BOMARZO, EL ANTI-PARQUE ITALIANO DE LOS MONSTRUOS
En los
bosques de la provincia italiana de Viterbo se encuentra este fascinante jardín
poblado por grandes estatuas cargadas de simbolismo.
Si los jardines italianos se
caracterizan en general por el orden, el Parque de los Monstruos (Parco dei
Mostri) pretende ser todo lo contrario. Este gran espacio verde,
situado en el pequeño pueblo italiano de Bomarzo -a unos 90 kilómetros de
Roma-, es una invitación a pasear libremente en busca de sus gigantescos
habitantes de piedra. El nombre le viene como anillo al dedo, pues las grandes
estatuas tienen un aspecto verdaderamente monstruoso: criaturas
mitológicas luchando entre ellas, una enorme boca de piedra que invita a entrar
en una gruta o un elefante de guerra que aplasta con su trompa a un soldado son
algunos de los seres que pueblan este pequeño bosque urbano.
EL
PLACER DEL DESCUBRIMIENTO
El parque fue
construido en 1547 por orden del duque Pier Francesco Orsini después
de enviudar, como un espacio de tranquilidad donde “el corazón
pudiera serenarse”. Encargó el diseño y ejecución a Pirro
Ligorio, un famoso arquitecto que fue también el supervisor de excavaciones de
Villa Adriana y creador de la Villa d'Este, ambas en Tívoli. Ligorio quiso
crear un jardín sin ataduras formales y por ello no impuso espacios
delimitados ni una ruta fija, dejando que quien paseara lo
descubriera a su aire. Repartidas por el jardín hay diversas inscripciones que
invitan a dejar de lado las preocupaciones y dejarse cautivar por el placer del
descubrimiento.
LA
ESTÉTICA DE LA TRISTEZA
Las más de 20
grandes estatuas fueron creadas basándose en las gárgolas y criaturas grotescas
que adornaban las catedrales medievales, pero llevándolas a proporciones
monumentales: algunas de ellas incluso tienen espacios pensados para un uso
práctico, como la gigantesca cabeza de ogro que alberga una
pequeña mesa de piedra en el interior de su boca. Muchas
de estas figuras están ligadas a la muerte, recordándonos que la
belleza del jardín procede de la tristeza del duque por la pérdida de su
esposa. Ejemplo de ello son Cerbero, el
perro guardián del Hades; Neptuno, señor de los terremotos; o un dragón de
aspecto feroz que lucha contra tres leones.
“UNA
INVENCIÓN HISTÓRICA ÚNICA”
A la muerte del
duque Orsini el jardín fue abandonado hasta la segunda mitad del
siglo XIX y la naturaleza se apoderó de los espacios,
dándole un aspecto aún más salvaje. Fue comprado por la familia Bettini, que lo
abrió al público después de un gran trabajo de restauración. Entre sus
visitantes destaca Salvador Dalí, quien lo
descubrió en 1948 y lo llamó “una invención histórica única”: sin duda, el
genio del surrealismo tuvo que sentirse como en casa. Como reza una de las
inscripciones que da la bienvenida al visitante, “tú que entras aquí, deja
volar la mente y dime si tantas maravillas fueron hechas por engaño
o bien por arte”.
Y,
DE PASO, TODO VITERBO
Llegar a Bomarzo
es difícil en transporte público, con solo unos pocos autobuses interurbanos
que salen de Viterbo y de Orte. La mejor opción es alquilar un coche y
aprovechar para descubrir la provincia de Viterbo, tranquila y
rural, que alberga algunas maravillas como el hermoso lago de Bolsena y Civita
di Bagnoregio (en la imagen), un pequeño pueblo construido
sobre una roca aislada y que cambió su sino al cobrar la entrada a los
turistas.
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