BITÁCORA
HISTORIA DE LA SEXUALIDAD 1
Al
Andalus y su sexualidad
Los árabes dejaron
en nuestro país una profunda huella, no sólo en el ámbito lingüístico o
artístico, sino también en lo social. Cuando se produce la reconquista de
los territorios de Al Ándalus por parte del mundo cristiano, ésta no borró su
cultura y sus formas, sino que existieron rasgos hasta incluso después de la
expulsión de los moriscos en el siglo XVI.
León Francois
Comerre
Córdoba era en
aquella época histórica una de las capitales mundiales con mayor relieve social
y cultural. La sociedad andalusí podía compararse, e incluso superar, a la de
Bagdad.
Si seguimos
la hisba, que era un Tratado de Costumbres, la relajación de la
época se daba tanto en musulmanes, como en judíos y cristianos. En la Granada
nazarí era práctica habitual la prostitución, el abuso del vino, así como la
sodomía. Esto se producía en todos los niveles sociales.
El Islam no
encuentra objeción al principio doctrinal o moral del placer sexual. El Islam
no admite “el pecado original” tal como se da en el mundo
cristiano. Los escritores medievales comparan las costumbres musulmanas, a las
que se daban en la época de Roma. Es decir, existía el prejuicio medieval de
considerar la ética musulmana como un torrente de pasiones sexuales y
hedonistas que hacen recordar al mundo heleno y romano.
Para entender la
grandeza de la época califal en Córdoba, nos sirvan estos datos, llegó a tener
ochenta colegios, más de cuatrocientas mezquitas, cuatro mil comercios y unos
seiscientos baños públicos. Las mujeres andalusíes tras el velo lograron cotas
de libertad muy superiores a las de otras zonas musulmanas. Podemos encontrar
mujeres médicas, comadronas, profesores, poetisas…
El mundo andalusí
no era diferente del resto de territorios árabes. El modelo patriarcal y
poligámico que se da en Al Andalus, es similar al que se daban en otras zonas
dominantes del islamismo. Lo mismo podemos decir respecto al trato de la mujer
y de la situación familiar.
Las costumbres y
leyes en Al Ándalus permitían el harén como modelo ideal de familia. El hombre
podía tener hasta cuatro esposas, aunque el poder económico de la familia era
realmente el que determinaba cuantas mujeres podía mantener el varón.
LA FAMILIA
Algunas familias
nobles contaban con concubinas esclavas, muchas de las cuales eran de origen
cristiano convertidas al islamismo. El número de ellas podía llegar a ser muy
extenso, pero sólo las que daban un hijo varón al sultán, alcanzaban el
codiciado título de princesa madre que les daba derecho a tener fortuna
personal y a emanciparse al morir su señor. Por ello, en la realidad del día a
día, era el dinero y no la tradición, la que en la mayoría de los casos
describía a la familia andalusí.
Tanto si las
estirpes eran monógamas o polígamas, una cosa compartían en común todas ellas:
la solidaridad desarrollada entre las mujeres de la familia. Este hecho es
considerado como uno de los sistemas de solidaridad y ayuda mutua más
estudiados a lo largo de la Historia de las Mujeres, ya que debido a la
presencia de tantas mujeres en el mismo hogar, entre ellas se desarrollaba un
apoyo y cooperación poco común en otras sociedades.
Las tareas
domésticas se repartían de forma equitativa y cuando surgían problemas entre
ellas, se buscaban acuerdos comunes en la resolución del mismo. El cuidado de
los hijos propios y de los de su marido, así como las tareas del hogar, son
trabajos y obligaciones diarias.
Las labores de la
mujer andalusí no eran distintas a las cristianas. Su clase social y poder
económico determinaban si debían ser ellas mismas las que las realizasen o por
el contrario, podían disponer de servicio doméstico, formado principalmente por
las esclavas, las que cumpliesen con esos tediosos trabajos.
En estos hogares
tan amplios podía convivir el varón junto con su esposa o esposas, hijos y
sirvientes. En el domicilio pasaban los primeros años de su vida las mujeres,
hasta que se casaban pasando a formar parte de la familia de su marido. Los
varones permanecían en casa hasta que el padre los consideraba
suficientemente
mayores como para educarles él mismo.
Los hombres
acudían a la mezquita a recibir las nociones necesarias para su pleno
desarrollo como ser humano, mientras que la instrucción de ellas era recibida
directamente por las madres, quienes las educaban según la clase social. La
mujer noble se preocupaba por la cultura y aunque podían ser minoría, hubo
mujeres que sabían leer y escribir con el fin de consultar y recitar El Corán.
Las esclavas
pudieron a su vez enseñar a otras niñas, recibiendo así el status o
reconocimiento de maestras. Nos puede llamar la atención, pues tenemos una idea
muy diferente de lo que supusieron las esclavas de las elites, ya que fueron un
grupo muy poderoso y con una gran cultura, ya que en el mundo árabe la cultura
es sinónimo de placer. Por tanto, aquellas que debían entretener y hacer menos
pesadas las veladas, habían sido instruidas en las artes y las ciencias, la
música y la poesía.
La mayor parte de
las mujeres en la España árabe tenían una profunda religiosidad. Aunque no era
muy común verlas en las mezquitas, ya que la religiosidad de la mujer árabe es
más privada que la practicada por las cristianas.
La mujer al pasar
tanto tiempo dentro de los hogares, contaba con amplios espacios, siendo común
que las casas tuviesen dos pisos distribuidos a partir de un patio porticado.
En uno de sus lados, había una escalera, por la que se subía al piso superior,
reservado a las mujeres. El patio era el centro de la vida familiar, donde las
mujeres podían estar largo tiempo, sin miedo a que alguien pudiese observarlas.
LOS BAÑOS PÚBLICOS
En Al-Ándalus, la
mujer de las clases más altas tenía una obligación principal y era cuidar su
aspecto exterior, con el fin de gustar a su esposo, el único autorizado para
verla plenamente. Eran las mujeres más privilegiadas, las que podían cuidar su
aspecto. Todas las mujeres acudían una vez por semana a los baños públicos
siempre y cuando tuviera realizada todas sus obligaciones. Los baños públicos
era el lugar donde se repartían tiempos y espacios distintos para hombres y
mujeres.
Además de lavarse,
aquellas que lo podían pagar, recibían cuidados especiales como masajes con
ungüentos cremosos y olorosos así como atención al cabello. Las mujeres solían
tener una cabellera larga, espesa y muy negra. Incluso han llegado hasta
nosotros testimonios que aseguraban que en la España musulmana, las mujeres se
depilaban con fines estéticos.
En estos baños,
podían olerse magníficos perfumes que manaban por sus ventanas, siendo por
todos conocidos los excepcionales perfumes y esencias del mundo árabe. Gracias
a los maestros perfumistas, las mujeres poseían distintos frascos, que
utilizaban en las diversas ocasiones de la vida cotidiana y realmente
disfrutaban con la fragancia de dulces e intensos aromas.
La coquetería de
la mujer andalusí continuaba con la ropa que se vestía. Solía ser de colores
vivos, los más lujosos estaban además bordados con hilos de plata y oro, y las
telas iban ceñidas a la cintura y la cabeza cubierta.
Del mismo modo,
eran muy comunes los adornos y complementos que, al igual que hoy en día,
buscaban resaltar la belleza de las mujeres. Las joyas más comunes eran los
collares y brazaletes de piedras preciosas. Se sabe que usaban frecuentemente
diademas o broches de oro, plata y perlas.
LOS HARENES
Siguiendo la ley
islámica, un musulmán podía tener hasta cuatro esposas si su poder económico se
lo permitía. Podía convivir con más mujeres y poseer un harén.
Los harenes
andalusíes estaban repletos de mujeres y alguno alcanzó fama, como el harén de Medina
Azahara, en la época del califato omeya que llegó a contar con 6.300 mujeres
contando a las esclavas. Otro harén muy famoso fue el del rey sevillano
Al-Mutamid de la taifa de Sevilla, que llegó a tener unas ochocientas mujeres.
El prestigio de un
soberano en Al Ándalus también se media por el número de mujeres que tenía su
harén. Muchas veces en él estaban mujeres que habían pertenecido a su
antecesor.
El sexo en los
harenes andalusíes no era el oficialmente pensado, sino que se sabe que
existían otras prácticas alternativas. Debemos saber, que muchas mujeres que
estaban en el harén nunca tendrían sexo con su dueño.
Estas mujeres
convivían con otras mujeres y con los eunucos y era frecuente que tuvieran
relaciones con ellos, no para copular, pues no podían al estar castrados, pero
sí hacían sexo oral por medio del cunnilinguis.
Las mujeres de
clase alta, denominadas jassa, llevaban una vida basada en la
opulencia, pero vivían encerradas en los alcázares y debían cumplir el código
de honor islámico. Se le exigía guardar la honorabilidad de la familia, estando
totalmente apartadas de las miradas ajenas. Sus relaciones e daban
exclusivamente en el ámbito familiar.
La privacidad de
estos alcázares a veces era no se cumplía pues las mujeres eran observadas desde
los alminares, que eran lugares altos y en el que era frecuente mantener
conversaciones desde la distancia.
HOMOSEXUALIDAD
MASCULINA Y FEMENINA
La llegada de los
musulmanes a la Península Ibérica, hace que surja una poesía homoerótica
llamada mudakarat. Este tipo de poesía, se mezclaba con la poesía
báquica y nos aparece la figura del copero o escanciador. Veamos el siguiente
poema.
¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel
Escrito por
Abi-l-Husayn
La práctica de la
homosexualidad era cuestión de los califas omeyas cordobeses. Se sabe que
Abderramán III, Al-Hakem II, el emir Abd Allah de Granada y el rey Al Mutamid
de Sevilla escribieron poesía homoerótica. Se conoce por ejemplo, que el califa
omeya Al Hakem II hacía que la esclava navarra Subh se disfrazara de efebo para
tener relaciones con ella.
Se sabe que el
lesbianismo no era aceptado por Mahoma, pero no era igual su práctica si la
mujer era casada o soltera. El lesbianismo para una mujer soltera que lo
practicaba suponía ser castigada con un azote y el destierro durante un año.
Sin embargo, para una mujer casada estas prácticas lésbicas suponía recibir
cien azotes y posteriormente se le practicaba la lapidación hasta la muerte.
Hay constancia de
que algunos autores de estas poesías homoeróticas eran abiertamente homosexuales
como son Ibn Quzman o Ibn Shuhayr ambos pertenecientes a la elite andalusí.
Como estamos
viendo la homosexualidad femenina a los largo de la historia del sexo queda muy
poco reflejada. Tenemos dos historias lésbicas en Al Andalus, la primera es la princesa
Wallada que aparece en los poemas del escritor andalusí Ibn Zaydun, donde llora
su ausencia en Medina Zahara.
La princesa omeya
Wallada (1025) con tan solamente dieciséis años abrió su palacio para ofrecer
instrucciones a hijas de familias poderosas e instruir a esclavas en la poesía
y en el arte amatorio.
Tuvo una relación
amorosa con el poeta Ibn Zaydun, que nos dejar bellos poemas de amor y otros
satíricos, cuando fue traicionada por él.
las vergas que se guardan en los calzones
se hubiera visto en las palmeras
se habría convertido en pájaro ababil.
Sin embargo, también hubo poetisas como la cordobesa Muhya que criticó a Wallada.
Ha dado a luz y no tiene marido
se ha desvelado el
secreto, ha imitado a María
más la palmera que la virgen
sacudiera para Wallada es un pene erecto.
Esta princesa
jamás se casó y se dice que fue una de las primeras feministas en la historia.
Cuando su padre muere, recibe una gran herencia que le permite vivir con todos
los lujos y en consecuencia de forma independiente, sin las ataduras del
matrimonio. Mantuvo una intensa relación lésbica con la hija de un vendedor de
higos cordobés, llamada Muhya bint al –Tayyani a la cual cuidó y educó con gran
esmero y que llegó a ser una gran poetisa.
La segunda
historia lésbica cuenta que una de las hermanas Ziyab de Guadix, no se sabe
cuál de las dos fue, vio un día bañarse a una esclava en un río y le escribió
lo siguiente:
Las lágrimas
revelan mis secretos en un río
Donde hay
tantas señales de belleza;
Es un río que rodea jardines
y jardines que bordean el río;
Entre las gacelas hay una humana
que posee mi alma y tiene mi corazón.
Esa es la razón que me impide dormir:
cuando suelta sus bucles sobre el rostro
parece la luna en las tinieblas de la noche;
Es como si a la aurora se le hubiese muerto un hermano
y la tristeza se hubiese vestido de luto.
Fue escrito
por Banat Ziyad de Guadix.
En el mundo
andalusí era frecuente encontrarse con las llamadas “celestinas”. El
famoso poeta andalusí Ibn Hazn dice que las mujeres ancianas con báculo,
rosario y vestido encarnado que visitaban las casas o se acercaban a las
mujeres en la calle, hacían de correo entre los amantes.
La visión islámica
de la sexualidad es total. La sexualidad se integra de modo absoluto en el día
a día. Dentro de su extendida uniformidad, existen variantes dependiendo que se
viva en ciudad o en el medio rural y por supuesto de la disponibilidad de
riqueza.
LA PROSTITUCIÓN
Los lugares más
frecuentes donde se producía la prostitución eran las tabernas y en las ventas.
En los pueblos se ejercía en la alhóndiga. En las ciudades importantes había
locales destinados a tal fin y recibían en nombre de jaray.
Las casas jaray
estaban fuera de la medina y si seguimos a Ibd Abdin se situaban cerca de los
templos cristianos. Decía al respecto dicho escritor “Debe impedirse a
las mujeres musulmanas que entren en las abominables iglesias, porque los
clérigos son unos libertinos, fornicadores y sodomitas. Asimismo debe
prohibirse a las mujeres francas, que entren en la iglesia, solamente en días
de función o fiestas, porque allí comen, beben y fornican con los clérigos y no
hay uno de ellos que no tenga dos o más mujeres con que acostarse”.
Las prostitutas
andalusíes estaban totalmente controladas y debían pagar impuestos a la
Hacienda por ejercer dicho profesión. Socialmente eran mujeres marginadas y
rechazadas en todas las actividades públicas. Como en todo, siempre hay un
excepción, así se conoce la historia de la prostituta Rasis, la más famosa de
Córdoba que participó en un desfile oficial de Abd al- Rahman III.
Las prostitutas
debían cumplir con una serie de obligaciones como podemos ver en el texto de
Ibd Abdin que dice: “Deberá prohibirse que las mujeres de las casas llanas
se descubran las cabezas fuera de la alhóndiga, así como que las mujeres
honradas usen los mismos adornos que ellas. Prohíbaselas que usen la coquetería
cuando estén entre ellas y que hagan fiestas, aunque se les haya autorizado. A
las bailarinas se les prohibirá que se destapen el rostro”.
Una figura muy
conocida era el de la tabernera, cantora o bailarina que no eran reconocidas
como prostitutas, pero que también solían ofrecer servicios sexuales
LAS QIYAN
Eran esclavas que
tenían una educación muy esmerada en las artes, destacando en música, poesía,
lectura y la danza entre otras. Las qiyan eran pues esclavas muy apreciadas en
la sociedad andalusí. Al mismo tiempo, también habían sido educadas en las
prácticas del amor. Se puede considerar, que eran cortesanas de lujo,
pudiéndose comparar con las hetairas griegas.
Las qiyan estaban
en muchos casos al servicio de la Corte y se les destinaba también para educar
a los hijos de las elites andalusíes. Dentro de las qiyan destacaban las
esclavas que pertenecían a las grandes familias, y las destinaban dada su
belleza a una prostitución con menos refinamiento.
Estas qiyan tenían
muchas veces casa propia y sus clientes exclusivos se trasladaban a su casa
para oírlas recitar poesías y cantar, para posteriormente tener relaciones sexuales.
Como vemos, estas
destacaban por su juventud, su belleza y su preparación cultural Además de todo
esto se vestían de forma muy elegante con vestidos muy llamativos a siempre
adornadas de joyas. Sus vestidos eran diferentes a las mujeres libres, ya que
las qiyan usaban telas muy exquisitas.
Algunas qiyan eran
compradas y sus dueños, les podían dar dos utilidades, aquellas que eran
compradas para su disfrute personal y la segunda opción era comprarlas con la
finalidad de volverlas a vender para obtener un gran beneficio económico.
Si hacemos un
repaso a la historia de las qiyan podemos ver tres periodos claros:
- En
la época preislámica, se les enseñaban exclusivamente música, canto y
baile.
- En
la época califal debemos unir que también se les educaba en el estudio de
las Ciencias, junto a las anteriores.
- En
la época abasí, se le educaba totalmente con filosofía, el cante y
recitación del Corán, astrología, juegos malabares, narradoras de cuentos
y leyendas, teatro de sombras…
EL COLLAR DE LA
PALOMA
Es un libro
escrito por Ibn Hazm en el año1022 y fue editado en Játiva. Era un Tratado
amoroso medieval. Tanto el mundo cristiano como el judío lo rechazan. Sin
embargo, Ortega y Gasset lo considera el libro más ilustre sobre el teme del
amor en la civilización humana. Veamos tres pasajes de dicho libro:
1º “Tenía
el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a describir
un observador inteligente. Es la primera de todos, la insistencia en la mirada,
que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos.
Así, verás que cuando mira el amante, no pestañea y que se muda su mirada
adonde el amado se muda, se retira adonde él se retira, y se inclina adonde él
se inclina”.
2º “Cuando
dos amantes se corresponden y se quieren con verdadero amor, se enfada con
frecuencia sin venir a qué; se llevan la contraria, aposta; en cuanto dicen; se
atacan mutuamente por la cosa más pequeña, y cada cual está al acecho de lo que
va a decir el otro para darle un sentido que no tiene… La distinción entre
estos enfados y las verdaderas rupturas o enemistad, nacida del odio y de la
animosidad enconada de la querella, es la prontitud con la que se reconcilian”.
3º “Yo no
paró de maravillarme de todo aquel que pretende haberse enamorado por una sola
mirada, ni atino a darle crédito, ni tengo su amor sino como una especie de
apetito carnal. No puedo concebir, en mi opinión, que tal amor llegué a lo más
secreto del alma ni penetre las entretelas del corazón. Jamás amor alguno
prendió en mis entrañas,, sino tras de mucho tiempo, luego de haber convivido
largamente con una persona y de haber compartido con ella chanzas y veras”.
Ahora ya podemos tener una idea más clara de cómo era la sexualidad del
mundo musulmán en la Península Ibérica donde permanecerán ocho siglos,
dejándonos numerosos restos de arte, costumbre…
https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/andalus-sexualidad/20170530231405140356.html
El mundo musulmán y
la sexualidad
El mundo musulmán
está regido por el Corán y la Sunna. Lo mismo sucede en lo referente al placer y el goce
dentro de la pareja heterosexual. En el mundo musulmán, gozo y
placer aparecen totalmente unidos al concepto de felicidad.
El sexo en el
Corán es algo habitual y podemos encontrarnos con más de ochenta y dos referencias
al mismo. Veamos un ejemplo: “Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros
¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis, haciendo preceder algo para
vosotros mismos! ‘Temed a Alá y sabed que le encontraréis! ¡Y anuncia la buena
nueva a los creyentes!”. El Paraíso es para los musulmanes su
finalidad y el sexo es una forma de llegar a él.
El derecho
musulmán aparece con el tiempo y son los ulemas y los fuqashas los que
elaboraron a partir de mediados del siglo VIII y hasta finales del siglo IX toda
una serie de regulaciones sobre la sexualidad, basada en las doctrinas del
Corán y la Sunna, marcando lo que es lícito y, lo que no se puede hacer.
La mujer musulmana
El Corán establece
que los hombres y las mujeres son iguales, pero al mismo tiempo también dice: "Los
hombres son los protectores y proveedores de las mujeres, porque Alá ha
hecho que uno de ellos supere al otro, y porque gastan de sus bienes. Las
mujeres correctas son devotamente obedientes y recogidas en ausencia de su
esposo que es lo que Alá les exige”.
La ley islámica
Sharia habla de la complementación, y las diferencias entre el papel de las mujeres y
los hombres, cuáles son sus derechos y obligaciones. El Corán y los hadices no mencionan que las mujeres deban ser amas de casa. Las
mujeres poseen en la mayoría de los países musulmanes un conjunto de derechos
respecto al casamiento, divorcio, derechos civiles, estatus legal, códigos de
vestimenta y educación, basados en distintas interpretaciones.
El Corán presenta
dos visiones en cuanto al rol de la mujer. Ambas hablan de la igualdad de las
mujeres y los hombres ante Alá en cuanto a sus deberes religiosos y coloca a
las mujeres bajo el cuidado de los hombres, es decir, los hombres son los
responsables del mantenimiento de sus esposas.
El Corán
dice: “Los hombres son los proveedores y protectores de las mujeres,
porque Alá ha hecho que uno de ellos supere al otro, y porque gastan de su
propiedad para mantener a las mujeres”.
El Corán explica
que los hombres y las mujeres son iguales en la creación y en la vida eterna
posterior a la misma, pero no idénticos La Sura indica que los hombres y las
mujeres han sido creados de una sola alma. Una persona que se antepone a otra
no es superior a la otra, y una persona no es la derivada del otro. Una mujer
no ha sido creada para servir los propósitos de un hombre, sino que ambos han
sido creados para el beneficio mutuo.
El matrimonio
Alá creó al ser
humano con la necesidad de tener un compañero que le inspire amor, cariño y lo
contenga en momentos de preocupación y tristeza. El matrimonio es
la unión entre un hombre y una mujer, bajo el compromiso y
consentimiento mutuo de vivir juntos según las enseñanzas de su fe.
“Y entre sus signos esta haberos creado esposas de entre vosotros para
que encontréis en ellas sosiego, y puso entre vosotros amor y misericordia. Por
cierto que en esto hay signos para quienes reflexionan”.
Las costumbres en
cuanto al matrimonio musulmán varían entre los diversos países. Las costumbres
culturales a veces son implantadas bajo el contexto del Islam. Sin embargo, la
ley islámica permite una poligamia limitada bajo determinadas circunstancias.
Si seguimos la
Sharia, el matrimonio no puede nunca ser forzado. Los primeros contactos son
hechos generalmente por los padres y debe existir la condición básica del
consentimiento libre de los futuros cónyuges y ésta debe ser respetada. El
Profeta aconsejó que la elección de los cónyuges sea basada en la castidad, decencia
y religiosidad.
El contrato
matrimonial es acordado entre el wali, o guardián, de la novia y el novio, no
entre el novio y la novia. Solo un musulmán libre puede ser
el wali de la novia. Éste es un pariente hombre de la novia,
preferiblemente su padre. La mayoría de los estudiosos del Islam sostiene que
si la novia es virgen, su padre o abuelo paterno, pueden obligar a la novia a
contraer matrimonio aun en contra de su deseo expreso.
El Corán
considera, que el amor entre los hombres y las mujeres es un signo de Dios. Los esposos deben ser buenos con
sus esposas y las esposas
deben ser buenas con sus esposos. Sin embargo, el Corán permite que los hombres
golpeen a sus esposas si “sospechan de la lealtad” de
éstas, aunque menciona que, por lo menos en algunas traducciones, se las debe
castigar de manera “liviana”.
Se ha debatido
mucho en el mundo musulmán por lo que significa un castigo “liviano”. Existen
diversas posturas en cuanto a lo estricto de las restricciones que impone la
palabra “liviano”.
Está estipulado
que los hombres poseen el derecho de utilizar el cuerpo de sus mujeres como una
posesión, utilizándolo como y cuando el hombre lo desee y el consentimiento de
la mujer no está sujeto a discusión. El Corán promueve la discusión y el
acuerdo mutuo en las decisiones familiares, aunque la decisión del hombre es la
definitiva.
Las relaciones
sexuales para los musulmanes se circunscriben exclusivamente al matrimonio, es
decir, a la relación entre la esposa y el marido. Su finalidad es tener y criar
hijos y esto estimula a los musulmanes.
Además de tener
hijos, las relaciones sexuales tiene un importante papel en el bienestar del
matrimonio. Leyendo el Hadiz, permite saber de todos los asuntos, incluyendo
los que trataban de la sexualidad humana.
El Corán y el
Hadiz aluden a la naturaleza de las relaciones sexuales como un medio de lograr
satisfacción mutua, acercamiento y compasión entre una esposa y su marido:
“Durante el mes del ayuno os es lícito por la noche uniros con vuestras
mujeres: son vestidura para vosotros y vosotros lo sois para ellas”.
Se aconseja a los
musulmanes evitar tener relaciones sexuales durante la menstruación, para de
esta forma evitar la incomodidad a la mujer. El fin del matrimonio es crear
ternura entre dos personas y satisfacer la necesidad humana elemental del
compañerismo:
"Y entre sus
signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros, para que os
sirvan de quietud, y el haber suscitado entre vosotros el afecto y la bondad.
Ciertamente, hay en ellos signos para gente que reflexiona."
El concepto de
satisfacción mutua se alude en un hadiz. Se aconseja a los maridos que hagan el
amor de manera que el juego permita a la mujer tener el orgasmo primero. El
descontento sexual es considerado como base legítima para solicitar el divorcio
por parte de la esposa o del marido. El celibato y la vida monacal son
rechazados en el mundo musulmán, porque contradicen de forma clara la
naturaleza del ser humano.
También se produce
el llamado matrimonio de placer, por el cual un hombre paga una suma de dinero
a la mujer o su familia a cambio de una relación de esposos transitoria. Esta
es una práctica antigua, que ha sido recuperada en Irán en tiempos recientes.
Los que la practican, se basan en el derecho musulmán de la Sharia. Esta indica
que es una práctica permitida.
A las mujeres no
se les permite la poliandria, mientras que a los hombres, como vemos, se les
permite tener varias esposas.
Las relaciones
prematrimoniales
El sexo pre
matrimonial está absolutamente prohibido en el Islam, no importa si es con una
novia o con una prostituta. El sexo prematrimonial es adulterio. Es una conducta
sexual irresponsable para la doctrina islámica al no existir responsabilidad en
dicha relación.
El Corán
dice "¡Evitad la fornicación: es una deshonestidad! ¡Mal camino…de
satisfacer el instinto sexual!". La fornicación ha sido
severamente condenada tanto por Mahoma como por los Imanes. En el Islam, el
sexo premarital está considerado como un acto inmoral contra los derechos de
Alá y contra los propios órganos sexuales. Es un pecado castigado por el
tribunal islámico.
Si un hombre
soltero y una mujer soltera son encontrados culpables de adulterio en un
tribunal islámico, su castigo será como sigue:”Flagelad a la fornicadora y
al fornicador con cien azotes cada uno. Por respeto a la ley de Alláh, no uséis
de mansedumbre con ellos, si es que creéis en Alláh y en el último Día. Y que
un grupo de creyentes sea testigo de su castigo".
Si un hombre o una
mujer solteros cometen adulterio más de una vez, entonces serán castigados con
cien azotes hasta tres veces. Si son encontrados culpables por una cuarta vez,
entonces se les dará muerte. En una relación extra-matrimonial, su castigo es
aún más severo, ya que las personas casadas no tienen excusa, sea la que sea,
de cometer adulterio. La Sharia dice que las personas casadas culpables de
adulterio deben ser lapidadas hasta la muerte. Por lo tanto, el sexo premarital
está fuera de toda consideración como medio de satisfacer el deseo sexual.
¿Qué hacer cuando
no se puede hacer sexo?
Si un musulmán no
puede casarse poco después de la pubertad, entonces él o ella tienen dos
opciones: la abstinencia temporal o el matrimonio temporal.
Abstinencia
temporal.
Si una persona
decide, por cualquier razón, no casarse pronto después de que él o ella
alcancen físicamente la madurez, entonces la única vía es adoptar la
abstinencia temporal. Después de recomendar enérgicamente el matrimonio de la
gente soltera, el Corán dice:
“Que los que no
puedan casarse observen la continencia hasta que Alá les enriquezca con su
favor”.
El matrimonio
temporal
Si una persona no
se casa poco después de la madurez y encuentra difícil controlar su deseo
sexual, entonces la única vía de satisfacer el deseo sexual es el matrimonio
temporal.
Siguiendo las
leyes islámicas el matrimonio es de dos tipos: el permanente y el temporal.
Según la corriente sunita dicen que el matrimonio temporal estuvo permitido en
el Islam hasta los primeros días del califato de 'Umar ibn al Jattab
La diferencia
principal entre los dos tipos de matrimonio es que, en el permanente, el Islam
tiene definidos claramente los derechos y obligaciones entre los esposos. Por
ejemplo, es el deber del marido proveer para las necesidades básicas de la vida
de su mujer, y la esposa está obligada a no rechazar las relaciones sexuales
sin ninguna razón religiosa o médica.
En el matrimonio
temporal, el Islam ha dado a los respectivos esposos el derecho de desarrollar
sus propios derechos y planes esperados. El marido no está obligado al
mantenimiento de la esposa a menos que haya sido estipulado así en el contrato
de matrimonio. La esposa puede poner como condición en el contrato de
matrimonio que no habrá relaciones sexuales. Tales condiciones son inválidas en
un matrimonio permanente pero están permitidas en el matrimonio temporal.
No es necesario
remarcar la naturaleza temporal del matrimonio. El mensaje del Islam es claro,
el matrimonio debe permanente pero si no es posible, entonces adoptar la
abstinencia temporal o entonces usar el matrimonio temporal.
La homosexualidad
y lesbianismo
Las relaciones
sexuales entre miembros del mismo sexo, homosexualidad y lesbianismo, es una
vía de satisfacer los instintos sexuales.
Todas las
religiones monoteístas, Judaísmo, Cristianismo e Islam comparten casi
textualmente su oposición a tales conductas sexuales. Esto ha sido claramente
condenado en la Biblia y en el Corán.
El Corán describe
al pueblo de Lot como sigue:
“Y a Lot. Cuando
dijo a su pueblo: ¿Cometéis una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido
antes? Ciertamente, por concupiscencia, os llegáis a los hombres en lugar de
llegaros a las mujeres. ¡Si, sois un pueblo inmoderado!". Lo único que
respondió su pueblo fue: "¡Expulsadles de la ciudad! ¡Son gente que se las
da de puros" Y les salvamos, a él y a su familia, salvo a su mujer, que
fue de los que se rezagaron. E hicimos llover sobre ellos una lluvia: ¡Y mira
cómo terminaron los pecadores!”.
El Corán considera
que la homosexualidad es una vergüenza, y Alá tuvo que destruir a toda una
nación por su conducta sexual indecente.
En el sistema
legal islámico, la homosexualidad y el lesbianismo son ambos delitos punibles
contra las leyes de Alá. En el caso de la homosexualidad, la parte activa será
azotada cien veces si es soltera y matado si está casada; mientras que la parte
pasiva será matada sin atender a su estado marital. En el caso del lesbianismo,
las pecadoras serán azotadas cien veces si son solteras y lapidadas hasta la
muerte si están casadas.
El Corán y el
Hadiz son muy claros respecto al castigo que ha de imponer la comunidad si una
persona es declarada culpable de homosexualidad. Es preciso para ser condenados
que los individuos confiesen o deben ser acusados y vistos por cuatro testigos
durante el acto homosexual. La probabilidad de que se produzcan estos
requisitos es muy pequeña y la mayoría de las parejas que cometen actos ilícitos
no son castigados por la comunidad.
Se considera que
las consecuencias de su conducta en esta vida les hace responsables ante Alá en
el día del Juicio. Éste es el que juzga finalmente, porque son conocidos por
Alá.
La masturbación.
La masturbación
significa en el mundo musulmán auto-estimulación de los órganos sexuales, hasta
que se alcanza la emisión del semen o el orgasmo.
La masturbación en
forma de auto-estimulación está prohibida. El Corán dice: “Bienaventurados
los creyentes,…que custodian sus partes pudendas, salvo de sus esposas…,
mientras quienes desean más allá de eso (en la satisfacción sexual), ésos son
los que violan la ley”.
Cualquier
satisfacción sexual fuera del matrimonio está considerada una transgresión de
la ley de Alá. La masturbación es un pecado, por el cual una persona también
puede ser castigada por el tribunal islámico. La naturaleza del castigo está
bajo la discreción del juez.
Sirva como ejemplo
que una vez una persona fue cogida masturbándose y fue llevada hasta el Imam
Alí. Éste le castigó azotando sus manos hasta que se pusieron rojas.
Los musulmanes
aconsejan luchar contra la masturbación a través del fortalecimiento del poder
de la voluntad. Siguiendo sus recomendaciones, esto sólo es posible únicamente
si uno honesta y sinceramente desea deshacerse de este hábito. Solicitan ayuda
a Alá, para que les ayude a vencer este hábito, dedicándose al estudio de las
enseñanzas religiosas, y fomenta el espíritu de devoción.
Otra fórmula, que
emplean, es permanecer mucho tiempo en compañía de otras personas. Si durante
el día te apetece masturbarte, levántate de tu cama o silla y ve junto a otra
gente y habla con ellos. Si sucede durante la noche, siéntate en la cama,
escribe una carta o lee un libro. Haz algo para desviar tu mente a otras cosas.
EL ADULTERIO
Las relaciones
sexuales en el Islam entre una mujer y un hombre con el que no esté casada
es adulterio, y es considerado un crimen religioso. El comportamiento moral dentro del mundo musulmán está catalogado un crimen contra Dios. Sin embargo, en
el caso de la violación, el hombre adulto que realizó la violación será fuertemente
castigado, pero la mujer que no consintió o que consintió de manera inválida
será considerada inocente de adulterio y liberada de cualquier castigo.
Según el Corán, el
adulterio puede ser castigado con hasta cien latigazos, aunque ello no es de
naturaleza obligatoria y la decisión final siempre es decisión del juez asignado.
Este castigo puede ser condonado si las partes se arrepienten y se comprometen
a enmendar sus comportamientos. En el Corán no existen referencias a la
lapidación.
Los castigos por
fornicación y adulterio, a pesar de que ambos están considerados como pecados
graves, han sido valorados como algo que la ley islámica ha estimado fuera del
alcance de lo que la sociedad puede castigar.
La confesión es
una prueba válida, pero dicha confesión debe ser voluntaria, y basada en
asesoramiento legal; la misma debe ser repetida en cuatro ocasiones separadas,
y ser realizada por una persona sana. De no ser verdad, la denuncia al acusador, se le
sentenciará por difamación, que lleva una pena de latigazos o una sentencia de
prisión, y su testimonio será excluido de todos los casos futuros que trate la
corte de justicia musulmana.
No se considera
adulterio a las relaciones sexuales que un hombre musulmán pueda tener con
mujeres esclavas no musulmanas. El principio de crimen religioso solo se aplica
al sexo ilegal entre hombres musulmanes y mujeres musulmanas libres.
Si un hombre
confiesa el adulterio, no se requiere un testigo ocular. Sin embargo,
dicha confesión, puede ser retirada y reinstaurada la necesidad de contar con
cuatro testigos oculares masculinos musulmanes.
Actualmente, es
común, que a una mujer musulmana que hace una acusación de violación no solo se
le niega justicia, sino que sea procesada por fornicación o adulterio.
Las relaciones
sexuales pueden tener lugar obviamente entre cualquier pareja, consintiendo o
no. A causa de las implicaciones a que dan lugar las relaciones sexuales fuera
de del matrimonio, Dios las ha prohibido a los musulmanes.
El proceso, que
lleva de la atracción física a la intimidad, es parte de la naturaleza humana,
se aconseja a los musulmanes un determinado comportamiento y evitar aquellas
circunstancias que podrían propiciar el sexo prematrimonial o extraconyugal.
La modestia en el
vestir y la conducta entre las mujeres y los hombres figuran en un lugar
importante como medio de ejercitar el dominio de sí. De igual manera, se
desaconseja a las personas solteras pasar mucho tiempo solo en lugares aislados
donde podrían ser presa de sus deseos sexuales.
Algunos de los
resultados negativos del sexo fuera del matrimonio incluyen: riesgo de
embarazos no deseados, contagio de enfermedades de transmisión sexual, ruptura
de la familia y del matrimonio en los casos que se da el adulterio, y
dificultades emocionales y psicológicas que son el resultado de la falta de
compromiso inherente a la mayoría de las relaciones de este tipo. Como en otras
religiones, el sexo prematrimonial es considerado ilícito.
Los musulmanes
creen, que Dios no prohíbe o permite conductas caprichosamente, sino que lo
hace en nuestro propio beneficio, alejándonos de conductas y situaciones
potencialmente destructivas y acercándonos a aquellas otras conductas y
situaciones que nos permitan desarrollar nuestro potencial humano. Por una
razón similar, los musulmanes evitan el consumo de alcohol debido a su fe en la
sabiduría de Dios, Quien nos dice que los efectos negativos pesan más que los
positivos para el individuo y la comunidad en general.
Anticonceptivos
Aunque se anima a
los musulmanes a tener hijos, los métodos anticonceptivos no están prohibidos.
El método usado durante el tiempo del Profeta era el coitus interruptus, método
sobre el que existen varios hadices.
La respuesta del
Mahoma, cuando era preguntado sobre la legalidad de semejante práctica, era,
que los individuos pueden hacer lo que quieran, pero que si Dios quiere que un
niño nazca, él o ella nacerán. Algunos pensaban, que esto significaba, que
prevenir el embarazo no era recomendable, aunque esta práctica no esté específicamente
prohibida. Otros hadices estipulan que la práctica de la anticoncepción no se
podría realizar sin el consentimiento de la esposa, pues podría afectar a su
satisfacción sexual o a su deseo de tener hijos.
Por analogía, los
métodos anticonceptivos que existen hoy son legales para los musulmanes,
pudiendo estos usarlos a su discreción, en consecuencia cualquier método que no
implique la interrupción del embarazo es lícito.
El Imam
al-Ghazzali enumera varias razones legítimas para la planificación familiar,
incluyendo entre ellas las siguientes: la dificultad financiera, la
preocupación emocional o psicológica de tener muchos hijos e incluso el
mantenimiento de la belleza y la salud de la propia mujer.
Aunque las
relaciones sexuales deben confinarse al matrimonio, la anticoncepción puede
considerarse como un medio de compensar las dificultades inherentes a las
relaciones extraconyugales.
El aborto
El Islam, al igual
que la cultura árabe pre-islámica anterior, es favorable a la vida, y promueve
el nacimiento de tantos niños como una pareja musulmana sea capaz de concebir.
Sin embargo, bajo determinadas circunstancias, la doctrina islámica permite
limitar o por lo menos controlar la reproducción, sin ser penalizados por dicho
acto. Se recomienda limitar el número de hijos cuando una familia carece de los
recursos necesarios para poder mantenerlos.
La opinión
generalizada entre los musulmanes a veces puede ser condescendiente con el
aborto cuando un embarazo es no deseado, en especial, si su salud se encuentra
amenazada o si ella ya ha dado a luz en numerosas oportunidades. Junto a esto
el Imán Al-Ghazzali (1058–1111), le agregó la cláusula, “si la mujer
tiene miedo por su belleza”.
Sin embargo, estas
actitudes permisivas son contrarias a las enseñanzas de los teólogos islámicos
modernos. El aborto no se encuentra penado, siempre que el embrión tenga menos
de 120 días desde su gestación, que es el tiempo en el cual según las
enseñanzas musulmanas el embarazo ha progresado demasiado como para que se pueda
permitir un aborto.
El aborto tiene
sentido en su relación con los embarazos que ocurren en el matrimonio, y no
como solución a los problemas que pueda generar la concepción en las relaciones
pre o extramatrimoniales.
Desde los primeros
tiempos, los juristas musulmanes consideraron legal la práctica del aborto
cuando concurrían una serie de razones para ello, y siempre dentro del período
comprendido entre los 40 y los 120 días después de la concepción. Se basaban
para ello en la interpretación del Corán y en el Hadiz.
La mayoría de los
musulmanes de hoy creen que el aborto sólo se ha de permitir si la vida de la
madre corre peligro a consecuencia del embarazo. Algunos también consideran que
la presencia de ciertas anomalías congénitas hacen legal la práctica del
aborto. Asimismo, algunos estudiosos consideran recomendable el aborto en
embarazos que son el resultado de violación o incesto.
Mutilación de los
genitales femeninos
La práctica de la
circuncisión femenina existía previamente a la introducción del Islam en Arabia
y en otros lugares de África. Esta práctica modifica severamente la sexualidad
de la mujer causándole la imposibilidad de lograr una satisfacción sexual
completa, que es un derecho de todo musulmán.
Por ello, esta
práctica es totalmente contraria al Islam, porque entra en contradicción
directa con el Corán y el Hadiz, donde claramente se enfatiza la importancia de
la satisfacción sexual para el marido y la esposa.
Debemos destacar
el trabajo de Ibn al-Hajj, quien afirma que “estas prácticas eran
desconocidas en los países del Maghreb”. La mutilación genital femenina “no
es un hábito instintivo, según los Malkis; por lo tanto, fue abandonada en las
regiones norte y occidental del país”.
Como vemos, las diferencias entre las tres grandes religiones
monoteístas del mundo son mínimas entre sí.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/mundo-musulman-sexualidad/20170814185926142597.html
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