Mitos
prestados. La influencia mitológica entre culturas.
Los mitos forman
parte del imaginario colectivo de cualquier sociedad. Se entienden como
el inicio de algo y tienden a otorgar un origen épico o
dramático (ambos generalmente) a un
aspecto determinado de una sociedad concreta. El mito
está ligado a la religión y al mundo mágico-simbólico de la sociedad a
la que se adscribe esa religión. Resumiendo
al antropólogo Lévi-Strauss podríamos indicar que el
mito alude a una época remota en una doble vertiente, el marco
histórico o los elementos históricos y por tanto reales
del relato y la vertiente ahistórica, los elementos
mágico-simbólicos que se encuadran en el marco histórico del relato. El mito explica
una cuestión esencial y parte de la rivalidad con un «opuesto» (un
rival o un fenómeno adverso) para acabar con una solución
unitaria y aglutinadora que responde a un problema social y marca las pautas a
través de las cuales se guía esa sociedad.
Sin embargo los
mitos no son fenómenos delimitados y asilados sino
que están conectados entre sí tejiendo toda una red de relatos que forman las
pautas y orígenes de la religión e historia primigenia de una sociedad
determinada (por ejemplo toda la serie de relatos entorno a los protagonistas
de la guerra de Troya o todo lo que rodea a la imágen que tenemos de Tartessos en «Tartessos. Mito y realidad.«). Más allá incluso, los mitos se
relacionan entre sociedades distintas. El mito de una
cultura acaba influenciando o dejándose influenciar por el mito de otra
cultura, se hacen préstamos de partes de una tradición oral mítica para
crear o reforzar otra tradición, otra sociedad o religión.
Estas influencias, adaptaciones y mezclas forman parte de lo que se viene a
llamar sincretismo religioso.
El objetivo de este artículo es precisamente
el análisis breve de una serie de mitos paralelos o interconectados. En este
caso trataremos el ciclo de osiris, los mitos sobre el diluvio y los mitos de
evangelización pero no son, ni mucho menos, los únicos tipos. ¿Cómo es capaz de
influir la religión egipcia en la cristiana?, ¿existen marcos históricos
comunes para diferentes mitos asilados entre sí?, ¿hasta qué punto puede
influir el mito en una sociedad determinada? intentaremos ver estas y otras
cuestiones a través de una serie de relatos míticos que seguramente resultarán
conocidos y veremos como están conectados entre sí a pesar de ser aparentes
polos opuestos.
Mitos del diluvio.
El mito del diluvio universal es sobradamente
conocido en la cultura judeo-cristiana: Yahvé desea castigar al
hombre por su maldad y decide destruir a la humanidad salvando únicamente a Noe
y a su familia, que tienen como misión construir un arca en la que introducir
un par animales de cada especie. Sin embargo el mito del diluvio es uno de
los más comunes en la historia mítica de la humanidad: muchas culturas, desde
los pueblos mesopotámicos cuya tradición recoge el judeo-cristianismo, hasta
los mapuches o los mayas pasando por las tradiciones greco-latinas, recogen el
mito del diluvio de una forma u otra.
Ya en la
mencionada tradición judeo-cristiana tenemos varias versiones del
diluvio según la fuente: algunos textos más antiguos que
la tradición sacerdotal (el relato más reciente del
Antiguo Testamento.) cambian el número de animales: siete
por cada especie ya que Noé celebra sacrificios y debía
disponer de más de una pareja para evitar la extinción de la especie. Además es
el cuervo el que anuncia tierra en lugar de la paloma
y no hay pacto entre la deidad y Noé. Pero es
que además, el libro de Enoc (considerado apócrifo),
introduce el castigo no sólo al ser humano, sino a un grupo
de ángeles (los «vigilantes») que cometieron pecado al
tener descendencia (según unas versiones por tener
relaciones con mujeres humanas, según otras porque algunos ángeles
adoptaron sexo femenino), los Nefilim, una especie de gigantes violentos
corrompidos a ojos de los planes de Dios y sin opción a la resurrección final.
Para los pueblos
mesopotámicos (sumerios y babilionios como fuentes principales) la historia del
diluvio es muy similar, lo que nos da idea de los préstamos
ideológicos entre las culturas del Oriente próximo. En
este caso debemos acudir al poema acadio de Atrahasis, que en Babilonia aparece insertado
en la epopeya de Gilgamesh (nombrado aquí como Utnapishtim)
y en textos sumerios como Ziusudra. En este caso es el dios Enlil,
señor del cielo, quien tras dos intentos fallidos de destruir a
la humanidad por el molesto ruido que le impedía dormir, decide mandar un
diluvio y obliga al resto de dioses a jurar para evitar el fracaso del plan.
Pese a las protestas de Enki, señor de la tierra y hermano de Enlil,
que había frustrado los dos intentos anteriores, todos juran su no intervención
en el asunto. Aun así, Enki vuelve a burlar a su hermano avisando a las
paredes de la casa de su favorito, el sabio Atrahasis, evitando así romper el
juramento. Atrahasis obviamente escucha las palabras de su dios:
¡Pared,
escúchame atentamente!
¡Choza de caña, asegúrate Tú, de escuchar a todas
mis palabras!
Desmonta la casa, y construye un barco…
¡Que la azotea sea como el Apsu, que ni el sol pueda penetrar dentro!
Haz cubiertas superiores e inferiores,
al abordar deben ser muy fuertes,
que el betún sea fuerte.
(Poema o Historia de Atrahasis)
En el arca de
Atrahasis se introduce un animal de cada especie y la familia -mejor
entendida como tribu- del sabio. Tras 7 días y siete noches (frente a las 40
del diluvio de Noe) las brutales inundaciones remiten y el sabio puede salir y
ofrecer un sacrificio a los dioses, que se encuentran hambrientos. Enlil
descubre el arca y la traición de Enki pero ambos llegan a un acuerdo y pactan medidas
para frenar el exceso demográfico: un demonio será el encargado de arrebatar el
bebé de un tercio de las embarazadas y se impedirá la descendencia de aquellas
mujeres dedicadas al sacerdocio.
«Deucalión y Pirra». Beccafumi
(1486-1551)
En la cultura greco-latina es
Prometeo quien asume el papel de Enki como deidad defensora de la humanidad y Zeus
(Enlil), enfadado porque este ha entregado el fuego de los dioses a la
humanidad, es quien manda el diluvio sobre la tierra. Por consejo de Prometeo,
su hijo Deucalión construye el arca junto a su
esposa Pirra (hija de Pandora). En este caso también
hay un puñado de supervivientes que consiguen ponerse a salvo en las cumbres
mas altas pero la población se ve tan reducida que Deucalión
recurre al oráculo de Delfos en busca de consejo y se les insta a lanzar
los «huesos de su madre» por
encima del hombro. Entendiendo a Gea como la gran madre,
Deucalión y Pirra lanzan piedras (los huesos de la tierra, Gea) sobre sus
hombros. De las piedras de Deucalión nacerán los hombres y de las de Pirra
las mujeres.
Según las teorías
mayoritarias podríamos estar hablando o bien del asteroide que
provocó el golfo de México y un posterior tsunami que alcanzaría el golfo
de Persia y que además propiciaría la formación de nubosidades en la zona
o bien del deshielo de la última era glacial entorno al Mar Negro,
que provocaría la erosión y fractura de lo que luego serían los estrechos del
Bósforo y Dardanelos y el choque de las aguas del mar Negro con el Mediterráneo
con las consecuentes inundaciones de las costas. Sea como fuere
observamos como en las sociedades antiguas pervive
la idea de una gran inundación y con ella una catástrofe que redujo la
población drásticamente y propiciando enfermedades y destrucción de
asentamientos principales. La búsqueda de una explicación
mítica a unas causas geológicas de un tiempo remoto lleva a componer los
relatos de Noe, Deucalión o Atrahasis-Utnapishtim donde las similitudes
nos muestran unos contactos entre pueblos que van más allá de la guerra o el
comercio, se transmiten los relatos de los antepasados y se terminan adaptando
a la sociedad que los acoge.
El ciclo de Osiris y los mitos de resurrección.
Algo tan
aparentemente alejado de la cultura cristiana como fueron los mitos
egipcios nos da cuenta de la importancia de entender la religión como un
continuo proceso de evolución en las ideas y pensamientos de la sociedad fruto
del contacto entre pueblos y los préstamos ideológicos que se llevan a cabo sin
proponerlo. Aquellas ideas de una tradición ajena que son compatibles con la
sociedad de acogida, se transforman y adaptan a esta. El ciclo de Osiris y
su influencia en el cristianismo son muestra de este proceso.
En el ciclo de
Osiris se encuentran varios mitos aplicables al cristianismo. Osiris es hijo
primogénito de Geb, la tierra y Nut, el cielo y como tal
le corresponderá el atributo de la fertilidad, asociado no sólo a la continuidad
del ser humano sino al nacimiento de las semillas y el ciclo de los cultivos,
algo vital en Egipto. En consonancia, su hermana y
esposa Isis será la encargada de las reglas del
cultivo y las normas de la vida familiar. A Neftis le
correspondieron las tierras de secano y las menos fértiles mientras que su
esposo y último de los hermanos, Sêth, quedó con el desierto egipcio, asociado a la
maldad y la muerte.
Tenemos para
empezar el mito de los dos hermanos, algo que vemos en Rómulo
y Remo en la cultura Romana y en Caín
y Abel en la cristiana. Uno de ellos, envidioso del
primogénito y de la buena fortuna de este, acabará tramando
la muerte del otro (Sêth y Caín) o desafiándole y muriendo por ello
(Remo). En este caso Sêth trama la muerte de Osiris
organizando un juego durante un banquete: elabora un arca
del tamaño exacto de su hermano y reta a los presentes a ver quien entra mejor
en ella. Cuando Osiris se coloca en el arca, Sèth y los invitados, que resultan
ser compinches, se abalanzan sobre él y cierran la caja arrojándola al Nilo.
Isis y Neftis, esta última abandonando a su malvado esposo, se lanzan en
persecución del arca por todo el Nilo hasta el mar, según algunas versiones el
arca acaba como columna del palacio de Biblios en Fenicia y
las hermanas deben engañar a los monarcas, los dioses fenicios Melkart
(el Hércules griego) y Astarté (Afrodita o Demeter), según versiones).
Hacemos un inciso para señalar que no debe de extrañarnos la presencia de dioses extranjeros como
Melkart en el mundo egipcio, los préstamos culturales son tan
obvio en esta época que los Grandes Reyes del Creciente Fértil se escriben
haciendo peticiones mutuas de préstamos de dioses -sus
estatuas- para realizar procesiones solicitando al dios o diosa extranjeros lo
que los dioses autóctonos no han conseguido (por ejemplo durante una severa
sequía). Sea como fuere, una vez recuperada el arca comprueban que el cuerpo de
Osiris está destrozado (según otros textos, a su vuelta a Egipto, Sêth descubre
la recuperación del cuerpo y lo corta en pedazos esparciéndolo por todo el
país, Isis y Neftis vuelven a emprender la búsqueda.
Anubis embalsama el cuerpo del faraón
Sennedjem
Una vez recuperado
el cuerpo, Osiris es momificado con la ayuda de Anubis, (hijo
de Neftis y de Osiris por medio de una treta de Neftis) y
se produce la resurrección, estableciendo así la promesa de la vida
eterna mediante el ritual que seguirán los reyes-faraones egipcios para su
resurrección.
Similar proceso
sufrirá Jesús de Nazaret tras su condena a
muerte a manos de la justicia romana por la rivalidad de su discurso en
oposición al discurso tradicional y oficial del Sanedrín judío.
Lucas 23:50-56
Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro
del concilio [el Sanedrín según San Marcos], varón bueno y
justo. Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido
en el acuerdo ni en los hechos de ellos, fue a Pilato, y pidió el cuerpo
de Jesús. Y quitándolo, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en
una peña, en el cual aún no se había puesto a nadie. Era día de la
preparación, y estaba para comenzar el día de reposo [el sábado]. Y las
mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el
sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon
especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de
reposo, conforme al mandamiento.
El entierro de Cristo. Rafael Sanzio (1483-1520)
Jesús es inhumado,
no incinerado. Se pretende conservar el cuerpo al que se le aplican una serie
de ungüentos de los que San Juan [19, 38-39] nos da algunos
datos: «Nicodemo […] trajo una mezcla de mirra y áloe que pesaba
unos 30 kilos» y se cubre con una sábana que
según San Marcos [15, 42-47] «éste compró una
sábana» y San Mateo [27, 56-61] «lo envolvió en una sábana limpia» y
finalmente se introduce el cuerpo «en un sepulcro nuevo que
se había hecho cavar en la roca» [Mateo 27, 56-61]. El proceso
de embalsamamiento egipcio, descrito profusamente por Heródoto en el libro
II de su «Historia», es mucho más costoso, complejo y
acompañado de una serie de fórmulas rituales pero el objetivo es el mismo: «la
salida al día» (tal cual narra el libro de los muertos
egipcio) del difunto, que resucita con el sol «a
la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al
sepulcro» [Marcos 16 1-8] y accede a la inmortalidad, «la
duración de la vida del rey es la Recurrencia Eterna, su límite es la identidad
Eterna» (textos de las pirámides: Pir. 412a-b). El
rito de la resurrección se celebra en ambas religiones al menos una vez al año.
En Abidos, importante centro sacerdotal, se celebraba la resurrección de Osiris en una festividad
anual de tres días de duración: El primer día se salía del
templo hacia occidente (donde nace el sol) bajo la protección del dios chacal
Upuaut que abría el camino («el que abre los caminos» sería la traducción de
su nombre) para la procesión del segundo día hasta un lugar apartado del
templo, donde se realizaban los rituales pertinentes para la resurrección del
dios, que se festejaba al tercer día volviendo al templo.
Una vez tenemos a
Osiris resucitado, este concibe un hijo en secreto con Isis y marcha al reino
de los muertos. Isis se ocultará entre los marjales del delta del Nilo,
terreno que históricamente sólo será colonizado en época muy tardía con el
establecimiento de los hicsos en Egipto, por lo tanto no es de extrañar
que sea un lugar remoto en el mito. El
Moisés bíblico también sería ocultado entre las cañas altas del Nilo para
evitar la orden del faraón de dar muerte a los varones hebreos recién nacidos.
Una vez nacido y criado, Horus inicia una larga lucha contra Sêth para vengar a su padre y
de igual forma lo hará Moises mediante las diez plagas hasta conseguir la
liberación del pueblo hebreo. Según algunas versiones
Horus encadena a Sêth pero su hermana Isis se apiada y lo libera, siendo
asesinada por su hijo enfurecido y resucitada después por Thoth, dios de la
sabiduría que interviene en cualquiera de las versiones para mediar y poner fin
a la guerra. En el juicio que se celebra después, Sêth es castigado perdiendo
la corona sobre la parte de Egipto que controlaba, a favor de Osiris y Horus se
convierte en heredero legítimo de ambas coronas.
¿Cómo se explican las
similitudes entre el ciclo osiriaco y los relatos judeo-cristianos que hemos
visto? el tema
daría para un artículo entero pero vamos a tratar de resumirlo por encima
mediante la presencia de los hicsos en Egipto. Estos hicsos fueron
vistos por los faraones del Reino Nuevo que los acabaron expulsando, como
invasores extranjeros llegados de la franja sirio-palestina (cananitas
y hurritas fundamentalmente) que habían provocado
la caída del Reino Medio conviertiendose en reyezuelos del
Bajo Egipto con centro de poder en Avaris, en el delta. El largo tiempo de los
pueblos hicsos en Egipto propició los contactos
culturales que permitirían los préstamos ideológicos de los que estamos
hablando y que llevarían de vuelta a sus antiguas tierras al ser expulsados. Estos
hicsos se enlazan con la tradición judeo-cristiana de Moises y el Éxodo pero
no vamos a entrar en detalle por no alargarnos, queda pendiente.
Mitos de evangelización.
En un marco
histórico y social diferente al de épocas anteriores nos encontramos los mitos
de evangelización medievales. Este tipo de mitos se establecen en zonas
remotas y poco pobladas, generalmente con un tipo de población que aun guarda
reminiscencia de los cultos paganos aunque conozcan el
cristianismo. Constan de un periplo al más puro estilo de los navegantes míticos de la
antigüedad: Ulises-Odiseo, Eneas, Hannón, Himilcón… un trayecto
generalmente marítimo en el que al protagonista y a su compañía le suceden
diversos encuentros con seres mitológicos o que aparecen para colaborar en
momentos destacados y determinantes de la historia del lugar conformando
así una historia mítica que permite la evolución social
-religiosa e ideológica por igual- y económica de la región.
Vamos a ver dos
ejemplos de lo que hemos llamado «mito de evangelización»: el apóstol
Santiago y San Brandan el Navegante.
La historia
postmortem de Santiago apóstol es vital para entender la evolución de los
reinos cristianos de la península ibérica y en especial del área cántabra, que
se convertirá en una importante vía de tránsito por la que discurrirán personajes, ideas y
noticias desde toda Europa y supondrá un impulso considerable en la economía y
sociedad a lo largo de todo el camino con la apertura de hospederías,
hospitales, iglesias, monasterios, tiendas de comercio y obras de ingeniería
como puentes o mejora de las carreteras.
El mito narra como el cuerpo de Santiago, decapitado por Herodes y expuesto a
las alimañas y aves de rapiña, es robado por sus discípulos -y es de suponer
que su cuerpo es embalsamado y tratado según hemos visto con Jesús de Nazaret-
y embarcado en el puerto de Jaffa, en una nave con víveres pero sin tripulación
ni vigilancia, rumbo a occidente, al fin del mundo. Los discípulos del apóstol
desembarcan en Iria Flavia (Padrón) y proceden a dar
sepultura en una cueva donde aparecen algunos ídolos paganos que
lógicamente retiran.
Apenas hay fuentes
escritas sobre el apóstol entre el supuesto viaje y el descubrimiento de la
cueva en el siglo IX, apenas algunos textos en los siglos VI y VII donde se le
asocia predicando en la península ibérica.
Es en el marco del convulso fin
de siglo VIII y comienzos del IX cuando aparece la devoción por Santiago. Por un lado nos encontramos una
situación política complicada, con el incipiente reino asturiano
amenazado desde el sur por el emirato
omeya de Abd al-Rahmán I y desde el noreste por el imperio
de Carlomagno, aparte de algunas incursiones normandas.
En el terreno social-religioso,
la lucha en el seno de la iglesia hispana es
patente: por un lado desde Roma y gracias a la alianza entre el papado y los
carolingios el Papa presiona para influir en la iglesia hispana -que tenía
cierta autonomía respecto a Roma- y por otro, los cristianos del obispado de
Toledo -en poder musulmán- ven en la creación del obispado de Oviedo una
amenaza a la preeminencia del obispado toledano en el seno de la iglesia
hispana. Siendo así, en el momento en que se busca la legitimad del nuevo reino norteño
por medio de Santiago apóstol, en el sur salen voces discordantes desde la
propia iglesia (véase la pugna entre Beato
de Liébana y el arzobispo de Toledo, Elipando).
Historia Turpini. Volumen dentro del Codex calixtinus que narra
las gestas de Carlomagno contra el infiel gracias a la ayuda del apóstol
Santiago
En este contexto
si seguimos lo que narran las fuentes (el manuscrito
Tumbo A principalmente), el sepulcro del apóstol es
descubierto por el obispo Teodomiro tras una revelación en forma de
estrella señalando el lugar, el futuro Campus
stellae («campo de la estrella») o Compostela, durante el
reinado de Alfonso II el Casto.
En pocos años
(834) se sacraliza el espacio (locus
sanctus) y se entrega a una comunidad monacal para su cuidado y protección. Se
erigen iglesias y una legislación protectora del lugar y una literatura afín. Ya
en el 906, desde San Martín de Tours se hacen ofrendas a la
monarquía asturiana para restaurar el templo arrasado por los normandos y se
suceden las primeras peregrinaciones y ofrendas al apóstol por parte de los
monarcas de los reinos cristianos. A finales del XI, Alfonso
VI de Castilla promueve la construcción de un templo
románico capaz de acoger al creciente número de peregrinos. El
norte peninsular había ganado, gracias a Santiago, la pugna en su búsqueda de
legitimación política y religiosa y Santiago de Compostela
era ya un punto clave e indiscutible en la geografía hispana.
Una vez asentado
el mito, este se engrandece con nuevas aportaciones que le dan continuidad y fomentan la creación
de lo que sería el Camino de Santiago. Al apóstol se le
atribuyen una serie de apariciones milagrosas a lo largo del mismo,
se cuentan hasta 11 milagros desde la frontera pirenaica hasta Santiago y
también comienza a forjarse su leyenda como militar:
El famoso Codex
Calixtinus (siglo XII) asegura
que el sepulcro de Santiago fue descubierto en primer lugar por Carlomagno
asimilando así la figura de un personaje histórico «internacional» relevante
con la del mito local que se pretende promover. Comienza
así la fama de Santiago al frente de la cristiandad encarnada en Carlomagno, el
que fue brazo derecho del Papado, contra el infiel, hecho que será repetido
sistemáticamente por los reyes hispanos en su avance hacia
el sur.
Caso similar
ocurre con Brandan El Navegante aunque en este caso el
trayecto se hace en vida. Aunque hay quien discute su historicidad.
San Brandan y su compañía sobre el pez Jasconius
San Brandan
(también aparece escrito como Brendan, Brandano, Borondón…) parece haber
sido abad de Clontarf (Irlanda) a comienzos del siglo VI y
siguiendo la estela de otras expediciones de evangelización por parte de monjes
irlandeses (San Columbano), inicia un periplo
mitificado por la tradición por las islas
del Atlántico en busca del Paraíso.
De igual forma que
la tradición del camino de Santiago atribuye al Santo una serie de apariciones
para obrar milagros o insuflando valor en los guerreros cristianos, Brandan
se hace a la mar con sus discípulos afrontando una serie de peligros
de carácter mítico al más puro estilo del viaje de Ulises. La
compañía de Brandán debe enfrentarse a la tentación del diablo
y el paso del infierno o a bestias mitológicas como
el pez gigante Jasconius, al que confunden con una
isla o a las aves de la isla que viene a ser llamada por la Navigatio
Sancti Brandani como Paradisum avium («el
paraíso de los pájaros»), donde las aves se muestran como antiguos
ángeles que permanecieron neutrales en la guerra entre el arcángel Miguel y
Lucifer.
A Brandan se le atribuyen
una serie de descubrimientos geográficos como la isla de Terranova o las
islas Feroe y su mito ha tenido una enorme acogida en las islas Canarias,
donde se quiso situar la isla de San Borondón, una isla que aparecía y
desaparecía aleatoriamente y que algunos habitantes de las canarias aseguraban
ver en la parte occidental del archipiélago. Este fenómeno se suele atribuir a
un efecto meteorológico de nubes o a un espejismo pero su influencia
y localización mítica fue tal que se organizaron expediciones (Felipe
II al fortificar las islas, por ejemplo) hasta el siglo XVIII y aparece
señalada en algunos mapas de la época.
Ambos mitos de
evangelización sirvieron para fomentar, no sólo la cristianización
de zonas remotas donde aun pervivían restos de paganismo
(como Galicia e Irlanda), sino que dieron un impulso económico y
cultural a la zona y atrajeron la «inversión» extranjera. El
camino de Santiago sirvió para crear una alternativa de peregrinación a
Tierra Santa -un viaje mucho más largo y peligroso- y para
fomentar una segunda tierra donde luchar contra el infiel (musulmán)
para redimir pecados y alcanzar el paraíso.
La tradición de
la Navigatio Sancti Brandani fomentó primero un interés
para atraer a comunidades monásticas a Irlanda y después
la exploración de las islas atlánticas y el interés manifiesto
de los navegantes más aventureros, permitiendo
la discusión de teorías sobre la navegación hacia el oeste que
acabarían influenciando a cartógrafos y marinos como Cristóbal Colón (que
también menciona la isla de San Borondón).
En ambos mitos de
evangelización (y en otros casos similares), se
adapta la estructura narrativa de mitos anteriores (volvemos
a citar la referencia a Ulises) y se mezcla con costumbres paganas como el
ejemplo claro de los discípulos de Santiago usando un antiguo espacio sacro
(una cueva con ídolos paganos) como lugar de descanso eterno del apóstol.
Para reflexionar:
1.
¿Hasta
que punto son exclusivos los mitos propios de nuestra cultura?
2.
¿Somos
capaces de aceptar este tipo de influencias?, ¿choca con nuestras creencias?
3.
¿Tenemos
la idea de una religión -tanto antigua como actual- como algo estanco e
impermeable, radicalmente opuesta a otra?
4.
De
igual forma, ¿hasta que punto son los mitos algo propio de una cultura o
religión?, ¿hasta que punto son capaces de tomar préstamos?, ¿evolucionan con
el paso del tiempo para adaptarse a realidades sociales diferentes?
5.
¿Existe
mitología actual?, ¿qué ejemplos -no necesariamente de carácter religioso-
puedes citar?
Para saber más:
·
Un resumen conciso
de la hipótesis documentaria o hipótesis de Wellhausen sobre los
primeros libros del Antiguo Testamento lo podemos encontrar en wikipedia.
·
Para Santiago de
Compostela y todo lo que rodea al mito tenemos una publicación muy reciente en:
Desperta Ferro Arqueología e Historia nº6: El camino de Santiago en la Edad
Media. ISSN 2387-1237
·
Bierlein,
J.F. El espejo eterno: mitos paralelos en la historia del hombre. Editorial
Anaya, 2001.
http://tablilladecera.com/mitos-prestados-la-influencia-mitologica-entre-culturas/
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