Estimados amigos y amigas animaos estas
vacaciones y una vuelta por Asturias, os va a dejar un buen sabor boca.
Espero sea de vuestro agrado.
VOLVER A ASTURIAS
Un gran viaje por uno de los territorios más diversos de nuestro
país: montañas míticas, playas entre acantilados, gastronomía, pueblos
marineros y tres ciudades
Al sobrevolar un
mapa de Asturias se distingue la gran área urbana de Oviedo, Gijón y Avilés,
enmarcada al este y al oeste por los 400 km de costa y las altas cumbres de la
cordillera Cantábrica.
La cartografía
también delata la insólita proximidad de las montañas y el mar, que tienen su
máxima confluencia en el oriente asturiano, donde los Picos de Europa
descienden hasta el bravo Cantábrico en apenas 20 km. Las villas pesqueras
conviven aquí con un mar que un día se estrella furioso contra altos acantilados,
y al siguiente, cansado de guerrear, busca reposo y sosiego en dársenas
protegidas y en una serie de rías apacibles.
SI ASÍ ES EL INICIO...
La villa de Llanes, que remoja sus
pies en el Cantábrico mientras se asoma a la sierra de Cuera, es
una buena muestra del paisaje costero de Asturias. Su casco histórico,
declarado Conjunto Histórico-Artístico, está salpicado de palacios, casas
blasonadas, sidrerías y tabernas donde degustar quesos de montaña y marisco del
Cantábrico. Junto al puerto, los Cubos
de la Memoria, del escultor vasco Agustín Ibarrola, actúan como un
colorido rompeolas y marcan el inicio de uno de los paseos litorales más
bonitos de estas costas, el de San Pedro.
GALAXIA PLAYERA
El término municipal de Llanes esconde
una cuarentena de playas, varias de ellas incluidas entre los mejores arenales
del norte de España. Destacan la playa de Poo, la de Cué o la curiosa playa
interior de Gulpiyuri (en la imagen), en la que una cornisa de roca tapa el
horizonte. Aquí se puede contemplar el fenómeno de los «bufones», chimeneas por
las que la presión de las olas hace que el agua salga disparada hacia arriba.
RIBADASELLA: ESCAPARATE DE
INDIANOS
Siguiendo la dirección de la brisa
marina, la autovía del Cantábrico conduce a Ribadesella, dominada
por la ría que marca el encuentro del río Sella con el mar. El ambiente estival
se concentra en las inmediaciones de la playa de Santa María, con su fachada de
casonas de indianos, que también han dejado su huella en localidades como
Llanes y Colombres. El Paseo de la Grúa hasta la Capilla de la Guía reconcilia
al viajero con el mar y ofrece las mejores vistas de la zona; mientras que el
casco histórico, de calles estrechas y coloridas, muestra el carácter más
señorial de esta villa asturiana. Al otro lado de la
ría de Ribadesella se encuentra la Cueva de Tito Bustillo, uno de los
santuarios de arte prehistórico más importantes del mundo y
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
PUERTA DE ENTRADA A LOS PICOS DE
EUROPA
Desde Ribadesella, solo 25 km hacia el
interior se localiza Cangas de Onís, el primer parque nacional español,
declarado Reserva de la Biosfera en 2003. Con su puente romano del que pende la
Cruz de la Victoria y el Centro de Recepción de Visitantes del parque, Cangas
de Onís es un buen lugar para surtirse del afamado queso de Cabrales y probar
el Gamonéu, otro queso azul tradicional de la zona.
ORÍGENES DE LEYENDA
Muy cerca de Cangas de Onís se encuentra el hito fundacional del antiguo
Reino de Asturias, Covadonga, con la basílica y la Santa Cueva. Una carretera
que se estrecha y retuerce según asciende conduce a los lagos Enol y Ercina,
los llamados Lagos de Covadonga, donde el reflejo de las montañas regala
imágenes de postal. De aquí parten rutas de senderismo para todos los gustos,
como las que suben hasta los miradores del Rey y de Ordiales.
VISTAS A UN SÍMBOLO NATURAL
El funicular salva en un
santiamén 400 m de desnivel para posarse en uno de los pueblos a mayor
altitud de Asturias: Bulnes. Desde el mirador del pueblo o desde el de
Camarmeña, se obtienen las mejores panorámicas del icónico Picu
Urriellu o Naranjo de Bulnes (2519 m), auténtico rey de estas montañas y cumbre
mítica para escaladores de todo el mundo.
EL MEJOR MIRADOR DEL MUNDO
Rumbo a la costa a través de Arriondas
y la sierra del Sueves (AS-260), la primera parada será el mirador
del Fitu, a 1100 m de altitud, que ofrece espectaculares vistas del horizonte
fundiéndose en el mar Cantábrico por un lado, y de las aristas casi siempre nevadas
de los Picos de Europa, por el otro. La carretera desciende hasta Colunga, con
playas magníficas como La Griega o La Isla, y llega al pueblo costero de
Llastres, pasando por el Museo del Jurásico de Asturias, que recrea un mundo
extinguido hace millones de años.
CASCADA DE COLORES EN LASTRES
Esta localidad desafía la gravedad
colgada de un acantilado, y refleja sus casas balconadas en las aguas
del Cantábrico. Las callejuelas del barrio de los Balleneros recuerdan la
actividad ancestral de sus pescadores, a los que hoy se puede ver en plena
faena, reparando aparejos y en la subasta de pescado del puerto. Será difícil
encontrar mejor lugar para degustar mariscos y pescado fresco que los
restaurantes de esta localidad.
INMERSIÓN NATURAL EN
VILLAVICIOSA
Villaviciosa ofrece la continuación
lógica del viaje desde Llastres. Allí se encuentra la sensacional playa
de Rodiles, una de las más bellas de la zona, que junto al estuario de la ría
de Villaviciosa conforma una reserva natural de gran riqueza ecológica. Centro
neurálgico de la producción de sidra asturiana, Villaviciosa es también el
punto de partida de rutas guiadas por las pomaradas de manzanos, que incluyen
visitas a lagares para conocer de primera mano el proceso de elaboración de
esta bebida.
GIJÓN Y TODAS SUS VERSIONES
En menos de media hora en coche desde
Villaviciosa se accede a la ciudad más grande de Asturias, Gijón, a
la que cualquier época del año le sienta bien. Vital, marinera, pero también
festiva y con un toque canalla, Gijón tiene su centro neurálgico en el barrio
de Cimadevilla, donde se acumulan los locales de tapas y de sidra, con el puerto
deportivo a un lado y el cerro de Santa Catalina, presidido por la enorme
escultura de Chillida, Elogio del Horizonte, al otro. Azotada por las olas
de un mar bravío, Gijón ha sabido pasar de ciudad industrial a núcleo moderno
pleno de vitalidad diurna y nocturna. Y mientras sus playas urbanas parecen
haber amansado la costa, su vida cultural presenta una agenda repleta de
actividades y encabezada por el Festival Internacional de Cine de noviembre.
Elogio del horizonte
En un paisaje paradisíaco, el
Cerro de Santa Catalina. Gijón.
Se eleva el Elogio del Horizonte de
Chillida.
Con una personalidad bien definida y
magnética.
La fuerza y solidez del hormigón se reviste
en una forma redondeada y amable,
a modo de un gran abrazo donde todos caben.
Amplitud de miras, inmensidad de horizonte.
Y un secreto que desvelamos:
Cuando te adentras en el corazón de la escultura,
siempre se oye la misma melodía, poderosa y sugerente,
el oleaje del mar.
EL ROMANTICISMO DE FAROS Y
ACANTILADOS
La proximidad entre Gijón y Avilés
justifica un pequeño rodeo para visitar el cabo Peñas, el punto más
al norte de Asturias, con escarpados acantilados de fácil acceso que se adentran
en el Cantábrico y dan lugar a un estupendo balcón sobre el océano. Desde este
desolado paraje se divisa, en días claros, la ría de Avilés a poniente y el
puerto de Gijón a levante. Su atmósfera de confín de la Tierra se refuerza con
la solitaria presencia del faro, en funcionamiento desde 1852. El edificio
alberga el Centro de Recepción de Visitantes del Medio Marino de Peñas, con una
interesante exposición sobre la historia de los faros, las tormentas marinas y
los naufragios.
NUEVOS SÍMBOLOS
Aparece Avilés recostada en su gran
ría, y embellecida por un núcleo histórico monumental que sorprende con calles
porticadas y fachadas de imponentes palacios. Desde la plaza de España,
presidida por el regio edificio del Ayuntamiento, parten las calles de Galiana
y de La Ferrería, que acogen palacios, iglesias y casonas de indianos, buena
muestra del carácter señorial de la ciudad. Hacia el norte, la ría de Avilés,
símbolo en otros tiempos de la siderurgia española, tiene hoy como nuevo icono
el Centro Niemeyer un conjunto arquitectónico de vanguardia, obra del brasileño
Oscar Niemeyer, que propone una programación multidisciplinar.
AMOR POR EL PRERROMÁNICO
Oviedo completa el triángulo de urbes
asturianas de gran solera y personalidad. Se trata de una ciudad de
dimensiones humanas, calles peatonales y origen del primer reino cristiano de
la Península Ibérica. Su patrimonio prerrománico, que incluye tesoros como la
Cámara Santa de la Catedral, la fuente de La Foncalada, San Julián de los
Prados, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, le ha valido el reconocimiento
de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
OVIEDO: CORAZÓN DEL PRINCIPADO
La capital asturiana tuvo un papel
protagonista en el origen del Camino de Santiago. En el año 813, cuando se
produjo el descubrimiento del panteón del apóstol, Alfonso II partió desde
Oviedo para rendirle homenaje, sin sospechar siquiera que se convertiría en el
primer peregrino de la ruta jacobea y precursor del Camino de Santiago
Primitivo. Oviedo presume de casco histórico, presidido por la monumental
catedral de San Salvador, que custodia extraordinarias reliquias de la
cristiandad, entre ellas el Santo Sudario de Cristo. Aquí destacan la plaza del
Fontán, de origen medieval, cuyo mercado es el mejor lugar para adquirir
quesos, embutidos, mariscos y otros tesoros de la gastronomía asturiana. Cerca
se halla la calle Gascona, la más sidrera de la región, conocida como el
Bulevar de la Sidra. Y a pocos pasos, dos museos de imprescindible visita, el
de Bellas Artes de Asturias y el Museo Arqueológico.
SIN DEJAR DE CAMINAR
Hacia el sur del Principado, en el
límite con León, la reserva de Somiedo es una encrucijada de valles, lagos
glaciares y altas cumbres por donde extiende sus dominios el oso, que convive
aquí con el lobo, el corzo o el urogallo, ocultos en un laberinto vegetal en el
que predominan los bosques de haya y roble. Las grandes diferencias
de altitud han hecho de Somiedo un territorio de trashumancia. En las zonas
altas aún se ven brañas, que son conjuntos de cabañas de teito (techo vegetal)
y corros (cercas para el ganado) de piedra. Algunas de estas rústicas casas,
como las de la aldea de Veigas, forman parte del Ecomuseo de Somiedo, que
también incluye una exposición sobre trashumancia y una muestra de oficios
tradicionales en el vecino pueblo de Caunedo. El parque dispone de una red de
espacios habilitados para el avistamiento de fauna, como el mirador del
Príncipe, en los alrededores de la aldea vaqueira de La Peral; o los miradores
de la collada de Aguino y el del Lago de la Cueva. Entre su extensa malla de
senderos destacan el que lleva al lago del Valle, el más grande de Asturias; el
de la braña de La Pornacal; y la ruta de los lagos de Saliencia desde el alto
de La Farrapona (1708 m).
CUDILLERO: UNO DE LOS PUEBLOS COSTEROS MÁS BELLOS DE ESPAÑA
El viaje por Asturias depara nuevas
sorpresas en la Costa Occidental, donde los envites del mar dan forma a
acantilados desafiantes entre los que se refugian faros solitarios, calas
salvajes y pueblos marineros. Para recorrer este territorio conviene olvidarse
de la autopista y encomendarse a la carretera N-632, que sumerge al viajero en
un contoneo permanente. Y para comenzar, un plato fuerte, Cudillero,
con sus casas multicolores que se descuelgan de la montaña hasta el puerto,
dando forma a un precioso anfiteatro siempre rebosante de vida. Al pasear por
sus calles estrechas llaman la atención los pequeños escualos que cuelgan de
las fachadas de las viviendas de pescadores, una vieja tradición para el secado
del pescado, que da origen a un manjar local conocido como curadillo.
APOTEOSIS DE ACANTILADOS
El trayecto por la costa en dirección
a Luarca invita a detenerse en enclaves de belleza desbordante. El
primero es el Cabo Vidio, cerca de Oviñana, uno de los acantilados más feroces
de Asturias, con su faro y mirador. Y más adelante, la playa del Silencio,
junto al pueblo de Castañeras, un arenal rodeado por riscos que lo convierten
en un plácido refugio marino.
UN CEMENTERIO PARA ENAMORARSE
Al llegar a Luarca se descubre
uno de los enclaves ribereños más destacados de este litoral, con los barrios
marineros –el Cambaral, la Carril y la Pescadería– que forman un hemiciclo en
torno al puerto, y las casas de indianos del Villar, en la parte alta. Vale la
pena acercarse al cementerio de la colina, considerado uno de los más bonitos
de España por sus espectaculares vistas al mar; y al Parque de la Vida, un
espacio de divulgación científica que sorprende con la mejor exposición de
cefalópodos del mundo.
PUERTO DE LA VEGA: LA POSTAL
MARINA PERFECTA
Luarca puede ser un buen punto de
partida para explorar la costa occidental del Principado. La primera parada de
este sector es Puerto de la Vega, con una marina muy activa y un interesante
repertorio de quintas indianas y casonas asturianas. Se continúa hasta la playa
de Frejulfe, un extenso arenal de gran valor ecológico bordeado por una senda
costera. Y finalmente aparece Navia, villa asentada en la margen izquierda de
su gran ría, que junto al puerto y al astillero naval han trazado su vigorosa
personalidad marinera.
TARAMUNDI: PAISAJE CULTURAL
El extremo noroccidental de Asturias
está marcado por la Reserva de la Biosfera del Río Eo, Oscos y Terras de Burón, que
se prolonga por la vecina Galicia. Vertebrado en torno al río Eo, es un
territorio donde el reloj parece haberse detenido hace tiempo, que ha sabido
preservar la memoria de las actividades ancestrales y el trabajo artesanal.
Así, en Taramundi abren sus puertas los conjuntos etnográficos de Teixois, toda
una aldea magníficamente conservada, y de Mazonovo, con su recuperado edificio
de la ferrería. En Pardiñas el Museo de la Cuchillería enseña cómo nace una
navaja artesana. En los telares de Taramundi y Santa Eulalia de Oscos se ve a
las tejedoras trabajando sus diseños con materiales naturales. Sin duda, un
magnífico final a esta gran ruta por el mosaico de paisajes que abarca
Asturias.
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/veinte-imprescindibles-para-volver-a-asturias_15832/20
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