Alfredo Ramos Martínez, “El pintor de las melancolías de
México” que permanece en la sombra
Un día como hoy, pero de 1946, falleció
Alfredo Ramos Martínez. Conocido como el Padre del Arte Moderno en México, fue
eclipsado por la obra de Rivera y Clemente Orozco.
La Revolución Mexicana es
una de las etapas que más ha marcado la vida de nuestro país, ya que tras su
consumación se aceleró el proceso de consolidación de nuestra identidad. Para
ello, artistas e intelectuales excavaron en los sentimientos y la imaginación
colectiva de los mexicanos, con el objeto de conocer su esencia y utilizarla
como fundamento para la formación de una comunidad nacional. Uno de estos
artistas fue Alfredo
Ramos Martínez, pintor nacido en Monterrey que trascendió como
el “Padre
del Arte Moderno” de México.
Ramos Martínez nació un 1871 y desde
los 14 años mostró un gran talento para la pintura, cuando su retrato del
gobernador de Nuevo León fue premiado en San Antonio, Texas. Gracias a lo
anterior, obtuvo una beca para estudiar en la Academia de Bellas Artes en la
Ciudad de México. Migró junto a su familia y se estableció en Coyoacán, en ese
entonces considerado un pueblo. Pese a su ingreso a la Academia, Ramos
nunca se adaptó a la burocracia institucional ni a las aulas, apelando por una
creatividad libre.
En 1899 viajó a Francia para continuar sus
estudios en pintura, donde la comunidad mexicana lo consideró un gran artista
en potencia. El viaje fue resultado de la visita de oficial Phoebe
Apperson Hearst, madre de W. Randolph Hearst, el magnate
periodístico norteamericano, a quien Porfirio Díaz ofreció una cena. Para el
menú se le solicitó a Ramos que pintara cada una de las cartas. La obra dejó
asombrada a Apperson, quien le confirió la beca al joven artista.
Amistad
entre genios: Alfredo Ramos Martínez y Ruben Darío
Ramos Martínez se adaptó inmediatamente
al mundo parisino, ya que dominaba el idioma francés. También coincidió con una
gran cantidad de intelectuales latinoamericanos, entre ellos Rubén
Darío, con quien mantuvo una profunda amistad. El nicaragüense
–que ya era un poeta consagrado–, invitó a Ramos Martínez a tertulias y
reuniones de intelectuales parisino, a las que asistían personajes de renombre
como Pablo
Picasso, Claude Monet, Henri Matisse, Joaquín Sorolla y Auguste
Rodin.
“Alfredo
Ramos Martínez no copia, sino interpreta. Él expresará la tristeza de los
pescadores, la melancolía de las aldeas…”.
Expresaba Rubén Darío sobre la obra de Alfredo
Ramos Martínez.
En 1905, la obra de Alfredo Ramos
Martínez se expone en el Salon d’ Automne (Salón
Anual de Otoño), donde sus obras destacan por su temática
naturaleza-mitología. Ese mismo año se le otorga la medalla de oro en la
exposición por su obra Le Printemps (La Primavera). Tras este
evento, termina su temporada como becario.
La Revolución Mexicana en el ojo del artista
El estallido de los movimientos
sociales provocó que Ramos decidiera regresar a México en 1909, donde fue
nombrado subdirector de la ENBA. A diferencia de Diego Rivera, Alfredo Ramos
Martínez vivió el inicio de la Revolución Mexicana como testigo presencial. La
violencia, las ideologías, los movimientos sociales y la lucha armada se
depositan de forma directa en la obra de Ramos, quien como mencionaba Darío,
interpretó y expresó la melancolía de un pueblo ensangrentado.
Otras de las venas que fluyeron por la obra
de Alfredo Ramos Martínez fueron las del indigenismo y el nacionalismo
revolucionario, movimientos que cobraban una nueva conciencia sobre el pasado
indígena y reconocían la dignidad de las expresiones populares.
Por una creatividad libre
Poco antes de ser ascendido a director
de la ENBA, Ramos Martínez viajó a España para reunirse con Rubén Darío, siendo
la última vez que estaría juntos, pues Ramos no quería perderse del proceso de
transformación que sufría su país. Luego volvió a México para montar una
exposición individual con motivo del Centenario de la Independencia de México.
Tras la muestra, los
trabajadores de la ENBA se declararon en huelga, acto que Ramos secundó como
desafío al régimen porfirista. Gracias a este acto, el 30 de agosto de 1911
Ramos es designado director de la ENBA con apoyo de los trabajadores.
Entre sus primeras acciones se encontró la
fundación de la Escuela al Aire Libre en Santa
Anita Ixtapalapa, deuda personal de su época de estudiante. El fundamento
ideológico de dicha institución era “permitir a los alumnos seguir su
inclinación propia.., y respetar en el discípulo su propia manera de ver,
pensar e interpretar sus visiones.” Su papel como pedagogo eclipsó su trabajo
como pintor hasta 1914, época en que fue despedido y reemplazado por Dr. Atl,
uno de sus férreos detractores.
Posteriormente, Ramos Martínez funda una segunda
Escuela al Aire Libre en Coyoacán y retoma su trabajo como pintor. Gracias a
ello y a lo innovador de sus técnicas, Ramos es nuevamente designado director
de la ENBA en 1920, expandiendo la Escuela de Pintura al Aire Libre de la mano
de instructores de la altura de Rufino Tamayo y Fernando Leal.
Alfredo Ramos Martínez en Estados Unidos
En 1928, Alfredo Ramos Martínez contrae
matrimonio con María
Sodi, con quien tiene una hija. Lamentablemente, su
primogénita padece una enfermedad congénita que afecta el sistema óseo, por lo
que se ven obligados a migrar a Minnesota para darle tratamiento. Tras
renunciar a la ENBA, es reemplazado por Diego Rivera.
Un año más tarde vuelve a México para
su último acto oficial: la presentación del cuadro “Las Flores Mexicanas”, encargo
del presidente Emilio
Portes Gil. En octubre de ese año parte hacia Los Ángeles,
California, lugar que también fue generoso para su trabajo. Durante aquella
época se enfoca en pintar cuadros de imaginería religiosa, así como recuerdos
nostálgicos de México. La exposición de aquellos cuadros lo catapultó como uno
de los artistas mexicanos más queridos de Hollywood y Los Ángeles.
En 1945 trabajaba en
el proyecto del colegio Scripps y en diseños para unos vitrales de la Iglesia
de San Juan, en Los Ángeles. Lamentablemente, ambos trabajos quedaron sin
terminar, pues el 09
de noviembre de 1946 sufrió un pacífico paro cardiaco, sellando
su maestría para siempre. Alfredo Ramos Martínez tenía 73 años, murió cuatro
días antes de cumplir 74 años.
Mural en Santa Barbara.
México, pasado y presente
De acuerdo con la página dedicada a
Alfredo Ramos Martínez, “Aunque muchos lo consideran el padre fundador del arte
mexicano moderno, las asombrosas contribuciones de Ramos Martínez al desarrollo
del arte mexicano y del sur de California se han pasado por alto
dramáticamente.” Pese a que a inicios del siglo XX la cultura mexicana vivió
una época de auge internacional, extrañamente su trabajo ha quedado a la sombra
de Rivera y José Clemente Orozco. Sin embargo, su trabajo sigue vigente y
representa una novedad en el arte mexicano, misma que también es un retorno al
pasado de nuestro país.
“Si
el modernismo mexicano es producto de la Revolución de 1910, que proyectó no
sólo una visión utópica del futuro, sino también un retorno a las raíces de
México”.
Hans Haufe.
Diseño en Hotel Playa en Ensenada.
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