HERMANDAD DEL BUEN FIN
Escudo
El escudo de la Hermandad está formado por
una Custodia en oro sostenida por el Santo Sudario y acompañada por dos escudos
ovalados: en el de la derecha aparece, en campo de azur, anagrama de Maria en
plata surmontado por una Cruz latina del mismo metal, cruzado en barra por una
Palma en oro y timbrado por una corona real cerrada; el de la izquierda
contiene el símbolo de San Francisco. El conjunto queda orlado por dos Palmas
en oro que se cruzan bajo el Sudario.
Distintivo
La Hermandad tiene como distintivo el
anagrama de Maria surmontado por una Cruz latina, todo ello en plata, y cruzado
en barra por una Palma en oro.
Esta Hermandad está constituida primordialmente para dar y promover
culto público a Dios Nuestro Señor en el Augusto Sacramento del Altar, y
procurará acrecentar su piadosa devoción entre sus hermanos y fieles.
Las noticias más antiguas que se tienen de esta Hermandad datan del año
1590, y, según las mismas, en dicho año, y por el gremio de curtidores, fue
fundada en la iglesia de San Juan Bautista, vulgo de San Juan de la Palma, de
esta ciudad de Sevilla, una Hermandad para dar culto a una imagen de la
Santísima Virgen, bajo la advocación de Madre de Dios de la Palma. Sus
primitivas Reglas fueron aprobadas por el Sr. Provisor en el año 1593.
Pasados muy pocos años, a principios del siglo XVII, se trasladó aquélla
al Hospital de San Andrés, y, posteriormente, según consta por escritura
otorgada ante el escribano Simón de Pineda en 19 de marzo de 1605, al Convento
de San Antonio de Padua, de los Padres Franciscanos, cuyo Ministro Provincial,
fray Juan de Hierro, el día 25 del citado mes y año, y en nombre de la Orden,
le donó una Capilla situada bajo el Coro de la Iglesia, «a mano izquierda según
su entrada», con puerta a la calle y sala de Cabildos, obligándose al mismo
tiempo la Comunidad por él representada a darle sitio preeminente en cualquier
nuevo Templo al que pudiese ir la Orden y, por ello, la Hermandad.
Posteriormente, y siendo Provincial de la indicada Orden fray Juan de la
Palma, se comenzaron las obras de la nueva Iglesia, que duraron desde el año
1627 hasta el 1739, asignándosele a la Hermandad una nueva Capilla, según
consta en escritura de capitulación del 28 de octubre de 1641, emplazamiento
que no fue definitivo, pues al incorporarse a la Iglesia unos terrenos
colindantes se le destinó a la Hermandad un lugar en los mismas, de acuerdo con
cuanto figura en escritura de 17 de marzo de 1642. Fray Andrés de Guadalupe
menciona que esta nueva Capilla estaba situada en una parte del compás de la
Iglesia.
Era muy íntima la unión entre la Hermandad y la Orden franciscana, y
prueba de ello es la citada escritura de 17 de marzo de 1642, suscrita ante el
Escribano José de Medina, que sucedió al Escribano Francisco López Castellar,
pues por ella, Francisco López y ciertos testigos y el Guardián del Convento de
San Antonio, por licencia del Provincial, y el Síndico del Convento, fray
Bartolomé de San José, establecieron un ajuste y concordia entre ambas
organizaciones, concretándose por la condición 4ª lo siguiente :
«ltem ambas partes decimos que la dicha
Cofradía fue recivida y se recivió en este convento por los padres Guardián y
Religiosos que entonces eran ante Pedro de Castellanos escribano público, en
Sevilla a 8 nov de 1609 años, estableciendo que los que se instituyesen dentro
del dcho. Convento de luz y de sangre o de cualquier otro género de agregación
o congregación que el dcha. Convento se hallegasen dará a la dcha. Cofradía del
Santo Sudario de nuestro señor Jesuscristo y Madre de Dios de la Palma el lugar
más preheminente y antiguo en todas las ocasiones y procesiones, fiestas,
asientos y acompañamientos que la dcha. Cofradía hiciese dentro y fuera del
sobredicho convento, así de las procesiones que el dcho convento hiciere a que
la dicha. Cofradía está obligada, como a los que esta Cofradía hiciese, y los
Padres Guardián y Religiosos declararon que las escrituras y contratos que
hiciesen con otras Cofradías y fuesen en contrario de lo contenido en este
Capítulo habían de ser de ningún valor.
Y la Cofradía y sus alcaldes y hermanos se
obligan a que presidan ya de acompañar el dcho. Convento de San Antonio y
Religiosos en todos los Capítulos provinciales que en él se celebren y fiestas
del Stmo. Sacramento que celebran quando el Convento haga las fiestas del
Corpus Christi y la fiesta de San Antonio, y del serafín Padre San Francisco,
haciendo procesión, ya la procesión del Jueves y Viernes Santo al Monumento (al
encierro y desencierro del Santísimo Sacramento) y los domingos de Ramos,
acompañando con el Estandarte y cera de la dcha. Cofradía, llevando el más
antiguo y preheminente lugar de las otras Cofradías, hermandades y
congregaciones.»
Desde su fundación hizo esta Hermandad Estación de Penitencia a la Santa
Iglesia Catedral en la tarde del Miércoles Santo, llevando además de las
Sagradas Imágenes en sus «pasos», el Santo Sudario, que era portado a mano por
seis Padres de la Orden franciscana, existiendo la constancia de que en el año
1621 así lo hizo, y también de que ante el gran número de Cofradías existentes
por aquellos años, fue afectada por el Edicto de reducción de 20 de marzo de
1623, uniéndose, en virtud del mismo, a las Hermandades de la Hiniesta, de la
Conversión del Buen Ladrón y de la Presentación, debiendo hacer estación desde
la Iglesia de San Julián en la tarde del Miércoles Santo. Esta medida no agradó
a los cofrades y devotos de nuestras Sagradas Imágenes, por lo que fundaron en
el año de 1624, y en la misma Iglesia de San Antonio, otra Hermandad bajo la
advocación de Santa Lucía y Animas Benditas, con el pensamiento de seguir dando
culto a sus Imágenes anteriores, burlando con ello el espíritu del Edicto de
refundición, como se demuestra por el hecho de que al permitirse nuevamente a
las hermandades regirse por sus antiguas Reglas -anulándose con ello el
repetido Edicto-, la de Santa Lucía y Animas Benditas se unió a la del Santo
Sudario, continuando con su Estación a la Santa Iglesia Catedral como antes
venía haciéndolo.
Por circunstancias que no figuran exactamente, y en Cabildo celebrado el
día 15 de marzo del año 1671, primer domingo de Cuaresma, se acordó dejase esta
Hermandad de ser de penitencia, llamándose desde entonces de la «Esclavitud del
Santísimo Sudario de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de la Palma»,
siguiendo unida a ella la de Santa Lucía y Animas Benditas, bajo nuevas
Constituciones o Reglas, que fueron aprobadas por el Sr. Provisor y,
posteriormente, en ,31 de julio de 1791, por el Real Consejo de Castilla.
Por estos años surgieron discrepancias con la Orden franciscana, por lo
que la Hermandad, en defensa de sus derechos, presentó a través de su
Secretario José Collado, en 9 de junio de 1694, una escritura de ajuste y
concordia, mediante escrito, en el que se decía:
«Juan Preciado, Diego Besoloto Félix Romero, José de Perea, Antonio
Collado, José Collado, todos, mayordomo, alcaides, prioste, fiscal y escribano
de la Hermandad del Sto. Sudario de N. S. JesuXpto y Madre de Dios de la Palma,
sita en su Capilla en el Convento de San Antonio de Padua desta ciudad en la
mejor forma, parecemos ante v. merced y decimos que estando la dicha Hermandad
de tiempo inmemorial a esta parte en el uso, estilo, posesión y preheminencia
de presidir en todas las fiestas así las que hace por razón de hermandad, como
en las que se hacen por el dicho Convento a que estamos obligados como el
Convento referido a nosotros asistiéndonos unos a otros y siempre presidiendo
nuestra hermandad y particularmente en la fiesta grande que se hace a dicha Reliquia
en el domingo de ramos por ser titular, a donde asisten junto a dicha Reliquia
doce hermanos con doce cirios y presidiendo a ellos el alcalde más antiguo
mediante a que la dicha Reliquia es propia de dicha Hermandad sin que en ella
ni en su Capilla tenga dominio el dicho Convento, todo lo cual procede mediante
las Capitulaciones que para ello hay, y de lo que se contiene en el testimonio
que en debida forma presentamos, y siendo así y sucediendo lo referido en la
dicha titular y en las demás que se ofrecen sin impedimento alguno, es así que
ahora por el Muy Rvdo. Padre lector jubilado Guardián de dicho Convento se nos
quiere impedir y estorvar el dicho uso y posesión en que estamos, de dicha
presidencia sin aver causa ni motivo para ello y para que no haya desensiones
entre los religiosos y hermanos pedimos justicia…»
No aparece en ningún documento de toda esta época el título o advocación
del Santísimo Cristo al que daba culto nuestra Hermandad, hasta que según
documento que figura al número 80 y en el Protocolo antiguo número 105, consta
que Manuel Fernández, vecino de Sevilla, por su testamento otorgado ante Josef
de Ojeda y Martel, escribano público, el 11 de diciembre de 1750, dejó sesenta
misas rezadas todos los años en el Convento de San Antonio, de las cuales, diez
misas, habrían de celebrarse «en la Capilla de el Christo del Buen Fin».
A causa de la invasión francesa se pierden los datos para continuar la
historia de la Hermandad, por lo que es de suponer quedase disuelta. Los
Decretos de Exclaustración también tuvieron influencia directa en nuestra
Hermandad, pues la Imagen del Santísimo Cristo del Buen Fin fue trasladada a la
Iglesia del Salvador, al ser permutada no sabemos por qué razones, por una de
pasta de madera que había en dicha Iglesia y que vino a la de San Antonio.
En 21 de octubre de 1882, varios devotos de nuestras Imágenes pidieron
constituirse nuevamente en Hermandad, celebrando a este fin una reunión el 26
de noviembre del mismo año, en la que fue nombrada la Comisión que había de
confeccionar las nuevas Reglas, en las que ya figura como título el del
«Santísimo Sudario de Nuestro Señor Jesucristo, Santo Cristo del Buen Fin y
Madre de Dios de la Palma», acordándose en Cabildo celebrado el 25 de febrero
de 1883, volviese a hacer Estación de Penitencia a La Santa Iglesia Catedral
como antiguamente, acto de culto del que se había prescindido al ser aprobada
como Esclavitud.
En 1888, y debido a la estrechez de la puerta de San Antonio y a los
problemas que por ello se presentaban en relación con la Imagen del Cristo, por
no ser apta para salir en procesión al ser de pasta de madera y poderse
deteriorar, se trasladó la Hermandad a la Parroquia de San Pedro con el fin de
dar culto al Santísimo Cristo de Burgos, traslado que fue autorizado en 14 de
marzo de 1888, si bien con la limitación de llevar sólo los enseres propios de
la Hermandad, más no las Imágenes, lo que dio lugar, con el tiempo, a la actual
Hermandad de las Negaciones de San Pedro, Santísimo Cristo de Burgos y Madre de
Dios de la Palma, que todavía radica en la citada Iglesia de San Pedro.
Más como las Imágenes que permanecían en San Antonio mantuviesen la
devoción de los fieles, un grupo de jóvenes solicitaron el 17 de mayo de 1901
de la Autoridad Eclesiástica la renovación de la Hermandad con sus antiguas
Reglas u otras nuevas que se aprobasen, petición que, aunque fue avalada por el
Padre Tarín, S. I., de santa memoria, no obtuvo la necesaria aprobación, por lo
que fue nuevamente hecha el 6 de octubre de 1903, sin que tampoco se alcanzase
lo solicitado. Por fin, el 13 de mayo de 1908, se eleva nueva solicitud para
poder dar culto a las Imágenes del Santísimo Cristo del Buen Fin y Nuestra
Señora de la Palma y, concedida autorización, fueron aprobadas sus Reglas el 4
de junio del mismo año 1908, con carácter experimental y por el período de tres
años.
El 9 de noviembre de 1909, la Junta de la Hermandad se dirigió al Sr.
Provisor haciéndole presente que según estaba comprobado, compartiendo incluso
dicho criterio el Sr. Cura Párroco del Salvador, la Imagen del Cristo del Buen
Fin de esta Hermandad, era una que recibía culto en dicha Iglesia del Salvador,
producto todo ello de una permuta realizada años antes, y solicitando, en
consecuencia, se autorizase el nuevo cambio que devolviese las Imágenes a las
Iglesias que correspondían. Seguidos los trámites necesarios, el 6 de diciembre
de 1909 se autorizó, por el Sr. Provisor, el cambio de las Imágenes, con lo que
se salvó el que años antes se había indebidamente realizado.
En el año 1927, y siendo Vicario General y Provisor del Arzobispado don
Jerónimo Armario Rosado, se confeccionaron nuevas Reglas al no haber sido
elevada a definitiva la aprobación experimental que se había concedido en el
año 1909.
En las nuevas Reglas se reivindicó el título del Santo Sudario, que se
había omitido en las anteriores, en razón a que venía siendo utilizado por la
Hermandad radicante en San Pedro que antes se menciona. Justificada la petición
reivindicatoria, el lltmo. Sr. Vicario decretó corresponder a nuestra Hermandad
el título mencionado y aprobó las Reglas presentadas, esta vez con carácter
definitivo.
Por último, y respondiendo al deseo de los Hermanos que ya en diferentes
ocasiones había sido manifestado, y siguiendo la tradición eucarística de la Hermandad
que se comprueba en la primera parte de su historia, la Junta de Gobierno,
reunida en Cabildo de Oficiales celebrado el día 13 de agosto de 1963, acordó
por unanimidad convocar Cabildo General Extraordinario para solicitar de la
Autoridad Eclesiástica la concesión del carácter de Hermandad Sacramental.
Celebrado dicho Cabildo Extraordinario en 1º de septiembre de 1963, se
acordó por aclamación la propuesta de la Junta de Gobierno, oficiándose dicho
acuerdo al Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal D. José María Bueno Monreal, Arzobispo
de Sevilla, en 30 de enero de 1964. Por Decreto del Iltmo. Sr. Vicario General
del Arzobispado de 7 de Marzo de 1964, se comunicó a la Hermandad la aprobación
de la solicitud elevada, supeditada a la confección de nuevas Reglas, trámite
que se ha llevado a efecto previo acuerdo del Cabildo General Extraordinario
celebrado el día l4 de enero de 1965.
En 1963, fue erigida Hermandad Sacramental. Pese a que su vinculación
con la Orden Franciscana se remonta al año 1605, datando de 1642 la primera
concordia celebrada entre la Hermandad y dicha Orden, no es hasta 1977 cuando
obtiene de la Curia Generalicia de la Orden de Frailes Menores, la Carta
General de Hermandad que le confiere el derecho a usar el título de Hermandad
Franciscana.
La advocación de Nuestra Señora de la Palma arranca, según la tradición,
de la huida a Egipto, donde el Niño Jesús, al sentir hambre y sed la Virgen,
obraría el milagro de hacer descender una palmera del Cielo para que pudiera
alimentarse con sus frutos.
La túnica de nazareno ha evolucionado desde el negro de cola hasta el
hábito franciscano actual, pasando por la de sotana morada, similar a la que
hoy conocemos en la Hermandad de San Bernardo, curiosamente la inmediata
anterior en la Estación de Penitencia del miércoles Santo.
El paso de Cristo ha evolucionado en el siglo XX desde la profusión de
figuras, imagen de la Virgen incluida, hasta la soledad majestuosa actual del
Crucificado, pasando por el Crucificado y la Magdalena o la escena de la
entrega del permiso de retirada del cuerpo de Jesucristo a José de Arimatea.
EL SANTO SUDARIO
El 4 de Enero de 1590 se redactan las primeras reglas de la
Hermandad del Santo Sudario y que fundaron los Maestro Jurados del Gremio de
Curtidores Lucas de Arjona, Francisco Cisneros, Sebastián Girón y Simón
Orellana, cuyas constituciones fueron aprobadas por el Señor Provisor en 1593,
en tiempos del Cardenal don Rodrigo de Castro y Osorio.
La Hermandad posee una reproducción a tamaño natural de la Sabana Santa
de Turín que fueron regaladas por el Rey Humberto I de Saboya, que fue Hermano
Mayor Honorario de la Hermandad.
Nuevo lienzo donado por parte del profesor D. Juan Manuel Miñarro, en
octubre de 2017, réplica exacta a tamaño real de la Sábana Santa de
Turín. Tras los estudios en los que el profesor ha estado y sigue realizando
sobre la misma, pudieron encargar una foto en impresión textil, hasta el
momento la más fidedigna realizada sobre dicha reliquia.
En el pasado Miércoles Santo de 2018 se realizó el estreno en unas andas
de la replica de nuestro Titular Fundacional, cuya orfebrería ha sido realizada
por Orfebrería Andaluza.
SANTÍSIMO CRISTO
DEL BUEN FIN
La imagen, tallada en 1645, es obra de Sebastián Rodríguez, discípulo de
Juan de Mesa y coetáneo y colaborador del taller de Martínez Montañés. Fue
restaurado en 1979 por Luis Ortega Bru, constatándose que la imagen es de
madera maciza y sin clavos en su estructura.
La investigación en el Archivo de Protocolos que arrojó la luz
definitiva sobre su autoría fue realizada por Maria Teresa Dabrio, que encontró
no sólo el contrato sino el recibo del pago establecido, que fue de 150 ducados
en monedas de vellón.
Actualmente procesiona sólo en el paso de Cristo aunque anteriormente lo
hacía acompañado por un misterio.
NUESTRA SEÑORA DE
LA PALMA CORONADA
Atribuida a Pedro
Roldán, sólo hay cierta seguridad en cuanto a su autoría en el siglo XVII. El
candelero es de Ortega Bru, realizado en 1979. En 1980 fue restaurada por Luis
Ortega Bru, que le abrió levemente los labios.
SAN FRANCISCO DE
ASIS
La Hermandad unida a la
devoción a tan Divino Santo y en el año de Nuestro Señor de 2002, unió a su
titulo el nombre de quien es siempre guía y norte en nuestro camino por esta
vida haciendo de nosotros un instrumento de la Paz de Dios y así donde haya
odio pongamos amor, donde haya ofensa pongamos perdón y donde haya dudas
pongamos fe, porque dando se recibe, perdonando se es perdonado y muriendo se
resucita a la vida eterna.
Normas de la cofradía
Los hermanos del Buen Fin tenemos el derecho y la obligación de
acompañar a nuestros Sagrados Titulares en su anual Estación de Penitencia
a la Santa Iglesia Catedral cada Miércoles Santo. Este acto de culto es un
ejercicio de responsabilidad para todos los que de una forma u otra
participamos (nazarenos, costaleros, acólitos o servidores), ante nuestros
hermanos y ante los fieles que contemplan el discurrir de nuestro cortejo.
Por ello, aunque aparece un extracto de las normas en nuestra papeleta
de sitio, y se entrega igualmente un recordatorio por escrito, destacamos las
siguientes:
- La Estación de Penitencia requiere
responsabilidad. Por esto deberían abstenerse de realizarla aquellos
hermanos que saben que no pueden cumplir con el recorrido completo, pues
no debemos abandonar la cofradía hasta llegar a la Iglesia de San Antonio.
En caso de indisposición o necesidad perentoria, deberá solicitar al
diputado de tramo correspondiente la autorización para abandonarla,
entregando su papeleta de sitio y reintegrándose, en su caso, lo antes
posible.
- Es necesario ser puntual en nuestra llegada a
la Iglesia (16:00 horas), aún sabiendo el lugar que vamos a ocupar, pues
el retraso genera importantes problemas en la organización previa. Los
diputados podrán disponer de las insignias que, llegado el momento, no
hayan sido recogidas. Accederán a la Iglesia por la puerta auxiliar en la
calle San Vicente aquellos hermanos que vistan la túnica de nazareno, y
deberán presentar la papeleta de sitio, no permitiéndose la entrada en
ninguno de los casos sin la correspondiente papeleta de sitio.
- El nazareno está obligado a mantener total
compostura y guardar silencio. Debemos obediencia a los diputados de
tramo, que previamente con el Diputado Mayor de Gobierno, Fiscales y
enlaces han mantenido las pertinentes reuniones para preparar la cofradía.
Todo se dispone para el bien de la Hermandad, aunque hay que contar con
los posibles ajustes horarios que surgen con las restantes hermandades del
día.
- Es importante cuidar nuestra apariencia
exterior. Nuestra túnica es, cada Miércoles Santo, símbolo de nuestra
Hermandad, y por ello hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
·
La túnica debe
tener un largo y color adecuados. La cola debe ir ceñida a la espalda por el
cíngulo. El cíngulo debe llevar tres nudos e ir ceñido en nuestro lado derecho.
·
El calzado,
cerrado y plano, y los calcetines deben ser de color negro. La Hermandad no
contempla en sus reglas el uso de sandalias. En caso de ir descalzo, no se
podrá ir con calcetines.
·
No debemos portar
ningún distintivo personal, salvo la alianza matrimonial. Por tanto no están
permitidos anillos, pulseras ni relojes. Los diputados revisarán a nuestros
nazarenos tanto a la salida como en el transcurso de la cofradía. Tampoco está
permitido el uso de guantes, ni siquiera en los portadores de insignias.
- Es nuestra obligación ser nazarenos desde que
salimos de nuestra casa hasta que regresamos a ella. Si al entrar deseamos
contemplar en la calle a nuestras imágenes debemos despojarnos de la
túnica, y no deambular alrededor del cortejo con el hábito puesto.
- Nuestros hermanos más pequeños deben ocupar
obligatoriamente los tramos dispuestos para ellos (el 2º de Cristo y el 2º
de Virgen). Aquí se incluyen los hermanos con cirio niño y las varitas.
Esto contribuye a un mejor transitar de la cofradía, evitando entorpecer a
los pasos. En caso de abandonar la cofradía lo notificarán a sus diputados
de tramo. Los niños irán identificados portando una tarjeta con los datos
personales bajo el antifaz. Es especialmente importante que los familiares
que acompañan a nuestros hermanos más pequeños colaboren igualmente con
los diputados de tramo, facilitándoles su labor.
- Los nazarenos con edad igual o inferior a SEIS
AÑOS que realicen la Estación de Penitencia podrán entrar en la Iglesia, a
la salida de la Cofradía, acompañados por UNA SOLA PERSONA, bastándole
para ello mostrar su papeleta de sitio. Para la recogida de estos
nazarenos, el familiar entrará por la Casa de Hermandad (c/ Cristo del
Buen Fin, 8). Recordar que los menores llevarán bajo el antifaz una
tarjeta de identificación, de la que recibirán información a la hora
del reparto de papeletas de sitio.
- Los niños que opten por vestirse de
monaguillos irán ubicados en un lugar específico del cortejo que se
comunicará con antelación, siendo acompañados por un diputado (pavero) que
velará por su bienestar. Debemos recordar que los niños que vienen en sus
carros no deben formar parte de los tramos.
- Por último, debemos concienciarnos en mejorar
nuestra imagen en la calle, evitando gestos o posturas inapropiadas, no
usando bajo ningún concepto teléfonos móviles o cualquier otro dispositivo
electrónico, jugar con el cirio, comer o beber… y todo aquello que no
responda al fin que nos ocupa: realizar pública estación de penitencia. Cualquier
problema que surja deberá ser resuelto con el visto bueno de los diputados
de tramo. De esta forma cumpliremos con nuestra manifestación de culto más
importante: acompañar a nuestro Cristo del Buen Fin y a su Madre de la
Palma por las calles de Sevilla.
OFRENDA A LA CARIDAD
Recuerda que tu ofrenda a la caridad puedes encontrarla junto a los
pasos de nuestros Sagrados Titulares el próximo Miércoles Santo. Es una
hermosa ocasión para poner a sus pies todo el amor que sentimos hacia los más
necesitados. La caridad en nuestra Hermandad ha sido, es y será siempre una
constante y honda preocupación. En momentos como los actuales no es justo vivir
de espaldas a un mundo de necesidad que espera nuestra pronta respuesta. Sé
generoso, hermano en Cristo del Buen Fin, en la medida de tus posibilidades.
NORMAS ESTACIÓN
DE PENITENCIA
COSTALERO
Aquellos que deseen efectuar como
COSTALERO la Estación de Penitencia, deben tener dieciocho años
cumplidos. Una vez igualado por su capataz, deberá ocupar en la trabajadera el
lugar designado por el mismo, no abandonando la trabajadera sin autorización de
su capataz.
Los costaleros llevarán el día de la Salida Procesional la
siguiente uniformidad:
- Paso de Cristo: calzado, calcetines y
pantalón negro.
- Paso de Palio: calzado, calcetines y
pantalón blanco.
En caso de que el costalero trabaje más cómodo con el pantalón
remangado, este no sobrepasará un par de dedos por encima del tobillo. En
cuanto al costal deberá ser preferentemente blanco quedando totalmente
prohibido el uso de colores o diseños extravagantes, así como la representación
en el mismo del escudo o imágenes de otras corporaciones.
Los costaleros, una vez efectuado su relevo en el paso, observarán en
todo momento una actitud y comportamiento digno del acto penitencial que están
realizando, sometiéndose a lo que disponga el Diputado Mayor de Gobierno, los
fiscales de paso, el capataz, los capataces adjuntos, los enlaces y diputados
de tramo.
Durante la Estación de Penitencia, al salir de sus relevos,
deberán abandonar el cortejo lo más rápido posible sin atravesar el cuerpo de
nazarenos, siempre que esto sea viable.
Para poder mantener el puesto que se ocupa en la cuadrilla, el hermano
costalero está obligado a la asistencia a todas las citaciones que pudieran
realizar los capataces (igualá, ensayos, mudás, retranqueo o cualquier otro que
pudiera necesitarse) exigiéndole la máxima puntualidad por disciplina y respeto
al resto de compañeros. La ausencia y/o retraso solo podrán ser admitidos por
circunstancias muy especiales y debidamente justificadas al capataz y sus
auxiliares.
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