HISTORIA DE LA SEXUALIDAD 5
Los
mayas y su curiosa sexualidad
Lujuria, amor, placer y sexualidad
tuvieron un profundo valor entre los mayas, que solían identificarse con
ciertas artes como la plumería o con cierto tipo de flores.
Los mayas no
constituyeron un conglomerado estable y homogéneo, sino que cada ciudad era en
sí un Estado gobernado de manera independiente. Sin embargo, la lujuria, el
amor, el placer y la sexualidad tuvieron un profundo valor entre los mayas, que
solían identificarse con ciertas artes como la plumería o con cierto tipo de
flores.
La exaltación de
los sentidos y la carnalidad se veían reflejadas de tal manera que la
rubicundez y la gordura fue apreciada como atractivos sexuales.
La sexualidad de
los mayas estaba estrechamente ligada con todo lo referente a la naturaleza, el
mundo así como su orden y funcionamiento. El deseo sexual formaba parte de los
ritos de guerra y religión. Los mayas decían que el cuerpo es pasajero y el
cuerpo sexual solamente conoce lo que siente.
La diosa de la
Luna era la encarnación de la identidad maya, era un símbolo de generación, de
maternidad Esta diosa mantenía relaciones sexuales con otros dioses y de esa
manera surgió el pueblo maya.
La concepción de
la sexualidad en este pueblo no discrimina entre heterosexuales y homosexuales,
la misma diosa Luna, siendo una fuente de creación, es bisexual. Su identidad
con el todo que los rodea, impregna cada aspecto de su cultura y su sexualidad
con esta adoración a la deidad, realizada por hombres y mujeres.
El hombre, entre
los mayas, era el proveedor, padre, sustentador del poder, activo y público.
Los hijos varones abandonaban la casa paterna a la edad de doce años para
habitar en las casas comunales, donde eran entrenados en el arte de la guerra y
la religión. Allí solían permanecer hasta que sus padres le buscaban esposa
para que se casaran.
En dichas casas
comunales eran sometidos a una rigurosa disciplina militar para que
desarrollasen sus cuerpos; la destreza del manejo de las armas era
indispensable. Eran sometidos a pruebas de valentía, como capturar un
determinado animal con sólo un cuchillo o permanecer varios días encerrados en
una caverna oscura, etc. Eran instruidos en los diversos ritos para mantener
complacidos a los dioses, practicaban el ayuno y el autosacrificio.
Grabado de la gruta de Naj Tunich, en el
Petén Guatemala
El uso de ciertos
alucinógenos era consentido bajo supervisión de los sacerdotes, pero en ningún
caso se les permitía la embriaguez, que sólo se permitía a la nobleza y en unos
pocos actos rituales. Adquirían esclavos masculinos en sus incursiones o
guerras para que cumpliesen la función de servidores sexuales. Otros
investigadores piensan que hacían uso de prostitutas sagradas.
La misma práctica
fue recurrente en la aristocracia, donde se hacía la adquisición de esclavos
sexuales para los hijos varones de los nobles. Era mal visto el sexo heterosexual
antes del matrimonio incluso con las esclavas.
Una de las principales
obligaciones de los padres en la civilización maya era
seleccionar una pareja homosexual para sus hijos varones tan pronto alcanzaban
la adolescencia. Vivían juntos hasta que se casaban con una mujer en torno a
los 20 años de edad.
LA MUJER MAYA
La mujer era
generadora de vida, proporcionaba los alimentos, mantenía la relación afectiva
de la familia, se encargaba de las tareas domésticas. Desde
su nacimiento estaba destinada a sostener la vida, a aprender a
mantener complacidos tanto a su familia, la sociedad y los dioses.
Fray Diego de
Landa hace mención en su obra "relación de las cosas de Yucatán", decía:
“que
las indias de Yucatán son en general de mejor disposición que las españolas, y
más grandes y bien hechas (pero) no son de tantos riñones como las negras.
Préciense de hermosas las que lo son y a una mano no son feas;… tenían por
costumbre aserrarse los dientes dejándolos como dientes de sierra y eso tenían
por galantería y hacían ese oficio unas viejas limándolos con piedras y agua…;
los indios de Yucatán son gente bien dispuesta, altos, recios y de mucha
fuerza… Tenían por gala ser bizcos, lo cual hacían, por arte, las madres,
colgándoles del pelo, desde niños un pegotillo que les llegaba al medio de las
cejas… y tenían las cabezas y frentes llanas, hecho también por sus
madres…, no criaban barbas y decían que les quemaban el rostro sus madres con
paños calientes siendo niños, para que no les naciesen”.
En la cultura
maya, las mujeres jugaron un papel importante dentro de la sociedad en todos
los ámbitos de la vida política, social y religiosa. Eran fundamentales para
dar el equilibrio necesario en la vida. Se ocupaban espacios distintos que no
implicaban inferioridad o superioridad. No se ve un antagonismo entre lo
femenino y lo masculino, no hay una lucha de ambos sexos, que se desarrollan
separados para unirse en el cumplimiento del destino de la generación y
el equilibrio del
mundo y su cosmos.
Su formación se
encontraba bajo el seno familiar especialmente la de sus padres. Las niñas al
igual que los niños a partir de los tres años empezaban a desarrollar su
actividad con respecto a su sexo, la niña permanecía dentro de la casa ayudando
a la madre con los labores domésticas, relegándola casi de todas las
actividades que implicaran o concernieran al ser masculino.
Su papel como
madre era sumamente importante desde que tenía hijos. La mujer maya era cuidada
y asistida por las mujeres de la familia y asistida en el parto. En su función
de cuidar de los hijos era ayudada por su madre, suegra o demás familiares
femeninos. Estaba terminantemente prohibido embriagarse o incurrir en actitudes
escandalosas.
El papel que
desempeña la mujer dentro de esta sociedad es consecuencia de la educación
recibida desde la niñez, porque desde esa edad todo se reduce al hogar, a las
labores domésticas cotidianas, como preparar la comida, tejer, abastecer de
ropa a la familia, ocuparse de los hijos y ayudar en momentos determinados a
los hombres como sucedía en las siembras o en la recolección. La mujer tuvo
posiciones elevadas en la sociedad y algunos casos fueron gobernantes como la
reina roja de Palenque y Seis Cielo en el Naranjo Guatemala, así como en las
representaciones de las deidades femeninas de importancia en el panteón maya.
Fray Diego de
Landa consideraba que la mujeres mayas eran “grandes trabajadoras y
vividoras porque de ellas cuelgan los mayores y más trabajos de la sustentación
de sus casas y educación de sus hijos y paga de sus tributos, y con todo esto,
si es menester, llevan algunas veces carga mayor labrando y sembrando sus
mantenimientos”.
La virginidad
poseía una alta estimación, llegando a equiparar el himen con una joya
preciosa. A partir de la niñez se les colocaba una concha atada con un cordón
debajo de la cintura, como símbolo de virginidad. Si una mujer dejaba de ser
virgen muy joven o sin tener un varón con quien casarse, se decía que los
dioses pudrirían sus carnes. El ideal era que hombres y mujeres vivieran su
vida adulta dentro del matrimonio.
Cuando la mujer
maya llega a la tercera edad es reconocida como sabía y tratada con gran
respeto por su comunidad, de hecho en algunos casos era la encargada de velar
por la salud de sus familiares y mantener complacidos a los dioses. Por otro
lado, con respecto a su vida sexual se pensaba que las mujeres continuaban teniendo
deseo sexual hasta la vejez, idea diametralmente opuesta a la que se da en el
mundo occidental actual.
Los hombres y las
mujeres han sido creados dentro del pensamiento prehispánico en igualdad de
circunstancias. Cada uno de ellos tiene en la tierra una serie de funciones con
las cuales ha de cumplir. Por lo tanto, no manifestaban desigualdades y
sojuzgamiento evidente entre hombre y mujeres; simplemente se ocupaban espacios
distintos que no implicaban inferioridad o superioridad, es decir se era diferente
mas no desigual.
Los papeles
femeninos no son en absoluto inferiores a los masculinos, ambos son
complementarios del otro y tan necesarios en la vida de la sociedad tradicional
mesoamericana que no existen distinciones. Lo femenino y lo masculino
constituían un todo indisoluble, creadores indispensables de la vida.
EL MATRIMONIO
La unión
matrimonial tenía como primer objetivo mantener y reproducir la especie, es
decir para poblar la tierra de seres humanos. Posteriormente, se producen
cambios y el matrimonio se volvió una estrategia social y política para llevar
a cabo alianzas o uniones con otros grupos de familia o linajes dentro de la
clase alta, de la misma forma para la gente común dentro del mismo grupo social
perteneciente. Al convertirse el matrimonio en una estrategia, más que una
unión de acuerdo mutuo, se convierte un asunto de familia y no de los que se
iban a casar, “los padres tenían cuidado en buscarles con tiempo
a sus hijos, mujeres de estado y condición, y si podían en el mismo lugar”.
Existía la figura
del concertador de matrimonio que se aseguraban que los contrayentes
pertenecieran al mismo estrato social y reunieran virtudes para tal unión,
normalmente este papel lo desempeñaban mujeres mayores.
A veces se
concertaban los casamientos entre las familias cuando el muchacho y la muchacha
eran todavía muy jóvenes y cuando llegaban a la edad conveniente se llevaba a
cabo el matrimonio. Por ser acuerdo pactado por los padres existían en su
mayoría casos donde “no siempre eran felices en sus amores, porque
generalmente se les daba por esposos a los que elegían sus padres”.
El matrimonio era
acordado por los padres, pero si un hombre soltero había tenido relaciones con
una mujer debía casarse con ella, por lo que existió un tipo de matrimonio por
obligación. EL matrimonio dentro de los antiguos mayas era de tipo monógamo.
Sin embargo, se describen casos donde la poligamia está presente.
La poliginia se
refiere a la práctica de un hombre de contraer matrimonio o simplemente unión
con más de una mujer, es un fenómeno social que ha existido a lo largo de toda
la historia. Dentro de los mayas esta práctica no era rechazada pero tampoco
aceptada en su totalidad, al contrario, existía como medio para justificar
hechos políticos o sociales, como alianzas con otros linajes, para mantener un
alto porcentaje de la descendencia familiar o como obtención de mano de obra
dentro de la familia ya que cuantos más miembros más producción.
No se conocen
casos de hombres que tengan más de tres mujeres. En este caso, todas viven
juntas y se comparten las tareas. En esta situación, hay una esposa favorita,
usualmente es la primera y es quien le trae los alimentos preparados por todas.
En la cueva de Aktún Usil en Yucatán, México,
se han encontrado esculturas en forma de falo y de vagina
Esta práctica no estuvo difundida dentro de todos los estratos sociales,
la evidencia demuestra que únicamente dentro de la clase alta maya se llevaba a
cabo. Sin embargo, también estaba reservada a los guerreros que se distinguían
en los campos de batalla.
Este hecho es
apoyado por varias imágenes en murales, dinteles o cerámica, en las cuales los
señores nobles aparecen rodeados de varias mujeres, aparentemente podrían ser
sus esposas o concubinas, que al ostentar poder poseían el derecho de disfrutar
de cuantas mujeres quisieran.
Dentro del
matrimonio las relaciones sexuales que se suscitaban debían de ser muy
complacientes, es decir, se buscaba la satisfacción sexual para ambos, debido a
que el deleite erótico en la pareja era algo obligatorio para uno y otro
cónyuge, puesto que dar y recibir placer era necesario para conservar la
armonía con el cosmos.
Las relaciones
sexuales eran entendidas de dos formas distintas. Primero como la unión
corporal del hombre y la mujer, algo solamente físico, y, segundo, como la
unión divina en el intercambio de lo femenino y lo masculino, ya que ambas son
partes fundamentales para la reproducción biológica y social. Las relaciones
sexuales matrimoniales son el inicio de una vida.
A parte de buscar
la satisfacción y el placer, la concepción de los hijos era otra parte
principal para llevar a cabo las relaciones sexuales. La mujer le oraba a la
Diosa Ixchel para que le concediera muchos hijos, síntoma de prosperidad. Los
mayas preferían concebir hijos varones, pues ellos garantizaban la
supervivencia familiar. Si resultaba estéril, podía ser repudiada por su
esposo.
Los antiguos mayas
tenían varias creencias en el caso de que se diera la esterilidad, una de ellas
era la de acudir a la oración y penitencias, así como a determinadas prácticas
como bañarse en cierta fuente de agua de mal olor y de peor sabor que eran
calentadas para contrarrestar la frialdad de la matriz y lograr ser fecundada,
también tomaban brebajes hechos con hierbas.
LA HOMOSEXUALIDAD
Los mayas eran
tolerantes con la homosexualidad. La consideraba preferible al sexo
prematrimonial heterosexual, por lo que las elites conseguían esclavos sexuales
para sus hijos.
Para estudiar las
prácticas homosexuales en el mundo prehispánico maya se dispone básicamente de
dos fuentes: la primera es a través de los relatos de los primeros cronistas
que entraron en contacto con los habitantes de estos pueblos. Es difícil
evaluar el grado de objetividad de estos relatos, ya que en algunos casos, ellos
tendían a exagerar los hábitos sexuales de los nativos, siendo así narraciones
muy subjetivas, todo ello debido a sus creencias cristianas.
La segunda fuente
son los registros prehispánicos como los manuscritos tradicionales hechos por
las mismas personas del lugar, donde relatan los sucesos de su vida y su
pueblo, sus costumbres y tradiciones, así como a través de su arte, elemento
fundamental para dar a conocer su visión del mundo.
El códice de Dresde, documento maya del
Posclásico
Fray Bartolomé De Las
Casas relata la presencia de este tipo de comportamiento, en su descripción los
asocia con los hombres que sufren de impotencia pero no clarifica de que
tipo: “... hay en alguna parte unos hombres mariones impotentes y que andan
cubiertos como mujeres y hacen los oficios como ellas, y que no tiran ni arco
ni flecha. Son muy membrudos y por eso llevan muy grandes cargas; de estos se
vio uno casado con un hombre de los otros. No se sabe si aquella impotencia se
causan ellos por ceremonia y religión, como los gallos dedicados a la diosa
Bericintia, o porque la naturaleza, errando, haya causado aquella
monstruosidad...”.
El sistema fue más
permisible en el pueblo maya en comparación de otros pueblos mesoamericanos,
reconociéndole alto carácter social al creer que la homosexualidad era
preferible al sexo prematrimonial, donde al joven se le enseñaba todo lo
relacionado al sexo, para que cuando se casara llegara con conocimiento del
placer carnal, al mismo tiempo, la mujer joven no corría el riesgo de perder su
virginidad, ni de caer en actos que transgredieran su cuerpo.
Las relaciones
entre seres de un mismo sexo estuvieron presentes a lo largo del desarrollo de
la civilización maya, y no fueron uso exclusivo de un cierto estrato social.
Debemos tener claro, que el concepto de una identidad homosexual o heterosexual
fue creado durante la era moderna.
En las cuevas de
Nah Tunich (la casa de piedra) en el Petén (Guatemala) se encontró en sus
paredes una imagen de dos hombres mayas abrazados de frente en un preludio de
acto sexual. Fray Bartolomé de las casas afirma en sus escritos que: "los
jóvenes enviados a los templos practican en grave pecado de la
sodomía". Esta práctica era permitida para preservar la
virginidad de las jóvenes y evitar los embarazos no deseados. Se sabe de
fiestas sexuales entre los mayas que incluían el sexo homosexual.
La sexualidad que
practicaban los pueblos prehispánicos fue duramente censurada por los
conquistadores ya que la consideraban un pecado. Fray Bartolomé de las Casas
escribe.”El sodomismo y la zoofilia eran demasiado libertinaje para ser admitidos
por la Iglesia Católica”.
EL ADULTERIO
Era castigado como
adulterio la relación de un hombre con una mujer casada, asimismo la mujer
casada con un varón soltero, por otro lado, no era penada la relación que podía
darse entre un hombre casado y una mujer soltera y no se consideraba como
adulterio el tener esclavas o concubinas.
Los pueblos mayas
tenían leyes que sancionaban los actos ilegítimos que perjudicaran bienes
fundamentales, las aplicaban de manera significativa al adúltero. Para ser
castigado debía ser capturado el adultero consumando el hecho o simplemente
cuando existían sospechas fundamentadas.
López de Cogolludo
en su libro “Historia de Yucatán”, describe parte de los castigos: “El
hombre o mujer que cometía adulterio, tenía pena de muerte, que se ejecutaba
flechándolos. Así se dice aborrecían este pecado contra quien hubo castigos en
personas muy principales, porque no había perdón, para quien hallaban culpado,
con que había mucha honestidad en los casados... El que corrompía alguna
doncella, o forzaba cualquier mujer tenía pena de muerte, como el que acometía
a mujer casada, o hija de alguno, durante el dominio de sus padres, o le
quebrantaba la casa. Dícese que un señor de la ciudad de Mayapán, cabeza del
reino, hizo matar afrentosamente a un hermano suyo, porque corrompió una
doncella”.
De igual manera lo
describe Fray Bartolomé de las Casas: “El mancebo que fornicaba con alguna doncella, no le
daban otra pena sino compelelle a que la tomase por mujer. Si la doncella
estaba desposada con otro, no la tomaba su esposo ni la vía más, sino pedía que
le restituyesen su dote o arras o precio que había dado, el cual pagaba el que
había corrompido y adulterado la doncella, dando al padre y a la madre della.
El que cometía fornicación con viuda y con esclava hacíanle pagar luego,
algunas veces sesenta plumas, otras veces ciento, o otras cosas semejantes. El
que adulteraba con mujer casada, le daban la misma pena de las cien plumas;
pero si lo tenía de costumbre, a ambos ahogaban en pena”.
En general, las
relaciones sexuales fuera del matrimonio eran mal vistas dentro de esta
sociedad, ya que se creía que el bien individual no está por encima del
colectivo, siendo el adulterio penado por trasgredir y perjudicar el bien
comunitario.
El Códice Laud donde se ve la vagina telúrica
LA PROSTITUCIÓN
Es muy poco lo que
se sabe sobre la prostitución en tiempos prehispánico, al igual que la
homosexualidad son temas que no han sido abordados con la seriedad que se
merecen, dejando un gran vacío sobre estos fenómenos sociales que podrían
ayudar a comprender de una manera más concreta la vida de los antiguos pueblos
mayas.
La felación es
asociada en su mayoría a las mujeres, principalmente por que se creía más
sexual que al hombre. Dentro de los pueblos nahuas a las mujeres que se
dedicaban a esta actividad se les conocían como “Ahuiani
o Maqui” que significan “alegres, alegrarse, tener lo necesario y estar
contento”.
Las Ahuianime
aparecen como mujeres jóvenes y bellas, participantes de varios tipos de
eventos religiosos y culturales, generalmente relacionados con el baile, en los
cuales acompañan a los guerreros más destacados. Su presencia en las fiestas
relacionadas con la fertilidad, tenía un valor sumamente simbólico.
Las llamadas maqui
acompañaban a los soldados a los campos de batalla. Los guerreros tenían un
elevado estatus social y se les permitía convivir con prostitutas, cosa que el
sistema social normativo de la época sancionaba como ilícito.
Sahagún lo
describe de la siguiente manera: “En este mes llamado quecholli, se manifestaban las
mujeres públicas y deshonestas, y se ofrecían al sacrificio en traje conocido y
moderado, que eran las que iban a las guerras, como la soldadesca, y las
llamaban maqui, que quiere decir, las entrometidas, y se aventuraban en las
batallas, y muchas de ellas se arrojaban a morir en ellas”.
La prostitución se
pudo dar de manera constante dentro de la sociedad maya, pero esta actividad no
funcionaba como en la actualidad, pero sí la forma de utilizar a estas
personas, en su mayoría mujeres para complacer sexualmente a un hombre en
diferentes contextos de la vida. Desempeñando un papel que era socialmente
aceptado dentro de la sociedad.
En el siguiente
canto prehispánico de puede apreciar la idiosincrasia maya prehispánica: “recuerda
el canto de la fornicación, que se cante diez veces [...] ve a atravesarla, a
quitarle la virginidad, la belleza, a tu venadita. Ve a colocarte sobre lo
placentero de tu venadita hasta la décima capa del inframundo, donde se
desvanece el viento”.
Los mayas usaban
adornos, afeites, depilación de cejas, escarificaciones, tatuajes, limadura e
incrustaciones dentales que junto con el consumo de afrodisíacos naturales
jugaron un papel relevante en el sofisticado sistema de cortejo y seducción de
los mayas.
Como vemos para
finalizar, los mayas no reprobaron el placer ni practicaron el ‘antisexualismo’ como
la cultura occidentalizada.
Había grandes
diferencias sexuales entre los mayas y los conquistadores españoles. Estos
consideraban el sexo como pecaminoso y solo debía tener una finalidad
reproductiva, mientras que para los mayas, la sexualidad era aceptada de forma
natural y con flexibilidad mental.
Para los
españoles, la mujer maya debía ocultar su cuerpo tras las ropas y negarse al
placer sexual, pues como estamos viendo solo debía tener una finalidad
reproductiva. Sin embargo, tanto para los mayas como para los otros pueblos
mesoamericanos (incas y aztecas) la sexualidad era algo deseable. El placer
forma parte de la transcendencia espiritual.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/mayas-curiosa-sexualidad/20170720162655141918.html
La
sexualidad en el mundo azteca
Hablar de sexualidad en los pueblos
mesoamericanos es muy complicado porque hay muchas pruebas, que se encuentran
desaparecidas de forma voluntaria al ser consideradas aberrantes por el
integrismo cristiano.
El pueblo azteca estaba organizado en clanes,
bajo el dominio de un emperador poderoso y varios señores, de esta forma fueron
logrando un gran desarrollo.
Hablar hoy de sexualidad en los pueblos
mesoamericanos es muy complicado porque hay muchas pruebas, que se
encuentran desaparecidas de forma voluntaria al ser consideradas aberrantes por
el integrismo cristiano.
Si seguimos a los cronistas de América, estos
justifican la colonización, cuando dicen, que estos pueblos eran amorales y
libidinosos, por lo que deberían ser reeducados en la palabra de Dios. Nos
iremos dando cuenta, que dentro del mundo azteca hay diversidad de tribus y
estas tuvieron un comportamiento sexual muy diferente entre ellas.
Hay cronistas que elogian algunas costumbres
de los mexicas por tener unos principios morales “serios” porque se
educa a sus jóvenes en el respeto a la familia, el carácter sagrado del
matrimonio y se valora la importancia de la virginidad en la mujer o se fomenta
la castidad sexual.
Resulta sorprendente que se critique la mente
abierta y tolerante de los pueblos indígenas respecto al sexo y sin embargo, se
calla el desenfreno sexual de los conquistadores españoles, donde las indígenas
eran el principal botín de conquista con un abuso y corrupción por parte de los
conquistadores respecto a la mujer indígena.
La mayor parte de la documentación escrita
son referencias a lo que sucedió en el pasado, por lo que no son totalmente
fiables por haber pasado por el tamiz integrista del cristianismo imperante en
esa época histórica.
Esto conlleva a que muchos de los cronistas
de la conquista de América ocultarán las prácticas sexuales más explicitas o
amorales desde el punto moral cristiano. Resulta evidente, que en estos pueblos
estaban muy vivos los rituales de la masturbación y las prácticas orgiásticas.
Hay numerosos restos arqueológicos sobre la
sexualidad que fueron ocultados, entre ellos falos gigantes de los huastecas,
así como imágenes sobre la homosexualidad y otras alusiones sexuales.
Las prácticas sexuales de los pueblos
indígenas mesoamericanos horrorizaron a los conquistadores y provocaron un
fuerte ataque a su moral cristiana. Estas sociedades reconocían el sexo, el uso
de los placeres y el conocimiento del cuerpo. Debido a esto fueron exterminadas
un gran número de piezas plásticas y otras permanecieron ocultas.
Para justificar esto se buscó un discurso por
el que estas piezas suponían una afrenta a Dios y debe reprimirse cualquier
deseo de una acción que por naturaleza es propia del humano y por evolución,
digna de disfrutar.
Sirva como ejemplo el cronista Bernal Díaz
del Castillo, que en su relato sobre los huastecos decía: “eran todos sometidos, en especial
los que vivían en la costa y tierra caliente… tenían excesos carnales,
hijos con madres, hermanos con hermanas y tíos con sobrinas, hallarónse muchos
que tenían este vicio de esta torpedad; pues de borrachos no les sé decir de
tanta suciedad que entre ellos pasaba…”
Esta censura no fue solamente por parte de
los cronistas de la época, sino que ha sido de forma continuada hasta nuestros
días. Al cristianismo cualquier sexualidad que no se circunscriba a su moral,
resulta aberrante, de esta forma se ocultó las prácticas homosexuales de estos
pueblos, las representaciones explicitas de copulación o el ocultamiento sobre
el culto fálico de estas culturas mesoamericanas.
La presencia de los dioses era continúa en
todo lo que sucedía en la vida, desde el clima, cosechas, incluido los aspectos
más íntimos de la sexualidad y del amor. Existía en el mundo azteca una
constante presencia de lo mágico y religioso, todo estrechamente relacionado
con la sexualidad y el erotismo.
Uno de los problemas que tenemos para conocer
la realidad del mundo mesoamericano, es el papel de la Iglesia Católica, que
impuso una visión negativa de la sexualidad, reduciéndola exclusivamente al
ámbito reproductor. La sexualidad estaba vinculada a la religión para los
pueblos indígenas y nunca la sexualidad fue vista como algo negativo o
pecaminoso.
Tres eran los grandes dioses aztecas en su
relación con la sexualidad y el erotismo:
La diosa Tlazoltéotl que representaba la
fecundidad, la fertilidad y el placer carnal. Era la protectora de las
parturientes y todo lo relaciono con el sexo.
Xochipilli era el dios de las relaciones
sexuales ilícitas, de las flores, del amor por lo que también era el dios de
las prostitutas, los juegos, la belleza, la danza, el maíz y las canciones.
Xochiquétzal era la esposa del dios Xochipilli
protectora de la prostitución y de la sexualidad, siendo también una diosa muy
venerada por las tejedoras. Existía en el mundo azteca el culto a la diosa
Xochiquétzal que tenía una apariencia con el nombre de Xochipilli el protector
de la prostitución masculina y las relaciones homosexuales.
Las deidades, que hacían referencia al amor y
a la belleza, hacían también referencia a los peligros de la sexualidad
femenina o a la promiscuidad, por lo que en esta cultura se desarrolla el mito
de la vagina dentada. La vagina dentada tiene que ver la concepción de la
mujer y la tierra como ambivalentes depósitos de energía, oscilantes entre la
vida y la muerte. Esto queda reflejado en composiciones escultóricas como la
deidad Tlaltecuhti.
Patrick Johansson en su libro “Las palabras de los aztecas” nos
muestra todo el amplio contenido de sexualidad que desarrolla este pueblo, que
estará presente en los numerosos ritos que tenían “Es así como la simple copulación instintiva adquiere,
en el contexto ritual instaurado por el hombre, una dimensión representativa
donde los distintos
valores socio religiosos entran en escena a través de sus encarnaciones o
materializaciones míticas, para consagrar el acto…”
Los dioses eran todopoderosos e influían en
todos los ámbitos de la sexualidad; incitaban al placer sexual, castigaban las
transgresiones sexuales y perdonaban los pecados cometidos. Todos estaban
sometidos a ellos, y su energía era canalizada mediante rituales, hechizos o
pócimas que eran realizados por los chamanes, brujas o alcahuetas.
Los dioses aztecas de la sexualidad estaban
presentes en todas las ceremonias públicas donde se castigaban o ejecutaban a
todos aquellos, que habían transgredido las normas sexuales.
Veamos algunos casos como el dios
Itzlacolluhqui que castigaba a todos aquellos que habían sido sorprendidos
ejerciendo el adulterio. La diosa Macullxochitl en su día festivo exigía cuatro
días de abstinencia sexual. Los dioses disfrutaban de un gran poder y podían
influir en todos los aspectos de la sexualidad del mundo azteca.
Los condenados podían solicitar el perdón de
los dioses mediante el ritual de la confesión, que nada tiene que ver con la
del cristianismo. La confesión se hacía de forma directa entre el condenado y
la diosa. Esto sólo podrá suceder una vez en la vida del azteca.
El condenado se presentaba ante la
sacerdotisa que representaba a Xochiquetzul y hacían varios rituales de
purificación, de estos era muy importante el baño. Una vez limpio se trasladaba
al templo con unas pajillas en la mano. Estas representaban cada uno de los
pecados cometidos. Delante de la diosa, cada una de las pajillas perforaba la
lengua del pecador y posteriormente las escupía hacia atrás. El sacerdote
recogía estas pajillas y los quemaba, de esta forma terminaba la confesión.
El matrimonio entre personas de distintas
etnias estaba mal visto en general, pues cada sociedad tenía en muy alta estima
su origen divino y por ello, no era algo honorable mezclar su sangre con la de
otro pueblo.
La concepción de la poligamia prehispánica
establecía un señor, su mujer principal y sus mujeres secundarias, que formaban
una sola familia, a la cual se le proporcionaba apoyo y protección, y donde las
mujeres secundarias y sus hijos no eran objeto de estigmatización social.
Vemos, que existía la poligamia en
Tenochtitlan. La primera concubina era considerada esposa y, las demás, solo
eran concubinas para el placer.
Las mujeres aztecas debían ser sumisas ante
su esposo. Sin embargo, las mujeres totonacas y otomíes eran temidas, iban a
la guerra igual que los hombres y podían elegir al marido que quisieran.
Una vez más vemos la diversidad de costumbres dentro de los pueblos aztecas.
La poligamia como vemos era aceptada. Los
emperadores Moctezuma y Nezahualcoyotl tenían hasta dos mil concubinas en sus
harenes. Como era imposible que pudieran relaciones con todas, se permitía que
se pudieran dar placer entre ellas. Para ello utilizaban “la flor adulterina”,
que era una especie de alcachofa con bulbo en forma de pene.
Motolinía dice “todos estaban con las mujeres que querían, y había
algunos que tenían hasta doscientas mujeres. Y para esto los señores y
principales robaban todas las mujeres, de manera que cuando un indio común se
quería casar apenas hallaba mujer”.
Si seguimos a López de Gómara nos dice que
Moctezuma vivía en el palacio de Tepac y “había mil mujeres, y algunos afirman que tres mil
entre señoras, criadas y esclavas; de las señoras, que eran muy muchas tomaba
para sí Moctezuma las que bien le aparecía; las otras daba por mujer a sus
criados y a otros caballeros y señores; y así, dicen que hubo vez que tuvo
ciento cincuenta preñadas a su tiempo, las cuales, a persuasión del diablo,
movían, tomando cosas para lanzar las criaturas, o quizá porque sus hijos no
habían de heredar”.
En la cultura azteca se distinguía al
homosexual activo del pasivo. El activo representaban su rol genérico
masculino, el pasivo al ser penetrado en el acto sexual, violaba su rol de
hombre y se feminizaba. Debido a esto, al pasivo se le sacaba las vísceras, y
le prendían fuego, mientras que el activo lo enterraban con ceniza y así moría.
La ley mexica castigaba la sodomía con el empalamiento para el homosexual
activo, y la extracción de las entrañas por el orificio anal para el homosexual
pasivo y la muerte por garrote para las lesbianas.
De la existencia de la homosexualidad hay
constancia en numerosos escritos de los misioneros y del propio Hernán Cortes
que en sus “Cartas de
Relación” decía “Hemos
sabido y sido informados de cierto que todos son sodomitas y usan aquel
abominable pecado”.
Bernal Díaz del Castillo en “La historia verdadera de la
conquista de Nueva España” decía: “No tenían mujeres, más tenían el
maldito oficio de la sodomía… había otra gente más sucia y pala y de
peores costumbres no lo hubo como esta de la provincia de Panuco porque todos
era sodomitas y se embudaban en las partes traseras”.
Gonzalo Fernández de Oviedo en su libro “Natural historia de las
Indias” decía; “Entre
los indios en muchas partes es muy común el pecado nefando contra natura, y
públicamente los indios que son señores y príncipes que en esto pecan tienen
mozos con quien usan este maldito pecado; y tales mozos son pacientes, así como
caen en esta culpa, luego se ponen naguas, como mujeres que son, unas mantas cortas
de algodón con que las indias andan cubiertas desde la cinta hasta las rodillas
y se ponen sertales y puñetes de cuentas y las otras cosas que por arreo, ni
hacen cosa que los hombres ejerciten; sino luego se ocupan en el servicio común
de las cosas, así como barrer y fregar y las otras cosas a mujeres
acostumbradas”.
Se sabe que había prácticas de sodomía en los
ritos religiosos y la práctica generalizada de la pederastia. Dentro de una
pareja homosexual uno se declaraba “Ahuanni” o
afeminado y no los torturaban pero eran obligados a vivir como marido o mujer.
El homosexual pasivo se le denominaba “berdache”.
Los españoles durante la conquista utilizaron
a los homosexuales como esclavos y posteriormente como objeto sexual de los
propios soldados españoles.
Las prostitutas estaban estigmatizadas y eran
socialmente repudiadas, pero su actividad era tolerada y no eran juzgadas por
su práctica.
Moctezuma ordenó destruir una casa de
prostitutas porque pensaba que debido a las transgresiones públicas del prostíbulo,
su pueblo había sido castigado con la llegada de los españoles.
El adulterio era considerado como una de las
principales transgresiones y se castigaba con la pena de muerte, aunque también
se dejaba en ocasiones que el castigo lo aplicara el mismo marido, quien
arrancaba a mordiscos la nariz de su esposa y al amante.
El adulterio se castigaba porque se tenía la
creencia que producía desequilibrios entre la comunidad y el Cosmos y la
presencia del transgresor provocaba desgracias, como la pérdida de cosechas o
la muerte de niños.
Para el pueblo de los purépechas en el caso
de que los adúlteros hubieran asesinado al marido, el varón será quemado vivo
mientras se arrojaban agua y sal hasta su muerte. En la sociedad azteca el
hombre podía ser adúltero, sin embargo a la mujer se le castigaba con la
muerte.
La masturbación del miembro viril masculino
es una de las escenas más reproducidas en esculturas y pinturas en cuevas, pues
de acuerdo a la antigua cosmovisión, las cavidades eran los espacios donde el
semen-semilla fructificaba la tierra a manera de acto propiciatorio.
Los pueblos del norte y los totonacas
practicaban la pederastia y era aceptada socialmente y la homosexualidad era
vivida con mayor libertad.
En Tecnochtitlan la sexualidad estaba muy
ligada a lo religioso y espiritual, se castigaba duramente lo que no estuviera
dentro de lo permitido. Sin embargo, las tribus del norte vivían su sexualidad
de forma más liberal.
Los mexicas consideraban el placer sexual un
don divino, tan necesario como el alimento, el vigor vital y el reposo
cotidiano. Sin embargo, pensaban en el mundo azteca que para poder disfrutarlo
más debía ser ejercitado con moderación.
La sexualidad va más allá de lo reproductivo
para los aztecas y fue visto como una manera de asegurar la marcha del mundo.
Debemos saber que los senos femeninos no
tenían la connotación sexual que tienen en la actualidad.
En algunas culturas mesoamericanas, el
erotismo no era el elemento central de la sexualidad, sino que se veía como una
forma de ordenar el planeta, que tiene un lado femenino y otro masculino.
Como vemos, las prácticas sexuales de los
pueblos aztecas horrorizaron a los conquistadores españoles imbuidos de la
moral sexual cristiana e hicieron que sus prácticas sexuales fueran destruidas.
De ahí, la dificultad para su estudio. Así mismo, vemos como no hay una
uniformidad en las prácticas sexuales dentro de la cultura azteca como queda
reflejado en este artículo.
BIBLIOGRAFIA
Blog de
“Arqueología e historia del sexo”.
Gonzalo Fernández de Oviedo. “Indios,
sodomitas y demoniacos". Sumario de la Natural Historia
de las Indias.
Instituto de Investigaciones Antropológicas. “Amor y magia amorosa entre los aztecas”. México,
UNAM.
Lucena, M. “Así
vivían los aztecas”. 1992. Madrid. Anaya.
Lucena, M. "Los
aztecas". En Historia de Iberoamérica, 1987. Madrid.
Cátedra.
Rojas, J.L. “Los aztecas.
Entre el dios de la lluvia y el de la Guerra”. 1088. Madrid. Anaya.
Quezada, Noemí. "Métodos
anticonceptivos y abortivos tradicionales", Anales de
Antropología. 1975. México, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/historia/sexualidad-mundo-azteca/20170622151957141068.html
























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