sábado, 18 de noviembre de 2023

 

O Domine Iesu Christe : Traducción y pronunciación

El O Domine Iesu Christe es un himno medieval conocido sobre todo porque fue el tema de famosas composiciones polifónicas renacentistas, como las de Josquin des Prez (¿1455 - 1521) o del italiano Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525 - 1594), aunque ellos usaron solo algunas de las oraciones del himno.

El himno pertenece al tipo de oraciones que en los breviarios solían recibir el nombre genérico de De Passione Domini. Como tantas otras oraciones medievales, era atribuida al papa Gregorio Magno (540 - 604). Sin embargo su origen quizás debe buscarse en el entorno franciscano, y es probable que el autor de las cinco primeras estrofas sea Nicolas IV (1227 - 1292), primer papa franciscano, y el papa Sixto IV (1414 - 1484), que también fue franciscano, sería el autor de la cuarta y quinta estrofa (que claramente tienen otro estilo).

 

Esta oración la encontramos en los manuscritos desde finales del s. XIV y fue muy popular en toda Europa, apareciendo frecuentemente en los devocionarios llamados Horae, porque estaban estructurados según la llamada "Liturgia de las Horas", que eran las oraciones que se realizaban en las catedrales y en los monasterios a lo largo del día (el oficio completo incluía: MatutinaeLaudes, Prima, Tertia, Sexta, Nona, Vesperae y Completae).


Por su contenido el himno O Domine Iesu Christe se prestaba para ser usado en actos penitenciales públicos y privados durante la Cuaresma o la Semana Santa. Y aunque esta oración no fue incluida ni en el Breviarium Romanum ni en la liturgia reformada por el concilio de Trento (s. XVI), se mantuvo viva como una oración privada, gracias a la difusión de breviarios que se multiplicaron con la aparición de la imprenta.

Hore beate virginis Marie ad usum Sarum , p. 95-96 (París, hacia 1505, pergamino 19, 4 º, en Det Kongelige Bibliotek de Copenhague), en la que podemos leer una versión del O Domine Iesu Criste.

 

El texto definitivo del himno contiene siete oraciones, pero como es habitual, existen variaciones del texto según qué manuscrito consultemos. Aquí sigo el texto usado por Palestrina (él usó solo la segunda estrofa) y por Josquin (él uso todas excepto la 4ª y 5ª estrofas).

Las variantes más comunes se hallan en la 3ª estrofa (sit vita animae meae) y al final de la 7ª estrofa (quando anima tua nobilissima de benedicto corpore tuo est egressa).

 

 

Domine Iesu Christe,

adoro te in cruce pendentem

et coronam spineam in capite portantem.

Deprecor te, ut ipsa crux liberet me

ab angelo percutiente.

Oh señor Jesucristo,

te adoro colgado en la cruz

y llevando una corona espinosa en la cabeza.

Te ruego que tu cruz me libere

del ángel castigador.

Domine Iesu Christe,

adoro te in cruce vulneratum,

felle et aceto potatum.

Deprecor te, ut tua vulnera

sint remedium animae meae.

Oh Señor Jesucristo,

te adoro herido en la cruz,

abrevado con hiel y vinagre.

Te ruego que tus heridas

sean remedio de mi alma.

Domine Iesu Christe,

adoro te in sepulchro positum,

myrra et aromatibus conditum.

Deprecor te ut mors tua

sit vita meae.

Oh Señor Jesucristo,

te adoro puesto en el sepulcro,

embalsamado con mirra y perfumes.

Te ruego que tu muerte

sea mi vida.

Domine Iesu Christe,

adoro te descendentem ad inferos

liberantemque captivos.

Deprecor te ne permittas

me illuc introire.

Oh Señor Jesucristo,

te adoro pues bajaste al infierno

y liberaste a los cautivos.

Te ruego que no permitas

que yo entre allí.

Domine Iesu Christe,

adoro te resurgentem a mortuis,

ascendentem in coelis

et sedentem a dextris Dei Patris.

Deprecor te miserere mei.

Oh Señor Jesucristo,

te adoro resucitando de entre los muertos,

ascendiendo al cielo

y sentado a la diestra de Dios Padre.

Te ruego tengas piedad de mí.

Domine Iesu Christe,

pastor bone, iustos conserva,

peccatores iustifica,

omnibus fidelibus miserere,

et propitius esto mihi peccatori.

Oh Señor Jesucristo,

oh buen pastor, salva a los justos,

justifica a los pecadores,

apiádate de todos los fieles

y sé benigno conmigo, pecador.

Domine Iesu Christe,

propter illam amaritudinem,

quam pro me sustinuisti in cruce,

maxime in illa hora,

quando sanctissima anima tua

egressa est de corpore tuo:

miserere animae meae in egressu suo.

Amen.

Oh Señor Jesucristo,

por aquella amargura

que por mí soportaste en la cruz,

sobre todo en aquella hora,

cuando tu santísima alma

salió de tu cuerpo:

apiádate de mi alma en su final.

Amén.

 

 Las cinco primeras estrofas tienen una estructura bien definida que se divide en tres partes: se abre con una invocación a Cristo, luego se contempla una escena de su pasión, y finalmente concluye con una súplica.

En la 2ª estrofa el verso felle et aceto potatum hace referencia al detalle relatado por los Evangelios, en que un soldado le acerca una esponja empapada con vinagre (Mt. 27, 48; Mc. 15, 36; Lc. 23, 36; Jn. 19, 29). La referencia a la hiel no aparece en los Evangelios, pero es frecuente incluirla por el salmo 69, 22: et dederunt in escam meam fel et in siti mea potaverunt me aceto (en mi comida pusieron hiel y abrevaron mi sed con vinagre), que es interpretado como un anuncio de la pasión de Cristo.

 

Por último hay que notar que, aunque en los textos del s. XVI-XIX suele escribirse Jesus (con J, según una deformación muy arraigada en aquella época), es una inútil fidelidad mantener esa escritura errónea en las nuevas ediciones. También en los textos litúrgicos oficiales de la Iglesia católica se ha desterrado el uso de la J. En cualquier caso la pronunciación es la misma.

 

https://aprendelatinonline.blogspot.com/2012/03/o-domine-iesu-christe-traduccion-y.html

 

Cómo se dice en latín: Feliz Navidad

 

A los que estudiamos latín nos preguntan de vez en cuando: “y en latín cómo se dice....” Por ejemplo, ahora que se acercan las fiestas de Navidad y Año Nuevo, algunos preguntan cómo sonaría el popular saludo en latín.

Ya que creo que “mejor que dar un pescado, es dar una caña de pescar”; por lo tanto en lugar de simplemente poner un par de fórmulas para este caso, quisiera subrayar algunos puntos que el estudiante tiene que tener en cuenta para traducir cualquier frase del castellano al latín.


Imagen de la Koninklijke Bibliotheek (National Library of the Netherlands)

 

1.- Recordad las declinaciones (en especial el vocativo): aunque las declinaciones están entre las primeras cosas que aprende el estudiante, sin embargo fácilmente se olvidan a la hora de traducir, y usamos los sustantivos latinos como los castellanos que la única mutación que conocen es entre singular y plural: el rey - los reyes; y en los adjetivos se añade además la posibilidad de masculino y femenino: blanco, blanca; blancos - blancas.

Felizmente el nominativo y el vocativo en latín coinciden en la 1º, 3ª, 4ª y 5ª declinación, pero debemos estar atentos cuando pisamos el terreno de la 2ª declinación. Por ejemplo la invocación. “¡Señor, sálvame!” se debe traducir con un “Domine!”, y no con un “Dominus!", ya que en esta declinación debemos distinguir ese matiz.

El vocativo no es una simple aposición, (pues sino se disolvería en el nominativo) sino que aporta un matiz que se debe conservar. Y pensemos que en los saludos, felicitaciones, etc, está presente la apelación al destinatario, unida por lo general a un matiz de admiración, de exclamación, que en castellano solo puede expresarse con los signos ¡!

El vocativo, al apelar directamente al interlocutor, transmite un matiz, una fuerza y un color especial: “Care fili!” = “¡Querido hijo!”

 

2.- Distinguir entre un nominativo y un vocativo no es otra cosa que aplicar el análisis gramatical, el cual debe tenerse en todo momento. Por ejemplo, si quiero decir: “Te deseo una larga vida”, debemos analizar: yo deseo una larga vida a ti (S + V + OD + OI).

Por lo tanto, traducimos: “(ego) exopto tibi longam vitam”. (Nom + V + dat + acus). Y si añadimos un vocativo.


"Care amice, exopto tibi longam vitam" = "Querido amigo, te deseo una larga vida".

Recuerda que en latín el orden puede variar con mucha libertad: “Longam vitam, care amice, tibi exopto”.

 

3.- En castellano usamos con frecuencia diversos tipos de oraciones subordinadas que requieren un nivel avanzado de latín. ¿Solución? Simplificarlas:

“Anhelo que llegues pronto” = “exopto proximum adventum tuum”.

 

“Espero que logres lo mejor” = “exopto tibi omnia optima”.

 

4.- Mirad a fondo en el diccionario el significado de las palabras que vais a usar. No hay que dejarnos llevar fácilmente por la similitud de escritura. Por ejemplo, nosotros solemos usar la palabra “feliz” en el sentido de plenitud o satisfacción física y sicológica. Esta idea en latín más encaja con “beatus” que con “felix”, pues aplicado a las personas, “felix” tiene más la idea de afortunado, persona con buena suerte, que le va bien, destacado en su materia.

Por lo tanto para expresar ese bienestar diremos:

“Quiero que seas feliz” = “Volo te beatum esse”; o si es a una mujer: “Volo te beatam esse”.

Si quiero augurar buena fortuna:

“Deseo que seas afortunado/ tengas buena suerte/ que te vaya bien” = “Opto te felicem fore”.

Muchas veces “feliz” en castellano lleva la idea de alegría, en ese caso tenemos en latín los adjetivos “laetus, -a, -um” y “gaudens, -tis”. Por ejemplo:

“Te deseo un feliz cumpleaños” = “Exopto tibi laetum natalem diem”.

 

“¡Feliz cumpleaños! = “[Exopto tibi] Gaudentem natalem diem!” = “[Exopto tibi] Laetum natalem diem!”

 

5. En el caso de los verbos la atención debe ser máxima, no solo por el significado, sino también por la construcción: no todos admiten objeto directo (acusativo) sino que exigen “ut” + subjuntivo, u oraciones infinitivas. Veamos algunos verbos que nos pueden ser útiles para construir saludos:

 

“Spero amorem nostrum omnia victurum esse” = “Creo que nuestro amor vencerá todo”.

 

“Spero amicitiam nostram sempiternam fore” = “Tengo la esperanza que nuestra amistad será eterna”.

 

“Cupio vinum bibere” = “Deseo beber vino”. El verbo “cupio” indica la inclinación natural, la involuntaria, una pasión o un deseo vicioso.

“Volo te ducere uxorem” = “Quiero casarme contigo”. El verbo “volo” indica la firme expresión de la voluntad racional. En subjuntivo presente (velim) indica un deseo realizable. Con el subjuntivo imperfecto (vellem) se indica un deseo irrealizable.

“Opto vivere tecum” = “Quiero vivir contigo”. El verbo “opto” expresa una libre elección o un deseo deliberado. El verbo “exopto” subraya la fuerza de ese deseo.

Si sientes que no dominas a fondo las diversas reglas de estas construcciones, es mejor buscar una forma simplificada de expresar lo mismo.

 

6. ¿Y nuestro saludo de Navidad y Año Nuevo? Podemos usar algunas de estas fórmulas:

 

“Laeta Christi nativitas!” = “¡Oh feliz Navidad!”


"Laeta Christi nativitas, quae corda fidelium suavi pace imples, ignem fidei accende" = "Oh feliz Navidad, que llenas de dulce paz los corazones de los fieles, enciende el fuego de la fe".

 

“Exopto tibi (vobis) gaudentem Domini nativitatem” = “Te (os) deseo una feliz Navidad”.

 

“Fauste Anne Nove!” = “¡Oh feliz Año Nuevo!”

 

“Antonio et Pilar, exoptamus vobis faustum annum novum MMXVI” = “Antonio y Pilar, os deseamos un próspero año nuevo 2016”. Los nombres puedes dejarlos en castellano.

“Exopto proximum annum tibi faustum fore” = “Anhelo que el próximo año te vaya todo bien”.

 

“Oro Dominum ut valeas proximo anno MMXVI” = “Rezo al Señor para que goces de buena salud durante el nuevo año 2016”.

 

“Haec Christi nativitatis salutatio pacis et laetitiae nuntius sit” = “Que este saludo de Navidad sea mensajero de paz y alegría”.

 

Ahora crea tus propias combinaciones. Recuerda que “nativitas” no significa “Navidad”, sino simplemente “nacimiento”, por lo cual es conveniente especificar “Domini” o “Christi”. Año 2016 es "annus bis millesimus sextus decimus" que se debe declinar según su posición en la oración.

Imagen de la Koninklijke Bibliotheek (National Library of the Netherlands)

 

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FAUSTUM ANNUM NOVUM MMXV

https://aprendelatinonline.blogspot.com/2015/12/como-se-dice-en-latin-feliz-navidad.html


Miserere mei, Deus

 

El salmo 51 (en la biblia hebrea, en la "nova vulgata", las traducciones modernas y la actual liturgia católica; pero 50 en la biblia griega, la anteriores ediciones de la vulgata y la liturgia católica hasta fines del s. XX) sin duda se debe contar entre las más hermosas composiciones poéticas del Antiguo Testamento. Su dramática descripción del arrepentimiento y el perdón, con una sucesión de eficaces imágenes, gradualmente lleva al lector del sombrío y amargo dolor del pecador hasta un luminoso himno de alabanza y gratitud del hombre perdonado.

Debemos tener en cuenta que los estudiosos están de acuerdo en que al menos los dos últimos versículos son un añadido posterior, indudablemente posterior a la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios (586 a. C.), quizás en tiempos de Nehemías, quien emprendió la reconstrucción de las murallas de Jerusalén un siglo más tarde. Respecto al resto, el mismo salmo en los dos primeros versículos (aunque los estudiosos no dan siempre credibilidad a estos encabezados o es oscuro el significado del texto hebreo) nos indica el autor y las circunstancias que supuestamente originan el salmo (uso la versión de la Neovulgata):

 

[1] Magistro choro. Psalmus David,

[2] cum venit ad eum Nathan propheta, postquam cum Bethsabee peccavit.

[1] Al maestro del coro. Salmo de David,

[2] tras haberle visitado el profeta Natán, después que él pecó con Betsabé.

 

La Biblia en 2 Sam 11-12 nos relata el crimen del rey David (s. XI - X a.C.), su adulterio con Betsabé y el complot para quitar la vida a su marido para poder desposarla, y su posterior arrepentimiento tras los reproches del profeta Natán. Este salmo sería entonces la oración de arrepentimiento del rey David, o por lo menos compuesta por alguien inspirado en esos sucesos. Naturalmente es mucho más eficaz para el lector si la oración se pone en boca del mismo David, siendo que el lector conoce la magnitud de su crimen.

 

Rey David en el Psalterium Egberti (a. 981), p. 20v, conservado en el Museo Archeologico Nazionale di Cividali del Friuli, Italia.

 

Este salmo siempre ha ocupado un lugar importante en la meditación, devoción y en la liturgia cristiana. y ha tenido diferentes adaptaciones, tanto con melodías cantables como con antífonas para su rezo comunitario. Su uso en las liturgias penitenciales y en Semana Santa lo hizo tan popular que la palabra miserere ha sido incluida prácticamente en todos los idiomas occidentales. De la época del Renacimiento es bastante conocida la composición de Gregorio Allegri (1582 - 1652). Mucho menos conocido y más antiguo es el motete de Josquin, que a continuación presento, tal como aparece en la edición de Ottaviano Petrucci, en sus Motetti de la Corona III (Fossombrone, 1519).

El texto sigue el llamado Salterio Galicano. Pongo en cursiva la frase miserere mei, Deus, cuando es un añadido de Josquin, no incluido en el texto original del salmo:

 

[3] Miserere mei, Deus,

secundum magnam misericordiam tuam
et secundum multitudinem miserationum tuarum
dele iniquitatem meam.

[3] ¡Oh Dios, apiádate de mí!
según tu gran misericordia y
según tu inagotable compasión,
borra mi iniquidad.

Miserere mei, Deus.

[4] Amplius lava me ab iniquitate mea

et a peccato meo munda me.

Miserere mei, Deus.

[5] Quoniam iniquitatem meam ego cognosco,

et peccatum meum contra me est semper.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[4] Lávame completamente de mi iniquidad
y límpiame de mi pecado.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[5] Pues yo reconozco mi iniquidad
y tengo siempre presente mi pecado.

Miserere mei, Deus.

[6] Tibi soli peccavi et malum coram te feci,

ut justificeris in sermonibus tuis

et vincas cum judicaris.

Miserere mei, Deus.

[7] Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum

et in peccatis concepit me mater mea.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[6] Solo a ti ofendí e hice lo que para ti es malo,
pues has sido justo en tu sentencia
y eres excelso cuando juzgas.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[7] Pues he aquí que fui concebido en iniquidad
y en el pecado me concibió mi madre.

Miserere mei, Deus.

[8] Ecce enim veritatem dilexisti

incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi.

Miserere mei, Deus.

[9] Asperges me, Domine, hyssopo,

et mundabor;

lavabis me, et super nivem dealbabor.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[8]Pues he aquí que amaste la verdad,
me manifestaste lo desconocido y lo oculto de tu sabiduría.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[9] Empápame, Oh Señor, con el hisopo,
y estaré limpio;
lávame, y seré más blanco que la nieve

Miserere mei, Deus.

[10] Auditui meo dabis gaudium et laetitiam

et exultabunt ossa humiliata.

Miserere mei, Deus.

[11] Averte faciem tuam a peccatis meis

et omnes iniquitates meas dele.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[10] Darás gozo y alegría a mis oídos
y exultarán los corazones humillados.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[11] Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis iniquidades.

Miserere mei, Deus.

[12] Cor mundum crea in me, Deus,

et spiritum rectum innova

in visceribus meis.

Miserere mei, Deus.

[13] Ne proicias me a facie tua

et spiritum sanctum tuum ne auferas a me.

Miserere mei, Deus.

[14] Redde mihi laetitiam salutaris tui

et spiritu principali confirma me.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[12] Crea en mí, oh Dios, un corazón puro
y renueva un espíritu justo
en mi interior.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[13] No me expulses de tu presencia
ni me arrebates tu santo espíritu.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[14] Devuélveme la alegría de tu salvación
y fortaléceme con un espíritu generoso.

Miserere mei, Deus.

[15] Docebo iniquos vias tuas

et impii ad te convertentur.

Miserere mei, Deus.

[16] Libera me de sanguinibus, Deus,

Deus salutis meae,

et exultabit lingua mea justitiam tuam.

Miserere mei, Deus.

[17] Domine labia mea aperies

et os meum annunciabit laudem tuam.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[15] Enseñaré a los inicuos tus caminos
y los impíos se convertirán a Ti.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[16] Libérame de la sangre, oh Dios,
Dios de mi salvación,
y mi lengua ensalzará tu justicia.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[17] Oh Señor, abrirás mis labios
y mi boca proclamará tu alabanza.

Miserere mei, Deus.

[18] Quoniam si voluisses sacrificium dedissem utique holocaustis

non delectaberis.

Miserere mei, Deus.

[19] Sacrificium Deo spiritus contribulatus:

cor contritum et humiliatum,

Deus, non despicies.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[18] Pues si hubieses querido un sacrificio
y te hubiese dado un holocausto
no lo habrías querido.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[19] Para Dios sacrificio es un espíritu abatido:
un corazón contrito y humillado,
oh Dios, no lo desprecias.

Miserere mei, Deus.

[20] Benigne fac, Domine,

in bona voluntate tua Sion,

ut aedificentur muri Ierusalem.

Miserere mei, Deus.

[21] Tunc acceptabis sacrificium iustitiae, oblationes et holocausta;

tunc imponent super altare tuum vitulos.

Miserere mei, Deus.

¡Oh Dios, apiádate de mí!
[20] Sé benigno, Oh Señor,
con Sión, según tu favorable designio,
para que se edifiquen los muros de Jerusalén.
¡Oh Dios, apiádate de mí!
[21] Entonces aceptarás el debido sacrificio,
las oblaciones y holocaustos,
entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar.
¡Oh Dios, apiádate de mí!


El rey David implorando misericordia. Ilustración de las "Horae ad usum Parisiensem", f. 102r, del s. XV. Ms latin 1158, Bibliothèque Nationale de France.

Notemos que en los versículos iniciales (v. 3-7) predomina la idea del pecado repitiéndose varias veces la palabras iniquitas, que indica una grave injusticia, en este caso, un crimen gravísimo.

A partir del v. 8-9 comienza a cambiar el tono del salmo y comienzan a predominar los conceptos de purificación, conocimiento de Dios y alabanza., colocándose en el centro los v. 12-14 en los cuales se repite la palabra spiritus indicando la transformación que produce la fuerza divina en el hombre. Concluye el texto original con la promesa de vivir para alabar a Dios (v. 15-17).

La reflexión sobre la superioridad del sacrificio interior (v. 18-19) es consonante con la predicación de los profetas (Is 1, 10-17; Os 6, 6; Am 5, 21-25) pero parece en contraste con los v. 20-21 que expresan la piedad formalista del judaísmo posexílico (imbuido de nacionalismo y obsesionado por el cumplimiento riguroso de la Ley) y que posteriormente dará origen a la secta de los fariseos.

Pero la interpretación cristiana vio en esta alusión a Jerusalén una referencia a la ciudad celestial, el destino final del creyente, que es sacado de las tinieblas para ser llevado a la comunión perfecta con su creador y salvador.

https://aprendelatinonline.blogspot.com/2012/05/miserere-mei-deus.html

 

Oraciones en latín: Pronunciación

 

Cuando surgieron las primeras comunidades cristianas no existía un "idioma oficial" para la liturgia y devociones. Siendo el latín y el griego las lenguas predominantes en el territorio donde se extendió, estas lenguas también predominaron en la Iglesia, con un cierto predominio del griego, pues en esa lengua se escribió el Nuevo Testamento y la gran mayoría de escritos de los primeros Padres de la Iglesia y Concilios. Sin embargo en estos primeros siglos también existió liturgia en sirio, copto, y otros lenguas regionales.

A partir del s. VII, en parte por la expansión del Islam en Asia y el norte de África, en parte por los conflictos de autoridad entre Roma y Constantinopla, que culminarán en el cisma de Oriente (1054), poco a poco el latín fue quedando como la única lengua dominante en la liturgia, en la teología y documentos oficiales de la Iglesia católica.

El conflicto con las Iglesias protestantes en el s. XVI provocó que la Iglesia asumiese algunas posturas rígidas como que la Vulgata era la única traducción de la Biblia que podían leer los católicos, y que el misal romano (según la reforma de Pío V) debía ser el único que debía usarse en la liturgia católica (con pequeñas excepciones).

Aunque esto favoreció en cierto modo el uso del latín, por otro lado, con el paso de los siglos y el auge de las lenguas nacionales, fue creándose entre muchos la sensación de algo artificial, anticuado e incomprensible, y fue detestado como todas las cosas que se cumplen por mera imposición. Por eso cuando en la segunda mitad del s. XX se realizó la reforma litúrgica del Vaticano II, el latín fue una de las infortunadas víctimas. Actualmente se busca una visión más ecuánime, teniendo en cuenta que, ante todo, el latín es la llave de siglos de cultura: filosofía, derecho, historia, y también teología y liturgia. De hecho hace poco el actual Papa ha recordado su importancia y su deseo de impulsar su estudio (Motu proprio "Latina Lingua", 10 nov. 2012).


Grabado xilográfico de un "blockbuch" del Canticum Canticorum (hacia 1465), en la Hofbibliothek en Aschaffenburg (Alemania), Inc. 160. El cristianismo solía aplicar este libro del A.T. a la Virgen María.

Aunque pensando en los cultores de la música coral ya he escrito varios artículos sobre la pronunciación de varios himnos religiosos, ahora, atendiendo al interés de muchos lectores de este blog sobre la pronunciación de oraciones en latín, quiero suplir ese vacío.

Siendo esta materia casi infinita, he seleccionado solo aquellas oraciones más populares. Pero, la versión larga la adjunto en el siguiente archivo PDF (actualizado y ampliado el 12/03/2022)pdf-oraciones

Ahí el lector interesado encontrará: Signum crucis, Pater noster, Ave Maria, Gloria Patri, Angele Dei, Actus contritionis, Salve Regina, Memorare, Sub tuum praesidium, Angelus, Regina caeli, Anima Christi, Sancte Michael archangele, Confiteor Deo, Symbolum apostolorumGloria in excelsis, el Credo niceno-constantinopolitano, el Rosarium Virginis Mariae y las letanías lauretanas.

Y para ilustrar este artículo a continuación podemos ver dos hermosos himnos latinos en honor de la Virgen María: Salve Regina y la antiquísima Sub tuum praesidium.

En la primera columna va el texto latino, en la segunda la pronunciación y en el tercero una traducción, que a veces se aparta de la versión "oficial": con ella simplemente pretendo que el lector comprenda cabalmente el texto latino. También por ese motivo trato de mantener la correlación línea por línea entre ambos textos.

 

Salve Regina

Salve, Regina,
Mater misericordiae,
vita, dulcedo

et spes nostra, salve.
Ad te clamamus,
exsules filii Evae.
Ad te suspiramus

gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.

Sal-ve,  Re-yi-na,
Ma-ter  mi-se-ri-cor-die,
vi-ta,  dul-che-do

et   spes  nos-tra,  sal-ve.
Ad  te   cla-ma-mus,
ex-su-les  fi-li-i   E-ve.
Ad   te  sus-pi-ra-mus

ye-men-tes  et  flen-tes
in hac  la-cri-ma-rum  val-le.

¡Salve, oh Reina!

Madre de misericordia,

vida, dulzura

y esperanza nuestra ¡salve!

A ti clamamos,

los exiliados hijos de Eva.

A ti suspiramos,

gimiendo y llorando

en este valle de lágrimas.

Eia ergo, advocáta nostra,
illos tuos misericórdes óculos
ad nos convérte.
Et Iesum

benedictum fructum ventris tui,
nobis, post hoc exsilium,

ostende.

E-ia er-go, ad-vo-ca-ta nos-tra,
il-los tu-os mi-se-ri-cor-des o-cu-los
ad nos con-ver-te.
Et Ye-sum

be-ne-dic-tum fruc-tum ven-tris tu-i,
no-bis, post hoc eks-si-lium,

os-ten-de.

Ea, pues, abogada nuestra,

esos tus ojos misericordiosos

vuélvelos hacia nosotros.

Y a Jesús,

fruto bendito de tu vientre,

después de este exilio

muéstranoslo.

O clemens, o pia,

o dulcis Virgo Maria!

O   cle-mens, o pi-a,

o  dul-chis Vir-go Ma-ri-a!

¡Oh clemente! ¡Oh piadosa!

¡Oh dulce Virgen María!

 

 

Sub tuum praesidium

Sub tuum praesidium

confugimus,

sancta Dei Genetrix.

Sub tu-um pre-si-dium

con-fu-yi-mus,

sanc-ta Dei Ye-ne-triks.

Bajo tu protección

nos refugiamos

santa Madre de Dios.

Nostras deprecationes

ne despicias

in necessitatibus nostris,

sed a periculis cunctis

libera nos semper,

Virgo gloriosa et benedicta.

Nos-tras de-pre-cad-sio-nes

ne des-pi-chias

in ne-ches-si-ta-ti-bus nos-tris,

sed a pe-ri-cu-lis cunc-tis

li-be-ra nos sem-per,

Vir-go glo-rio-sa et be-ne-dic-ta.

Nuestras súplicas

no desprecies

en nuestras necesidades,

sino que de todos los peligros

líbranos siempre,

Virgen gloriosa y bendita.

 

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