La fundación de la Casa del Obrero Mundial
Nace la casa del Obrero Mundial, una de las organizaciones de
trabajadores más significativas al comienzo del siglo XX. Se destacó por
impulsar la reorganización proletaria durante la Revolución Mexicana, lo que
representó una enorme experiencia para las masas obreras de ese tiempo.
https://mxc.com.mx/2017/11/29/casa-del-obrero-mundial-un-ejemplo-de-anarcosindicalismo-en-mexico/
La Casa del Obrero Mundial (COM) —que
inicialmente era sólo Casa del Obrero— se fundó el 22 de septiembre de 1912 en
el contexto del ascenso revolucionario de las masas mexicanas, incitadas por el
movimiento político encabezado por Francisco I. Madero. Durante el primer
semestre de aquel año, en el cual se desató una oleada de huelgas, la clase
obrera planteó sus reivindicaciones y exigencias a los patrones, tras más de 30
años de dictadura porfiriana, mismas en las que padecieron un sinfín de
represiones por parte del régimen [1].
Madero comenzó su campaña en 1910, se
acercó al sector obrero prometiendo mejoras administrativas, sin mucha
intención de cumplir con los ofrecimientos; aunque claramente Madero y sus
allegados entendían el papel de los trabajadores, por esa razón intentaron
cooptarlos y engañarlos por medio del Departamento del Trabajo para que le
sirviera de base social [2].
Cuando
esto no fue suficiente, el gobierno del “Apóstol de la Democracia” recurrió a
la represión lanzada contra los trabajadores a mediados de 1912, lo que condujo
a la radicalización del movimiento obrero, el resultado fue precisamente la
fundación de la COM y su desarrollo como organización independiente entre 1912
y 1915.
Aquí se
presentó un resurgir del anarquismo, ya que en esta organización por un lado se
alimentó de inmigrantes anarcosindicalistas, algunos procedentes de España, y
otros de Estados Unidos. Y del otro lado, desde el punto de vista de la
experiencia nacional, hubo una importante, aunque indirecta influencia del
magonismo, ya que si bien el Partido Liberal Mexicano (PLM), no influyó
directamente en la formación de la COM, algunos de sus ex militantes estuvieron
presentes en su surgimiento, como fue el caso de Antonio Soto y Gama, Lázaro
Gutiérrez de Lara, Manuel Sarabia, y Santiago R. de la Vega quienes
introdujeron algunas de las demandas usadas en las luchas de 1906-1907.
La Confederación de Tipógrafos de
México
En el
caso de las corrientes que se desarrollaron a su interior destacaron
fundamentalmente dos, la primera fue la encabezada por Amadeo Ferrés, un
inmigrante catalán anarco-sindicalista que contribuyó a organizar reuniones
clandestinas para pregonar su doctrina en 1909, en los últimos momentos de la
dictadura de Porfirio Díaz. Su trabajo político lo realizó entre los
trabajadores tipógrafos de la Ciudad de México, teniendo un importante éxito
aprovechando el descontento con el gobierno.
Su visión
del anarquismo era de no provocar represión contra los trabajadores en un
momento de carencia de correlación de fuerzas, lo que lo llevó a buscar evitar
las actividades públicas que lo enfrentaran con el gobierno, para evadir la
persecución y el daño contra la clase obrera. Además de que pregonaba que el
proletariado debía abstenerse de participar en política, su concepción produjo
que en algún momento se planteara el apoyo crítico al gobierno de Madero3, así,
no se unirían a la Casa del Obrero sino hasta 1914.
Uno de
sus aspectos más progresivos fue la fundación de la Confederación de Tipógrafos
de México en 1911, aprovechando el derrocamiento de Díaz, de este proceso
surgieron algunos de los más importantes líderes de la COM, la cual llegó a tener
su propio periódico, El Tipógrafo Mexicano, como instrumento de propaganda,
aunque con el enorme defecto de que no buscaba dialogar con la gran masa de
asalariados, pues los obreros intelectuales de Ferrés le dieron un enfoque muy
filosófico. Buscaban impulsar la “educación racional” y el “despertar del
obrero”, pero sin tener en cuenta las formas en que la mayoría de la clase
pudiera comprenderlo.
Para
julio de 1912, el crecimiento de los tipógrafos dio origen a la Confederación
Nacional de Artes Gráficas, este cambio de nombre también reflejó una
modificación en la orientación política, ya que la presión de la Revolución
Mexicana, llevó a que esta nueva organización apoyara huelgas. A pesar de la
negativa de Ferrés al respecto, es así, que un sector influido por la lucha
campesina presionó por el apoyo a métodos que enfrentaran al capital y al
Estado, asimismo de que su organización fuera parte de la COM.
El grupo Luz
Entre
1911 y 1912 los tipógrafos contribuyeron a la conformación de sindicatos, uno de
los más importantes fue la Unión de Canteros Mexicanos, donde germinaría el
grupo Luz, este grupo fue fundado por el anarquista colombiano, Juan Francisco
Moncaleano, un profesor universitario exiliado que llegó a México desde La
Habana. Pregonaba la Escuela Racionalista, una corriente del anarquismo español
que fue diseminada por América Latina por inmigrantes a principios del siglo
XX4.
Moncaleano
compartía la idea de la necesidad de la organización de la clase obrera, como
instrumento para construir su consciencia revolucionaria, así, llegó a nuestro
país para diseminar esas ideas, estimulado por la revolución maderista, por el
trabajo político de la Confederación de Artes gráficas y por las noticias de
los alzamientos agrarios, como el dirigido por Emiliano Zapata. De inmediato se
puso en contacto con los obreros de Artes Gráficas, con quienes guardaron
buenas relaciones, pero no acordaban con su enfoque5.
La
insistencia de Moncaleano le llevó a ganar a su política a importantes
elementos anarquistas, como Anastasio S. Marín, Lorenzo Macías, Enrique H. Arce
entre otros, también logró atraer a militantes del Partido Obrero Socialista,
con este núcleo de obreros revolucionarios logró insertarse en la Unión de
Canteros. De forma clandestina comenzaron a organizar reuniones ya que recibió
la amenaza del gobierno de Madero de no realizar actividad política, ya que
sería deportado por ser extranjero.
Con la
instalación de la Escuela Racionalista fundaron su propia organización, por lo
que el 29 de junio de 1912 nacía el grupo Luz, y una de sus primeras acciones
fue crear su propio periódico, con el mismo nombre, lo cual fue una tarea muy
difícil porque la dirección de Artes Gráficas encabezada por Ferrés les negó el
apoyo. A pesar de eso lograron que el diario Luz circulara entre los
trabajadores, donde dio a conocer sus ideas sobre la emancipación, expresó
abiertamente su solidaridad con el Partido Liberal Mexicano (PLM) encabezado
por Ricardo Flores Magón y dio a conocer el Manifiesto del grupo Luz.
Así fue
como se ganó el apoyo de los trabajadores canteros quienes financiaron el
periódico, lo que despertó la ira de Madero, el cual emprendió la represión
ordenando una redada policiaca en septiembre de 1912, cuyo resultado fue el
arresto de obreros, de anarquistas y la deportación de Moncaleano. Tras una
revuelta en la cárcel de Belén que duró varios días, encabezada por dirigentes
de Luz como Pioquinto Roldán, Jacinto Huitrón y Alfonso Ortega, los anarquistas
pudieron ser liberados. Así, el 22 de septiembre de aquel año, los militantes
de Luz, sus adeptos y prisioneros liberados del motín fundaron la COM y dentro
de ella, la Escuela Racionalista, más tarde otros grupos de asalariados
decidieron adherirse, como los canteros y los tipógrafos, además de intelectuales
de clase media que se acercaron también.
La COM frente al gobierno de Madero y
Huerta
La
fundación de la COM despertó gran entusiasmo, atrajo a cientos de obreros que
querían organizarse y formarse políticamente para combatir contra los patrones,
por otra parte, el grupo Luz cosechó un gran prestigio, de modo que aumentó su
tamaño y la intensidad de sus actividades, como formar nuevas uniones
anarcosindicalistas a nivel nacional, fue en ese momento que cambió su nombre a
grupo Lucha, en enero de 1913. La respuesta inicial del gobierno maderista fue
crear el Departamento del Trabajo y la Gran Liga Obrera de la República
Mexicana, para hacer contrapeso a la influencia que estaba ganando la COM,
además el Departamento fungió como instrumento para contabilizar huelgas y ser
un canal de diálogo con los líderes obreros6.
La acción
de Luz frente a eso, fue irrumpir en la junta de fundación de la Gran Liga,
denunciando al Apóstol de la Democracia y a los líderes de esa organización y
como para ese momento la clase obrera había quedado desencantada con el
maderismo (al igual que otros sectores como lo fue el zapatismo), los líderes
pro─gubernamentales fueron expulsados por la base trabajadora, encabezada por
los anarquistas. Así, se eligió como dirigentes a militantes de Lucha, sumando
a los trabajadores que conformaban a la Gran Liga Obrera a la COM. Fue de ese
modo que se decidió la implementación de la “acción directa”, entendida esta
como el estallamiento de huelgas, boicots, paros y grandes manifestaciones
públicas.
Apoyaron
huelgas como la Unión Mutua-Cooperativa de Dependientes de Restaurantes del
Distrito Federal y los Empleados Libres Cosmopolitas, la cual resultó en un
completo éxito, así como en febrero de 1913, la COM y su filial, la Sociedad
Mutualista de Obreros Libres, organizaron una manifestación de más de 2 mil
personas a las afueras de una tienda de ropa extranjera llamada Struck and
Company, a causa del despido injustificado de un trabajador por sus actividades
sindicales, lucha en la cual también triunfaron7.
A causa de eso también se sumó la
Federación Obrera de Tejedores, ampliando la llegada de su periódico ahora de
nombre Lucha, su biblioteca y sus actividades culturales para
formar militantes. Cuando ocurrió el derrocamiento de Madero, la COM se abstuvo
de hacer algo, amparándose en la “no participación política”, dejaron pasar
este hecho que dio origen a la dictadura de Victoriano Huerta.
La
represión huertista no llegó de inmediato pues la debilidad de la dictadura les
permitió organizar la primera manifestación del Día Internacional de los
Trabajadores, sacando a miles de proletarios a la calle, fue en ese momento que
a la Casa del Obrero se le agregó la palabra Mundial, aunque la orientación fue
fundamentalmente nacionalista, pues la dirección, no olvidemos que era una
agrupación en ciernes, no se apostó a buscar organizarse a través de las
fronteras a diferencia del zapatismo que tenía una red de apoyo político y
monetario (que operaba desde La Habana) en varios países latinoamericanos.
Después de esto los sastres formaron un sindicato para unirse a la COM, lo
mismo hicieron los tejedores y los textileros, que los acompañaron con huelgas
en el Estado de México.
A pesar
de esto, la COM moderó el discurso, sin embargo, el gobierno de Huerta usó la
represión, cuando la COM realizó una gran manifestación el 25 de mayo de 1913,
el dictador emprendió una redada contra la concentración pública, uno de sus
resultados fue la deportación de muchos importantes cuadros políticos obreros y
anarcosindicalistas, haciendo que la Casa del Obrero Mundial entrara en una
importante crisis8.
Debilidades de la COM
La ola revolucionaria en el campo y las
princiáles ciudades del país, que terminó de hacer que Huerta dimitiera del
poder una vez derrotadas las últimas fuerzas del ejército porfirista que Madero
mantuvo en pie en lugar de suprimirlo definitivamente, dio lugar a una de las
más importantes experiencias de las masas en la lucha por su liberación,
incluyendo a la clase obrera, sin embargo, también tuvo muy importantes
debilidades frente al proceso. Pues la COM era una organización laxa, que
carecía de aspectos formales, declaración de principios, estructura y sobre
todo una dirección que fuera más o menos fuerte para establecer ejes
programáticos para la clase trabajadora. [3]
De ese
modo se empezó a perfilar el ataque contra la Casa del Obrero Mundial, que,
aunque con fuertes deficiencias en la dirección y la ausencia de un programa
claro, era un fenómeno progresivo que el gobierno
"antirreeleccionista" veía como un peligro. El problema era que las
concepciones de la dirección de la Casa del Obrero Mundial dificultaban la
lucha política, en primer lugar, porque se había llamado a la confianza en
Madero durante el proceso revolucionario, sin una política más decidida para
delimitarse de la condervadora oposición burguesa, producto de que no tenían la
perspectiva de la toma del poder para los trabajadores.
Estas direcciones eran más atrasadas
que el PLM, ya que desde el principio Flores Magón no confiaba en Madero, de
hecho, varios de los aspectos más importantes del programa magonista no estaban
presentes en la COM pues la presencia de algunos ex militantes suyos era
minoritaria en la misma. Por otro lado, se jactaban de que en la COM había de
todo, desde anarcosindicalistas hasta católicos, no tenía un programa unitario,
ni delimitación de clase ni claridad en los objetivos políticos [4]. Lo cual
representaba un enorme freno para plantear exigencias al gobierno que se
encontraba en ese momento.
En ese sentido, Jean Meyer, en su
texto Los obreros en la Revolución mexicana: Los "batallones rojos”,
resumió muy bien esta situación, explicando que en aquella época los sindicatos
tendían a apoyarse en el gobierno, por la falta de claridad programática, donde
el individualismo de los líderes hacía imposible la cooperación entre ellos.
Junto con ello las masas seguían a los líderes y no a sus ideas, es decir, no
había una clara conciencia de clase, lo que conducía a que el deseo de protección
legal fuera muy fuerte, pues se confiaba más en la ley que en la movilización y
la lucha, lo cual también era resultado de no lograr romper con la ilusión en
un "paternalismo estatal", a pesar de se animaban a realizar huelgas;
a eso se le agregaba la permeabilidad a un nacionalismo virulento impulsado por
los intelectuales del régimen, lo que se anteponía al desarrollo de la lucha de
clases. [5].
Estas
debilidades permitieron a algunos dirigentes del movimiento sindical pactar con
los Constitucionalistas tras la caída de Huerta. Por lo que el 12 de febrero de
1915 se formaron los Batallones Rojos con alrededor de 8,000 combatientes
obreros bajo las órdenes de los generales del carancismo, usados para enfrentar
a las fuerzas villistas y zapatistas. Esto era producto de la falta de una
perspectiva independiente y clasista; por una visión profundamente sindicalista
y oportunista de algunos de los dirigentes, quienes no compartían identidad de
explotados con los campesinos y la necesidad histórica de la alianza obrero y
campesina contra los generales de la burguesía y terratenientes que usaban el
apelativo revolucionario para restaurar el régimen burgués al derrotar a las
fuerzas de Villa y Zapata.
NOTAS AL PIE
https://www.laizquierdadiario.mx/La-fundacion-de-la-Casa-del-Obrero-Mundial
1916: La primera huelga general en México
La primera huelga general de nuestro país inició el 31 de julio de 1916,
donde los trabajadores de la Ciudad de México decidieron hacer una demostración
de fuerza que paralizó el conjunto de la economía en la capital.
Tras los hechos que dieron origen al
pacto con Venustiano Carranza en Veracruz con un sector de dirigentes
reformistas de la Casa del Obrero Mundial (COM), el cual dio origen a los
“batallones rojos”; estaba aclaro que el gobierno Constitucionalista no tenía
una perspectiva inmediata de dar una solución de fondo a las exigencias de la
clase obrera, aunque el ala obregonista ofrecía algunas prebendas para impedir
que la simpatía de las fuerzas obreras con los ejércitos de Villa y Zapata
significara una integración a la lucha armada, mientras que estos últimos, ante
las condiciones de capitalismo atrasado veían reducidas sus posibilidades de
una alianza obrero-campesina impulsando las luchas de las organizaciones
obreras con sus propios métodos en los centros urbanos y fabriles.
En el caso de Villa, él tenía
integrados entres sus fuerzas a ferrocarrileros, quienes simpatizaron
rápidamente con él, pero no estaban ahí como clase, sino como individuos, estos
a razón de que no existían núcleos obreros lo suficientemente desarrollados
para que así fuera. En cuanto a Zapata, la relación entre el alto mando
zapatista y algunos militantes del magonismo dio como fruto, más allá de la
sensibilidad por compartir obreros y campesinos la explotación y persecución
del régimen porfirista, que cuando les llegó la noticia de la revolución rusa y
discutieran sus características y alcances, además de mandar un saludo a los
revolucionarios, retomaran como conclusión fundamental la necesidad de la
alianza obrero campesino en clave revolucionaria, expresada en una carta de
Zapata a los obreros y campesino.
Lamentablemente llegaron a dicha
conclusión en la fase descendente del ciclo revolucionario, por la misma razón
que en el caso del villismo, que la clase obrera estaba muy incipientemente
desarrollada en el terreno social y estructural, y que no había avanzado en una
perspectiva política revolucionaria. Por otro lado, las direcciones
anarcosindicalistas que estaban más de izquierda de la clase obrera no supieron
levantar las demandas agrarias por lo no había posibilidad de confluencia si no
se tomaban las demandas agrarias.
Así,
desde mediados de 1915 a mayo de 1916, decenas de huelgas estallaron a nivel
nacional, entre los que se encontraban maestros, choferes, panaderos y
trabajadores del comercio en la ciudad de México, petroleros de El Águila en
Veracruz, trabajadores textileros, mineros de El Oro en el Estado de México;
tranviarios y electricistas en Guadalajara, trabajadores portuarios de Veracruz
y Tampico, así como mineros y tipógrafos de Pachuca. La furia obrera se
extendió por todo el país, pero hay que aclarar que en su participación no fue
el actor central, pues la revolución fue protagonizada centralmente por las
masas agrarias, que le impusieron su radicalidad.
Inicia la primera huelga
Fue en este marco cuando los
obregonistas intentaron fungir como mediadores entre los capitalistas y las
masas, tratando desmarcarse de Carranza y tratando de alejar a los trabajadores
del campo y la ciudad de las direcciones campesinas radicales para evitar que a
radicalidad campesina se extendiera al proletariado. Por ejemplo, Álvaro
Obregón en la primera quincena de abril de 1915, en medio de las batallas
contra la División del Norte en Celaya, dictó un decreto sobre el salario
mínimo en los estados de Guanajuato, Michoacán, Querétaro e Hidalgo. Se
señalaba que los jornaleros, mozos, cocineros, lavanderos entre otros
trabajadores debían ganar 75 centavos, además los patrones debían aumentar en
75% la ración de maíz que se deba a los jornaleros. [1]
Los
resultados de la política obregonista fueron muy efectivos, ya que tras las
batallas de Celaya, León y Aguascalientes la balanza se inclinó del lado de los
constitucionalistas y así lograron imponer algunas medidas en dichas plazas,
mientras tanto los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial (COM) se vieron envueltos
en problemas en Puebla y Veracruz cuando hacían propaganda sindical a favor de
Obregón. Las disputas las tuvieron tanto con los patrones como con los
funcionarios del Departamento del Trabajo carrancista, ya que los obreros de
las regiones textileras se encontraban en lucha y la burguesía trataba de ceder
lo menos posible.
La
política aquí fue forzar a los trabajadores a que siempre reconocieran el papel
del gobierno como mediador del conflicto, trataban de evitar en la medida de lo
posible que los sindicatos se enfrentaran de forma directa al capital. A pesar
de la urgencia de suprimir las expresiones independientes del movimiento
huelguístico en medio del conflicto armado, sin embargo, las alas izquierdas
del movimiento obrero, desencantadas del pacto con Carranza, impulsaron la
lucha para alcanzar sus reivindicaciones.
La legislación expedida por los
carrancistas entre 1915 y 1916 expresaba su inquietud por la actividad de las
organizaciones obreras, la demanda inicial de los trabajadores por el reconocimiento
de sus sindicatos fue aprovechada por los constitucionalistas. Con ello es como
intentaron constituirse como un árbitro entre el movimiento obrero y los
capitalistas, un “arbitro vendido” de antemano para la restauración del dominio
capitalista que la lucha armada había sacudido poniendo en fuga a muchos
capitalistas, manufactureros y terratenientes, rumbo a Brownsville, Texas, o a
la Habana, Poco a poco la gestión oficial se condicionó al registro o
legalización de los demandantes. [2]
Intentos de reorganización y lucha
obrera
Conforme
el país se iba pacificando con las victorias sobre las División del Norte y el
Ejército Libertador del Sur, fuerzas entre los que también se encontraban
trabajadores agrícolas, rancheros, ferrocarrileros (especialmente entre las
fuerzas villistas), comenzó a aparecer un nuevo ascenso obrero, ya que la
guerra destruyó fuentes de trabajo y pauperizó las condiciones de vida de la
población urbana. En el año de 1916 el proletariado pasó a la ofensiva ya que
se concretó un ciclo de aprendizajes y organización que se habían gestado desde
1915 y con más fuerza comenzaron a estallar huelgas.
Frente a eso, la posición del gobierno
nacional y los gobiernos locales se fue endureciendo cada vez más. A mediados
de 1916, los asalariados del sector ferrocarrilero iniciaron una huelga en
Aguascalientes a causa de la terrible inflación, interrumpiendo el movimiento de
trenes en algunas líneas, la movilización se inició a causa de la suspensión de
las gratificaciones extraordinarias anunciada en una circular del cuatro de
mayo. [3]
El 18 de
mayo la Federación de Sindicatos del Distrito Federal (FSODF) exigió a los
patrones y al gobierno el pago de sus salarios en oro nacional, los obreros
dieron 72 horas a partir del día 22 para que los industriales accedieran a sus
demandas, por supuesto siendo ignoradas por los empresarios. Así, los
electricistas, tranviarios y empleados de comercio los primeros pasos de la
huelga general: con la suspensión de los demás servicios, otros sectores del
proletariado se incorporaron a la lucha.
La
comisión de huelga fue conducida ante Carranza, quien como defensor de los
capitalistas se negó a concederles a los disidentes sus derechos, además se
amenazó con castigos severos por la cesación de servicios como la luz y otros
servicios públicos. Ante las amenazas los dirigentes obreros aceptaron la
propuesta patronal de seguir recibiendo su salario con los billetes del
constitucionalismo, lo cual molestó por supuesto a la base obrera, también se
fijaron precios de productos básicos para que así se aceptara el pago en la
moneda constitucionalista. Los sectores acaudalados de comerciantes
respondieron escondiendo el producto para encarecerlo artificialmente y así
preservar sus ganancias, dando lugar a enfurecidas protestas de los
trabajadores. Así, el 11 de junio la FSODF se movilizó poniendo un plazo de
tres días para la venta de artículos de primera necesidad.
Persistencia y combatividad
La respuesta
de Carranza fue la creación de Comisión Reguladora de Precios Comerciales que
“reguló” el precio de los productos básicos para limitar un poco los abusos de
la burguesía comercial, intentando calmar el descontento, por lo que se impuso
a los comerciantes un precio fijo para los bienes básicos con el fin de
controlar la escandalosa inflación. Pero ello no pudo calmar la ira de los
trabajadores, ya que, a pesar de las medidas tomadas, esta no resolvía la
crisis social que se vivía en el país.
Por lo que
el 22 de julio de 1916, la FSODF nuevamente comenzó a movilizarse después de
una asamblea, en donde la base determinó que se reclamaba a los patrones el
pago de su salario en monedas de oro. Además, se exigía un aumento del 50%
salarial y que se cumplieran los acuerdos de mayo de indemnizar los tres meses
de sueldo a los que fueran despedidos por apoyar el movimiento.
La huelga estalló el 31 de aquel mes,
en ella participaron alrededor de 90 mil trabajadores entre los que se
encontraban los trabajadores de la capital y sus alrededores. Aquella lucha fue
encabezada por los electricistas de modo que, al parar, dejaron sin energía a
las principales industrias de México. [4]
La represión
Frente al
naciente escenario lo primero que hizo Carranza fue llevar a los dirigentes
obreros a Palacio Nacional donde los injurió y encarceló bajo la acusación de traición
a la patria. Entendida ésta como la amenaza contra los intereses de la clase
dominante, que habían sido considerados por el gobierno como los intereses
generales.
El
gobierno procedió a clausurar locales sindicales con la fuerza de los
militares, en los que decretó el toque de queda para evitar las movilizaciones;
ese mismo día, apelando nuevamente al nacionalismo, Carranza, desde el balcón
del Palacio, reprochó a un grupo de obreros que estaban manifestándose que
tomaran este tipo de medidas mientras México estaba ocupado por tropas
extranjeras, aludiendo a la toma del puerto de Veracruz por la marina yanqui,
así que desplegó por todos los lugares que pudo una campaña sucia en contra de
la clase obrera opositora, al tacharla de antipatriota.
El primero de agosto el gobierno
reinstaló la ley juarista de 1862 que daba la pena de muerte a los
“alborotadores del orden público” que interrumpieran las actividades laborales.
Además, se perseguía a quienes se reunieran para participar de las huelgas.
También castigaba a quienes atacaran a los funcionarios públicos o impidieran
el trabajo de los esquiroles. Como se puede apreciar, la respuesta del
constitucionalismo fue muy violenta. [5]
La
represión se concentró sobre todo contra los trabajadores electricistas y el
SME por ser la vanguardia del movimiento; el ejército asaltó la asamblea que se
realizaba en el local de los electricistas y la disolvió. El dos de agosto fue
capturado el dirigente electricista Ernesto Velasco, principal líder de la
huelga. Con la presión de Carranza por el decreto de Pena de muerte, Velasco
ordenó el fin de la huelga, con ello la planta de electricidad de Necaxa volvió
a operar. Finalmente, después de un proceso enredado Velasco no fue ejecutado y
fue puesto en libertad el 18 de agosto.
Las
acusaciones del gobierno contra el movimiento obrero eran absurdas, acusaban a
los electricistas de buscar el desprestigio del papel moneda con el cual el
gobierno compraba armas, cuando habían sido los carrancistas y otras fracciones
del conflicto armado las responsables del caos monetario, porque eran ellos los
que imprimían sus propios billetes. Otra acusación sin sustento era que por
culpa de la huelga los soldados se iban a quedar sin cartuchos y armas en medio
de la invasión yanqui, una falsedad más si consideramos que las fábricas de
cartuchos tenían sus propios generadores. Posteriormente, previo acuerdo con
Carranza, los ocupantes se retirarían dejando al carrancismo las armas y
municiones, con el fin de combatir a la División del Norte en la frontera.
A pesar
de la represión la clase obrera seguía teniendo ánimos de lucha, es por esa
razón que ni Velasco ni los demás líderes obreros fueron ejecutados, ya que la
burguesía contemplaba los resultados de utilizar la pena de muerte como una
muestra de debilidad. De hecho, la demanda de cobrar los asalariados en oro
nacional no fue retirada después de esta experiencia, al contrario, encendió
los ánimos del proletariado, en una asamblea realizada en octubre de 1916, los
electricistas volvieron a pedir su sueldo en oro nacional.
La
demanda finalmente triunfó el 23 de octubre cuando el gobierno decretó que
todos los sueldos fueran cubiertos en oro nacional o su equivalencia en plata o
papel moneda infalsificable, puntualizando que la Secretaría de Hacienda
regularía el tipo de cambio. Por la misma demanda, mineros de Pachuca y Real
del Monte paralizaron la producción en noviembre, pues los comerciantes no
querían aceptarles sus billetes infalsificables.
Los
ferrocarrileros paralizaron por 15 días el tránsito de trenes de ese mismo
noviembre en exigencia de la liquidación de sus salarios en oro nacional, así
se acompañó la demanda con un aumento salarial del 60%, Carranza tuvo que ceder
para que las locomotoras pudieran llegar a Puebla y Veracruz, después de un
acuerdo en que el gobierno pagaría el 90% de los sueldos de 1916 en oro, y el
resto en papel moneda, además de que no se les persiguió.
Los
tranviarios se inspiraron en este triunfo e iniciaron a una huelga por los
mismos motivos, también triunfaron y tampoco se les persiguió, aunque el
general Hill, gobernante de la Ciudad de México, realizó una advertencia contra
los desórdenes públicos. La burguesía para prevenirse, para sortear su propia
debilidad y para ganar fuerza concedió aumentos de entre 40% y 60% con el fin
de evitar huelgas, en los últimos meses de aquel año. La participación de
Obregón fue fundamental para calmar los ánimos, cooptando dirigentes sindicales
y hablando “a título de amigo del movimiento obrero”, con esa política
consiguieron la disolución de la COM en agosto y puso de su lado a varios
líderes obreros.
Primeras experiencias
El movimiento obrero a pesar de la
combatividad no pudo triunfar del todo en este episodio, una de las razones es
que estaba dividido porque algunos sectores sindicales estaban apegados al
gobierno, especialmente cercanos a Obregón. Además, reinaba entre los
trabajadores la indisciplina y el desorden, [6] pues los dirigentes anarcosindicalistas radicales
depositaban más su confianza en la espontaneidad y no en bases sólidas de la
organización proletaria.
Por otra
parte, nunca se pudo formar una unidad real con las masas agrarias enroladas en
los ejércitos de Villa y de Zapata que estaban combatiendo en el norte y el sur
del país, la falta de una dirección revolucionaria, y de un movimiento obrero
ideológicamente organizado, que planteara la cohesión de los oprimidos en un
organismo de clase, llevó a que se luchara de forma desarticulada. Lo cual era
un resultado directo de sus limitaciones objetivas, pues era un movimiento
obrero que recién estaba dando sus primeros pasos, donde sus lazos con la lucha
proletaria internacional eran muy incipientes y los sectores más de izquierda
del mismo ni siquiera visualizaban la importancia de la alianza con los
campesinos.
También
hay que decir que los trabajadores estaban en su mayoría desarmados, aunque a
pesar de eso salieron con un gran espíritu de combate para exigir sus derechos
y no se rindieron tan fácilmente. De hecho, lo que dio su carácter de huelga
general fue que participaron en ella muchos sindicatos que no eran parte de la
FSODF y eso encolerizó a la burguesía, de la misma manera fueron parte miembros
de la COM, Además de que estaban preparando la discusión y publicación de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que entraría en vigor en
febrero de 1917. Así, como una muestra del peso que tenía que la clase obrera
se pusiera en movimiento, se escogieron a representantes obreros para que
fueran diputados en Querétaro para redactar la nueva Constitución, con el fin
de legitimarla, no sin dejar estipuladas en su articulado garantías a las
demandas obreras, mismas que sólo se podrían hacer efectivas como hoy,
enfrentando a gobiernos y patrones.
Por lo
que la derrota inicial del movimiento obrero en los años de esplendor
revolucionario encabezado por las masas campesinas, fue una combinación de
factores, como la política obregonista de cooptación, junto con la utilización
de rompehuelgas, el impacto desmoralizador que tuvo que esquiroles
restablecieran la energía eléctrica, el arresto del Primer Comité de Huelga, la
destrucción de la COM, la falta de comunicación producto de la ley marcial y la
persecución. Junto con el uso de una apabullante fuerza militar en el contexto
de una huelga que el gobierno logró aislarla en la Ciudad de México, donde la
COM no pudo llamar a los trabajadores de todo el país porque carecía de una
fuerza nacional , producto de las propias condiciones de atraso material y la
debilidad de la dirección del movimiento proletario.
NOTAS AL PIE
https://www.laizquierdadiario.mx/1916-La-primera-huelga-general-en-Mexico
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