viernes, 2 de junio de 2023

 

"Incipit Breviarium de omnibus sanctis": Un códice Breviario de la Catedral de Lugo (siglo XIII)

 

En el actual Archivo del Capítulo Catedralicio de Lugo (Galicia, España) se conserva un interesante monumento de la civilización medieval hispana. Es un manuscrito que manifiesta todas las características propias de haberse producido en un Scriptorium eclesiástico, probablemente vinculado a esta catedral, con un gran sabor escolástico.


El manuscrito está encuadernado con tapas de madera de nogal, forradas de piel o badana. Sus folios están escritos sobre pergamino, y destacan sus letras capitales, de sencilla factura y policromía en rojo y azul. Está confeccionado con escritura gótica libraria; abarca unos 427 folios; y presenta actualmente las dimensiones de 240 x 175 mm.


El manuscrito viene siendo conocido como Misal o Breviario lucense, aunque recientemente ha sido objeto de un proyecto de digitalización valorando su naturaleza de códice musical medieval y ha sido denominado como "Codex lucense" o "Codex of Lugo". Esta última denominación se entiende dentro de un catálogo internacional de manuscritos musicales medievales, en el que el Breviario de la catedral lucense ocupa un lugar destacado. Pero, creemos que la denomianción no es la más apropiada, dado que desde el siglo XVI se usaba la denominación de "Códice lucense" para denominar a un libro altomedieval que existió en esta catedral que compilaba los cánones y concilios de la Iglesia hispana. Este códice fue identificado por Ambrosio de Morales en el siglo XVI y fue donado por el obispo lucense al rey Felipe II, pasando a engrosar los fondos de la Biblioteca Real del Escorial (Madrid). En el incendio de la biblioteca real a mediados del siglo XVII se perdió este importante manuscrito representativo del Derecho Canónico hispánico, aunque se han conservado varias transcripciones del mismo. Por tanto, la denominación más adecuada para el Misal lucense que aquí tratamos sería la de Breviario, entre otras razones, porque el manuscrito consta de un "Incipit" en el que se menciona expresamente esta tipología documental, y que hemos transcrito en los titulares de este artículo.

Archivo catedralicio de Lugo, Breviario lucense, fol. 2r

 

La lectura de sus páginas muestran como no se lo puede calificar específicamente como un Misal en sentido estricto, puesto que no es un libro destinado a la celebración de la misa ordinaria, sino que es más bien una guía con la selección abreviada de cánticos y textos litúrgicos con los que proveer las horas del Officium divino. El manuscrito contiene las apropiadas antífonas musicales anotadas para cada una de las misas del rito gregoriano imperante en el siglo XIII, junto al catálogo de santos sin oficio específico a los que proveer de un acto litúrgico cantado, así como asistirlo con una lectura sagrada.


Según Manuel Rey el manuscrito originario estaría compuesto de dos volúmenes, un santoral, que es el códice conservado en la catedral lucense, y otro volumen dedicado a la medida del tiempo, que no se conservaría.


El contenido del Breviario responde al rito romano, aunque algunas piezas manifiestan peculiaridares hispánicas propias. El rito romano es el reflejo de la Reforma Gregoriana, que fue adoptada en el Reino de Castilla y León a partir de la celebración del Concilio de Burgos en el año 1080, durante el reinado de Alfonso VI, tras la adopción por la Iglesia de Barcelona en el año 1060. No obstante, la supresión del rito hispano visigótico o mozárabe no fue total, puesto que permanecieron tradiciones y resistencias en muchas áreas.


El Breviario lucense como manifestación escrita del medievo contiene interesantes noticias sobre la cultura medieval hispánica. Por ejemplo, destaca por una recopilación de milagros de Santiago que tuvieron lugar en la Península Ibérica hasta principios del siglo XII, aunque no hace referencia a la batalla de Clavijo, de la misma manera que la Historia Compostelana no hace ninguna mención al Voto de Santiago.


Un códice musical



Normalmente la música medieval se ha conservado a través de fragmentos, y el Breviario lucense se ha conservado completo, por lo que este códice se convierte en un importante testimonio de la música medieval para usarlo como fuente de investigación para compararlo con otros códices y fragmentos conservados. De hecho, el Breviario de la vecina catedral de Orense (siglo XIV) no contiene notación musical, y hay que esperar hasta el Breviario de la catedral de Compostela (siglo XV) para acceder a otro Breviario con notación musical en el área galaica.


Este manuscrito se une a otros ejemplares que han sido objeto de atención en este "blog", como el Tumbo Viejo de la catedral lucense. El Breviario y el Cartulario manifiestan muchos elementos en común, puesto que ambos fueron producidos en el Scriptorium de la catedral de Lugo en el siglo XIII, independientemente de los usos y finalidades de cada uno. En el caso del Breviario consistió en el uso como códice musical, que refleja una fusión de las tradiciones polifónicas ibérica y francesa. De hecho, actualmente es valorado por los principales musicólogos españoles e internacionales, que, junto al Codex Calixtinus de la Catedral de Santiago de Compostela, son las principales manifestaciones de la música polifónica medieval hispánica.


El Breviario lucense presenta notación musical de tipología aquitana, pero lo más interesante es la grafía que se utiliza, manifestando hasta tres variedades distintas relacionable con las distintas manos que trabajaron en su compilación. De hecho, aunque todos los Scriptoria parten de una tradición común no dejan de ofrecer soluciones propias a la notación musical. La notación aquitana se escribe sobre líneas rojas, presentando notables diferencias con el códice de Fernando I de la catedral compostelana.


El proyecto de difusión fácsimil digitalizado en Internet


Tiene lugar en una Web con la dirección: The Lugo Codex (El Códice de Lugo). Su finalidad consiste en permitir el acceso al Códice dentro de una Red especializada para investigadores musicólogos. Consta de una base de datos de libre acceso, que compara términos específicos de búsqueda con los que puedan aparecer en otros códices musicales producidos en el antiguo Occidente medieval y preservados en numerosas instituciones culturales - archivos, bibliotecas y museos - europeos y de otros continentes. En estos momentos está disponible una edición digital de todo el códice en su estado actual, es decir, no restaurado. Para facilitar la lectura se ha llevado a cabo un programa de restauración digital mediante el tratamiento de las imágenes. El sitio ofrece una sencilla página de enlaces a los principales recursos de manuscritos musicales medievales en Internet.

Aunque en la información de contexto de la Web queda clara la procedencia de la Catedral de Lugo, la posibilidad de descarga de las imágenes sin ningún tipo de marca de agua o de metadatos explícitos, permitirán que este monumento del patrimonio documental pueda ser capturado, copiado y usado en el piélago de Internet, corriéndose el riesgo de que su procedencia y contexto pueda quedar anulada dentro de la extensa gama de usuarios de la Red. Es más, la reproducción digital del manuscrito y su ofrecimiento en una Web especializada - aunque tiene un gran mérito que debemos reconocer por rescatar y esforzarse por difundir este rico monumento de nuestro patrimonio -, en la práctica puede convertirse en el espacio editor del manuscrito digitalizado y suplantar la identidad de la procedencia verdadera. Este es un riesgo, que puede que no sea tanto en un futuro, pero que creemos que es conveniente de expresar.


La investigación


En 1915, el canónigo archivero de la catedral lucense, Inocencio Portabales realizó un estudio fundamentalmente litúrgico en el tomo I del "Abecedario de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Lugo".
Durante generaciones este códice ha pasado desapercibido para los investigadores, tanto aficionados como profesionales. En el año 1982, José López Calo hizo una descripción de este Breviario musical en el contexto de la música en la Galicia medieval (La música medieval en Galicia. S.l.: Fundación Pedro Barrié de la Maza, 1982).


Manuel Rey Olleros estudió el Breviario lucense para profundizar en la notación musical del Codex Calixtinus compostelano a partir de su comparación con el breviario lucense. (Reminiscencias del culto al apóstol Santiago, a partir del Códice Calixtino, en los libros litúrgicos de los siglos XII al XV en la antigua provincia eclesiástica de Santiago. Universidad de Santiago, 2010; pp. 158-162. Tesis doctoral).


En 1993, Xosé Fernández Fernández publicó una interesante descripción codicológica del manuscrito, en lengua gallega - fácil de comprender para el lector español, dada las similitudes existentes entre estas dos lenguas hermanas - ("O Misal lucense, singular texto litúrxico do arquivo da catedral", Lvcensia, 6, 1993, pp. 71-84). Este trabajo asumía la interpretación litúrgica del canónigo Portabales y abunda en la historia y la descripción codicológica del manuscrito. Relaciona a este manuscrito con el Libro de Rezos de Fernando I de la catedral de Compostela, y al canto eugeniano de la liturgia visigótica; aspectos que otros autores como M. Rey ponen en duda vinculándolo más a la realidad del Codex Calixtino compostelano.


Recientemente, Manuel Rey Olleros, especialista en Historia de la música medieval, ha comenzado un estudio del Breviario lucense. Analizará esta fuente del siglo XIII, haciendo especial hincapié en la transcripción musical, y comparará el manuscrito en cuanto a sus notaciones y música sagrada con las presentes en el Breviario de Miranda, del siglo XV, preservado en el Archivo de la Catedral compostelana [Archivium Sancti Iacobi, 15 octubre 2010].


A estos trabajos se une la iniciativa Web "The Lugo Codex", con el interesante valor añadido de comparar el contenido del Breviario con otros manuscritos musicales medievales en relación a su contenido y sus particularidades musicológicas.


La restauración del manuscrito


En 2010, el cabildo catedralicio de Lugo ha tomado la iniciativa de proceder a la restauración del manuscrito. En esta labor ha recabado la ayuda del Ministerio de Cultura, que ha contribuido financiando el coste con 10.000 euros (Orden CUL/3274/2010 de 3 de diciembre. BOE 20 octubre 2010). Colaboración en la que hemos de felicitarnos todos y es deseable que continue en los sucesivos años, no solo a esta institución, sino al resto de catedrales e instituciones religiosas españolas que conservan tantos tesoros de nuestra memoria escrita medieval.


Madrid, 13 Febrero de 2011
Alfonso Sánchez Mairena
Editor http://cartulariosmedievales.com/

http://cartulariosmedievales.blogspot.com/2011/02/incipit-breviarium-de-omnibus-sanctis.html

 

EL SCRIPTORIUM MEDIEVAL: EL TALLER EN EL QUE SE PRODUCÍAN LOS CARTULARIOS



El Cartulario es un tipo documental escrito medieval que tuvo su época de apogeo, es decir, de mayor producción y difusión, entre los siglos XI y el XIII. En otras palabras, el cartulario podríamos comprenderlo también como una manifestación de la Civilización del Occidente medieval y, concretamente, de la sociedad del Románico.

 

Michael Clanchy, uno de los mejores conocedores de la cultura escrita del Occidente medieval, ve al documento escrito, ya sea éste un testamento, un diploma real, un cartulario o un registro como el producto de una tecnología propia del medievo europeo.

 

Los Cartularios como documentos escritos son, por tanto, el producto de un taller especializado en el arte de la escritura monumental que generalmente se conoce como Escritorio, en lengua española, y Scriptorium en lengua latina.

 

En sentido literal, el "Scriptorium" es definido como el lugar destinado a la escritura, que comúnmente se refiere al lugar, habitación o cámara que en la Europa medieval se destinaba fundamentalmente en los Monasterios para la copia de manuscritos por los monjes escribas. A partir de diferentes fuentes escritas, registros de cuentas, vestigios arquitectónicos y excavaciones arqueológicas muestran, al contrario de lo que se cree popularmente, que este tipo de habitación singularizada raramente existía: la mayoría de los manuscritos monásticos fueron hechos en huecos, hornacinas o celdas situadas en el claustro, o dentro de las propias celdas de los monjes. Las referencias que aparecen en las modernas investigaciones científicas referidas a los "Scriptoria" normalmente se refieren más a la actividad escrituraria colectiva que se hacía dentro de un monasterio, más que a una habitación o espacio singularizado.

 

Expondremos seguidamente una visión general sobre lo que a nivel de divulgación se indica que es un escritorioescriptorio o Scriptorium. Para no confundirlo con una oficina documental de tipo cancilleresca o una oficina mercantil, muy habituales a partir de la Baja Edad Media, usaremos el término "Scriptorium" para referirnos a este taller especializado en la escritura de códices o documentos durante la alta y plena Edad Media fundamentalmente.

Un Scriptorium (pl. Scriptoria) es una habitación destinada a la transcripción de manuscritos.

https://www.lookandlearn.com/history-images/LLB8004-033-02/Scriptorium

 

Antes de la invención de la imprenta de tipografía móvil, un Scriptorium fue habitualmente un apéndice o anexo a la librería o biblioteca de una institución, generalmente eclesiástica. Tras la destrucción efectiva de las bibliotecas de la Antigüedad clásica, especialmente las del mundo romano, después de la promulgación de los decretos del emperador Teodosio en la década comprendida entre los años 390 y 400, y tras el colapso general de las instituciones públicas romanas, los "Scriptoria" fueron mantenidos, según los datos que nos han llegado, casi exclusivamente por las instituciones cristianas, desde comienzos del siglo V en adelante.

 

Las noticias que poseemos de los "Scriptoria" en Grecia y Roma son mucho más abundantes que acerca de los primeros escribas (lat. scriptores) y sobre los propios autores cristianos, sobre su organización y su control, y sobre sus misiones y relevancia social. La publicación de los textos en la Antigüedad clásica por lo común implicaba la copia efectiva de múltiples versiones textuales producidas en los "Scriptoria". En estos talleres, un manuscrito podía ser dictado cuidadosamente a un amplio grupo de escribas que trabajaban simultáneamente. Esto implicaba o permitía la producción de varios duplicados al mismo tiempo, con la garantía de cierto control sobre la exactitud de la versión o transmisión textual.

 

En los monasterios, el "Scriptorium" era una habitación o espacio, raramente un edificio independiente, creado de forma diferenciada para los profesionales o especialistas en la copia de los manuscritos dentro de esa institución eclesiástica; un lugar donde la copia de los textos tenía garantizada el abastecimiento de los materiales e instrumentos necesarios en las rutinas del equipo o comunidad de escribas, y servía como trabajo manual conforme a lo que estipulaba la regulación de las reglas monásticas, pero permitiendo la elaboración del producto deseado. Los comentarios más tempranos sobre la Regla benedictina incluyen e insisten en la labor de transcripción como una de las ocupaciones comunes de la comunidad monástica. San Jerónimo vio en los productos del "Scriptorium" una fuente de ingresos para la comunidad monástica.

 

El papiro fue el soporte escriturario preferido en la Antigüedad, pero llegó a ser un producto muy caro con el tiempo y difícil de conseguir por los mercaderes, por lo que comenzó a ser sustituido por el pergamino. Durante los siglos VII y IX, muchos de los primeros pergaminos manuscritos fueron borrados y raspados para volver a usarlos como soporte escriturario, dando lugar a los "Palimpsestos". Muchos de los trabajos escritos de la Antigüedad con frecuencia se han conservado en la forma de estos palimpsestos. En el siglo XIII el papel comenzó a desplazar al pergamino. Dado que el nuevo soporte comenzó a ser más barato, el pergamino quedó reservado como soporte para los documentos más solemnes y elitistas dotados de una importancia singular.

 

Hasta que no se inventó la imprenta en el siglo XV, la escritura se realizaba a mano. La mayoría de los libros de las librerías monásticas debieron ser copiados, ilustrados y encuadernados en el mismo lugar en que se producían por los propios monjes o monjas, dentro de éste área singularizada en el complejo monacal o catedralicio, como era el "Scriptorium".

 

El contenido de las librerías consistía fundamentalmente en Biblias, en las que cada ejemplar a veces estaba constituido por hasta nueve grandes volúmenes debido a sus grandes dimensiones; MisalesPsalterios y otros libros destinados al servicio religioso y al culto. También solían encontrarse los escritos de San Gregorio Magno y otros Padres de la Iglesia, libros sobre Gramática latina y otras compilaciones destinadas a la enseñanza en las escuelas monásticas, episcopales o catedralicias. Estas últimas solían ser recopilaciones copiadas de fragmentos o textos completos de autores de la Roma clásica o Historias. Con el tiempo, las bibliotecas medievales se incrementaron con los trabajos de los juristas cristianos del medievo europeo, sobre TeologíaFilosofíaMedicina y Lógica.

 

Normalmente un "Scriptorium" era una dependencia aneja a la librería; doquiera hubiera una biblioteca que por lo común pudiera asumir la producción del "Scriptorium", es decir, que éste trabajara para abastecer las necesidades de tal biblioteca. Situación está ideal que no se debió dar dentro de una misma institución durante todos los siglos del Medievo. De hecho, parece que una vez que la librería de la catedral o del monasterio estaba satisfecha cesaba la actividad del escriptorio. Además, a partir del siglo XIII comenzaron a desarrollarse las tiendas especializadas en la venta de libros, dentro del contexto de secularización de la cultura que se manifestó especialmente durante esta centuria. También los escribas profesionales comenzaron a tener sus tiendas o escritorios abiertos al público de las ciudades; aunque normalmente en estos últimos, probablemente no se tratara más que de un simple escritorio o banco próximo a una ventana dentro de su propia casa.

 

 

Muchas veces el "Scriptorium" era la dependencia del monasterio que tenía más actividad. Los libros eran constantemente copiados y renovados; muchas cartas y documentos necesitaban ser escritas y archivadas; y los códices manuscritos tenían que ser transcritos e iluminados. En algunos sitios, como en el Norte de Europa, debido al clima más frío y húmedo, estos talleres eran construidos completamente con madera al norte de los claustros, protegidos por los muros de la Iglesia del viento del norte y orientados al mediodía para aprovechar la máxima exposición de la luz  diurna. Cada "Scriptorium" era una unidad independiente, separada y diferenciada de sus vecinos. En otros lugares se disponía de unas buenas instalaciones preparadas 'ex professo' para realizar este trabajo, y que corrientemente eran construidos y acondicionados sin dejar mucho rastro en las fuentes. El fuego estaba prohibido en el "Scriptorium", dado que los códices más valiosos debían ser protegidos de los peligros del fuego y de la cera hirviendo.

 

Instrumentos y herramientas del Scriptorium medieval

Los instrumentos para la escritura eran manufacturados en el propio lugar ("in situ") tan pronto como se necesitaban, incluyendo las tintas, el pergamino y la vitela (lat."vellum"); y el papel no fue usado hasta muy avanzado el período medieval, plumas y estilos de ave, pinceles, raspadores de piel y alisadores.

Preparación de los cuadernos de pergamino

El pergamino era fabricado generalmente a partir de la piel de ovejas o cabras, hasta conseguir una superficie lisa y fina especial para recibir la escritura, mientas que la vitela, obtenida ésta a partir de la piel de terneros recién nacidos, dotada de mayor delgadez y fortaleza en el soporte. El curtido, raspado y limpieza del pergamino y la vitela proporcionaba un soporte secante especialmente adecuado para recibir la tinta en los cuadernos, folios y páginas resultantes.

 

El color dorado a veces era conseguido mezclando huevo y agua, como otras tinturas en pequeños cuencos; y en los mejores momentos y talleres se conseguía usando láminas o raspaduras de oro. Una vez aplicado el dorado, la superficie del folio debía ser barnizada, a partir de un producto conseguido a partir de la cocción de huesos de animales.

 

Autor: Alfonso Sánchez Mairena. Editor de http://cartulariosmedievales.blogspot.com/

 

·                     http://www.getty.edu/art/exhibitions/scriptorium/

·                     http://cs-exhibitions.uni-klu.ac.at/index.php?id=468

·                     http://en.wikipedia.org/wiki/Scriptorium

·                     http://www.btinternet.com/~sirgeffrye/Scriptorium.html

·                     http://www.osb.org/gen/robling/05script.html

http://cartulariosmedievales.blogspot.com/2010/09/el-medieval-el-taller-en-el-que-se.html


Copistas e iluminadores

Los instrumentos

Para llevar a buen fin su cometido, el copista necesitaba una serie de utensilios. Estos se conocen relativamente bien, ya que han llegado hasta nuestros días numerosas representaciones de copistas e iluminadores, sobre todo porque es muy común que las copias de los evangelios empiecen con un retrato del respectivo evangelista en actitud de escribir.

San Mateo escribiendo. Colonia, Schnutgen museum, G531, s. IX.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a73ded5963970d-800wi.

Sin embargo, a la hora de estudiar los instrumentos del copista a través de este tipo de fuentes hace falta cierta cautela, ya que los modelos iconográficos se mantienen estables, incluso cuando la realidad ya ha evolucionado, así que es muy posible que en este tipo de ilustraciones haya mucho de “chiclé”.

La elección del instrumento escriptorio (esto es, el instrumento con el que se escribe) dependía básicamente de la naturaleza del soporte.

Si este era una tablilla encerada, de arcilla o de pizarra, en la que se escribe rascando una incisión, se usaba un estilo (stilus, graphium, grapheîon) de metal, hueso o marfil, que era un instrumento largo y puntiagudo por la extremidad que servía para escribir y plano y en forma de paleta por la otra, para poder cancelar el texto mediante rápida frotación.

Estilos
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2b/Stylus.jpg.

Para escribir con tinta sobre “soportes blandos” (papiro, pergamino, papel) era necesario otro tipo de utensilio, capaz de almacenar un poco de tinta y soltarla paulatinamente sobre el soporte.

Los griegos importaron de los egipcios tan pronto como mediados del siglo VII a.C., junto con el papiro, el pincel. Los primeros pinceles eran un junco (iuncus maritimus) de unos pocos milímetros de diámetro y de unos veinte centímetros de longitud, que se cortaba al sesgo en una de sus extremidades y se masticaba para separar las fibras vegetales, de manera que al mojar esta extremidad en la tinta, quedaba impregnada de ella y después el escriba iba depositando esa tinta sobre el papiro.

http://images.metmuseum.org/CRDImages/eg/original/26.7.1295_EGDP016117.jpg.

Pincel de junco
http://cdnpix.com/show/imgs/6f202ed9e5819a9c4945855f40d4c1a7.jpg.

 

 

Pero en Grecia el pincel fue desechado tempranamente y sustituido por una simple caña vegetal más gruesa, rígida y hueca, acaso por influencia mesopotámica. El cálamo (calamus, arundo, canna, fistula, kálamos), que así se llama a la caña preparada para ser usada como instrumento escriptorio, se tallaba en una de sus extremidades de forma apuntada, lo que la hacía más flexible. La tinta quedaba recogida en el cañón de la caña y fluía después sobre el soporte escriptorio a través de una pequeña incisión o canal (crena) que se practicaba en sentido longitudinal.

Cálamo
http://static.mijnwebwinkel.nl/winkel/celticwebmerchant/full30319605_a.jpg .

A partir del siglo IV d.C. se conoce en Occidente un instrumento muy similar, pero elaborado a partir de una pluma de ave (penna), que como primera operación se despojaba de las “barbas”. Las más cotizadas eran las largas plumas de la punta del ala izquierda de un ganso, porque la curvatura de la pluma del ala izquierda se acomoda perfectamente en la mano derecha en el acto de escribir.



Plumas de ave
http://alexandresaintpierre.blogspot.nl/2013/12/playing-with-quills.html .

Y durante mucho tiempo el cálamo y la pluma de ave convivieron hasta el punto de que los dos vocablos terminaron por ser usados indistintamente, sin tenerse en cuenta su origen etimológico y significado primigenio.

Una parte importante del tallado de la pluma (de caña o de ave) es la forma que se daba a su punta, a la que se denomina plumín. Esta quedaba dividida en dos partes por la crena o canal por el que fluye la tinta, y las dos partes podían ser simétricas o asimétricas.

punta es fina trazará letras de trazos finos sin grandes contrastes
(lo que en terminología paleográfica se denomina “escritura ligera”)
y se podrá escribir con ella con relativa rapidez.

 

 

Pero si la punta es ancha la rapidez con la que el copista puede escribir disminuye sensiblemente. En este último caso puede además suceder que la punta de la pluma esté tallada en horizontal, de modo que el corte sea perpendicular a la crena, o en ángulo, y en este último caso que la inclinación sea hacia la derecha o hacia la izquierda. Cuando las aletas del plumín son simétricas, como en la escritura carolina, los trazos horizontales resultan finos, los verticales gruesos y los oblicuos medianos, mientas que el corte en bisel hacia la izquierda produce trazos oblicuos de arriba a la izquierda a abajo a la derecha (\) muy gruesos, los oblicuos de abajo a la izquierda a arriba a la derecha (/) muy finos y los horizontales y verticales medianos, como sucede en las escrituras góticas. El sesgo hacia la derecha confiere a la escritura un aspecto uniforme y sin contraste notable, como en la escritura itálica.

Para tallar la pluma se utilizaba una navajita o cortaplumas (praeductale, novacula, culter, rasorium), y como en el curso de la escritura la pluma sufría un continuo desgaste, que se puede observar en numerosos manuscritos, se hacían necesarios continuos afilamientos con el mismo cortaplumas o con una piedra de afilar (cos) o pómez (pumex) o algún sucedáneo artificial.

Cennino Cenini (ca. 1370-ca. 1440), en su Il libro dell’arte, escrito antes de 1437, describe de la siguiente manera el proceso de preparar la pluma:

Se ti bisogna sapere come questa penna d'oca si tempera, togli una penna ben soda, e recatela in su il diritto delle due dita della man manca, a riverscio; e togli un temperatoio ben tagliente e gentile; e piglia, per larghezza, un dito della penna per lunghezza; e tagliala, tirando il temperatoio inverso te, facendo che la tagliatura sia iguali e per mezzo la penna. E poi riponi il temperatoio in su l'una delle sponde di questa penna, cioè in su 'l lato manco che inverso te guarda, e scarnala, e assottigliala inverso la punta; e l'altra sponda taglia al tondo, e ridulla a questa medesima punta. Poi rivolgi la penna volta in giù, e mettitela in sull'unghia del dito grosso della man zanca; e gentilmente, a poco a poco, scarna e taglia quella puntolina; e fa' la temperatura grossa e sottile, secondo che vuoi, o per disegnare o per iscrivere.


Si te hace falta aprender como se debe tallar la pluma de ganso, coge una pluma buena y resistente, y cógela boca arriba entre los dos dedos de tu mano izquierda; y coge un cortaplumas afilado y haz un corte horizontal de un dedo a lo largo de la pluma, y córtalo tirando del duchillo hacia ti, teniendo cuidado de que el corte discurre regular y por la mitad del cañón. Y entonces pon el cortaplumas otra vez sobre uno de los extremos del cañón, digamos sobre el lado izquierdo, que mira hacia ti, y recórtalo en disminución hacia la punta. Y corta el otro lado de forma semejante, en disminución hacia la punta. Entonces dale la vuelta a la pluma y colócala sobre la uña de tu pulgar izquierdo; y con cuidado, muy poquito a poco, recorta y talla el plumín; y puedes hacer su forma ancha o fina, como más te guste, ya sea para dibujar o para escribir.

 

Y Luis Vives, en uno de sus Diálogos (“La escritura”)1:

Maestro: … Escribimos con plumas de ganso y algunos con plumas de gallina. Las vuestras son muy a propósito porque tienen el cañón recio, largo, limpio y sólido. Quitad las plumillas con el cuchillo y cortadlas algo de la cola; raedlas también por si tienen alguna aspereza, que las lisas son mejores.
Manrique: Yo nunca las traigo sino limpias. Mi maestro me enseñó a ablandarlas y pulirlas con saliva, estregándolas en el sayo o en las calzas.
Maestro: Buen consejo es.
Mendoza: Enséñenos a cortas las plumas.
Maestro: Lo primero cortaréis por entrambas partes el cabo de la pluma, para que quede con dos horquillas; luego haréis poco a poco con el cuchillo por la parte de arriba una abertura, que se llama crema; después igualaréis los dos pies pequeñitos, o, si queréis, piernecitas, con tal que el izquierdo sea un poco más largo, porque sobre él estriba la pluma al escribir, y conviene que esta diferencia apenas se pueda percibir. Si quieres apretar mucho la pluma y formar más la letra, tenla con tres dedos; si quieres escribir con más ligereza, tenla con los dos, pulgar e índice, como hacen los italianos, porque el dedo del medio más que ayudar detiene y templa el curso para que no sea demasiado.

 

Muchos manuscritos han conservado probationes pennae, esto es, garabatos, dibujos o palabras sueltas, normalmente en las hojas de guarda, que los copistas o lectores realizaban para probar sus plumas.

Probationes pennae en la hoja de guarda de un manuscrito, s. XVI.
Universidad Católica de Lovaina
http://aleph08.libis.kuleuven.be:1801/webclient/StreamGate?folder_id=200&dvs=1443465989429~137

Los mismos instrumentos, sobre todo el cuchillo, servían para raspar una fina capa de pergamino allí donde el copista había cometido una errata, de modo que esta quedaba borrada. Se han conservado infinidad de representaciones de copistas escribiendo con la mano derecha y sosteniendo el cuchillo en la izquierda.

San Mateo, Biblia de Worms, ¾ s. XII. Londres, BL 2804, fol. 172v.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a51177c13a970c-pi .

Cuchillo, réplica.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a73d82f5db970d-800wi .

El copista recogía sus plumas, cortaplumas y piedras de afilar en un estuche que según su naturaleza recibía la denominación de stilarium, graphiarium, theca libraría o calamarium.

Según las Consuetudines Cartusiae de Dom Guigo (quinto prior de la Cartuja, 1127), enumera de la siguiente manera los instrumentos utilizados para la copia de manuscritos:

De utensilibus cellae … ad scribendum vero, scriptorium, pennas, cretam, pumices duos, cornua duo, scalpellum unum, ad radenda pergamena, novaculas sive rasoria duo, punctorium unum, subulam unam, plumbum, regulam, postem ad regulandum, tabulas, graphium. (PL 153, col. 693).

 

Otros objetos que también podían encontrarse en el calamarium de un copista medieval son:

  • Compás (diabátes, circinus)
  • Punzón (punctorium)
  • Regla (kanôn o kanonis, canon, norma, regula, linearium)
  • Lápiz de plomo (kyklomólibdos, trokhóeis, stilum plumbeum, plumbum sub arundine fixum)
  • Esponja (spongia deletilis)
  • Creta, para restaurar el pergamino raspado
  • Pincel (penicillum) para las iniciales y algunos ornamentos

También formaba parte del recado de escribir por supuesto el tintero (melandokeîon, atramentarium), que podía adoptar diversas formas: una pieza de madera con oquedades o bien un cuerpo cilíndrico de metal o barro.

Tintero
http://www.marqalicante.com/contenido/genericas/C_S_%207348%20a.jpg .

Estuche portátil para un tintero, s. XV.
http://www.artesdellibro.com/images/95-008431.jpg ..

También servía al efecto de almacenar la tinta un cuerno de ovino, que está abundantemente atestiguado en las ilustraciones.

San Marcos, con un cuerno como tintero. Munich, Bayerische Staatsbibliothek Clm 22311 fol. 97. S. IX-X.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a3fd325216970b-800wi.

Para moler la creta y los pigmentos hacía falta además un mortero.

Mortero y pigmentos aún sin moler. http://www.michaelprice.info/sitebuilder/images/Fig._3_Equipment_Crystals_and_Minerals-210x158-300x240.jpg.

Unos instrumentos curiosos son los marcapáginas estudiados en 1935 por J. Destrez, que dan muestra de la ingeniosidad de los copistas medievales. Uno de ellos consiste en un pequeño disco de pergamino marcado con los números del I al IV que gira sobre sí mismo montado sobre una pieza triangular del mismo material, que corría a lo largo de una cuerdecita. La pieza completa servía para marcar la apertura del libro que se quería señalar, el triángulo de pergamino la altura del pasaje elegido, y el disco el número de la columna donde se hallaba dicho pasaje.

Cavilla.

Una segunda modalidad de registro es más sencilla de elaboración, puesto que se limita a una simple tira de pergamino, pero es más compleja en su uso. Solo se ha encontrado un ejemplar.

Destrez sugiere la posibilidad de que el nombre latino de estos artilugios sea cavilla, según un pasaje de origen incierto citadopor Wattenbach en 1871:

Cavilla o cavil es un instrumento que se coloca, a propósito, sobre el ejemplar del que se sirve el copista, para que su presencia determine un pasaje con mayor exactitud y rapidez.

Otros utensilios utilizados para pautar las hojas se tratarán en el apartado dedicado a esta fase de la elaboración del códice y los utilizados en la iluminación en el capítulo sobre decoración.

Los instrumentos del copista, según el tratado de Tagliente, s. XVI.
http://www.sothebys.com/content/dam/stb/lots/L08/L08406/L08406-4768-lr-1.jpg.
Para la identificación de los distintos instrumentos ver: http://www.palaeographia.org/outils/taglient.htm

Los instrumentos del copista, según el tratado de Palatino, s. XVI.
Para la identificación de los distintos instrumentos ver: http://www.palaeographia.org/outils/palatino.htm.

Los instrumentos del copista, según el tratado de Celebrino, s. XVI.
http://www.pentagono.it/corali/images/manoscritti/max/celebrino.jpg.
Para la identificación de los distintos instrumentos ver: http://www.palaeographia.org/outils/celebr.htm















 

























 

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