sábado, 6 de noviembre de 2021

 

BITÁCORA

 

HISTORIA DE LA SEXUALIDAD 1

Al Andalus y su sexualidad

Los árabes dejaron en nuestro país una profunda huella, no sólo en el ámbito lingüístico o artístico, sino también en lo social. Cuando se produce la reconquista de los territorios de Al Ándalus por parte del mundo cristiano, ésta no borró su cultura y sus formas, sino que existieron rasgos hasta incluso después de la expulsión de los moriscos en el siglo XVI.


León Francois Comerre

Córdoba era en aquella época histórica una de las capitales mundiales con mayor relieve social y cultural. La sociedad andalusí podía compararse, e incluso superar, a la de Bagdad.

Si seguimos la hisba, que era un Tratado de Costumbres, la relajación de la época se daba tanto en musulmanes, como en judíos y cristianos. En la Granada nazarí era práctica habitual la prostitución, el abuso del vino, así como la sodomía. Esto se producía en todos los niveles sociales.

El Islam no encuentra objeción al principio doctrinal o moral del placer sexual. El Islam no admite “el pecado original” tal como se da en el mundo cristiano. Los escritores medievales comparan las costumbres musulmanas, a las que se daban en la época de Roma. Es decir, existía el prejuicio medieval de considerar la ética musulmana como un torrente de pasiones sexuales y hedonistas que hacen recordar al mundo heleno y romano.

Para entender la grandeza de la época califal en Córdoba, nos sirvan estos datos, llegó a tener ochenta colegios, más de cuatrocientas mezquitas, cuatro mil comercios y unos seiscientos baños públicos. Las mujeres andalusíes tras el velo lograron cotas de libertad muy superiores a las de otras zonas musulmanas. Podemos encontrar mujeres médicas, comadronas, profesores, poetisas…

El mundo andalusí no era diferente del resto de territorios árabes. El modelo patriarcal y poligámico que se da en Al Andalus, es similar al que se daban en otras zonas dominantes del islamismo. Lo mismo podemos decir respecto al trato de la mujer y de la situación familiar.

Las costumbres y leyes en Al Ándalus permitían el harén como modelo ideal de familia. El hombre podía tener hasta cuatro esposas, aunque el poder económico de la familia era realmente el que determinaba cuantas mujeres podía mantener el varón.

LA FAMILIA

Algunas familias nobles contaban con concubinas esclavas, muchas de las cuales eran de origen cristiano convertidas al islamismo. El número de ellas podía llegar a ser muy extenso, pero sólo las que daban un hijo varón al sultán, alcanzaban el codiciado título de princesa madre que les daba derecho a tener fortuna personal y a emanciparse al morir su señor. Por ello, en la realidad del día a día, era el dinero y no la tradición, la que en la mayoría de los casos describía a la familia andalusí.


Tanto si las estirpes eran monógamas o polígamas, una cosa compartían en común todas ellas: la solidaridad desarrollada entre las mujeres de la familia. Este hecho es considerado como uno de los sistemas de solidaridad y ayuda mutua más estudiados a lo largo de la Historia de las Mujeres, ya que debido a la presencia de tantas mujeres en el mismo hogar, entre ellas se desarrollaba un apoyo y cooperación poco común en otras sociedades.

Las tareas domésticas se repartían de forma equitativa y cuando surgían problemas entre ellas, se buscaban acuerdos comunes en la resolución del mismo. El cuidado de los hijos propios y de los de su marido, así como las tareas del hogar, son trabajos y obligaciones diarias.

Las labores de la mujer andalusí no eran distintas a las cristianas. Su clase social y poder económico determinaban si debían ser ellas mismas las que las realizasen o por el contrario, podían disponer de servicio doméstico, formado principalmente por las esclavas, las que cumpliesen con esos tediosos trabajos.

En estos hogares tan amplios podía convivir el varón junto con su esposa o esposas, hijos y sirvientes. En el domicilio pasaban los primeros años de su vida las mujeres, hasta que se casaban pasando a formar parte de la familia de su marido. Los varones permanecían en casa hasta que el padre los consideraba suficientemente mayores como para educarles él mismo.


Los hombres acudían a la mezquita a recibir las nociones necesarias para su pleno desarrollo como ser humano, mientras que la instrucción de ellas era recibida directamente por las madres, quienes las educaban según la clase social. La mujer noble se preocupaba por la cultura y aunque podían ser minoría, hubo mujeres que sabían leer y escribir con el fin de consultar y recitar El Corán.

Las esclavas pudieron a su vez enseñar a otras niñas, recibiendo así el status o reconocimiento de maestras. Nos puede llamar la atención, pues tenemos una idea muy diferente de lo que supusieron las esclavas de las elites, ya que fueron un grupo muy poderoso y con una gran cultura, ya que en el mundo árabe la cultura es sinónimo de placer. Por tanto, aquellas que debían entretener y hacer menos pesadas las veladas, habían sido instruidas en las artes y las ciencias, la música y la poesía.

La mayor parte de las mujeres en la España árabe tenían una profunda religiosidad. Aunque no era muy común verlas en las mezquitas, ya que la religiosidad de la mujer árabe es más privada que la practicada por las cristianas.

La mujer al pasar tanto tiempo dentro de los hogares, contaba con amplios espacios, siendo común que las casas tuviesen dos pisos distribuidos a partir de un patio porticado. En uno de sus lados, había una escalera, por la que se subía al piso superior, reservado a las mujeres. El patio era el centro de la vida familiar, donde las mujeres podían estar largo tiempo, sin miedo a que alguien pudiese observarlas.


LOS BAÑOS PÚBLICOS

En Al-Ándalus, la mujer de las clases más altas tenía una obligación principal y era cuidar su aspecto exterior, con el fin de gustar a su esposo, el único autorizado para verla plenamente. Eran las mujeres más privilegiadas, las que podían cuidar su aspecto. Todas las mujeres acudían una vez por semana a los baños públicos siempre y cuando tuviera realizada todas sus obligaciones. Los baños públicos era el lugar donde se repartían tiempos y espacios distintos para hombres y mujeres.

Además de lavarse, aquellas que lo podían pagar, recibían cuidados especiales como masajes con ungüentos cremosos y olorosos así como atención al cabello. Las mujeres solían tener una cabellera larga, espesa y muy negra. Incluso han llegado hasta nosotros testimonios que aseguraban que en la España musulmana, las mujeres se depilaban con fines estéticos.

En estos baños, podían olerse magníficos perfumes que manaban por sus ventanas, siendo por todos conocidos los excepcionales perfumes y esencias del mundo árabe. Gracias a los maestros perfumistas, las mujeres poseían distintos frascos, que utilizaban en las diversas ocasiones de la vida cotidiana y realmente disfrutaban con la fragancia de dulces e intensos aromas.

La coquetería de la mujer andalusí continuaba con la ropa que se vestía. Solía ser de colores vivos, los más lujosos estaban además bordados con hilos de plata y oro, y las telas iban ceñidas a la cintura y la cabeza cubierta.

Del mismo modo, eran muy comunes los adornos y complementos que, al igual que hoy en día, buscaban resaltar la belleza de las mujeres. Las joyas más comunes eran los collares y brazaletes de piedras preciosas. Se sabe que usaban frecuentemente diademas o broches de oro, plata y perlas.

LOS HARENES

Siguiendo la ley islámica, un musulmán podía tener hasta cuatro esposas si su poder económico se lo permitía. Podía convivir con más mujeres y poseer un harén.


Los harenes andalusíes estaban repletos de mujeres y alguno alcanzó fama, como el harén de Medina Azahara, en la época del califato omeya que llegó a contar con 6.300 mujeres contando a las esclavas. Otro harén muy famoso fue el del rey sevillano Al-Mutamid de la taifa de Sevilla, que llegó a tener unas ochocientas mujeres.

El prestigio de un soberano en Al Ándalus también se media por el número de mujeres que tenía su harén. Muchas veces en él estaban mujeres que habían pertenecido a su antecesor.

El sexo en los harenes andalusíes no era el oficialmente pensado, sino que se sabe que existían otras prácticas alternativas. Debemos saber, que muchas mujeres que estaban en el harén nunca tendrían sexo con su dueño.

Estas mujeres convivían con otras mujeres y con los eunucos y era frecuente que tuvieran relaciones con ellos, no para copular, pues no podían al estar castrados, pero sí hacían sexo oral por medio del cunnilinguis.

Las mujeres de clase alta, denominadas jassa, llevaban una vida basada en la opulencia, pero vivían encerradas en los alcázares y debían cumplir el código de honor islámico. Se le exigía guardar la honorabilidad de la familia, estando totalmente apartadas de las miradas ajenas. Sus relaciones e daban exclusivamente en el ámbito familiar.

La privacidad de estos alcázares a veces era no se cumplía pues las mujeres eran observadas desde los alminares, que eran lugares altos y en el que era frecuente mantener conversaciones desde la distancia.

HOMOSEXUALIDAD MASCULINA Y FEMENINA

La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica, hace que surja una poesía homoerótica llamada mudakarat. Este tipo de poesía, se mezclaba con la poesía báquica y nos aparece la figura del copero o escanciador. Veamos el siguiente poema.


¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel

Escrito por Abi-l-Husayn

La práctica de la homosexualidad era cuestión de los califas omeyas cordobeses. Se sabe que Abderramán III, Al-Hakem II, el emir Abd Allah de Granada y el rey Al Mutamid de Sevilla escribieron poesía homoerótica. Se conoce por ejemplo, que el califa omeya Al Hakem II hacía que la esclava navarra Subh se disfrazara de efebo para tener relaciones con ella.

Se sabe que el lesbianismo no era aceptado por Mahoma, pero no era igual su práctica si la mujer era casada o soltera. El lesbianismo para una mujer soltera que lo practicaba suponía ser castigada con un azote y el destierro durante un año. Sin embargo, para una mujer casada estas prácticas lésbicas suponía recibir cien azotes y posteriormente se le practicaba la lapidación hasta la muerte.


Hay constancia de que algunos autores de estas poesías homoeróticas eran abiertamente homosexuales como son Ibn Quzman o Ibn Shuhayr ambos pertenecientes a la elite andalusí.

Como estamos viendo la homosexualidad femenina a los largo de la historia del sexo queda muy poco reflejada. Tenemos dos historias lésbicas en Al Andalus, la primera es la princesa Wallada que aparece en los poemas del escritor andalusí Ibn Zaydun, donde llora su ausencia en Medina Zahara.

La princesa omeya Wallada (1025) con tan solamente dieciséis años abrió su palacio para ofrecer instrucciones a hijas de familias poderosas e instruir a esclavas en la poesía y en el arte amatorio.

Tuvo una relación amorosa con el poeta Ibn Zaydun, que nos dejar bellos poemas de amor y otros satíricos, cuando fue traicionada por él.

A pesar de sus méritos, Ibn Zaydun ama
las vergas que se guardan en los calzones
se hubiera visto en las palmeras
se habría convertido en pájaro ababil.

Sin embargo, también hubo poetisas como la cordobesa Muhya que criticó a Wallada.
Ha dado a luz y no tiene marido


se ha desvelado el secreto, ha imitado a María
más la palmera que la virgen
sacudiera para Wallada es un pene erecto.

Esta princesa jamás se casó y se dice que fue una de las primeras feministas en la historia. Cuando su padre muere, recibe una gran herencia que le permite vivir con todos los lujos y en consecuencia de forma independiente, sin las ataduras del matrimonio. Mantuvo una intensa relación lésbica con la hija de un vendedor de higos cordobés, llamada Muhya bint al –Tayyani a la cual cuidó y educó con gran esmero y que llegó a ser una gran poetisa.

La segunda historia lésbica cuenta que una de las hermanas Ziyab de Guadix, no se sabe cuál de las dos fue, vio un día bañarse a una esclava en un río y le escribió lo siguiente:


Las lágrimas revelan mis secretos en un río

Donde hay tantas señales de belleza;
Es un río que rodea jardines
y jardines que bordean el río;
Entre las gacelas hay una humana
que posee mi alma y tiene mi corazón.
Esa es la razón que me impide dormir:
cuando suelta sus bucles sobre el rostro
parece la luna en las tinieblas de la noche;
Es como si a la aurora se le hubiese muerto un hermano
y la tristeza se hubiese vestido de luto.

Fue escrito por Banat Ziyad de Guadix.

En el mundo andalusí era frecuente encontrarse con las llamadas “celestinas”. El famoso poeta andalusí Ibn Hazn dice que las mujeres ancianas con báculo, rosario y vestido encarnado que visitaban las casas o se acercaban a las mujeres en la calle, hacían de correo entre los amantes.

La visión islámica de la sexualidad es total. La sexualidad se integra de modo absoluto en el día a día. Dentro de su extendida uniformidad, existen variantes dependiendo que se viva en ciudad o en el medio rural y por supuesto de la disponibilidad de riqueza.


LA PROSTITUCIÓN

Los lugares más frecuentes donde se producía la prostitución eran las tabernas y en las ventas. En los pueblos se ejercía en la alhóndiga. En las ciudades importantes había locales destinados a tal fin y recibían en nombre de jaray.

Las casas jaray estaban fuera de la medina y si seguimos a Ibd Abdin se situaban cerca de los templos cristianos. Decía al respecto dicho escritor “Debe impedirse a las mujeres musulmanas que entren en las abominables iglesias, porque los clérigos son unos libertinos, fornicadores y sodomitas. Asimismo debe prohibirse a las mujeres francas, que entren en la iglesia, solamente en días de función o fiestas, porque allí comen, beben y fornican con los clérigos y no hay uno de ellos que no tenga dos o más mujeres con que acostarse”.

Las prostitutas andalusíes estaban totalmente controladas y debían pagar impuestos a la Hacienda por ejercer dicho profesión. Socialmente eran mujeres marginadas y rechazadas en todas las actividades públicas. Como en todo, siempre hay un excepción, así se conoce la historia de la prostituta Rasis, la más famosa de Córdoba que participó en un desfile oficial de Abd al- Rahman III.

Las prostitutas debían cumplir con una serie de obligaciones como podemos ver en el texto de Ibd Abdin que dice: “Deberá prohibirse que las mujeres de las casas llanas se descubran las cabezas fuera de la alhóndiga, así como que las mujeres honradas usen los mismos adornos que ellas. Prohíbaselas que usen la coquetería cuando estén entre ellas y que hagan fiestas, aunque se les haya autorizado. A las bailarinas se les prohibirá que se destapen el rostro”.

Una figura muy conocida era el de la tabernera, cantora o bailarina que no eran reconocidas como prostitutas, pero que también solían ofrecer servicios sexuales

LAS QIYAN


Eran esclavas que tenían una educación muy esmerada en las artes, destacando en música, poesía, lectura y la danza entre otras. Las qiyan eran pues esclavas muy apreciadas en la sociedad andalusí. Al mismo tiempo, también habían sido educadas en las prácticas del amor. Se puede considerar, que eran cortesanas de lujo, pudiéndose comparar con las hetairas griegas.

Las qiyan estaban en muchos casos al servicio de la Corte y se les destinaba también para educar a los hijos de las elites andalusíes. Dentro de las qiyan destacaban las esclavas que pertenecían a las grandes familias, y las destinaban dada su belleza a una prostitución con menos refinamiento.

Estas qiyan tenían muchas veces casa propia y sus clientes exclusivos se trasladaban a su casa para oírlas recitar poesías y cantar, para posteriormente tener relaciones sexuales.

Como vemos, estas destacaban por su juventud, su belleza y su preparación cultural Además de todo esto se vestían de forma muy elegante con vestidos muy llamativos a siempre adornadas de joyas. Sus vestidos eran diferentes a las mujeres libres, ya que las qiyan usaban telas muy exquisitas.

Algunas qiyan eran compradas y sus dueños, les podían dar dos utilidades, aquellas que eran compradas para su disfrute personal y la segunda opción era comprarlas con la finalidad de volverlas a vender para obtener un gran beneficio económico.


Si hacemos un repaso a la historia de las qiyan podemos ver tres periodos claros:

  • En la época preislámica, se les enseñaban exclusivamente música, canto y baile.
  • En la época califal debemos unir que también se les educaba en el estudio de las Ciencias, junto a las anteriores.
  • En la época abasí, se le educaba totalmente con filosofía, el cante y recitación del Corán, astrología, juegos malabares, narradoras de cuentos y leyendas, teatro de sombras…

EL COLLAR DE LA PALOMA

Es un libro escrito por Ibn Hazm en el año1022 y fue editado en Játiva. Era un Tratado amoroso medieval. Tanto el mundo cristiano como el judío lo rechazan. Sin embargo, Ortega y Gasset lo considera el libro más ilustre sobre el teme del amor en la civilización humana. Veamos tres pasajes de dicho libro:


1º “Tenía el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a describir un observador inteligente. Es la primera de todos, la insistencia en la mirada, que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos. Así, verás que cuando mira el amante, no pestañea y que se muda su mirada adonde el amado se muda, se retira adonde él se retira, y se inclina adonde él se inclina”.

2º “Cuando dos amantes se corresponden y se quieren con verdadero amor, se enfada con frecuencia sin venir a qué; se llevan la contraria, aposta; en cuanto dicen; se atacan mutuamente por la cosa más pequeña, y cada cual está al acecho de lo que va a decir el otro para darle un sentido que no tiene… La distinción entre estos enfados y las verdaderas rupturas o enemistad, nacida del odio y de la animosidad enconada de la querella, es la prontitud con la que se reconcilian”.

3º “Yo no paró de maravillarme de todo aquel que pretende haberse enamorado por una sola mirada, ni atino a darle crédito, ni tengo su amor sino como una especie de apetito carnal. No puedo concebir, en mi opinión, que tal amor llegué a lo más secreto del alma ni penetre las entretelas del corazón. Jamás amor alguno prendió en mis entrañas,, sino tras de mucho tiempo, luego de haber convivido largamente con una persona y de haber compartido con ella chanzas y veras”.


Ahora ya podemos tener una idea más clara de cómo era la sexualidad del mundo musulmán en la Península Ibérica donde permanecerán ocho siglos, dejándonos numerosos restos de arte, costumbre…

 

https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/andalus-sexualidad/20170530231405140356.html


El mundo musulmán y la sexualidad


El mundo musulmán está regido por el Corán y la Sunna. Lo mismo sucede en lo referente al placer y el goce dentro de la pareja heterosexual. En el mundo musulmán, gozo y placer aparecen totalmente unidos al concepto de felicidad.

El sexo en el Corán es algo habitual y podemos encontrarnos con más de ochenta y dos referencias al mismo. Veamos un ejemplo: “Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros ¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis, haciendo preceder algo para vosotros mismos! ‘Temed a Alá y sabed que le encontraréis! ¡Y anuncia la buena nueva a los creyentes!”. El Paraíso es para los musulmanes su finalidad y el sexo es una forma de llegar a él.

El derecho musulmán aparece con el tiempo y son los ulemas y los fuqashas los que elaboraron a partir de mediados del siglo VIII y hasta finales del siglo IX toda una serie de regulaciones sobre la sexualidad, basada en las doctrinas del Corán y la Sunna, marcando lo que es lícito y, lo que no se puede hacer.


La mujer musulmana

El Corán establece que los hombres y las mujeres son iguales, pero al mismo tiempo también dice: "Los hombres son los protectores y proveedores de las mujeres, porque Alá ha hecho que uno de ellos supere al otro, y porque gastan de sus bienes. Las mujeres correctas son devotamente obedientes y recogidas en ausencia de su esposo que es lo que Alá les exige”.

La ley islámica Sharia habla de la complementación, y las diferencias entre el papel de las mujeres y los hombres, cuáles son sus derechos y obligaciones. El Corán y los hadices no mencionan que las mujeres deban ser amas de casa. Las mujeres poseen en la mayoría de los países musulmanes un conjunto de derechos respecto al casamiento, divorcio, derechos civiles, estatus legal, códigos de vestimenta y educación, basados en distintas interpretaciones.

El Corán presenta dos visiones en cuanto al rol de la mujer. Ambas hablan de la igualdad de las mujeres y los hombres ante Alá en cuanto a sus deberes religiosos y coloca a las mujeres bajo el cuidado de los hombres, es decir, los hombres son los responsables del mantenimiento de sus esposas.

El Corán dice: “Los hombres son los proveedores y protectores de las mujeres, porque Alá ha hecho que uno de ellos supere al otro, y porque gastan de su propiedad para mantener a las mujeres”.


El Corán explica que los hombres y las mujeres son iguales en la creación y en la vida eterna posterior a la misma, pero no idénticos La Sura indica que los hombres y las mujeres han sido creados de una sola alma. Una persona que se antepone a otra no es superior a la otra, y una persona no es la derivada del otro. Una mujer no ha sido creada para servir los propósitos de un hombre, sino que ambos han sido creados para el beneficio mutuo.

El matrimonio

Alá creó al ser humano con la necesidad de tener un compañero que le inspire amor, cariño y lo contenga en momentos de preocupación y tristeza. El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, bajo el compromiso y consentimiento mutuo de vivir juntos según las enseñanzas de su fe.

“Y entre sus signos esta haberos creado esposas de entre vosotros para que encontréis en ellas sosiego, y puso entre vosotros amor y misericordia. Por cierto que en esto hay signos para quienes reflexionan”.

Las costumbres en cuanto al matrimonio musulmán varían entre los diversos países. Las costumbres culturales a veces son implantadas bajo el contexto del Islam. Sin embargo, la ley islámica permite una poligamia limitada bajo determinadas circunstancias.

Si seguimos la Sharia, el matrimonio no puede nunca ser forzado. Los primeros contactos son hechos generalmente por los padres y debe existir la condición básica del consentimiento libre de los futuros cónyuges y ésta debe ser respetada. El Profeta aconsejó que la elección de los cónyuges sea basada en la castidad, decencia y religiosidad.

El contrato matrimonial es acordado entre el wali, o guardián, de la novia y el novio, no entre el novio y la novia. Solo un musulmán libre puede ser el wali de la novia. Éste es un pariente hombre de la novia, preferiblemente su padre. La mayoría de los estudiosos del Islam sostiene que si la novia es virgen, su padre o abuelo paterno, pueden obligar a la novia a contraer matrimonio aun en contra de su deseo expreso.


El Corán considera, que el amor entre los hombres y las mujeres es un signo de DiosLos esposos deben ser buenos con sus esposas y las esposas deben ser buenas con sus esposos. Sin embargo, el Corán permite que los hombres golpeen a sus esposas si “sospechan de la lealtad” de éstas, aunque menciona que, por lo menos en algunas traducciones, se las debe castigar de manera “liviana”.

Se ha debatido mucho en el mundo musulmán por lo que significa un castigo “liviano”. Existen diversas posturas en cuanto a lo estricto de las restricciones que impone la palabra “liviano”.

Está estipulado que los hombres poseen el derecho de utilizar el cuerpo de sus mujeres como una posesión, utilizándolo como y cuando el hombre lo desee y el consentimiento de la mujer no está sujeto a discusión. El Corán promueve la discusión y el acuerdo mutuo en las decisiones familiares, aunque la decisión del hombre es la definitiva.


Las relaciones sexuales para los musulmanes se circunscriben exclusivamente al matrimonio, es decir, a la relación entre la esposa y el marido. Su finalidad es tener y criar hijos y esto estimula a los musulmanes.

Además de tener hijos, las relaciones sexuales tiene un importante papel en el bienestar del matrimonio. Leyendo el Hadiz, permite saber de todos los asuntos, incluyendo los que trataban de la sexualidad humana.

El Corán y el Hadiz aluden a la naturaleza de las relaciones sexuales como un medio de lograr satisfacción mutua, acercamiento y compasión entre una esposa y su marido:
“Durante el mes del ayuno os es lícito por la noche uniros con vuestras mujeres: son vestidura para vosotros y vosotros lo sois para ellas”.

Se aconseja a los musulmanes evitar tener relaciones sexuales durante la menstruación, para de esta forma evitar la incomodidad a la mujer. El fin del matrimonio es crear ternura entre dos personas y satisfacer la necesidad humana elemental del compañerismo:

"Y entre sus signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros, para que os sirvan de quietud, y el haber suscitado entre vosotros el afecto y la bondad. Ciertamente, hay en ellos signos para gente que reflexiona."

El concepto de satisfacción mutua se alude en un hadiz. Se aconseja a los maridos que hagan el amor de manera que el juego permita a la mujer tener el orgasmo primero. El descontento sexual es considerado como base legítima para solicitar el divorcio por parte de la esposa o del marido. El celibato y la vida monacal son rechazados en el mundo musulmán, porque contradicen de forma clara la naturaleza del ser humano.


También se produce el llamado matrimonio de placer, por el cual un hombre paga una suma de dinero a la mujer o su familia a cambio de una relación de esposos transitoria. Esta es una práctica antigua, que ha sido recuperada en Irán en tiempos recientes. Los que la practican, se basan en el derecho musulmán de la Sharia. Esta indica que es una práctica permitida.

A las mujeres no se les permite la poliandria, mientras que a los hombres, como vemos, se les permite tener varias esposas.

Las relaciones prematrimoniales

El sexo pre matrimonial está absolutamente prohibido en el Islam, no importa si es con una novia o con una prostituta. El sexo prematrimonial es adulterio. Es una conducta sexual irresponsable para la doctrina islámica al no existir responsabilidad en dicha relación.

El Corán dice "¡Evitad la fornicación: es una deshonestidad! ¡Mal camino…de satisfacer el instinto sexual!". La fornicación ha sido severamente condenada tanto por Mahoma como por los Imanes. En el Islam, el sexo premarital está considerado como un acto inmoral contra los derechos de Alá y contra los propios órganos sexuales. Es un pecado castigado por el tribunal islámico.

Si un hombre soltero y una mujer soltera son encontrados culpables de adulterio en un tribunal islámico, su castigo será como sigue:”Flagelad a la fornicadora y al fornicador con cien azotes cada uno. Por respeto a la ley de Alláh, no uséis de mansedumbre con ellos, si es que creéis en Alláh y en el último Día. Y que un grupo de creyentes sea testigo de su castigo".

Si un hombre o una mujer solteros cometen adulterio más de una vez, entonces serán castigados con cien azotes hasta tres veces. Si son encontrados culpables por una cuarta vez, entonces se les dará muerte. En una relación extra-matrimonial, su castigo es aún más severo, ya que las personas casadas no tienen excusa, sea la que sea, de cometer adulterio. La Sharia dice que las personas casadas culpables de adulterio deben ser lapidadas hasta la muerte. Por lo tanto, el sexo premarital está fuera de toda consideración como medio de satisfacer el deseo sexual.

¿Qué hacer cuando no se puede hacer sexo?

Si un musulmán no puede casarse poco después de la pubertad, entonces él o ella tienen dos opciones: la abstinencia temporal o el matrimonio temporal.

Abstinencia temporal.

Si una persona decide, por cualquier razón, no casarse pronto después de que él o ella alcancen físicamente la madurez, entonces la única vía es adoptar la abstinencia temporal. Después de recomendar enérgicamente el matrimonio de la gente soltera, el Corán dice:

“Que los que no puedan casarse observen la continencia hasta que Alá les enriquezca con su favor”. 

El matrimonio temporal

Si una persona no se casa poco después de la madurez y encuentra difícil controlar su deseo sexual, entonces la única vía de satisfacer el deseo sexual es el matrimonio temporal.

Siguiendo las leyes islámicas el matrimonio es de dos tipos: el permanente y el temporal. Según la corriente sunita dicen que el matrimonio temporal estuvo permitido en el Islam hasta los primeros días del califato de 'Umar ibn al Jattab

La diferencia principal entre los dos tipos de matrimonio es que, en el permanente, el Islam tiene definidos claramente los derechos y obligaciones entre los esposos. Por ejemplo, es el deber del marido proveer para las necesidades básicas de la vida de su mujer, y la esposa está obligada a no rechazar las relaciones sexuales sin ninguna razón religiosa o médica.


En el matrimonio temporal, el Islam ha dado a los respectivos esposos el derecho de desarrollar sus propios derechos y planes esperados. El marido no está obligado al mantenimiento de la esposa a menos que haya sido estipulado así en el contrato de matrimonio. La esposa puede poner como condición en el contrato de matrimonio que no habrá relaciones sexuales. Tales condiciones son inválidas en un matrimonio permanente pero están permitidas en el matrimonio temporal.

No es necesario remarcar la naturaleza temporal del matrimonio. El mensaje del Islam es claro, el matrimonio debe permanente pero si no es posible, entonces adoptar la abstinencia temporal o entonces usar el matrimonio temporal.

La homosexualidad y lesbianismo

Las relaciones sexuales entre miembros del mismo sexo, homosexualidad y lesbianismo, es una vía de satisfacer los instintos sexuales.

Todas las religiones monoteístas, Judaísmo, Cristianismo e Islam comparten casi textualmente su oposición a tales conductas sexuales. Esto ha sido claramente condenado en la Biblia y en el Corán.

El Corán describe al pueblo de Lot como sigue:

“Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: ¿Cometéis una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido antes? Ciertamente, por concupiscencia, os llegáis a los hombres en lugar de llegaros a las mujeres. ¡Si, sois un pueblo inmoderado!". Lo único que respondió su pueblo fue: "¡Expulsadles de la ciudad! ¡Son gente que se las da de puros" Y les salvamos, a él y a su familia, salvo a su mujer, que fue de los que se rezagaron. E hicimos llover sobre ellos una lluvia: ¡Y mira cómo terminaron los pecadores!”.

El Corán considera que la homosexualidad es una vergüenza, y Alá tuvo que destruir a toda una nación por su conducta sexual indecente.

En el sistema legal islámico, la homosexualidad y el lesbianismo son ambos delitos punibles contra las leyes de Alá. En el caso de la homosexualidad, la parte activa será azotada cien veces si es soltera y matado si está casada; mientras que la parte pasiva será matada sin atender a su estado marital. En el caso del lesbianismo, las pecadoras serán azotadas cien veces si son solteras y lapidadas hasta la muerte si están casadas.

El Corán y el Hadiz son muy claros respecto al castigo que ha de imponer la comunidad si una persona es declarada culpable de homosexualidad. Es preciso para ser condenados que los individuos confiesen o deben ser acusados y vistos por cuatro testigos durante el acto homosexual. La probabilidad de que se produzcan estos requisitos es muy pequeña y la mayoría de las parejas que cometen actos ilícitos no son castigados por la comunidad.

Se considera que las consecuencias de su conducta en esta vida les hace responsables ante Alá en el día del Juicio. Éste es el que juzga finalmente, porque son conocidos por Alá.

La masturbación.

La masturbación significa en el mundo musulmán auto-estimulación de los órganos sexuales, hasta que se alcanza la emisión del semen o el orgasmo.

La masturbación en forma de auto-estimulación está prohibida. El Corán dice: “Bienaventurados los creyentes,…que custodian sus partes pudendas, salvo de sus esposas…, mientras quienes desean más allá de eso (en la satisfacción sexual), ésos son los que violan la ley”.

Cualquier satisfacción sexual fuera del matrimonio está considerada una transgresión de la ley de Alá. La masturbación es un pecado, por el cual una persona también puede ser castigada por el tribunal islámico. La naturaleza del castigo está bajo la discreción del juez.

Sirva como ejemplo que una vez una persona fue cogida masturbándose y fue llevada hasta el Imam Alí. Éste le castigó azotando sus manos hasta que se pusieron rojas.


Los musulmanes aconsejan luchar contra la masturbación a través del fortalecimiento del poder de la voluntad. Siguiendo sus recomendaciones, esto sólo es posible únicamente si uno honesta y sinceramente desea deshacerse de este hábito. Solicitan ayuda a Alá, para que les ayude a vencer este hábito, dedicándose al estudio de las enseñanzas religiosas, y fomenta el espíritu de devoción.

Otra fórmula, que emplean, es permanecer mucho tiempo en compañía de otras personas. Si durante el día te apetece masturbarte, levántate de tu cama o silla y ve junto a otra gente y habla con ellos. Si sucede durante la noche, siéntate en la cama, escribe una carta o lee un libro. Haz algo para desviar tu mente a otras cosas.

EL ADULTERIO

Las relaciones sexuales en el Islam entre una mujer y un hombre con el que no esté casada es adulterio, y es considerado un crimen religioso. El comportamiento moral dentro del mundo musulmán está catalogado un crimen contra Dios. Sin embargo, en el caso de la violación, el hombre adulto que realizó la violación será fuertemente castigado, pero la mujer que no consintió o que consintió de manera inválida será considerada inocente de adulterio y liberada de cualquier castigo.

Según el Corán, el adulterio puede ser castigado con hasta cien latigazos, aunque ello no es de naturaleza obligatoria y la decisión final siempre es decisión del juez asignado. Este castigo puede ser condonado si las partes se arrepienten y se comprometen a enmendar sus comportamientos. En el Corán no existen referencias a la lapidación.

Los castigos por fornicación y adulterio, a pesar de que ambos están considerados como pecados graves, han sido valorados como algo que la ley islámica ha estimado fuera del alcance de lo que la sociedad puede castigar.


La confesión es una prueba válida, pero dicha confesión debe ser voluntaria, y basada en asesoramiento legal; la misma debe ser repetida en cuatro ocasiones separadas, y ser realizada por una persona sana. De no ser verdad, la denuncia al acusador, se le sentenciará por difamación, que lleva una pena de latigazos o una sentencia de prisión, y su testimonio será excluido de todos los casos futuros que trate la corte de justicia musulmana.

No se considera adulterio a las relaciones sexuales que un hombre musulmán pueda tener con mujeres esclavas no musulmanas. El principio de crimen religioso solo se aplica al sexo ilegal entre hombres musulmanes y mujeres musulmanas libres.

Si un hombre confiesa el adulterio, no se requiere un testigo ocular. Sin embargo, dicha confesión, puede ser retirada y reinstaurada la necesidad de contar con cuatro testigos oculares masculinos musulmanes.

Actualmente, es común, que a una mujer musulmana que hace una acusación de violación no solo se le niega justicia, sino que sea procesada por fornicación o adulterio.

Las relaciones sexuales pueden tener lugar obviamente entre cualquier pareja, consintiendo o no. A causa de las implicaciones a que dan lugar las relaciones sexuales fuera de del matrimonio, Dios las ha prohibido a los musulmanes.

El proceso, que lleva de la atracción física a la intimidad, es parte de la naturaleza humana, se aconseja a los musulmanes un determinado comportamiento y evitar aquellas circunstancias que podrían propiciar el sexo prematrimonial o extraconyugal.

La modestia en el vestir y la conducta entre las mujeres y los hombres figuran en un lugar importante como medio de ejercitar el dominio de sí. De igual manera, se desaconseja a las personas solteras pasar mucho tiempo solo en lugares aislados donde podrían ser presa de sus deseos sexuales.

Algunos de los resultados negativos del sexo fuera del matrimonio incluyen: riesgo de embarazos no deseados, contagio de enfermedades de transmisión sexual, ruptura de la familia y del matrimonio en los casos que se da el adulterio, y dificultades emocionales y psicológicas que son el resultado de la falta de compromiso inherente a la mayoría de las relaciones de este tipo. Como en otras religiones, el sexo prematrimonial es considerado ilícito.

Los musulmanes creen, que Dios no prohíbe o permite conductas caprichosamente, sino que lo hace en nuestro propio beneficio, alejándonos de conductas y situaciones potencialmente destructivas y acercándonos a aquellas otras conductas y situaciones que nos permitan desarrollar nuestro potencial humano. Por una razón similar, los musulmanes evitan el consumo de alcohol debido a su fe en la sabiduría de Dios, Quien nos dice que los efectos negativos pesan más que los positivos para el individuo y la comunidad en general.


Anticonceptivos

Aunque se anima a los musulmanes a tener hijos, los métodos anticonceptivos no están prohibidos. El método usado durante el tiempo del Profeta era el coitus interruptus, método sobre el que existen varios hadices.

La respuesta del Mahoma, cuando era preguntado sobre la legalidad de semejante práctica, era, que los individuos pueden hacer lo que quieran, pero que si Dios quiere que un niño nazca, él o ella nacerán. Algunos pensaban, que esto significaba, que prevenir el embarazo no era recomendable, aunque esta práctica no esté específicamente prohibida. Otros hadices estipulan que la práctica de la anticoncepción no se podría realizar sin el consentimiento de la esposa, pues podría afectar a su satisfacción sexual o a su deseo de tener hijos.

Por analogía, los métodos anticonceptivos que existen hoy son legales para los musulmanes, pudiendo estos usarlos a su discreción, en consecuencia cualquier método que no implique la interrupción del embarazo es lícito.

El Imam al-Ghazzali enumera varias razones legítimas para la planificación familiar, incluyendo entre ellas las siguientes: la dificultad financiera, la preocupación emocional o psicológica de tener muchos hijos e incluso el mantenimiento de la belleza y la salud de la propia mujer.

Aunque las relaciones sexuales deben confinarse al matrimonio, la anticoncepción puede considerarse como un medio de compensar las dificultades inherentes a las relaciones extraconyugales.


El aborto

El Islam, al igual que la cultura árabe pre-islámica anterior, es favorable a la vida, y promueve el nacimiento de tantos niños como una pareja musulmana sea capaz de concebir. Sin embargo, bajo determinadas circunstancias, la doctrina islámica permite limitar o por lo menos controlar la reproducción, sin ser penalizados por dicho acto. Se recomienda limitar el número de hijos cuando una familia carece de los recursos necesarios para poder mantenerlos.

La opinión generalizada entre los musulmanes a veces puede ser condescendiente con el aborto cuando un embarazo es no deseado, en especial, si su salud se encuentra amenazada o si ella ya ha dado a luz en numerosas oportunidades. Junto a esto el Imán Al-Ghazzali (1058–1111), le agregó la cláusula, “si la mujer tiene miedo por su belleza”.

Sin embargo, estas actitudes permisivas son contrarias a las enseñanzas de los teólogos islámicos modernos. El aborto no se encuentra penado, siempre que el embrión tenga menos de 120 días desde su gestación, que es el tiempo en el cual según las enseñanzas musulmanas el embarazo ha progresado demasiado como para que se pueda permitir un aborto.

El aborto tiene sentido en su relación con los embarazos que ocurren en el matrimonio, y no como solución a los problemas que pueda generar la concepción en las relaciones pre o extramatrimoniales.

Desde los primeros tiempos, los juristas musulmanes consideraron legal la práctica del aborto cuando concurrían una serie de razones para ello, y siempre dentro del período comprendido entre los 40 y los 120 días después de la concepción. Se basaban para ello en la interpretación del Corán y en el Hadiz.

La mayoría de los musulmanes de hoy creen que el aborto sólo se ha de permitir si la vida de la madre corre peligro a consecuencia del embarazo. Algunos también consideran que la presencia de ciertas anomalías congénitas hacen legal la práctica del aborto. Asimismo, algunos estudiosos consideran recomendable el aborto en embarazos que son el resultado de violación o incesto.

Mutilación de los genitales femeninos

La práctica de la circuncisión femenina existía previamente a la introducción del Islam en Arabia y en otros lugares de África. Esta práctica modifica severamente la sexualidad de la mujer causándole la imposibilidad de lograr una satisfacción sexual completa, que es un derecho de todo musulmán.


Por ello, esta práctica es totalmente contraria al Islam, porque entra en contradicción directa con el Corán y el Hadiz, donde claramente se enfatiza la importancia de la satisfacción sexual para el marido y la esposa.

Debemos destacar el trabajo de Ibn al-Hajj, quien afirma que “estas prácticas eran desconocidas en los países del Maghreb”. La mutilación genital femenina “no es un hábito instintivo, según los Malkis; por lo tanto, fue abandonada en las regiones norte y occidental del país”.

Como vemos, las diferencias entre las tres grandes religiones monoteístas del mundo son mínimas entre sí.

 

https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/mundo-musulman-sexualidad/20170814185926142597.html





















































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