Pintoras del Renacimiento y del Barroco
Sofonisba
Anguissola, Self-Portrait, 1554
Las
pintoras del renacimiento la tuvieron indudablemente muy difícil. No creo que
esto sorprenda a nadie, considerando que, en realidad, las mujeres se han
tenido que enfrentar a numerosas limitaciones, obstáculos y estigmas impuestos
a lo largo del tiempo para poder desenvolverse en todo tipo de actividades.
Me
gustaría creer que todos estamos igual de conscientes de este hecho, pues en el
mundo de las artes, lamentablemente, también se hizo presente.
Así,
en el periodo “Cinquecento” en Italia, a los pintores más aclamados por estar a
la vanguardia, se les denominaba “virtuoso” -la palabra quizás nos remita
inmediatamente al concepto de virtud o habilidad, pero un significado mucho más
antiguo también refiere a un “dios mortal”- mientras que a las contadas pintoras
que decidían atreverse a entrar al mundo del arte, se les menospreciaba y se
les daban pocas oportunidades de crear.
Afortunadamente
hubo notables excepciones que se convirtieron en parteaguas pese a la estrechez
de miras de las sociedades de sus tiempos. Su talento fue tal, que simplemente
no pudo ser eclipsado por complejos y demás actitudes impuestas (y absurdas)
sobre limitaciones de género, colándose así entre los resquicios del
desconocimiento para llegar a la luz, logrando de paso influenciar e
impresionar a colegas y ajenos.
Esta
publicación trata sobre algunas de estas grandes artistas.
Las
pintoras del renacimiento
Plautilla Nelli - The Last Supper,
1550
Digo “algunas” porque hubo más de las que crees (apostemos a que
muchas más de las que se tiene conocimiento) y por qué en realidad podríamos
hablar de la presencia e importancia de las mujeres en las artes pictóricas
desde mucho antes en la historia de las artes y de la humanidad.
Hay ejemplos que datan desde tiempos y civilizaciones realmente
antiguas (hay pueblos y regiones como la de Mithila en India, donde se asocia
la actividad artística con las mujeres desde hace 3000 años) hasta pasar por la
edad media europea, donde también algunas artistas y pensadoras cosecharon
reconocimiento intelectual, así como artístico al colorear y ornamentar a los
manuscritos de la época.
Estamos hablando de un trabajo realmente artesanal, basta ver lo
hecho por las religiosas Ende, Guda, y la muy notable Hildegard de Bingen (Claricia fue algo ligeramente diferente, puesto
que al parecer no se trataba de una monja ordenada, sino de una estudiante
laica en el convento).
Hildegard of Bingen,
"Universal Man" illumination from Hildegard's Liber Divinorum Operum,
116
Sin embargo, resulta mucho más fluido hablar sobre las pintoras
del renacimiento porque este fue el primer periodo en la historia de occidente
en que una buena cantidad de artistas seculares del género femenino se hicieron
de una reputación de carácter internacional, lo cual se extendió también hacia
el periodo barroco y a periodos posteriores.
Las pintoras del renacimiento (y del barroco) que verás aquí,
aparecen por fecha de nacimiento; sería realmente difícil imponer a una sobre
la otra en cuanto a habilidades se refiere debido a que todas dominaron las
técnicas propias de su lugar y momento en el tiempo e hicieron aportes bastante
interesantes.
Levina Teerlinc (1510)
Levina Teerlinc, Queen Elizabeth and the
Ambassadors, c. 1560.
Nacida en Brujas como hija del renombrado artista Simon Bening,
quien era conocido por sus manuscritos iluminados. De entre las pintoras del
Renacimiento, Teerlinc dominó una faceta única del retrato del Renacimiento
flamenco: fue una prolífica miniaturista.
Dichos retratos eran meticulosamente elaborados y mostraban
escenas de la vida del siglo XVI. Su talento llamó la atención del rey Enrique
VIII, quien la invitó a vivir en Inglaterra como su pintora de la corte,
sucediendo al fallecido Hans Holbein (a quien dicen que se le había pagado un
salario notablemente más bajo).
Con esta prestigiosa oportunidad, Teerlinc pasó a producir
intrincados "objetos de deseo" que documentaron la opulencia de los
Tudor, ya que también modernizó el medio con la adición de texto.
Caterina van Hemessen (1528)
Catharina van Hemessen - Self-portrait, 1548,
Öffentliche Kunstsammlung, Basel, Switzerland
Ropajes simples, expresiones solemnes, y fondos oscuros eran
elementos típicos de los retratos renacentistas de esta pintora. Aunque dichas
características no suenen muy atractivas para sus sujetos, van Hemessen fue
también una prolífica pintora… incluso si sus fantasmagóricos retratos de
mujeres no pocas veces las alejaba de resultar deseables.
Aparte de ser famosa por la poca importancia que le prestaba al
asunto del género, de entre las pintoras del renacimiento que aquí mencionamos
y que cuentan cada una con sus propios méritos, van Hemessen es considerada la
primera artista que pintó un autorretrato en un caballete, como se ve en la
pintura que aquí compartimos, “Autorretrato (1548)”.
En la inscripción se puede leer “Yo Caterina van Hemessen me he
pintado a mí misma / 1548 / aquí con 20 años de edad”
Sofonisba Anguissola (1532)
Sofonisba
Anguissola, Self-portrait with Bernardino Campi, 1550.
Anguissola es una de las pocas
pintoras del renacimiento que han recibido reconocimiento a nivel global por
sus contribuciones al arte. Nació en Cremona, al norte de Italia, y se sabe que
viajó por el país —ganando incluso elogios por parte de Miguel Ángel— antes de llegar
a la Corte Española, donde pintó retratos del Rey Felipe II y su familia.
Las técnicas avanzadas de pintura que utilizaba no sólo
empujaron los límites dentro del género del retrato, sino que atacaban las
convenciones renacentistas sobre la “mujer como objeto”. Tomemos por ejemplo su
obra “Autorretrato con Bernardino Campi (1550)”, un retrato de la artista
siendo pintado por su entonces maestro.
Ya desde el principio demuestra un “imbalance de género” con el
maestro, Campi, dictando la apariencia de Anguissola. Pero si se mira más de
cerca, se puede notar como Anguissola se burla de la tradición al representar a
su maestro pintando los embellecidos detalles de su vestido.
¿Y cuál es el chiste aquí? pues que este era el tipo de
actividad que normalmente se delegaba a los aprendices. Así, esta importante
figura entre las pintoras del renacimiento afirma su propia apariencia como
artista y la de su maestro.
Podríamos decir que esta obra es un rechazo de la autoridad
patriarcal de casi 500 años de antigüedad.
Lavinia Fontana (1552)
Lavinia
Fontana, Self-portrait at the Virginal with a Servant, 1577.
A
Lavinia Fontana se le conocía por tener un carácter fuerte. Se hizo de fama al
incluir avances en las técnicas de pinturas de retrato, lo cual logró al incluir
astutamente objetos de naturaleza muerta simbólicos en sus pinturas. Su estilo
fue admirado especialmente por el Papa Paulo V, uno de sus muchos retratados.
Esta
técnica no sólo exhibía sus considerables dotes artísticos, sino que les daba a
los espectadores una visión más profunda sobre su forma intelectual y
rarificada de vivir la vida, como podemos ver en “Autorretrato en el
Clavicordio con una Sirvienta” (1577), por ejemplo.
De
entre las pintoras del renacimiento, fue realmente admirada por estas
cualidades. De hecho, en 1611, tres años antes de su muerte, Felice Antonio
Casone creó una medalla en su honor que la representa trabajando, irradiando
ideas imaginativas, con la cabeza cubiertas de hebras de cabello salvajes. La
boca se encuentra cubierta, simbolizando la “poesía muda” de su pintura.
Clara Peeters (1589)
Clara Peeters - Still Life with
Flowers, Goblet, Dried Fruit, and Pretzels, 1611, Museo del Prado, Madrid
Sus pinturas pueden ser apreciadas hoy día en el Museo del Prado
como la primera muestra hecha para una pintora en solo.
Peeters figura en este listado de las pintoras del renacimiento
y el barroco mientras está teniendo su propio renacimiento, ya que el mundo
moderno ha estado redescubriendo las pinturas meticulosamente bien logradas de
esta artista nacida en el barroco.
Vinos, panes y frutas esparcidos deliciosamente en bandejas son
los personajes de sus bodegones y naturalezas muertas. Sin embargo, si observas
con atención los reflejos en los cálices y demás objetos reflejantes de sus
pinturas, podrás darte cuenta de los pequeños autorretratos de la artista
trabajando.
Con su rostro oculto dentro de sus habilidosos trabajos, esta
artista del barroco está, en más de un sentido, demandando ser vista—quizás así
su legado como artista perdurará por siempre.
Artemisia
Gentileschi (1593)
Artemisia Gentileschi - Mary Magdalene as
Melancholy, Museo Soumaya
Nacida en la cúspide de la era barroca, Gentileschi creó escenas
muy dramáticas -a veces llenas de sangre- que algunos consideran por mucho más
llamativas que las pintadas antes por mujeres. Muchos lo atribuyen a la
agresión sexual que sufrió a la edad de 19 años, por parte de un maestro mucho
mayor y amigo de su padre artista, Orazio Gentileschi.
Se ha argumentado a través del tiempo que se proyectaba a sí
misma en sus escenas de mujeres poderosas, muchas de las cuales a menudo
buscaban venganza. Hoy en día, es reconocida no solo como una de las más
famosas pintoras del renacimiento, sino también entre las más hábiles seguidoras
de Caravaggio.
Con una carrera que se extendió por la asombrosa cantidad de 40
años, los lienzos de Gentileschi nunca fueron tímidos. En el pasado, los
eruditos decían que era "difícil de creer" que una mujer estuviera
detrás de estos lienzos, aunque era poco probable que sus representaciones
triunfantes de heroínas bíblicas y romanas fueran pintadas por un hombre.
Sus representaciones decididas y psicológicamente avanzadas de
Judith y Lucretia estaban incrustadas con impresionantes efectos de iluminación
a la Caravaggio. Sería un error dejar que las experiencias traumáticas de su
juventud anularan sus formidables habilidades como pintora.
Judith Leyster
(1609)
Judith Leyster - The Concert, ca.
1633, National Museum of Women in the Arts
El uso descarado de las pinceladas de Leyster,
nacida en Holanda, dio como resultado un estilo mucho más allá de su tiempo.
Sus retratos brillantes y alegres de músicos -generalmente a mitad de canción-
muestran expresiones faciales cargadas de psicología de los asistentes, que a
menudo se emparejan con objetos de naturaleza muerta, lo que enfatiza la
habilidad de esta artista para combinar géneros.
Con tal abundancia de motivos modernos, no es
sorprendente que los futuros pintores se inspiraran en sus métodos, como se
ejemplificó en un caso judicial de 1892 que abordaba cierto problema referente
a lo que supuestamente era una pintura de Frans Hals que se había vendido
al Louvre.
El
tribunal determinó que la pintura, que había recibido elogios de personas como
Claude Monet, de hecho, estaba firmada con las iniciales "JL", una
prueba más del estatus de estrella principal de Judith Leyster. No es, por lo
tanto, nada raro que figure en listas como esta sobre la más reconocidas
pintoras del renacimiento y del barroco.
Mary Beale
(1633)
Mary Beale - Self portrait *oil
on sacking *89 x 73 cm *c. 1675
Mary Beale fue una retratista y escritora inglesa que junto con
Joan Carlile y Susan Penelope Rosse formaron una pequeña banda de mujeres artistas
trabajando en Londres.
Beale se convirtió en el principal sustento de su familia; el
también pintor Charles Beale “El viejo” y sus dos hijos, Bartholomew y Charles.
En realidad, tuvieron tres hijos, pero el primero murió de causas desconocidas
siendo muy pequeño.
Esto lo legró al hacerse de buena fama a pesar de que no contaba
con ningún entrenamiento formal en una academia, no tener ninguna conexión con
gremios de artistas ni patrocinio por parte de la realeza o de la corte.
Sin embargo, su padre también fue un pintor amateur, así que se
aseguró de que Mary aprendiera sobre dibujo y pintura, aparte de otorgarle una
educación humanista.
Por lo demás, Mary Beale fue una autodidacta y, por aquel
entonces, la mejor manera de aprender a pintar era copiando las grandes obras
maestras a las que se pudiera acceder.
Los resultados que cosechó hablaron por sí mismos y en poco
tiempo pasó de pagar con sus obras a cambio de algunos favores y de darlas como
regalos a amigos y conocidos a pintar a gente distinguida, como el clérigo
anglicano Dr. John Tillotson (emparentado con la familia Cromwell), el coronel
realista Giles Strangways, y el Duque y la Duquesa de Newcastle entre otros.
Elisabetta
Sirani (1638)
Elisabetta
Sirani - Portia Wounding Her Thigh, 1664
Se
dice que Elisabetta Sirani estaba alineada con la mentalidad de “una vida
sencilla y pensamiento elevado”, lo cual podría usar para definir su proceso de
trabajo, que era preciso y rápido.
Sirani
mantuvo a su familia desde los 19 años de edad, produciendo más de 200 trabajos
en su muy corta carrera (murió repentinamente a la edad de 27 años. Algunos
estudiosos creen que se debió a exceso de trabajo; otros afirman que fue
envenenada).
Para
mediados de su adolescencia, Sirani ya había superado a sus maestros,
incluyendo a su padre pintor, y con suficiente prontitud empezó a ganarse
comisiones por parte de personalidades tales como el alfa-patrón Gran Duque
Cosimo III de Medici, los Medicis fueron de los más importantes entre los
mecenas del arte renacentista italiano.
Otra
cosa que podemos destacar sobre ella en esta breve recapitulación sobre las
pintoras del renacimiento y del barroco es que, por su habilidad, a su edad
llegó a ser maestra de más de una docena de mujeres pintoras en la fértil
ciudad de Bologna.
Mientras
vivía, dedicó sus lienzos a impactantes escenas bíblicas y alegóricas sobre
mujeres, generalmente impregnadas de hábiles claroscuros. Sus pinturas de María
Magdalena y Dahlia son representaciones de mujeres audaces, pero es “Portia
Hiriendo su Muslo” (Portia Wounding Her Thigh) de 1664, donde destaca con un
gran avance en la representación de la valiente mujer moderna, en una pose
tranquila y virtuosa.
Artemisia Gentileschi - Judith and
Holofernes, ca.
1620
Uffizi Gallery, Florence
Estas pintoras del renacimiento y del barroco son un ejemplo de
que, aún en circunstancias poco propicias y por mucho fuera de nuestras manos
como son en las que a veces nos encontramos debido a los convencionalismos
sociales, es posible romper el molde si nos mantenemos firmes en nuestras
convicciones.
Es cierto que este tipo de limitaciones no es algo con lo que
solo las pintoras del renacimiento se hayan topado, pues los artistas de todo
tipo de periodos, desde los de la antigüedad hasta llegar a los contemporáneos,
se mantienen en un constante proceso de cambio y experimentación durante su
vida, buscando y probando cosas nuevas, con lo cual se han revolucionado no
solo las artes, sino también la cultura y las sociedades.
https://www.ttamayo.com/2021/02/9-pintoras-del-renacimiento-barroco/
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