martes, 7 de enero de 2025

 

Presencia Afrodescendiente en América

En el recorrido Presencia afrodesdenciente buscamos reconocer y explicar la enorme contribución de las sociedades africanas (que llegaron a América a través del comercio de esclavos) al desarrollo cultural del continente americano.

 

1. Introducción

Este recorrido busca reconocer, explicar y visibilizar la presencia de un grupo que ha sido olvidado por la historia: el afrodescendiente, aquellos que descienden de los esclavos africanos que llegaron al continente americano durante los casi 400 años que duró la dominación europea.

Millones de africanos fueron capturados, separados de sus familias y trasladados a la fuerza en condiciones infrahumanas. Quienes sobrevivían, eran vendidos en América para que se ocuparan de tareas que requerían una gran exigencia física.

La América de hoy en día no puede entenderse sin la contribución africana, no solo en la composición genética de las poblaciones, sino en la cultura, la gastronomía, la música, las tradiciones que forman parte de la esencia y la identidad de distintas regiones americanas.

2. La situación de los esclavos en la sociedad virreinal

Comenzaremos hablando de la organización de la sociedad virreinal a través de lo que se conoce como pintura de castas. Este tipo de pinturas sólo se hicieron en América, especialmente en la Nueva España (actual México) en el siglo XVIII. En este caso, estos cuadros son del pintor Andrés de Islas.

El término castas se utilizó para designar al producto de la unión entre blancos (europeos), negros (africanos) e indígenas (nativos americanos). Las pinturas de castas suelen presentar una pareja de dos etnias distintas con su descendiente.

Estos cuadros se enviaban a España con la intención de mostrar en la metrópolis la diversidad del mundo americano, como una muestra de curiosidades humanas existentes dentro del imperio español.


Pero ¿qué información acerca de la sociedad de la época nos transmiten estas pinturas? Los negros eran en general considerados como el escalafón más bajo de la sociedad por su condición de esclavitud, y se les presuponía un comportamiento más primitivo. Muchas veces buscaban la unión con mujeres indígenas para poder tener hijos libres, ya que la esclavitud se transmitía por línea materna.

El grupo indígena, en cambio, solía dedicarse a la agricultura y a tareas domésticas y constituía la masa de tributarios. Estamos ante un mundo con un sentido paternalista muy marcado. La población blanca eran los “adultos” y los negros y los indígenas los “niños” que debían ser tutelados.

Una de las formas para escapar de la casta y ascender en las sociedad era a través del aprendizaje de oficios concretos. En esos cuadros de castas además de aguadores o vendedores de frutas, se representa a afrodescendientes ejerciendo como zapateros o como sastres, como en el caso de esta escena, “de lobo y negra, chino”.

Esto permitía al esclavo comprar su libertad mediante el pago de sumas periódicas al propietario hasta saldar el valor en el que había sido tasado. Otros esclavos consiguieron la libertad por decisión del amo, que lo dejó así testado, frecuentemente como resultado de vínculos afectivos y de la gratitud a la lealtad tras largos años de servicios.

3. El comercio de esclavos

Tras la llegada de los europeos, la población indígena en América se redujo drásticamente, por las guerras, las enfermedades y los trabajos forzados, por lo que a partir del siglo XVI las coronas europeas fomentaron el desarrollo de un mercado de esclavos en todo el continente. A través de él, doce millones y medio de personas fueron convertidos en esclavas y trasladados a América.

Nuestra siguiente parada es en el cuadro titulado "Vista de Sevilla", atribuido a Sánchez Coello a finales del siglo XVI. Sevilla era el único puerto habilitado para el comercio con América desde 1503, momento en que se funda la Casa de Contratación (que se puede ver al fondo). Fue un gran centro receptor de esclavos desde Canarias o desde África occidental que eran vendidos en las escalinatas de la catedral de Sevilla.

Vista de Sevilla

Los navíos de la trata atlántica no fueron simplemente barcos comerciales, también fueron prisiones flotantes, en los que se transportaba a los cautivos en condiciones infrahumanas.

La duración de los viajes atlánticos osciló entre 30 y 70 días. Cada barco negrero podía llevar entre 100 y 500 africanos. Los cautivos iban amontonados en la zona de la bodega, separados normalmente los hombres de las mujeres y niños, encadenados, desnudos y mal alimentados.

Por esto, muchos enfermaban y morían durante el trayecto, otros enfermaban y fallecían al desembarcar, mientras otros se suicidaban.

4. Los esclavos como acompañantes

Nuestra siguiente parada es frente a un cuadro muy llamativo, del quiteño Vicente Albán, que realizó en 1783 varias obras dedicadas a la representación de modelos de la sociedad local.

A diferencia de las pinturas de castas, los personajes representados por Vicente Albán se sitúan en paisajes abiertos en que incluyen diferentes elementos de la naturaleza autóctona, como estos árboles frutales con los frutos abiertos y claramente visibles.

La señora se muestra ricamente ataviada. Su acompañante, la esclava negra, viste de forma similar a la de su señora y también luce algunas joyas, como el collar y los pendientes. Sin embargo, si nos fijamos en sus pies, va descalza. ¿Por qué pensáis que va tan bien vestida pero no lleva zapatos?

Señora principal y su negra esclava

En otros cuadros de Vicente Albán podemos ver que tanto negras como indígenas iban descalzas, posiblemente por sus costumbres. Sin embargo, es posible que el uso de joyas por parte de esclavos responda a la intención de la señora de mostrar su poder y prestigio.

Las esclavas negras eran acompañantes de viaje de mujeres blancas en travesías que podían durar de dos a tres meses, dependiendo de los lugares de destino. Los españoles que emigraban a América intentaban convencer a sus esposas o hermanas de realizar dicha compra, pues para la sociedad del momento era fundamental tener al servicio una negra que acompañase a las mujeres españolas en la vida cotidiana.

5. Los oficios

Continuaremos hablando de los oficios realizados habitualmente por la población negra de la mano de pequeña escultura en cera realizada por el mexicano Andrés García.

Durante la primera mitad del siglo XIX, el artista recogió en estas figuras un gran muestrario de los habitantes de su país. Andrés García buscó siempre plasmar con realismo las características étnicas de los personajes, especialmente a través de sus vestimentas.

Figura de mantequero

Uno de estos personajes es "el mantequero", del que García Cubas dice: "[vestido] de mandil y blusa de manta, caminaba por las calles, sosteniendo en la cabeza la aljofaina de hoja de lata, con dos o tres arrobas de manteca apilada."

Es así como se representa en esta figura de cera, en la que el escultor muestra su habilidad al modelar un torso robusto. Además del rosario que le cruza el pecho, lleva tatuado un felino en el abdomen. Los tatuajes también rememoran el pasado cultural africano, pues muchas culturas africanas utilizaban y siguen utilizando la pintura corporal para diferenciarse entre ellas.

5. La entrada del virrey Morcillo

Si nos giramos, podemos contemplar este enorme cuadro titulado "La entrada del virrey arzobispo Morcillo en la Villa Imperial del Potosí", se trata de una de las obras más importantes de la colección de América Virreinal, que nos permite además seguir conociendo esta sociedad y algunas de sus celebraciones.

La pintura muestra la entrada del nuevo Virrey del Perú en la ciudad de Potosí. Está acompañado por una procesión encabezada por el ejército a caballo que es contemplada desde las ventanas y los balcones por los pobladores de la ciudad.

Estamos ante un reflejo de la sociedad americana, como podíamos ver en los cuadros de castas, se trata de una sociedad mestiza, a la que también pertenecía el propio pintor Melchor Pérez Holguín, que se autorretrata en la parte inferior de la pintura. ¿Lo podéis encontrar?

Si observamos con detenimiento la obra, comenzamos a ver numerosas personas afrodescendientes. También es curiosa la distribución de géneros, el hombre como actor principal, la mujer en segundo plano, como espectadora. Entre ellas, algunas mujeres parecen esclavas africanas.

Entrada del virrey arzobispo Morcillo en Potosí

Potosí era una ciudad importante por sus minas de plata, famosa por su abundancia. En la pintura vemos representado el Cerro Rico, de donde se extraía este mineral.

Cuando llegó el Virrey Morcillo en 1718, la ciudad estaba en un momento de decadencia, de ahí el interés de los mineros y de las autoridades por hacer este espectáculo. Y es que para extraer la plata se utilizaba un sistema llamado "mita", por el que los indígenas eran prácticamente esclavizados para trabajar en las minas.

Esto produjo una escasez de mano de obra, pues la esperanza de vida de los trabajadores era muy baja y los indígenas huían para evitarla. Esta falta de mano de obra aumentó la demanda de esclavos africanos, pero la altitud (Potosí está a cuatro mil metros sobre el nivel del mar) afectaba mucho el rendimiento de los mismos.




También hubo negros libres y otros que ganaban su libertad, como los que vemos representados en algunos detalles del cuadro (bien vestidos y montando en mulos). Sin embargo, la afrodescendencia y la esclavitud estuvieron ligados hasta después de la independencia de Perú y Bolivia.

6. Rompiendo estereotipos

Aunque suele considerarse que los afrodescendientes ocuparon solamente los estratos más bajos de la sociedad y se emplearon en los oficios más humildes, aguador, mantequero, palafrenero, etc., no siempre fue así. Dentro del rígido sistema virreinal, hubo grietas por las que los afrodescendientes podían ascender: A través del matrimonio, de la maternidad, o de la incorporación a ciertos oficios, etc.

Biombo del palacio de los virreyes

La siguiente obra que veremos representada es la Alameda de México y el Palacio del Virrey. Es un biombo con influencia del estilo japonés nambán, por lo que muestra también el intercambio cultural que hubo entre esta región y Asia gracias a los contactos comerciales.

¿Podéis reconocer algún afrodescendiente aquí?




Junto a la fuente observamos varios aguadores, que eran muy importantes, pues transportaban el agua potable por la ciudad y que era un oficio principalmente ocupado por afrodescendientes. En la ciudad de México, los aguadores tenían derecho a usar tanto las fuentes públicas como privadas y portaban dos tipos de cántaros, uno más pequeño para recoger el agua de la fuente y otro más grande para transportarla. Aquí podemos observar como, después de coger el agua, la cargan en burros para distribuirla por la ciudad.

En el biombo encontramos también una niña de origen afroamericano asomada a una fuente en la Alameda de México, vigilada por su aya indígena. Esta niña probablemente pertenecía a una familia acomodada, por la calidad de su vestido. Además hay otra mujer afrodescendiente, seguramente una esclava dedicada a tareas domésticas, acompañando a su dueña en el parque y otro personaje más vendiendo productos en el suelo.

Como podéis ver, la presencia afrodescendiente podía encontrarse en muchos y variados contextos sociales dentro de la sociedad virreinal.

7. Protagonistas de la historia

La siguiente obra que veremos es una de las más relevantes de toda la colección virreinal. Se trata de "Los mulatos de esmeraldas", una pintura en la que los afrodescendiente retratados dejan de ser personajes secundarios y se convierten en los protagonistas. Podemos verlo en la forma en que van vestidos, las joyas que portan y el hecho de que fueran ellos los retratados.

¿Quiénes pueden ser los personajes representados en este cuadro? Dan fe de su importancia el hecho de que hayan dejado de ser personajes secundarios para convertirse en los protagonistas de la obra, así como la forma en que van vestidos y las joyas que portan.

El autor es Andrés Sánchez Gallque, un pintor indígena al que se encargó este cuadro como regalo para el rey Felipe III en 1599. Es el retrato firmado más antiguo que se conserva de todo el virreinato del Perú.

Los mulatos de esmeraldas

La pintura representa a don Francisco de Arobe, de 56 años de edad con dos de sus hijos, de 22 y 18 años llamados don Pedro y don Domingo.

En la región de Esmeraldas, al norte del Ecuador, se asentaron dos comunidades de esclavos fugados Estas comunidades se formaban de varias aldeas con una organización jerárquica. El retratado aquí, don Francisco de Arobe era líder de una de estas comunidades.

Estas comunidades eran importantes por situarse en la frontera del virreinato, pues los ex-esclavos podían pactar con los ingleses o los holandeses que secuestraban a los barcos que navegaban cerca de la costa.

Por este motivo, el virreinato del Perú reconoció a estos descendientes de esclavos alzados, como gobernadores de una extensa región, siempre que se sometieran a la Corona española. Este cuadro, financiado por un oidor de la Real Audiencia de Quito, es una demostración evidente de este logro.

La intención del retrato es presentar a estos nuevos súbditos ante el rey, lo que se muestra en que llevan los sombreros en la mano y no sobre la cabeza, mostrando sumisión y respeto por el Rey de España.

Sin embargo, en sus joyas y su indumentaria podemos observar que son personajes importantes: combinan el uncu (camisa) indígena con un jubón y cuello. Por otro lado, las joyas de oro también son elementos de prestigio, de origen indígena. Finalmente, portan las lanzas propias del guerrero africano.

8. ¿Afrodescendientes en el ejército?

Otro de los caminos de ascenso social de la población negra en la sociedad virreinal era sirviendo en el ejército, como podemos observar en nuestra siguiente parada, con la obra "Entrada en Quito de las tropas españolas", pintada por Francisco Javier Cortés en el contexto del inicio de la lucha de independencia de Perú.

La pintura retrata una apacible ciudad de Quito con su característica geografía, con los volcanes al fondo y una población observando tranquilamente el desfile militar que desfila bajo los arcos triunfales. La intención de don José Fernando de Abascal, el entonces Virrey del Perú, era transmitir a las autoridades españolas el mensaje de que las revueltas estaban controladas y la ciudad pacificada.

En este cuadro también encontramos un reflejo de la sociedad de la época, hay un interés por representar los diversos estamentos de la sociedad quiteña, que hace de esta pintura un extraordinario retrato social y cultural de la ciudad en un momento clave de su historia.

Entrada de las tropas imperiales en la Ciudad de Quito

Los afrodescendientes podían entrar al ejército en los llamados “batallones de morenos” (o de pardos y de negros). En estos batallones, aunque el oficial fuese blanco, los soldados podían ser de otra casta. Algunos negros o indígenas podían alcanzar un grado militar, como capitán, teniente e incluso coronel.

Durante las luchas de independencia, para contar con el apoyo de los esclavos negros, ambos bandos ofrecían la libertad. Simón Bolívar, por ejemplo, decretó en 1816 la libertad para todos los esclavos que se alistaran en el ejército rebelde.

A pesar de estas promesas de uno y otro lado, muchas veces los decretos no eran cumplidos por la autoridad por falta de políticas o disposiciones de compensación militar o bien por presiones de los antiguos amos de estos esclavos. Muchos de los afrodescendientes que lucharon en la guerra tuvieron que volver a la esclavitud o tuvieron que ser desplazados a otras tierras. Sin embargo, a lo largo del siglo XIX la mayoría de las nuevas naciones americanas prohibieron la esclavitud, como ocurrió en 1851 en Ecuador.

9. Pervivencias culturales

En América los africanos reprodujeron parte de su cultura. Su presencia dejó un legado rico y diverso, que forma parte de las culturas actuales de las sociedades americanas y europeas.

África contribuyó con saberes tradicionales, alimentos, semillas, etc. Los barcos trasladaron desde África hasta América tubérculos, frutas y vegetales cultivados por los esclavos. Desde allí se extendieron al resto del mundo el melón, la sandía, un tipo de berenjena o el ñame, entre otros.

Por otro lado, la religión se convirtió en custodia de sus costumbres de origen africano, mantenidas gracias a los ritos religiosos.

Penca de Balangandan

Nuestra siguiente parada se trata de un cinturón-amuleto femenino conocido como Balangandan, es un objeto relacionado con la religiosidad popular creado por los esclavos africanos llevados a Brasil, principalmente al estado de Bahía.

Cada Balangandan es una pieza única, ya que constituye un conjunto de amuletos elegidos por la dueña de la pieza, basando su elección en la suma de los acontecimientos de su vida y sus creencias para que le acompañe la buena suerte y le sirva de protección.

De esta pieza, por ejemplo, cuelgan los siguientes elementos: una mano cerrada con el dedo pulgar entre el índice y el corazón o figa realizada en madera con casquete de plata, dos granadas; dos piñas; un racimo de uvas; un coco; un pez articulado; una calabaza, con roseta de plata en la base; una pandereta y una jarra.

Era utilizado por las mujeres negras o mestizas llevándolos sobre los trajes festivos. En algunos casos, estos cinturones eran utilizados como moneda de cambio para comprar la libertad o en momentos de necesidad.

9.1. Música

Si hablamos de música, seguro que se os viene a la cabeza algún estilo o instrumento de raíces africanas. Encontramos desde instrumentos como la marimba o el cajón flamenco hasta estilos como el jazz, el soul, el góspel.

Como ejemplo de instrumento de raíces africanas nos detendremos en esta marimba. La marimba es utilizada en muchos países de América y en 2015 fue declarada "Patrimonio Cultural de las Américas". Sin embargo, se cree que el origen de los xilófonos es africano.

Marimba

La música de marimba y los cantos y bailes tradicionales son expresiones culturales que forman parte integrante del tejido social –familiar y comunitario– de la población descendiente de africanos asentada en América.

La música de marimba se toca con un xilófono de madera de palma, equipado con tubos resonadores de bambú, y se acompaña con sones de tambores y maracas. Este elemento del patrimonio cultural inmaterial está profundamente arraigado en las familias, así como en las actividades de la vida diaria.

También fomentan la integración a nivel colectivo, gracias a prácticas ancestrales que fortalecen el sentimiento de pertenencia a un grupo humano específico vinculado a un territorio y un pasado histórico comunes.

9.1. Danzas

Si hablamos de pervivencias culturales, es necesario que mencionemos las danzas africanas que perviven en América. Una de ellas son las famosas "comparsas de morenos" de Bolivia y Perú. Para hablar de ellas, busca la vitrina 5.13.

Las comparsas de Morenos bailan por devoción a la Virgen y a los santos en las fiestas que los conmemoran. El origen de los movimientos que se practican en esta danza puede encontrarse en la pisada de la uva con la que los esclavos que elaboraban el aguardiente.

Además, los trajes y máscaras también hablan de esta herencia: las máscaras suelen ser de color oscuro y muestran claros rasgos negroides como nariz chata, labios abultados y pelo ensortijado.

Máscara

El conjunto que observamos es uno de los trajes usados durante el Carnaval de Oruro (Bolivia), donde se ejecuta La Morenada. Los danzantes "cargan" sobre su cuerpo unos 30 kilos de traje y su máscara negra, recuerdo de la esclavitud. De manera simbólica, cargan sus penas y sus tristezas y ofrecen este sacrificio a la Virgen para pedirle que alivie su dolor.

La máscara muestra rasgos exagerados (cejas prominentes, ojos abultados hechos con bolas de plástico pintadas, nariz de cuatro pares de aletas y labios gruesos). El pelo y la barba han sido realizados con fibra vegetal y la cabeza está rematada por una corona con estrellas.

Traje

La chaqueta tiene un armazón de cartón cubierto de tela bordada con hilo plateada y decorada con motivos como soles, rostros masculinos y flores. Los bordes de la abertura delantera y las mangas de terciopelo rojo están rematados por una tira de plástico plisado que imita el metal dorado y la parte inferior de la chaqueta por una tira de fleco de cuentas de plástico. Tiene además una capelina de tela blanca que cubre los hombros.

En cuanto a la falda o pollerín, el armazón le da una forma cilíndrica con una franja de tela blanca con una cinta en la parte superior para sujetarla al la cintura. La decoración, similar a la de la chaqueta, se divide en dos bandas horizontales separadas por una fila de flecos y cuentas de plástico.

Algunos de los motivos decorativos, como el sol y las flores de datura (en forma de trompeta, de colores blanco, naranja, rojo o púrpura), son motivos tradicionales incaicos.

10. Conclusión

Terminamos el recorrido delante de otro ejemplo de serie de castas, en este caso realizada por Luis Berrueco. En un mismo lienzo vemos las diferentes escenas que nos muestran las uniones entre población blanca, negra e indígena.

Es interesante observar aquí cómo era posible “blanquear la sangre” a la tercera generación, si se trataba de población indígena, siempre que se produjeran uniones con blancos y que, sin embargo. No se daba esa posibilidad para los descendientes de la población africana.






La esclavitud y su memoria han provocado a lo largo de los siglos una estigmatización de quienes fueron esclavos y en ocasiones también de sus descendientes.

Las diferencias físicas externas, como el color de la piel de las poblaciones procedentes de África contribuyeron a fortalecer las ideas sobre las distancias construidas entre las poblaciones. Esto ayudó a justificar la esclavitud y posteriormente la exclusión social y el racismo.

Aunque la ciencia moderna demuestra que no existen distintas razas humanas y que todos los grupos humanos estamos emparentados y procedemos de un tronco común, en la actualidad todavía se mantienen muchos de los estereotipos que dan pie al racismo y la discriminación.






En la actualidad se siguen dando algunos movimientos de reivindicación sobre el pasado esclavo africano. Para entenderlos es fundamental revisar el pasado y hacerlo con ojo crítico.

No solo se reclaman derechos básicos que hoy en día se siguen negando en algunos países y situaciones, incluso el de la propia vida, sino que, durante siglos a ciertas personas, por la etnia a la que pertenecían se les ha negado posibilidad de estudio, de aprendizaje, de progreso y de mejora de sus condiciones de vida, es decir, se ha imposibilitado que puedan cambiar su situación, perpetuando en sus descendientes una y otra vez esa situación de marginalidad. Así, podemos comprender el surgimiento de movimientos como Black Lives Matter, por ejemplo.

Para poder avanzar es crucial el conocimiento del pasado, pero también romper estereotipos que nos han condicionado a mirarlo de una forma determinada y sesgada. El patrimonio conservado en los museos es una herramienta indispensable para ello, que nos invita a reflexionar y a hacer relecturas que quizá antes no se habían planteado

https://www.cultura.gob.es/museodeamerica/exposiciones/2021-itinerarios/rastro-afrodescendiente.html

























































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