miércoles, 15 de noviembre de 2023

 

LA FORMACIÓN

DE LAS

LENGUAS ROMANCES

https://thespanishgroup.org/blog/que-son-las-lenguas-romances/

Introducción

Las diversas lenguas romances, o románicas, proceden, como es bien sabido, del latín hablado cotidiano en ciertas zonas del imperio romano, fundamentalmente en el área mediterránea, a saber, la Península Ibérica, Francia, Italia, Rumanía y algunos pequeños puntos de la actual Suiza próximos a Italia. Las lenguas romances, por tanto, contraen con el latín una relación genética directa: el latín es la lengua madre y las romances son las hijas. Algunas de las lenguas romances son: italiano, francés, español o castellano, catalán, gallego-portugués, rumano, provenzal (o antiguo occitano) y sardo, además de un número importante de variedades lingüísticas romances bien diferenciadas en la Península Itálica, que no han adquirido el estatus político de lengua oficial, así como un número menor de dialectos romances en la Península Ibérica.

         Dado que la vida natural de las lenguas es a través de la lengua hablada y que ninguna lengua es completamente homogénea, esto es, carente de variación, sino que conlleva siempre diversos tipos de variación: variación diastrática –diferencias debidas a la composición social de una comunidad-, variación de registro –diferencias debidas a la situación, coloquial o formal, en que se puede mover cualquier hablante-, y variación cronológica, denominada también diacrónica o histórica –los cambios que sufren las lenguas las lenguas en el transcurso del tiempo-, hay que suponer que tampoco el latín fue una lengua uniforme ni en el aspecto social, ni en el cronológico ni en el geográfico, y que las lenguas romances tiene su origen ya en los primeros pobladores latinos que  arribaron a las áreas antes mencionadas. Por tanto, puede decirse que el origen y agrupación de las lenguas romances comienza propiamente con la romanización en Italia y del Imperio. La mayoría de ellas tiene, por lo tanto, una profundidad histórica superior o cercana a los dos mil años, a excepción del rumano que es una lengua algo más joven, con una profundidad de unos mil setecientos o mil ochocientos años.

            Dado que la esencia de toda lengua es una constante transformación imperceptible, las lenguas romances derivan del latín sin solución de continuidad, esto es, no existe un quiebre cronológico entre el latín hablado y  el romance hablado, ni tampoco es posible establecer fechas posibles a manera de puntos de inflexión entre la lengua madre y las lenguas hijas. Por necesidades metodológicas y de exposición suelen considerarse ciertas fechas o periodos claves que muestran el surgimiento y progresiva estandarización de las lenguas románicas.

            La antigüedad asignada a cada una de las lenguas de la familia romance y su agrupación lingüística, que más adelante comentaremos, se ajusta, en lo esencial, a la secuencia cronológica  de las principales conquistas romanas: primero Cerdeña y España, coincidiendo en buena parte con la segunda guerra púnica (siglo III a. C.: levante y sur de la Península Ibérica, II a. C.: la mayor parte de la Península, y I a. C.: noroeste de la Península), luego la Galia (siglo II a. C. la Galia cisalpina, unos años después la Galia transalpina o Provincia, actual Provenza, y en el  siglo I a. C., el resto de la Galia), y finalmente la Dacia (siglo III). La fragmentación lingüística de la Romania, esto es la pérdida de inteligibilidad mutua entre los diferentes dialectos del latín –los que posteriormente dieron lugar a las diversas lenguas romances- es, sin embargo, un hecho, al parecer, relativamente reciente que suele situarse entre los siglos IV y VI, coincidiendo, grosso modo, con la caída del Imperio Romano de Occidente a fines del siglo V, año 476, si bien se considera que para el tiempo de los Césares existía ya una amplia diferenciación lingüística en vastas zonas del Imperio.

            Las primeras documentaciones en lengua y propiamente romance son más tardías que las fechas establecidas para la fragmentación y corresponden a la Galia: la Crónica de Fredegario, asignada al siglo VII (en ella aparece, por ejemplo, la primera  documentación de un futuro romance, del tipo cantaré), los Serments de Strasbourg y la Sécuence de sainte Eulalie, ambos del siglo IX. Las primeras documentaciones en italiano son aún más tardías, siglo X, y para el español, son todavía más tardías y corresponden a las  Glosas silenses y a las Glosas emilianenses, de datación incierta, aunque suelen asignarse al siglo XI, pero posiblemente sean algo más tardías. Cuando se habla de primeras documentaciones en lengua romance no debe pensarse en textos escritos íntegramente en romance, sino en textos esencialmente latinos, de carácter jurídico por lo regular, que contienen palabras intercaladas romances que explican, glosan= palabras latinas, es el caso de las Glosas, o en pequeñas frases, muchas veces a manera de paráfrasis, dentro de un texto latino. La oficialización de las lenguas romances, es decir, su consideración como vehículo de la vida cultural y política de un pueblo, es un hecho aún más tardío. Para  el castellano, por ejemplo, puede situarse tal oficialización en el siglo XIII cuando la Cancillería de Fernando  III el Santo, emite por primera vez documentación oficial redactada en castellano y no ya en latín; sin embargo, debe tenerse en cuenta que hay manifestaciones literarias escritas íntegramente en castellano anteriores a esa fecha, lo cual significa que la vida cotidiana se realizaba en romance desde mucho antes, y que, por tanto, la oficialización es simple consecuencia de la extensión del romance.

            En general se acepta que el uso de la lengua vernácula de cada una de las zonas románicas fue favorecido de manera notable por el incremento de la formación escolar en el Renacimiento carolingio en los siglos VIII-IX. Cada lengua romance tuvo  su propio periodo de latín, o lo que podría considerarse etapa prerromance –para la que suele emplearse  también el término, bastante polisémico, de latín vulgar- con una duración y carácter distinto en cada área.  Las diferencias se deben: 1.- al sustrato lingüístico prerromano existente en cada una de las áreas romanizadas y a la influencia de ese sustrato en el latín hablado en esas zonas, y, 2.- al aislamiento político y social entre las diferentes provincias tras la caída del Imperio romano.

 

La clasificación de las lenguas romances

En  el estudio del origen de las lenguas y dialectos románicos subyacen dos problemas estrechamente relacionados: la clasificación de las lenguas y la fragmentación del latín, proceso este que implica la gradual diferenciación de las lenguas hijas emergentes. Es decir, no son hechos transparentes a priori establecer cuántas lenguas románicas hay ni decidir cuáles son las semejanzas y diferencias entre ellas para poder hacer la subagrupación lingüística de la Romania.

            La herramienta de análisis fundamental para llevar  a cabo la clasificación y subagrupación es el Método Comparativo. Resumiremos  brevemente los postulados del método, y enseguida plantearemos la clasificación más aceptada de las lenguas romances, así como algunos de los problemas que ella plantea.

 

1.      El método comparativo MC

Que es la herramienta más eficaz para conocer la prehistoria de una lengua, establece tanto relaciones genéticas entre lenguas: madre-hija e hija-hija, cuanto el grado de parentesco, esto  es, la afinidad o cercanía estructural, entre las lenguas hijas; intenta  asimismo capturar o reconstruir la realidad lingüística de la protolengua, si bien esto último de manera limitada. Como es sabido, la mayoría de lenguas madres carece de documentación, y  el conocimiento  histórico, social y  arqueológico del periodo en cuestión o  de los pueblos que las hablaron no siempre cuenta con la evidencia necesaria, de manera que lo que sabemos de las protolenguas, por ejemplo del indoeuropeo, es producto de la reconstrucción, la cual es, a su vez, resultado de la comparación de las lenguas hijas, y esos resultados pueden tener limitaciones.

            Por ejemplo, no se puede, o es sumamente arriesgado, reconstruir palabras completas porque no hay ninguna garantía de que el referente, físico o imaginado, que denota esa palabra existiera o hubiera sido conceptualizado en la cultura de la protolengua en cuestión. El caso del latín –una lengua madre bien documentada a lo largo de un amplio periodo- es bastante excepcional. Es necesario recordar, sin embargo, que las lenguas romances no proceden del latín clásico escrito, sino del latín hablado, lo que se denomina, como ya dijimos, protorromance, de ahí que también sea necesario aplicar  el MC a las lenguas romances.

            El MC, tiene como objetivo dar cuenta de similitudes que no pueden deberse al azar; es decir, dada la arbitrariedad del signo lingüístico, las semejanzas estructurales recurrentes que existan entre dos lenguas deben ser producto de una relación genética y no  de la casualidad.

            Las semejanzas entre dos o más lenguas pueden deberse a tres hechos:

(1) Azar o casualidad. La existencia de unidades semejantes en sonido y significado puede deberse no a que dos lenguas estén emparentadas, sino a una  casualidad. Por ejemplo man “hombre” del inglés, y man “hombre” del coreano, o nass “mojado” del alemán, y nas “mojado” del zuni son casi idénticas, y el investigador pudiera pensar, erróneamente, que el inglés y el coreano o el alemán y  el zuni son lenguas emparentadas. Para evitar estos parecidos casuales, el MC evita trabajar con palabras de estructura fonológica muy escasa, por ejemplo, evita los monosílabos, elimina también las onomatopeyas, las sinestesias y las similitudes debidas a universales lingüísticos. Por lo tanto, para garantizar que el parecido es producto de una relación genética, el MC establece a priori dos imposiciones metodológicas: trabajar con palabras de una cierta complejidad fonológica y que la similitud sea recurrente a través del sistema lingüístico, es decir, que se produzca en más de un par léxico.

(2) Préstamo o contacto lingüístico. El parecido estructural entre dos lenguas puede deberse a que las comunidades hablantes de esas lenguas entraron en  contacto cultural, del cual se derivó contacto lingüístico y préstamos, y por lo tanto no es una relación genética la causante del parecido. El MC debe también eliminar este tipo de similitudes. Para ello  toma como punto de partida metodológico lo que se denomina vocabulario básico de una lengua. Se entiende por vocabulario básico aquellas zonas del léxico de la lengua cuya existencia no puede deberse ni a préstamo ni a  desarrollo tecnológico ni a cambios sociales o culturales de la comunidad en cuestión. Son, por tanto, palabras que remiten a  conceptos del entorno natural y básico de esa comunidad, tales como piedra, árbol, luna, mano, ojo, boca –las partes del cuerpo siempre constituyen vocabulario básico-, padre, madre, hijo –pero no  serían vocabulario básico ahijado o compadre-, mesa, comer, cantar, dormir, saltar, etc. No serían, por tanto, vocabulario básico aterrizar, alunizaje, sofá, robot o carpeta.

Aunque el establecimiento del vocabulario básico garantiza en una buena medida que los resultados serán producto del parentesco genético y no del contacto, lo cierto es que uno de los grandes problemas del MC es desechar los préstamos producidos entre dos lenguas hijas, es decir, lenguas que sí están genéticamente relacionadas, pero que además se han prestado vocabulario, como sería el caso del francés al español, y viceversa, o del italiano al español, o viceversa, de manera que es difícil garantizar que la relación establecida es vertical, madre-hija, y no horizontal por préstamo, hija-hija. Igualmente, es muy difícil eliminar préstamo si la reconstrucción opera con lenguas de una gran profundidad histórica, como garantizar que hace cinco o seis mil años –tal es la profundidad histórica, por ejemplo, del indoeuropeo y de algunas lenguas mesoamericanas- dos comunidades no entraron en contacto y no  se produjeron préstamos?

            La cantidad de palabras o entradas léxicas que integran un vocabulario básico dependen del campo disciplinario en que se trabaje, de qué tanto conocimiento tengamos de la historia y cultura de esas comunidades lingüísticas y de la profundidad histórica que supongamos para ellas. As{i, por ejemplo, el  vocabulario básico para las lenguas romances oscila alrededor de unas 300 ó 400 entradas, mientras que para las lenguas mesoamericanas, tanto las del tronco yutoazteca como las del otomangue, se suele trabajar con unas cien entradas léxicas.

(3) Herencia directa. Dos lenguas pueden parecerse porque procedan de una lengua más antigua que fue su antecesora común o lengua madre. En este caso, las palabras que tienen semejanzas estructurales se denominan cognados, y sólo con ellas trabaja el MC. Ejemplos de cognados en las lenguas romances son: a) esp. Leche, fr. Lait, it. Latte, ptg. Leite; b) esp. Corazón, fr. Coeur, it. Cuore, ptg. Coraçao; c) esp. llave, fr. Clef, it. Chiave, ptg. Chave, etc. En el Apéndice 1 aparece una muestra de vocabulario básico y cognados para algunas lenguas romances.

            El MC, por tanto, está interesado  en semejanzas debidas a parentesco genético y  sólo estas son las que requieren comprobación mediante él; es aplicable sólo si cuenta con, al menos, dos o más lenguas que muestran semejanzas en la fonología y, preferiblemente, en otros niveles de lengua. Las similitudes estructurales recurrentes se denominan correspondencias sistemáticas y son las que establecen y garantizan el parentesco genético, las innovaciones compartidas o diferenciaciones comunes realizadas por algunas lenguas hijas establecen, en cambio, la subagrupación de la familia lingüística en cuestión. La primera etapa, por tanto es establecer el parentesco, la segunda establecer los grados de parentesco entre las lenguas hijas. La forma o fonema reconstruido se señala en transcripción fonológica precedido de un asterisco, que significa que es una forma no documentada. */ƹ, */tƹRa/, “tierra”, y debe responder al requisito de ser fisiológicamente y tipológicamente posible. En general se supone que las lenguas hijas reflejan y repiten las lenguas madres, es decir, que la estabilidad  es inherente también a los sistemas lingüísticos, por lo cual hay que evitar postular cambios sin evidencia explícita de cambios, y hay que presuponer que las unidades de los sistemas lingüísticos no se multiplican ni decrementan más allá de los estrictamente necesario.

            Es importante señalar que las lenguas aisladas, en el sentido de que no se les conoce parentesco  alguno con otras lenguas, como es el caso del vasco, en España, o del purépecha, en México, tienen serias limitaciones para conocer su historia y reconstruir la lengua  madre. De hecho, se dice que una lengua aislada es una lengua sin historia.

Expondremos dos breves ejercicios con datos de algunas lenguas de la Romania Occidental a manera de ejemplo de la operatividad del método, uno en fonología, el nivel clásico de reconstrucción con el MC, y uno en xintasis.

a).- Fonología. Primeramente se establece el vocabulario básico de cada una de las lenguas base de la  transcripción fonológica y no  de su  forma escrita, ya que la lengua escrita, por su naturaleza conservadora, puede opacar enormemente los procesos fonéticos operados en la lengua hablada, ejemplos en (2), centrando nuestra atención en los fonemas dental oclusivo sordo /t/, dental mojado // y palatal africado sordo /ĉ/; en tercer lugar se fijan las correspondencias sistemáticas para cada fonema, en un solo tipo de distribución a la vez, ejemplo bajo (3), y finalmente se establece el fonema reconstruido que se supone integraba el protosistema de la lengua madre, en este caso el  protorromance. Como se ve, en el ejercicio se reconstruye un protofonema dental oclusivo sordo, posiblemente algo mojado, algo palatalizado ya en algunas zonas, y se postula que algunas lenguas llegaron a una palatización extrema de ese fonema originario.

 

 

 

(1)

Vocabulario básico:

Español

Portugués

Catalán

Provenzal

(Occitano)

 

 

Lechuga

Lecho

Noche

Leche

Leituga

Leito

Noite

Leite

Lletuga

Llit

Nit

Llet

Lachuga

Liéch

Nuéch

Lach

 

(2)

Cognados

/leĉúga/

/léĉo/

/nóĉe/

/léĉe/

/leit´úga/

/léit´o/

/nóit´e/

/léit´e/

/ʎǝtúhǝ/

/ʎit/

/nit/

/ʎet/

/laĉúgo/

/lj εĉ/

Nεĉ/

/laĉ/

(3)

Correspondencias

Sistemáticas

 

ĉ

 

t

´

t

 

ĉ

(4)

Fonema reconstruido

Del protorromance: */t/

 

 

 

 

 

b).- Sintaxis. El ejemplo de la sintaxis servirá para mostrar cómo opera  y para qué sirve metodológicamente el criterio  de innovaciones compartidas. Analizaremos un rasgo sintáctico de las lenguas de la Península Ibérica para mostrar una posible división lingüística de la Iberorromania. Veamos. Todas las lenguas romances tiene oraciones completivas de sustantivo con verbo conjugado introducidas por un nexo que, como  se ejemplifica en (5) (se resalta en negritas el sustantivo deverbativo regente y  el nexo introductor de la oración regida):

(5)

español: tengo temor que vengas

catalán: tots sentien el desig que tu triomfesis

portugués: deixei-me estar em casa, na esperança que me chamase

provenzal antiguo

u occitano: tal paor ai que´ill sia trop de l´arma

 

            Ello nos permite inferir que esas lenguas están emparentadas y que la lengua madre, el protorromance, debía emplear construcciones similares introducidas por algún tipo  de nexo  subordinante. Ahora bien, el hecho de sólo el portugués y el español, pero ninguna otra lengua romance, hayan introducido en esas construcciones un nexo prepositivo de además del nexo que (Company, “Datos sintácticos para la clasificación histórica del español), como se ejemplifica  en (6), permite postular que esas dos lenguas realizaron una innovación compartida y que, por lo  tanto, tienen entre sí un parentesco más estrecho que respecto del catalán. Tal innovación compartida permite subagruparlas y oponerlas al catalán, de manera que es posible trazar una isoglosa  sintáctica que divide o subagrupa la Iberorromania en dos zonas lingüísticas: portugués y español de un lado, catalán de otro, a la vez que aproxima esta lengua al francés y al provenzal, y lo adcribe, al menos para ese rasgo gramatical, a la Galorromania más que a la Iberorromania.

 

(6)

Español: tengo temor de que vengas

Portugués: deixei-me estar em casa, na esperança de que me chamase

 

            1.1.- La clasificación de las lenguas romances

Con base en la distancia o proximidad estructural respecto de la lengua madre, suele hacerse una clasificación general de las lenguas romances en conservadoras e innovadoras, y suele aceptarse que la más innovadora o distanciada del latín es el francés, y la más conservadora, o con un mayor número de retenciones, es el sardo. Sin embargo, no debe perderse de vista que cualquier clasificación supone, en cierta medida, una simplificación, y que toda lengua es un conjunto de retenciones e innovaciones respecto de su lengua madre, las cuales conviven de manera dinámica y equilibrada por siglos.

            La clasificación o subagrupación lingüística de las lenguas romances se basa en el grado de parentesco y coincide, en buena medida, con las tres grandes zonas geográficas de la Romania:

(a).- Romania Insular: Cerdeña (sardo) y  dialectos de Sicilia y Calabria (lucano),

(b).- Romania Occidental: Galorromania (francés, provenzal, francoprovenzal, gascón), Retorromania rético: silvano, lugudorés; grisón), dialectos  del norte de Italia, e Iberorromania (portugués, español, catalán?), y

(c).- Romania Oriental: Dalmacia (vegliota, lengua desaparecida en el siglo XIX), Rumania (rumano) y dialectos del suroeste y centro de Italia.

            Una división aún más general y previa de la Romania permite escindir, en un primer paso metodológico, la familia lingüística romance en dos grandes ramas:

Protorromance Insular y Protorromance Continental, dividido éste  último a su vez en Romania Occidental y Romania Oriental. El punto de partida, como ya  señalamos, es ellatín hablado, el cual no debe entenderse como una derivación del latín clásico, sino como una rama dialectal o modalidad  paralela  a él. El apéndice 2 muestra  el árbol genealógico del tronco indoeuropeo y puede ubicarse en él que una de las ramas finales corresponde a la familia romance.

            Los criterios lingüísticos de clasificación descansan en, fundamentalmente, dos pruebas:

(a).- El vocalismo, concretamente, tipos de fusión –denominada también desfonologización, es decir, pérdida de una distinción fonémica- de las vocales breves y largas anteriores y  posteriores del latín, es decir cómo se produjo la pérdida de cantidad y  la reducción del sistema latino de diez vocales a sistemas de siete y cinco vocales, como  son los de las lenguas hijas, y

(b).- El consonantismo o tipos de fonemas palatales creados, o fonologizaciones. Algunos criterios adicionales de subagrupación son:

(c).- Si se produce o no lenición, suavización, consonántica y grados de lenición,

(d).- Si se produce o no diptongación de vocales breves –e incluso de las largas en algunas lenguas-, tipos de diptongación y bajo que condiciones fonéticas,

(e).- Metafonía o cierre vocálico en contextos palatales,

(f).- Así como tipos de síncopa de segmentos.

La clasificación se apoya muy marginalmente en morfología y quedan casi por completo desatendidos los aspectos sintácticos y morfofonémicos.

            La fusión  vocálica es la piedra clave para la clasificación de las lenguas romances, y en ella reside también la controversia de los diversos matices o propuestas de subagrupación de la familia lingüística. Un análisis bastante  aceptado es el de Lausberg (Lingüística románica). Según el autor, la Romania Insular habría fusionado la cantidad vocálica por zona de articulación, como se muestra  en (7 a) para dos  de sus dialectos, y  es la zona que se postula como el sistema más conservador o arcaico; la Rommaniia Occidental habría fusionado atendiendo, básicamente, a grados  de apertura y cierre de las vocales, como se ejemplifica en (7 b) para  el español, y  la Romania Oriental habría establecido un sistema intermedio, calificado por el autor como “sistema de compromiso” (Lausberg, Lingüística románica, v. 1, 213), y que se ejemplifica en (7 c) para el rumano.

 

(7) a

 

b

c

ǐǐ˃i, ĕĕ˃e, ǒö˃o, ǔü˃u (sardo)

ǐïĕ˃i, ĕ˃e, ǒ˃o, öǔü˃u (siciliano)

ï˃i, ǐë˃e, ĕ˃je, ǒ˃we, öǔ˃o, ü˃u (español)

ï˃i, ǐë˃e, ĕ˃je, ǒö˃o, ǔü˃u (rumano)

 

            Por lo que respecta al español, su clasificación suele constituir un punto bastante controvertido de la lingüística  románica. Aunque la tradición lingüística suele adscribirlo a la Romania Occidental, lo cierto es ˃que ofrece nuestra lengua en buen número de evoluciones que escapan  a la fisonomía general prototípica de lengua románica occidental, inconsistencias que, apreciativamente, parecerían ser en el español más numerosas que en otros romances occidentales.

Un ejemplo bastará: el español muestra tantos desarrollos de

ǐ ˃ e: nňgru ˃ negro,

cǐrca ˃ cerca,

ǐpse ˃ ese, y de

ǔ ˃ o: ǔlmu ˃ olmo,

suǔrdu ˃ sordo, como es lo esperado para una lengua romance occidental, cuanto de

ǐ ˃ i: fǐrme ˃ firme,

cǐrcu ˃ circo,

lǐbru ˃ libro, y de

ǔ ˃ u: iǔgu ˃ yugo,

iǔncu ˃ junco,

pǔnctu ˃ punto, que es una evolución similar a la de los romances insulares:

igualmente, el español muestra la misma doble evolución ante idénticos contextos palatales de yod:

mǐliu ˃ mijo, pero

cǐlia ˃ ceja;

tǐinea ˃ tiña,

pero sǐgna ˃ seña.

Este tipo de inconsistencias, además de muchas otras, han hecho que Malkiel (“Family tree / Wave theory. The Rommance evidencia”), muy atinadamente a mi modo  de ver, calificara el  hispanorromance como una lengua conservadora en sus orígenes, próxima a los romances insulares, pero progresivamente occidentalizada por oleadas sucesivas, migratorias y culturales, de romanización occidental, entre otras: los visigodos expulsados por los francos llevan a España un latín arromanzado de influencia gala, la reforma carolingia se realiza en un latín arromanzado gálico y  llega a España a través de él, el camino de Santiago habría provocado un contacto intenso de los reinos de Castilla, Navarra y Aragón con la Marca Hispánica y  la Galia, etc.

 

2.- Los grandes cambios lingüísticos compartidos

            Las lenguas romances siguieron, como se mostró  en el apartado anterior, desarrollos fonológicos y gramaticales divergentes, pero es posible enumerar algunos  cambios compartidos por todas o una gran parte  de ellas.

            En la Fonología todas las lenguas románicas:

1.- Perdieron la cantidad vocálica, que era distintiva o fonémica en el latín, y redujeron el sistema vocálico  de la lengua madre

2.- Convirtieron el acento demarcativo del latín en acento distintivo o contrastivo, cambio este derivado de la pérdida  de cantidad, y

3.- Feneraron un complejo sistema de consonantes palatales, palatalidad inexistente en el latín clásico.

En la Morfosintaxis, todas las lenguas romances:

4.- Perdieron la flexión nominal de caso, si bien suelen quedar  residuos casuales en los sistemas pronominales, el dativo es el caso que mejor se conserva, al menos en la Romania Occidental e Insular.

5.- Perdieron el género morfológico neutro.

6.- Reestructuraron y simplificaron el complejo sistema deíctivo de demostrativos latinos.

7.- Crearon un artículo a partir de algún demostrativo  latino; ille e ipse son los más comunes que se constituyen en base de artículos.

8.- Ampliaron el uso de los posesivos, restringido en latín a una anáfora  reflexiva con anclaje referencial obligatorio al sujeto.

9.-Perdieron la morfología de voz pasiva y pasaron a codificar  esa categoría mediante diversos tipos de perífrasis de significado pasivo: amor, amatur ˃ soy amado, es amado.

10.- Crearon un complejo sistema de auxiliaridad, con uno o dos auxiliares haber y/o ser, e integraron en el paradigma verbal tiempos compuestos.

11.- Perdieron los  tiempos futuros del latín clásico, cantabo, dican y crearon nuevas formas de futuro a partir de perífrasis de significado obligativo o volitivo, y en algunas lenguas esas perífrasis  se fusionaron y  pasaron  a tener estatus de formas verbales simple:  cantare habeo ˃ cantaré;  crearon al mismo tiempo de esta nueva futuridad, y modelado sobre ella, un subsistema de tiempos condicionales o potenciales, simples y compuestos: cantare habetat ˃ cantaría, habría cantado;

12.- Ampliaron el  uso de las preposiciones para nuevas funciones gramaticales.

13.- Ampliaron la esfera de la reflexividad y la voz media.

14.- Perdieron el verbo causativo iubeo, y fue facio el verbo que pasó a expresar la transitividad  causativa, al mismo tiempo que ampliaron ese ámbito funcional mediante la integración  de otros  verbos no originariamente causativos.

BIBLIOGRAFIA

Company Company, Conepción, “La formación de las lenguas romances”, en Aurelio González y María Teresa Miaja de la Peña (eds.), Introducción a la Cultura  Medieval, México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2005, pp. 11-123.

Company Company, Concepción, “Datos sintácticos para la clasificación histórica del español”, en Beatriz Garza y  Paulette Levy (eds.), Estudios de lingüística de España y México, México, UNAM y El Colegio de México, 1991, 243-259.

Lausberg, Heinrich, Lingúística románica, 2 vls. Madrid: Gredos, 1965.

Lloyd, Paul, “On the definition of “Vulgar Latin”. The eternal return”, Neuphilologische Mitteilungen, 80, 1979, 110-122.

            From Latin to Spanish.Philadelphia: The Philosophical Society, 1987.

Malkiel, Yakov, “Comparative Romance linguistic”, en Th. A. Sebeok (ed.), Current trends in lingüístic, vol. 9:  Lingüístic in Western Europe. The Hague: Mouton, 1972, 835-925.

            “The Classification of Romance languages”. Romance Philology, 31-3 1978, 467-500.

            “Family tree/Wave Theory. The Romance evidence”. En I. Rauch y G. Carr (eds.), Language change. Bloomington: Indiana University Press, 1983, 192-256.

Wright, Roger, Late Latin and early Romance in Spain and Carolingian France. Liverpool: Francis Cairns, 1982.

 

APÉNDICE 1

Muestra de vocabulario básico de las lenguas romances (1)

Plauto

Moliere

1600

 

 

Toscano

 

Latín

Francés

Español

Portugués

Rumano

Catalán

Italiano

13 avis

Oiseau+

Pájaro+

Ave+

Pasãre+

Ocell+

ucello+

14 ordĕre

Mordre+

Morder+

Morder+

Muscça O

Mossegar O

Morderé+

15 niger

Noir+

Negro+

Preto-

Negru+

Negre+

Nero+

16 sanguis

Sang+

Sangre+

Sangue+

Sãnge+

Sang+

Sangue+

17flãre

Souffler+

Soplar+

Soprar+

A sufla+

Bufar-

Soffiare+

18 os

Os+

Hueso+

Osso+

Os+

Os+

Osso+

19spĩrãre

Réspirer+

Respirar+

Respirar+

Rãsufla-

Respirar+

Respirare+

21 cremare,

ardĕre

Brũler-

Quemar+

Arder+

A arde+

Cremar+

Bruciare+

22. puer,liberi

Enfant-

Niño-

Menino-

Copil-

Nen-

Fanciullo,

23vestĕmenta

Vĕtements+

Ropa-

Vestido-

Haine abiti+

Vestits+

Vestiti

24 nũbês

Nuage+

Nube+

Nuvem+

Nor+

Núbol+

Nuvola+

25 frigidus

Froid+

Frio+

Frio+

Rece-

Fred+

Freddo+

26 venĩre

Venir+

Venor+

Vir+

A venit+

Yenir+

Venire+

27 coquere cibum

Cuir+

Cocer+

Cozinhar+

 A gãti-

Cuinar-

Cucinare-

28 numerãre

Compter-

Contar-

Contar-

A socoti-

Comptar-

Contare-

29 flĕre plorãre

Pleurer-

Llorar-

Chorar-

Plãnge-

Plorar+

Piangere-

30 cӕdere

couper

Cortar-

cortar

 A tãaia-

Tallar-

Tagliare-

31 saltãre

Danser-

Bailar-

Bailar-

A dansa, danzare-zi+

Bailar-

Ballare

32 diĕa

Jour-

Día+

Dia+

Zi+

Dia+

Giorno-

33 morĩ

Mourir+

Morir+

Morrer+

A muri+

Morir+

Morire+

34 fodere

Creuser-

Cavar-

Cavar-

A sãpa-

Cavar-

Vangare-

35 sordidus

Sale-

Sucio-

Sujo-

Murder-

 Brut-

Sporco-

36 canis

Chien+

Perro-

Cao+

Câine+

Gos-

Cane+

37 bibere

Boire+

Beber+

Beber+

A bea+

Beure+

Bere+

38 siccus

Sec+

Seco+

Seco+

Uscat O

Sec+

Seco+

39 obtǔsus

Émoussé-

Embotado-

Embotado-

Nãucit-

Esmussat-

Smussato-

40 pulvis

Poussière+

Polvo+

Pó+

Praf-

Pols+

Polvere+

41 auris

Oreille+

Oreja+

Orelha+

Ureche+

Orella+

Orecchio+

42 terra

Terre+

Tierra+

Pã mânt+

Pimant+

Terra+

Terra+

43 edere

Manger-

Comer+

Comer+

 A mânca-

Menjar-

Mangiare-

44 ovum

Oeuf+

Huevo+

Ovo+

Ouã+

Ou+

Uovo+

45 octǒ

Huit +

Ocho+

Oito+

Opt+

Vuit+

Otto+

46 oculus

Oeil+

Ojo+

Olho+

Ochi+

Ull+

Occhio+

47 cadere

Tomber-

Caer+

Cahir+

A cãdea+

Caure+

Cadere+

48 longĕ

Loin+

Lejos-

Longe+

Departe-

Lluny+

Lontano+

 

1.- Apud John Rea, “The Romance data of the pilot studies for glottochronology”, en Thomas A. Sebeok (ed.), Current trends in linguistics. The Hague: Mouton, 1973, 335-367.

 

APÉNDICE 2

 

Familia lingúística indoeruropea y ubicación de la subfamilia romance dentro de ella

PROTO-INDO-EUROPEO

ANATOLICAS

CELTO-ITALO

BALTO-ESLAVO-GERMANICAS

ARIANO-GRECO-ARMENIAS

 

PROTO-CELTICO

ITÁLICO

GERMÁNICO

OCCIDENTAL

ESCANDINAVO

GERMÁNICO

NÓRDICO

INDO-IRANIES

GRIEGO

HITITA

PALANCO

LIDIO

LUWIANO

LICIO

 

Córnico

Bretón

Galés

Escocés

Gaelico

Irlandés

Manx

Latín

Rumano

Español

Italiano

Francés

Osco-Umbrio

Flamenco

Holandés

Bajo-Alemán

Alto-Alemán

Frisón

Inglés

Gótico

Danés

Sueco

Islandés

Noruego

Armenio

Iraní antig

Persa

Pasthun

Beluchi

Aqueo

Eólico

Jónico

Dórico

 

 

 

 

BALTO-ESLAVO

 

 

 

 

 

BÁLTICO

ESLAVAS

SÁNSCRTO

 

 

 

 

Ruso-Antiguo

Lituano

Letón

Serbio-Croata

Búlgaro

Esloveno

Ucraniano

Ruso Blanco

Gran Ruso

Polaco

Checo

Indhi

Marati

Guzrrati

Penjabé

Bengalí

 

 

2.- Thomas V. Gamkrelidze y V.V. Ivanov, The Indo-European Languaje and the Indo-Europeans, Berlín-New York; Mouton de Gruyter, 1991

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