domingo, 11 de octubre de 2020

 

(4.1) ROMANICO ESPAÑOL

Siglos XIV y XV

Biografía de Pedro I (Pedro el Cruel)

Contexto histórico de la biografía de Pedro I el Cruel

Pedro el Cruel es uno de esos monarcas de los que se han escrito innumerables estudios y biografías, pues su vida y muerte, si no fuera por la gravedad de los acontecimientos, daría para un culebrón televisivo.


Pedro el Cruel reinó con el nombre de Pedro I de Castilla. Por su dinastía, su nombre era Pedro I de Borgoña y más tarde, según el punto de vista adoptado por seguidores o enemigos, se le apodó como "el Justiciero" o "el Cruel".


Durante el reinado de Pedro el Cruel cristaliza en una grave crisis muchos de los problemas entre la monarquía y los nobles que se había larvado durante los cien años anteriores como consecuencia de la rápida conquista de Al-Andalus y la política de repartimientos. De hecho, la guerra civil entre Pedro el Cruel y Enrique de Trastamara, que luego analizaremos, se originó por la pugna entre una monarquía debilitada y la nobleza terrateniente que había adquirido un poder al que no quería renunciar.

Por tanto, el reinado de Pedro el Cruel estuvo completamente marcado por las luchas entre facciones (la de la monarquía legítima y la de la nobleza que apoyaba a su hermanastro) e incluso entre reinos hispanos.

Fue una época de sangre, guerra civil y odio que sobrevenía como un nuevo jinete del Apocalipsis a la castigada España que poco antes había sido azotada por la terrible peste negra que mató a un porcentaje grandísimo de la población, incluyendo al anterior rey, Alfonso XI.

Podemos imaginar aquellos años como una época de radical crisis, con una demografía devastada y con las permanentes correrías de reyes y nobles tiñendo de sangre las villas y campos españoles. En definitiva, nos encontramos en el epicentro histórico de la grave crisis que sufrió Europa y en particular España durante el nefasto siglo XIV.

Biografía y sucesos importantes

Pedro nació en 1334 en la ciudad de Burgos. Hijo del monarca Alfonso XI y María de Portugal, heredó el trono a la muerte de su padre en 1350, reinando de manera convulsa hasta su muerte en 1369.


Por sus hechos biográficos, parece que su carácter fue fuerte, dinámico y diligente, a la vez que iracundo y extremadamente vengativo. En lo relativo a sus relaciones amorosas y sexuales, se considera que fue preso de su lujuria y fruto de ello tuvo numerosos hijos con distintas mujeres.

Como todo reinado medieval que se precie, sus comienzos se verán inmediatamente enturbiados por distintas revueltas conducentes a sentar en el trono a otro candidato. Esta "costumbre" de pelear por el poder se acrecentaba por la tendencia de los muy católicos monarcas españoles en tener descendencia con sus esposas y reinas, pero también engendrar numerosos bastardos con varias amantes.

En efecto, uno de estos bastardos que su padre tuvo con su amante Leonor de Guzmán, Enrique de Trastamara (futuro Enrique II de Castilla), se reveló junto con otros nobles que querían mantener su influencia en la política castellana y pugnó por el trono. Consecuencia de aquello, durante largos años, el territorio peninsular se convirtió en un continuo campo de batalla entre los partidarios de Pedro y de Enrique.


Pronto el conflicto se extendió al vecino reino de Aragón (Pedro I proclamó la guerra al rey aragonés Pedro IV el Ceremonioso) y la guerra civil se internacionalizó con las intervenciones de Inglaterra (en apoyo de Pedro) y Francia (de Enrique), en el contexto de la Guerra de los Cien Años.


Fueron numerosas las correrías, batallas, efímeras paces (Terres y Murviedro) y crueles represiones contra sus enemigos, en que Pedro manda ejecutar a numerosos nobles de la época y sus familiares.

Los acontecimientos comenzaron a precipitarse en 1367 cuando Enrique retorna de Francia a través de Aragón, con un ejército de mercenarios llamados Compañías Blancas, tomando Calahorra y proclamándose rey de Castilla y León.


Ello provocó la respuesta de Pedro que busca nuevos aliados y derrota a Enrique en Nájera.

El último asalto de este sangriento combate civil se da unos meses después, cuando Enrique de Trastamara mata a Pedro el Cruel en Montilla (Ciudad Real) en 1369, convirtiéndose en el nuevo rey, poniendo el punto final a la dinastía de Borgoña que había reinado durante más de dos siglos e iniciándose la de los Trastamara.

Para parte de los historiadores, el reinado de Pedro, la guerra contra Enrique y sus venganzas contra los nobles levantiscos se enmarcan en el legítimo derecho de la monarquía para anteponer su autoridad a la pretenciosa nobleza y a favor de las clases populares. Quienes así lo interpretan, desde un punto de vista romántico, le apodaron "El Justiciero"


Por el contrario, para otros autores, por encima de su legitimidad como rey, predomina en él su carácter vengativo y violento, por lo que se le apodaría el justiciero.

El mudéjar durante el reinado de Pedro I

La muerte de cientos de miles de personas en la Peste Negra de mitad de siglo y los continuos conflictos del reinado de Pedro I debieron suponer una época de escasa actividad arquitectónica, en especial en lo religioso, donde las parroquias anteriormente levantadas debían acoger sin problemas a una población de fieles diezmada por las calamidades. Por ello no sería necesaria la construcción de nuevos templos más grandes.

En este contexto de actividad deprimida es importante reseñar que el siglo XIV y en especial los reinados de Pedro I y Enrique II va a ser prolífico, sin embargo, en la edificación de palacios reales en un estilo mudéjar preciosista y lujoso.


Ya no se trata de ese arte popular, barato y funcional aplicado a la erección de iglesias parroquiales en un ámbito más o menos rural, sino una arquitectura palatina impregnada del lujo y sofisticación que sólo el arte árabe podía ofrecer. El caso más importante es el palacio de Pedro I en el Alcázar de Sevilla.

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Biografía de Enrique II de Trastamara. Rey de Castilla y León

La biografía de Enrique II de Trastamara está marcada inexorablemente por el episodio de la Guerra Civil contra su hermano (de padre) Pedro I de Castilla, rey legítimo. Este hecho constituye una de las páginas más lúgubres de la historia de la Edad Media hispana.


Enrique nació en 1134 fruto de los amores entre el rey Alfonso XI de Castilla "El Justiciero" y Doña Leonor de Guzmán Ponce de León, su amante preferida y que le dio nada menos que una decena de hijos.

Fue adoptado por Rodrigo Álvarez, conde de Trastámara, adquiriendo un señorío de grandes extensiones en el norte de la Península. Probablemente la enemistad y los celos surgieron entre Pedro y Enrique en los últimos años del reinado de Alfonso XI como consecuencia de los favores que Leonor conseguía para sus hijos. Para mejorar aún más su posición, Enrique contrae matrimonio con Juana Manuel, hija del poderoso infante don Juan Manuel.

Tras la muerte de Alfonso, se inician los enfrentamientos, persecuciones y efímeras paces entre Enrique y Pedro, hasta que Enrique se subleva con otros nobles contra Pedro I, ya entronizado, iniciándose una guerra marcada por el odio fratricida.

En esta pugna cainita, Pedro I manda encarcelar y ajusticiar en el año 1351 a la madre de Enrique, Doña Leonor, por sus conspiraciones a favor de la sublevación de su hijo y otros miembros de la nobleza

Comienza, entonces, una constante búsqueda por parte de ambos contendientes, de alianzas con otros reinos hispanos (Aragón), además de con Francia e Inglaterra, para desestabilizar la balanza a su favor.

El fatal desenlace de esta larga guerra civil llegará, tras numerosas batallas y alternativas, en Montiel en 1369, cuando gracias a las fuerzas francesas del mercenario Beltrán de Guesclin, Pedro es vencido y asesinado.

El nuevo reinado de Enrique II, tan anhelado y perseguido por él y sus seguidores, no fue un camino de rosas. Para empezar, sólo Francia le apoyaba, mientras que el resto de reinos peninsulares cristianos (Portugal, Aragón y Navarra) estaban contra él, además de Inglaterra. Esta alianza con Francia fuerza al monarca a posicionar a Castilla como colaboradora de los intereses franceses en la Guerra de los Cien Años.

En este sentido, hay que recordar que el regicida, antes de sentar cómodamente sus reales en el trono castellano, tuvo que acabar con las reclamaciones de dos nuevos aspirantes a su recién estrenado reino: el portugués Fernando I, por ser biznieto de Sancho el Bravo, y a Juan de Gante, duque de Lancaster, por su matrimonio con Constanza de Castilla (hija del difunto Pedro I).

Además, Enrique II tuvo que aplicarse en desarrollar políticas conducentes a la regeneración de un reino castigado por las calamidades y las guerras, aunque para ello tuvo el lastre de los pagos a los ejércitos mercenarios y las concesiones de títulos, rentas y favores a la facción de nobles que le había ayudado.

Otra de las prioridades de Enrique fue estabilizar la monarquía y la nueva dinastía de los Trastamara mediante el apoyo de las cortes y el impulso de una nueva legislación.

Enrique fallece en 1379, heredando el reino su hijo Juan, que reino como Juan I.



Enrique II de Castilla ha pasado a la historia con distintos apelativos, entre ellos "el de Las Mercedes" por los favores y concesiones con que tuvo que pagar las ayudas de parte de la nobleza castellana para destronar a su hermano Pedro, o "El Bastardo" por su condición de hijo ilegítimo de su padre Alfonso XI. También se le apoda "El Fratricida" por el asesinato de Pedro en El Drama de Montiel.

Hechos y repercusiones del reinado de Enrique II de Trastamara

Cambio en la Dinastía de Castilla y León, abortándose la de Borgoña, instaurada en el siglo XII, tomando el relevo la de Trastamara.


Agravamiento de la crisis económica y social del siglo XIV, con debilitamiento del poder real en beneficio de la nobleza levantisca

Profundización en el sentimiento de antisemitismo por parte de la población cristiana. En la guerra contra Pedro, Enrique ataca políticamente a los judíos aunque luego los protege. El desprestigio de los judíos brotado durante su reinado alcanza tintes dramáticos en el reinado de su hijo Juan I.

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Biografía de Catalina de Lancaster

Catalina de Lancaster (Bayona 1374- Valladolid 1418). Reina de Castilla y León, fue la primera heredera en ser nombrada Princesa de Asturias, título que a partir de entonces han llevado todos los herederos a la corona. Fue además abuela de Isabel la Católica, hermana de Enrique IV- rey de Inglaterra- y regente de su hijo Juan II junto con Fernando de Antequera - su cuñado-. Casada con Enrique III de Trastámara, con su matrimonio se unen las dos líneas sucesoras de Alfonso XI, la legítima y la bastarda.

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Conflictos sucesorios

Hija de Constanza de Castilla - y por tanto nieta de Pedro I de Castilla- y del segundo matrimonio de Juan de Gante, duque de Lancaster. Su padre, tras el matrimonio con Constanza, aspiraba al trono castellano frente a Juan I, hijo y heredero de Enrique II de Trastámara, quien asesinó a su hermanastro Pedro I, proclamándose rey de Castilla no sin problemas, ya que muchos súbditos castellanos siguieron defendiendo la legalidad de la línea sucesoria de Pedro.

Para estos nobles, la heredera debería ser Constanza, lo que motivará a Juan de Gante para mandar tropas a la Península con el fin de hacerse con el trono. No será hasta 1388 cuando la situación se soluciones tras el compromiso de matrimonio establecido entre Catalina, hija de Constanza y legítima heredera castellana y Enrique III de Trastámara quien, según los partidarios pedristas, no debía reinar ante la forma en la que sus predecesores obtuvieron la corona.

Vida

Antes de este compromiso y retrotrayéndonos en el tiempo, la infancia de Catalina transcurrió entre nodrizas y tutoras en las localidades inglesas de Derbyshire y Hertford. En esos lugares tanto ella como sus hermanos -alguno de ellos fruto del primer matrimonio de su padre- recibieron una educación acorde con su posición. La suya se centró en las labores que toda mujer noble debía llevar a cabo, lo que no incluía la política. No obstante, cuando más tarde muera su marido prematuramente y deba hacerse cargo de la regencia de su hijo, esta carencia le pasará factura.



Así transcurre el tiempo hasta que en 1386 toda la familia marcha hacia España en un largo viaje. Los Lancaster llegan a la ciudad gallega de La Coruña en julio de ese año, recibiendo los honores de reyes. El objetivo del viaje no fue otro que usurpar la corona a los Trastámara, hecho que no pudo llevarse a cabo a pesar de los continuos intentos de Juan de Gante, quien finalmente opta por los acuerdos matrimoniales como forma de mejorar las relaciones. Así, casará a su hija Felipa, hermanastra de Catalina, con el rey de Portugal quien, desde entonces, le ayudaría con tropas a luchar contra los castellanos.

A Catalina le reservó el más suculento de los matrimonios: el del heredero castellano Enrique III. El acuerdo matrimonial se selló en la ciudad de Bayona en agosto de 1388. En él se acordó que Juan de Gante renunciaba a la corona castellana a cambio de que su hija -y por tanto sus futuros nietos- se convirtieran en beneficiarios de la misma. Además, entre otras cláusulas, se pactó una cuantiosa indemnización como compensación, así como que Catalina fuese nombrada duquesa de Soria.


En ese mismo año Catalina se casa con Enrique III de Trastámara en un intento de apaciguar las relaciones con esa familia y por tanto las establecidas entre Castilla y León e Inglaterra. La boda se celebra en septiembre de 1388 en la catedral de San Antolín de Palencia. Él tenía nueve años, ella quince. Durante un tiempo, dada la edad de los contrayentes, el matrimonio no se consuma. Con el tiempo la reina dio a luz a tres hijos: dos mujeres y un varón, el futuro rey de Castilla y León. La primogénita, María, será la esposa del rey de Aragón, Fernando I, que no es otro que su primo, el hijo de Fernando de Antequera.

Reinado

En 1390 muere el rey de Castilla, Juan I, debido a una caída de su caballo y Enrique es designado como futuro rey a pesar de su minoría de edad por lo que se decide crear un Consejo de Regencia donde la opinión del príncipe no cuenta nada. Son años difíciles para él, llenos de intrigas e intentos de usurpación del poder. No será hasta 1393 cuando Enrique y Catalina sean coronados reyes de Castilla. El lugar elegido será el Monasterio de las Huelgas de Burgos.



En los pocos años que ambos son reyes, Catalina permanece cerca de su esposo a pesar de que ella no mostraba demasiado interés por la política. De hecho, siempre que podía se alejaba de la Corte ya que eran mucho más de su gusto los asuntos religiosos. Así lo demuestra las grandes donaciones de dinero que realizó para fundar y mejorar conventos y monasterios (como por ejemplo Santa María la Real de Nieva).


Regencia

Poco le dura la felicidad al matrimonio. Enrique fue una persona acuciada por las enfermedades (ha pasado a la historia con el sobrenombre de "El Doliente") y muere muy joven (veintisiete años) el 25 de diciembre de 1406, dejando a un heredero de tan solo dos: el futuro Juan II.


Se puso así en marcha una regencia, al frente de la cual se estableció a su madre y a su tío Fernando -así como los hijos de este último-. Para evitar fricciones, se decide repartir los territorios de la Corona, quedando el norte para ella y el sur para él. Desde muy pronto se manifestaron los desacuerdos, sobre todo en aquellos aspectos relacionados con la forma de administrar los territorios y el dinero de las arcas, ya que Fernando centró su gobierno en la lucha contra los árabes para lo que necesitaba dinero que Catalina no estaba dispuesta a dar. Con el tiempo la relación fue a peor especialmente si hacemos referencia a la amistad estrecha surgida entre Catalina y Leonor López de Córdoba, quien llega a convertirse en su valido. Leonor ya fue amiga de su madre y ambas familias tuvieron relación desde los tiempos de Pedro I.


Un segundo asunto que preocupó a Catalina durante la regencia fue el intento constante por parte de su cuñado de hacerse con el poder de todos los dominios del reino. Los problemas parecieron resolverse tras el Compromiso de Caspe, momento en el cual Fernando es nombrado rey de Aragón con el apoyo de su cuñada, quien vio en el su coronación una forma de que Fernando se alejase de Castilla.

En 1416 muere Fernando y Catalina asume regencia plena de Castilla. Es el momento en el que empieza a ejercer el gobierno como realmente lo entiende. Por ello deja atrás la política belicista de su cuñado y empieza una etapa de paz para el reino. Asume todo el poder de forma racional, coherente, dejando a su hijo una corona estable y pacificada.

La reina Catalina de Láncaster muere en 1418, siendo enterrada en la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo junto con su marido, donde aún yacen ambos.


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Biografía de Juana de Castilla, "La Beltraneja"

Juana de Castilla o Juana La Beltraneja (Madrid 1462- Lisboa 1530) fue hija de Enrique IV de Castilla y de su segunda esposa Juana de Portugal. El apodo de la joven princesa de Castilla fue difundido por los adversarios de su padre quienes, con el fin de desprestigiarla y alejarla del poder, aseguraron que no era hija legítima del rey sino que era fruto de una relación secreta de su madre con Beltrán de la Cueva. Sea o no cierta la historia de amor de su madre con de la Cueva, Juana fue designada a su nacimiento como sucesora al trono.

Vida

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Juana nació el 28 de febrero de 1462 en la ciudad de Madrid fruto del nada feliz matrimonio de Enrique IV de Castilla- hijo de Juan II y María de Aragón- y Juana de Portugal. Para su padre no era el primer matrimonio sino que su primer casamiento con Blanca de Navarra fue anulado trece años después de su inicio con el pretexto de no haber sido consumado.



Con estos antecedentes Juana de Portugal quedó embarazada cuando ya se aseguraba en los círculos de la corte que el rey sufría de impotencia. Rápidamente se difundió la idea de que Juana, la niña nacida, era de Beltrán de la Cueva, conde de Ledesma, mayordomo y valido del rey, motivo por el cual la joven fue conocida por el sobrenombre de La Beltraneja.

Para algunos historiadores, la princesa Juana fue realmente hija legítima de Enrique IV pero el bulo de su impotencia y de la bastardía de la joven no fue más que un bulo extendido por el marqués de Villena, quien, como apunta M.T Álvarez, era amigo de la infancia del rey Enrique y el noble más ambicioso e intrigante de la época que cuando conoció la decisión del monarca de no designarle como maestre de Santiago frente a Beltrán de la Cueva, difundió el rumor como venganza.

De cualquier forma, nunca sabremos con seguridad tal extremo. Por ejemplo, el eminente médico Gregorio Marañón y el urólogo Emilio Maganto Pavón coinciden en diagnosticar al rey como un enfermo hormonal y fisiológico. Por estas razones médicas le costaría tener erecciones.

Sea como fuere, al menos al principio, no pareció que los rumores afectasen a Enrique quien en 1462, gracias a unas cortes extraordinarias, nombra a Juana Princesa de Asturias y por tanto heredera al trono de Castilla. A pesar de ser una mujer, el nacimiento fue celebrado por el rey y los súbditos de toda Castilla donde el sexo del mayor de los hijos no suponía un impedimento a la hora de tomar el poder. Isabel fue paradójicamente la madrina de Juana.

Durante sus primeros años de vida fue preparada para reinar. Así estaba designado en el testamento de su padre. Los problemas empezaron tiempo después ya que si no fue efectiva la toma de poder de Juana se debió, en gran medida, a la debilidad -incluso cobardía- de su progenitor. Fue de hecho este motivo el que animó a sus adversarios a maquinar contra él apoyando primero a Alfonso, hermanastro también de Enrique, después a Isabel. Fue ésta una forma efectiva de anular al rey. Así lo demostraron en la Farsa de Ávila, hecho ocurrido en 1465 tras lo cual Carrillo, principal valedor de Isabel de Castilla, dirigió una carta a todo el reino explicando la ilegitimidad de la princesa.


A pesar de los primeros rumores Juana siempre se vio apoya por su padre quien en los últimos diez años de vida (entre 1464 y 1474), luchó por todos los medios por la legitimación de su hija en el trono de Castilla. Pero las presiones de los nobles castellanos fueron demasiado intensas para Enrique que terminará aceptando que el heredero al trono fuese Alfonso y no Juana. Los rumores cada vez más fuertes sobre las infidelidades de su mujer pudieron ser determinantes en su cambio de postura.


Fue también en este tiempo en el que se acordó unir en matrimonio a Alfonso y Juana quien de esta forma podría reinar. Finalmente pero los planes se truncaron con la muerte prematura del príncipe- tal vez envenenado, como se rumoreó- en 1468 e Isabel, con dieciséis años, atendiendo a lo firmado con su hermanastro Enrique, se proclamó la heredera por delante de Juana la Beltraneja, retando abierta y conscientemente a Enrique IV.

La postura adoptada por Isabel fue determinante. Enrique, lejos de lo esperado, la acepta en lo que se conoció como el Pacto de los Toros de Guisando. Allí, como cuenta Ladero Quesada, el legado pontificio Antonio de Veneris absolvió a todos del juramento que antaño hubieran prestado a Juana como heredera. Además el rey reconoció no estar legítimamente casado con la madre de ésta por lo que Isabel es reconocida como Princesa de Asturias a cambio de unirse en matrimonio con la persona que su hermano decidiese. Con el tiempo Isabel demostró que había mentido en los acuerdos y desoyendo lo firmado, casa con Fernando.

La Guerra Civil castellana

La guerra entre Juana y su tía Isabel duró cinco años. Todo comienza en 1474 cuando Segovia proclamó reina a Isabel mientras que otras ciudades como Galicia, Madrid o Sevilla apoyaron a Juana. En mayo de 1475 cuando su padre muere pensando que había dejado a su hija- de solo trece años- bajo la tutela de su viejo amigo Pedro González de Mendoza quien finalmente traiciona a su viejo conocido poniéndose del lado de Isabel. Junto a La Beltraneja lucha el poderoso rey de Portugal, su tío, Alfonso V de Portugal, con el que es obligada a casarse (poco después se separan sin haber consumado la relación). No será el único hombre con el que Juana es obligada a casarse: el segundo matrimonio que se le propuso a Juana por parte de los nobles y del rey, con el fin de unir lazos, fue con el Duque de Guyena, hermano de Luis XI pero el matrimonio no se celebra por la pronta muerte del Duque.



Durante meses ambos bandos lucharon por toda España pero los ejércitos de los Católicos mostraron en todo momento una clara superioridad. Así ocurrió en Toro, cuando en marzo de 1476 Fernando derrotó con contundencia a Alfonso a las puertas de Portugal. La última batalla ocurrió en La Albuera en febrero de 1479.

La guerra terminó oficialmente con la firma en 1479 del Tratado de Alcáçovas.


Tras la derrota de sus tropas ante la poderosa Isabel, Juana se retiró a un convento situado en la ciudad portuguesa de Coímbra donde permaneció desde los diecisiete años.

Finalmente Juan muere en la también ciudad portuguesa de Lisboa. Allí quedó recluida según un documento redactado por su tía Isabel quien le daba a elegir entre casarse o renunciar a otro matrimonio. La infanta eligió la primera.


(Coautora del texto del artículo/colaboradora de ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón

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Biografía de Isabel la Católica

Isabel la Católica, uno de los personajes más controvertidos de la historia de España

Isabel la Católica es uno de los personajes más importantes de la historia de España. Su biografía y legado han sido muy controvertidos según la tendencia o ideología de los historiadores que han analizado su trayectoria.

Para algunos, Isabel de Castilla fue una mujer santa, plena de virtudes políticas y humanas. Para otros, una persona sin escrúpulos.

La azarosa historia de su infancia y juventud hasta que es proclamada reina de Castilla y León ha llenado ríos de tinta y es una fase enormemente interesante por sus intrigas palaciegas.

En la actualidad hay escritas decenas de biografías, novelas históricas e incluso una reciente serie de televisíon sobre nuestro personaje.

Isabel vivió una época en que la Edad Media, ya decadente y en crisis desde el siglo XIV, tocaba a su fin y se hacía latente un nuevo orden político y social que será el Renacimiento donde los monarcas atesorarán un gran poder (Absolutismo) en contraste con la debilidad de los siglos bajomedievales.

En efecto, una de las cosas que Isabel aprendió desde niña fueron las intrigas e influencias de los nobles en la política española. Ello motivó uno de sus grandes retos: sojuzgar a la levantisca nobleza castellana y reafirmar el prestigio de la corona.


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Los hechos más notables de su reinado fueron:

  • La unión de la Corona de Castilla con la de Aragón tras su matrimonio con Fernando. Esta consolidación, a falta de la anexión futura del Reino de Navarra, establece las bases de la creación del Reino de España, una de las naciones más antiguas de Europa.
  • El control de la nobleza pendenciera que campaba violentamente por sus tierras desde hacía más de un siglo. Hay que recordar que desde el siglo XIII, los repartimientos que los reyes bajomedievales hicieron a los grandes nobles los habían constituido en enormes poderes señoriales. Este fenómeno se agudizó aún más tras la victoria de Enrique de Trastámara "El de las mercedes" sobre Pedro I, que también reforzó el poder y los dominios de muchos nobles que le siguieron en su causa. Muchas de estas familias nobles se enzarzaron en guerras de banderías entre sí creando desolación y destrucción en el reino de Castilla.
  • La conquista del Reino Nazarí de Granada. Desde las conquistas de Fernando III y Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, la frontera entre cristianos y musulmanes se había modificado muy poco por diversas causas. Con este hecho se había finalizado la reconquista iniciada siete siglos antes.
  • El descubrimiento de América es uno de los hechos más transcendentes de la historia occidental. Abrió todo un contienen no sólo a España (y Portugal) sino a toda Europa. La participación personal de Isabel en la expedición de Colón es un hecho histórico constatado.
  • La expulsión de los judíos. Es el hecho más negativo de su biografía, si bien hay que matizar que la mayor parte de los reinos europeos habían expulsado a los judíos un siglo antes, de modo que este hecho en Castilla y Aragón fue el más tardío y, en absoluto, novedoso. Sin embargo, como escribió el historiador Claudio Sánchez Albornoz: "Los españoles no fueron más crueles con los hebreos que los otros pueblos de Europa, pero contra ninguno otro de ellos han sido tan sañudos los historiadores hebreos".

Biografía de Isabel I de Castilla

La azarosa llegada al trono de Castilla

Isabel l de Castilla -La Católica- (Madrigal de las Altas Torres 1451- Medina del Campo 1504) reina de Castilla entre 1474 y 1504, fue la primogénita de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal.


Sin embargo no lo era para su padre quien casado en primeras nupcias con María de Aragón, había tenido a Enrique, futuro Enrique IV, quien ocuparía el trono antes de que lo hiciese Isabel, quien no estaba destinada a ocuparlo ya que tenía por delante a éste y a su otro hermano, el más querido, Alfonso.

Por ello Isabel creció sin mayores preocupaciones en Arévalo junto a su madre y su selecta corte, portugueses todos y su hermano pequeño. Su padre ya había fallecido. Estos primeros años son descritos por los cronistas como felices, lejos de las intrigas palaciegas y los rumores que rodeaban a Enrique IV- hermanastro de Isabel y Alfonso- sobre quien recaía la acusación de cornudo.

Ello debido a que su esposa, Juana de Portugal, quedó embarazada cuando era conocido por todos la impotencia del Rey. Así se decía, por tanto, que Juana, la niña nacida, era de Beltrán de la Cueva, conde de Ledesma, mayordomo y valido del rey. Precisamente por eso el sobrenombre que se asignó a la pequeña Juana fue La Beltraneja. No pareció que los rumores afectasen a Enrique quien la nombra Princesa de Asturias y por tanto heredera al trono de Castilla.

A la muerte de su hermano Alfonso, tal vez envenenado, como se rumoreó, Isabel, de tan solo dieciséis años, se declara heredera al trono de Castilla como sucesora de su hermano y por delante de Juana la Beltraneja, retando abierta y conscientemente a Enrique IV quien, como decimos, tenía el puesto reservado a su hija.

Tras una pequeña reflexión y viendo cómo crecían las fuerzas contrarias, Isabel decide emprender un camino de entendimiento con el Rey que concluyó con Los Acuerdos de Guisando el 14 de agosto de 1468. En ellos se acordó que Isabel sería la única heredera al trono a cambio de no traicionar a su hermanastro, renunciando a ser reina antes de que éste muriese. Además sería él mismo el que decidiese con quien casarla.

En este punto Isabel se teme lo peor: era el punto central de la trampa que la quería tender ya que pretendía casarla con Alfonso V de Portugal. Si ésto ocurría, por mucho que fuese heredera, pasaría a ser reina de Portugal y por tanto quedaría lejos de Castilla donde reinaría Juana por medio de otro matrimonio, esta vez con el hijo de Alfonso V, unión que les daría a los jóvenes las coronas de Portugal y Castilla.

Isabel, no estando de acuerdo con éste último punto, comenzó negociaciones secretas con el reino de Aragón para contraer matrimonio con Fernando, hijo y heredero de Juan II, de la misma edad que la propia Isabel.


Los dos jóvenes se casan en secreto en octubre de 1469. Con esta unión Isabel incumple su pacto con Enrique quien declara nulos los acuerdos de Guisando y por tanto declara a su hija Juana la heredera al trono.

Esta es la situación cuando muere Enrique IV en 1474 sin haber hecho testamento. Isabel, atendiendo al pacto firmado hace años, se declara reina de Castilla. La guerra civil daba comienzo y es que tanto La Beltraneja como Alfonso V de Portugal no estaban dispuestos a perder tan fácilmente el trono.

Fueron cinco años de enfrentamientos con los partidarios de Juana y Portugal, que terminan con la victoria de Isabel y Fernando quienes, estando cerca del triunfo, firman la concordia de Segovia, determinado el vínculo a sus reinos así como sus funciones. Será la paz de Alcaçovas, firmada en septiembre de 1479 con Portugal, la que vino a terminar con la guerra. Isabel sería la reina de Castilla.

En el mismo año, 1479, muere Juan II de Aragón por lo que Fernando se convierte en rey de Aragón, Sicilia, Cataluña, Valencia, Baleares y Cerdeña.

Los acontecimientos de su reinado

Siendo soberana, Isabel crea la Inquisición, expulsa a los judíos, apoya a Colón, un marinero que promete nuevas vías comerciales, reconquista Granada, une Castilla con Aragón y pacifica su propio reino, un territorio extensísimo donde tradicionalmente los nobles habían ostentado un poder que chocaba frontalmente con el real. Ella consigue que dichos señores pacifiquen sus constantes pendencias y se sometan al control de la corona.

Éstos son los hechos más importantes de casi treinta años de reinado en los que gobernó con gran entereza.



Isabel participó decisivamente en el descubrimiento de América y la conquista de las Canarias, territorios que fueron asignados oficialmente a España en el Tratado de Tordesillas, documento firmado con Portugal que dividía el nuevo mundo en dos, asignando a cada uno una zona de influencia. Comenzaba a forjarse el Imperio español. A la Historia le brindaba una fecha capaz de anunciar una nueva época, la Moderna.


La dimensión humana de Isabel

En el ámbito privado, Isabel fue madre de cinco hijos: Isabel, reina de Portugal; Juan, muerto antes de suceder a sus padres; Juana, reina de Castilla a la muerte de su madre. Fue apodada La loca; María, esposa del viudo de su hermana Isabel y por tanto reina de Portugal; Catalina, reina de Inglaterra por su matrimonio con Enrique VIII quien la repudia, dando lugar a la importante escisión de la religión católica.


Como puede observase, empero haber dado a luz a tantos hijos y de aparentemente haber conseguido buenos lugares para ellos, su existencia fue desgraciada, navegando entre la muerte y la locura. A pesar de que la reina había diseñado los matrimonios de sus hijos como una perfecta cadena en la que cada eslabón, es decir cada hijo, era parte de una estudiada política exterior que siempre intentaba frenar a Francia, el otro gran reino europeo, por una u otra causa, el intento fracasó, entre otras cosas porque el marido de su hija Juana, Felipe el Hermoso, pactó con los franceses.


En cuanto a su tiempo, Isabel fue una mujer educada en un exquisito ambiente, fue preparada en diversas materias, era además piadosa, inteligente, introvertida pero determinada. Llegó a juntar una biblioteca que aún hoy nos puede llamar la atención, muestra de su profunda preocupación con el conocimiento y el saber. Así lo trasladó a su hijo, de quien tuvo especial cuidado en su educación, y a todas sus hijas.

En cuanto a las artes, durante su vida y las décadas posteriores se desarrolla el gótico flamígero en Castilla (Gótico Isabelino) y se propicia la entrada del Renacimiento de una forma austera pero rica en matices.


Los últimos años de la Reina fueron tristes, fueron años en los que, con la muerte de sus hijos varones, vio como la dinastía Trastámara, a la que pertenecía, se extinguía. Estaba también cansada, preocupada por todo lo que había conseguido en esos años. A partir de entonces y de forma casi inocente, será la casa de Austria quien reine en España. Pero Isabel no lo verá. Murió el 26 de noviembre de 1504 en Medina del Campo, asolada por la pena, para algunos médicos de un posible cáncer de útero.

Sucesión

Aunque en su juventud los Reyes Católicos habían elegido como lugar de enterramiento el Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo, tras la conquista de Granada cambiaron de opinión y eligieron la ciudad andaluza.

Siguiendo sus deseos, el cuerpo sin vida de Isabel fue trasladado a Granada y fue sepultado provisionalmente en San Francisco de La Alhambra (antigua mezquita), hasta que pudo terminarse la construcción de la Capilla Real de la Catedral de Granada.

Su esposo Fernando, tras su postrera muerte también reposa junto a ella en este lugar, concretamente en el monumento funerario que se encuentra en el crucero de la citada capilla y que es obra del artista italiano Domenico Francelli concluido en 1517.


En su testamento nombra a su hija Juana sucesora pero poco después de la muerte de su madre fue encerrada y declarada loca. El reino pasa a manos de su padre, Fernando y más tarde a su marido Felipe, el Hermoso. Poco después, el reino, esta vez unido con Aragón, lo hará a manos de Carlos I, hijo de Juana y Felipe, nieto de los Reyes Católicos. Fue él quien por fin trajo la estabilidad y la unidad a las tierras de Isabel y Fernando, tal como su abuela, la tan querida Católica, había deseado.

(Coautora del texto del artículo/colaboradora de ARTEGUIAS:
Ana Molina Reguilón

https://www.arteguias.com/biografia/isabellacatolica.htm




















































































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