Studium Generale: Primeras Universidades Hispánicas
Introducción
Para abordar
la constitución de los primeros Estudios Generales en suelo peninsular, es
necesario un acercamiento al origen de las instituciones que pudieran
oficializar y promover sus enseñanzas, expidiendo títulos reconocibles y
reconocidos, formando en varias disciplinas, a modo de centro nacional o
internacional de promoción del conocimiento. Al margen de la controversia al
respecto, la UNESCO reconoce a la mezquita y medersa de Qarawiyyin (Fez,
Marruecos), fundada en el 850 d. C., como el centro de estudios superiores más
antiguo que se conoce, productor de títulos, certificando los conocimientos
adquiridos. Allí, alumnos reunidos en torno al profesor, adquirían
conocimientos teológicos del islam, en un primer momento, para ampliar el campo
de estudio de forma progresiva hacia la Literatura, la Historia, el Derecho o
la Medicina, entre otras disciplinas: “La gran mezquita Qarawiyin de Fez es,
al mismo tiempo, una de las universidades más antiguas del mundo. Fundada en el
año 850, todavía hoy se enseña en ella la ley musulmana. De acuerdo con una
tradición que data de los primeros tiempos del islam, los estudiantes suelen
sentarse en el suelo formando círculo en torno al profesor” (Nashabi, 1977:
33).
De lo que sí
tenemos consenso es de la antigüedad y origen de la primera institución de
enseñanza superior en Europa. Este destino, madre del resto de las
universidades fue el Studium Generale de la ciudad italiana de
Bolonia. A imagen de este centro, tutelado por el Papa y la propia institución
de la Iglesia, nacerían los de Oxford, París, Palencia o Salamanca. Su
fundación, en 1088, está directamente ligada al término “Universidad”, cuando
pasó de enseñar Derecho a ampliar su formación a todas las Humanidades
(Teología, Geografía, Historia, Dialéctica y Retórica, Lenguas, etc.),
conformando el alma mater de todos los estudios generales que
la seguirían (Battle, 2022).
En un contexto
hispánico y en pleno proceso de Reconquista, que conllevó la expansión del
Reino de León y el fortalecimiento de Castilla, pronto nacería la necesidad de
promover una institución de estudios superiores en tierras de los reinos
norteños cristianos, al modo de Bolonia, de las surgidas en tierras inglesas o
en el reino de los francos. El resultado sería la fundación de la sede del
Estudio General de Palencia (1212), asumida posteriormente por Salamanca y a la
que seguiría Alcalá de Henares, dentro de un movimiento académico que se venía
consolidando desde el siglo XI con la aparición de las escuelas catedralicias y
conventuales, la figura del maestro y la necesidad de instruir al aparato
administrativo y curial del reino.
Studium
Generale de Palencia
·
Antecedentes del Studium Generale
La actividad
intelectual en los reinos hispánicos del norte peninsular experimentará una
notable evolución entre los siglos XII y XIII. La cultura en este periodo de la
Edad Media, promovida por el clero desde centros rurales, a modo de monasterios
cistercienses y cluniacenses, pronto se ligará a las catedrales, colegiatas y
conventos urbanos. Observaremos, por contacto cultural, cómo los contenidos
originales, inclinados a la teología y a la materia religiosa, pronto se
abrirán a la recepción de “aportaciones de intelectuales de otras culturas y
religiones, así como a temas más cotidianos y de aplicación directa, como
sucede con la medicina o las matemáticas” (Monsalvo, 2016: 285), incluyendo
enseñanzas de Avicena, Averroes y la tradición grecolatina, impartiéndose
clases por parte de un maestro que instruirá de forma gratuita a clérigos y a
estudiantes pobres, como se recoge en el III Concilio de Letrán. De esta época
se conservan documentos en los archivos catedralicios [1] que confirman la
presencia de maestros con la dignidad de maestrescuela, así como el
envío de estudiantes al extranjero y presencia de intelectuales de diverso
origen, que participan en la vida intelectual (Monsalvo, 2016).
Encontramos la
actividad académica bien definida en cuanto a materias, en obras como
Etimologías, de San Isidoro de Sevilla, que parte de las disciplinas de trívium (gramática,
retórica y dialéctica) y que ampliará su discurso hacia desempeños de la vida
cotidiana: vestimenta, utillaje, labranza. Desde estas áreas de pensamiento,
las temáticas de enseñanza en la Alta Edad Media, evolucionarán hacia el quadrivium,
comprendiendo la Aritmética, la Música, la Geometría y la Astronomía.
Y en este
caldo de cultivo, con la expansión de la frontera hacia el sur y el intercambio
cultural con regiones geográficas como Toledo, tomada en 1085, así como ante la
necesidad de formar a mejores élites gubernamentales y curiales, pero también
para reforzar los centros de conocimiento, surgiría el primer Studium
Generale de la Península Ibérica, ligado a una catedral y en un
contexto geográfico concreto, a una urbe que habría experimentado un notable
desarrollo urbano y humano (Torremocha, 2012), así como económico (sector
textil): la ciudad de Palencia.
·
La Universidad de Palencia
Alfonso VIII
de Castilla y de León (1155-1214), con el apoyo del prelado Tello Téllez de
Meneses, convocaría a Palencia a maestros en teología y artes liberales,
alrededor de 1208, según indica el cronista y obispo Lucas de Tuy (s. d.-1249)
en su Chronicon Mundi (1236). Esta convocatoria tendría como
resultado la fundación de la Universidad de Palencia [2] en 1212, en torno
a la actividad que se venía desarrollando en la escuela catedralicia como
centro de educación superior al que se accedería después de cursar estudios medios
por otras vías, generalmente privadas. Sin embargo, la historiadora
medievalista francesa Adeline Rucquoi (Bruselas, 1949), señala que habría datos
para adelantar la actividad universitaria de Palencia en el tiempo, ya que el
fundador de los dominicos, Domingo de Guzmán, habría cursado estudios de
Teología en la ciudad[3] (beato Jordán de Sajonia, 1236), además de
documentarse la actividad de un maestro italiano: Hugolino de Sesso, que podría
haber dictado tres lecciones jurídicas en la ciudad, en el último decenio del
s. XII (Torremocha, 2012), que se han conservado en un códice del siglo XIV[4].
Por tanto, la fundación del primitivo Studio Generale, de aceptarse
la teoría de su retracción temporal, podría haber sido impulsada por el obispo
Arderico (s.d.-1207) de Palencia, o por su predecesor, el obispo Raimundo,
colaborador, pues, necesario de la Corona para tal fin.
A pesar de la
incertidumbre en el origen, sí que podemos definir que la universidad palentina
sufriría un considerable impulso gracias a la labor de Fernando III El Santo
(1201-1252), que ordenaría la implantación de cuatro nuevas cátedras, ligadas a
estudios teológicos y jurídicos[5], así como la ordenación de la dotación
económica, dependiente del diezmo de la diócesis, que impulsó la actividad
académica hasta la segunda mitad del siglo XIII, donde, en su segunda mitad,
el Studium Generale de Palencia parece desaparecer sin
dejar rastro (Monsalvo y Martín, 2016: 276), siendo probable que los
ingresos de la Corona no fueran los necesarios, o que variaran los diezmos
recibidos por hallarse el Reino en conflicto, o que, simplemente, nuevos
centros de cultura y poder acapararan la actividad cultural y económica, como
Salamanca o Valladolid. Sin embargo, es propio referenciar a los primeros
maestros de ámbito internacional en ejercer actividad en el Estudio General de
Palencia y, por ende, en el Reino, encontrando a Odo de Cheriton, Lanfranco de
Pavía, Fornelino y Pedro Lombargo, entre ellos.
Las diversas
crisis que el Estudio sufre se hacen evidentes en documentos como el concedido
por el papa Honorio III, quien expresa en una bula de 1220, cómo Fernando III y
el obispo de Palencia "se esforzaron en restaurar el Estudio creado en
Palencia por Alfonso VIII", que se vería interrumpido durante años
inciertos. Además, vuelve a mencionarse la actividad del centro académico en la
segunda bula del citado Papa, en 1221, disponiendo que éste se ponga bajo su
protección durante cinco años más. Todo ello denota que la actividad no es
constante y que tiene períodos conflictivos.
Como dato que
define la implicación del monarca en los asuntos de la Universidad, se
referencia en la obra coordinada por José María Monsalvo desde la unidad de
estudios medievales de la Universidad de Salamanca, la importancia de la
intervención real en la fundación, promoción y evolución de los estudios
generales, gracias a lo cual no quedaban exclusivamente ligados al clero, sino
que el propio reino ejercía de moderador de los mismos al amparo de la garantía
real. Este hecho diferenciaría la fundación y evolución de las universidades
hispanas de las del resto de Europa, donde no conocemos la intervención de
reyes o monarcas.
La última
referencia que poseemos sobre la Universidad de Palencia se atribuye a una
epístola del papa Urbano IV y al obispo de Palencia, Fernando, fechada en 1263,
otorgando a maestros y alumnos del Estudio General, el mismo estatus que poseía
el de París: “a todos y cada uno de los doctores y escolares que estudiaran
cualquier materia en esa ciudad, aquellos privilegios, indulgencias, libertades
e inmunidades que gozan maestros y escolares de Paris o en otros lugares donde
hay estudio general”(Fuentes, 2016).
Studium
Generale de Salamanca
A la par que
se venía desarrollando la actividad universitaria en Palencia, germen y madre
de las universidades hispanas, hallamos la fundación de su homónima en
Salamanca, en 1218, por mandato de Alfonso IX de León (1171-1230). La crónica
del obispo Lucas de Tuy (1238) hace referencia a Salamanca en términos de
privilegios sobre las dotaciones económicas o los beneficios del alumnado, que
tendrían prioridad a la hora de alquilar una vivienda en la ciudad, por delante
de cualquier otra actividad o dedicación, librados a su vez del pago del portazgo
[6].
Al margen de
esta primitiva actividad, la Universidad de Salamanca comenzará una etapa de
auge con el apoyo del rey Alfonso X El Sabio (1221-1284) y el papa Alejandro IV
(1199-1261). Muestra de ello es lo dispuesto en la conocida como Carta Magna [7] de
1254, donde se fijan salarios del profesorado o su número, se establece un
librero o bibliotecario, se detallan las materias de estudio (Derecho Civil,
Canónico y Artes), así como expresando el compromiso de asumir los gastos que
devinieran de la actividad académica a través de tercias reales, que serían
confirmadas por Fernando IV (en 1300).
La influencia
de la Universidad de Salamanca estará presente en las Siete Partidas del rey
Sabio, teorizando basándose en el conocimiento de los juristas que en la parte
dispuesta no eran ajenos a la realidad de Salamanca y poseerían esta formación
como referencia, influyendo en las nuevas leyes que comprende el documento.
Por su parte,
el papa Alejandro IV expediría bulas como la de Nápoles (6 de abril de 1255),
donde elevaba los títulos sellados por el Estudio General de Salamanca a
categoría internacional (licencia ubique docendi), mediante los cuales
podrían sus poseedores ejercer y enseñar en cualquier universidad europea al
amparo de la autoridad papal (AUSA, C. 4, 1).
El sacerdote
Pedro Chacón (1527-1581), en 1569, escribe una interesante Historia de la
Universidad de Salamanca, de la que fue alumno y de la que reusó ser profesor
para continuar su formación en griego y servir a Gregorio XIII en Roma
(Carabias, 1990). A pesar de que por la obra se conoce el interés que el centro
académico tuvo en conservar el original en el Archivo, éste ha desaparecido,
pero contamos con las copias. El autor adelanta hasta 1200 la fundación del
Estudio General, apuntando que en ningún caso se ha de considerar éste como el
resultado del traslado de aquel que hay o hubo en Palencia, sino que tuvieron
nacimientos y evoluciones distintos:
"Que cerca, de los años del Señor de mil y
doscientos, como se cuenta en la Historia de España Don Alonso, Rey de Castilla
Octovo, hijo del Rey Don Sancho el Deseado, y nieto de Don Alonso el Séptimo,
que se llamó Emperador de todas las Españas, embió por todas las tierras por
maestros de todas las Artes, hizo escuelas en Palencia, muy buenas e muy ricas,
e daba soldada cumplidamente a los lectores, porque los que quisieran aprender
no lo dejaren por mengua de maestros" (Carabias, 1990:51).
Sigue Chacón
apuntando que el rey Alfonso VII, ordenaría la construcción de escuelas [8] y
que, sin ser tan rico como otros monarcas, fijó ésta en Salamanca, aunque no
dotó de tantas riquezas ni fijó salarios para maestros, como sucedería en 1218,
pero sí habla de las prebendas que se recogen en la Carta Magna de Salamanca, a
razón de las concedidas a estudiantes, a los que llama “lectores”. Del mismo
modo, menciona el refuerzo que sufre Salamanca en el reinado de Fernando III el
Santo, dando como fecha 1243 y dando a entender que, siendo este rey más guerrero
y ocupando mayor tiempo a la guerra que a la cuestión del estudio, mantendría y
reforzaría la labor de su padre en Salamanca, como consta en sus cartas de 1243
y que personalmente Chacón tiene noticias de que los Estudios Generales de
Palencia se han deshecho en 1270:
"Por falta de salarios que el Rey Don Alonso,
que las fundó, solía pagar a los maestros, y que a los que allí solían ir a
estudiar, acudían todos a Salamanca, por hallar en ella más comodidad en su
aparejo y su vivienda que no en Palencia: especialmente habían cesado ya las
contiendas entre castellanos y leoneses por haberse los dos reinos fundados en
uno" (Carabias,
1990: 55).
La crónica del
maestro Chacón continúa narrando la evolución de la propia Universidad de
Salamanca, de la que habrían de beber Valladolid, Alcalá de Henares, Lleida y,
tardíamente, Sevilla, así como la universalidad de las fundadas en los reinos
en suelo americano, hijas de las más antiguas, cuyo valor y actividad llegan
hasta nuestros días ampliando su contenido en materias, desde el trívium y
el quadrivium hacia todas las ciencias del Humanismo,
conectada a los grandes centros europeos de conocimiento y siempre vinculadas a
la Corona, a la Iglesia y a la erudición hasta época moderna (Cordero, 1998).
Es reseñable que todos los monarcas continuaron, en mayor o menor medida, con
el apoyo al centro de conocimiento, como en el caso de Enrique II de
Trastámara, los Reyes Católicos, el emperador Carlos I o el rey Felipe II,
interesado en la progresión del conocimiento y de la teología de manera muy
especial y directa, utilizando Salamanca como modelo ideal de las que se
fundaran en el continente americano (Hernández, 2016) y, aunque no podemos
considerarla una progresión del Estudio General de Palencia, si podríamos intuir
la asunción de la tradición y del propio alumnado, que desplazaría el centro de
conocimiento desde Palencia a Salamanca. Con ello, denotamos un vínculo
profundo entre la fundación de ambos Studia Generalia.
Bibliografía
BATTLE
CARDONA, MERIXELL: "El alma máter de todas las universidades de
Europa". National Geographic, sección viajes, 2022.
CARABIAS
TORRES, ANA MARÍA: Historia de la Universidad de Salamanca, hecha por
el maestro Pedro Chacón. 1990.
CORDERO,
R.: La universidad de Salamanca en la época moderna: (1550-1800).
Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 1998.
HERNÁNDEZ,
J.: La Universidad de Salamanca y la educación en el siglo XVI.
Universidad de Salamanca, 2016.
MONSALVO
ANTÓN, JOSÉ MARÍA (Coord.): Historia de la Edad Media en España.
Publicación Universidad De Salamanca.
NASHABI,
HISHAM: "Una enseñanza al servicio de Dios". El Correo de la
Unesco: una ventana abierta al mundo. Diciembre 1977. Pág. 33. Biblioteca
Digital de la UNESCO.
TORREMOCHA
HERNÁNDEZ, M. (Coord.): El Estudio General de Palencia: Historia de los
ocho siglos de la Universidad Española. Universidad de Valladolid, 2012.
Notas
[1] Se
referencia, por ejemplo, en la Historia Compostelana (Anónimo,
siglo XII).
[2] Entiéndase
esta como Estudio General, a modo del fundado en Bolonia, en 1080, bajo la
autoridad del Papa, pero con las particularidades que se citan a continuación.
[3] La
cronica referente a Santo Domingo de Guzmán indica que, en su juventud, Domingo
fue enviado a aquella ciudad de Palencia a estudiar Teología, debido al auge
cultural que la ciudad vivía.
[4] Conservado
en el Archivo Corona de Aragón, Sant Cugat del, EM. 55
[5] Mención
al testimonio de Rodrigo Jiménez de Rada (c. 1170-1247), quien define el relato
histórico en 1243, en su De rebus hispaniae.
[6] Gravamen
por derechos de tránsito, que satisfacían los que iban de camino, pisaban
terreno del rey o del señor, o entraban en la ciudad.
[7] Ratificación
de esta conservada en el Archivo de la Universidad de Salamanca (AUSA, C. 3,
1).
[8] Referencia a
Estudios Generales (Universidad).
https://revistacariatide.es/numeros/n-mero-3/studium-generale-primeras-universidades-hisp-nicas
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