¿Por
qué se llaman así los pueblos y ciudades?
IEC I FUNDACIÓ COROMINES
FAVARITX. El nombre del extremo nororiental de Menorca, que recuerda a
una marca de vodka, proviene de “fabares”, algo tan prosaico como un campo de
habas.
“Aquesta obra guardarà silenci sobre l’etimologia
de la capital de la pàtria, per respecte a la ciència Lingüística que avui no
està en estat de dilucidar-la, i en expectant respecte a la de segles futurs,
en què potser s’hi podran fer passos certs. És l’actitud que els lingüistes
seriosos adopten sobre l’etimologia de noms com Roma, Atenes, París, Lisboa,
Hispània, Àfrica, Itàlia etc.” Con estas palabras arranca la entrada dedicada a
Barcelona en el Onomasticon
Cataloniae del filólogo Joan Coromines.
En esta magna obra se pueden consultar las etimologías de 400.000
topónimos, además de algunas decenas de miles de nombres de lugar antiguos,
topónimos extranjeros y antropónimos, con una extensa información sobre los
documentos que certifican sus primeros usos escritos. Y ahora, gracias a la
colaboración de la Secció Filològica del IEC y de la Fundació Pere Coromines,
se puede consultar en línea en este enlace: Oncat.iec.cat
LLEIDA. “Aprovecho la ocasión para denunciar, con todo el desprecio
merecido, el ridículo barbarismo ilerdenc.
Coromines defiende lleidata o,
como mucho, ilerdense. (Getty)
El objetivo inicial del Onomasticon
Cataloniae era tan ambicioso, que finalmente se centró, sobre todo y
especialmente, en los nombres de lugar, los topónimos. El 28 de diciembre de
1921, se constituyó la Oficina de Toponímia i Onomàstica del Institut d’Estudis
Catalans, dirigida por Josep Maria de Casacuberta, que fue quien empezó a
trabajar en este proyecto. Después de la ralentización que supuso la dictadura
de Primo de Rivera, fue Joan Coromines quien la reprendió y quien, con la
ayuda de colaboradores, la continuó en el exilio.
Después
de más de sesenta años de trabajo, se publicaron los ocho volúmenes que lo
componen, entre 1989 y 1997 (Curial Edicions y La Caixa), y ahora llega la
versión digitalizada, dirigida por José Enrique Gargallo, miembro de la Secció
Filològica y catedrático de Filología Románica de la Universitat de Barcelona.
“El Onomasticon es,
con el Diccionari etimològic, una de
las dos grandes obras sobre el dominio catalán realizadas por Coromines
–refiere Gargallo–. Es la culminación de un ideal de juventud, el fruto de una
semilla sembrada hace cerca de un siglo. Si intentamos imaginar su ardua vida
de trabajo –la ardida pirámide, la llamaba él–, el Onomasticon representa
la cumbre que la corona”.
Pasearse
por esta obra no tiene precio. Coromines deja huella en los rincones más
insospechados, refiriendo una anécdota personal, una conversación, un recuerdo,
una excursión relacionada con el lugar estudiado. Por ello es recomendable
escoger cualquier población y leer su entrada.
Si
saltamos de pueblo en pueblo, sin tener muy en cuenta la distribución
geográfica que abarcan los topónimos catalanes que van de Salses a Guardamar y
de Fraga a Maó, y también l’Alguer, encontramos en el Pallars, por ejemplo,
Senterada. Coromines dice: “No ofereix dubte, almenys materialment i des del
punt de vista lingüístic, que ve de Sancta
Grata; aglutinat en un mot des del temps visigòtic”.
ELX. Coromines no resuelve el quid de la cuestión, pero descarta que ELX
provenga del vasco “
En oposición a una santa que se esconde, encontramos a
una falsa santa en Santa Linya, en la Noguera. A pesar de su apariencia
beatífica, y después de una serie de disquisiciones que desmienten las teorías
de otros estudiosos, Coromines apunta que proviene de Saltus
ilicineae ‘bosques de encinas’, como lo demuestra el apellido de Joan
Savalinia, alias lo Negre Ambuder,
“un famoso bandolero catalán que los Austrias persiguen en 1616, en aquellos
tiempos de fervor nacional, previo a la Guerra dels Segadors”.
El
santoral da mucho juego. El filólogo recuerda que el popular Sant Medir (Sanctus Emeritus) dio nombre a “la capital
montañesa castellana”, Santander. Y el profesor Gargallo añade que también está
detrás del aragonés Samitier.
COTLLIURE. El nombre de la población norcatalana proviene del
íbero-vasco Cauco-Liberis, es
decir, puerto de lliberis (villa nueva), que hoy es la vecina Elna (Getty)
Y aunque Sencelles (Mallorca) no es ningún santo, tiene
una distribución que rebasa los países de habla catalana: “Aquest nom és
idèntic al Sencelles del Camp de Tarragona (generalment ortografiat Centcelles). Aquest apareix sovint en els
documents, llatinitzat Centum cellas,
però per molt llatí que això sembli ha resultat que no eren més que
llatinitzacions de notari. La important ciutat de la Manxa, Chinchilla, i el
riuet Xinxilla, de la Plana de Castelló, tenen el mateix origen; i l’andalús
Santaella, que venia de Santagela,
resulta, en el fons, ésser el mateix”.
Coromines
considera una exageración nombrar a un lugar con un centenar de celdas: “Tot
plegat sembla venir del diminutiu del llatí Sentix,
-ícis, ‘mata d’espines’, d’on provenen els noms de les poblacions catalanes
la Sentiu (n’hi ha tres) i el derivat Sentigosa. Tots els noms mossàrabs,
citats abans, venen del diminutiu Senticellas”.
Detrás de Senterada se
esconde una santa; en cambio, Santa Linya no fue ninguna santa
Sobre un nombre tan singular como el ampurdanés
Ultramort, dice el Onomasticon: “És una expressió difícil de comprendre
lògicament segons idees i fraseologia corrents: segons com tindrà un sentit
absurd. Oltra o Oltre degué ser el nom d’un rodal
situat ‘més enllà’: ultra un riu, o ultra un altre accident geogràfic. I
Ultramort era un rodal modest, davant per davant de Foixà, oltra el Ter. En
comparació del noble, antic i ben poblat Foixà, Ultramort era ‘mort’,
insignificant, pobre”.
En el
Baix Segre se halla Aitona: “Com és sabut el mot aràbic és bàsicament zaitûna ‘oliva’, amb terminació
femenina”. Y en el Rosselló, Portvendres, que “ja es documenta en l’Antiguitat,
tant en llatí que Portus veneris,
com en grec, ‘port o lloc consagrat a Venus Afrodita’, pel culte . Que és
traducció de què? Potser més aviat el nom fou creat pels navegants grecs, que
sens dubte havien d’atracar-hi sovint; i el culte de la deessa tingué entre els
grecs arrels fortíssimes, més encara i de nivell més universal i plebeu que
entre els romans”.
Es
cierto que la información documental puede llegar a ser abrumadora y, a veces,
incomprensible para el lector poco avezado a la investigación etimológica. Pero
a buen seguro que encontrará curiosidades sorprendentes, como cuando el dios de
los filólogos romanistas se hace hombre y declara el amor por su mujer,
originaria de una población almeriense.
BADALONA. Según las teorías de Coromines, tanto el nombre de la ciudad
costera como el río que allí desemboca, el Besós,
tienen un origen común (Badalondia)
En otras obras se refiere a ella, sin mencionarla
explícitamente, como la “mujer de recuerdo inmarcesible”. Pero en el Onomasticon aprovecha la entrada de
Xiva para hablar del pueblo natal de ella. Xiva es una “vila valenciana de
parlar xurro, en Els Serrans” que “era població ben morisca”. De hecho,
Coromines sitúa Xiva como el origen y denominación del hablar apitxat, propio de la ciudad de València y
alrededores.
El
topónimo proviene de la forma latina de la cebolla, que el filólogo extiende a
El Chive y dice: “Poblet de 60 habitants a la província d’Almeria, agregat al
municipi de Lubrín, entre aquest poble i Serena (agregat a Bédar, on nasqué la
meva dona)”, y refiere la manera cómo ella pronunciaba el nombre de El Chive.
Aitona tiene el nombre
árabe de la aceituna, mientras que Portvendres es el puerto que venera a Venus
El viudo Coromines aún le dedica unas palabras de
admiración en la entrada del Portarró d’Espot: “L’altíssim pas de 2400 alt.
entre la vall d’Espot-St. Moriç i la Ribera boïnesa de St. Nicolau; 1970 en què
vaig passar-lo a peu des de Boí a Espot en companyia de la meva valenta muller,
Bàrbara de Haro”.
En la
entrada de Pineda, su población de adopción, como no hay mucho misterio con
respecto a la etimología, Coromines cuenta: “Municipi del Maresme, a la costa,
entre el rierany dels Frares –partió amb Calella– i el turó de la Mare de Déu
de Gràcia, ja dins el terme de Santa Susanna, vila il·lustrada pel gran
escriptor i patriota Serra i Moret, i la poetessa i folklorista Sara Llorens de
Serra etc.”
En
lugar de ese etcétera, hoy habría
que escribir: “y el insigne filólogo y romanista Joan Coromines i Vignaux,
autor de una monumental obra etimológica sobre la lengua catalana, la
castellana y las demás lenguas románicas”.
Esta receta es una de las muchas versiones que se pueden
hacer de la deliciosa salsa “meunière”, que
suele prepararse con lenguado, aunque también admite cualquier otro
pescado blanco como gallo,
rodaballo… Si no te gusta mucho notar el toque ácido del limón, reduce la
cantidad de este cítrico. También puedes incorporar a la elaboración unos
picatostes para completarla, ya que quedarán muy bien con la salsa.
Receta de lenguado al limón
Ingredientes:
4 lenguados en filetes
1 cucharada de mantequilla
1 vasito de vino blanco
2 limones
1 vasito de nata
líquida
1 cucharada de harina de maíz
Elaboración:
1. Coloca los filetes de lenguado en una bandeja de horno engrasada con
mantequilla.
2. Salpimiéntalos y
vierte encima el jugo de los limones y el vasito de vino blanco. Hornea durante 10 minutos y retira.
3. Disuelve la
harina de maíz en dos cucharadas de jugo de la cocción del pescado y mezcla con la nata líquida.
4. Vierte sobre el pescado y gratina
todo durante 5 minutos.
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