ATACAMA NO ES UN DESIERTO CUALQUIERA
El segundo lugar más
árido del planeta sorprende con la diversidad de panoramas que ofrece.
Aterrizar en el aeropuerto de Calama
mecido por el vaivén del viento es la mejor constancia de que el viajero ha
llegado al desierto. Temperaturas cálidas
de día y noches frías terminan de constatarlo. De camino a San
Pedro de Atacama, la nada se apodera de las carreteras
que zigzaguean entre
montículos color ocre. Algunas tumbas salpican el vasto terreno. A cada curva,
la emoción tiñe las pupilas del viajero con el deseo de conocer más y más, de
perderse entre esos paisajes infinitos que mutan con tanta facilidad.
PRIMERA
IMPRESIÓN
El desierto de Atacama se encuentra situado en la región Antofagasta, al
norte del país, limitando con Bolivia y Argentina. Es la segunda zona más árida
del planeta después de los valles secos de McMurdo (en la Antártida). O lo que
es lo mismo, es el lugar con menos precipitaciones que cualquier viajero pueda
conocer. Se encuentra situada a más de 2.000 metros de altura, llegando incluso
a alcanzar los 6.000 en sus montañas más altas.
Son muchos los que
viajan hasta aquí para disfrutar de la variedad paisajística que ofrece, pero
no tantos los que profundizan en la historia
de las comunidades que los han preservado durante años.
INMERSIÓN
TOTAL
Las asociaciones
turísticas y agencias de viaje llevan como lema el turismo sostenible. Su intención es acercar al turista a los orígenes del desierto de la
mejor forma posible. Para ello protegen
caminos y cuidan de que los materiales usados en las excursiones no contengan
plásticos. De esta manera es posible desayunar en un restaurante improvisado y brindar con
vasos de cristal ante las vistas más majestuosas de Atacama. Una buena práctica para conectar presente y
pasado y sumergir a los turistas en los orígenes de los atacameños o
del pueblo likan antai y sus culturas ancestrales tan llenas de energías.
Recorrer esos lugares en los que una vez todas las comunidades andinas fueron
un solo pueblo es un regalo para todos los sentidos.
ATACAMA
ES MÁS QUE UN DESIERTO
Resulta increíble
pensar cómo se desarrollaron las comunidades en el yermo entorno del desierto,
aunque todo cobra sentido al admirar esos cambiantes paisajes desnudos, pero
tan llenos de vida que parecen de ensueño. Montañas con formas imposibles, lagunas de color
turquesa, columnas de agua hirviendo e inmensos mares de dunas. Todo complementado por la característica fauna de los
Andes compuesta principalmente por vicuñas,
guanacos y llamas.
En Atacama la nada no es sinónimo de desierto. Atacama es un espacio sobrecogedor que cala
profundamente a todo aquel que transita por sus apacibles caminos.
PUEBLOS
QUE SON ORIGEN
La mejor muestra
de un pasado muy presente se palpa en los pueblos de la región. Es en ellos
donde se mantienen intactas las costumbres más ancestrales. San Pedro, a donde
todos los turistas llegan para conocer el desierto, posee un pequeño centro colonial y una calle cautivadora en la que se concentra todo el
turismo, la calle Caracoles. Machuca encandila con una iglesia de adobe que hace equilibrios en la ladera de una montaña. Y el colonial
pueblecito de Toconao, hecho casi exclusivamente de piedra volcánica, ejerce
como oasis a 2.475 metros de altura.
LOS
OJOS DEL DESIERTO
Aunque resulte
inverosímil, el desierto de
Atacama está protagonizado por el agua. Lagunas de poca profundidad que son el hábitat de importantes
especies.
La laguna de Tebenquiche, con sus
espectaculares atardeceres, o laguna Chaxa, hogar de
flamencos y otras aves autóctonas, son algunas de las más importantes. Forman parte del salar de Atacama, de 3.000 km2, el
tercero más grande del mundo tras el de Uyuni en Bolivia y las Grandes Salinas
de Argentina. Estas
tierras contienen importantes reservas de litio que, tras ser abiertas para su
extracción, están poniendo en peligro la fauna de la zona.
También hay
sorprendentes lagunas a más de 4.000 metros de altura, las lagunas Altiplánicas. Miñique, Miscanti o Piedras
Rojas proporcionan las panorámicas más
insólitas en las que dejarse embelesar por los encantos de Atacama.
VALLES
Y NOCHES
En Atacama hay
valles con paisajes muy diversos que dejan los sentimientos a flor de piel. El valle de Marte, el de la Luna o el del Arcoíris
hacen viajar al visitante a otro mundo gracias a sus inesperados picos irregulares, a sus
montañas quebradas que otorgan vertiginosas vistas y a sus cerros de infinitas
tonalidades. Por la noche, estos
hechizantes lugares se convierten en los mejores observatorios para divisar las
estrellas. De hecho, Atacama
es uno de los mejores sitios del mundo para disfrutar del firmamento.
SERENDIPICA
TERMAL
A 3.590 metros de
altitud el río Puritama
dibuja ocho pozas escalonadas entre dos acantilados. Una imagen imprescindible de la naturaleza del desierto.
Las aguas de estas termas, que
oscilan entre los 25 y los 30 grados, cuentan con propiedades medicinales y son perfectas para
el relax.
Junto a la laguna
Tebenquiche se encuentra la Laguna
Cejar, con tanta sal que
resulta imposible no flotar en sus aguas. Esta zona es administrada por seis
comunidades indígenas.
GÉISERES
AL AMANECER
“El abuelo que
llora” es la traducción en atacameño kunza de Tatio. Con temperaturas que bajan hasta los menos 22 grados
durante los amaneceres de los meses de invierno, el campo de géiseres del Tatio es otro de los
lugares más altos de la zona, situado nada menos que a 4.280 metros. Para visitar el tercer campo geotérmico del planeta hay que llegar muy temprano, ya que el vapor tan solo se puede apreciar con bajas
temperaturas. También es
posible bañarse en una pequeña piscina geotérmica situada junto a los géiseres.
VOLCANES
PANORÁMICOS
Ascender a
montañas como el cerro Toco, a 5.604 metros de altura, o al volcán Licancabur, a 5.920, es una
actividad solo apta para personas en muy buena forma, ya que la altura puede
jugar una mala pasada. El esfuerzo desempeñado en la ardua tarea será
recompensado con la emoción
más satisfactoria que la región Antofagasta puede regalar, la de superación
propia ante las vistas infinitas de Atacama en todo su esplendor.
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/atacama-no-es-desierto-mas_15111/9
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