"Incipit
Breviarium de omnibus sanctis": Un códice Breviario de la Catedral de Lugo
(siglo XIII)
En el actual Archivo del Capítulo Catedralicio de Lugo
(Galicia, España) se conserva un interesante monumento de la civilización medieval
hispana. Es un manuscrito que manifiesta todas las características propias de
haberse producido en un Scriptorium eclesiástico,
probablemente vinculado a esta catedral, con un gran sabor escolástico.
El manuscrito está encuadernado con tapas de madera
de nogal, forradas de piel o badana. Sus folios están escritos sobre pergamino,
y destacan sus letras capitales, de sencilla factura y policromía en rojo y
azul. Está confeccionado con escritura gótica libraria; abarca unos 427 folios;
y presenta actualmente las dimensiones de 240 x 175 mm.
El manuscrito viene siendo conocido como Misal o
Breviario lucense, aunque recientemente ha sido objeto de un proyecto de
digitalización valorando su naturaleza de códice musical medieval y ha sido
denominado como "Codex
lucense" o "Codex
of Lugo". Esta última denominación se entiende dentro de un
catálogo internacional de manuscritos musicales medievales, en el que el
Breviario de la catedral lucense ocupa un lugar destacado. Pero, creemos que la
denomianción no es la más apropiada, dado que desde el siglo XVI se usaba la
denominación de "Códice
lucense" para denominar a un libro altomedieval que existió en
esta catedral que compilaba los cánones y concilios de la Iglesia hispana. Este
códice fue identificado por Ambrosio de Morales en el siglo XVI y fue donado
por el obispo lucense al rey Felipe II, pasando a engrosar los fondos de la
Biblioteca Real del Escorial (Madrid). En el incendio de la biblioteca
real a mediados del siglo XVII se perdió este importante manuscrito
representativo del Derecho Canónico hispánico, aunque se han conservado varias
transcripciones del mismo. Por tanto, la denominación más adecuada para el
Misal lucense que aquí tratamos sería la de Breviario, entre otras razones,
porque el manuscrito consta de un "Incipit"
en el que se menciona expresamente esta tipología documental, y que hemos
transcrito en los titulares de este artículo.
Archivo catedralicio de Lugo, Breviario lucense, fol. 2r
La lectura de sus páginas muestran como no se lo
puede calificar específicamente como un Misal en sentido estricto, puesto que
no es un libro destinado a la celebración de la misa ordinaria, sino que es más
bien una guía con la selección abreviada de cánticos y textos litúrgicos con
los que proveer las horas del Officium divino.
El manuscrito contiene las apropiadas antífonas musicales anotadas para cada
una de las misas del rito gregoriano imperante en el siglo XIII, junto al
catálogo de santos sin oficio específico a los que proveer de un acto litúrgico
cantado, así como asistirlo con una lectura sagrada.
Según Manuel Rey el manuscrito originario
estaría compuesto de dos volúmenes, un santoral, que es el códice conservado en
la catedral lucense, y otro volumen dedicado a la medida del tiempo, que no se
conservaría.
El contenido del Breviario responde al rito
romano, aunque algunas piezas manifiestan peculiaridares hispánicas propias. El
rito romano es el reflejo de la Reforma Gregoriana, que fue adoptada en el
Reino de Castilla y León a partir de la celebración del Concilio de Burgos en
el año 1080, durante el reinado de Alfonso VI, tras la adopción por la Iglesia
de Barcelona en el año 1060. No obstante, la supresión del rito
hispano visigótico o mozárabe no fue total, puesto que permanecieron
tradiciones y resistencias en muchas áreas.
El Breviario lucense como manifestación escrita
del medievo contiene interesantes noticias sobre la cultura medieval hispánica.
Por ejemplo, destaca por una recopilación de milagros de Santiago que tuvieron
lugar en la Península Ibérica hasta principios del siglo XII, aunque no hace
referencia a la batalla de Clavijo, de la misma manera que la Historia
Compostelana no hace ninguna mención al Voto de Santiago.
Un códice musical
Normalmente la música medieval se ha conservado a través de
fragmentos, y el Breviario lucense se ha conservado completo, por lo que este
códice se convierte en un importante testimonio de la música medieval para
usarlo como fuente de investigación para compararlo con otros códices y
fragmentos conservados. De hecho, el Breviario de la vecina catedral de Orense
(siglo XIV) no contiene notación musical, y hay que esperar hasta el Breviario
de la catedral de Compostela (siglo XV) para acceder a otro Breviario con
notación musical en el área galaica.
Este manuscrito se une a otros ejemplares que
han sido objeto de atención en este "blog", como el Tumbo Viejo de la
catedral lucense. El Breviario y el Cartulario manifiestan muchos elementos en
común, puesto que ambos fueron producidos en el Scriptorium de la catedral de
Lugo en el siglo XIII, independientemente de los usos y finalidades de cada uno.
En el caso del Breviario consistió en el uso como códice musical, que refleja
una fusión de las tradiciones polifónicas ibérica y francesa. De hecho,
actualmente es valorado por los principales musicólogos españoles e
internacionales, que, junto al Codex Calixtinus de la Catedral de Santiago de
Compostela, son las principales manifestaciones de la música polifónica
medieval hispánica.
El Breviario lucense presenta notación musical
de tipología aquitana, pero lo más interesante es la grafía que se utiliza,
manifestando hasta tres variedades distintas relacionable con las distintas
manos que trabajaron en su compilación. De hecho, aunque todos los Scriptoria parten
de una tradición común no dejan de ofrecer soluciones propias a la notación
musical. La notación aquitana se escribe sobre líneas rojas, presentando
notables diferencias con el códice de Fernando I de la catedral compostelana.
El proyecto de difusión fácsimil digitalizado
en Internet
Tiene lugar en una Web con la dirección: The Lugo Codex (El Códice de Lugo). Su finalidad consiste en permitir el acceso al
Códice dentro de una Red especializada para investigadores musicólogos. Consta
de una base de datos de libre acceso, que compara términos específicos de
búsqueda con los que puedan aparecer en otros códices musicales producidos en
el antiguo Occidente medieval y preservados en numerosas instituciones
culturales - archivos, bibliotecas y museos - europeos y de otros continentes.
En estos momentos está disponible una edición digital de todo el códice en su
estado actual, es decir, no restaurado. Para facilitar la lectura se ha llevado
a cabo un programa de restauración digital mediante el tratamiento de las
imágenes. El sitio ofrece una sencilla página de enlaces a los principales
recursos de manuscritos musicales medievales en Internet.
Aunque en la información de contexto de la Web
queda clara la procedencia de la Catedral de Lugo, la posibilidad de descarga
de las imágenes sin ningún tipo de marca de agua o de metadatos explícitos,
permitirán que este monumento del patrimonio documental pueda ser capturado,
copiado y usado en el piélago de Internet, corriéndose el riesgo de
que su procedencia y contexto pueda quedar anulada dentro de la extensa
gama de usuarios de la Red. Es más, la reproducción digital del manuscrito y su
ofrecimiento en una Web especializada - aunque tiene un gran mérito que
debemos reconocer por rescatar y esforzarse por difundir este rico
monumento de nuestro patrimonio -, en la práctica puede convertirse en el
espacio editor del manuscrito digitalizado y suplantar la identidad de la
procedencia verdadera. Este es un riesgo, que puede que no sea tanto en un
futuro, pero que creemos que es conveniente de expresar.
La investigación
En 1915, el canónigo archivero de la catedral lucense,
Inocencio Portabales realizó un estudio fundamentalmente litúrgico en el tomo I
del "Abecedario
de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Lugo".
Durante generaciones este códice ha pasado
desapercibido para los investigadores, tanto aficionados como profesionales. En
el año 1982, José López Calo hizo una descripción de este Breviario musical en
el contexto de la música en la Galicia medieval (La música medieval en Galicia.
S.l.: Fundación Pedro Barrié de la Maza, 1982).
Manuel Rey Olleros estudió el Breviario lucense
para profundizar en la notación musical del Codex Calixtinus compostelano
a partir de su comparación con el breviario lucense. (Reminiscencias del culto al
apóstol Santiago, a partir del Códice Calixtino, en los libros litúrgicos de
los siglos XII al XV en la antigua provincia eclesiástica de Santiago.
Universidad de Santiago, 2010; pp. 158-162. Tesis doctoral).
En 1993, Xosé Fernández Fernández publicó una
interesante descripción codicológica del manuscrito, en lengua gallega - fácil
de comprender para el lector español, dada las similitudes existentes entre
estas dos lenguas hermanas - ("O Misal lucense, singular texto litúrxico
do arquivo da catedral", Lvcensia,
6, 1993, pp. 71-84). Este trabajo asumía la interpretación litúrgica del
canónigo Portabales y abunda en la historia y la descripción codicológica del
manuscrito. Relaciona a este manuscrito con el Libro de Rezos de Fernando I de
la catedral de Compostela, y al canto eugeniano de la liturgia visigótica;
aspectos que otros autores como M. Rey ponen en duda vinculándolo más a la
realidad del Codex
Calixtino compostelano.
Recientemente, Manuel Rey Olleros, especialista
en Historia de la música medieval, ha comenzado un estudio del Breviario
lucense. Analizará esta fuente del siglo XIII, haciendo especial hincapié en la
transcripción musical, y comparará el manuscrito en cuanto a sus notaciones y
música sagrada con las presentes en el Breviario
de Miranda, del siglo XV, preservado en el Archivo de la Catedral
compostelana [Archivium Sancti Iacobi, 15 octubre 2010].
A estos trabajos se une la iniciativa Web
"The Lugo Codex", con el interesante valor añadido de comparar el
contenido del Breviario con otros manuscritos musicales medievales en relación
a su contenido y sus particularidades musicológicas.
La restauración del manuscrito
En 2010, el cabildo catedralicio de Lugo ha tomado la
iniciativa de proceder a la restauración del manuscrito. En esta labor ha recabado
la ayuda del Ministerio de Cultura, que ha contribuido financiando el coste con
10.000 euros (Orden CUL/3274/2010 de 3 de diciembre. BOE 20 octubre 2010).
Colaboración en la que hemos de felicitarnos todos y es deseable que continue
en los sucesivos años, no solo a esta institución, sino al resto de catedrales
e instituciones religiosas españolas que conservan tantos tesoros de nuestra
memoria escrita medieval.
Madrid, 13 Febrero de 2011
Alfonso Sánchez Mairena
Editor http://cartulariosmedievales.com/
http://cartulariosmedievales.blogspot.com/2011/02/incipit-breviarium-de-omnibus-sanctis.html
EL
SCRIPTORIUM MEDIEVAL: EL TALLER EN EL QUE SE PRODUCÍAN LOS CARTULARIOS
El Cartulario es un tipo documental escrito medieval que tuvo su época de apogeo, es decir, de mayor
producción y difusión, entre los siglos XI y el XIII. En otras palabras, el
cartulario podríamos comprenderlo también como una manifestación de la
Civilización del Occidente medieval y, concretamente, de la sociedad del
Románico.
Michael Clanchy, uno de los mejores conocedores
de la cultura escrita del Occidente medieval, ve al documento escrito, ya sea
éste un testamento, un diploma real, un cartulario o un registro como el
producto de una tecnología propia
del medievo europeo.
Los Cartularios como documentos escritos son, por
tanto, el producto de un taller especializado en el arte de la
escritura monumental que generalmente se conoce como Escritorio, en lengua
española, y Scriptorium en lengua latina.
En sentido literal, el "Scriptorium" es
definido como el
lugar destinado a la escritura, que comúnmente se refiere al lugar,
habitación o cámara que en la Europa medieval se destinaba fundamentalmente en
los Monasterios para la copia de manuscritos por los monjes escribas. A partir
de diferentes fuentes escritas, registros de cuentas, vestigios arquitectónicos
y excavaciones arqueológicas muestran, al contrario de lo que se cree
popularmente, que este tipo de habitación singularizada raramente existía: la
mayoría de los manuscritos monásticos fueron hechos en huecos, hornacinas o
celdas situadas en el claustro, o dentro de las propias celdas de los monjes.
Las referencias que aparecen en las modernas investigaciones científicas
referidas a los "Scriptoria" normalmente se refieren más a la
actividad escrituraria colectiva que se hacía dentro de un monasterio, más que
a una habitación o espacio singularizado.
Expondremos seguidamente una visión general sobre
lo que a nivel de divulgación se indica que es un escritorio, escriptorio o Scriptorium.
Para no confundirlo con una oficina documental de tipo cancilleresca o una
oficina mercantil, muy habituales a partir de la Baja Edad Media, usaremos el
término "Scriptorium" para referirnos a este taller especializado en
la escritura de códices o documentos durante la alta y plena Edad Media
fundamentalmente.
Un Scriptorium (pl. Scriptoria) es
una habitación destinada a la transcripción de manuscritos.
https://www.lookandlearn.com/history-images/LLB8004-033-02/Scriptorium
Antes de la invención de la imprenta de
tipografía móvil, un Scriptorium fue
habitualmente un apéndice o anexo a la librería o biblioteca de una
institución, generalmente eclesiástica. Tras la destrucción efectiva de las
bibliotecas de la Antigüedad clásica, especialmente las del mundo romano,
después de la promulgación de los decretos del emperador Teodosio en la década
comprendida entre los años 390 y 400, y tras el colapso general de las
instituciones públicas romanas, los "Scriptoria" fueron
mantenidos, según los datos que nos han llegado, casi exclusivamente por
las instituciones cristianas, desde comienzos del siglo V en adelante.
Las noticias que poseemos de los
"Scriptoria" en Grecia y Roma son mucho más abundantes
que acerca de los primeros escribas (lat. scriptores) y
sobre los propios autores cristianos, sobre su organización y su control, y
sobre sus misiones y relevancia social. La publicación de los textos en la
Antigüedad clásica por lo común implicaba la copia efectiva de múltiples
versiones textuales producidas en los "Scriptoria". En estos
talleres, un manuscrito podía ser dictado cuidadosamente a un amplio grupo de
escribas que trabajaban simultáneamente. Esto implicaba o permitía la
producción de varios duplicados al mismo tiempo, con la garantía
de cierto control sobre la exactitud de la versión o transmisión textual.
En los monasterios, el "Scriptorium"
era una habitación o espacio, raramente un edificio independiente, creado de
forma diferenciada para los profesionales o especialistas en la copia de los
manuscritos dentro de esa institución eclesiástica; un lugar donde la copia de
los textos tenía garantizada el abastecimiento de los materiales e instrumentos
necesarios en las rutinas del equipo o comunidad de escribas, y servía como
trabajo manual conforme a lo que estipulaba la regulación de las reglas
monásticas, pero permitiendo la elaboración del producto deseado. Los
comentarios más tempranos sobre la Regla benedictina incluyen e insisten en la
labor de transcripción como una de las ocupaciones comunes de la comunidad
monástica. San Jerónimo vio en los productos del "Scriptorium" una
fuente de ingresos para la comunidad monástica.
El papiro fue el soporte escriturario preferido
en la Antigüedad, pero llegó a ser un producto muy caro con el tiempo y difícil
de conseguir por los mercaderes, por lo que comenzó a ser sustituido por el
pergamino. Durante los siglos VII y IX, muchos de los primeros pergaminos
manuscritos fueron borrados y raspados para volver a usarlos como soporte
escriturario, dando lugar a los "Palimpsestos". Muchos de los
trabajos escritos de la Antigüedad con frecuencia se han conservado en la forma
de estos palimpsestos. En el siglo XIII el papel comenzó a desplazar al
pergamino. Dado que el nuevo soporte comenzó a ser más barato, el pergamino
quedó reservado como soporte para los documentos más solemnes y elitistas
dotados de una importancia singular.
Hasta que no se inventó la imprenta en el siglo
XV, la escritura se realizaba a mano. La mayoría de los libros de las librerías
monásticas debieron ser copiados, ilustrados y encuadernados en el mismo lugar
en que se producían por los propios monjes o monjas, dentro de éste área
singularizada en el complejo monacal o catedralicio, como era el
"Scriptorium".
El contenido de las librerías consistía
fundamentalmente en Biblias,
en las que cada ejemplar a veces estaba constituido por hasta nueve grandes
volúmenes debido a sus grandes dimensiones; Misales, Psalterios y
otros libros destinados al servicio religioso y al culto. También solían
encontrarse los escritos de San
Gregorio Magno y otros Padres de la Iglesia, libros
sobre Gramática latina
y otras compilaciones destinadas a la enseñanza en las escuelas monásticas,
episcopales o catedralicias. Estas últimas solían ser recopilaciones copiadas
de fragmentos o textos completos de autores
de la Roma clásica o Historias. Con el tiempo, las
bibliotecas medievales se incrementaron con los trabajos de los juristas cristianos
del medievo europeo, sobre Teología, Filosofía, Medicina y Lógica.
Normalmente un "Scriptorium" era una
dependencia aneja a la librería; doquiera hubiera una biblioteca que por lo
común pudiera asumir la producción del "Scriptorium", es decir, que
éste trabajara para abastecer las necesidades de tal biblioteca. Situación está
ideal que no se debió dar dentro de una misma institución durante todos los
siglos del Medievo. De hecho, parece que una vez que la librería de la catedral
o del monasterio estaba satisfecha cesaba la actividad del escriptorio. Además,
a partir del siglo XIII comenzaron a desarrollarse las tiendas especializadas
en la venta de libros, dentro del contexto de secularización de la cultura que
se manifestó especialmente durante esta centuria. También los escribas
profesionales comenzaron a tener sus tiendas o escritorios abiertos al público
de las ciudades; aunque normalmente en estos últimos, probablemente no se
tratara más que de un simple escritorio o banco próximo a una ventana dentro de
su propia casa.
Muchas veces el
"Scriptorium" era la dependencia del monasterio que tenía más
actividad. Los libros eran constantemente copiados y renovados;
muchas cartas y documentos necesitaban ser escritas y archivadas; y los
códices manuscritos tenían que ser transcritos e iluminados. En algunos sitios,
como en el Norte de Europa, debido al clima más frío y húmedo, estos talleres
eran construidos completamente con madera al norte de los claustros, protegidos
por los muros de la Iglesia del viento del norte y orientados al mediodía para
aprovechar la máxima exposición de la luz diurna. Cada "Scriptorium" era una
unidad independiente, separada y diferenciada de sus vecinos. En otros lugares
se disponía de unas buenas instalaciones preparadas 'ex professo' para realizar
este trabajo, y que corrientemente eran construidos y acondicionados sin dejar
mucho rastro en las fuentes. El fuego estaba prohibido en el
"Scriptorium", dado que los códices más valiosos debían ser
protegidos de los peligros del fuego y de la cera hirviendo.
Instrumentos y herramientas del Scriptorium medieval |
Los instrumentos para la escritura eran
manufacturados en el propio lugar ("in situ") tan pronto como se
necesitaban, incluyendo las tintas, el pergamino y la vitela
(lat."vellum"); y el papel no fue usado hasta muy avanzado el período
medieval, plumas y estilos de ave, pinceles, raspadores de piel y alisadores.
Preparación de los cuadernos de pergamino |
El pergamino era fabricado generalmente a partir
de la piel de ovejas o cabras, hasta conseguir una superficie lisa y fina
especial para recibir la escritura, mientas que la vitela, obtenida ésta a
partir de la piel de terneros recién nacidos, dotada de mayor delgadez y
fortaleza en el soporte. El curtido, raspado y limpieza del pergamino y la
vitela proporcionaba un soporte secante especialmente adecuado para recibir la
tinta en los cuadernos, folios y páginas resultantes.
El color dorado a veces era conseguido mezclando
huevo y agua, como otras tinturas en pequeños cuencos; y en los mejores
momentos y talleres se conseguía usando láminas o raspaduras de oro. Una
vez aplicado el dorado, la superficie del folio debía ser barnizada, a partir
de un producto conseguido a partir de la cocción de huesos de animales.
Autor: Alfonso Sánchez Mairena. Editor de http://cartulariosmedievales.blogspot.com/
·
http://www.getty.edu/art/exhibitions/scriptorium/
·
http://cs-exhibitions.uni-klu.ac.at/index.php?id=468
·
http://en.wikipedia.org/wiki/Scriptorium
·
http://www.btinternet.com/~sirgeffrye/Scriptorium.html
·
http://www.osb.org/gen/robling/05script.html
Copistas e
iluminadores
Los instrumentos
Para llevar a buen fin su cometido, el copista
necesitaba una serie de utensilios. Estos se conocen relativamente bien, ya que
han llegado hasta nuestros días numerosas representaciones de copistas e
iluminadores, sobre todo porque es muy común que las copias de los evangelios
empiecen con un retrato del respectivo evangelista en actitud de escribir.
San Mateo
escribiendo. Colonia, Schnutgen museum, G531, s. IX.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a73ded5963970d-800wi.
Sin embargo, a la hora de estudiar los
instrumentos del copista a través de este tipo de fuentes hace falta cierta
cautela, ya que los modelos iconográficos se mantienen estables, incluso cuando
la realidad ya ha evolucionado, así que es muy posible que en este tipo de
ilustraciones haya mucho de “chiclé”.
La elección del instrumento escriptorio (esto
es, el instrumento con el que se escribe) dependía básicamente de la naturaleza
del soporte.
Si este era una tablilla encerada, de arcilla
o de pizarra, en la que se escribe rascando una incisión, se usaba un estilo (stilus,
graphium, grapheîon) de metal, hueso o marfil, que era un instrumento largo
y puntiagudo por la extremidad que servía para escribir y plano y en forma de
paleta por la otra, para poder cancelar el texto mediante rápida frotación.
Estilos
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/2b/Stylus.jpg.
Para escribir con tinta sobre “soportes
blandos” (papiro, pergamino, papel) era necesario otro tipo de utensilio, capaz
de almacenar un poco de tinta y soltarla paulatinamente sobre el soporte.
Los griegos importaron de los egipcios tan
pronto como mediados del siglo VII a.C., junto con el papiro, el pincel. Los
primeros pinceles eran un junco (iuncus maritimus) de unos pocos
milímetros de diámetro y de unos veinte centímetros de longitud, que se cortaba
al sesgo en una de sus extremidades y se masticaba para separar las fibras
vegetales, de manera que al mojar esta extremidad en la tinta, quedaba
impregnada de ella y después el escriba iba depositando esa tinta sobre el
papiro.
http://images.metmuseum.org/CRDImages/eg/original/26.7.1295_EGDP016117.jpg.
Pincel de junco
http://cdnpix.com/show/imgs/6f202ed9e5819a9c4945855f40d4c1a7.jpg.
Pero en Grecia el pincel fue desechado tempranamente y sustituido por
una simple caña vegetal más gruesa, rígida y hueca, acaso por influencia
mesopotámica. El cálamo (calamus,
arundo, canna, fistula, kálamos), que así se llama a la caña preparada para
ser usada como instrumento escriptorio, se tallaba en una de sus extremidades
de forma apuntada, lo que la hacía más flexible. La tinta quedaba recogida en
el cañón de la caña y fluía después sobre el soporte escriptorio a través de
una pequeña incisión o canal (crena) que se practicaba en sentido
longitudinal.
Cálamo
http://static.mijnwebwinkel.nl/winkel/celticwebmerchant/full30319605_a.jpg
.
A partir del siglo IV d.C. se conoce en Occidente un instrumento muy
similar, pero elaborado a partir de una pluma de ave (penna), que como
primera operación se despojaba de las “barbas”. Las más cotizadas eran las
largas plumas de la punta del ala izquierda de un ganso, porque la curvatura de
la pluma del ala izquierda se acomoda perfectamente en la mano derecha en el
acto de escribir.
Plumas de ave
http://alexandresaintpierre.blogspot.nl/2013/12/playing-with-quills.html
.
Y durante mucho tiempo el cálamo y la pluma de ave convivieron hasta el
punto de que los dos vocablos terminaron por ser usados indistintamente, sin
tenerse en cuenta su origen etimológico y significado primigenio.
Una parte importante del tallado de la pluma (de caña o de ave) es la
forma que se daba a su punta, a la que se denomina plumín. Esta
quedaba dividida en dos partes por la crena o canal por el que fluye la tinta,
y las dos partes podían ser simétricas o asimétricas.
punta es fina trazará
letras de trazos finos sin grandes contrastes
(lo que en terminología paleográfica se denomina “escritura ligera”)
y se podrá escribir con ella con relativa rapidez.
Pero si la punta es ancha la rapidez con la que el copista puede
escribir disminuye sensiblemente. En este último caso puede además suceder que
la punta de la pluma esté tallada en horizontal, de modo que el corte sea
perpendicular a la crena, o en ángulo, y en este último caso que la inclinación
sea hacia la derecha o hacia la izquierda. Cuando las aletas del plumín son
simétricas, como en la escritura carolina, los trazos horizontales resultan
finos, los verticales gruesos y los oblicuos medianos, mientas que el corte en
bisel hacia la izquierda produce trazos oblicuos de arriba a la izquierda a abajo
a la derecha (\) muy gruesos, los oblicuos de abajo a la izquierda a arriba a
la derecha (/) muy finos y los horizontales y verticales medianos, como sucede
en las escrituras góticas. El sesgo hacia la derecha confiere a la escritura un
aspecto uniforme y sin contraste notable, como en la escritura itálica.
Para tallar la pluma se utilizaba una navajita o cortaplumas (praeductale,
novacula, culter, rasorium), y como en el curso de la escritura la pluma
sufría un continuo desgaste, que se puede observar en numerosos manuscritos, se
hacían necesarios continuos afilamientos con el mismo cortaplumas o con una
piedra de afilar (cos) o pómez (pumex) o algún sucedáneo
artificial.
Cennino Cenini (ca. 1370-ca. 1440), en su Il libro dell’arte, escrito antes de 1437, describe de la
siguiente manera el proceso de preparar la pluma:
Se
ti bisogna sapere come questa penna d'oca si tempera, togli una penna ben soda,
e recatela in su il diritto delle due dita della man manca, a riverscio; e
togli un temperatoio ben tagliente e gentile; e piglia, per larghezza, un dito
della penna per lunghezza; e tagliala, tirando il temperatoio inverso te,
facendo che la tagliatura sia iguali e per mezzo la penna. E poi riponi il
temperatoio in su l'una delle sponde di questa penna, cioè in su 'l lato manco
che inverso te guarda, e scarnala, e assottigliala inverso la punta; e l'altra
sponda taglia al tondo, e ridulla a questa medesima punta. Poi rivolgi la penna
volta in giù, e mettitela in sull'unghia del dito grosso della man zanca; e gentilmente,
a poco a poco, scarna e taglia quella puntolina; e fa' la temperatura grossa e
sottile, secondo che vuoi, o per disegnare o per iscrivere.
Si te hace falta aprender como se debe tallar la pluma de ganso, coge una pluma
buena y resistente, y cógela boca arriba entre los dos dedos de tu mano
izquierda; y coge un cortaplumas afilado y haz un corte horizontal de un dedo a
lo largo de la pluma, y córtalo tirando del duchillo hacia ti, teniendo cuidado
de que el corte discurre regular y por la mitad del cañón. Y entonces pon el
cortaplumas otra vez sobre uno de los extremos del cañón, digamos sobre el lado
izquierdo, que mira hacia ti, y recórtalo en disminución hacia la punta. Y
corta el otro lado de forma semejante, en disminución hacia la punta. Entonces
dale la vuelta a la pluma y colócala sobre la uña de tu pulgar izquierdo; y con
cuidado, muy poquito a poco, recorta y talla el plumín; y puedes hacer su forma
ancha o fina, como más te guste, ya sea para dibujar o para escribir.
Y Luis Vives, en uno de sus Diálogos (“La escritura”)1:
Muchos manuscritos han conservado probationes pennae, esto
es, garabatos, dibujos o palabras sueltas, normalmente en las hojas de guarda,
que los copistas o lectores realizaban para probar sus plumas.
Probationes pennae en
la hoja de guarda de un manuscrito, s. XVI.
Universidad Católica de Lovaina
http://aleph08.libis.kuleuven.be:1801/webclient/StreamGate?folder_id=200&dvs=1443465989429~137
Los mismos instrumentos, sobre todo el cuchillo, servían para raspar una
fina capa de pergamino allí donde el copista había cometido una errata, de modo
que esta quedaba borrada. Se han conservado infinidad de representaciones de
copistas escribiendo con la mano derecha y sosteniendo el cuchillo en la
izquierda.
San Mateo, Biblia de
Worms, ¾ s. XII. Londres, BL 2804, fol. 172v.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a51177c13a970c-pi
.
Cuchillo, réplica.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a73d82f5db970d-800wi
.
El copista recogía sus plumas, cortaplumas y piedras de afilar en un
estuche que según su naturaleza recibía la denominación de stilarium,
graphiarium, theca libraría o calamarium.
Según las Consuetudines Cartusiae de Dom Guigo (quinto
prior de la Cartuja, 1127), enumera de la siguiente manera los instrumentos
utilizados para la copia de manuscritos:
De
utensilibus cellae … ad scribendum vero, scriptorium, pennas, cretam, pumices
duos, cornua duo, scalpellum unum, ad radenda pergamena, novaculas sive rasoria
duo, punctorium unum, subulam unam, plumbum, regulam, postem ad regulandum,
tabulas, graphium. (PL 153, col. 693).
Otros objetos que también podían encontrarse
en el calamarium de un copista medieval son:
- Compás (diabátes,
circinus)
- Punzón (punctorium)
- Regla (kanôn o kanonis,
canon, norma, regula, linearium)
- Lápiz de plomo (kyklomólibdos,
trokhóeis, stilum plumbeum, plumbum sub arundine fixum)
- Esponja (spongia
deletilis)
- Creta, para restaurar
el pergamino raspado
- Pincel (penicillum)
para las iniciales y algunos ornamentos
También formaba parte del recado de escribir
por supuesto el tintero (melandokeîon, atramentarium), que podía adoptar
diversas formas: una pieza de madera con oquedades o bien un cuerpo cilíndrico
de metal o barro.
Tintero
http://www.marqalicante.com/contenido/genericas/C_S_%207348%20a.jpg
.
Estuche portátil para
un tintero, s. XV.
http://www.artesdellibro.com/images/95-008431.jpg
..
También servía al efecto de almacenar la tinta un cuerno de ovino, que
está abundantemente atestiguado en las ilustraciones.
San Marcos, con un
cuerno como tintero. Munich,
Bayerische Staatsbibliothek Clm 22311 fol. 97. S. IX-X.
http://arhpee.typepad.com/.a/6a0148c6c39fea970c01a3fd325216970b-800wi.
Para moler la creta y los pigmentos hacía
falta además un mortero.
Mortero y pigmentos
aún sin moler. http://www.michaelprice.info/sitebuilder/images/Fig._3_Equipment_Crystals_and_Minerals-210x158-300x240.jpg.
Unos instrumentos curiosos son los marcapáginas estudiados en 1935 por
J. Destrez, que dan muestra de la ingeniosidad de los copistas medievales. Uno
de ellos consiste en un pequeño disco de pergamino marcado con los números del
I al IV que gira sobre sí mismo montado sobre una pieza triangular del mismo
material, que corría a lo largo de una cuerdecita. La pieza completa servía
para marcar la apertura del libro que se quería señalar, el triángulo de pergamino
la altura del pasaje elegido, y el disco el número de la columna donde se
hallaba dicho pasaje.
Cavilla.
Una segunda modalidad de registro es más sencilla de elaboración, puesto
que se limita a una simple tira de pergamino, pero es más compleja en su uso.
Solo se ha encontrado un ejemplar.
Destrez sugiere la posibilidad de que el nombre latino de estos
artilugios sea cavilla, según un pasaje de origen incierto
citadopor Wattenbach en 1871:
Cavilla o cavil es
un instrumento que se coloca, a propósito, sobre el ejemplar del que se sirve
el copista, para que su presencia determine un pasaje con mayor exactitud y
rapidez.
Otros utensilios utilizados para pautar las hojas se tratarán en el
apartado dedicado a esta fase de la elaboración del códice y los utilizados en
la iluminación en el capítulo sobre decoración.
http://www.sothebys.com/content/dam/stb/lots/L08/L08406/L08406-4768-lr-1.jpg.
Para la identificación de los distintos instrumentos ver: http://www.palaeographia.org/outils/taglient.htm
Los instrumentos del
copista, según el tratado de Palatino, s. XVI.
Para la identificación de los distintos instrumentos ver: http://www.palaeographia.org/outils/palatino.htm.
http://www.pentagono.it/corali/images/manoscritti/max/celebrino.jpg.
Para la identificación de los distintos instrumentos ver: http://www.palaeographia.org/outils/celebr.htm
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