendencia toda la tierra que hay bajo el cielo;
gobernarán a todos los pueblos según su voluntad, y luego reunirán toda la
tierra y la heredarán perpetuamente.
20
Al terminar de hablar con él, ascendió desde su lado, y Jacob lo estuvo viendo
hasta que subió al cielo. 21 Tuvo otra visión nocturna: un ángel descendía del
cielo con siete tablas en la mano y se las dio a Jacob. Este las leyó y conoció
cuanto está escrito en ellas: lo que le habría de ocurrir a él y a sus hijos
por todos los siglos. Z2 Le enseñó todo lo que está escrito en las tablas y le
dijo:
-No
construyas este lugar, ni lo hagas templo eterno, ni mores aquí, pues no es
éste el sitio; ve a la casa de tu padre, Abrahán, mora donde tu padre, Isaac, hasta
el día de su muerte. 23 En Egipto morirás en paz, pero en esta tierra serás
sepultado con honor, en las tumbas de tus padres, con Abrahán e Isaac. 24 No
temas, pues tal como has visto y leído será todo; escribe tú todo como lo has
visto y leído.
25
Dijo Jacob:
-Señor,
¿cómo recordaré todo lo que he leído y visto?
Le
respondió:
-Yo
te recordaré todo.
26
Ascendió el ángel de su lado, despertó Jacob de su sueño, recordó cuanto había
leído y visto, y lo escribió todo.
CELEBRACIÓN DEL
OCTAVO DÍA EN LA FIESTA DE LOS TABERNÁCULOS
27
Pasó allí un día más, en el que sacrificó según lo había hecho en los días
anteriores. Lo llamó «adición», pues este día había sido añadido, y a los
anteriores los llamó «fiesta». 2S Así convenía que fuera y así está escrito en
las tablas celestiales; por eso le fue revelado que lo hiciera y lo añadiera a
los siete días de fiesta. 29 Y se le dio el nombre de adición, porque se
adscribe a los días de fiesta según el número de días del año.
NACIMIENTO DE
BENJAMÍN
30
En la noche del veintitrés de este mes murió Débora, nodriza de Rebeca, y la
enterraron bajo la ciudad, al pie de la encina del río. Llamaron a aquel lugar
«río de Débora», y a la encina, «encina del duelo de Débora». 31 Rebeca volvió
a su casa, donde moraba Isaac, padre de Jacob, y éste mandó con ella carneros,
ovejas y machos cabríos para que hiciera a su padre comida, según le gustaba.
32 Fue tras su madre hasta acercarse a la tierra de Cabrata y se quedó allí. 33
Raquel parió de noche un hijo, al que dio el nombre de «hijo de mi dolor», pues
tuvo dificultad de parto; pero su padre le dio el nombre de Benjamín, el once
del mes octavo del primer año del sexto septenario de este jubileo. 34 Allí
murió Raquel y fue sepultada en tierra de Efratá, que es Belén. Jacob construyó
en latumba de Raquel un cipo en el camino, sobre tu tumba.
INCESTO DE RUBÉN
Capítulo 33
1
Jacob fue a morar al sur de Magdaléder, y fueron a ver a su padre, Isaac, él y
su mujer Lía, a primeros del mes décimo. 2 Rubén vio a Bala, sirvienta de
Raquel y concubina de su padre, mientras se bañaba en el agua en sitio oculto,
y le gustó. 3 Escondiéndose de noche, entró en casa de Bala, la encontró
durmiendo sola en su lecho, en su casa, 4 y yació con ella. Al despertarse, vio
que Rubén yacía con ella en la cama; al advertir que era Rubén, levantó su
orla, lo sujetó y gritó. 5 Avergonzándose de él, lo soltó de la mano, y él
huyó. 6 Por esta causa estuvo muy apenada, pero no lo contó a nadie. 7 Cuando
vino Jacob a buscarla, le dijo:
-No soy pura para ti. Estoy profanada, ya que
me mancilló Rubén, yaciendo conmigo de noche, cuando dormía, sin que yo lo
supiera: alzó mi orla y yació conmigo.
8
Entonces Jacob se enojó muchísimo con Rubén, pues había yacido con Bala,
poniendo al descubierto la intimidad de su padre. 9 Y Jacob no se acercó a
ella, pues Rubén la había mancillado. Todo hombre que franquee la intimidad de
su padre, cosa malísima hace, pues es abominable ante el Señor.
PRESCRIPCIONES
SOBRE EL INCESTO
10
Por eso está escrito y determinado en las tablas celestiales que no yazca
hombre con mujer de su padre, ni franquee su intimidad, pues es impuro. Mueran
sin remedio juntos el hombre que yazca con mujer de su padre y la mujer
también, pues obraron impureza sobre la tierra. 11 No haya impureza ante nuestro
Dios en el pueblo que se eligió para reinar. 12 Escrito está también: «Maldito
sea quien yazca con la mujer de su padre, pues franqueó la intimidad de su
padre». Y dijeron todos los santos del Señor: «Amén, amén».
13
Y tú, Moisés, ordena a los hijos de Israel que guarden este mandato, pues es
sentencia capital e impureza, y no hay remisión posible para el hombre que
hiciere esto, sino muerte: mátenlo por lapidación y extírpenlo del pueblo de
nuestro Dios. 14 No debe vivir ni un día en la tierra cualquier hombre que lo
hiciera en Israel, pues abominable e impuro es. 15 No digan: «Rubén tuvo vida y
remisión tras yacer con la concubina de su padre cuando ésta tenía marido,
cuando aún vivía su marido, su padre, Jacob», 16 pues no se había revelado
hasta entonces la norma, sentencia y ley completa en todo. En tus días hay
leyes de término y plazo y leyes eternas para siempre. 17 Esta ley no tiene
término de días, ni hay remisión alguna de ella, sino que se extirpe a ambos
del pueblo: en el mismo día en que lo hagan, que los maten.
18
Tú, Moisés, escribe a Israel que la guarden y no hagan semejante cosa, no
caigan en culpa capital, pues el Señor, nuestro Dios, es juez que no hace
acepción de persona ni acepta cohecho. 19 Diles estas palabras de su ley; que
oigan y la guarden y observen, para que no perezcan y sean exterminados de la
tierra, pues impureza, abominación, mancha y horror son todos los que hacen tal
en la tierra ante nuestro Dios. 20 No hay pecado mayor que la fornicación que
se comete sobre la tierra, pues pueblo santo es Israel para el Señor, su Dios,
pueblo de su heredad, pueblo sacerdotal, real y de su posesión; no debe
aparecer tal impureza entre el pueblo santo.
NOMBRES DE LOS
HIJOS DE JACOB
21
En el año tercero de este sexto septenario sucedió que marcharon Jacob y todos
sus hijos y moraron en la casa de Abrahán, cerca de su padre, Isaac, y su
madre, Rebeca. 22 Estos son los nombres de los hijos de Jacob: Rubén, su
primogénito, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zebulón, hijos de Lía. Hijos de Raquel:
José y Benjamín. Hijos de Bala: Dan y Neftalí.
Hijos
de Zelfa: Gad y Aser; y Dina, hija de Lía, hija única de Jacob.
23
Cuando llegaron se prosternaron ante Rebeca e Isaac. Este, al verlos, bendijo a
Jacob y a todos sus hijos. 24 Isaac se alegró mucho, pues vio a los hijos de su
hijo menor Jacob, y los bendijo.
GUERRAS DE LOS
AMORREOS CONTRA JACOB
Capítulo 34
1
En el año sexto de este septenario de este jubileo cuadragésimo cuarto, Jacob
envió a sus hijos, con sus siervos, a apacentar sus rebaños a los pastos de
Siquén. 2 Se reunieron contra ellos los siete reyes y se ocultaron en el bosque
con la intención de matarlos y apoderarse de sus animales. 3 Jacob, Leví, Judá
y José estaban en casa con su padre, Isaac, pues se hallaba triste de ánimo y
no podían dejarlo, así como Benjamín, que era menor, por lo que se quedaba con
su padre. 4 Llegaron los reyes Tafo, Ares, Saragán, Silo, Gaas, Betorón,
Manisacer, junto con los que habitan en este monte y los que viven en los
bosques de la tierra de Canaán. 5 A Jacob le informaron con estas palabras:
«Los reyes amorreos han cercado a tus hijos y saqueado sus rebaños». 6 Saliendo
de su casa él, sus tres hijos y todos los siervos de su padre y suyos fueron
contra ellos con seis mil hombres armados con espadas. 7 Los mató en los pastos
de Siquén, persiguiendo a los fugitivos y exterminándolos a punta de espada:
mató a Ares, Tafo, Saragán, Silo, Manisacer y Gaas. 8 Volvió a reunir Jacob sus
ganados, prevaleciendo sobre ellos e imponiéndoles tributo, por el que darían un
quinto del producto de sus tierras. Construyó Rabel y Tamnat Saré, 9 y volvió
sano y salvo, habiendo hecho con ellos la paz. Y fueron sus siervos hasta el
día en que bajaron él y sus hijos a Egipto.
JOSÉ VENDIDO A
LOS EGIPCIOS
10
En el año séptimo de este septenario envió a José desde su casa a tierra de
Siquén a averiguar cómo estaban sus hermanos, y los encontró en el país de
Dotain. 11 Lo engañaron y tramaron contra él el designio de matarlo. Pero,
cambiando de opinión, lo vendieron a unos nómadas ismaelitas, que lo llevaron a
Egipto y lo vendieron a Putifar, eunuco del faraón, jefe de la guardia y
sacrificador de la ciudad de Heliópolis. 12 Los hijos de Jacob degollaron un
cabrito, mancharon la ropa de José con su sangre y la mandaron a su padre, Jacob,
el diez del mes séptimo. 13 Hizo duelo Jacob toda aquella noche, pues se la
trajeron por la tarde. Le entró fiebre por el duelo de su muerte, pues se dijo:
«Una alimaña ha devorado a José». Hicieron duelo con él todos los hombres de su
casa aquel día y estuvieron lamentándose y haciendo duelo con él todo aquel
día.
14
Sus hijos e hija iban a consolarlo, pero no se consoló por su hijo.
15
Aquel día oyó Bala que había perecido José y murió de pesar: vivía en Cafratef.
También Dina, hija de Jacob, murió tras la pérdida de José, teniendo lugar en
Israel estos tres duelos en un solo mes. 16 Sepultaron a Bala frente a la tumba
de Raquel, y también a Dina, hija de Jacob, la sepultaron allí. 17 Estuvieron
de luto por José un año, pero Jacob no se consoló, pues se decía: «Bajaré a la
tumba guardando luto por mi hijo».
INSTITUCIÓN DEL
DÍA DE LA EXPIACIÓN
18
Por eso se estableció a los hijos de Israel que guardasen luto el diez del
séptimo mes, día en que llegó la luctuosa nueva de José a Jacob, su padre, y
que en él expíen por su pecado con un cabrito, el diez del mes séptimo, una vez
al año, pues apenaron las entrañas de su padre a causa de su hijo José. 19 Se
estableció este día para que en él se entristezcan por su pecado, por todas sus
culpas y errores, para que se purifiquen en este día, una vez al año.
MUJERES DE LOS
HIJOS DE JACOB
20
Tras la pérdida de José, los hijos de Jacob tomaron para sí mujeres: la mujer
de Rubén se llamaba Ada; la de Simeón, Adiba, la cananea; la de Leví, Melca, de
las hijas de Arán, descendiente de los hijos de Tare; la de Judá, Betasuel, la
cananea; la de Isacar, Hezaqa; la de Zabulón: Niimán; la de Dan, Egla; la de
Neftalí, Rasuel, de Mesopotamia; la de Gad, Maka; la de Aser, Yoná; la de José,
Asenet, la egipcia, y la de Benjamín, Jescá. 21 Simeón volvió a tomar una
segunda mujer de Mesopotamia, como sus hermanos.
RECOMENDACIONES
DE REBECA A JACOB
Capítulo 35
1
En el año primero del primer septenario del jubileo cuadragésimo quinto llamó
Rebeca a su hijo Jacob y le encomendó acerca de su padre y hermano que los
honrase mientras viviese. 2 Dijo Jacob:
-Haré
todo como me has mandado, pues honroso y grande es para mí este mandato y justo
ante el Señor que los honre. 3 Tú conoces, madre, desde el día en que nací
hasta hoy, todos mis actos y cuanto hay en mi corazón y que siempre procuro lo
bueno a todos. 4 ¿Cómo no he de cumplir este mandato que me ordenas de honrar a
mi padre y hermano?
5
Dime, madre: ¿qué extravío has visto en mí, que me aparte de él y se me tenga
misericordia?
6
Respondiéndole:
-Hijo
mío, en todos mis días no he visto en ti ninguna acción torcida, sino recta.
Pero te diré la verdad, hijo mío: yo moriré este año, no pasaré de este año de
mi vida, pues he visto en sueños el día de mi muerte y que no viviré más de
ciento cincuenta y cinco años: he cumplido ya todos los días de mi vida.
7
Jacob se rió de las palabras de su madre, pues le decía que iba a morir
mientras estaba ante él con energía, sin haber perdido su fuerza, siendo que
entraba y salía, veía bien, tenía dientes sanos, y no la había afligido ninguna
enfermedad en todos los días de su vida. 8 Le replicó Jacob:
-Bienaventurado
sería yo si se aproximara el número de mis días a los tuyos y si tuviera
energía tal como la tuya: no vas a morir, pues vano delirio es lo que me dices
acerca de tu muerte.
REBECA PIDE A
ISAAC QUE HAGA JURAR A ESAÚ
9
Ella entró a ver a Isaac y le dijo:
-Una
cosa te ruego: haz jurar a Esaú que no injurie a Jacob, ni lo persiga con saña.
Tú sabes que los pensamientos de Esaú son malos desde su niñez y no hay en el
bondad, pues quiere matarlo tras tu muerte.
10
Conoces todo lo que ha hecho desde el día en que su hermano Jacob fue a Harrán
hasta este día, que con toda intención nos abandonó y obró mal con nosotros,
recogió tus ganados y saqueó toda tu propiedad ante tu rostro. 11 Cuando le
suplicamos y pedimos lo que era nuestro, hacía como que nos compadecía. 12 Te
amargaba porque bendijiste a Jacob, tu hijo perfecto y recto, pues no tiene
maldad, sino bondad. Desde que llegó de Harrán hasta hoy no deja que nos falte
nada, pues nos trae todo en su momento a diario y se alegra de todo corazón
cuando lo tomamos de su mano. Nos bendice y no se ha separado de nosotros desde
que llegó de Harrán hasta hoy, y vive con nosotros permanentemente en casa,
honrándonos.
13
Respondiéndole Isaac:
-Yo
también conozco y veo las obras de Jacob con nosotros: cómo nos honra de todo
corazón. Antaño amé más a Esaú que a Jacob, porque nació primero, pero ahora
prefiero Jacob a Esaú. Este ha multiplicado sus malas acciones y no hay en él
justicia, pues toda su conducta es iniquidad y violencia, no habiendo justicia
a su alrededor. 14 Mi corazón se turba ahora por todas sus acciones, pues él y
su linaje no van a salvarse. Desaparecerá de la tierra y serán exterminados de
bajo el cielo, porque han dejado él y sus hijos al Dios de Abrahán y han
seguido a sus mujeres, su impureza y sus yerros. 15 Tú me dices que le haga
jurar que no matará a su hermano Jacob: aunque jurara, no cumpliría su
juramento, ni obrará bondad, sino mal. 16 Pero si quisiera matar a su hermano
Jacob, será entregado en manos de éste y no escapará, pues en ellas caerá. 17
No temas tú por Jacob, pues su custodio es mayor, más fuerte, honorable y
loable que el de Esaú.
JURAMENTO DE
ESAÚ
18
Entonces Rebeca mandó llamar a Esaú. Este vino a ella, y Rebeca le dijo:
-Hijo
mío, tengo que hacerte un ruego: dime que me lo concederás, hijo mío.
19
Respondió:
-Haré
cuanto me digas y no rechazaré tu ruego.
20
Añadió Rebeca:
-Te
pido que, el día en que muera, me lleves a enterrar junto a Sara, madre de tu
padre. Que os améis tú y Jacob mutuamente, y no procure el uno mal al otro,
sino sólo mutuo amor, para que prosperéis, hijos míos, crezcáis sobre la tierra
y no se regocije por vosotros ningún enemigo; seréis así bendición y
misericordia ante los ojos de todos los que os aman.
21
Respondió Esaú:
-Haré
cuanto me ordenas: te enterraré cuando mueras cerca de Sara, madre de mi padre;
del mismo modo que amaste sus huesos, estarán cerca los tuyos. 22 En cuanto a mi
hermano Jacob, lo amo más que a cualquier mortal, pues no tengo en toda la
tierra otro hermano más que él. No es para mí gran cosa amarlo, pues es mi
hermano: juntos fuimos sembrados en tu vientre y juntos salimos de tus
entrañas; si no amo a mi hermano, ¿a quién he de amar? 23 Unicamente te ruego
que amonestes a Jacob acerca de mí y mis hijos, pues sé que ha de reinar sobre
nosotros: el día en que lo bendijo mi padre, lo hizo alto, y a mí, bajo. 24 Yo
te juro que lo amo y que no le procuraré mal en todos los días de mi vida, sino
sólo bien.
Y
le juró todo esto. 25 Ella llamó a Jacob ante los ojos de Esaú y le mandó según
lo que había hablado con éste. 216 Dijo Jacob:
-Yo
haré tu gusto, y ten la certeza de que no saldrá de mí ni de mis hijos mal
contra Esaú, ni emprenderé nada que no sea mutuo amor.
MUERTE DE REBECA
27
Comieron y bebieron ella y sus hijos aquella noche. Murió Rebeca a la edad de
tres jubileos, un septenario y un año aquella misma noche. La sepultaron sus
dos hijos, Esaú y Jacob, en la cueva de Macfe1a, junto a Sara, madre del padre
de ambos.
INSTRUCCIONES DE
ISAAC SOBRE SU TUMBA
Capítulo 36
1
En el año sexto de este jubileo llamó Isaac a sus dos hijos, Esaú y Jacob. Se
presentaron ante él, y les dijo:
-Hijos
míos, voy a emprender el camino de mis padres, voy a la casa eterna donde están
mis padres. 2 Enterradme cerca de mi padre, Abrahán, en la cueva de Macfela, en
el campo del heteo Efrón, que adquirió Abrahán como panteón fúnebre: allí, en
la tumba que excavé para mí, enterradme tierra, para que el Señor os cumpla
cuanto dijo que haría a Abrahán y su descendencia. 4 Hijos míos, sed entre
vosotros tales que améis a vuestros hermanos como uno se ama a sí mismo,
procurando el uno al otro lo que sea bueno para él, obrando juntos en la tierra
y amándoos mutuamente cada uno como a sí mismo. 5 Acerca de los ídolos, os
ordeno y os exhorto a rechazarlos, combatirlos y no amarlos, pues están llenos
de perdición para los que los adoran y los que se prosternan ante ellos. 6
Recordad, hijos míos, al Señor, Dios de vuestro padre Abrahán, al que también
yo he adorado y servido justa y gozosamente, para que os multiplique y haga
crecer vuestra descendencia como los astros del cielo en abundancia y os plante
en la tierra como vástago justo que no será desarraigado en todas las
generaciones futuras.
7
Yo ahora os conjuro con juramento tan grande que no lo hay mayor, en nombre del
Glorioso, Honrado, Grande, Magnífico, Maravilloso y Fuerte, que hizo los
cielos, la tierra y todo junto, a que os contéis entre los que lo temen y
adoran. 8 Amad cada uno a su hermano con compasión y justicia, no queriendo mal
ninguno a su hermano desde ahora hasta siempre, todos los días de vuestra vida,
para que prosperéis en todas vuestras acciones y no perezcáis. 9 Si de vosotros
hubiera quien procurase mal a su hermano, sepa desde ahora que el que así obra
con su hermano caerá en su mano y será exterminado de la tierra de los vivos y
perecerá su descendencia bajo el cielo. 10 En día de turbación, maldición, ira
e indignación, con fuego ardiente devorador como el que quemó a Sodoma, así
arderá su tierra, su ciudad y cuanto sea suyo. Será borrado del libro de la
disciplina de los hijos de los hombres y no será registrado en el libro de la
vida, sino en el de la destrucción, perdición y maldición eterna, para que cada
día se renueve su sentencia a injuria, maldición, ira, tormento, indignación,
plaga y enfermedad eterna. 11 Yo digo y testifico, hijos míos, que tal castigo
será el que alcanzará a cualquiera que quiera hacer oprobio a su hermano.
HERENCIA DE
JACOB Y ESAÚ
12
Aquel día dividió todas sus posesiones entre los dos, concediendo la mejor
parte al que había nacido primero, con la torre, cuanto había a su alrededor y
cuanto adquirió Abrahán en Bersabee.
13
Dijo Isaac:
-Esta
parte mayor doy al que nació primero.
14
Respondió Esaú:
-Se
la vendí a Jacob y le di mi primogenitura: séa1e concedida. No tengo nada que
decir sobre eso, pues es suya.
15
Añadió Isaac:
-Repose
en vosotros la bendición, hijos míos, y en vuestro linaje, en este día porque
me habéis dado descanso, y no atormenta mi corazón el temor de que por la
primogenitura tú cometas maldad. 16 El Señor Altísimo bendiga al que hace
justicia, a él y a su linaje eternamente.
17
Y acabó de darles órdenes y bendecirles. Comieron y bebieron ante él juntos, y
se alegró, pues había concordia entre ellos. Salieron de su lado, descansaron
aquel día y durmieron allí.
MUERTE DE ISAAC
Y DE LÍA
18
Isaac se durmió en su lecho aquel día, contento, y durmió el sueño eterno.
Murió a los ciento ochenta años, habiendo cumplido veinticinco septenarios y
cinco años, y lo sepultaron sus dos hijos, Esaú y Jacob.
19
Luego Esaú fue a la tierra de Edom, al monte Seír, y moró allí. 20 Jacob, por
su parte, moró en el monte Hebrón, en la torre de la tierra a la que había
emigrado su padre Abrahán, y adoró al Señor con todo su corazón, según los
preceptos revelados, de acuerdo con la división de los días de su generación.
21 Murió su mujer, Lía, el año cuarto del segundo septenario del jubileo cuadragésimo
quinto, y la sepultó en la cueva de Macfela, junto a su madre, Rebeca, a la
izquierda de la tumba de Sara, madre de su padre. 22 Vinieron los hijos de
ambos a llorar con él a Lía, su mujer, y a consolarlo, pues estaba en duelo por
ella, 23 porque la amaba muchísimo desde que murió su hermana Raquel. Era
perfecta y recta en toda su conducta y honraba a Jacob: en todos los días que
vivió con él no oyó nunca de su boca palabra áspera, pues tenía mansedumbre,
paz, rectitud y honradez. 24 Se acordaba Jacob de todas sus acciones que había
hecho en vida, y hacia gran duelo por ella, pues la amaba con todo su corazón y
con toda su alma.
ESAÚ GUERREA
CONTRA JACOB
Capítulo 37
1
El día en que murió Isaac, padre de Jacob y Esaú, oyeron los hijos de éste que
Isaac había otorgado la primogenitura a su hijo menor, Jacob, y se enojaron
mucho. 2 Discutieron con su padre y le dijeron:
-¿Para
qué eres el mayor y Jacob el menor? Tu padre ha otorgado la primogenitura a
Jacob y te ha abandonado a ti.
3
Les respondió Esaú:
-Yo
vendí mi primogenitura a Jacob por un simple plato de lentejas. El día en que
mi padre me mandó cazarle una presa para que comiera y me bendijese, llegó él
con astucia, llevó a mi padre comida y bebida, y mi padre lo bendijo,
poniéndome a mí bajo su mano. 4 Y ahora nuestro padre nos ha hecho jurar a
ambos que no nos procuraremos mal el uno al otro, que nos mantendremos en paz y
amor mutuamente y no arruinaremos nuestros caminos.
5
Le respondieron:
-No
te obedeceremos en lo de hacer la paz con él, pues nuestra fuerza es mayor que
la suya. Somos más fuertes que él, iremos contra él, lo mataremos y haremos
perecer a sus hijos. Y si no vienes con nosotros, te ultrajaremos. 6 Óyenos,
pues: enviemos recado a Aram, a los filisteos, a Moab y Amón; escojámonos
hombres selectos, ardorosos en el combate, y vayamos contra él, a luchar con él
y extirparlo de la tierra, antes de que adquiera fuerza.
7
Les replicó:
-No
vayáis, no le hagáis guerra, no caigáis ante él.
8
Respondieron:
-Esto
es lo único que has hecho desde tu juventud hasta ahora: poner el cuello bajo
el yugo, pero nosotros no obedeceremos estas órdenes.
9
Enviaron recado a Aram, a Adoram, amigo de su padre, y se alistaron a sueldo
con ellos mil guerreros, hombres escogidos de combate.
10
Les llegaron, de Moab y los hijos de Amón, mil mercenarios escogidos; de los
filisteos, mil combatientes selectos; de Edom y de los carios, mil combatientes
escogidos, y de los heteos, recios hombres de combate.
11
Le instaban a su padre:
-Sal
con ellos y guíalos; si no, te mataremos.
12
Entonces se llenó de ira e indignación, al ver que sus hijos lo obligaban a ir
delante, guiándolos contra su hermano Jacob. 13 Pero recordó entonces todo el
mal que estaba oculto en su corazón contra su hermano Jacob y no se acordó del
juramento que había hecho a su padre y su madre de no procurar nunca ningún mal
a Jacob, su hermano. 14 Este, entre tanto, no sabía que iban contra él a
combatirle, sino que hacía duelo por su mujer, Lía, hasta que se acercaron a la
torre con cuatro mil combatientes y guerreros escogidos. 15 Los hombres de
Hebrón habían mandado decirle: «Tu hermano ha venido contra ti a combatirte con
cuatro mil hombres que ciñen espada y llevan escudo y armas», pues preferían
Jacob a Esaú; por eso se lo dijeron, porque era hombre más generoso y clemente
que Esaú. 16 Pero Jacob no lo creyó hasta que se acercaron junto a la torre.
REPRENSIÓN DE
JACOB A ESAÚ
17
Entonces cerró las puertas de la torre, se subió a su parte alta y habló así
con su hermano Esaú:
-¡Buen
consuelo has venido a traerme por mi mujer que ha muerto!
¿Es
éste el juramento que hiciste a tu padre y a tu madre por dos veces antes de
que murieran? Has transgredido el juramento y, en el momento en que juraste a
tu padre, te condenaste.
18
Respondió entonces Esaú:
-Ni
los hijos de los hombres ni las bestias del campo tienen juramentos verdaderos,
que sean eternos una vez hechos: a diario se procuran mal unos a otros para
matar cada uno a su enemigo y adversario. 19 Tú me odias a mí y a mis hijos perpetuamente,
y no cabe hacer hermandad contigo. 20 Oye estas palabras que te digo: cuando el
puerco cambie su piel y sus cerdas, haciéndose suaves como la lana, cuando críe
en su cabeza cuernos como los del ciervo y los carneros, entonces practicaré
contigo la hermandad, pues desde que nos destetaron de nuestra madre no has
sido mi hermano. 21 Cuando los lobos hagan paz con los corderos, no
devorándolos ni dañándolos, cuando pongan su corazón en hacerles bien, entonces
habrá paz en mi corazón para ti. 22 Cuando el león se haga amigo del buey, sea
uncido con él al mismo yugo, are con él y haga con él la paz, entonces la haré
yo contigo. 23 Cuando los cuervos se hagan blancos como la cigüeña, sabrás
entonces que te amo y haré contigo la paz. Que te erradiquen de la tierra a ti
y a tus hijos: no tengas paz.
24
Cuando Jacob vio que lo quería mal de corazón y con toda su alma, que deseaba
matarlo y que había venido palpitante como llega el jabalí a la lanza que lo
punza y mata, pero sin apartarse de ella, ordenó a los suyos y a sus siervos
que atacaran a Esaú y a todos sus compañeros.
MUERTE DE ESAÚ
Capítulo 38
1
Entonces habló Judá a su padre, Jacob:
-Tiende
tu arco, padre, lanza tus flechas, hiere al enemigo, mata al adversario, y sea
tuya la fuerza. Nosotros no podemos matar a tu hermano estando en tu casa y
contigo, pues hemos de honrarlo.
2
Entonces Jacob tendió su arco, disparó una flecha, hirió a su hermano Esaú en
la tetilla derecha y lo mató. 3 Volvió a disparar una flecha y alcanzó a
Adoram, el arameo, en la tetilla izquierda y lo derribó muerto.
4
Entonces salieron los hijos de Jacob con sus siervos, en grupos, por los cuatro
lados de la torre. 5 Judá salió por delante, por la parte sur de la torre, con
Neftalí, Gad y cincuenta siervos, y mataron a cuantos hallaron ante ellos, sin
que escapara uno solo. 6 Leví, Dan y Aser salieron por el lado oriental de la
torre con cincuenta y mataron a los guerreros de Moab y Amón. 7 Rubén, Isacar y
Zabulón salieron por la parte norte de la torre con cincuenta y mataron a los
guerreros filisteos, 8 y Simeón, Benjamín y Henoc, hijo de Rubén, salieron por
el lado occidental de la torre con cincuenta hombres. Mataron a cuatrocientos
de los edomitas y carios, recios combatientes, huyendo seiscientos, entre ellos
los cuatro hijos de Esaú, que abandonaron a su padre muerto, tal como había
caído, en la colina que hay en Adoram.
9
Los hijos de Jacob los persiguieron hasta el monte Seír. Jacob enterró a su
hermano en la colina que hay en Adoram y volvió a casa. 10 Sus hijos rodearon a
los hijos de Esaú en el monte Seír y humillaron su cerviz hasta convertirlos en
sus siervos. 11 Mandaron recado a su padre preguntando si hacian la paz con
ellos o los mataban. 12 Jacob respondió a sus hijos que hicieran la paz, y la
hicieron, colocando sobre ellos el yugo del servicio: darían tributo a Jacob y
sus hijos perpetuamente. 13 Estuvieron pagando tributo a Jacob hasta el día en
que bajó a Egipto: 14 hasta ese día los hijos de Edom no se sustrajeron al yugo
de servicio que les habían impuesto los doce hijos de Jacob.
CAUDILLOS DE
EDOM
15
Estos son los reyes que reinaron en Edom, antes de que reinase rey entre los
hijos de Israel: [hasta este día, en el país de Edom]. 16 Reinó en Edom Bela,
hijo de Beor, el nombre de cuya ciudad es Denaba; 17 al morir Bela, reinó en su
lugar Jobab, hijo de Zara, de Bosrá; 18 al morir Jobab, reinó en su lugar
Husam, del monte Temán; 19 al morir Husam, reinó en su lugar Adad, hijo de
Badad, que mató a Madián en el campo de Moab, siendo el nombre de su ciudad Avit;
20 al morir Adad, reinó en su lugar Semla, de Masreca; 21 al morir Semla, reinó
en su lugar Saúl de Rohobot, del río; 22 al morir Saúl, reinó en su lugar
Balanán, hijo de Acabar, 23 y al morir Balanán, reinó en su lugar Adad, cuya
mujer se llamaba Metabeel, hija de Matred, hija de Mezaab. 24 Estos fueron los
reyes que reinaron en la tierra de Edom.
JOSÉ Y PUTIFAR
Capítulo 39
1
Jacob vivió en la tierra adoptiva de su padre, la tierra de Canaán.
2
Este es el linaje de Jacob. José tenía diecisiete años cuando lo llevaron a
Egipto, y lo compró Putifar, eunuco del faraón y jefe de la guardia.
3
Este puso a José a cargo de toda su casa, y la bendición del Señor estaba en
casa del egipcio a causa de José, pues el Señor hacía prosperar cuanto obraba.
4 El egipcio dejó todo en manos de José, pues vio que el Señor estaba con él y
hacía prosperar todo lo que obraba.
LA SEDUCTORA
5
Era José de hermoso aspecto y muy apuesto, y la mujer de su señor puso los ojos
en él. José le agradó y le pidió que yaciera con ella. 6 Pero él no se entregó,
recordando al Señor y los mandamientos que recitaba su padre, Jacob, de entre
los de Abrahán: «Si algún hombre fornica con mujer que tenga marido, tenga
castigo capital, asignado en los cielos ante el Señor Altísimo, y regístresele
el pecado perennemente ante el Señor en los libros eternos». 7 José recordó
estas palabras y no quiso yacer con ella.
8
Ella le suplicó durante un año, pero él se negó a oírla. 9 Entonces lo agarró
estrechándolo entre sus brazos en su casa para forzarlo a yacer con ella,
cerrando las puertas de la casa y sujetándolo, pero él dejó el vestido en sus
manos, rompió la puerta y huyó fuera.
JOSÉ EN LA
CÁRCEL
10
Al ver aquella mujer que no yacía con ella, lo calumnió ante su señor:
-Tu
siervo hebreo, al que amas, ha querido forzarme a yacer con él.
Cuando
levanté la voz y lo sujeté, huyó dejando el vestido en mis manos y rompiendo la
puerta.
11
El egipcio vio el vestido de José y la puerta rota y, creyendo a su mujer,
arrojó a José a la prisión, el lugar donde estaban los presos de la cárcel
real. 12 Allí estuvo en la cárcel, pero el Señor concedió gracia y clemencia a
José ante el alcaide, pues vio que el Señor estaba con él y que hacía prosperar
cuanto obraba. 13 Dejó todo en sus manos, sin que el alcaide tuviera más que
ver con ello, porque José hacía todo y el Señor le otorgaba la perfección. 14
Allí permaneció dos años, en el curso de los cuales el faraón, rey de Egipto,
se enojó contra dos de sus eunucos: el copero mayor y el panadero mayor. Los
arrojó a prisión, a la del alcaide donde estaba preso José. 15 Este fue
encargado por el alcaide que los sirviera: él así lo hacía. 16 Tuvieron un
sueño ambos, el copero mayor y el panadero mayor, y se lo contaron a José. 17 Y
tal como se lo interpretó, así les ocurrió, pues el faraón restituyó al copero
mayor a su puesto e hizo morir al panadero, como les había explicado José. 18
Pero el copero olvidó a José en la prisión, aunque le había hecho saber lo que
le ocurriría, y no se acordó de contar al faraón cómo le había hablado José,
pues se olvidó.
LOS SUEÑOS DEL
FARAÓN
Capítulo 40
1
En aquellos días, el faraón tuvo dos sueños en una noche, acerca de un hambre
que habría en todo el país. Al despertarse, convocó a todos los intérpretes de
sueños que había en Egipto y a los encantadores y les contó sus dos sueños,
pero no pudieron interpretarlos. 2 El copero se acordó entonces de José y habló
de él al rey, que lo sacó de prisión y le contó sus dos sueños. 3 Dijo ante el
faraón que los dos sueños eran el mismo. Habló así:
-Vendrán
siete años de abundancia en toda la tierra de Egipto, y luego siete años de
hambre tal como nunca hubo en toda la tierra. 4 Instituya, pues, el faraón, en
toda la tierra de Egipto, un comisario que almacene alimentos ciudad por ciudad
durante los siete años de abundancia.
Sirvan
de provisión éstos durante los siete años de escasez para que no perezca el
país de hambre, pues va a ser muy fuerte.
PROSPERIDAD Y
MATRIMONIO DE JOSÉ
5
El Señor dio gracia y clemencia a José ante los ojos del faraón, que dijo a sus
oficiales:
-A
nadie encontraremos tan prudente y sabio como este hombre, pues el espíritu de
Dios está con él.
6
Y lo hizo su virrey, dándole poder sobre todo Egipto, haciéndole montar en el
carro segundo del faraón. 7 Le puso ropas de lino, le colocó un collar de oro
al cuello, y pregonaron voceando ante él: «Habirel». Le puso un anillo en la
mano, le encargó de toda su casa y le hizo grande, afirmando: «Mayor que tú no
hay más que el trono». 8 José quedó a cargo de toda la tierra de Egipto, y lo
amaron todos los gobernantes del faraón, todos sus oficiales y todos los que
trabajaban para el rey, pues se comportaba rectamente, sin soberbia, altanería,
acepción de personas o cohecho, pues gobernaba rectamente a todos los pueblos
de Egipto. 9 La tierra de Egipto se mantuvo en paz ante el faraón a causa de
José, pues el Señor estaba con él y le dio gracia y estima ante todos sus
linajes, los que lo conocían y los que oían hablar de él. El reino del faraón
se enderezó y no tuvo demonio ni maldad.
10
El rey dio a José el nombre de Sefantifanes y le dio por esposa a la hija de
Putifar, sacrificador de Heliópolis e intendente. 11 Tenía José treinta años el
día que compareció ante el faraón: aquel año murió Isaac. 12 Y ocurrió lo que
José había dicho al interpretar los dos sueños. Tal como dijo, hubo siete años
de abundancia en toda la tierra de Egipto, que fue ferocísima, dando cada
medida cien. 13 José recogió el grano por las ciudades, hasta llenarse de trigo
y no poderse contar ni medir de tanta abundancia.
HISTORIA DE
TAMAR
Capítulo 41
1
En el jubileo cuadragésimo quinto, en el segundo septenario, en el año segundo,
tomó Judá para su primogénito Her una mujer de las hijas de Aram, de nombre
Tamar. 2 Pero él la aborreció y no yació con ella, pues su madre era cananea.
Quiso tomar una mujer de la nación de su madre, pero no se lo permitió su
padre. 3 Fue perverso este Her, primogénito de Judá, y el Señor lo hizo morir.
4 Dijo entonces Judá a su hermano Onán:
-Ve
a la mujer de tu hermano, hazla esposa por levirato y da descendencia a tu
hermano.
5
Pero sabiendo Onán que la descendencia no sería suya, sino de su hermano, iba a
casa de la mujer de su hermano, pero eyaculaba en tierra, lo cual fue malo ante
los ojos del Señor, que lo hizo morir.
6
Dijo entonces Judá a su nuera Tamar:
-Quédate
en casa de tu padre, guardando viudedad, hasta que crezca mi hijo Sela y te dé
a él por esposa.
7
Creció Sela, pero Batsua, mujer de Judá, no permitía que su hijo se casase con
ella. Y murió Batsua, mujer de Judá, el año quinto de este septenario. g Al año
sexto subió Judá a esquilar sus ovejas a Tamna, y dijeron a Tamar: «Tu suegro
sube a esquilar sus ovejas a Tamna».
9
Ella se quitó las ropas de viuda, se puso un tocado, se embelleció y se colocó
a la puerta del camino de Tamna. 10 Judá pasaba por allí, la encontró, la creyó
una prostituta y le dijo:
-Me
voy contigo.
Ella
respondió:
-Ven.
y se fue. 11 Díjole ella:
-Dame
mi pago.
Él
le respondió:
-No
llevo más que el anillo de mi dedo, mi brazalete y el báculo de mi mano.
12
Díjole ella:
-Déjamelos,
hasta que me mandes mi pago.
El
aseguró:
-Te
mandaré un cabrito.
Se
los dejó, la conoció y ella concibió de él. 13 Judá se fue a sus ovejas, y
ella, a casa de su padre. 14 Luego, Judá le mandó el cabrito por mano de un
pastor odolamita. Pero éste no la encontró y preguntó a los hombres del lugar:
-
¿Dónde
está la prostituta que había aquí?
Le
respondieron:
-Aquí
no tenemos ninguna prostituta.
15
Volvió, pues, y se lo comunicó a Judá:
-No
pude hallarla; incluso pregunté a los hombres del lugar, y me dijeron que allí
no hay ninguna prostituta.
Dijo
Judá:
-Que
se los quede, no vayamos a servir de escarnio.
16
Al cumplir tres meses, se supo que estaba embarazada, y dijeron a Judá: «Tu
nuera Tamar ha concebido por fornicación». 17 Judá fue entonces a casa de su
padre y dijo a éste y sus hermanos:
-Sacadla
y quemadla, pues ha cometido impureza en Israel.
18
Pero, cuando la sacaron para quemarla, mandó a su suegro el anillo, el
brazalete y el báculo con estas palabras: «¿Sabes de quién es esto? Pues de él
he concebido». 19 Judá los reconoció y dijo: «Lleva más razón Tamar que yo; que
no la quemen». 20 Por eso no fue dada a Sela, ni él volvió a acercarse a ella.
21 Parió luego Tamar dos hijos, Fares y Zara, en el año séptimo de este segundo
septenario, 22 cuando se cumplieron los siete años de abundancia que había
pronosticado José al faraón. 23 Judá supo que había obrado mal, pues había
yacido con su nuera. Se avergonzó ante sus propios ojos, admitió que había
pecado y errado al franquear la intimidad de su hijo y comenzó a hacer duelo y
a rogar al Señor por su falta. 24 Le comunicamos en sueños que le sería
perdonada, pues había rogado mucho y hecho duelo, y no lo hizo más. 25 Obtuvo
perdón por arrepentirse de su pecado y a causa de su ignorancia, aunque había
cometido gran culpa ante Dios. A todo el que hace tal, yacer con su nuera,
quémenlo con fuego ardiente, pues impureza y abominación hubo en ellos; con
fuego quémenlos. 2ó Y tú ordena a los hijos de Israel que no haya impureza
entre ellos, pues todo el que yazca con su nuera o su suegra ha cometido
impureza. Con fuego quemen al hombre que haya yacido con ellas, y a la mujer
también, y se apartará la indignación y la plaga de Israel. 27 A Judá le dijimos
que sus dos hijos no habían yacido con ella y que por eso había permanecido la
semilla para otra prole y no fue desarraigada.
28
Con integridad de sus ojos había ido Tamar y procurado sentencia, pues a causa
de la ley dictada por Abrahán a sus hijos quiso Judá quemarla con fuego.
HAMBRE EN EGIPTO
Y CANAÁN
Capítulo 42
1
En el año primero del tercer septenario del jubileo cuadragésimo quinto empezó
a enseñorearse el hambre sobre el país: a la tierra no se le otorgaba la
lluvia, pues no había ninguna que cayera. 2 La tierra quedó estéril, y sólo en
Egipto había alimento, pues José había almacenado grano del país en los siete
años de abundancia y lo había guardado.
3
Fueron los egipcios a José, a que les diera alimento; él abrió los depósitos
donde estaba el trigo del primer año y lo vendió a los pueblos de la tierra por
oro.
4
En la tierra de Canaán el hambre fue grandísima y, oyendo Jacob que había
alimento en Egipto, mandó a diez de sus hijos a traerle alimento de allí: sólo
a Benjamín no lo envió. Llegaron los diez hijos de Jacob a Egipto con otros que
allí iban. 5 José los reconoció, pero no ellos a él, y les habló duramente:
-¿No
seréis espías, que venís a explorar los caminos del país? y los encerró, 6 pero
luego volvió a soltarlos. Retuvo únicamente a Simeón y dejó partir a sus nueve
hermanos. 7 Les llenó sus costales de trigo y metió su dinero en ellos, sin que
lo supieran. 8 Les ordenó traer a su hermano menor, pues le habían dicho que
tenían a su padre vivo y un hermano menor. 9 Subieron desde la tierra de
Egipto, llegaron al país de Canaán y contaron a su padre todo lo que les había
sucedido, cómo les había hablado duramente el señor del país y retenido a
Simeón hasta que le llevasen a Benjamín. 10 Dijo Jacob:
-Me
habéis dejado sin hijos: José ya no existe, Simeón tampoco y os vais a llevar
también a Benjamín; contra mí, pues, ha sido vuestra maldad. 11 No irá con
vosotros mi hijo, porque su madre parió dos: pereció uno, ¿y también a éste os
vais a llevar? Si ocurriera que le diera la fiebre en el camino, haríais
descender mi vejez tristemente a la tumba. 12 Había visto además que el dinero
de todos había vuelto en sus bolsas, y temió por esto mandarlo. 13 Pero el
hambre aumentó y se intensificó en el país de Canaán y en toda la tierra, salvo
en Egipto. Muchos egipcios habían almacenado su grano para alimento cuando
vieron a José acopiar grano, ponerlo en graneros y guardarlo para años de
escasez, 14 de modo que los hombres de Egipto se alimentaron en su primer año
de escasez.
MARCHA DE
BENJAMÍN A EGIPTO
15
Cuando vio Israel que el hambre arreciaba en el país y no había salvación, dijo
a sus hijos:
-Id,
volved, traednos alimento para que no muramos.
16
Respondieron:
-No
iremos; si no viene nuestro hermano menor con nosotros, no iremos.
17
Vio Israel que, si no lo mandaba con ellos, perecerían todos de hambre. 18 Dijo
Rubén:
-Ponlo
en mis manos, y si no te lo traigo, mata a mis dos hijos por su vida.
Le
replicó Jacob:
-No
irá contigo.
19
Se acercó Judá y dijo:
-Mándalo
conmigo, y si no te lo traigo, sea yo réprobo ante ti todos los días de mi
vida.
20
Y lo mandó con ellos, el año segundo de este septenario, a primeros de mes.
Llegaron a tierras de Egipto con otros que allí iban, llevando dones de mirra,
almendras, terebinto y miel pura.
21
Llegaron y se presentaron ante José, que vio y reconoció a su hermano Benjamín.
Les dijo:
-¿Es
éste vuestro hermano menor?
Le
respondieron:
Él
es.
Añadió:
-El
Señor te sea clemente, hijo mío.
22
Lo mandó a su casa, liberó a Simeón y les preparó un convite; ellos le
ofrecieron los dones que habían traído consigo. 23 Comieron ante él, y dio
porciones a todos, pero la de Benjamín era siete veces mayor que la de los
demás. 24 Comieron, bebieron, se levantaron y se quedaron dónde estaban sus
asnos. 25 José tuvo una idea para conocer si sus pensamientos eran de paz entre
sí. Dijo al hombre que estaba a cargo de su casa:
-Llénales
todos sus sacos de grano y vuelve a poner su oro en sus recipientes, pon
también la copa de plata, mi copa con la que bebo, en el saco del menor y
despídelos.
ESTRATAGEMA DE
JOSÉ
Capítulo 43
1
El hombre hizo como lo ordenó José: les llenó totalmente los sacos de alimento,
les puso también su oro en ellos y ocultó la copa en el saco de Benjamín. 2
Despertándose de mañana, partieron y, cuando salieron de allí, dijo José a su
mayordomo:
-Persíguelos,
corre y préndelos. Diles: «Hacéis mal por bien: habéis robado la copa de plata
con que bebe mi señor», y hazme volver a su hermano menor, trayéndolo
rápidamente, antes de que vaya a mi tribunal.
3
Corrió, pues, tras ellos y les habló según esta orden. 4 Le respondieron:
-Lejos
de tus siervos hacer tal cosa: ningún efecto hemos robado de casa de tu señor,
e incluso el oro que encontramos la primera vez en nuestros sacos lo devolvimos
desde la tierra de Canaán. 5 ¿Cómo, pues, íbamos a robar efecto alguno? Aquí
estamos, registra nuestros sacos, muera aquel de nosotros en cuyo saco
encuentres la copa, y nosotros y nuestros asnos sirvamos a tu señor.
6
Les replicó:
-No
será así: tomaré como esclavo únicamente a quien se la encuentre, y los demás
podréis ir en paz a vuestra casa. 7 Registró sus enseres empezando por el mayor
y acabando por el menor, hallando la copa en el saco de Benjamín. 8 Rasgaron
entonces sus vestiduras, cargaron sus asnos, volvieron a la ciudad, llegaron a
casa de José y se prosternaron todos ante él con el rostro por tierra.
9
Díjoles
José:
-Habéis
obrado mal.
Respondieron:
-¿Qué
hemos de decir, qué hemos de replicar? Nuestro señor ha hallado la culpa de sus
siervos: aquí estamos, somos siervos de nuestro señor, así como nuestros asnos.
10
Añadió José:
-Yo
soy temeroso de Dios: id vosotros a vuestras casas, y quede vuestro hermano
como esclavo, puesto que habéis obrado mal.
¿No
sabéis que nadie adivina con su copa como yo con ésta, y me la habéis robado?
11
Dijo Judá:
-Señor,
tengo que decir algo al oído de mi señor. Su madre parió dos hermanos a tu
siervo, nuestro padre. Uno de ellos salió, se perdió y no fue hallado; de su
madre queda él solo, y tu siervo, nuestro padre, lo ama hasta el punto de que
su espíritu está pendiente de él. 12 Si regresáramos a tu siervo, nuestro
padre, y no viniera el muchacho con nosotros, moriría: abatiríamos a nuestro
padre de tristeza hasta morir. 13 Quede yo solo, tu siervo, en lugar del joven,
como siervo de mi señor, y vaya el muchacho con sus hermanos, pues yo lo
garanticé a tu siervo, nuestro padre, y si no lo hago volver, tu siervo será
culpable ante nuestro padre por siempre.
JOSÉ SE DA A
CONOCER A SUS HERMANOS
14
Vio José que los corazones de todos eran buenos por igual, unos con otros. No
pudo entonces contenerse y les dijo que era José. 15 Habló con ellos en lengua
hebrea, los abrazó y lloró. Ellos no lo reconocían, y empezaron a llorar.
16
Díjoles:
-No
lloréis por mi causa, traedme pronto a mi padre junto a mí: ya veis lo que dice
mi boca, y lo ven los ojos de mi hermano Benjamín. 17 Este es el segundo año de
escasez, y quedan todavía cinco en que no habrá cosechas, ni fruto de árbol, ni
labranza. 18 Bajad pronto vosotros con vuestras familias, para que no perezcáis
de hambre; no os preocupe vuestra propiedad, pues con todo propósito me envió
el Señor delante de vosotros, para que vivieran muchos pueblos. 19 Contad a mi
padre que aún vivo. Ya veis también que el Señor me ha hecho casi padre del
faraón, y que administro su casa y toda la tierra de Egipto. 20 Contad a mi
padre toda mi grandeza y cuánta riqueza y honor me ha dado el Señor.
21
Les regaló, por orden directa del faraón, carros y provisiones de viaje y dio a
todos vestidos multicolores y plata. 22 También para su padre envió vestidos y
plata más diez asnos cargados de trigo y los despidió.
23
Regresaron y contaron a su padre que José vivía, que distribuía trigo a todos
los pueblos de la tierra y que administraba toda la tierra de Egipto. 24 Su
padre no lo creía, pues estaba turbado su pensamiento, pero luego vio los
carros que había mandado José y, vivificándose su espíritu, dijo: «Cosa grande
es para mí: si José vive, bajaré a verlo antes de morir».
VIAJE DE JACOB A
EGIPTO
Capítulo 44
1
Israel partió de Canaán, de su casa, a primeros del tercer mes. Fue por el
camino de Bersabee y ofreció un sacrificio al Dios de su padre, Isaac, el siete
de este mes. 2 Recordó Jacob el sueño que había tenido en Betel y temió bajar a
Egipto. 3 Pensando mandar recado a José de que viniese para no bajar él, estuvo
allí siete días, por si tenía una visión para quedarse o bajar. 4 Celebró
entonces la fiesta de la cosecha de primicias con trigo viejo, ya que no había
en toda la tierra de Canaán un puñado de ninguna semilla en el suelo, pues
aquella escasez fue para todos, bestias, animales, aves y personas.
5
El dieciséis se le apareció el Señor y le dijo:
-Jacob,
Jacob.
El
respondió:
-Heme
aquí.
Continuó
Dios:
-Yo
soy el Dios de tus padres, Abrahán e Isaac: no temas bajar a Egipto, pues allí
te haré un gran pueblo. 6 Yo bajaré contigo y te llevaré, pero serás sepultado
en esta tierra, y José pondrá sus manos sobre tus ojos. No temas, baja a
Egipto.
7
Poniéndose en marcha sus hijos y nietos, cargaron a su padre y sus efectos en
los carros: 8 el dieciséis de este mes tercero partió Israel de Bersabee y fue
a tierra de Egipto. 9 Mandó por delante a Judá hacia donde estaba su hijo José,
para reconocer el país de Gosén, pues allí había dicho José a sus hermanos que
irían a asentarse para estar cerca de él. 10 Y, efectivamente, era un lugar
bueno en la tierra de Egipto para ellos y sus ganados y cercano a José.
DESCENDIENTES DE
JACOB QUE VIAJARON A EGIPTO
11
Estos son los nombres de los hijos de Jacob que fueron con él a Egipto: 12
Rubén, primogénito de Israel, y los nombres de sus hijos son:
Henoc,
Falú, Hesrón y Carmí, cinco personas; 13 Simeón y sus hijos, cuyos nombres son
Jamuel, Jamín, Ahod, Jaquín, Sohar y Saúl, hijo de la cananea, siete personas;
14 Leví y sus hijos, cuyos nombres son Gersán, Caat y Merarí, cuatro personas;
15 Judá y sus hijos, cuyos nombres son Sela, Fares y Zara, cuatro personas; 16
Isacar y sus hijos, cuyos nombres son Tolá, Fuá, Job y Semrón, cinco personas;
17 Zabulón y sus hijos, cuyos nombres son Sáred, Elón y Jalel, cuatro. 18 Estos
son los descendientes de Jacob, con sus respectivos hijos, paridos por Lía a
Jacob en Mesopotamia, seis y una hermana de ellos, Dina; todas las personas,
hijos y nietos de Lía, que entraron con su padre Jacob en Egipto eran
veintinueve, que con su padre, Jacob, hacían treinta. 19 Los hijos de Zelfa,
sirvienta de Lía y mujer de Jacob, paridos a éste, son Gad y Aser. 20 Estos son
los nombres de sus hijos que entraron con él a Egipto: hijos de Gad: Sefión,
Haggi, Suní, Esebón, (Herí), Arodí y Arelí, ocho personas; 21 hijos de Aser:
Jamné, Jesuá, Jesuí, Baria y su única hermana, Sara, seis personas; 22 total:
catorce personas, siendo el total de Lía cuarenta y cuatro. 23 Los hijos de Raquel,
mujer de Jacob, fueron José y Benjamín; 24 nacieron a José en Egipto, antes de
llegar su padre allí parido a él por Asenet, hija de Putifare, sacrificador de
Heliópolis, Manasés y Efraín, tres personas.
25
Hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Gerá, Naamán, Equí, Ros, Mofim, Ofim y
Ared, once personas; 26 el total de descendientes de Raquel es de catorce. 27 Y
los hijos de Bala, sirvienta de Raquel y mujer de Jacob, que le parió a éste,
son Dan y Neftalí; 28 éstos son los nombres de sus hijos, que entraron con
ellos a Egipto: hijos de Dan: Husim, (Samón, Asudi, Iyaka y Salomón), seis
personas; 29 pero murieron en el año en que entraron a Egipto, y no quedó a Dan
más que Husim. 30 Estos son los nombres de los hijos de Neftalí: Jesiel, Guní,
Jeser, Selem e Iw; 31 pero Iw, nacido después de los años de escasez, murió en
Egipto. 32 El total de personas de Raquel es de veintiséis. 33 Todos los
descendientes de Jacob que entraron en Egipto fueron setenta personas: todos
hijos y nietos suyos, setenta en total. Pero hubo cinco que murieron en Egipto,
antes que José, sin tener hijos. 34 En la tierra de Canaán se le murieron a
Judá dos hijos, Her y Onán, sin prole. Y los hijos de Israel sepultaron a los
que perecieron, y quedaron constituidos en setenta estirpes.
ASENTAMIENTO DE
LOS ISRAELITAS EN GOSÉN
Capítulo 45
1
Israel entró en Egipto, en la tierra de Gosén, a primeros del mes cuarto del
año segundo del tercer septenario del jubileo cuadragésimo quinto. 2 José fue a
recibir a su padre, Jacob, a la tierra de Gosén, lo abrazó y lloró. 3 Dijo
Israel a José:
-Muera
yo ahora que te he visto. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, Dios de
Abrahán, Dios de Isaac, que no ha negado su misericordia y clemencia a su
siervo Jacob. 4 Gran cosa es para mí haber visto tu rostro estando aún en vida,
pues cierta fue la visión que tuve en Betel. Bendito sea el Señor, mi Dios, por
los siglos de los siglos, y bendito su nombre.
5
Comieron pan José y sus hermanos ante su padre y bebieron vino, y Jacob se
regocijó sobremanera, pues vio a José comer con sus hermanos y beber ante él.
Bendijo al Creador de todo, que lo había guardado y le había conservado sus
doce hijos. 6 José dio a su padre y hermanos un don para que se establecieran
en la tierra de Gosén y en Ramesés y todos sus contornos, que él regía ante el
faraón. Israel y sus hijos moraron en la tierra de Gosén, la mejor de Egipto,
contando Israel ciento treinta años cuando entró a Egipto.
JOSÉ ADQUIERE
TODO EGIPTO PARA EL FARAÓN
7
José alimentó a su padre, hermanos y propiedades con pan que les bastó los
siete años de escasez. 8 Egipto padeció hambre, y José acaparó toda la tierra
de Egipto para el faraón cambiándola por alimento, adquiriéndole hombres,
animales y todo. 9 Concluyeron los años de escasez, y José dio a los pueblos
del país semilla y alimentos para sembrar la tierra en el año octavo, pues el
Nilo se había desbordado por toda la tierra de Egipto. 10 En los siete años de
escasez no había crecido el Nilo ni regado, salvo unos pocos lugares de la
ribera; pero ahora había crecido, y los egipcios plantaron la tierra y
cosecharon mucho trigo aquel año. 11 Era el primer año del cuarto septenario
del jubileo cuadragésimo quinto; 12 José tomó el quinto de todo lo producido
para el rey y les dejó cuatro partes para alimento y sementera. Así lo
estableció José como ley para Egipto hasta este día.
MUERTE DE JACOB.
TRANSMISIÓN DE SUS ESCRITOS
13
Israel vivió en Egipto diecisiete años, siendo todos los días de su vida tres
jubileos: ciento cuarenta y siete años. Murió en el año cuarto del quinto
septenario del jubileo cuadragésimo quinto. 14 Israel bendijo a sus hijos antes
de morir, les dijo todo lo que había de sucederles en la tierra de Egipto y les
hizo saber lo que en días posteriores les ocurriría.
Los
bendijo y dio a José dos porciones sobre la tierra. 15 Se durmió con sus padres
y fue sepultado en la cueva de Macfela, en tierra de Canaán, cerca de su padre
Abrahán, en la tumba que había cavado para sí en la cueva de Macfela, en tierra
de Hebrón. 16 Entregó todos sus escritos y los de sus padres a su hijo Leví,
para que los guardara y renovara para sus hijos hasta este día.
PROSPERIDAD DE
ISRAEL EN EGIPTO. MUERTE DE JOSÉ
Capítulo 46
1
Tras la muerte de Jacob se multiplicaron los hijos de Israel en tierra de
Egipto. Se convirtieron en un pueblo numeroso, en el que todos se amaban y
ayudaban mutuamente. Se multiplicaron mucho durante diez septenarios, todos los
días que vivió José. 2 No hubo demonio ni ningún mal en todos los días de la
vida de José tras la muerte de su padre, pues todos los egipcios honraban a los
hijos de Israel mientras vivió José.
3
Este murió a los ciento diez años: diecisiete años moró en la tierra de Canaán,
diez estuvo sirviendo, tres en la cárcel y ochenta a las órdenes del rey,
gobernando toda la tierra de Egipto. 4 Murieron él, todos sus hermanos y toda
aquella generación. 5 Ordenó antes de morir a los hijos de Israel que se
llevasen sus huesos cuando salieran de Egipto. 6 Los conjuró a ellos, pues
sabía que los egipcios ya no dejarían sacarlo a enterrar en tierra de Canaán,
ya que Makamaron, rey de Canaán, residente en Asur, había combatido en el valle
con el rey de Egipto, matándolo allí y persiguiendo a los egipcios hasta las
puertas de Hermón. 7 Pero no pudo entrar, pues reinó en Egipto otro rey nuevo,
más fuerte que él, y volvió a tierra de Canaán, quedando cerradas las puertas
de Egipto, no habiendo quien saliera ni entrara. 8 Había muerto José en el
jubileo cuadragésimo sexto, en el sexto septenario, en el segundo año, y lo
sepultaron en tierra de Egipto, y tras él murieron todos sus hermanos.
ODIO DE LOS
EGIPCIOS CONTRA LOS ISRAELITAS
9
Salió el rey de Egipto a combatir con el rey de Canaán en el jubileo
cuadragésimo séptimo, en el segundo septenario, en el segundo año, y los hijos
de Israel sacaron los huesos de todos los hijos de Jacob, menos José, y los
enterraron en despoblado, en la cueva de Macfela, en el monte.
10
Muchos volvieron a Egipto, pero unos pocos se quedaron en el monte Hebrón, y
con ellos tu padre Amrán. 11 El rey de Canaán venció al de Egipto, el cual
volvió a cerrar las puertas del país. 12 Concibió luego perversas ideas contra
los hijos de Israel para atormentarlos. Decía a la gente de Egipto:
13
-El pueblo de los hijos de Israel ha crecido y se ha multiplicado más que
nosotros. ¡Ea!, ingeniémonoslas antes de que se multipliquen aún más, y
aflijámoslos con esclavitud antes de que tengamos una guerra, no sea que
también ellos nos combatan o se unan a nuestro enemigo y salgan de nuestra
tierra, pues su corazón y su mirada están en la tierra de Canaán.
14
Les puso unos capataces que los atormentaron con trabajo, y construyeron para
el faraón las plazas fuertes de Fitom y Ramesés y reconstruyeron todo el muro y
contramuro que había caído en la ciudad de Egipto. 15 Los esclavizaban
violentamente; pero cuanto más los humillaban, más aumentaban y se
multiplicaban. 16 Y los egipcios consideraban inmundos a los hijos de Israel.
NACIMIENTO Y
JUVENTUD DE MOISÉS
Capítulo 47
1
En el séptimo septenario, año séptimo, del jubileo cuadragésimo séptimo llegó
tu padre de la tierra de Canaán. Tú naciste en el cuarto septenario, año sexto,
del jubileo cuadragésimo octavo, días que fueron de tribulación para los hijos
de Israel. 2 El rey de Egipto, el faraón, había dado una orden contra ellos de
que arrojasen al río a los hijos varones.
3
Los estuvieron tirando siete meses, hasta el día en que naciste y te escondió
tu madre tres meses; pero murmuraron de ella. 4 Entonces te hizo un arca y la
untó de brea y asfalto. La dejó entre las hierbas de la orilla del río y te
puso en ella durante siete días: por la noche iba ella a amamantarte, y de día
tu hermana María te preservaba de las aves. 5 En aquellos días llegó Termot,
hija del faraón, a bañarse en el río. Oyó tu llanto y dijo a su muchacha que te
trajera. Así lo hizo: 6 te sacó del arca y tuvo piedad de ti. 7 Le dijo tu
hermana:
-¿Vaya
llamarte a alguna hebrea que te críe y amamante este niño?
Le
respondió:
-Ve.
8
Fue y llamó a tu madre, Jocábed, a la que puso sueldo para que te criara. 9
Luego que creciste, te enviaron a la hija del faraón, y fuiste su hijo. Tu
padre, Amrán, te enseñó a escribir y, cuando cumpliste tres septenarios, te
llevaron a la corte real. 10 Estuviste en la corte tres septenarios, hasta el
momento en que, saliendo de ella, viste a un egipcio que golpeaba a un
compañero tuyo, hijo de Israel, lo mataste y lo ocultaste en la arena. 11 Al
día siguiente encontraste a dos israelitas que peleaban, y dijiste al que
incurría en violencia:
-¿Por
qué pegas a tu hermano?
12
Se enojó muchísimo y respondió:
-¿Quién
te ha erigido en señor y juez entre nosotros? ¿O es que quieres matarme como
mataste ayer al egipcio?
Te
asaltó el temor y huiste a causa de estas palabras.
MOISÉS VUELVE A
EGIPTO
Capítulo 48
1
En el año sexto del tercer septenario del jubileo cuadragésimo noveno fuiste a
morar a la tierra de Madián durante cinco septenarios y un año. Volviste a
Egipto en el segundo septenario, año segundo, del jubileo quincuagésimo. 2 Tú
sabes lo que Dios te habló en el monte Sinaí y lo que quiso hacer contigo el
príncipe Mastema, cuando volvías a Egipto, en el camino, donde lo encontraste
en la posada. 3 ¿No quiso matarte con toda su fuerza y salvar a los egipcios de
tu mano, cuando vio que habías sido enviado a hacer justicia y tomar venganza
de ellos? 4 Pero te salvé de su mano, y en Egipto hiciste las señales y
prodigios contra el faraón, su casa, sus siervos y su pueblo, para los que
fuiste enviado.
LAS DIEZ PLAGAS
5
El Señor tomó de ellos gran venganza por Israel. Los hirió con sangre, ranas,
mosquitos, tábanos y llagas malignas supurantes, y a sus animales con muerte.
Lanzó pedrisco, con el que destruyó todo brote; con langosta, que devoró el
resto que dejó el granizo; con tinieblas y con la muerte de los primogénitos de
hombres y animales; en todos. sus. dioses tomó el Señor venganza, quemándolos
con fuego. Todo fue dirigido por tu mano para que pudieras anunciarlos antes de
que se cumpliera hablando con el rey de Egipto ante todos sus oficiales y su
pueblo. 7 Todo ocurrió según tu palabra: diez grandes y malignas plagas
alcanzaron toda la tierra de Egipto para cumplir con ellas la venganza de
Israel. 8 El Señor hizo todo por Israel, según la norma que había pactado con
Abrahán, de vengarse de ellos por haberlos esclavizado con violencia. 9 El
príncipe Mastema resistía ante ti y quería hacerte caer en manos del faraón.
Ayudaba en los encantamientos que los egipcios hacían comparándose contigo. 10
Les permitimos cometer maldad, pero no les toleramos que se hiciera medicina
por sus manos; 11 el Señor los hirió con llagas malignas, y no pudieron
combatirlas, pues les vedamos obrar un solo prodigio.
EL DIABLO INCITA
A LOS EGIPCIOS. SU DERROTA
12
El príncipe Mastema quedó confundido en todas las señales y prodigios. Cuando
arreció gritando a los egipcios que te persiguieran con toda la potencia de
Egipto, con sus carros y caballos y con toda la multitud de los pueblos de
Egipto, 13 me interpuse entre ellos e Israel. Libramos entonces a éste de sus
manos y de las de su pueblo, y el Señor los sacó por entre el mar como por lo
seco. 14 A todo el pueblo que había salido a perseguir a Israel lo arrojó el
Señor, nuestro Dios, en el mar, en las profundidades del abismo, bajo los hijos
de Israel, al modo como los egipcios habían arrojado a sus hijos al río. En un
millón se vengó, y mil paladines esforzados perecieron por cada infante de los
hijos de tu pueblo arrojado al río.
15
Los días catorce, quince, dieciséis, diecisiete y dieciocho estuvo el príncipe
Mastema atado y encerrado, lejos de los hijos de Israel, para que no pudiera
calumniarlos. 16 El día diecinueve los soltamos para que ayudaran a los
egipcios y persiguieran a los israelitas: 17 endureció sus corazones y los
fortaleció. Pero el Señor, nuestro Dios, lo concibió así para golpear a los egipcios
y arrojarlos al mar. 18 Y el catorce lo atamos, para que no calumniase a los
hijos de Israel el día en que iban a pedir a los egipcios enseres Y vestidos,
objetos de plata, oro y bronce, para despojar a los egipcios por la esclavitud
que violentamente les habían impuesto, pues no sacamos a los hijos de Israel de
Egipto desnudos.
LA PASCUA.
PRESCRIPCIONES PARA SU CELEBRACIÓN
Capítulo 49
1
Recuerda el mandato que te ha dado el Señor acerca de la Pascua.
Celébrala
en su momento, el catorce del primer mes, sacrificando antes del atardecer y
comiendo de noche, al atardecer del quince, desde el momento en que se pone el
sol. 2 Porque en esa noche -principio de la festividad y del regocijovosotros
os sentabais a comer la pascua en Egipto, y las fuerzas del príncipe Mastema
habían sido enviadas a matar a todos los primogénitos en la tierra egipcia,
desde el del faraón hasta el de la esclava cautiva que está en el molino, así
como de los animales.
3
Esta es la señal que les dio el Señor: en toda casa en cuya puerta vean sangre
de cordero añal no entren a matar, sino pasen de largo, para que se salven
todos los que estén en la casa, pues la señal de sangre está a la puerta.
4
Las fuerzas del Señor hicieron cuanto él les ordenó, pasando de largo a todos
los hijos de Israel, sin alcanzarles la, plaga de la destrucción de toda vida
de animal persona o perro. 5 Grandísima fue la plaga en Egipto no habiendo casa
donde no hubiera muerto, llanto y griterío. 6 Mientras tanto todo Israel estaba
comiendo carne de pascua, bebiendo vino y alabando, bendiciendo y loando al
Señor, Dios de sus padres, dispuesto a salir del yugo de Egipto y de la mala
esclavitud.
7
Recuerda tú esta jornada todos los días de tu vida, celébrala cada año toda tu
vida, una vez al año en su día, según su ley, sin retrasar un día de su fecha,
ni de mes a mes. 8 Pues es norma eterna, grabada en las tablas celestiales para
todos los hijos de Israel, que la celebración cada año en su día, una vez al
año, en todas sus generaciones sin límite, pues está fijada para siempre.
9
El hombre que, estando puro, no vaya a celebrarla en el momento de su fecha,
llevando ofrenda grata al Señor, comiendo y bebiendo ante él en el día de su
festividad, ese hombre, puro y próximo, será exterminado porque no ofreció la
ofrenda del Señor en su momento: ese hombre llevará sobre sí su pecado.
10
Vayan los hijos de Israel a celebrar la pascua en el día de su fecha, el
catorce del primer mes, en vísperas: desde la hora tercera del día a la hora
tercera de la noche, pues dos partes han sido dadas al día y un tercio a la
tarde. 11 Esto es lo que el Señor te ha mandado hacer en la tarde:
12
No haya sacrificio en ninguna hora de luz antes del momento límite de la tarde,
y coman en hora vespertina hasta la hora tercera de la noche. Lo que sobre de
la carne después de la hora tercera de la noche, quémenlo allí mismo al fuego.
13 No se cueza con agua, ni se coma cosa cruda, sino asada al fuego. Cómanla
deprisa, asen la cabeza con sus partes interiores y con pies: no haya fractura
de ningún hueso, pues no se quebrará ningún hueso de los hijos de Israel 14 Por
eso ordenó el Señor a los hijos de Israel que celebraran la pascua en el día de
su fecha. No habrá quebradura de ningún hueso, pues es día fijo de fiesta y no
cabe retrasarlo de día a día o de mes a mes, sino que se celebrará en el día de
su festividad.
15
Ordena tú a los hijos de Israel que celebren la pascua en su día cada año, una
vez al año, el día de su fecha. Será como un recordatorio grato al Señor, y no
les alcanzará azote mortal ni golpe en ese año, si celebran la pascua en su
momento, todo según su mandamiento. 16 No se comerá fuera del templo del Señor,
sino frente a él, y todo el pueblo de la comunidad de Israel la celebrará a su
tiempo. 17 Todo hombre que llegue en su día, cómala en el templo de nuestro
Dios, ante el Señor, desde los veinte años en adelante, pues así se ha escrito
y establecido que la coman en el templo del Señor. 18 Cuando entren los hijos
de Israel al país del que tomarán posesión, la tierra de Canaán, y planten el
tabernáculo del Señor en la tierra de una de sus tribus, vengan a celebrar la
pascua en el tabernáculo del Señor hasta que se construya su templo, y a
sacrificarla ante el Señor de año en año. 19 Pero cuando esté ya construido el
templo en nombre del Señor, en la tierra de su herencia, irán allí y degollarán
la víctima pascual por la tarde, al ponerse el sol, a la hora tercera del día.
20 Ofrecerán su sangre en la base del altar y pondrán la grasa al fuego sobre
el altar; comerán la carne asada al fuego en el atrio de la casa consagrada, en
el nombre del Señor. 21 No podrán celebrar la pascua en sus ciudades, ni por
todas las tierras, sino ante el tabernáculo del Señor y ante su casa en la que
mora su nombre: no yerren separándose del Señor.
22
Tú, Moisés, ordena a los hijos de Israel que guarden la norma de la pascua.
Como te fue ordenado, señálales ese día, la festividad de los ázimos, cada año,
para que coman los ázimos durante siete días, al celebrar esta festividad. Que
hagan su ofrenda cada día las siete jornadas de regocijo ante el Señor, en el
altar de vuestro Dios. 23 Esta fiesta la celebrasteis con precipitación cuando
salíais de Egipto, en el camino hasta el desierto de Sur, pues a la orilla del
mar la completasteis.
LEYES SOBRE LOS JUBILEOS Y EL SHABAT
Capítulo 50
1 Después de esta ley, te di a
conocer los sábados en el desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí 2
También te indiqué en el monte Sinaí los shabats de la tierra, y asimismo los
años de jubileo en las semanas de años, pero no te he indicado el año, hasta
que entréis en la tierra de la que tomaréis posesión. 3 También la tierra
tendrá sus shabats, cuando moréis en ella, y conocerá el año de jubileo. 4 Por
eso te he establecido septenarios, años y jubileos. Cuarenta y nueve jubileos
desde los días de Adán hasta este día, un septenario y dos años, y aún tienen
cuarenta años para conocer las órdenes del Señor antes de pasar a la otra
orilla de la tierra de Canaán, cruzando el Jordán hacia occidente. 5 Pasarán
jubileos hasta que se purifique Israel de toda culpa de fornicación, impureza,
abominación, pecado y error, y habite todo el país en seguridad, sin que tenga
ningún demonio ni mal, y se purifique la tierra desde entonces hasta siempre.
6 He aquí que te he escrito el
mandamiento del shabat y todas las normas de sus leyes. 7 Durante seis días
trabajarás, y en el séptimo, día de shabat del Señor nuestro Dios, no haréis
ningún trabajo vosotros, ni vuestros hijos, siervos, siervas, ni ninguno de
vuestros animales, ni el extranjero que esté con vosotros. 8 Muera el hombre
que haga cualquier trabajo en él, el hombre que profane este día, el que yazca
con mujer, el que ordene que se haga alguna cosa en él después de amanecer
acerca de venta o compra, el que saque agua que no haya sido preparada el
viernes, el que levante cualquier cosa para sacarla de su tabernáculo o casa:
muera. 9 No hagáis en shabat ningún trabajo, sino lo que se haya preparado el
viernes. Comed, bebed, descansad y reposad de todo trabajo en este día,
bendiciendo al Señor, nuestro Dios, que os concedió perpetuamente día de
festividad, día santo y día de santo reinado para todo Israel. 10 Gran honor es
el que dio el Señor a Israel: comer, beber y quedar saciados en este día de
fiesta y descanso de todo trabajo para el género humano, salvo exhalar aroma y
ofrecer hostia y sacrificio ante el Señor de los días y los shabats. 11 Sólo
esto puede hacerse en shabat, en el templo del Señor, nuestro Dios, como
expiación por Israel en ofrenda sempiterna, día a día, como recordatorio grato
al Señor que les será aceptado eternamente, día tras día, según te fue
ordenado. 12 Todo hombre que haga trabajo en él, ande camino, cultive campo,
tanto en su casa como en cualquier lugar, encienda fuego, cabalgue en cualquier
animal, viaje en barca, hiera o mate cualquier ser, degüelle animal o ave, o
capture bestia, ave o pez, el que ayune, el que haga guerra en shabat, 13 todo
hombre que hiciere cualquiera de estas cosas en shabat, muera. Así guardarán
los hijos de Israel el shabat según los mandamientos de los shabats de la
tierra, como está escrito en las tablas que puso él en mis manos para que te
escribiera las leyes, momento por momento, según la distribución de sus días.
AQUÍ TERMINAN
LAS PALABRAS DE LA DISTRIBUCIÓN DE DÍAS.
APENDICE
FRAGMENTOS
HEBREOS
INTRODUCCION
Los
textos hebreos conservados pertenecientes al libro de los jubileos son
extraordinariamente fragmentarios. La mayor parte de ellos ha aparecido en las
cuevas 1, 2, .3 Y 11 de Qurnrán. Su identificación ha reforzado la opinión que
defiende la existencia de un original hebreo de la obra.
Ofrecemos
aquí la traducción de dos pequeños documentos que recogen algunas citas o
pasajes paralelos del libro de los Jubileos.
El
primero es un fragmento del libro de Noé. La mitad del mismo repite las ideas
de Jub 7,1; 10,1.2.8-14.
El
segundo es el Midras Wayyisau, en este caso se recogen textos de Jub .37,14.17;
38,2-3.5-10.12-25
LIBRO DE NOE
Este
es el libro de los remedios que copiaron los sabios antiguos a partir del libro
de Sem, hijo de Noé, que había sido entregado a Noé en Lubar, el monte de la
región de Ararat, después del diluvio.
Por
aquel tiempo comenzaron los espíritus bastardos a provocar a los hijos de Noé,
a burlarse, ofender, engañar y herir con enfermedades, dolores y toda clase de
plagas de asesinos y exterminadores de seres humanos.
Vinieron
a una todos los hijos de Noé y sus hijos y relataron sus desgracias a Noé, su
padre, y le informaron de las circunstancias dolorosas vistas por sus hijos.
Noé se espantó cuando supo que por culpa del hombre y por su conducta
pecaminosa eran afligidos con toda clase de enfermedades y dolencias, y
santificó a sus hijos y a los hijos de su casa y a toda su casa. Se acercó al
altar y ofreció holocaustos y suplicó a Dios y le rogó.
Y
Dios envió del lugar de los santos a uno de los ángeles de la Presencia, cuyo
nombre era Rafael, para acabar con los espíritus bastardos de debajo de los
cielos, para que no se exterminara ya a los hijos del hombre.
Así
lo hizo el ángel y los encadenó en el lugar de condenación. Sólo una décima
parte (de los espíritus bastardos) quedó para vagar por la tierra delante del
príncipe Mastema (1), para oprimir (a los hombres) por medio de malhechores y
golpearlos y devolverles toda clase de dolencia y enfermedad y para producir
dolores. Pero el ángel comunicó los remedios para las calamidades de los seres
humanos y todo tipo de medicinas para curar por medio de los árboles de la
tierra y los vegetales del suelo y las raíces.
Y
envió Dios al resto de los jefes de los espíritus para mostrar a Noé e
informarle de los árboles medicinales con todas sus hierbas, sus plantas, sus
raíces y sus semillas y del fin para que fueron creados y para enseñarle todo
lo referente a sus medicamentos para la curación y la vida.
Y
Noé escribió estas cosas en un libro que entregó a Sem, su hijo mayor, y de
aquel libro copiaron los sabios antiguos y escribieron muchos libros, cada uno
en su lengua...
Los
sabios de Macedonia comenzaron los primeros a curar en la tierra, y los sabios
de Egipto fueron los primeros en hacer conjuros y adivinaciones por medio de
las constelaciones y de las estrellas y en aprender el libro de la ciencia de
los caldeos, que copió Qengar ben Ur ben Kesed, referente a todas las acciones
de los adivinos.
(1) Mastema: O Mastemah (Os
9,7-8), sustantivo de la raíz stm, «odiar, enemistarse»; está emparentado con
stn, «Satán, demonio». Aparece aquí personificando al jefe de los ángeles
caídos. MIDRAS WAYYI
MIDRAS WAYYISAU
Está
escrito: Y se marchó a un país lejos de la presencia de Jacob, su hermano, por
causa del compromiso de venta, y hay quien dice (que se fue) por causa de la
vergüenza a la que se refieren nuestros rabinos; lo cierto es que se dirigió
todo Esaú lejos de la presencia de Jacob y se marchó.
No
es que se apartara el odio de su corazón, sino que su ira se revolvió todavía
más y conservó por siempre su pecado. A pesar de que en aquel momento se
marchó, más tarde vino a guerrear contra él. Fue el año en que Lía murió. Jacob
y sus hijos se encontraban en el duelo por ella y sus otros hijos los
consolaban. Vino (Esaú) contra ellos con un gran ejército de hombres preparados
para la guerra equipados con coraza de hierro y de bronce, y todos ellos
armados con escudos, arcos y dardos. Eran cuatro mil guerreros que rodearon una
torre donde estaban acampados Jacob y sus hijos y sus criados con sus hijos y
con todas sus pertenencias, pues se habían reunido todos allí para consolar a
Jacob en el luto por Lía.
Reposaban
allí con tranquilidad, y no se les ocurrió pensar que pudiera venir contra
ellos nadie para combatirlos, y no se dieron cuenta hasta tanto que llegó todo
el ejército a aquella torre. Sólo estaban allí Jacob y sus hijos y doscientos
siervos suyos.
Cuando
Jacob vio que Esaú se insolentaba viniendo contra él en son de guerra con la
intención de matarlos en el interior de la torre, y que lanzaba contra ellos
dardos, se puso en pie sobre la muralla de la torre y comenzó a hablar con su
hermano Esaú palabras de paz, de amistad v fraternidad; pero Esaú no las
aceptó. .
Al
punto dijo Judá a Jacob, su padre: «¿Hasta cuándo vas a prolongar con él las
palabras buenas y cariñosas, mientras que él viene contra nosotros como enemigo
vestido de coraza para matarnos?».
Tan
pronto como Jacob oyó esto tensó su arco y mató a Adoram, el edomita, y volvió
a tensar su arco e hirió a Esaú en el peto derecho quien se debilitó a causa de
la flecha. Lo levantaron sus hijos y lo condujeron en carro hasta la ciudad y
allí murió, en Arudín . Pero hay quien dice que no murió allí.
Entonces
salió Judá en primer lugar y Neftalí y Gad con él por el flanco sur de la torre
y con ellos cincuenta siervos de los de su padre, Jacob. Leví, Dan y Aser
salieron hacia el este de la torre y cincuenta siervos con ellos. Salieron
Rubén, Isacar y Zabulón hacia el flanco norte de la torre y con ellos cincuenta
siervos. Simeón, Benjamín y Hanok ben Rubén salieron hacia el oeste de la torre
y con ellos cincuenta siervos. José no estaba allí porque ya había sido
vendido.
Entonces
se fortaleció Judá para la guerra. El, Neftalí y Gad se introdujeron en el
ejército y lo empujaron hacia la fortaleza de hierro, y recibieron en sus
escudos los cascotes que lanzaban contra ellos. Hasta el sol se oscureció sobre
ellos por las piedras lanzadas y las flechas disparadas y las catapultas que
lanzaban contra ellos.
Judá
se introdujo el primero en medio del ejército y mató a seis guerreros. Neftalí
y Gad fueron con él, uno a la derecha y otro a la izquierda, mientras lo
guardaban para que no lo matara el ejército. También ellos mataron a cuatro
guerreros, dos cada uno, y los cincuenta siervos que estaban con ellos les
ayudaron y se aprestaron a combatir, y mató cada uno un hombre, un total de
cincuenta guerreros.
Y,
a pesar de esto, no consiguieron Judá, Neftalí y Gad expulsar al ejército del
flanco sur de la torre ni alejarlos de donde estaban. Entonces se reforzaron
para el combate y se reunieron todos ellos y combatieron, y cada uno mató un
hombre. A pesar de todo no los obligaron a huir del lugar que ocupaban, sino
que se mantuvo el ejército frente a ellos, dispuesto para la batalla en sus
posiciones. Se confortaron entonces Judá y sus hermanos y sus siervos, se
apiñaron y combatieron contra ellos, y cada uno mató dos hombres del ejército.
Pero comprendió Judá que, si medían al ejército quedándose donde estaban, no
conseguirían alejarlos, se armaron de valor y de resolución para avergonzarlo.
Judá, Neftalí y Gad se esforzaron a una y se introdujeron entre los guerreros.
Judá mató a diez de ellos, y Neftalí y Gad mataron a ocho guerreros.
Cuando
vieron los siervos que Judá y sus hermanos se esforzaban y que se habían
introducido en el mismísimo centro de la batalla, se esforzaron también ellos
para estar a su lado combatiendo. Judá hirió a su derecha y a su izquierda cien
guerreros, y Neftalí y Gad los iban matando tras él, hasta que expulsaron a
todo el ejército del flanco sur de la torre, aproximadamente la medida de un
estadio.
Al
ver el ejército que estaba frente a Judá que se desmoronaba ante Judá y sus
hermanos, se asustó y reagrupó todas sus fuerzas para la lucha y preparó la
batalla contra Judá y sus hermanos y se aseguró en sus posiciones para combatir
contra ellos con gritos de guerra. Tanto Leví y los que con él estaban, Rubén y
los suyos, y Simeón y los que le acompañaban, como los que estaban frente a
ellos, tomaron posiciones para la batalla y se entregaron de corazón a luchar
con gran fuerza.
Cuando
vio Judá que todo el ejército se reforzaba y se agrupaba aprestándose para la
lucha, que tomaban un solo camino para combatir contra ellos y que se
aseguraban en sus posiciones preparando la batalla levantó sus ojos al Santo,
bendito sea, para que les ayudara cuando estuvieran cansados por la dureza de
la batalla y para que no pudieran vencerlos.
Aceptó
entonces el Santo, bendito sea, la súplica y se fijó en su angustia y los
ayudó. Hizo salir de sus reservas un viento tempestuoso que sopló frente a
ellos y llenó sus ojos de oscuridad y de tiniebla, de forma que no veían para
combatir. Pero los ojos de Judá y sus hermanos estaba daros porque el viento
venía por detrás de ellos. Comenzaron Judá y sus hermanos a matarlos, e Iban
cayendo los muertos en tierra tal como tira el segador la mies y las gavillas
de su recolección. Se formaron montones, porque mataron a todo el ejército que
venía hacia ellos por el flanco sur de la torre.
Rubén
y Simeón, y Leví con ellos, se aprestaron a la batalla al encuentro del
ejército que estaba ante ellos. Judá y sus hermanos, después que mataron a
todos los soldados que estaban por su lado, se dirigieron hacia sus otros
hermanos para ayudarlos. El viento tempestuoso llenó de tinieblas los ojos de
sus enemigos.
Rubén,
Simeón, Leví y todos los que los acompañaban cayeron sobre ellos y los mataron
y derribaron en tierra montones y montones, hasta que mataron a todos los
soldados que había frente a Judá. Rubén y Leví, que estaban delante de Simeon,
mataron cuatrocientos guerreros avezados a guerrear, y los seiscientos
restantes huyeron junto con los cuatro hijos de Esaú: Reuel, Yeus, Yalam y
Qorah. Elifaz no corrió huyendo con ellos, porque Jacob, nuestro padre, era su
señor.
Siguieron
los hijos de Jacob tras ellos hasta Arudín, y dejaron a su padre Esaú muerto,
tendido en Arudín. Ellos huyeron a la montaña de Seír, al alto de los
escorpiones. Los hijos de Jacob entraron y descansaron allí aquella noche y
encontraron a Esaú muerto, tendido, y lo enterraron por respeto a su padre. Hay
quien dice que Esaú no murió allí, sino que salió de Arudín herido y huyó con
sus hijos a la montaña de Seír.
Al
día siguiente despojaron sus cadáveres los hijos de Jacob y los persiguieron y
los cercaron en la montaña de Seír, en el alto de los escorpiones.
Salieron
los hijos de Esaú y todos aquellos hombres que habían huido y, cayendo ante los
hijos de Jacob, se prosternaron ante ellos y les suplicaron hasta que les
concedieron la paz. Y les impusieron un tributo de sumisión.
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