Demonología (Jerarquías demoníacas)
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La Demonología (del griego δαίμων, Daimon) es la
rama de la teología y de la mitología que se encarga del estudio
sistemático de los demonios y sus relaciones, haciendo alusión a sus
orígenes y naturaleza. Los demonios, cuando se le considera como espíritus,
pueden pertenecer a cualquiera de las clases de espíritus reconocidos por el
primitivo animismo, es decir, pueden ser humanos o no humanos, almas o
espíritus separables desencarnados que nunca han vivido en un cuerpo. A este
respecto podríamos distinguir varios tipos de demonios:
1. Ángeles caídos en desgracia según la tradición judeocristiana.
2. Almas humanas consideradas como genios o familiares.
3. Aquellos que reciben un culto o adoración-respeto (culto a los
antepasados).
4. Fantasmas y otros aparecidos de carácter maligno.
Los íncubos y súcubos de
la Edad Media son a veces considerados como seres
espirituales demoníacos que además pueden dar prueba de su existencia
corporal, como sería la supuesta descendencia (aunque a menudo deformada)
entre estas entidades y el ser humano. Cabe destacar que el carácter maligno de
los demonios no es ni mucho menos universal, ya que en algunas culturas y
religiones, se les considera como entes inocuos e inofensivos para el hombre,
tal es el caso de las creencias de los Mpongwe de Gabón y
los Dayak de Borneo.
La creencia en los demonios se remonta muchos
milenios. Ya desde el Zoroastrismo, se enseña que hay
3.333 demonios, algunas de ellos con responsabilidades específicas en asuntos
oscuros como la guerra, el hambre, las enfermedades, etc. La mayoría de las
grandes religiones de la humanidad hacen referencia en mayor o menor
medida de la existencia de los demonios.
·
Oriente Medio: En la mitología de Caldea estaba extendida la
creencia de los siete dioses del mal conocidos como Shedu,
espíritus demoníacos de las tormentas que eran representados como híbridos de
toro con alas y hombre, derivados de los Lammasu utilizados
como entes protectores de los palacios reales en la antigua Babilonia. En la
mitología de Sumeria, también se hablaba del demonio Asag,
un ser tan terrible que hacía hervir a los peces de los ríos tan sólo con su
presencia. En Asiria y gran parte del resto de Mesopotamia existía la
creencia en Pazuzu, el rey de los demonios del
viento y las tormentas, aquel que podía traer plagas y peste. Este demonio es
muy conocido por ser mencionado durante la famosa película de El
Exorcista.
Lammasu.
Pazuzu.
·
Judaísmo: En el Talmud se menciona la
existencia de 7.405.926 demonios, divididos en 72 compañías. Mientras que
muchas personas creen hoy que Lucifer y Satán son
nombres diferentes para el mismo ser, no todos los estudiosos aceptan este
punto de vista. El uso del nombre “Lucifer” como identificador del diablo,
se deriva de una interpretación particular de Isaías
14:3-20, un pasaje que no se habla de un ángel caído, sino de
la derrota de un determinado rey babilonio, a quien se le da un título que hace
referencia a lo que se denomina la “estrella de día” o “estrella de la
mañana” (en latín, Lucifer, que significa “portador de luz”).
En 2 Pedro 1:19 y en otras referencias similares, la
misma palabra latina “Lucifer” se utiliza para referirse a la estrella de la
mañana, sin ninguna relación con el diablo. Es sólo en tiempos posteriores al
Nuevo Testamento, en donde la palabra latina “lucifer” empezó a
utilizarse como un nombre para el diablo, tanto en los escritos
religiosos como en la ficción, especialmente cuando se refiere a él antes
de su caída del cielo. Los Grigori, Lilith y los Dybbuk,
son también considerados entidades demoníacas en la tradición judía.
La Reina de la Noche – Lilith.
·
Cristianismo: En el Libro de Enoc ya se menciona a
los Nephilim como ángeles caídos que tuvieron
relaciones sexuales con mujeres en la Tierra (Epístola de Judas).
En la tradición cristiana, los demonios son como ángeles: Espirituales,
inmutables e inmortales. Los demonios no son omniscientes, pero cada uno tiene
un conocimiento específico (a veces en más de una asignatura) y
su poder se limita a lo que Dios permite, así que no son omnipotentes, ni se ha
comprobado su habilidad de omnipresencia. También se cree que los demonios
atormentan a las personas durante su vida mediante la posesión (Mateo
17:15-16), o simplemente por mostrarse ante personas que esto les
asusta, o por visiones provocadoras que pudieran inducir a la gente a pecar o
tener miedo. También se cree que los demonios tratan de tentar a las personas
para que abandonen la fe y caigan en la herejía o apostasía. Según la
tradición cristiana, los demonios poseen varios poderes
sobrenaturales, entre los que se incluyen: Psicoquinesis, levitación,
adivinación, posesión, telepatía, brujería, xenoglosia y capacidad para
lanzar maldiciones, así como fuerza sobrehumana, el control de los cuatro
elementos, control de animales y provocación. Los demonios utilizan varias
combinaciones de estos poderes para hostigar, desmoralizar, confundir y
desorientar a la víctima. Todos estos ataques, así como su efecto o alcance,
puede ser anulada por Dios ya que los demonios se cree que tienen el poder de
herir a las personas tanto física como mentalmente, pero sólo dentro de los
límites de lo que Dios va a permitir. Según diversos grimorios medievales (Malleus
maleficarum, 1486), cada uno de los demonios tiene una firma o
sello con el que firman pactos diabólicos. En cuanto a la simbología, la
estrella de cinco puntas (pentagrama invertido), que ha sido utilizado con
varios significados en muchas culturas, puede representar a los demonios si
tiene dos de sus puntas hacia arriba y una hacia abajo. La figura de Satán o el
diablo ha sido asociada a diversos animales como la serpiente, la cabra y el
dragón. No todos los cristianos creen en la existencia de los
demonios en un sentido literal, existe la opinión de que el lenguaje del
Nuevo Testamento en cuanto a los exorcismos es un ejemplo del
lenguaje de la época que se empleaba para describir las curaciones de lo que
hoy se clasifica como epilepsia o enfermedades mentales.
“Es una llamada decidida a recordar que la fe
cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha
contra los dominadores de este mundo tenebroso, en el cual el diablo actúa y no
se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor”.
Benedicto XVI (22-02 -2011).
Martin Schongauer – La Tentación de San Antonio (1470 – 1475).
En el cristianismo se denomina ángel caído a
aquellos que han sido expulsados del cielo por desobedecer o rebelarse contra
los mandatos de Dios. El más conocido de todos ellos es Lucifer al que
describiremos más adelante pero no menos importantes dentro de este mito son
los Grigori (observadores o vigilantes en griego, egrḗgoroi),
también conocidos como Hijos de Elohim (בני האלהים). Los Grigori
serían un grupo de ángeles caídos mencionados en el Génesis (6:1-4) y en otros
textos apócrifos bíblicos (Libro de los Jubileos) y que se habrían apareado con
“las hijas del hombre”, dando como resultado de dicha unión a los Nefilim o
Nephilim (נְּפִלִים), una raza de gigantes. Los Grigori
más conocidos según el Libro de Enoc serían: Samyaza, que era su líder,
Urakabarameel, Akibeel, Tamiel, Ramuel, Dan’el, Azkeel, Saraknyal, Asael,
Armers, Batraal, Anane, Zavebe, Samsaveel, Ertael, Turel, Yomyael y Azazyel
(también conocido como Azazel). Estos serían los más importantes de un grupo
de doscientos ángeles.
Algunos grupos de teólogos postulan que todos
estos textos se refieren en general a estos seres como un grupo de ángeles
castigados por Yahvé (ángeles caídos) por haberse enamorado y copulado con las
mujeres de la Tierra, y por haber enseñado a los hombres la creación de armas y
el arte de la guerra principalmente, entre otros conocimientos, trayendo un
desequilibrio entre los hombres. Cabe destacar que en la religión católica
desde la interpretación de San Agustín de Hipona se dejó de lado esta antigua
definición como ángeles, indicándose desde entonces que la expresión hijos
de Dios se refiere a los descendientes de Set; y serían llamados así
por su amor de Dios.
En cuanto a los Nefilim (פִלִים), “valientes
que desde la antigüedad fueron varones de renombre” (Génesis
6:4), fueron una de las razones principales para el gran diluvio en
tiempos de Noé: “Y el Señor vio que era mucha la maldad
de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su
corazón era sólo hacer siempre el mal. Y le pesó al Señor haber hecho al
hombre en la tierra, y sintió tristeza en su corazón. Y el Señor dijo:
Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta
el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos
hecho” (Génesis 6:5-7).
Textos haciendo referencia a los Nefilim después del Diluvio también podemos
encontrar: “Cuando Moisés envió a los espías a la tierra de Canaán,
regresaron con la noticia de que allí habitaban gigantes” (Números
13:33), “Los emitas habitaron en ella antes,
pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran
ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman
emitas. Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los
gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón?
La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el
codo de un hombre” (Deuteronomio 2:10, 1:11, 3:11), “¿Acaso, siendo joven (David), no mató a un gigante y
extirpó el oprobio del pueblo, cuando lanzó una piedra con la honda y abatió la
arrogancia de Goliat?” (Eclesiástico. 47:4), “Allí nacieron los famosos gigantes de los primeros
tiempos, de gran estatura y expertos en la guerra. Pero no fue a ellos a
quienes Dios eligió y les dio el camino de la ciencia; ellos perecieron por su
falta de discernimiento, perecieron por su insensatez” (Baruc
3:26, 3:27, 3:28), “Así también, al
comienzo, cuando murieron los orgullosos gigantes, la esperanza del mundo se
refugió en una balsa (Arca de Noé) que,
conducida por tu mano (Yahwéh), dejó al mundo la semilla de una nueva
humanidad” (Sabiduría 14:6).
El descubrimiento en Grecia de unos huesos
aparentemente gigantes con forma humana resultó ser un fraude total, aunque
circularon diversas fotografías e informaciones por Internet acerca de que eran
realmente huesos de gigantes Nefilim, sin embargo no fue más que una broma que
a pesar de lo extraordinario caló en bastantes personas que creyeron en su
autenticidad.
·
Islam: En el Islam, la figura
del Iblís (إبليس) o Shaitán (شيطان) equivale a Satán de la tradición
cristiana. Iblís era un genio o yinn (جن) creado por Alá, el cual se consideraba
superior a Adán, que fue creado del barro, mientras que él fue creado del
“fuego sin humo”. Por este acto de desobediencia, Alá lo condenó al infierno
por toda la eternidad, pero le dio tiempo hasta el día del Juicio Final.
Durante ese tiempo, trataría de corromper a los seres humanos como una forma de
venganza. Por rehusar obedecer a Alá, fue expulsado del Paraíso y a partir de
entonces fue llamado Shaitán.
“Hemos creado al hombre de barro, de arcilla
moldeable
Antes,
del fuego ardiente habíamos creado a los genios”.
Corán, 15, 26-27.
Yinn.
·
Hinduismo: En el hinduismo hay una serie de espíritus que pueden ser
clasificados como demonios como son los Vetala (वेताल), Ráksasa (राक्षस) y los Asura (असुर), entre otros. Estos espíritus de quiénes han
cometido ciertos pecados específicos, como castigo a sus faltas, están
condenados a vagar sin su forma física durante un período de tiempo hasta que
consigan purgar sus faltas y poder renacer de nuevo.
Raksása Rávana.
·
Budismo: Algunas ramas del budismo postulan la existencia de
infiernos habitados por demonios que atormentan a los pecadores y tientan a los
mortales, o actúan para perturbar su iluminación. Dentro del budismo, la figura
más importante relacionada con seres espirituales maléficos es Mara (Príncipe
de la oscuridad – Maligno), la presencia oscura que intentó que
Buda no llegase a alcanzar la iluminación.
·
Zoroastrismo: En la tradición zoroástrica, la entidad suprema Ahura Mazda,
saldrá victoriosa de una batalla cósmica contra la fuerza del mal conocida como
Angra Mainyu o Ahrimán.
·
Ocultismo: Los practicantes de la magia ceremonial o alta magia,
normalmente intentan ponerse en contacto con demonios para restringir sus
acciones o bien utilizarlos para cumplir sus órdenes, utilizando para ello
diversos métodos como la Goetia (brujería, invocación
de ángeles, evocación de demonios) o mediante el Libro de
Abramelin. Este libro nos enseña cómo controlar a un demonio
mediante un ángel que a su vez domine a aquel, gracias a ello,
podríamos obtener riquezas y habilidades extraordinarias. Aleister
Crowley , que con todo fue el más insigne ocultista,
místico y mago ceremonial del Siglo XX, lo califica como “el mejor
y más peligroso de los libros que se han escrito”. Más información
sobre Crowley y su sistema filosófico en: Aleister Crowley y Boleskine House. La figura
del Baphomet es importante en la historia del
ocultismo y ha sido asociada (muchas veces erróneamente) con frecuencia al
demonio.
Círculo Mágico – Goetia.
·
Satanismo: El Satanismo es un nombre que aglutina un grupo
diverso de religiones que consideran a los demonios en general y Satanás, en
particular, como entidades positivas, ya sea como entidades reales de ser
adoradas (satanismo tradicional o teísta), o usando a Satanás y los
demonios como elementos más simbólicos (satanismo laveyano o simbólico).
Este último bebe en muchos aspectos filosóficos de la filosofía Thelema creada
por Aleister Crowley. En el satanismo se suelen tomar prestados conceptos
de la naturaleza de los demonios en religiones establecidas, como el
cristianismo, el judaísmo o el Islam, aunque en ocasiones también se
elaboran conceptos originales de los propios demonios sobre su carácter y
diversas habilidades.
Pentagrama invertido: El Pentagrama ha sido asociado desde hace mucho tiempo con
el misterio y la magia. Este símbolo sin duda es el más reconocido por todos
los seguidores de la tradición pagana y es tan antiguo que su origen preciso se
desconoce. Ha sido utilizado desde épocas remotas como talismán de protección,
pero su utilización masiva y de hecho, su imagen más popular, provienen del
satanismo. El pentagrama invertido forma una cabeza de macho cabrío, que
no es otro que el dios mítico Pan (dios) de la mitología griega; este dios
representa los deseos carnales masculinos y es un dios de la promiscuidad. En
la Edad Medía el dios macho cabrío de Pan se haría uno con el demonio
cristiano. Cuando Anton LaVey funda su Iglesia de Satán retoma este
símbolo puro en su sentido inverso, el que ha sido usado por siglos para la
alta magia negra: El pentagrama invertido, con el vértice hacia abajo y
representándolo sobre una cabeza de macho cabrío. En el pentagrama
invertido, según la interpretación satánica, las tres puntas inferiores
representan la negación de la “sagrada trinidad” de los teólogos cristianos y
las dos puntas superiores representan la afirmación de las paridades o
contrastes que realmente equilibran y dirigen el universo y la vida, como por
ejemplo: Creación/destrucción, positivo/negativo, masculino/femenino,
acción/reacción, vida/muerte, activo/pasivo, etc. En resumidas cuentas, no
representa más que la supremacía del deseo carnal y netamente físico por encima
de la espiritualidad.
Hay multitud de clasificaciones demoníacas,
aparecidas en demonología cristiana, ocultismo e incluso en magia
renacentista. Los sistemas de clasificación se basan en la naturaleza del
demonio, el pecado con el que tentar a la gente, el mes en el que su poder era
más fuerte, los santos que eran sus adversarios, u otras diversas
características. Cabe señalar que de acuerdo a cada autor que ha realizado este
tipo de clasificaciones, el dominio de cada demonio es muy diferente, también
se puede ver que los distintos autores eligen y clasifican los demonios de
manera bastante diferente.
El jesuita Peter
Binsfeld elaboró en 1589 una
clasificación demoníaca atendiendo a los siete pecados capitales, estableciendo
lo que se denomina como los Siete Príncipes del Infierno:
·
Lucifer: Soberbia. Del hebreo (הֵילֵל), “estrella de
la mañana”, “el portador de luz”; Lucifer representa al ángel caído por
excelencia según la tradición cristiana. Es ejemplo de belleza y sabiduría a
quien la soberbia condujo a los infiernos. Hay cierta confusión al respecto de
si Lucifer y Satanás son la misma identidad o dos diferenciadas según otros
textos distintos al de Peter Binsfeld, ya que se cuenta también que Lucifer
pasó a llamarse Satanás una vez que se puso en contra de Dios. Según los
textos del renombrado exorcista P. Gabriele Amorth, Lucifer sería
el nombre propio del segundo demonio en importancia en la jerarquía demoníaca.
¡Cómo has caído del cielo, lucero, hijo de la aurora!, ¡Cómo yaces
ahora por tierra, tú, sometedor de naciones! Tú, que solías decirte: “Voy a
escalar el cielo; por encima de los astros divinos pienso establecer mi trono.
Me sentaré en el monte de los dioses, >allá por los confines del Norte;
cabalgaré en las crestas de las nubes y seré lo mismo que el Altísimo”.
· Mammón: Avaricia. Mammón es una palabra aramea que significa “riqueza”, aunque su etimología es algo confusa. Su transcripción en griego es (μαμωνάς). En la Biblia, Mammón se personifica como símbolo de las riquezas en Lucas, y Mateo. Mammón es algo similar al dios griego Hades, y al dios romano Dis Pater, en su descripción, y es probable que esté hasta cierto punto basado en ellos, especialmente puesto que Plutón-Hades, era el custodio de las abundancias de la tierra y los lobos que son asociados a avaricia en las edades medias.
·
Asmodeo: Lujuria. Asmodeo, del hebreo (אשמדאי), es un
demonio, conocido comúnmente por aparecer en el Libro de Tobit o Libro de
Tobías, que no forma parte del Antiguo Testamento protestante ni del judío,
pero sí del católico. También es mencionado en el Talmud y en los tratados de
demonología. Su origen se halla en la religión mazdeísta (Zoroastrismo) de los
persas.
·
Satanás: Ira. Del hebreo (הַשָּׂטָן), el
adversario. Es el líder de los ángeles caídos y los adversarios a Dios, sobre
todo en las religiones abrahámicas y confundido a menudo con Lucifer. En el
satanismo teísta, Satanás es considerado como una fuerza positiva y la deidad
que es venerada. En el satanismo laveyano, Satanás es considerado como la
celebración de las características virtuosas. En el Apocalipsis, se describe
una guerra en el cielo entre ángeles dirigidos respectivamente por el Arcángel
Miguel y por “el dragón”, identificado con el diablo y Satanás, quien es
derrotado y arrojado a la tierra junto a sus legiones.
·
Belcebú (Baal): Gula. El señor de las moscas, del hebreo (בעל זבוב).
En la literatura cristiana se empleó para designar al Príncipe de los demonios,
de acuerdo a la antigua costumbre hebrea de representar deidades ajenas en
forma maligna. Hay tradiciones que indican que Lucifer, Satanás y Belcebú
conforman el triunvirato que gobierna al infierno y sus legiones. Tiene su
origen en la deidad filistea Baal Seabaoth, adorada en la ciudad de Ecrón.
·
Leviatán: Envidia. Leviatán (enrollado), del hebreo (לִוְיָתָן).
La interpretación cristiana del Leviatán le considera a menudo como un demonio
asociado con Satán o el Diablo. En la demonología medieval, Leviatán es un
demonio acuático que intenta poseer a las personas, siendo éstas difíciles de
exorcizar.
·
Belfegor: Pereza. Belfegor (el señor de la apertura) procede
del hebreo (בַּעַל-פְּעוֹר), es un demonio
que ayuda a la gente a realizar descubrimientos, seduce a las personas a través
de inventos ingeniosos que supuestamente les proporcionarán riquezas. Ha sido
representado de varias maneras, como una joven y hermosa mujer o como un
demonio de cuerpo atlético, con barba y afilados cuernos y uñas. Belfegor tiene
su origen en Asiria con la deidad Baal-peor, dios moabita.
Durante el Siglo XVI se
elaboró una clasificación demoníaca por mes del año, ya que se creía que cada
demonio tenía más fuerzas para cumplir su misión durante un mes especial del
año. De esta manera, sus poderes y el de sus asistentes iban a funcionar
mejor durante ese mes:
·
Belial: Enero.
·
Leviatán: Febrero.
·
Satanás: Marzo.
·
Belfegor: Abril.
·
Lucifer: Mayo.
·
Balberith: Junio.
·
Belcebú: Julio.
·
Astaroth: Agosto.
·
Tammuz: Septiembre.
·
Bael: Octubre.
·
Asmodeo: Noviembre.
·
Moloch: Diciembre.
En 1613, el inquisidor francés Sebastien
Michaelis elaboró una clasificación de los demonios
(aparecida en su libro Historia Admirable) basada en la jerarquía angélica
de Pseudo Dionisio Areopagita (Siglos V –
VI d.C.). Michaelis aseguró haber recibido esta clasificación de parte del
demonio Balberith cuando exorcizaba a
una monja. Muchos de los nombres están exclusivamente en francés y no aparecen
en otras clasificaciones demoníacas o tratados.
Primera Jerarquía: En
ella se incluyen ángeles que fueron o son Serafines, Querubines o Tronos.
·
Belcebú: Fue
un príncipe de los Serafines, justo por debajo de Lucifer y uno de los tres
primeros ángeles en caer (Lucifer, Belcebú y Leviatán.). Tienta a
los hombres con el orgullo y es opuesto a San Francisco de Asís.
·
Leviatán: Fue
un príncipe de los Serafines que tienta al hombre a la herejía. Es opuesto a
San Pedro.
·
Asmodeo: Fue
y en algunos cultos se asegura que sigue siendo un Serafín que tienta a los
hombres a practicar el libertinaje. Es opuesto a San Juan el Bautista.
·
Balberith: Fue
un príncipe de los Querubines. Tienta a los hombres para que comentan homicidio
y sean blasfemos. Es opuesto a San Bernabé.
·
Astaroth: Fue
un príncipe de los Tronos. Tienta a los hombres con la pereza y es opuesto a
San Bartolomé.
·
Verrine: Fue
el segundo príncipe de los Tronos. Tienta a los hombres con la impaciencia y es
opuesto a Santo Domingo.
·
Gressil: Fue
el tercer príncipe de los Tronos. Tienta a los hombres con la impureza y es
opuesto a San Bernardo.
·
Sonneillor: Fue
el cuarto príncipe de los Tronos. Tienta al hombre con odio y es opuesto a San
Esteban.
Segunda Jerarquía: En
ella se incluyen ángeles que fueron o son Dominaciones, Virtudes o Potestades.
·
Carreau: Fue
un príncipe de las Potestades. Tienta a los hombres con la dureza de corazón,
en oposición de San Vicente y San Vicente Ferrer.
·
Carnivean: Fue
un príncipe de las Potestades. Tienta a los hombres a la obscenidad y la
desvergüenza. Se opone a San Juan el Evangelista.
·
Oeillet: Era
un príncipe de Dominios. Tienta a los hombres a romper el voto de pobreza,
oponiéndose a San Martín
·
Rosier: Era
el segundo en el orden de Dominios. Tienta a los hombres contra la pureza
sexual, en oposición de San Basilio.
·
Belias – Belial: Príncipe
de las Virtudes, el cual tienta a los hombres con la arrogancia. Es
opuesto a San Francisco de Paula.
Tercera Jerarquía: En
ella se incluyen ángeles que fueron o son Principados, Arcángeles o Ángeles.
·
Olivier: Fue
un príncipe de los Arcángeles. Tienta a los hombres con crueldad y ensañamiento
con los pobres, en oposición a San Lorenzo.
Cabe destacar
también el Diccionario Infernal (Dictionnaire
Infernal) de Collin de Plancy, publicado en 1818 y editado por Louis
Breton en 1863, el cual creó una serie de 69 ilustraciones de los demonios
descritos originalmente en la obra. Entre dichos demonios podemos destacar:
·
Abraxas: En
la Antigüedad se creía que Abraxas era un dios que representaba el Bien y
el Mal, un dios y deidad adorada representante del fuego. La secta gnóstica del
Siglo II d.C. de los Basilideanos, consideraba a Abraxas su deidad suprema. En
la Edad Media, el personaje de Abraxas cambia su perfil para convertirse en un
ser grotesco con cabeza de dragón coronada y cuerpo deforme, manteniendo tan
solo las serpientes como piernas y el látigo de la figura gnóstica. Es
probable que la mística palabra abracadabra fuera derivada de su nombre.
·
Adramelec: Dios
de la mitología fenicia, fue convertido en demonio por la tradición
Judeo-Cristiana. Siendo el Presidente del Senado de los Demonios según el libro
de Collin de Plancy y Canciller del Infierno. Es generalmente representado
con un torso humano y cabeza, y el resto del cuerpo de una mula (o a veces como
un pavo real).
·
Astaroth: Considerado
en la Demonología como el Gran Duque del Infierno de la Primera Jerarquía
Demoníaca, dibujado como un hombre desnudo con alas, manos y pies de dragón y
un segundo par de alas con plumas bajo el principal, llevando una corona,
sosteniendo una serpiente con una mano y cabalgando sobre un lobo o
un perro. Se cree que seduce por medio de la pereza, la vanidad y
filosofías racionalistas en el modo de ver el mundo. También inspira a los
matemáticos, artesanos, pintores y otros artistas liberales, puede volver
invisibles a los hombres, puede conducir a los hombres a tesoros escondidos que
han sido enterrados por hechizos de magos y contesta a cualquier pregunta que
se le formule en forma de letras y números en multitud de lenguas.
·
Bael: Considerado
el primer Rey del Infierno. Se le representa con tres cabezas, con la de
sapo, con la de hombre y con la de gato, y a los que le evocaban concedía el
artificio y medio de hacerse invisibles. Algunos se le considera como una
reminiscencia de Baal (divinidad de varios pueblos situados en Asia Menor como
Fenicia, Cartago, Caldea, Imperio Babilónico, Sidón y entre los filisteos).
·
Behemot: Del
hebreo (בהמות),
bestia mencionada en el Libro de Job 40:15-24 y asociado al hipopótamo aunque
también se le representa con forma de elefante. Durante la Edad Media Behemot
llegó a convertirse en el nombre de un demonio. En la actualidad es sinónimo de
algo extremadamente grande y poderoso.
·
Moloch: Del
hebreo (מלך),
fue un dios de los fenicios, cartagineses y sirios, el cual representaba el
fuego purificante y el alma y al que se le ofrecían diversos sacrificios. Como
muchos de los dioses antiguos, fue asimilado por la Demonología a partir de la
Edad Media apareciendo como un demonio que encontraba placer en provocar
el llanto de las madres a las que robaba sus hijos. Según las tradiciones
demonológicas, su fuerza era especialmente poderosa en el mes de Diciembre.
Según la Biblia
Satánica o Biblia Negra, (libro publicado en 1969 y escrito por Anton
Szandor LaVey con el título original de The Satanic Bible), cuatro grandes
demonios se corresponden con los cuatro elementos principales de la naturaleza:
Satán (fuego), Lucifer (aire), Belial (tierra),
Leviatán (agua).
Grimorios que
establecen distintas clasificaciones demoníacas y de jerarquías
infernales:
·
De praestigiis daemonum (Johann
Weyer, 1563).
·
Pseudomonarchia daemonum (Johann
Weyer, 1577).
·
La Llave Menor de Salomón (Anónimo,
Siglo XVII). También conocido como Lemegeton Clavicula Salomonis, este
libro incluye como primera sección el denominado Ars Goetia, con la
descripción de 72 demonios que se decía que Salomón había evocado y posteriormente
confinado en un recipiente sellado de bronce por magia y diversos símbolos.
Esos demonios se veían obligados a trabajar para Salomón. Otras
cuatro secciones componen este libro (Ars Theurgia Goetia, Ars
Paulina, Ars Almadel, Ars Notoria).
·
El Gran Grimorio (Anónimo,
posiblemente Siglo XVIII).
·
Diccionario Infernal (Collin
de Plancy, 1818 – Ilustraciones posteriores realizadas por Louis Breton en
1863). *Mencionado anteriormente.
El
Gran Pentáculo.
Anexo (Posesión
Demoníaca & Exorcismo).
·
Posesión Demoníaca: Según
determinadas religiones, una persona es víctima de una posesión demoníaca, está
endemoniada, o simplemente está poseída, cuando un espíritu impuro o inmundo
entra en su cuerpo y le hace hablar y comportarse, no como ella quisiera, sino
como el tal espíritu quiere. “Los signos exteriores de la posesión son casi
siempre los mismos: La individualidad se desvanece y surge una distinta,
demoníaca, que dura más o menos tiempo, “a modo de un ataque”, afirma Julio
Caro Baroja. Este trastorno del comportamiento que se atribuye al
apoderamiento del espíritu por uno o más demonios, desde el punto médico se
considera un trastorno disociativo de la histeria y se le denomina
“demoniopatía” o “demoniomanía”. El hablar con muchas palabras de lenguas
desconocidas (xenoglosia) o entenderlas, hacer presentes (materializar
aportes) objetos distantes o escondidos, dermografías, aparición
repentina de heridas en la piel, demostrar más fuerzas de lo normal (sansonismo),
etc. serían pruebas desde el punto de vista paranormal de una posesión
demoníaca. Sin embargo, la ciencia intenta explicar de forma racional estos
casos desde el punto de vista de trastornos disociativos de la mente como puede
ser la esquizofrenia o trastornos delirantes, e incluso el poseer mentalidades
extraordinariamente sugestionables. Desde el punto de vista escéptico, el nivel
cultural y el entorno también pueden favorecer la aparición de casos de
“posesión”, pero con explicaciones perfectamente racionales. Cabe destacar que
las referencias más antiguas de posesiones demoníacas datan de los sumerios,
quienes creían que todas las enfermedades del cuerpo y de la mente eran
causadas por “demonios de la enfermedad” llamados gid-dim. El primer cristiano que inició el estudio de
las posesiones demoníacas fue San Hipólito, llamado el Punzador por su costumbre de utilizar agujas para
encontrar las “marcas del demonio”: Zonas de la piel anestesiadas que en aquel
tiempo se atribuían a firmas del Satanás. En la Edad Media y en los
inicios de la Edad Moderna, están documentados casos de supuestos endemoniados
que fueron objeto de exorcismos. El famoso libro sobre la brujería publicado a
finales del Siglo XV, Malleus Maleficarum, detalla los exorcismos
que pueden efectuarse en diferentes casos. Incluso se creía que los animales
eran objeto de posesión. Cientos de gatos, cabras, y otros animales fueron
sacrificados debido a la creencia de que encarnaban o estaban poseídos por un
demonio. El libro de El Exorcista (1972) de William Peter
Blatty y del que posteriormente se realizó una película homónima que alcanzó un
enorme éxito (éxito que prosigue en la actualidad), estaría basado en
hechos reales. También es muy conocido el caso de la alemana Anneliese Michel,
la cual falleció con 23 años en 1976 tras ser sometida a varias sesiones de
exorcismo durante un periodo de un año tras negarse a continuar con el
tratamiento médico y psiquiátrico que recibía (había sido diagnosticada de
epilepsia con 17 años). Michel estaba convencida de estar poseída de varios
demonios y aseguraba ver “caras malignas” mientras rezaba. Este hecho
inspiró la película El exorcismo de Emily Rose (2005).
·
Exorcismo: Del
griego (ἐξορκισμός), es
la acción sobrenatural de expulsión, realizada contra una fuerza maligna,
utilizando un método religioso para expulsar, sacar o apartar a dicho ente
de la persona u objeto que se encuentra poseído por la entidad maligna (ver,
como ejemplo, posesión demoníaca). Estos entes, dependiendo de las
creencias de los implicados, pueden ser demonios, espíritus, brujos, etc. El
objeto de la posesión puede ser una persona o animal, objetos e incluso lugares
como pueblos o casas (poltergeist). La posesión puede ser
total (el ente toma control de las funciones del poseído, puede
moverse, hablar, etc., a través de la víctima) o parcial (en
la que el ente utiliza al poseído para alguna actividad concreta, como los
íncubos o súcubos, que mantienen relaciones sexuales con la víctima mientras
esta duerme). El ritual de exorcismo incluye la repetición continua de
oraciones y órdenes de expulsión, y el uso de objetos que pueden repeler al
ente, en este caso un demonio, como crucifijos, agua bendita, reliquias, entre
otros. El exorcismo en la teología católica halla su base en los textos
evangélicos donde se narran las liberaciones y expulsiones de demonios que
realizó Jesús como con los endemoniados de Gadara (Mateo 8:28-34) a
un joven (Marcos 9:14-29) mencionando por ejemplo que para
vencer a algunos demonios se requería la práctica de ayuno y oración (Mateo
17:18-19) un poder que incluso tenían sus discípulos (Lucas
10:17-20), y que inclusive los primeros cristianos usaban objetos
personales de los apóstoles a manera de reliquias para expulsar demonios (Hechos
19:11-12). Siete casos específicos de posesión se relatan en los
evangelios. En los primeros siglos no existían fórmulas precisas para
exorcizar, aunque sí el carisma de expulsar demonios, el cual era usado
por los apologistas cristianos para mostrar la divinidad del cristianismo, por
ejemplo Tertuliano (Apología 23) o Minucio Félix (Octavio
27). El libro o texto más utilizado en exorcismos es el Ritual
Romano (Rituale Romanum) que como su nombre indica,
contiene varios rituales religiosos utilizados en la fe católica que no se
encuentran ni en el misal ni en el breviario, aunque algunos están duplicados.
Aunque el texto es famoso por su ritual para el exorcismo (que a su vez se dio
a conocer al gran público a través de la película El Exorcista de 1973),
en él se hallan asimismo una gran variedad de oraciones y bendiciones. Aunque
cada vez es más raro de hallar, cada diócesis católica del mundo dispone de un
sacerdote para tratar el exorcismo, que utiliza el Ritual Romano como único
texto válido para su práctica.
Portada
del Rituale Romanum.
Francisco
de Goya – San Francisco de Borja y el moribundo impenitente (1788).
El Nuevo Ritual de
los exorcismos promulgado en 1998 incluye un resumen de la doctrina sobre
Satanás de la Iglesia católica que explica que entre las criaturas angélicas al
servicio del plan divino aparecen “algunas caídas, llamadas también diabólicas,
las cuales, opuestas a Dios y a su obra y voluntad salvíficas cumplidas en
Cristo, intentan asociar al hombre a su propia rebeldía contra Dios”. El
objetivo del Diablo es seducir con mentiras a todo el mundo y «hacer la guerra
a aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Su fuerza se manifiesta como
“poder de las tinieblas, puesto que odia la Luz, que es Cristo, y arrastra a
los hombres hacia sus propias tinieblas”. El intento del Maligno es impedir que
“vivamos para Dios” (Romanos 14:8).
https://laexuberanciadehades.wordpress.com/2013/01/11/demonologia-jerarquias-demoniacas/
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