SEVILLA: SIGLO XVI, EL RENACIMIENTO EN
SEVILLA
Introducción
Ayuntamiento de Sevilla.
Acontinuación, en esta página,
la cuarta que uVdM dedica al siglo XVI en Sevilla, recorreremos los diferentes
edificios civiles y hospitales de dicho siglo que aún se conservan en Sevilla y
que, por su funcionalidad, en las que, respectivamente, vimos las
casas-palacios, conventos e iglesias de dicha centuria. Además, al igual que en
la introducción de cada una de ellas tratamos someramente, y en este orden, sobre
la población, la religión y la cultura, en ésta será el urbanismo del siglo XVI
el aspecto a considerar. Un urbanismo que, a lo largo de este período, se verá
beneficiado por la enorme riqueza –impuestos cobrados por el Ayuntamiento sobre
los barcos, mercancías y pasajeros; los pasajeros, tripulantes, militares y
personal de la administración que volvían de América con abundante oro y el
dispendio que de éste hacían en la ciudad; los ingresos que dejaban en la
ciudad el personal y las instituciones dependientes del comercio con América,
etc.– que para la ciudad significó el monopolio del comercio con América, lo
que, igualmente, obligó a la construcción de nuevos edificios con que
atenderlo. Estas circunstancias, la mayor disponibilidad económica y la necesidad
de levantar nuevas edificaciones contribuyeron también en una mayor facilidad
para la llegada y la difusión del Renacimiento1.
Sevilla comenzó el siglo XVI
con una estructura urbana cuasi medieval, en la que, a pesar de haber
transcurrido más de doscientos cincuenta años desde su reconquista cristiana
(1248), proliferaban los elementos característicos del pasado musulmán,
acontecido éste entre los siglos VIII y XIII. Encontramos, así, una ciudad
delimitada en gran parte por las antiguas murallas medievales,
recorrida por calles estrechas y tortuosas en las que se levantaban,
normalmente, casas bajas y de sencillas fachadas. Esta trama urbana fue
evolucionando conforme iba avanzando el siglo y llegaba el Renacimiento.
Así, las murallas irían perdiendo su
principal función de defensa, por lo que se levantaría, adosadas a ellas, un
buen número de nuevas construcciones. No obstante, su valía no desapareció, al
ser útiles tanto para el cobro de impuestos sobre los productos que entraban a
la ciudad como para el control de las personas en los casos de epidemias.
Igualmente, hubo algunos
intentos de modernizar las calles, ensanchándolas y alineándolas, y aunque con
no demasiado éxito, sí se logró enladrillar la mayoría. Los vecinos eran
responsables de la reparación de los posibles daños de las vías, existiendo,
desde el reinado de los Reyes Católicos, inspectores que revisaban su
estado. En el caso de que los vecinos no cumplieran con su obligación, el
Ayuntamiento efectuaba la reparación necesaria, cobrándosela luego a aquéllos.
No obstante, las basuras en las calles constituyeron un grave problema
entonces.
Archivo de Indias desde el
siglo XVIII.
Otra dificultad para la ciudad
la constituía La Laguna, nombre con el que se conocía la charca que había
quedado en Sevilla tras el desvío de un tramo del río Guadalquivir y que no
acababa de secarse por completo, al ir rellenándose tanto con la lluvia como
con las aguas sucias que eran vertidas en sus aledaños. En 1574, el asistente
don Francisco de Zapata, conde de Barajas, desecó esta laguna y la convirtió en
un paseo arbolado de álamos, de ahí su nombre de la Alameda, al que embelleció,
dentro del estilo renacentista, con diversas fuentes y con dos columnas de
granito procedentes del templo romano de la calle Mármoles.
Estas últimas se encuentran rematadas por las estatuas de los que,
tradicionalmente, se han considerado como fundadores de la ciudad, Hércules y
Julio César, obras ambas del escultor Diego de Pescara. Como podemos leer
acerca de ellas en la página 148 del libro “Historia de Sevilla”, de José María
de Mena, “[...] retratan a Carlos I y Felipe II, en indumento2 de Hércules y de César [...]”. Además de éstas, situadas en uno de los extremos de la Alameda,
hay otras dos, instaladas ya en el siglo XVIII, coronadas por dos leones
portando los escudos de España y de Sevilla.
Sevilla no contaba con Plaza
Mayor, pero, por la importancia de los edificios que la enmarcaban –el Ayuntamiento,
la Audiencia, la Cárcel Real y el Convento de San Francisco–, la
Plaza de San Francisco quedaba señalada como si lo fuese y constituía, junto a
la Alameda, las dos principales plazas de la ciudad. Otras plazas a destacar
son la del Salvador, en cuyo interior se celebraba el mercado.
En cuanto a las casas, se fue
dando más importancia a su aspecto exterior, dotándolas de una mayor
monumentalidad y altura, como podemos ver en los palacios de la Condesa de Lebrija y de Mañara, en la casa-palacio de los Moreno de la Cova y en las casas de Pilatos, de los Pinelo y de Salinas. En general, con la llegada
del Renacimiento, los dueños que se lo podían permitir fueron levantando, o
reformando, sus casas alrededor de un patio y con unas fachadas dotadas de un
mayor número de vanos3 y
de portadas de carácter más monumental. De esta forma, las casas palaciegas
sevillanas, a lo largo del siglo, irán evolucionando desde el estilo mudéjar4 al
renacentista.
Las clases más humildes, en
cambio, continuaron viviendo en corrales de vecinos, de origen musulmán y
dotados de patio, una única entrada y servicios comunes. Francisco de Ariño,
cronista de Sevilla y vecino del barrio de Triana, recoge en su libro “Sucesos
de Sevilla de 1592 á 1604”, la existencia, a finales de siglo, de los corrales
de Trompeteros (pág. 29), de la Porra (pág. 32) y de la Parra (pág. 93), aunque
estos dos últimos puede que sean el mismo.
La ciudad estaba dividida
entonces en collaciones5,
formadas éstas por un conjunto de viviendas dependientes de un templo
parroquial. Según vemos en la página 97 del libro “Historia de Sevilla”, de
Manuel Jesús Roldán, las collaciones en Sevilla a principios
del siglo XVI sumaban un total de 27, siendo las mayores la de la Catedral de Santa María la Mayor y la de la Iglesia de Santa Ana.
Esta cifra aumentó a 29 para finales de esta centuria al sumarse las collaciones de
San Bernardo y de San Roque, situadas ambas fuera de las murallas de la ciudad.
Capilla de la Divina Pastora en
el antiguo Hospital de San Bernardo, también llamado de los Viejos.
Besamanos
de la Divina Pastora
El comercio con América hizo
del río Guadalquivir, con el área portuaria extendida entre la Puerta de Triana
y la Torre del Oro, la pieza fundamental del
desarrollo económico de Sevilla. Para ello, el río necesitaba estar libre para
el tránsito de un elevado número de barcos que, además, iban creciendo en
tamaño. Esto, en ocasiones, fue un problema, debido, sobre todo, a los bancos
de arena y al depósito de desechos. Continuando con el Guadalquivir, es de
señalar cómo en aquel tiempo –y a pesar de que, como ya hemos mencionado,
la collación de
Santa Ana era una de las dos mayores de la ciudad– no había aún un puente de
piedra que comunicara el Barrio de Triana, situado al otro lado del río, con el
resto de la ciudad. El paso entre ambas zonas seguía dependiendo de uno de
barcas, con todos los problemas de mantenimiento y vulnerabilidad que ello
conllevaba. A pesar de que para finales de siglo se estudió la posibilidad de
sustituirlo por otro de piedra, este proyecto no se llevó a cabo, dado el
elevado precio de la obra.
En esta época, los principales
órganos de gobierno presentes en Sevilla eran el Concejo, lo que vendría a ser
el Ayuntamiento en la actualidad, y la Audiencia, el órgano de mayor
importancia judicial en la ciudad. El Concejo estaba inicialmente formado por
los caballeros veinticuatro6, nombre que recibía por el
número inicial de miembros que lo formaban, aunque en este siglo llegaron a
sumar hasta 83 personas. El cargo de mayor importancia en Sevilla era el de
asistente, conocido en otras ciudades con el nombre de corregidor y que actuaba
como representante del rey. Con él, el monarca controlaba el poder municipal.
El segundo cargo en importancia recaía en el alguacil mayor, el cual –según
podemos leer en la página 103 de la obra de Manuel Jesús Roldán “Historia de
Sevilla”– no podía ser ocupado, desde el año 1556, por sevillanos.
La Audiencia tiene sus orígenes
en los tribunales de la Edad Media que auxiliaban a la Corona en las causas de
justicia. Inicialmente, era un tribunal de carácter itinerante, hasta que Juan
I, rey de Castilla entre 1379 y 1390, lo situó en Segovia. Posteriormente, Juan
II, soberano castellano entre 1406 y 1454, lo dividió en dos, continuando uno,
en Segovia, mientras que el otro se instalaba en Sevilla. En 1447, se
reunificaron en uno solo, que, con el nombre de Chancillería, se instaló en
Valladolid, permaneciendo así hasta 1494, año en que los Reyes Católicos crearon una nueva, con
sede inicial en Ciudad Real y trasladada, en 1505, hasta Granada. No se sabe
con certeza la fecha de creación de la Real Audiencia de Sevilla, siendo de
particular importancia las Ordenanzas de los años 1525 y 1566, y la Real
Provisión de 5 de mayo de 1554, en la que se establece que pasará a llamarse
Real Audiencia de Sevilla. Consistía entonces en un órgano judicial al que se
apelaba de causas civiles y criminales procedentes de otros juzgados de
inferior categoría. Posteriormente, en 1812, toma el nombre de Audiencia de
Sevilla, considerada antecesora de la Audiencia Territorial de Sevilla, de
1834, la cual actúa como tribunal superior de las provincias de Sevilla, Cádiz,
Córdoba y Huelva.
Pintura del siglo XVI,
atribuida a Sánchez Coello, existente en el Museo de América y datada entre 1576 y 1600.
En
ella, se pueden observar tanto la gran actividad del puerto de Sevilla como el
trabajo de sus astilleros.
http://sevillamiatours.com/la-sevilla-no-relucia-siglo-oro/
Durante este siglo, y debido a
la bonanza económica, se construyeron en Sevilla, entre otros, los edificios de
la Audiencia Real,
el Ayuntamiento,
la Fábrica de Artillería,
y los hospitales de las Cinco
Llagas, de Nuestra Señora de la Paz y de San Bernardo (o de los Viejos). Además, y debidos a la
situación de privilegio de que disfrutaba Sevilla en relación al comercio con
el Nuevo Mundo, se construyeron la Casa
de Contratación de Indias, la Casa de la Moneda y la Lonja de Mercaderes.
De entre estos tres últimos, de
la Casa de Contratación y de la Lonja de Mercaderes trataremos
a continuación, en esta misma página, mientras que de la Casa de la Moneda,
debido a la gran reconstrucción a la que fue sometida durante el siglo XVIII,
lo haremos, más profundamente, al publicar la página correspondiente a dicho
siglo.
Sí diremos sobre la Casa de la
Moneda de Sevilla que ésta tuvo su origen en la anterior ceca7 de
la ciudad y que fue una de las cinco cecas castellanas a las que los Reyes Católicos, en 1497, permitieron
continuar con su labor. Cerca de ésta, en las huertas de las Atarazanas, se levantó la Casa Nueva de
la Moneda, en una ubicación situada a media distancia de la que separaba a los
muelles de la Casa de Contratación. Tal y como se señala en la ficha de la Casa
de la Moneda existente en Infraestructura de Datos Espaciales (ide.Sevilla), era éste un trayecto en el que los mercaderes de metales
preciosos compraban los lingotes de plata y oro a los pasajeros que volvían de
América para, a continuación, encargarse de su acuñación “[...] en una
casa de moneda [...]”. De la importancia de esta Casa de la Moneda hablan
los datos de que, durante el reinado de Felipe II, en la España peninsular, fue
la responsable del 87% del oro acuñado y del 72% de la plata labrada.
Pasemos, a continuación, a ver
los edificios civiles y hospitales que se construyeron en este siglo XVI y que
han llegado a nuestros días.
*
* *
Edificios civiles y hospitales del siglo
XVI
Ayuntamiento
de Sevilla. Fachada que da a la Plaza de San Francisco.
Nuestro punto de partida es
el Ayuntamiento de Sevilla, situado entre la Plaza Nueva, por donde tiene su
entrada, y la Plaza de San Francisco, lugar en el que antaño estuvo el Convento
Casa Grande de San Francisco, hoy desaparecido –de él, sólo ha llegado a
nuestros días la Capilla de San Onofre– y al
que se hallaba unido, posiblemente, por medio del arquillo existente, a través
del cual se accedía al compás8 del
recinto conventual.
Antes de entrar en detalles sobre
el edificio actual, debemos mencionar que la primitiva sede del Ayuntamiento estuvo situada en el Corral de los
Olmos, junto al Patio de los Naranjos,
compartiendo así dicho espacio con el Cabildo catedralicio.
Las trazas de lo que serían las
nuevas Casas Capitulares,
así como su decoración, están datadas en el año 1528 (1526 ó 1527, según otros
autores) y fueron ejecutadas por Diego de Riaño, quien, debido al retraso (la
construcción se demoró hasta 1532), no puedo ver terminada la obra, pues
fallecería en 1534. Su continuación, entre 1535 y 1560, corrió a cargo de Juan
Sánchez, discípulo del primero, autor de la fachada que da a la Plaza de San
Francisco y de la escalera. Más adelante, entre los años 1561 y 1569, sería
Hernán Ruiz II quien se pondría al frente de la dirección de los trabajos,
atribuyéndosele a él, por el parecido de la decoración a la empleada en sus
obras, la planta que se asienta sobre el arquillo, la cúpula de la escalera del
archivo y la planta alta de la fachada de la Plaza de San Francisco. Hernán
Ruiz II sería sucedido por Benvenuto Tortello de 1569 a 1571, al cual se ha
atribuido la construcción de la Capilla del Concejo.
A lo largo del siglo XIX, y
derribado ya el convento franciscano, el inmueble sería reformado y ampliado
con una nueva planta en el solar resultante. A este período, corresponden tanto
la fachada que da a la Plaza Nueva (1861), obra de Balbino Marrón, como la
ampliación realizada hacia la Plaza de San Francisco (1868), de Demetrio de los
Ríos, quien intentaría imitar el aspecto de la construcción original.
Las últimas restauraciones
corresponden ya al siglo XX, cuando el edificio del consistorio sevillano fue
reformado entre 1989 y 1992, primero, por Aurelio del Pozo, y después, por Luis
Fernando Gómez-Stern.
De este modo, el inmueble que tenemos actualmente está compuesto por dos módulos diferenciados por sus estilos: por un lado, el construido originalmente, de estilo renacentista, y por otro lado, el resultante de la ampliación del XIX, éste, neoclásico10.
Arquillo
por el que se accedía al compás del desaparecido Convento Casa Grande de San
Francisco.
Se trata de una construcción de
planta rectangular, y, por tanto, de cuatro fachadas, y de tres plantas, siendo
las dos primeras de la zona Sur y Este las pertenecientes a la obra original,
mientras que la ampliación se corresponde con la tercera planta, ocupando,
pues, el espacio entre las plazas de San Francisco y Nueva.
Así, en la fachada de la Plaza de
San Francisco, podemos contemplar dos plantas que, aunque fueron realizadas en
dos períodos distintos, guardan un mismo esquema compositivo, quedando ambas
decoradas con una amplia variedad de elementos platerescos11. El primer piso consta de un zócalo y pilastras con
ornamentación a candelieri14 en los entrepaños; en cuanto a la planta alta, el esquema es
parecido, si bien las columnas se hallan en los laterales, y los pilares, en el
centro. Los citados entrepaños tienen todo el mismo tamaño, a excepción del
central, en el que se abre la puerta, y que es, por tanto, de una anchura
mayor.
Por lo que respecta a las
ventanas, estas son de diferentes medidas, siendo más anchas las abiertas en la
zona de la puerta y más estrechas las laterales; su decoración va en función de
sus dimensiones, presentando emblemas heráldicos las mayores.
Cuenta el edificio con un
apeadero, de planta rectangular y cubrición de bóvedas vaídas18 con
nervios19 corvados24;
en este espacio, destacan los elementos ornamentales de estilo gótico, los
frisos25,
los tondos37 y
los tenantes38.
El alzado queda desarrollado por
medio de un esquema de arco triunfal39 con las figuras de Hércules y Julio César,
rematándose en la planta alta con un vano adintelado40 decorado con motivos heráldicos. Según la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, “El mensaje iconográfico alude a la concepción del edificio como
templo de la justicia y como testigo y reflejo de la historia de la ciudad”.
Del interior del consistorio,
podríamos destacar la llamada Sala Capitular Baja, que se cubre con una bóveda
vaída acasetonada42 renacentista; la pieza se halla ornamentada con
figuras que representan a reyes, así como con emblemas del emperador Carlos V. En cuanto a la
escalera, de ella destaca también su cubierta, una cúpula atribuida a Hernán
Ruiz II que, según consta en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, “en su época representó un avance artístico y técnico”;
sus elementos decorativos salieron de las manos de Toribio de Liébana y Roque
Balduque, participando también Esteban Jamete.
Ya en la planta alta, tenemos la
otra Sala Capitular, cubierta con un destacado artesonado de madera dorada y
estofada43 diez
años más tarde de su construcción por Antón Velázquez y Miguel Vallés, y que
guarda cierto parecido con el techo del Salón de Carlos V del
Alcázar sevillano. Junto a esta sala, se encuentra el Archivo del Ayuntamiento
y Contaduría, una estancia alargada hacia la Plaza de San Francisco y la
avenida, decorada por medio de hornacinas, pilastras de grotescos46 al
Oeste y dos pares de columnas que han llegado a nuestros días de la doble
galería porticada con que contaba el edificio original y que, agregada por
Hernán Ruiz II a partir de 1563 en su extremo Norte, fue derribada durante las
obras del siglo XIX.
El edificio del Ayuntamiento de Sevilla fue
declarado Monumento Histórico-Artístico el 4 de junio de 1931.
Localización: Plaza Nueva, 1. 41001 Sevilla.
Real Audiencia de
Sevilla, hoy, sede de la Fundación Cajasol.
https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Audiencia_de_los_Grados_de_Sevilla
Frente al Ayuntamiento, en la Plaza de San Francisco,
encontraremos el edificio que antaño ocupó la Real Audiencia de Sevilla y que hoy (enero de 2021) es sede de la Fundación Cajasol.
Si bien se desconoce cuándo fue
creada la llamada Real Audiencia de los Grados de Sevilla, sí se sabe
que, a principios del siglo XVI, esta institución estaba instalada en la Casa de Pilatos, siendo por
entonces cuando se trasladaría a la casa Cuadra de la plaza donde hoy se asienta.
El actual inmueble, uno de los
más tardíos en transformar su estilo al renacentista, sería construido por
mandato de Felipe II entre 1595 y
1597. Poco después, en 1605, se renovaría su fachada al encontrarse derribada,
proponiendo el Ayuntamiento que el inmueble fuera retranqueado para regular de
este modo la imagen de la plaza, obras que finalizarían en 1606. La ejecución
de los trabajos, “A falta de documentación”, como
podemos leer en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, se ha atribuido “a diversos arquitectos,
principalmente a Hernán Ruiz, Vermondo Resta y Alonso de Vancelvira”.
Varias han sido las
transformaciones que ha sufrido con el paso de los siglos. Así, a partir de
1818, se trasladaría la portada y el balcón principal al centro del inmueble;
en 1842, la fachada sería coronada con un reloj y una escultura con la imagen
de San Saturno; y en 1861, se eliminaría la torre por hallarse en estado
ruinoso.
Ya en el siglo XX, el 6 de agosto
de 1918, se produciría un incendio que obligaría a la institución de la Audiencia a trasladarse al edificio del entonces
Palacio de Justicia (en la actualidad, sede del Archivo Histórico Provincial),
en la Calle Almirante Apodaca, lugar en el que permanecería hasta 1924; en
cuanto a la parte histórica del archivo que sobrevivió al incendio, una parte
se depositó en el Palacio Arzobispal, mientras que otra fue a la sede de la
Universidad de Sevilla, regresando a mediados de siglo al edificio de la Real Audiencia. Entre 1918 y 1923, Aníbal González
dirigiría los trabajos de rehabilitación tras el incendio, mediante los cuales
el edificio adquiriría “un aspecto similar a la Universidad de Alcalá de Henares”,
según la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. Finalmente, en 1970, se llevarían a cabo nuevos
trabajos en la antigua Real Audiencia, dirigidos en esta ocasión por
Rafael Manzano Martos, con el objetivo de adaptarla como sede central de la
Caja de Ahorros Provincial San Fernando de Sevilla y Jerez (hoy, Fundación
Cajasol), siendo la Audiencia trasladada
al inmueble que se había construido en el Prado de San Sebastián y que
albergaría los Juzgados de Sevilla.
Si observamos la fachada
principal, veremos que ésta está dividida en tres plantas, quedando éstas, a su
vez, separadas horizontalmente por una cornisa, mientras que verticalmente se
estructura con pilastras de distintos órdenes, dividiendo los espacios en
altura de dos, tres y cuatro huecos: el piso bajo, con ventanales de grandes
dimensiones con orejetas; la segunda planta, con balcones que coronan frontones47 triangulares
rematados por bolas; y el tercer cuerpo, con vanos de medio punto flanqueados
por columnas corintias48.
El conjunto se remata por medio de un antepecho52 abalaustrado53 ornamentado con bolas y flameros54.
La portada de acceso se abre en
el centro de esta fachada principal, ocupando su diseño los tres cuerpos. Así,
el cuerpo bajo es un gran hueco adintelado que flanquean pares de pilastras
cajeadas55 que
sostienen un entablamento, del cual la cornisa es la base del balcón principal.
El segundo parte de un vano también adintelado, a cuyos lados hay, asimismo,
sendos pares de pilastras, en este caso, jónicas56 y
sobre pedestal; aquí, se puede ver una inscripción y un escudo rematando la
ventana. Por último, el tercer cuerpo parte de la cornisa y nos muestra un
escudo de los Austria con el águila bicéfala, estando flanqueado por pares de
pilastras que, al igual que los anteriores, sustentan un entablamento, éste
coronado por un frontón triangular rematado por pedestales con bolas y copetes62.
Se trata de un edificio de planta
cuadrangular que, como hemos dicho, cuenta con tres pisos de altura y al que se
accede atravesando un zaguán, llegando a un patio central a cuyo alrededor se
organizan las diferentes dependencias.
El mencionado zaguán presenta una
triple arquería doble sobre columnas pareadas, teniendo la segunda de las
arquerías un cierre con rejas de hierro que da acceso al patio. Éste, porticado
y de dos plantas, está delimitado por arquerías de medio punto63 en sus cuatro laterales, mostrando tondos lisos en
las enjutas64,
y quedando sustentados los arcos por columnas de capitel de castañuela, en el
piso bajo, y de capitel jónico, en el alto. La galería superior tiene un
antepecho con balaustrada de mármol. En el centro, hay dispuesta una fuente,
también de mármol.
De las estancias que lo rodean,
destaca la que, antiguamente, recibía el nombre de Salón de Acuerdos. Asimismo,
en uno de los frentes, se encuentra la escalera monumental, por medio de la
cual se va al piso superior y en la que se pueden contemplar los azulejos que
componen su zócalo.
El edificio de la antigua Real Audiencia fue declarado Monumento
Histórico-Artístico el 12 de diciembre de 1963, con fecha de publicación en el
BOE de 2 de enero de 1964.
Localización: Plaza de San Francisco, 1. 41004 Sevilla.
https://www.historiadelnuevomundo.com/creacion-de-la-casa-de-contratacion-en-sevilla/
Cristóbal Colón, con el
patrocinio de los Reyes Católicos, realizó un
total de cuatro viajes hasta el Nuevo Mundo (continente americano). El primero,
que culminó con el Descubrimiento de América, trascurrió entre el 3 de agosto
de 1492, en que zarpó de Palos de Moguer (Huelva), y el 15 de marzo de 1493,
cuando arribó a Lisboa. Un segundo viaje lo emprendió partiendo de Cádiz el 25
de septiembre de 1493 y regresando a este mismo puerto el 7 de junio de 1496.
Tras esta travesía, el control del tráfico de barcos y mercancías hasta América
recayó en un hombre de confianza de la reina de Castilla, Isabel I, su capellán y
arcediano de la Catedral de Sevilla, don Juan Rodríguez de Fonseca.
El tercer viaje de Colón comenzó
el 30 de mayo de 1498 en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y terminó el 25 de
noviembre de 1500 en Cádiz. El cuarto y último, lo inició en Cádiz el 9 de mayo
de 1502 y lo finalizó en Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre de 1504. Es
precisamente durante este cuarto trayecto cuando el 20 de enero de 1503, en
Alcalá de Henares (Madrid), los Reyes Católicos firmaron
una Real Provisión por la que se creaba la Casa de Contratación y Negociación de Indias, con sede en la ciudad de Sevilla. Así, el tráfico
marítimo con el Nuevo Mundo dejaba de estar controlado por una única persona,
don Juan Rodríguez de Fonseca, y pasaba a depender de un organismo colegiado
que debía contar con un factor, un tesorero y un escribano.
La personas designadas para
ocupar estos puestos fueron el genovés Francisco de Pinelo, amigo de Cristóbal
Colón y autor de un proyecto inicial, en 1502, de Casa de Contratación, como factor; el doctor Sancho de
Matienzo, letrado y canónigo de la catedral sevillana, como tesorero; y Jimeno
de Briviesca, con experiencia en la preparación de los últimos viajes de Colón,
como escribano y contador.
Como podemos leer en el tratado
“Norte de la Casa de Contratación de las Indias Occidentales”, publicado en 1672
por José de Veitia Linaje:
“[...] hasta que la señora Reina Doña Juana
por su cédula, fechada en Alcalá de Henares a 14 de Febrero de 1503, refrendada
de Juan López, dirigida al Doctor Sancho de Matienço, Canónigo de la Santa
Iglesia de la Ciudad de Sevilla; Francisco Pinelo, Jurado, Fiel Ejecutor de
ella, y Jimeno de Briviesca, Contador de la Armada de las Indias (que como tal
se halla que despachó la primera el año de 1501.) les hizo saber, que
juntamente con el Rey había mandado hacer en la dicha Ciudad, en las Atarazanas
de ella en la parte que pareciese más conveniente, una Casa para la
Contratación, y negociación, de las Indias, y de Canarias, y de las otras Islas
que se habían descubierto, y se descubriesen, a la que se habían de traer todas
las mercaderías, y otras cosas que necesarias fuesen para la dicha
Contratación, y las que se hubiesen de llevar a las dichas Islas, y traer de
ellas, y que había de haber en la dicha Casa un Factor, un Tesorero y un
Escribano que tuviesen cargo de toda la dicha negociación [...]”.
De esta forma, con esta Casa de Contratación, en vez de seguir el modelo
portugués, según el cual era la Corona la que fletaba los barcos, eran los
particulares quienes se encargaban de comerciar con América, algo a lo que la
Corona de Castilla, entonces, no podía hacer frente. Así, la Casa de Contratación, en vez de ser un estamento
comercial, fue un órgano de control de dicho comercio.
Como nos cuenta Ramón María
Serrera en la página 6 de su artículo “La Casa de Contratación en el Alcázar de
Sevilla (1503-1717)”, publicado en el número 38 del Boletín de la Real Academia
Sevillana de Buenas Letras, de 2008, en la Ordenanzas de fundación de la Casa
se estipuló que esta fuera “[...] un órgano administrativo
de control dependiente de la Corona para controlar, inspeccionar, intervenir,
registrar y fiscalizar todas las cosas tocantes a la dicha negociación [...]”,
surgiendo así una institución mercantil situada a caballo entre una aduana y
una oficina comercial.
A lo largo de su historia, sus
Ordenanzas fueron modificadas, ampliadas y sustituidas por otras nuevas, siendo
interesante resaltar cómo a partir de septiembre de 1511, por una Real
Provisión, sus funcionarios pasaron a ser Jueces Oficiales de la Contratación,
con plena jurisdicción, tanto civil como criminal, en lo concerniente a la
navegación y el comercio con América.
El 22 de marzo de 1508, la Casa de Contratación vio aumentada su plantilla y,
a la par, sus funciones, con el puesto de Piloto Mayor, lo que significó la
creación, en su seno, de una escuela de navegación y de una oficina de
hidrografía. En cuanto a la importancia de estas nuevas funciones, pensamos que
queda aclarada sabiendo que su primer Piloto Mayor fue Américo Vespucio
(Amerigo Vespucci), de quien el Nuevo Mundo tomó el nombre de América. Este
cargo era el responsable de examinar a los pilotos que quisieran realizar la
“Carrera de Indias” y de mantener actualizado el Padrón Real, siendo éste el
mapa modelo que se fue creando, y actualizando, conforme a los nuevos descubrimientos
y experiencias geográficas y cartográficas se iban sucediendo en América y, por
tanto, de donde salían las cartas de navegación. La posterior creación, el 4 de
diciembre de 1552, mediante una Real Cédula, de una Cátedra del Arte de
Navegación y de Cosmografía hizo que en el interior de la Casa de Contratación surgiera la considerada como
la primera moderna Escuela de Navegación de todo Europa. Se convierte así en un
centro de investigación universitario sobresaliente en las ramas de Cartografía
(ciencia que estudia los mapas), Cosmografía (descripción astronómica del
mundo), Geografía (ciencia que trata de la descripción de la Tierra) y Náutica
(ciencia o arte de navegar). Entre otros logros, debemos señalar que en esta
Casa fue donde Americo Vespucio –como Piloto Mayor– , Fernando de Magallanes y
Juan Sebastián de Elcano trazaron la ruta de la Primera Vuelta al Mundo y que
también fue en ella donde Juan de la Cosa dibujó el mapa más antiguo del mundo
en el que aparece representado el continente americano.
A la situación de deterioro
general por la que pasaron los organismos públicos de la Corona Española
durante el siglo XVII no fue ajena la Casa de Contratación,
al derivar en un organismo corrupto y con exceso de funcionarios en el que se
pagaban cifras muy elevadas por ocupar un cargo en esta institución.
Todo ello derivó en un sistema
ineficaz, incapaz de controlar las mercancías de contrabando que entraban y
salían a ambos lados del Atlántico. De este modo, tras la llegada de la nueva
dinastía borbónica (1700), la Casa de Contratación traslada
su sede en 1717 hasta Cádiz, ciudad que, en la práctica, se había ido
convirtiendo en el puerto inicial y final de la Carrera de Indias.
Como sede de la Casa de Contratación se eligieron inicialmente
las Reales Atarazanas, antiguos
astilleros construidos en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X “el
Sabio”. Sin embargo, debido a las frecuentes y graves inundaciones que las
subidas del río Guadalquivir causaba en la ciudad en aquella época, y dada la
cercanía de estos astilleros al río, con el posible daño que el agua causaría a
las mercancías que hubiera en ellas almacenadas, se decidió buscar una nueva
ubicación.
Este nuevo emplazamiento estaría
situado en el Real Alcázar, en el antiguo
Al Qasr Al-Mubark, o Alcázar de las Bendiciones,
el palacio construido por Al-Mutamid, y en el conocido desde la Edad Media
como Cuarto de los Almirante,
una elección, esta última, motivada tanto por ser el lugar del Alcázar más cercano al
Puerto de las Muelas como por la significación del mismo. Y es que el Cuarto de los Almirante había
sido la sede tanto Almirantazgo de Castilla como de su Tribunal, organismo éste
al que la Casa de Contratación iba a
sustituir en algunas de sus funciones. Además de este Cuarto, la Casa de Contratación se extendería por el espacio
limítrofe conocido como los Cuatro Patios, mencionado en ocasiones como Cuatro
Palacios.
Una primera fase de los trabajos
de construcción, y/o adaptación, de los espacios seleccionados se desarrollaron
bajo la dirección del maestro mayor de obras y carpintería del Alcázar Juan de
Limpias entre 1503 y 1506. En esta etapa, también se construye la portada de
piedra, trabajo del maestro mayor de la Catedral Alonso Rozas.
Una obra de ampliación, que, entre otras actuaciones, añadió el Cuarto de los
Cuatro Patios, se llevó a cabo entre 1506 y 1515. En 1553, una tercera etapa de
construcción volvió a ampliar el espacio disponible con la compra y anexión del
colindante Hospital de Santa Isabel. Además de otras obras de mejora, destaca
la intervención llevada a cabo en 1604, tras un importante incendio que,
afortunadamente, no afectó a su estructura. No obstante, en cuanto a la calidad
de su construcción, nunca tuvo este edificio el carácter de suntuoso, sino, más
bien, la de un edificio de oficinas y almacenes.
Finalmente, en el siglo XX, en
concreto, en el año 1973, la antigua Casa de Contratación de Indias sería
derribada, levantándose en su solar la hoy Delegación del Gobierno de la Junta
de Andalucía en Sevilla, un edificio que mantiene parte del muro y del patio de
la vieja Casa.
Afortunadamente, en el interior
del Alcázar, ha quedado el
antiguo Cuarto del Almirante, con
la Sala de Audiencias, también
utilizada como Capilla. Esta dependencia se cubre con un artesonado en madera
del siglo XVI y cuenta en su interior con el Retablo de la Virgen de los
Mareantes, el cual supone, como escribimos en nuestra página Sevilla (X): siglo XVI, el Renacimiento en Sevilla (III), “[...] la primera
representación en Europa de los indios americanos, los cuales aparecen
cobijados, junto a personajes de la Corte Española, entre los que pueden estar
Cristóbal Colón y Hernán Cortés, bajo el manto de la Virgen. A los pies de la
Virgen, vemos los distintos tipos de barcos españoles de la época, mientras que
en los cuatro cuarteles de los laterales, de arriba a abajo y de izquierda a
derecha, tenemos a San Sebastián, Santiago, San Telmo y San Juan. Del
significado de esta obra, además del artístico, podemos señalar que era ante él
donde los marinos españoles rezaban, implorando por tener una buena travesía,
antes de partir hacia América, y era este mismo retablo ante el que se
arrodilló Juan Sebastián de Elcano tras volver de su épica travesía en la que
dio la primera vuelta al mundo”.
Localización: Patio de Banderas, s/n, en cuanto al Cuarto del Almirante y
la Sala de Audiencias; y Plaza de la Contratación, 3, en cuanto al solar de la
Casa de Contratación en donde se encuentra hoy la Delegación del Gobierno de la
Junta de Andalucía en Sevilla. 41004 Sevilla.
Como hemos visto hasta ahora, la transformación que va sucediéndose en la Sevilla del siglo XVI va unida al desarrollo económico de la ciudad, fomentado, una parte de éste, por el auge de un sector de la sociedad sevillana como era el de los cargadores a Indias, mercaderes dedicados al comercio con estas tierras.
En el año 1503, se crea la Casa
de la Contratación, la cual, con sede en Sevilla, concretamente en el Alcázar, como ya hemos
visto, establecería una especie de monopolio de este comercio. A mediados de
siglo, en 1547, los mercaderes que trataban con las Indias crearían en la
capital hispalense el llamado Consulado de Cargadores a Indias (o de
Mercaderes), con el fin de solucionar sus propios asuntos civiles y económicos;
al principio, éste se instalaría en la Casa de la Contratación, pero la falta
de espacio donde estos comerciantes pudieran reunirse la solventaban haciéndolo
en las gradas de la Catedral e incluso en
el interior del templo, lo que motivó que el Cabildo la rodeara con columnas y
cadenas, evitando así el acceso. Es así como surge la necesidad de construir la
llamada Casa
Lonja, que es el edificio que
ahora nos ocupa y que, en la actualidad, acoge la sede del Archivo General de Indias, llegando a un acuerdo para ello en 1572 el arzobispo de
la ciudad, don Cristóbal de Rojas y Sandoval, y el rey Felipe II.
Si bien en una lápida ubicada
sobre la puerta Norte del inmueble se indica que la Lonja empezaría a utilizarse el 14 de agosto de
1589, en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía apuntan que “existen testimonios que avalan
que los comerciantes no comenzaron a utilizarla hasta mediados del siglo XVII”,
por lo que es posible que su uso hasta ese momento fuese provisional
(elecciones, juntas generales, audiencias, etc.). Al tratarse de un edificio de
tan grandes dimensiones, el Consulado ocuparía solamente la planta baja; no
sería de extrañar, pues, que el piso superior fuese cedido para otros usos.
Ejemplo de ello es que entre 1660 y 1674 se instaló aquí la Academia de Pintura
fundada por Bartolomé Esteban Murillo.
En 1717, la sede de la Casa de la
Contratación, junto con el Consulado de la Casa Lonja, fueron
trasladados a Cádiz, año a partir del cual quedaría en Sevilla únicamente una
Delegación o Diputación de Comercio. Desde ese momento, las dependencias de
la Casa Lonja serían empleadas por diferentes
instituciones hasta que, llegado el año 1784, la Corona, con Carlos III como
monarca, decreta por Real Orden que se instale en el antiguo inmueble el
Archivo de Indias, que permanece hasta nuestros días, para centralizar en este
lugar toda la documentación relacionada con los territorios españoles de
ultramar y que hasta entonces se hallaba dispersa en diferentes archivos
(Simancas, Sevilla y Cádiz). El impulsor del proyecto sería el entonces
secretario de Indias don José de Gálvez y el ejecutor, el historiador,
académico y cosmógrafo mayor de Indias don Juan Bautista Muñoz.
Así, nos encontramos ante un
edificio construido a partir de 1583 por Juan de Minjares, Alonso de Vandelvira
y Miguel de Zumárraga –si bien las trazas se deben a Juan de Herrera– en una de
las zonas más importantes de la Sevilla del siglo XVI, con la Catedral, los Reales Alcázares, la Casa
de la Contratación, la Aduana, las Atarazanas, la Audiencia
Real, la nueva Casa de la Moneda, etc. en sus inmediaciones. Las obras se
prolongarían hasta 1646. En 1785, sería reconstruido con el fin de instalar en
él el ya citado Archivo de Indias.
Se trata de una construcción
exenta, de planta cuadrangular y elevada sobre una plataforma con la que se
consigue salvar el desnivel del terreno que aquí hay; asimismo, esta
altura “establece un juego de proporciones entre la Catedral, el Alcázar y, en su día, la muralla, al que contribuyen los remates
piramidales colocados en sus cuatro ángulos”,
tal y como se indica desde la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía.
El inmueble fue levantado con dos
pisos de altura y un patio porticado con columnas dóricas y de notables
dimensiones en el centro. En los paramentos de las fachadas, se emplearon
ladrillo y piedra, lo que los dota de una bicromía de fondo rojo que contrasta
con el amarillo de las pilastras de piedra, las cuales se presentan pareadas en
las esquinas. Sendos pisos se hallan separados entre sí por medio de un
entablamento de piedra que rodea el edificio. Cada fachada se divide, a su vez,
verticalmente de manera regular. De este modo, hay once vanos rectangulares en
cada frente de la planta alta, entre los que se intercalan las pilastras,
mientras que en la planta baja, las ventanas quedan alternas de manera
simétrica cada dos con una puerta, habiendo un total de ocho ventanas y tres
puertas. De estas últimas, las centrales “encabezan los ejes del
cuadrado de la planta y las laterales los de las galerías externas”.
En total, la Casa Lonja tiene 12 puertas y
nada menos que 76 ventanas, avanzando las puertas sobre las gradas mediante
escalones de escasa altura. El segundo cuerpo lo remata un entablamento
provisto de una marcada cornisa sobre la que apoya un antepecho abalaustrado
que recorre toda esta parte superior, con pedestales coronados por bolas que
son una continuación de las pilastras de los cuerpos inferiores; en las esquinas,
hay grandes remates piramidales almohadillados70 rematados por una bola y una veleta de forja.
Ya dentro, vemos que las naves de
las cuatro crujías72 se
cubren por medio de bóvedas vaídas con casetones, mayormente, y decoradas con
elementos vegetales. Entre las crujías y el patio antes mencionado, hay otras
galerías mas estrechas que se separan con arcos fajones73 y
se cubren con bóvedas de arista74. En el centro, se abre el patio, de planta cuadrada y 20
metros de lado. Ensolado en azul y blanco, lo conforman fachadas de doble
arquería formadas por cinco arcos de medio punto sustentados por machones75 con
medias columnas dóricas en la planta baja, siendo jónicas sobre pedestales en
la alta. Sobre los arcos del piso bajo, corre un entablamento con un friso con
triglifos sobre el que se alza la planta de arriba, de igual esquema
compositivo que la baja y rematada por otro antepecho abalaustrado con
pedestales coronados con bola que continúan la línea vertical de las medias
columnas inferiores.
El acceso se lleva a cabo por la
entrada de la Avenida de la Constitución, por la cual se llega a un vestíbulo
revestido de mármol que se cierra en su frente por una cancela de forja que
permite la entrada al patio tras atravesar la galería. A la derecha, se halla
la escalera, reformada y redecorada por Lucas Cintora en el siglo XVIII, quien
la recubriría con jaspe rojo y negro grisáceo, y adornaría el rellano con un
motivo de estilo jónico en el que se ve el nombre de la institución: el Archivo
de Indias. La escalera queda cubierta por una bóveda esquifada sostenida por
diez arcos, recubierta por rosetones76 florales
y coronada con una linterna77 central
cuadrada que, al exterior, muestra ocho columnas y un cupulín como remate.
Tras la escalera, llegaremos a
otro vestíbulo y, más adelante, a la recepción, de planta cuadrada y cubierta
con una bóveda vaída recubierta con casetones. Aquí, hay una escalera que nos
conduce a la planta alta; la cubrición de esta escalera se hace mediante una
bóveda de piedra en la que, en el centro, aparecen las iniciales “JHS” como anagrama78 de
Cristo.
La Casa Lonja está declarada Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO, junto con la Catedral, la Giralda y el Alcázar, desde 1987. Cuatro
años antes, en 1983, fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de
Monumento.
Localización: Avenida de la Constitución, 3. 41004 Sevilla.
De los hospitales que se fundaron, se construyeron y/o se reconstruyeron en esta centuria, dos son los que trataremos aquí, al ser los que han llegado a nuestros días manteniendo la esencia del siglo XVI. Es el caso del primero que veremos de ellos: el antiguo Hospital de San Bernardo, también conocido como Hospital de los Viejos, junto con su templo, la Capilla de la Divina Pastora.
Su origen lo hallamos en el siglo
XIV. Fundado en 1355 por un grupo de sacerdotes que fueron anexionando una
serie de casas con el fin de crear esta institución con un objetivo
asistencial, convirtiéndose así en una de las primeras entidades geriátricas de
Europa, pues su propósito, tal y como cita Manuel Jesús Roldán en su libro
“Iglesias de Sevilla”, era el de “sustento y regalo de la
venerable ancianidad y honrada vejez”.
En ese momento, la institución
era dirigida por una hermandad formada por un total de 30 religiosos sevillanos,
de los cuales, al menos cuatro debían ser canónigos o prebendados de la
Catedral. A finales del siglo XIV, dicha hermandad se fusionó con otra de la
Parroquia de San Juan de la Palma.
Los requisitos dictados sobre
quién podía ser admitido y cómo en el hospital quedan recogidos en el capítulo
XXXI, titulado “De las calidades que han de tener los Pobres que fueren
recebidos en este Hospital”, de las reglas de la hermandad, reformadas en
1736: “Los Pobres que ordinariamente se reciben en esta Casa del señor
San Bernardo, así hombres, como mugeres, son viejos ancianos de mas de sesenta
años; y aunque llegando à esta edad son capazes por edad de ser recebidos, no
solo se ha de mirar la cantidad de los años, sino principalmente la calidad de
las personas; y una de ellas, y la primera ha de ser, que sea natural de esta
Ciudad, pues los Hermanos de esta Hermandad son también naturales de ella; y en
caso, que aya natural, y el Hermano à quien tocare el nombramiento de plaza,
nombrare forastero, la tal provision sea en sí, ninguna, y el Cabildo provea la
tal plaza, y la segunda calidad que se ha de mirar, es, que no sean Pobres de
los Mendicantes, sino honrados vergonzantes, y que por sì no se puedan valer,
sirviendo por sus personas”.
El hospital permanecería abierto
hasta el siglo XIX, momento en que, con la desamortización79, se extinguiría la institución, si bien el conjunto y su
iglesia permanecerían en un estado más que aceptable en comparación con otros
establecimientos clausurados en dicha época.
A comienzos de los años 70 del
pasado siglo XX, la capilla sufriría el expolio del retablo que la
presidía, “como los cuadros de Juan de Roelas que se
conservan en manos particulares”, apunta Roldán. En cuanto al lienzo
en el que se representa la Lactación mística de San Bernardo, éste se ha
conservado en la Iglesia de San Andrés.
El deterioro al que podría haber
llegado la capilla fue evitado gracias a la llegada al templo de la primitiva
Hermandad de la Pastora de Santa Marina. En cuanto al resto del conjunto
hospitalario, apenas ha conservado parte de los muros originales y algún
elemento del siglo XIV –un arco mudéjar trilobulado situado al inicio de la
escalera y el acceso al pozo del que cogía agua el hospital–, habiendo sido
restaurado el inmueble en época reciente y acogiendo, en la actualidad, un
centro de atención diurna para mayores.
Entre los siglo XVI y XVII, Juan
de Oviedo reformaría el conjunto del edificio, dotándolo, mayoritariamente, del
aspecto con que nos ha llegado hoy, algo que se puede observar en el patio, que
presenta sendas arquerías en dos de sus frentes sustentadas por columnas de
mármol.
Por lo que respecta a la capilla,
ésta se ubica en una de las esquinas del edificio. Su construcción se ha
atribuido tradicionalmente al arquitecto Juan de Oviedo. Muy austera al exterior,
destaca su portada, de estilo manierista80. Ésta consta de dos cuerpos. En el inferior, se abre un arco de medio
punto, formado por dovelas81 almohadilladas
con clave83 resaltada
del resto y flanqueado por sendas pilastras, a ambos lados de las cuales se
pueden ver dos hornacinas, hoy vacías; este cuerpo queda rematado por un
frontón triangular partido, con pináculos en los vértices laterales, en el que,
en el centro, se eleva el segundo cuerpo, donde se abre un vano adintelado,
cerrado con rejería de forja y coronado con un frontón triangular.
Una vez dentro, tenemos una
capilla de planta rectangular formada por dos naves paralelas irregulares en
las que se ha conservado parte de una armadura de madera. Y es que la nave
original, adosada al patio antes mencionado, se amplió con la nave que hoy
constituye el templo actual, ocupando para ello el área ajardinada con que
contaba el hospital, momento en que se añadiría la portada antes descrita de
Juan de Oviedo. En la nave principal, que presenta algunos restos de la
primitiva bóveda, se halla el Retablo Mayor, un diseño de inspiración
manierista realizado por José Luis Asián Cano en 2001. El camarín84 acoge
la imagen de la titular de la capilla, la Divina Pastora de las Almas, una
talla atribuida a Francisco Ruiz Gijón; Manuel Jesús Roldán nos cuenta su
historia en “Iglesias de Sevilla”: “Fue la primera representación
escultórica de la aparición que tuvo el fraile capuchino fray Isidoro de
Sevilla. Su hermandad nació en 1703, en la parroquia de San Gil, pero pronto
alcanzó gran devoción en la parroquia de Santa Marina, donde tuvo capilla
propia. Tras el incendio del templo mudéjar en 1936 pasó por varias iglesias,
hasta asentarse definitivamente en esta capilla en 1992”. El ático
del retablo presenta un lienzo de San Miguel Arcángel, obra de época moderna de
Manuel Lobato.
Varias más son las obras que
cuelgan de sus muros, como un antiguo lienzo de la Divina Pastora del
principios del XVIII, atribuido, primero, a Alonso Miguel de Tovar, y más
tarde, a Domingo Martínez, y que se halla inserto en un retablo moderno de José
Luis Asián. Otro retablo lateral nos muestra un Santísimo Cristo del Amparo,
obra moderna del escultor José María Gamero Viñau. En cuanto a la talla de
Santa Marina, ésta se debe a Salvador Palao Baños, con policromía de Berlanga.
También destaca el simpecado85 donado
por el duque de Osuna.
Localización: En la manzana que delimitan las calles Viejos, Amparo y
Viriato. 41003 Sevilla.
Antiguo Hospital
de las Cinco Llagas o de la Sangre, en la actualidad, sede del Parlamento de
Andalucía.
https://ellasvuelanalto.com/ellas-vuelan-alto-se-presenta-en-sevilla/
Nuestra última parada es el Hospital de las Cinco Llagas, también conocido como Hospital de la Sangre. Su fundación se llevó a cabo
por doña Catalina de Ribera, esposa de don Pedro Enríquez, Adelantado87 de Andalucía –impulsores de la construcción de la Casa de Pilatos–,
estableciéndose por primera vez en unas casas propias ubicadas en la Calle
Santiago, para lo cual, el Papa Alejandro emitiría una bula88 con
fecha del 13 de mayo de 1500. Más adelante, será su hijo, don Fadrique Enríquez
de Ribera, primer marqués de Tarifa en Tierra Santa, quien se ocupe de impulsar
definitivamente el hospital, pues tras fallecer, en 1539, dejaría dispuesto que
se construyera un nuevo edificio de mayor envergadura. Será en ese momento
cuando se inicien los trabajos de este inmueble, hospital que llevaría por
nombre de las Cinco Llagas y que se dedicaría a la
curación y cuidado de mujeres, para lo cual se elegiría el Arrabal de la
Macarena, extramuros de la ciudad.
Para determinar el diseño que se
seguiría, los patronos enviaron a Toledo, Santiago y Lisboa a Francisco
Rodríguez Cumplido, arquitecto de la Iglesia y el Obispado de Cádiz, con el
objetivo de estudiar y copiar las trazas de los hospitales ahí levantados.
Además de él, también presentarían sus proyectos los arquitectos Luis de
Villafranca, Luis de Vega y Martín de Gaínza. Sin embargo, dichos proyectos no
acababan de satisfacer a los patronos, por lo que, igualmente, llamarían a
otros maestros de la talla de Pedro Machuca, Hernán Ruiz “el Joven” y Gaspar de
Vega, así como a los sevillanos Diego Hernández, Benito de Mora y Juan Sánchez.
De todos ellos, será Gaínza quien consiga hacerse con el concurso.
Las obras darían comienzo el 25
de marzo de 1546, mientras que primera piedra se colocaría el 12 de mayo de ese
mismo año. Bajo la dirección del propio Gaínza, se ejecutarían, hasta 1556, año
de su muerte, las fachadas Oeste y Sur, la primera, hasta la altura de las
cornisas, además de algunos de los patios y naves detrás de ellas, la torre de
la esquina Suroeste y el arranque de la del Noroeste.
Dos años después, el 7 de junio
de 1558, Hernán Ruiz “el Joven” será nombrado maestro mayor, permaneciendo al
frente de los trabajos hasta 1569. Bajo su supervisión, se completará el ala
Oeste del hospital, especialmente, lo referido a las cubiertas, además de
terminarse la torre Noroeste, que había quedado inconclusa. No obstante, la
obra más significativa de Hernán Ruiz “el Joven” en el Hospital de las Cinco
Llagas será la traza y la construcción de su iglesia, diseñada, de manera
exenta, en 1558.
A Hernán Ruiz lo sustituirá en la
dirección de las obras, entre 1569 y 1584, su hermano, Francisco Sánchez,
habiéndose atribuido a él las áreas más al Norte del proyecto.
En 1590, se haría llamar a varios
arquitectos con el fin de estudiar la manera más conveniente de cubrir la
iglesia, decidiéndose, finalmente, hacerlo mediante una bóveda en lugar de con
un artesonado, tal y como se había ideado en un principio.
Ya a mediados de la segunda
década del siglo XVII, entre 1615 y 1617, se realizaría, además de las
buhardillas y las estancias de la fachada principal, la portada principal del
conjunto hospitalario, una obra planeada por Miguel de Zumárraga.
En el comienzo del siglo XIX, en
1808, recién iniciada la Guerra de la Independencia, el hospital sería ocupado
por tropas militares. Más adelante en esta misma centuria, concretamente en
1837, tras la centralización de los hospitales, el de las Cinco Llagas sería utilizada como almacén
por la Junta Municipal de Beneficencia –creada por Real Orden de 13 de octubre
de 1836–, siendo guardadas en él las obras de arte que iba reuniendo dicha
Junta.
Desde el mes de marzo de 1972,
el Hospital de las Cinco Llagas dependería de la
Excelentísima Diputación Provincial de Sevilla y en octubre de 1982, se
iniciaría el expediente para que fuera cesado gratuitamente a la Junta de
Andalucía. En la actualidad, la parte rehabilitada del edificio acoge la sede
del Parlamento de Andalucía.
El proyecto original planteado
por Gaínza contemplaba la construcción de cuatro fachadas con sus respectivas
torres en sus ángulos. Sin embargo, el edificio quedó sin concluir,
terminándose sólo las fachadas Oeste y Sur, y las torres Noroeste y Suroeste.
Ya en época reciente, se ha acabado la torre Sureste; además, se ha realizado
parte de la fachada Este y se han colocado dos fuentes de mármol en el atrio,
ambas traídas de los patios interiores.
El enorme edificio ante el que
nos encontramos cuenta con dos pisos de altura, quedando organizadas las
fachadas por medio de columnas y pilastras. En el piso bajo, se elevan sobre
plintos89 corridos
pilastras toscanas90 cajeadas,
entre las cuales hay sendas ventanas rematadas por frontones triangulares. En
cuanto al piso superior, aquí, hay columnas jónicas y, entre ellas, balcones
que se hallan flanqueados por balaustres jónicos y coronados por frontones
triangulares con acróteras91 de
remates –como curiosidad, cabe mencionar aquí que el nivel del suelo donde se
abren estos balcones es más bajo en el interior que en el exterior, por lo que,
dentro, estaríamos hablando de ventanas–. Los diferentes módulos quedan
culminados por gárgolas92,
mientras que sobre la portada principal, se abren dos buhardillas, ambas con un
vano adintelado con orejetas que flanquean pilastras rematadas por ménsulas y
un frontón curvo en cuyo interior acoge otro recto, estando rotos los dos por
un elemento similar a una ménsula.
El conjunto cuenta, al exterior,
con una única portada, abierta ésta en la fachada del mediodía, la cual da a la
hoy Calle Parlamento de Andalucía –antigua Calle Andueza–. Se trata de un
acceso construido en mármol blanco y compuesto por dos cuerpos. El primero de
ellos, se organiza en torno a un vano adintelado, con columnas toscanas
pareadas de fuste estriado a ambos lados y sustentadas por pedestales. Entre
ellas, hay una hornacina, y sobre el dintel, una lápida en la que figura una inscripción
en latín, cuya traducción reza: “Doña Catalina de Ribera, y don
Fadrique de Ribera, Marqués de Tarida, Adelantado de Andalucía, con no menor
gusto que piedad mandaron hacer este amplísimo Hospital para curar pobres,
intitulado de las Cinco Llagas de JesuChristo; y los Reverendísimos Patronos y
Administradores de su hacienda, para más perfecta memoria de tan grandes
Príncipes, hicieron esta puerta en el año de 1617”. Por lo que
respecta al segundo cuerpo, éste se eleva sobre una cornisa volada y presenta
un balcón abalaustrado de vano adintelado con columnas jónicas a los lados,
estando éstas flanqueadas por pilastras coronadas por ménsulas y dos escudos
laterales. El conjunto lo remata un frontón con el escudo de armas de los
fundadores en el centro, entre ángeles tenantes y ornatos de volutas. Una cruz
de hierro culmina esta portada.
Por lo que respecta a las torres,
la de la esquina Suroeste presenta tres cuerpos, de los cuales, los dos
primeros son parecidos al resto de la fachada en la que se inscribe, mientras
que el último cuenta con un vano de medio punto geminado94 y
ornamentado, con balaustres a los lados y coronado por un chapitel97 piramidal
recubierto de azulejos policromados. Por su parte, la torre Noroeste se halla
igualmente compartimentada; en ella, el chapitel cuenta también con azulejos
policromados, si bien éstos, a diferencia de los anteriores, son originales.
Según se concluye en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía, “En ambas torres aparece una
balaustrada en alto relieve, que parece demostrar que originalmente el hospital
presentaba dicho elemento en sus fachadas”, por lo que la
balaustrada fue nuevamente incorporada en la restauración que se llevó a cabo
del edificio en 1991.
Portada
principal del antiguo Hospital de las Cinco Llagas.
El proyecto contemplaba la
construcción de un conjunto hospitalario de planta rectangular con cuatro
torres cuadradas en las esquinas y, en él, se distinguían dos partes
principales: por un lado, la crujía de la fachada, con los patios anexos, y por
otro, las salas de los enfermos, que, al cruzarse, formaban seis patios, uno de
los cuales acogería la construcción de la iglesia del hospital. De todo ello,
en la actualidad, han subsistido las salas de los enfermos, de planta
rectangular, y los patios que enumeraremos a continuación, siguiendo la
descripción que de ellos aporta la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía y que reciben el nombre de patio de Farmacia, de
San Carlos, del Recibimiento, del Alcohol, de Cobalto, del Cardenal, de la
Fuente y de las Flores.
Adosados a la crujía, citada
antes, de la fachada, en el ala Oeste, hay dos patios, uno, de planta
rectangular y tres galerías, y otro, de planta cuadrada. En el ala Este, hay
otros dos, uno, cuadrado y con una fuente situada en su centro, y otro,
rectangular y de otras tres galerías. En todos ellos, los elementos
sustentantes son columnas de mármol portugués sobre las que se asientan, en la
planta baja, arcos de medio punto, y en la alta, arcos rebajados98,
todos ellos enmarcados por alfices. Las cubiertas son de vigas con ladrillo por
tabla.
Pasada la galería de acceso al
edificio, hay un espacio abierto porticado donde se alza la iglesia, adoptando
para ello una planta irregular en donde se han yuxtapuesto dos rectángulos;
aquí, las galerías están compuestas por arcos de medio punto sobre columnas
toscanas pareadas, apoyando en los ángulos en ménsulas ornamentadas y quedando
los arcos enmarcados, una vez más, por alfices; en el piso alto, donde se
accede a los salones principales, se repite este tipo de soporte, aunque aquí
los arcos son rebajados, mientras que las cubiertas vuelven a ser de vigas con
ladrillo por tabla; cabe mencionar que, en este patio, la escalera de acceso a
la segunda planta se halla en el lado Oeste, estando ésta cubierta por medio de
un alfarje de madera ochavado100.
Tanto a izquierda como a derecha
del templo hay otros dos patios, éstos de planta cuadrada, teniendo el segundo
de ellos únicamente dos galerías. De ellos, se accede al del Este por medio de
una portada de ladrillo en forma de arco rebajado sobre la que hay dispuesto un
crucifijo, así como los escudos de los fundadores del hospital. En la esquina
Noroeste del conjunto, tenemos otro de los patios, de planta cuadrada, mientras
que tras la iglesia, después de haber cruzado las dependencias de la
biblioteca, se dispone el último de los patios conservados, en este caso, de
planta rectangular. En ellos, los soportes son pilares de ladrillo sobre los
que asientan arcos de medio punto en ambas plantas, siendo las cubiertas
idénticas a las vistas anteriormente.
Como es de esperar en este tipo
de construcciones, las diferentes dependencias del edificio se organizan
alrededor los patios enumerados. Las que se hallan en las crujías de las
fachadas, tanto en el piso bajo como en el alto, son de planta cuadrada y
rectangular, habiéndose rehabilitado para la instalación en ellas de oficinas
administrativas y sedes de los partidos políticos del Parlamento andaluz. Las
salas de los enfermos han conservado la disposición original de grandes naves
rectangulares con cubiertas de vigas como las antes mencionadas, determinando
en los cruces dos espacios cuadrados. Hoy, acoge la biblioteca, con despachos
administrativos del servicio bibliotecario unidos a ella; aquí, la cubrición se
realiza mediante una bóveda de cañón101 con lunetos102.
En los cruces de estas antiguas salas hay dos bóvedas de interés: por un lado,
la del Este, con yeserías planas de formas geométricas, y, por otro lado, la
del Oeste, con arcos escarzanos103 de piedra y círculos concéntricos. Sobre estas naves se disponen
tres espadañas, de las cuales, el historiador José Antonio Calderón Quijano
analizó la que se eleva en la nave Este, que llama Clínica de la Esperanza;
ésta es un arco de medio punto coronado por un frontón ondulado con un círculo
en el centro, y con una veleta y una cruz de hierro forjado rematándola; ha
conservado cuatro mechinales104 “que inducen a pensar en la posible existencia de una celosía”A,
según apuntan en la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía. La espadaña de la nave Oeste es parecida, careciendo,
en este caso, de cruz y de veleta. La tercera, que da a uno de los patios
situados en uno de los laterales de la iglesia –llamado por Calderón Quijano
Patio del Cardenal–, es de un único cuerpo con una triple arquería de vanos de
medio punto; el remate es un frontón curvo ondulado y partido en el centro, de
donde sobresale un piñón105 con
un círculo que presenta una inscripción con el año “1912”, quizás correspondiente al de una de las
restauraciones.
Como ya dijimos al inicio de este
artículo, la iglesia destaca por hallarse exenta del resto de la construcción.
Tres son las portadas por las que se accede a ella: una, principal, y dos,
laterales, abiertas en los brazos del crucero, en los lados del Evangelio108 y de la Epístola, respectivamente. La principal se abre a los
pies del templo y es un arco triunfal formado por dos cuerpos rematados por un
frontón triangular. El primer cuerpo es de estilo dórico, con un arco de medio
punto con una ménsula en la clave y flanqueado por columnas dóricas pareadas
elevadas sobre podium y que sostienen un entablamento con triglifos; en las
enjutas y en la clave, hay tres relieves que representan las virtudes
teologales –Fe, Esperanza y Caridad–, todos ellos obras de Juan Bautista
Vázquez “el Viejo” realizados en 1564. En el segundo cuerpo, hay presentes
sendas hornacinas situadas entre columnas jónicas pareadas que flanquean un
arco de medio punto con otra ménsula en su clave; sobre él, están los escudos
de los patronos y una inscripción que alude a Santo Tomás y al título del
hospital: “QVIA VIDISTI ME THOMA / CREDIDISTI BEATI QVI NON / VIDERUNT ET
CREDIDERVNT”, mientras que en las enjutas aparece la inscripción “AÑO 1567”;
sobre el entablamento, hay un frontón triangular culminado por acróteras en
forma de jarrón. En cuanto a las portadas laterales, éstas repiten el esquema
de arco de medio punto, con ménsula en la clave, que flanquean sendas columnas
jónicas sobre pedestales; presentan, asimismo, una hornacina central entre
registros ovalados, además de un friso decorativo sobre el arco, con jarrones
sobre las columnas y una hornacina con forma de venera110 rematando
el conjunto.
Al exterior, la fachada de los
pies tiene, a ambos lados de la puerta, dos módulos salientes que se articulan
por medio de pilastras dóricas, jónicas y corintias, entre las cuales hay
varios óculos111 y
ventanas; en el último cuerpo se dispone una serie de sillares almohadillados
y, sobre la portada, una ventana que permite el paso de luz al interior del
templo. Las fachadas laterales se articulan del mismo modo, mientras que la de
la cabecera se remata con una espadaña de piedra que presenta un arco adovelado
de medio punto, con pilastras adosadas en las jambas y un frontón recto
coronándola; de su hueco, cuelga una campana con la inscripción latina “SOLANO ME FECIT. AÑO 1714”. La fachada del templo se
remata por unos elementos con forma piramidal acabados en bolas. Por lo que
concierne a las cubiertas externas, éstas son todas a dos aguas112 recubiertas
con tejas, salvo la de la iglesia, que es de terraza113.
Antes de entrar en la iglesia,
ésta cuenta en el exterior con un atrio rectangular delimitado por rejas de
hierro y pilares, un espacio ajardinado en el que se pueden contemplar dos
fuentes de mármol a las que hacíamos alusión antes por haber sido traídas a
este lugar procedentes de los patios interiores.
Con planta de cruz latina114, dentro cuenta con una sola nave dividida en dos tramos
y con capillas laterales rectangulares. Los brazos del crucero están poco
marcados, mientras que la Capilla Mayor es de planta semicircular; tras el
Altar Mayor, se sitúa la sacristía, de planta rectangular. Entre la iglesia y
la sacristía, hay una escalera de caracol por la que se sube a la azotea y se
accede a la cripta. Por lo que respecta a los soportes del edificio, aparte,
claro está, de los muros, destacan los capiteles-péndolas115 que sustentan columnas jónicas adosadas sobre las
que asientan arcos fajones y formeros116,
éstos, a su vez, sostenedores de las bóvedas, las cuales son vaídas en la nave
y en el crucero, de cuarto de esfera, en el presbiterio, y de arista con
casetones y motivos geométricos, en la sacristía. Destaca el Retablo Mayor, una
obra diseñada por Asensio de Maeda y construida por Diego López Bueno, con
pinturas de Alonso Vázquez.
Actualmente, el interior de la
iglesia acoge las sesiones de plenos del Parlamento de Andalucía.
El Hospital de las Cinco Llagas sería declarado
Monumento Histórico-Artístico el 4 de junio de 1931.
Localización: Calle San Juan de Ribera, s/n. 41009 Sevilla.
* * *
GLOSARIO
DATOS DE
INTERES
HORARIOS DE APERTURA/VISITA:
LOCALIZACIÓN Y COMUNICACIONES:
CARRETERAS:
Autopistas:
- A-4, que la conecta con Córdoba y Madrid
- A-49, con Huelva y Portugal
- A-66, con Extremadura
- A-92 con Málaga
FERROCARRIL:
- Estación de Santa Justa
RENFE, Telf: 902 240 202
AEROPUERTO: - Aeropuerto de San Pablo
PUERTO: - Por Sevilla pasa el Guadalquivir, el único río navegable de España, por lo que es posible llegar a la ciudad desde el Océano Atlántico.
BIBLIOGRAFIA Y ENLACES EXTERNOS:
https://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/sevilla-xi.html
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