(4.1) ROMANICO ESPAÑOL
Siglos XIV y XV
Biografía de Pedro I (Pedro el Cruel)
Contexto histórico de la biografía de
Pedro I el Cruel
Pedro
el Cruel es uno de esos monarcas de los que se han escrito innumerables
estudios y biografías, pues su vida y muerte, si no fuera por la gravedad de
los acontecimientos, daría para un culebrón televisivo.
Pedro el Cruel reinó con el nombre de Pedro I de Castilla.
Por su dinastía, su nombre era Pedro I de Borgoña y más tarde, según el punto
de vista adoptado por seguidores o enemigos, se le apodó como "el
Justiciero" o "el Cruel".
Durante el reinado de Pedro el Cruel cristaliza en una
grave crisis muchos de los problemas entre la monarquía y los nobles que se
había larvado durante los cien años anteriores como consecuencia de la rápida
conquista de Al-Andalus y la política de repartimientos. De hecho, la guerra
civil entre Pedro el Cruel y Enrique de Trastamara, que luego
analizaremos, se originó por la pugna entre una monarquía debilitada
y la nobleza terrateniente que había adquirido un poder al que
no quería renunciar.
Por tanto, el reinado de Pedro el Cruel estuvo
completamente marcado por las luchas entre facciones (la de la monarquía
legítima y la de la nobleza que apoyaba a su hermanastro) e incluso entre reinos
hispanos.
Fue una época de sangre, guerra civil y odio que
sobrevenía como un nuevo jinete del Apocalipsis a la castigada España que poco
antes había sido azotada por la terrible peste negra que mató a un porcentaje
grandísimo de la población, incluyendo al anterior rey, Alfonso XI.
Podemos imaginar aquellos años como una época de radical
crisis, con una demografía devastada y con las permanentes correrías de reyes y
nobles tiñendo de sangre las villas y campos españoles. En definitiva, nos
encontramos en el epicentro histórico de la grave crisis que sufrió Europa y en
particular España durante el nefasto siglo XIV.
Biografía y sucesos importantes
Pedro
nació en 1334 en la ciudad de Burgos. Hijo del monarca Alfonso XI y María
de Portugal, heredó el trono a la muerte de su padre en 1350, reinando de
manera convulsa hasta su muerte en 1369.
Por
sus hechos biográficos, parece que su carácter fue fuerte, dinámico y
diligente, a la vez que iracundo y extremadamente vengativo. En lo relativo a
sus relaciones amorosas y sexuales, se considera que fue preso de su lujuria y
fruto de ello tuvo numerosos hijos con distintas mujeres.
Como
todo reinado medieval que se precie, sus comienzos se verán inmediatamente
enturbiados por distintas revueltas conducentes a sentar en el trono a otro
candidato. Esta "costumbre" de pelear por el poder se acrecentaba por
la tendencia de los muy católicos monarcas españoles en tener descendencia con
sus esposas y reinas, pero también engendrar numerosos bastardos con varias
amantes.
En
efecto, uno de estos bastardos que su padre tuvo con su amante Leonor
de Guzmán, Enrique de Trastamara (futuro Enrique II de Castilla), se reveló
junto con otros nobles que querían mantener su influencia en la política
castellana y pugnó por el trono. Consecuencia de aquello, durante largos años,
el territorio peninsular se convirtió en un continuo campo de batalla entre los
partidarios de Pedro y de Enrique.
Pronto
el conflicto se extendió al vecino reino de Aragón (Pedro I proclamó la guerra
al rey aragonés Pedro IV el Ceremonioso) y la guerra civil se
internacionalizó con las intervenciones de Inglaterra (en apoyo de Pedro) y
Francia (de Enrique), en el contexto de la Guerra de los Cien Años.
Fueron numerosas
las correrías, batallas, efímeras paces (Terres y Murviedro) y crueles
represiones contra sus enemigos, en que Pedro manda ejecutar a numerosos nobles
de la época y sus familiares.
Los acontecimientos comenzaron a precipitarse en 1367
cuando Enrique retorna de Francia a través de Aragón, con un ejército de
mercenarios llamados Compañías Blancas, tomando Calahorra y proclamándose rey
de Castilla y León.
Ello provocó la respuesta de Pedro que busca nuevos
aliados y derrota a Enrique en Nájera.
El último asalto de este sangriento combate civil se da
unos meses después, cuando Enrique de Trastamara mata a Pedro el Cruel en
Montilla (Ciudad Real) en 1369, convirtiéndose en el nuevo rey, poniendo el
punto final a la dinastía de Borgoña que había reinado durante más de dos
siglos e iniciándose la de los Trastamara.
Para parte de los historiadores, el reinado de Pedro, la
guerra contra Enrique y sus venganzas contra los nobles levantiscos se enmarcan
en el legítimo derecho de la monarquía para anteponer su autoridad a la
pretenciosa nobleza y a favor de las clases populares. Quienes así lo
interpretan, desde un punto de vista romántico, le apodaron "El
Justiciero"
Por el contrario, para otros autores, por encima de su legitimidad como rey,
predomina en él su carácter vengativo y violento, por lo que se le apodaría el
justiciero.
El mudéjar durante el reinado de Pedro I
La
muerte de cientos de miles de personas en la Peste Negra de mitad de siglo y
los continuos conflictos del reinado de Pedro I debieron suponer una época de
escasa actividad arquitectónica, en especial en lo religioso, donde las
parroquias anteriormente levantadas debían acoger sin problemas a una población
de fieles diezmada por las calamidades. Por ello no sería necesaria la
construcción de nuevos templos más grandes.
En
este contexto de actividad deprimida es importante reseñar que el siglo XIV y
en especial los reinados de Pedro I y Enrique II va a ser prolífico, sin
embargo, en la edificación de palacios reales en un estilo mudéjar preciosista
y lujoso.
Ya no se trata de ese arte popular, barato y funcional aplicado a la erección
de iglesias parroquiales en un ámbito más o menos rural, sino una arquitectura
palatina impregnada del lujo y sofisticación que sólo el arte árabe podía
ofrecer. El caso más importante es el palacio de Pedro I en el Alcázar
de Sevilla.
https://www.arteguias.com/biografia/pedro-i-cruel.htm
Biografía de Enrique II de Trastamara. Rey de Castilla y
León
La
biografía de Enrique II de Trastamara está marcada
inexorablemente por el episodio de la Guerra Civil contra su
hermano (de padre) Pedro I de Castilla, rey legítimo. Este hecho
constituye una de las páginas más lúgubres de la historia de la Edad Media
hispana.
Enrique
nació en 1134 fruto de los amores entre el rey Alfonso XI de
Castilla "El Justiciero" y Doña Leonor de Guzmán Ponce de
León, su amante preferida y que le dio nada menos que una decena de hijos.
Fue
adoptado por Rodrigo Álvarez, conde de Trastámara, adquiriendo un
señorío de grandes extensiones en el norte de la Península. Probablemente la
enemistad y los celos surgieron entre Pedro y Enrique en los últimos años del
reinado de Alfonso XI como consecuencia de los favores que Leonor conseguía
para sus hijos. Para mejorar aún más su posición, Enrique contrae matrimonio
con Juana Manuel, hija del poderoso infante don Juan Manuel.
Tras
la muerte de Alfonso, se inician los enfrentamientos, persecuciones y efímeras
paces entre Enrique y Pedro, hasta que Enrique se subleva con otros nobles
contra Pedro I, ya entronizado, iniciándose una guerra marcada por el odio
fratricida.
En
esta pugna cainita, Pedro I manda encarcelar y ajusticiar en el año 1351 a la
madre de Enrique, Doña Leonor, por sus conspiraciones a favor de la sublevación
de su hijo y otros miembros de la nobleza
Comienza,
entonces, una constante búsqueda por parte de ambos contendientes, de alianzas
con otros reinos hispanos (Aragón), además de con Francia e Inglaterra, para
desestabilizar la balanza a su favor.
El
fatal desenlace de esta larga guerra civil llegará, tras numerosas batallas y
alternativas, en Montiel en 1369, cuando gracias a las fuerzas
francesas del mercenario Beltrán de Guesclin, Pedro es vencido y
asesinado.
El
nuevo reinado de Enrique II, tan anhelado y perseguido por él y sus seguidores,
no fue un camino de rosas. Para empezar, sólo Francia le apoyaba, mientras que
el resto de reinos peninsulares cristianos (Portugal, Aragón y Navarra) estaban
contra él, además de Inglaterra. Esta alianza con Francia fuerza al monarca a
posicionar a Castilla como colaboradora de los intereses franceses en la Guerra
de los Cien Años.
En
este sentido, hay que recordar que el regicida, antes de sentar cómodamente sus
reales en el trono castellano, tuvo que acabar con las reclamaciones de dos
nuevos aspirantes a su recién estrenado reino: el portugués Fernando I, por ser
biznieto de Sancho el Bravo, y a Juan de Gante, duque de Lancaster, por su
matrimonio con Constanza de Castilla (hija del difunto Pedro I).
Además,
Enrique II tuvo que aplicarse en desarrollar políticas conducentes a la
regeneración de un reino castigado por las calamidades y las guerras, aunque
para ello tuvo el lastre de los pagos a los ejércitos mercenarios y las
concesiones de títulos, rentas y favores a la facción de nobles que le había
ayudado.
Otra
de las prioridades de Enrique fue estabilizar la monarquía y la nueva dinastía
de los Trastamara mediante el apoyo de las cortes y el impulso de una nueva
legislación.
Enrique
fallece en 1379, heredando el reino su hijo Juan, que reino como Juan I.
Enrique
II de Castilla ha pasado a la historia con distintos apelativos, entre ellos
"el de Las Mercedes" por los favores y concesiones con que
tuvo que pagar las ayudas de parte de la nobleza castellana para destronar a su
hermano Pedro, o "El Bastardo" por su condición de hijo
ilegítimo de su padre Alfonso XI. También se le apoda "El Fratricida"
por el asesinato de Pedro en El Drama de Montiel.
Hechos y repercusiones del reinado de
Enrique II de Trastamara
Cambio
en la Dinastía de Castilla y León, abortándose la de Borgoña, instaurada en el
siglo XII, tomando el relevo la de Trastamara.
Agravamiento
de la crisis económica y social del siglo XIV, con debilitamiento del poder
real en beneficio de la nobleza levantisca
Profundización
en el sentimiento de antisemitismo por parte de la población cristiana. En la
guerra contra Pedro, Enrique ataca políticamente a los judíos aunque luego los
protege. El desprestigio de los judíos brotado durante su reinado alcanza
tintes dramáticos en el reinado de su hijo Juan I.
https://www.arteguias.com/biografia/enrique-ii-trastamara.htm
Biografía de Catalina de Lancaster
Catalina
de Lancaster (Bayona 1374- Valladolid 1418). Reina de Castilla y León, fue
la primera heredera en ser nombrada Princesa de Asturias, título que a partir
de entonces han llevado todos los herederos a la corona. Fue además abuela
de Isabel la Católica, hermana de Enrique IV- rey de Inglaterra- y regente de
su hijo Juan II junto con Fernando de Antequera - su cuñado-. Casada con
Enrique III de Trastámara, con su matrimonio se unen las dos líneas sucesoras
de Alfonso XI, la legítima y la bastarda.
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Conflictos sucesorios
Hija
de Constanza de Castilla - y por tanto nieta de Pedro I de Castilla- y del
segundo matrimonio de Juan de Gante, duque de Lancaster. Su padre, tras el
matrimonio con Constanza, aspiraba al trono castellano frente a Juan I, hijo y
heredero de Enrique II de Trastámara, quien asesinó a su hermanastro Pedro I,
proclamándose rey de Castilla no sin problemas, ya que muchos súbditos
castellanos siguieron defendiendo la legalidad de la línea sucesoria de Pedro.
Para
estos nobles, la heredera debería ser Constanza, lo que motivará a Juan de
Gante para mandar tropas a la Península con el fin de hacerse con el trono. No
será hasta 1388 cuando la situación se soluciones tras el compromiso de
matrimonio establecido entre Catalina, hija de Constanza y legítima heredera
castellana y Enrique III de Trastámara quien, según los partidarios pedristas,
no debía reinar ante la forma en la que sus predecesores obtuvieron la corona.
Vida
Antes
de este compromiso y retrotrayéndonos en el tiempo, la infancia de Catalina
transcurrió entre nodrizas y tutoras en las localidades inglesas de Derbyshire
y Hertford. En esos lugares tanto ella como sus hermanos -alguno de ellos fruto
del primer matrimonio de su padre- recibieron una educación acorde con su
posición. La suya se centró en las labores que toda mujer noble debía llevar a
cabo, lo que no incluía la política. No obstante, cuando más tarde muera su
marido prematuramente y deba hacerse cargo de la regencia de su hijo, esta
carencia le pasará factura.
Así
transcurre el tiempo hasta que en 1386 toda la familia marcha hacia España en
un largo viaje. Los Lancaster llegan a la ciudad gallega de La Coruña en julio
de ese año, recibiendo los honores de reyes. El objetivo del viaje no fue otro
que usurpar la corona a los Trastámara, hecho que no pudo llevarse a cabo a
pesar de los continuos intentos de Juan de Gante, quien finalmente opta por los
acuerdos matrimoniales como forma de mejorar las relaciones. Así, casará a su
hija Felipa, hermanastra de Catalina, con el rey de Portugal quien, desde entonces,
le ayudaría con tropas a luchar contra los castellanos.
A
Catalina le reservó el más suculento de los matrimonios: el del heredero
castellano Enrique III. El acuerdo matrimonial se selló en la ciudad de Bayona
en agosto de 1388. En él se acordó que Juan de Gante renunciaba a la corona
castellana a cambio de que su hija -y por tanto sus futuros nietos- se
convirtieran en beneficiarios de la misma. Además, entre otras cláusulas, se
pactó una cuantiosa indemnización como compensación, así como que Catalina fuese
nombrada duquesa de Soria.
En ese
mismo año Catalina se casa con Enrique III de Trastámara en un intento de
apaciguar las relaciones con esa familia y por tanto las establecidas entre
Castilla y León e Inglaterra. La boda se celebra en septiembre de 1388 en la
catedral de San Antolín de Palencia. Él tenía nueve años, ella quince. Durante
un tiempo, dada la edad de los contrayentes, el matrimonio no se consuma. Con
el tiempo la reina dio a luz a tres hijos: dos mujeres y un varón, el futuro
rey de Castilla y León. La primogénita, María, será la esposa del rey de
Aragón, Fernando I, que no es otro que su primo, el hijo de Fernando de
Antequera.
Reinado
En 1390 muere el rey de Castilla, Juan
I, debido a una caída de su caballo y Enrique es designado como futuro rey a
pesar de su minoría de edad por lo que se decide crear un Consejo de Regencia
donde la opinión del príncipe no cuenta nada. Son años difíciles para él,
llenos de intrigas e intentos de usurpación del poder. No será hasta 1393 cuando Enrique y Catalina sean coronados reyes de Castilla.
El lugar elegido será el Monasterio de las Huelgas de Burgos.
En los
pocos años que ambos son reyes, Catalina permanece cerca de su esposo a pesar
de que ella no mostraba demasiado interés por la política. De hecho, siempre
que podía se alejaba de la Corte ya que eran mucho más de su gusto los asuntos
religiosos. Así lo demuestra las grandes donaciones de dinero que realizó para
fundar y mejorar conventos y monasterios (como por ejemplo Santa María la Real
de Nieva).
Regencia
Poco
le dura la felicidad al matrimonio. Enrique fue una persona acuciada por las
enfermedades (ha pasado a la historia con el sobrenombre de "El
Doliente") y muere muy joven (veintisiete años) el 25 de diciembre de
1406, dejando a un heredero de tan solo dos: el futuro Juan II.
Se
puso así en marcha una regencia, al frente de la cual se estableció a su madre
y a su tío Fernando -así como los hijos de este último-. Para evitar
fricciones, se decide repartir los territorios de la Corona, quedando el norte
para ella y el sur para él. Desde muy pronto se manifestaron los desacuerdos,
sobre todo en aquellos aspectos relacionados con la forma de administrar los
territorios y el dinero de las arcas, ya que Fernando centró su gobierno en la
lucha contra los árabes para lo que necesitaba dinero que Catalina no estaba
dispuesta a dar. Con el tiempo la relación fue a peor especialmente si hacemos
referencia a la amistad estrecha surgida entre Catalina y Leonor López de
Córdoba, quien llega a convertirse en su valido. Leonor ya fue amiga de su
madre y ambas familias tuvieron relación desde los tiempos de Pedro I.
Un
segundo asunto que preocupó a Catalina durante la regencia fue el intento
constante por parte de su cuñado de hacerse con el poder de todos los dominios
del reino. Los problemas parecieron resolverse tras el Compromiso de Caspe,
momento en el cual Fernando es nombrado rey de Aragón con el apoyo de su
cuñada, quien vio en el su coronación una forma de que Fernando se alejase de
Castilla.
En
1416 muere Fernando y Catalina asume regencia plena de Castilla. Es el momento
en el que empieza a ejercer el gobierno como realmente lo entiende. Por ello
deja atrás la política belicista de su cuñado y empieza una etapa de paz para
el reino. Asume todo el poder de forma racional, coherente, dejando a su hijo
una corona estable y pacificada.
La
reina Catalina de Láncaster muere en 1418, siendo enterrada en la Capilla de
los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo junto con su marido, donde aún yacen ambos.
https://www.arteguias.com/biografia/catalinadelancaster.htm
Biografía de Juana de Castilla, "La Beltraneja"
Juana de Castilla o Juana La Beltraneja (Madrid 1462- Lisboa 1530)
fue hija de Enrique IV de Castilla y de su segunda esposa Juana de Portugal. El
apodo de la joven princesa de Castilla fue difundido por los adversarios de su
padre quienes, con el fin de desprestigiarla y alejarla del poder, aseguraron
que no era hija legítima del rey sino que era fruto de una relación secreta de
su madre con Beltrán de la Cueva. Sea o no cierta la historia de amor de su
madre con de la Cueva, Juana fue designada a su nacimiento como sucesora al
trono.
Vida
https://www.larazon.es/tags/alejandra-tahoces/
Juana
nació el 28 de febrero de 1462 en la ciudad de Madrid fruto del nada feliz
matrimonio de Enrique IV de Castilla- hijo de Juan II y María de Aragón- y
Juana de Portugal. Para su padre no era el primer matrimonio sino que su primer
casamiento con Blanca de Navarra fue anulado trece años después de su inicio
con el pretexto de no haber sido consumado.
Con
estos antecedentes Juana de Portugal quedó embarazada cuando ya se aseguraba en
los círculos de la corte que el rey sufría de impotencia. Rápidamente se
difundió la idea de que Juana, la niña nacida, era de Beltrán de la Cueva,
conde de Ledesma, mayordomo y valido del rey, motivo por el cual la joven fue
conocida por el sobrenombre de La Beltraneja.
Para
algunos historiadores, la princesa Juana fue realmente hija legítima de Enrique
IV pero el bulo de su impotencia y de la bastardía de la joven no fue más que
un bulo extendido por el marqués de Villena, quien, como apunta M.T Álvarez,
era amigo de la infancia del rey Enrique y el noble más ambicioso e intrigante
de la época que cuando conoció la decisión del monarca de no designarle como
maestre de Santiago frente a Beltrán de la Cueva, difundió el rumor como
venganza.
De
cualquier forma, nunca sabremos con seguridad tal extremo. Por ejemplo, el
eminente médico Gregorio Marañón y el urólogo Emilio Maganto Pavón coinciden en
diagnosticar al rey como un enfermo hormonal y fisiológico. Por estas razones
médicas le costaría tener erecciones.
Sea
como fuere, al menos al principio, no pareció que los rumores afectasen a
Enrique quien en 1462, gracias a unas cortes extraordinarias, nombra a Juana
Princesa de Asturias y por tanto heredera al trono de Castilla. A pesar de ser
una mujer, el nacimiento fue celebrado por el rey y los súbditos de toda
Castilla donde el sexo del mayor de los hijos no suponía un impedimento a la
hora de tomar el poder. Isabel fue paradójicamente la madrina de Juana.
Durante
sus primeros años de vida fue preparada para reinar. Así estaba designado en el
testamento de su padre. Los problemas empezaron tiempo después ya que si no fue
efectiva la toma de poder de Juana se debió, en gran medida, a la debilidad
-incluso cobardía- de su progenitor. Fue de hecho este motivo el que animó a
sus adversarios a maquinar contra él apoyando primero a Alfonso, hermanastro
también de Enrique, después a Isabel. Fue ésta una forma efectiva de anular al
rey. Así lo demostraron en la Farsa de Ávila, hecho ocurrido en 1465 tras lo
cual Carrillo, principal valedor de Isabel de Castilla, dirigió una carta a
todo el reino explicando la ilegitimidad de la princesa.
A
pesar de los primeros rumores Juana siempre se vio apoya por su padre quien en
los últimos diez años de vida (entre 1464 y 1474), luchó por todos los medios
por la legitimación de su hija en el trono de Castilla. Pero las presiones de
los nobles castellanos fueron demasiado intensas para Enrique que terminará
aceptando que el heredero al trono fuese Alfonso y no Juana. Los rumores cada
vez más fuertes sobre las infidelidades de su mujer pudieron ser determinantes
en su cambio de postura.
Fue
también en este tiempo en el que se acordó unir en matrimonio a Alfonso y Juana
quien de esta forma podría reinar. Finalmente pero los planes se truncaron con
la muerte prematura del príncipe- tal vez envenenado, como se rumoreó- en 1468
e Isabel, con dieciséis años, atendiendo a lo firmado con su hermanastro
Enrique, se proclamó la heredera por delante de Juana la Beltraneja, retando
abierta y conscientemente a Enrique IV.
La
postura adoptada por Isabel fue determinante. Enrique, lejos de lo esperado, la
acepta en lo que se conoció como el Pacto de los Toros de Guisando. Allí, como
cuenta Ladero Quesada, el legado pontificio Antonio de Veneris absolvió a todos
del juramento que antaño hubieran prestado a Juana como heredera. Además el rey
reconoció no estar legítimamente casado con la madre de ésta por lo que Isabel
es reconocida como Princesa de Asturias a cambio de unirse en matrimonio con la
persona que su hermano decidiese. Con el tiempo Isabel demostró que había
mentido en los acuerdos y desoyendo lo firmado, casa con Fernando.
La Guerra Civil castellana
La
guerra entre Juana y su tía Isabel duró cinco años. Todo comienza en 1474
cuando Segovia proclamó reina a Isabel mientras que otras ciudades como
Galicia, Madrid o Sevilla apoyaron a Juana. En mayo de 1475 cuando su padre
muere pensando que había dejado a su hija- de solo trece años- bajo la tutela
de su viejo amigo Pedro González de Mendoza quien finalmente traiciona a su
viejo conocido poniéndose del lado de Isabel. Junto a La Beltraneja lucha el
poderoso rey de Portugal, su tío, Alfonso V de Portugal, con el que es obligada
a casarse (poco después se separan sin haber consumado la relación). No será el
único hombre con el que Juana es obligada a casarse: el segundo matrimonio que
se le propuso a Juana por parte de los nobles y del rey, con el fin de unir
lazos, fue con el Duque de Guyena, hermano de Luis XI pero el matrimonio no se
celebra por la pronta muerte del Duque.
Durante
meses ambos bandos lucharon por toda España pero los ejércitos de los Católicos
mostraron en todo momento una clara superioridad. Así ocurrió en Toro, cuando
en marzo de 1476 Fernando derrotó con contundencia a Alfonso a las puertas de
Portugal. La última batalla ocurrió en La Albuera en febrero de 1479.
La
guerra terminó oficialmente con la firma en 1479 del Tratado de Alcáçovas.
Tras
la derrota de sus tropas ante la poderosa Isabel, Juana se retiró a un convento
situado en la ciudad portuguesa de Coímbra donde permaneció desde los
diecisiete años.
Finalmente
Juan muere en la también ciudad portuguesa de Lisboa. Allí quedó recluida según
un documento redactado por su tía Isabel quien le daba a elegir entre casarse o
renunciar a otro matrimonio. La infanta eligió la primera.
(Coautora
del texto del artículo/colaboradora de ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón
https://www.arteguias.com/biografia/juanadecastilla.htm
Biografía de Isabel la Católica
Isabel la Católica, uno de los personajes más
controvertidos de la historia de España
Isabel la Católica es uno de los personajes
más importantes de la historia de España. Su biografía y legado han sido muy
controvertidos según la tendencia o ideología de los historiadores que han
analizado su trayectoria.
Para
algunos, Isabel de Castilla fue una mujer santa, plena de virtudes políticas y
humanas. Para otros, una persona sin escrúpulos.
La azarosa
historia de su infancia y juventud hasta que es proclamada reina de Castilla y
León ha llenado ríos de tinta y es una fase enormemente interesante por sus
intrigas palaciegas.
En la
actualidad hay escritas decenas de biografías, novelas históricas e incluso una
reciente serie de televisíon sobre nuestro personaje.
Isabel vivió
una época en que la Edad Media, ya decadente y en crisis desde el siglo XIV,
tocaba a su fin y se hacía latente un nuevo orden político y social que será el
Renacimiento donde los monarcas atesorarán un gran poder (Absolutismo) en
contraste con la debilidad de los siglos bajomedievales.
En efecto,
una de las cosas que Isabel aprendió desde niña fueron las intrigas e
influencias de los nobles en la política española. Ello motivó uno de sus
grandes retos: sojuzgar a la levantisca nobleza castellana y reafirmar el
prestigio de la corona.
https://www.larazon.es/cultura/isabel-la-catolica-la-reina-que-libero-a-los-esclavos-KD24722080/
Los hechos
más notables de su reinado fueron:
- La unión de la
Corona de Castilla con la de Aragón tras su matrimonio con Fernando. Esta
consolidación, a falta de la anexión futura del Reino de Navarra,
establece las bases de la creación del Reino de España, una de las
naciones más antiguas de Europa.
- El control de la
nobleza pendenciera que campaba violentamente por sus tierras desde hacía
más de un siglo. Hay que recordar que desde el siglo XIII, los
repartimientos que los reyes bajomedievales hicieron a los grandes nobles
los habían constituido en enormes poderes señoriales. Este fenómeno se
agudizó aún más tras la victoria de Enrique de Trastámara "El de las
mercedes" sobre Pedro I, que también reforzó el poder y los dominios
de muchos nobles que le siguieron en su causa. Muchas de estas familias
nobles se enzarzaron en guerras de banderías entre sí creando desolación y
destrucción en el reino de Castilla.
- La conquista del
Reino Nazarí de Granada. Desde las conquistas de Fernando III y Alfonso X
el Sabio en el siglo XIII, la frontera entre cristianos y musulmanes se
había modificado muy poco por diversas causas. Con este hecho se había
finalizado la reconquista iniciada siete siglos antes.
- El descubrimiento
de América es uno de los hechos más transcendentes de la historia
occidental. Abrió todo un contienen no sólo a España (y Portugal) sino a
toda Europa. La participación personal de Isabel en la expedición de Colón
es un hecho histórico constatado.
- La expulsión de los
judíos. Es el hecho más negativo de su biografía, si bien hay que matizar
que la mayor parte de los reinos europeos habían expulsado a los judíos un
siglo antes, de modo que este hecho en Castilla y Aragón fue el más tardío
y, en absoluto, novedoso. Sin embargo, como escribió el historiador
Claudio Sánchez Albornoz: "Los españoles no fueron más crueles con
los hebreos que los otros pueblos de Europa, pero contra ninguno otro de
ellos han sido tan sañudos los historiadores hebreos".
Biografía
de Isabel I de Castilla
La
azarosa llegada al trono de Castilla
Isabel l de Castilla -La Católica- (Madrigal de
las Altas Torres 1451- Medina del Campo 1504) reina de Castilla entre 1474 y
1504, fue la primogénita de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal.
Sin embargo
no lo era para su padre quien casado en primeras nupcias con María de Aragón,
había tenido a Enrique, futuro Enrique IV, quien ocuparía el trono antes de que
lo hiciese Isabel, quien no estaba destinada a ocuparlo ya que tenía por
delante a éste y a su otro hermano, el más querido, Alfonso.
Por ello
Isabel creció sin mayores preocupaciones en Arévalo junto a su madre y su
selecta corte, portugueses todos y su hermano pequeño. Su padre ya había
fallecido. Estos primeros años son descritos por los cronistas como felices,
lejos de las intrigas palaciegas y los rumores que rodeaban a Enrique IV-
hermanastro de Isabel y Alfonso- sobre quien recaía la acusación de cornudo.
Ello debido
a que su esposa, Juana de Portugal, quedó embarazada cuando era conocido por
todos la impotencia del Rey. Así se decía, por tanto, que Juana, la niña
nacida, era de Beltrán de la Cueva, conde de Ledesma, mayordomo y valido del
rey. Precisamente por eso el sobrenombre que se asignó a la pequeña Juana fue
La Beltraneja. No pareció que los rumores afectasen a Enrique quien la
nombra Princesa de Asturias y por tanto heredera al trono de Castilla.
A la muerte
de su hermano Alfonso, tal vez envenenado, como se rumoreó, Isabel, de tan solo
dieciséis años, se declara heredera al trono de Castilla como sucesora de su
hermano y por delante de Juana la Beltraneja, retando abierta y conscientemente
a Enrique IV quien, como decimos, tenía el puesto reservado a su hija.
Tras una
pequeña reflexión y viendo cómo crecían las fuerzas contrarias, Isabel decide
emprender un camino de entendimiento con el Rey que concluyó con Los Acuerdos
de Guisando el 14 de agosto de 1468. En ellos se acordó que Isabel sería la
única heredera al trono a cambio de no traicionar a su hermanastro, renunciando
a ser reina antes de que éste muriese. Además sería él mismo el que decidiese
con quien casarla.
En este
punto Isabel se teme lo peor: era el punto central de la trampa que la quería
tender ya que pretendía casarla con Alfonso V de Portugal. Si ésto ocurría, por
mucho que fuese heredera, pasaría a ser reina de Portugal y por tanto quedaría
lejos de Castilla donde reinaría Juana por medio de otro matrimonio, esta vez
con el hijo de Alfonso V, unión que les daría a los jóvenes las coronas de
Portugal y Castilla.
Isabel, no
estando de acuerdo con éste último punto, comenzó negociaciones secretas con el
reino de Aragón para contraer matrimonio con Fernando, hijo y heredero de Juan
II, de la misma edad que la propia Isabel.
Los dos
jóvenes se casan en secreto en octubre de 1469. Con esta unión Isabel incumple
su pacto con Enrique quien declara nulos los acuerdos de Guisando y por tanto
declara a su hija Juana la heredera al trono.
Esta es la
situación cuando muere Enrique IV en 1474 sin haber hecho testamento. Isabel,
atendiendo al pacto firmado hace años, se declara reina de Castilla. La guerra
civil daba comienzo y es que tanto La Beltraneja como Alfonso V de Portugal no
estaban dispuestos a perder tan fácilmente el trono.
Fueron cinco
años de enfrentamientos con los partidarios de Juana y Portugal, que terminan
con la victoria de Isabel y Fernando quienes, estando cerca del triunfo, firman
la concordia de Segovia, determinado el vínculo a sus reinos así como sus
funciones. Será la paz de Alcaçovas, firmada en septiembre de 1479 con
Portugal, la que vino a terminar con la guerra. Isabel sería la reina de
Castilla.
En el mismo
año, 1479, muere Juan II de Aragón por lo que Fernando se convierte en rey de
Aragón, Sicilia, Cataluña, Valencia, Baleares y Cerdeña.
Los
acontecimientos de su reinado
Siendo
soberana, Isabel crea la Inquisición, expulsa a los judíos, apoya a Colón, un
marinero que promete nuevas vías comerciales, reconquista Granada, une Castilla
con Aragón y pacifica su propio reino, un territorio extensísimo donde
tradicionalmente los nobles habían ostentado un poder que chocaba frontalmente
con el real. Ella consigue que dichos señores pacifiquen sus constantes
pendencias y se sometan al control de la corona.
Éstos son
los hechos más importantes de casi treinta años de reinado en los que gobernó
con gran entereza.
Isabel
participó decisivamente en el descubrimiento de América y la conquista de las
Canarias, territorios que fueron asignados oficialmente a España en el Tratado
de Tordesillas, documento firmado con Portugal que dividía el nuevo mundo en
dos, asignando a cada uno una zona de influencia. Comenzaba a forjarse el
Imperio español. A la Historia le brindaba una fecha capaz de anunciar una
nueva época, la Moderna.
La
dimensión humana de Isabel
En el ámbito
privado, Isabel fue madre de cinco hijos: Isabel, reina de Portugal; Juan,
muerto antes de suceder a sus padres; Juana, reina de Castilla a la muerte de
su madre. Fue apodada La loca; María, esposa del viudo de su hermana Isabel y
por tanto reina de Portugal; Catalina, reina de Inglaterra por su matrimonio
con Enrique VIII quien la repudia, dando lugar a la importante escisión de la
religión católica.
Como puede
observase, empero haber dado a luz a tantos hijos y de aparentemente haber
conseguido buenos lugares para ellos, su existencia fue desgraciada, navegando
entre la muerte y la locura. A pesar de que la reina había diseñado los
matrimonios de sus hijos como una perfecta cadena en la que cada eslabón, es
decir cada hijo, era parte de una estudiada política exterior que siempre
intentaba frenar a Francia, el otro gran reino europeo, por una u otra causa,
el intento fracasó, entre otras cosas porque el marido de su hija Juana, Felipe
el Hermoso, pactó con los franceses.
En cuanto a
su tiempo, Isabel fue una mujer educada en un exquisito ambiente, fue preparada
en diversas materias, era además piadosa, inteligente, introvertida pero
determinada. Llegó a juntar una biblioteca que aún hoy nos puede llamar la
atención, muestra de su profunda preocupación con el conocimiento y el saber.
Así lo trasladó a su hijo, de quien tuvo especial cuidado en su educación, y a
todas sus hijas.
En cuanto a
las artes, durante su vida y las décadas posteriores se desarrolla el gótico
flamígero en Castilla (Gótico Isabelino) y se propicia la entrada del
Renacimiento de una forma austera pero rica en matices.
Los últimos
años de la Reina fueron tristes, fueron años en los que, con la muerte de sus
hijos varones, vio como la dinastía Trastámara, a la que pertenecía, se
extinguía. Estaba también cansada, preocupada por todo lo que había conseguido
en esos años. A partir de entonces y de forma casi inocente, será la casa de
Austria quien reine en España. Pero Isabel no lo verá. Murió el 26 de noviembre
de 1504 en Medina del Campo, asolada por la pena, para algunos médicos de un
posible cáncer de útero.
Sucesión
Aunque en su
juventud los Reyes Católicos habían elegido como lugar de enterramiento el
Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, tras la conquista de Granada
cambiaron de opinión y eligieron la ciudad andaluza.
Siguiendo
sus deseos, el cuerpo sin vida de Isabel fue trasladado a Granada y fue
sepultado provisionalmente en San Francisco de La Alhambra (antigua mezquita),
hasta que pudo terminarse la construcción de la Capilla Real de la Catedral de
Granada.
Su esposo
Fernando, tras su postrera muerte también reposa junto a ella en este lugar,
concretamente en el monumento funerario que se encuentra en el crucero de la
citada capilla y que es obra del artista italiano Domenico Francelli concluido
en 1517.
En su
testamento nombra a su hija Juana sucesora pero poco después de la muerte de su
madre fue encerrada y declarada loca. El reino pasa a manos de su padre,
Fernando y más tarde a su marido Felipe, el Hermoso. Poco después, el reino,
esta vez unido con Aragón, lo hará a manos de Carlos I, hijo de Juana y Felipe,
nieto de los Reyes Católicos. Fue él quien por fin trajo la estabilidad y la
unidad a las tierras de Isabel y Fernando, tal como su abuela, la tan querida
Católica, había deseado.
(Coautora del texto del artículo/colaboradora de
ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón
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